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31 de Marzo de 2006

Napoleón y una amante

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de Napoleón y de Madame de Chatel d'E, una de sus amantes.
0:00:05 Así que, huidímonos en el año 1805 en Francia.
0:00:10 Ya se había casado, hacía 10 años, con José Figue,
0:00:15 pero en aquel entonces Napoleón tenía algunas preocupaciones.
0:00:19 Quería apropiarse de la corona de Italia,
0:00:22 quería poner los pies en la costa inglesa
0:00:26 y quería acariciar el voluptuoso cuerpo de Estejanía de Buarne,
0:00:32 que era sobrina de su mujer.
0:00:34 Eran tres problemas muy difíciles, ciertamente, por ciento razón.
0:00:42 Un día estaba Napoleón tratando de resolver el problema que más lo preocupaba de aquello tres.
0:00:48 Poner los pies sobre el voluptuoso cuerpo de Estejanía de Buarne.
0:00:54 Y la estaba corriendo por un pasillo.
0:00:57 Vivían en el mismo palacio, el palacio de las cuinerías,
0:01:01 que tenía muchos apartamentos donde...
0:01:05 vivía la corte, que era por familiares, muñecros, marcanudos, corpizados.
0:01:14 Las cuinerías no existen más, estaban ahí, en la calle Vivoli,
0:01:20 y ahora hay un parque ahí, no es incendiar.
0:01:23 Bueno, un día la estaba corriendo por el pasillo, Napoleón a su sobrinita,
0:01:28 y apareció justo José Fina, la tía José Fina.
0:01:33 Y José Fina dijo, mirá, pero en sociedad que todo el imperio tiene los ojos puestos en tu persona.
0:01:43 A Napoleón no le gustaba que se enfiquiera su conducta, entonces se enojó.
0:01:48 Se enojó como si en algunos cuando se os sorprendió, en alguna actitud unilante.
0:01:54 Se enojó, rompió un vaso de carruna cortina, y se fue a su oficina volteando las cuartas.
0:02:01 Sin embargo, la observación de José Fina lo hizo reflexionar,
0:02:04 y durante algún tiempo se abstuvo de correr muchachas por los pasillos de la tuya vida.
0:02:10 Pero como el hombre tenía necesidad de mantener ocupada su dignidad,
0:02:15 entonces visitaba algunas damas que le convocaba su ayudante Constance, en Magoroma.
0:02:22 Y la visitaba en una casita, no lejos de la cilería, por ahí por el barrio.
0:02:28 A medianoche cuando todo paría de dormir se ponía un bombín, una levista, y salía en secreto de las cilerías.
0:02:35 Siempre dejaba alguna vez la incendida en la ventana de su despacho, para que pensaran que estaba allí laburando.
0:02:42 Pero una noche de febrero, había mucha nieve, y Napoleón Pátilos llegó un porrazo justo frente al puesto de guardia.
0:02:51 Y todo el mundo se enteró de que Napoleón salía en secreto, se armenescándalo,
0:02:56 y desde entonces decidió no salir él, sino hacer que las damas se presentaran en el Palacio de la Cilería.
0:03:04 Así que lo mandaba Constance, en Magoroma, a que los reunieran un salón.
0:03:11 Incluso las hacía poner en vila, y se pasaba con mirada burlona ante ellas, silbando y pasando revista.
0:03:20 Ante cada burla se detenía y hacía comentarios, muchas veces acompañado por estos lugares.
0:03:27 Pero las muchachas aceptaban gustosas estas apreciaciones, y en realidad esperaban ser elegidas por el emperador,
0:03:33 porque eso naturalmente les traería beneficios de toda índole.
0:03:38 Pudían apolir un elegío a una de esas muchachas que le recontaba Constance.
0:03:43 Se llamaba Marie de Chatelé, en miladísimas de años.
0:03:49 Hay aquí algunas crónicas sobre la belleza de Marie, Leo.
0:03:53 Era muy bella, poseía un atractivo irresistible en la mirada, grandes ojos azul oscuros.
0:04:01 Estos ojos tomaban las impresiones que deseaban darle, excepto la de franquesa,
0:04:08 a causa de que los hábitos de su carácter la impulsaban al dicimundo.
0:04:13 Esto me gusta, los hábitos de su carácter la impulsaban al dicimundo.
0:04:18 Sigue la descripción. Tenía alientes preciosos, lo que era raro,
0:04:23 y nariz, ahí le niña lo que era irrelevante.
0:04:28 Los cronistas de esa época son absolutamente ineficaces a la hora de describir una mujer.
0:04:36 Para todo caso, el encuentro del emperador con su nueva compañera, Marie de Chatelé,
0:04:42 fue muy grato y empezaron a encontrarse bastante seguida.
0:04:46 El apolíon no sabía cuáles eran las intenciones de Marie,
0:04:51 pero José Pino empezó a sospechar que el apolíon tenía una querida, más o menos oficial,
0:04:57 y dispuso algunos espías para sorprendernos.
0:05:03 El emperador ha instalado Marie en uno de los tantos apartamentos de las ciudadanías.
0:05:09 Cuando supo que José Pino lo estaba vigilando, le dijo a Marie que no se paseara por el palacio en horas insólitas,
0:05:18 y en vez de hacerse Marie lo visitar en sus aposentos iba el mismo a encontrarla allí donde ella dormía.
0:05:26 Y la descalza de las calles de la noche a veces en camisón.
0:05:31 Un día amaneció y el apolíon no había regresado a sus aposentos.
0:05:37 Entonces, teniendo una escándalo constante en el mayor dono, el que le traía las nenas,
0:05:42 fue corriendo a avisar a la pareja la hora que era.
0:05:45 A los dos minutos del aviso salió el apolíon al galope
0:05:49 y regresó a su habitación, divamente agitado, con el calzón de noche en la mano.
0:05:56 A pesar de todas estas precauciones, José Pino continuaba sospecialando.
0:06:00 Una noche un bailongo en el palacio y el apolíon se mostró muy contigo en José Pino para tranquilizarla.
0:06:12 Lo amaba los platos, los manos de los irientes, el viejo José Pino.
0:06:17 Después de tres o cuatro sonrisas creyendo que ya estaba bien con José Pino,
0:06:20 se fue hasta la mesa de Madrid de Châtelet que estaba justamente junto a Madame Gino,
0:06:27 de quien alguna vez hablamos, es la mujer de la general Gino.
0:06:34 Bueno, estaba nadie.
0:06:36 Se acercó a un apolíon y le ofreció algunas aceitunas al alamina.
0:06:41 Y entre aceituna y aceituna le comunicó su deseo de verla para demostrarles su estimación.
0:06:48 Al día siguiente José Pino invitó a senar a Madame Gino y le pidió que le dijera todo lo que había oído
0:06:57 entre Napoleón y la favorita.
0:06:59 Y justo en ese momento entró Napoleón.
0:07:02 Madame Gino, al ver que entraba el empleador, salió rajando.
0:07:07 José Pino tiró la cervella al suelo y en medio del llanto se declaró la mujer más desgraciada de la pierna.
0:07:15 Napoleón dijo entonces algo sorprendente.
0:07:18 Dijo, debéis someteros a todas mis fantasías y encontrar simple y normal que me considera estas disperciones.
0:07:28 Tengo el derecho a responder a todas nuestras quejas, pero son diferentes a los demás.
0:07:36 No acepto las condiciones de nadie.
0:07:38 Después tiró algo en los platos al suelo, como si así entre rompió un botellón,
0:07:44 desgarró el mantel y se fue el compasso que un ámptigo.
0:07:47 Sin embargo José Pino todavía no estaba segura del asunto que tenía su marido con Marí de Châté.
0:07:55 Y se puso a pensar en la forma sorprendera Napoleón con las manos en la masa.
0:08:03 Con las manos en la costa inglesa, en la corona de Italia.
0:08:09 La verdad es que Napoleón estaba tan completamente entregado al amor de Marí que no se ocupaba de nada.
0:08:17 Se le formaban enormes pilas de mensajes de los generales que queríamos saber cuando marchara hacia Italia.
0:08:23 El empleador di leí de los informes y cuando tenía que dar alguna orden le pedía a la propia María que les redactara esa sola.
0:08:31 María en realidad escondía los mensajes que recibía Napoleón y les contestaba a los generales con pedidos de paciencia,
0:08:39 supuestamente provenientes del emperador.
0:08:41 Un día la corte se trasladó a Suncloth.
0:08:45 La corte estaba en París, pero a veces cambiaban del lugar como sucedía en forma todavía más frecuente durante los tiempos de la modalidad.
0:08:55 Bueno, fueron a Suncloth y las habitaciones del emperador en aquel lugar las había decorado el mismo, con muchos mero.
0:09:03 Y le encantaba pasar las noches a día.
0:09:05 Una noche Napoleón invitó a Marán Dichatele a jugar una partida de Nights.
0:09:11 Dicen que José Fina salió de sus aposentos para ir a los de Napoleón y al rato apareció Pali del Tendorosa en medio de uno de los salones y ella misma relatora sucedido.
0:09:24 Sito a José Fina Borne.
0:09:27 Escuche sus voces y gane entonces a la puerta.
0:09:31 Comprenden ahí el susto que les causé.
0:09:34 Pasaron mucho la brisa y cuando me hicieron su aspecto era de total desorden.
0:09:39 Parece que, bueno, salmó el libro, salió otra bronca, ¿no?
0:09:44 Yo yo era voz del emperador, bociferando como un trueno, la emperatez lanzando gritos, ruidos de golpe, cristales rotos, etc.
0:09:52 Al rato Marín Dichatele pidió sus caballos y salió para París.
0:09:57 Después de ese cándalo la vida en el Palacio fue infernal.
0:10:02 Se formaron dos bandos, los que apoyaban a la emperatriz y los que estaban del lado de Napoleón.
0:10:07 Toda la cor que vivió una atmósfera de intriga, de chismes.
0:10:12 Mientras tanto, el emperador olvidaba sus planes de ataque a Inglaterra, retrasaba incluso el ingreso de la tropa francesa hasta territorio español,
0:10:19 y se retrasobaba hasta 1808, si es tan importante.
0:10:22 Bueno, nunca se había visto a Napoleón tan entusiasmado en una gama.
0:10:27 Hacía toda clase de extravagancia, se portaba como un colegial.
0:10:32 Una noche estaban paseando juntos y hosieron los pasos de un caminante.
0:10:36 Asustado por la idea de ser encontrado con su amante, cosa que por esta parte ya le había ocurrido muchas veces.
0:10:42 Napoleón saltó un muro, lo escaló y se tiró del otro lado, cazó en un jardín desde tal altura,
0:10:48 y tuvieron que llamar a los médicos del acorde para reanimarlos, casi se rompe los cuartos.
0:10:55 Pero al cierto Napoleón empezó a fascinarse con Madame de Chatelé.
0:11:01 Se dio cuenta o creyó de hace cuenta que lo higritaba terriblemente que ella le sugiría a actos.
0:11:11 Entonces, se quejando, se decía Napoleón, muy verdaderamente es el poder.
0:11:16 He tenido demasiadas dificultades para conquistarlo, como para dejarme lo quitar e incluso soportar que lo intenten.
0:11:22 Sin embargo, Marie no pedía nada para así.
0:11:26 O era desinterizada o era hábil hasta el machiavellísimo.
0:11:30 A veces risasaba los regalos de su amante.
0:11:33 Un día Napoleón le mandó un retrato enmarcado con diamantes,
0:11:37 y ella se guardó el retrato y devolvió el marco, casi ofendida.
0:11:41 Estos signos de desinterés sorprendían al emperador,
0:11:45 que no sabía si en un barco si creerlos auténticos.
0:11:48 Al principio aceptó nombrar la dama de palacio, después escuchó algunas de sus sugerencias.
0:11:55 Por ejemplo, gracias a ella, el mariscal Miguel, que había sido su protector,
0:12:00 fue promovido a la dignidad del príncipe.
0:12:03 Bueno, después Miguel fue el rey de un áfole,
0:12:07 el segundo Napoleón de Waterloo.
0:12:11 Pero un día Napoleón comprendió que la chiquita sería otra cosa.
0:12:16 No querían ni regalos ni diamantes, quería ser rey.
0:12:20 Quería reinar junto a él.
0:12:22 Y entonces decidió concluir la relación.
0:12:26 Buscó a José Fila, le confesó que había estado muy enamorado, pero que se le había pasado.
0:12:30 Le confió que Marán Villatelle había hecho una montaña de revelaciones bastante malignas,
0:12:37 que faltaban a todas las leyes de la más simple delicavesa.
0:12:40 Parece que batía por ahí todos los pormenores de sus noches galantes con el emperador.
0:12:46 Como por otra parte, así han todas las mujeres.
0:12:49 Y cosa curiosa, que Napoleón le encargó a José Fila que se librase de aquella mujer.
0:12:54 Entonces, la emperatriz la mandó a llamar y le dijo con delicadera,
0:12:59 el emperador es medio y recibirá mal toda clase de transnura que vos os creáis alforizada dirigible.
0:13:06 Así que tomá tela.
0:13:08 Maví no reaccionó, conservó una situ fría y circunfecta, guardó sus cosas y se fue esta vez para siempre.
0:13:16 Era el año 1640.
0:13:19 Algunos dicen que el 26 de junio de 1515 cuando el emperador fue vencido en Báterlo
0:13:24 y se alejaba de la patria para siempre, Maví Villatelle fue una de las pocas muxachas que se acercaron al de Cronado
0:13:33 para demostrarles su amor y su caída.
0:13:37 Así suele más claro.
0:13:39 Ella nunca se casó, murió sola en París a los 87 años.
0:13:45 Esta era Maví Villatelle, una de las tantas amantes de Napoleón.
0:13:52 Y me parece bien, ya que no estaba lo hombre de dedicar esta charlita a esta muchacha
0:13:57 que parecía no tener ambiciones, pero que en verdad las tenía muy grandes.
0:14:03 Suele suceder, ¿no?
0:14:07 Muchos de nosotros que más que no tengamos ambiciones, sino que las tenemos más grandes que los que nos ofrecen.
0:14:16 Recordábamos alguna vez una respuesta de José Ortega, sea Miguel de Unamuno.
0:14:24 Le habían ofrecido, yo no lo recuerdo, algún día lo buscaré con las palabras de Ortega pero no la hemos visto.
0:14:30 Le habían ofrecido al joven Ortega, así que tenía 21 años entonces.
0:14:35 No sé qué llegada o qué posibilidad que Ortega había de jazar.
0:14:40 Y Unamuno le reprochó ese rechazo y le preguntó si es que no tenían ambiciones.
0:14:47 Y Ortega le contestó, no que no tengan ambiciones, señor, pero resulta que las tengo muy grandes.
0:14:54 Así que hay unas ambiciones que estaban por encima de él, que había recibido como un problema.
0:15:01 Tenía 20 años, o sea, en el que era entonces Ortega.
0:15:05 Muchas veces estos rechazos son tomados como falta de ambición y error, no es que uno no la tenga.
0:15:11 Tiene ambiciones como marido, que no era de recibir un retrato sino de ser reenjado.
0:15:19 Bueno, ahí lo dedicamos también a la polión por correrlas, las chicas, por el parásel de la estudiaría.
0:15:26 Entre paréntesis no se sabe, nunca se supo si al final alcanzó a este fanía de Boarnet, la sobrinista.
0:15:36 Hay distintas opiniones. Algunos dicen que sí que fueron amantes, algunas de ellos que no.
0:15:42 Pero no sé si es la. No es de que hay más.
0:15:49 Bueno, con qué vamos a ilustrar esta charla de hoy, vamos a escuchar a Juan Jodomingues,
0:15:55 una canción muy famosa de Perpolli Francesca, que es Parmouard Amour, en la versión de Juan Jodomingues.
0:16:03 Parmouard Amour es una canción de Juan Renoir que cantaba, como se llama esta chica, que era novia de Gardel.
0:16:17 Guayé era la pechiga, no, no se llama. Es una cantante que era novia de Gardel en París.
0:16:23 Alguien también la cantaba y la canción está en cuanta película sobre Francia de los años 20 y 30 que fuera la.
0:16:32 Cualquier película que esté en París en los años 20 y 30 está amulada con Parmouard Amour.
0:16:39 Y también la toca el Sam de Casa Blanca, toca Parmouard Amour.
0:16:48 Cuanto de Ingrid Vermal y Zeta Cuerdra ya van en París y el Cipri toca.
0:16:53 Esta mejora yo a tocar ahora con Zeta Cuerdra nuestro inigualable Juan Jodomingues.
0:17:23 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:17:32 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:17:39 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:17:45 En París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:17:51 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:18:09 En París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:18:15 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:18:45 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:19:15 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París.
0:20:15 En París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en París, en

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