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28 de Marzo de 2007

Hortense Catherine Schneider, La Snédèr

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos hoy de Ortencia Schneider.
0:00:04 ¿Quién era Ortencia Schneider?
0:00:07 Ahora vas a ver.
0:00:09 Si usted quiere, hablaremos de Offenbach.
0:00:14 Ese es más conocido y Ortencia Schneider era una que cantaba.
0:00:18 Así que vamos a situarnos por ahí.
0:00:26 Si usted quiere, empezamos el día del nacimiento de Ortencia el 30 de abril de 1833.
0:00:33 Era el que cayó un sastre, tuvo una...
0:00:38 Sí, ya voy.
0:00:39 Una infancia feliz en el taller de su padre, donde hacía toda clase de gracias para los visitantes.
0:00:45 Cuando venía alguno, Ortencia se mandaba alguna gracia, la obligaban a cantar para las visitas porque cantaba muy bien.
0:00:52 Era hermosa, cuando creció llegó a tener un rostro casi perfecto, dice el cronista.
0:00:57 Nada más que para poner a salvo su propia exigencia.
0:01:02 Tenía un cabello rubio tirando a rojo.
0:01:05 No se ve como un cabello rubio puede tirar a rojo, pero ahí está.
0:01:09 Y un busto esplendoroso. Tenía también...
0:01:11 Ah, el busto.
0:01:12 Eso entiendo perfectamente qué es el trajo.
0:01:15 Su temperamento era ardiente, osado y todo lo que usted quiera.
0:01:21 Cualquiera ómnibus la dejaba en las proximidades.
0:01:25 Cuando tenía 15 años, su padre la recomendó a un taller de modista con la esperanza que siguiera la tradición.
0:01:32 Pamilia, si él era sastre, quería que ella fuera modista.
0:01:36 Bueno, pero un día se presentó en el negocio un muchacho bastante mayor que Ortencia,
0:01:43 que era cajero en una tienda de armas.
0:01:46 Se llamaba Jan, y parece que entre hilos, agujas y madejas,
0:01:51 el cajero Jan se convirtió en el primer amante de Schneider.
0:01:57 Parece que le hacían muchos regalos a este cajero,
0:02:00 y en un momento faltándole dinero para completar el precio de algún obsequio,
0:02:06 metió la mano en la caja del lugar para el cual trabajaba, lo cacharon y fue en cana.
0:02:12 Nunca más vio a Ortencia que ni siquiera lo fue a visitar plea que estaba en cara.
0:02:17 Por lo menos anda a visitar o que te cuesta.
0:02:21 Y el tipo robó para comprarle un regalo y la mira ni siquiera lo fue a visitar a la cana.
0:02:24 Igual que te vayas a visitar a la cana, no cambia mucho.
0:02:28 Me importa.
0:02:29 Vale, que me espere cuando salga.
0:02:30 Tampoco.
0:02:31 Tampoco le beverage a ojo.
0:02:33 Ella alternaba las clases de modista con clases de música.
0:02:37 Tenía, como he dicho, una voz bastante buena.
0:02:40 En Burdeos no había un teatro importante, pero por unos pocos francos, la juventud de Burdeos,
0:02:48 podía asistir a una sociedad llamada Latin, en donde había todo tipo de espectáculos.
0:02:55 En aquella sociedad Ortencia participó en muchísimas actividades,
0:03:00 bode vil, ópera cómica, melodrama, empezó a bailar un poco, qué sé yo.
0:03:05 Un día la contrataron para ir a la capital con una compañía.
0:03:11 Así que se fue a París en 1855, 22 años, quedó deslumbrada.
0:03:18 A lo pocos días un amigo suyo, que se llamaba Bertellier,
0:03:21 le presentó al músico Jacques Offenbach.
0:03:24 Y vamos a detenernos en Offenbach para ver quién era.
0:03:29 En realidad se llamaba Jacobo Evers.
0:03:33 Llamarse Jacobo de todos modos es lo mismo que llamarse Jacques.
0:03:37 Así que no es, ahí no hay cambio ninguno.
0:03:40 Y lo mismo que llamarse Lago y lo mismo que llamarse Diego, y Santiago, es lo mismo.
0:03:46 Y también, muy bien, ya como dice acá, como Casanova.
0:03:51 Había nacido en Colonia, no en Colonia, el puro conventador Uruguay, sino en Alemania,
0:03:56 y había emigrado a Francia.
0:03:59 Y había hecho muy bien el violonchilo, y había logrado que lo aceptaran en el conservatorio de París,
0:04:04 gracias a la intervención de Querubini, que era el director en aquel entonces.
0:04:09 Offenbach tenía mucha facilidad para crear melodías, era muy divertido tocando,
0:04:15 y mitaba con su instrumento durante los conciertos, el cancareo de las gallinas,
0:04:21 y se divertía tocando las partituras de un modo extraño, tocaba una nota así y otra no, esas cosas.
0:04:28 Formaba parte de la orquesta, de la ópera comique, y ahí empezaron a conocerse sus composiciones,
0:04:35 que eran entonces falsecitos sentimentales.
0:04:39 Era capaz de componer en cualquier momento y circunstancia.
0:04:45 Quiero decir, seguramente componía en...
0:04:49 sentado en un sillón, porque sí, o sea que no ha sido un gran despliegue,
0:04:54 es decir, bueno, voy a componer, y a ver, vamos a ponerlo.
0:04:58 Y así que dicen que era muy frío lento también, pero esto no tiene nada que ver con su facilidad para la composición.
0:05:04 Se lo digo como detalle anexo, ¿no?
0:05:07 Pero andaba siempre envuelto en abrigos de piel, salía la calle con frasadas en la espalda.
0:05:13 Un día se le incendió la casa, Offenbach.
0:05:19 Había hecho una casa muy linda, le llamaba el Abildo Orfeo.
0:05:23 Y intentó salvar el piano.
0:05:28 Difícil.
0:05:30 En un cuadre de guitarra.
0:05:32 No, no, no, no, no, no tiró por la ventana.
0:05:36 Acción que según sus propias palabras lo destruyó de forma patética.
0:05:43 Después tomó una silla, se sentó en el jardín,
0:05:46 y tranquilamente presenció el espectáculo de la Casa de Buraba por las Llamas.
0:05:51 Bueno, volvamos al encuentro de Ortencia Schneider con Jax Offenbach.
0:05:56 Parece que el compositor, en ocasión de una audición,
0:06:01 quiso en idea le tiró una partitura, sino más con desgano,
0:06:05 y la muchacha medio temblorosa empezó a cantar,
0:06:09 y Offenbach quedó fascinado y la contrató en ese momento.
0:06:14 Exactamente a las 12 y media.
0:06:21 Ortencia Schneider y Jax Offenbach formaron un binomio muy achicoso del teatro de París.
0:06:28 Pronto empezaron a conocerse las aventuras amorosas de esa chica,
0:06:31 no con Ortenbach, con otros niactos.
0:06:35 Pero su amante más famoso fue el duque Gramond,
0:06:40 que era el dan di más encantador de París.
0:06:44 Era el arquitectipo de la época, el duque Gramond.
0:06:47 Rey de los restaurantes, iba a la mesón d'oree o al tortón,
0:06:51 pero a la mesón d'oree y al tortón y de Francia, no, no, no, era de acá.
0:06:56 Era socio vitalicio del Joaquín Club, pero no de acá, sino el de París.
0:07:07 A los 25 años, ya de tanto andar por fiestas y francachelas,
0:07:12 este duque estaba desgastado de tantos placeres.
0:07:17 Era famoso por sus duelos, se batía duelo, a cada rato se enojaban.
0:07:22 Era teo o quizá agnóstico, pero un día se batió con uno que había injuriado la virgen
0:07:27 y después dijo que no lo hizo por creyente, sino porque no podía soportar o ir a hablar mal de una mujer.
0:07:33 Ese era el Conde Gramond.
0:07:35 Y Ortencia estaba muy enamorada del duque Gramond, que era el duque no Conde.
0:07:41 Y así le dije Conde, bajándole un punto.
0:07:44 Y tuvo con él un hijo, un hijo que resultó ser un desastre, imagínense.
0:07:49 Este hijo profesaba todos los vicios y se había hecho chorro.
0:07:54 Por ahí el duque de Gramond se enfermó, le agarró una fulería, se le declaró una tuberculosis
0:08:00 y viajó a Egipto para mejorar su condición en aquel clima.
0:08:04 No pudo y volvió a París y ahí murió a los 30 años de edad y le dejó todo a Ortencia Schneider.
0:08:12 Ella se olvidó de todos sus contratos, decidió dejar su carrera, para que iba a seguir con tantadita.
0:08:20 Y Offenbach se desesperó.
0:08:25 ¿Cómo va a dejar de cantar?
0:08:27 Hay que decir que Offenbach nunca quiso sumarse a la lista de los amantes de Ortencia Schneider.
0:08:33 Para él, mejor dicho, ella hacía demasiado ruido y resultaba demasiado espectacular.
0:08:38 Son sus palabras.
0:08:40 Pero yo creo que Pamiera porque ella no le daba bolís.
0:08:46 El tipo quería pero ella no.
0:08:48 Él la trataba afectuosamente con cierta autoridad paterna y nada más.
0:08:53 Un día retirado a Ortencia, otra vez en Burdeos, recibió un telegrama de Offenbach.
0:08:59 Y ahí le invitaban a participar en una de sus obras y le aceptó.
0:09:03 Y así se creó la bella Elena que después dio la vuelta al mundo.
0:09:07 Y como usted sabe, las óperas cómicas de Offenbach, interpretar por Ortencia fueron muy exitosas.
0:09:15 Y una de las más famosas fue la duquesa de Gerolstein.
0:09:20 La grande duquesa de Gerolstein coincidió esa obra con la convención mundial de 1867 en París
0:09:28 que reunió todas las personas importantes del mundo.
0:09:31 Cuando usted era importante, tenía que ir a la exposición internacional de París de 1867.
0:09:37 Allí fue el que dibe de Egipto y se llamaba Ismail Bay.
0:09:43 Entonces, emperadores de Rusia y Alejandro II, era uno solo.
0:09:47 Ah, no, y de Rumania y así.
0:09:51 En la obra de Offenbach aparecía el miedo a la guerra que se aproximaba.
0:09:57 Me refiero a la guerra francocrusiana en 1870.
0:10:01 En Sar, Alejandro II de Roma, si había hecho reservar un palco para ver la grande duquesa de Gerolstein,
0:10:09 se cuenta que durante sus días en París por ahí desapareció repentinamente.
0:10:17 Donde está el Sar, algunos pensaron que lo habían raptado unos patriotas polacos
0:10:23 que siempre andan por ahí raptando sales de Rusia.
0:10:27 Y pronto se averiguó que estaba con la mina.
0:10:30 Se había hecho llevar al hotelito que tenía Ortencia en la Rue Saint Denis
0:10:35 y allí pasaba las noches en lugar de hacerlo en el palacio que le habían asignado.
0:10:41 También la visitaron a Ortencia el gran duque Constantino, el rey Luis I de Portugal,
0:10:46 el príncipe de Gales, el conde de Flandes, en fe.
0:10:50 Y la vinita los tiranizaba todos con sus caprichos.
0:10:54 Las crónicas dicen que pasaron por su hotelito atención
0:10:59 y compartieron su pomposo catre, tres emperadores, siete reyes, un virrey, nueve grandes duques,
0:11:07 dos archiduques, 22 príncipes y una cantidad indeterminada de personas particulares.
0:11:13 De todos estos macanudos, el único que estableció con ella una relación más o menos durada era el que vive de Egictus, Ismaí el Vey.
0:11:23 Vey era medio verdoso, rechoncho y viva aracho.
0:11:30 Vinda tipo de hombre.
0:11:31 Se consideraba un enamorado de París y de voto.
0:11:35 Y de voto.
0:11:42 Ah, no, Leymal. Un enamorado de París y de voto de Ortencia.
0:11:48 Era caprichoso como venta y vive de Egictus.
0:11:52 Y despilfarraba dinero por todos los costados.
0:11:57 Un día mientras descansaba, en un barriario de Bixi, daba aburrido y mandó un telegrama a París.
0:12:05 Decía, envíenme el hang, a Schneider.
0:12:07 Y los funcionarios de París, que se llaman, tipo.
0:12:13 A quienes ellos mandó, a quienes el que vive mandó la carta,
0:12:18 pensaron que se trataba del funcionario industrial Schneider.
0:12:23 Que era director y fabricante de la industria pesada de la guerra.
0:12:27 Y se lo mandaron a buscar.
0:12:31 Juan Río Schneider, lo mandaron al balneario.
0:12:34 Pues, imagínense el tipo fabricante de armas con una balija.
0:12:38 Y Segoy se encontró con el que vive.
0:12:40 Esperando con una toalla en la cintura y un ramo de flores.
0:12:44 Y le dice, soy el Schneider, dice el tipo.
0:12:47 Parece que la reunión no prosperó.
0:12:49 Le habría comprado una escopeta para no hacerse...
0:12:53 Para disimular.
0:12:57 A Ortencia la dejaban entrar en todas partes.
0:13:01 Ellos decía, paso a la gran duquesa de Geroldstein y Cemetery.
0:13:08 La dejaban, qué sé yo.
0:13:10 Incluso Napoleón III la visitaba de vez en cuando.
0:13:13 Lo cual no sorprende porque en Napoleón III se anotaban todas.
0:13:16 Bueno, llegó la guerra de 1870.
0:13:19 Guerra que arrasa con el II Imperio.
0:13:21 Y no sólo el II Imperio se había afectado, sino que se arruina la ópera de Offenbach.
0:13:25 Y se arruina la carrera de Ortencia Schneider.
0:13:29 Los tiempos cambiaron, ella se retiró de la vida pública.
0:13:33 Cosa curiosa, se casó con uno que decía que era conde y no era.
0:13:37 Con un falso conde.
0:13:39 Un italiano, un sigoló de ojos almendrados.
0:13:42 Y ella, por ahí se dio cuenta de que el Tano se había casado sólo por su dinero.
0:13:48 Se casó con un goruta que le dio de conde.
0:13:50 Y al final, cuando se dio cuenta de eso, se lo abandonó.
0:13:56 Usted conoce ya que la última obra de Offenbach fue tal vez la mejor.
0:14:01 Y una ópera seria, que no nos cuento de Hofmann.
0:14:05 Y atacado por la gota murió Offenbach en 1880.
0:14:13 Dicen que Ortencia llegó corriendo para preguntar por la salud del maestro.
0:14:17 Y encontró al portero llorando.
0:14:20 Y el portero le dijo,
0:14:21 «Messier Offenbach ha fallecido sin sufrir, casi sin darse cuenta».
0:14:27 Y ella le contestó, «¿Qué sorpresa tendrá cuando se enteren?».
0:14:32 Claro, había muerto sin darse cuenta.
0:14:37 Y se fue, no se presentó nunca más.
0:14:41 El hijo que Ortencia había tenido con el duque de Gramón murió joven.
0:14:47 Y ella sola se fue vivir en el departamento de la madre.
0:14:52 Y allí se dedicó a obras benéficas a favor de los artistas.
0:14:57 Murió el 19 de mayo de 1920, ya cerca de nuestro tiempo, a los 86 años de edad.
0:15:04 Y esta es la historia referida brevemente de Ortencia Schneider,
0:15:09 esta cantante, esta falsa condesa y falsa princesa,
0:15:12 enamorado de duques, archiduques, marqueses, condes y personas de toda India.
0:15:17 ¿Y a quién podemos dedicar esta charla?
0:15:21 Bueno, pensaba ya que este hombre Offenbach murió casi sin darse cuenta,
0:15:27 dedicárselo a Lejo Albornoz, que murió como si no le importara, que no es lo mismo.
0:15:33 Y me gusta más Asbedenburg, que compartía esta idea de que uno se moría y no se daba cuenta.
0:15:40 Esa es la idea del cielo.
0:15:43 Esta mujer realmente Ortencia había a ser muy hermosa, Alejandro,
0:15:46 porque pensaban en el duque que le deja todo, en el otro que se va a la cárcel por robar para darle algo.
0:15:51 Pero como buena mujer tan bella de las historias, como nuestra querida Laura de la obra que hicimos juntos,
0:15:59 era caprichosa. Sé que tener un poco de cuidado con las bellas caprichosas.
0:16:04 Déjenme dedicar esto. Entonces al amigo Kero Vini, que me gusta mucho algunas obras que he escuchado.
0:16:10 Esa es la primera del director de conservatoria en París.
0:16:14 Sí, tiene un trabajo más.
0:16:15 Y al querido Egipto, imagínense que estaba esperando la mina y le cayó el fabricante de armas.
0:16:19 ¿O usted le pasó alguna vez?
0:16:21 Ya pasamos cosas raras, pero...
0:16:26 Y quizá, seguramente sí.
0:16:29 Está pensando en Offenbach y en los cuentos de Hoffman, que es una obra extraordinaria.
0:16:35 Y ahí hay también, en los cuentos de Hoffman, donde hay tres personajes que al finán son uno,
0:16:45 y que en general lo cantan esos personajes, y dentro los cantan el mismo cantante.
0:16:52 Después al finán se cubre que es uno.
0:16:56 Y ahí está el poeta Hoffman, que al final pierde su amor.
0:17:02 Y se queda, esto es lo que le quería decirle, se queda con la única mujer que no la había decepcionado.
0:17:12 ¿Y qué es la musa? ¿Qué es la musa? ¿Qué es la poesía? O sea, se queda solo.
0:17:18 O sea, se queda solo.
0:17:20 O sea, pues la musa no es nadie.
0:17:23 La musa, o en este caso, no era nadie, era una entidad trata.
0:17:29 Pero así termina los cuentos de Hoffman. Es una obra muy linda.
0:17:35 ¿Con qué ilustrar esta cosa?
0:17:38 El relato de la Schneider y de Offenbach.
0:17:46 Podemos instalarlos en los mejores tiempos, cuando andaban de bailón con bailón.
0:17:53 Y ahí el teatrito de ópera Bufa, que tenía, así les llamaban, ¿no?
0:18:01 A las óperas de Offenbach.
0:18:04 Y era una vida bohemia.
0:18:09 Y loca bohemia es un lindo tango para ilustrar esa forma de vivir.
0:18:14 Y lo escucharemos en la versión de Sebastián Junta, un pianista de singular talento.
0:18:22 Loca bohemia es así. Adelante, Sebastián.
0:18:52 La música es muy linda.
0:18:57 Y es muy linda.
0:19:01 Y es muy linda.
0:19:05 Y es muy linda.

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