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3 de Abril de 2007

El Turco ajedrecista: falso autómata del siglo XVIII

Transcripción automática

0:00:00 El Turco Agedrecista es un artículo que hemos indagado algunas veces aquí y accediendo a gentiles pedidos.
0:00:11 Vamos a recordar esta historia.
0:00:14 El Turco Agedrecista era una automata que jugaba al ajedrez y lo llamaban el Turco.
0:00:22 Cerca de la ciudad de Salburgo, donde vivió Mozart, está el Palacio de Hochburg y allí en una de sus dependencias,
0:00:33 hay una aldea en miniatura, una aldea de juguetes, una aldea mecánica, al estilo del siglo XVIII,
0:00:39 con todos los personajes típicos, el molinero, el lechero, los pastores, los torneros, niños,
0:00:47 vendedores de billetes de la lotería.
0:00:50 Al mover una palanca, toda la ciudad se pone en movimiento y cada uno de los personajes traza un recorrido,
0:00:57 suena las campanas, se mueven los molinos, etc.
0:01:00 Hasta el día en miniatura fue construida por el varón Wolfgang von Kepelen,
0:01:06 que era consejero de la Corte Imperial en tiempo de María Tedesa.
0:01:12 Este hombre, el von Kepelen, había nacido en 1734, era ingeniero, pero también era escritor, inventor e historiador.
0:01:22 Fue también un destacado dramaturgo y, según dice el informe y sospecho, tuvo obras que tuvieron grandes éxitos.
0:01:32 Eso es solo, que será un gran éxito, no sé, pero ahí estaba.
0:01:37 Como ingeniero realizó obras enormes, por ejemplo, un puente sobre el Danubio.
0:01:42 Unos trabajos de ingeniería, ya mencionado Palacio de Jofur, inventó también una imprenta para ciegos,
0:01:50 pero que en realidad era una máquina parlante, pero de todas sus obras la más renombrada fue el jugador de ajedrez mecánico.
0:01:58 Era un muñeco grande, un turco.
0:02:02 ¿Cómo un muñeco puede ser turco? Se preguntará inmediatamente uno.
0:02:07 Bueno, creo que aquí hay que apelar a los lugares comunes que la gente tiene instalados en la mente,
0:02:13 conforme a los cuales un señor con un turbante es un turco y un tipo con los ojos rasgados es un chino.
0:02:20 En este sentido, y solo en este sentido, el muñeco era un turco.
0:02:27 ¿Por qué no era un hindú? Siendo que tenía un turbante, porque el turbante era más bien turco.
0:02:34 Sí. Yo que los turcos lo llevan como reclinados.
0:02:39 Y además, más colchado el de los hindúes, ¿vío?
0:02:43 El de los turcos más derechito, ¿no?
0:02:45 No, no, al contrario, el de los turcos es más bajito acá más...
0:02:48 ¿Ah, ¿sí?
0:02:49 Sí, sí, como...
0:02:50 Y el tipo venía con una boquilla y se supone que un turco se un tipo está fumando todo el tiempo.
0:02:56 Cigarrillos Abdullah.
0:02:58 Un medio chatito.
0:02:59 Los cigarrillos Abdullah, medios oblongos.
0:03:03 Y que son los que fumaba Gloria Sonsang en Sonset Boulevard.
0:03:12 Por todo lo dicho, el muñeco era un turco, señor.
0:03:16 El turco, ya le quedó así, estaba colocado tras una caja de madera que mostraba tres puertas frontales.
0:03:24 Digo, yo haciendo gestos como el tipo ese del Gistari Shannon.
0:03:29 Que en mi caso son todavía más patéticos, porque esta es la radio.
0:03:37 El caso es que el turco aparecía sentado detrás de la caja con un tablero de ajedrez en frente.
0:03:42 Tenía un turbante, como se ha dicho, y un manto de piel, y sostenía en la mano una larga boquilla.
0:03:49 Debajo del antebrazo izquierdo tenía un almohadón.
0:03:53 Las puertas de la caja se abrían y dejaban ver al espectador curioso una serie de complicados engrandajes.
0:04:01 El que quería jugar con el turco se sentaba delante del tablero y realizaba su jugada.
0:04:07 De forma parsimoniosa, el automata estiraba su brazo izquierdo, tomaba una pieza y realizaba el movimiento correspondiente.
0:04:18 Incluso cuando amenazaba al rey contrario, pronunciaba la palabra hacke y movía la cabella para delante, como saludando.
0:04:28 Si el adversario realizaba alguna jugada anti-reglamentaria, el turco golpeaba su brazo izquierdo sobre la mesa en señal de protesta, como diciendo guarda.
0:04:42 Bueno, el turco fue exhibido por primera vez en Vien a 1769 y causó sensación.
0:04:50 Hasta la propia emperatriz se interesó por este aparato y logró que en 1770 el científico von Kemperin realizara una exhibición en el Palacio Real.
0:05:03 Aquí hay que hacer una rápida confesión y revelar un detalle decisivo.
0:05:11 Había un tipo escondido adentro.
0:05:14 Había un tipo escondido adentro del turco.
0:05:20 Por medio de un ingenioso procedimiento, el tipo se escondía de modo tal que cuando alguien abría la puerta, para que el público vea los engranajes,
0:05:35 las puertas no se podían abrir todas al mismo tiempo, sino que habría una, entonces el tipo se escondía para otro lado y así.
0:05:43 Pero la verdad es que el aparato de von Kemperin era un fraude a medias.
0:05:47 El automata era de cualquier modo un milagro técnico.
0:05:50 El tipo que se escondía en la caja disponía de los engranajes para que el brazo del turco tomara la pieza correcta y la moviera a la perfección.
0:06:00 Y eso ya implicaba un gran mérito.
0:06:03 Pero lo cierto es que no había una computadora que jugara la GDres.
0:06:07 Solamente la parte automática era un brazo que tomaba piezas y las depositaba en un lugar determinado, pero determinado por el tipo que estaba adentro.
0:06:16 En el año 1770, y estoy pensando en...
0:06:21 En toda...
0:06:24 Qué lindo tema es este.
0:06:26 En toda una conexión de personas escondidas adentro de cosas.
0:06:31 Estaba pensando en aquellos sacerdotes...
0:06:36 No sé qué Dios egipcio que se escondían en la uquedad de un árbol y pronunciaban oráculos.
0:06:43 En las personas escondidas, en las...
0:06:51 En las victorias automáticas que había en los bares, esas que ponen 20 centavos, con el disco, ahí también...
0:06:59 No, ahí son los mecánicos, en serio.
0:07:01 Ah, es el bromado.
0:07:03 Un brazo mecánico.
0:07:04 Qué va a haber un brazo mecánico.
0:07:06 Ah, era un tipo que ponía...
0:07:08 Ah, la mujer de Minos, tal vez...
0:07:12 La mujer de Minos. ¿No se había escondido entre una vaca?
0:07:15 Sí, bueno, pero no era para pronunciar oráculos.
0:07:18 Sí, era para engañar a un toro.
0:07:20 Claro, y lo engañó.
0:07:21 Lo engañó bien.
0:07:23 En esto de personas que se esconden para...
0:07:25 Sí, adentro para...
0:07:26 Sí, yo había escrito algo así.
0:07:28 Es una estatua que profetizaba y en realidad era un tipo que se escondía detrás.
0:07:32 Mmm-hmm.
0:07:34 Bueno, el caso es que...
0:07:37 Qué pensando en otro, ¿no?
0:07:39 Algunos expertistas que hacían el truco...
0:07:41 Y claro.
0:07:42 ...invocaban espíritus y había alguno escondido por así, abada...
0:07:45 Siempre había alguien escondido dentro de las cosas que parecen funcionar automáticamente.
0:07:50 Pero en el año 1773, Juan Campenem desmanteló el aparato.
0:07:55 Estaba enojado porque en realidad tenía más fama por ese artilugio que por el resto de sus obras.
0:08:02 Por ejemplo, el puente del Danubio, que era de Méritorreas.
0:08:05 Pero en 1776, recibió una invitación para hacer una gira por Europa y aceptó.
0:08:11 Además de la máquina, naturalmente, llevaba al que se escondía dentro.
0:08:15 Y parece que se trataba de la jedrecista francés, Jacques Moulet.
0:08:19 Pero, primero, fue a...
0:08:22 a Rusia.
0:08:23 Allí tuvo un notable éxito.
0:08:25 En 1783 llegó a París y allí fue recibido por las familias más selectas.
0:08:31 Jugó con personajes importantes, con Benjamin Franklin, que estaba de visita.
0:08:35 Parece que le ganó a Franklin.
0:08:38 Mucho para rayos, mucho para rayos.
0:08:40 Pero Jacques Moulet.
0:08:41 Pero Mágez Dres pierde.
0:08:42 Pero Móvel Alfil, sí.
0:08:43 El jugador más importante de la época, y un gran matemático, nada más.
0:08:48 Francois Filidor, jugó con el turco ilegano.
0:08:53 En un viaje a Prussia, el turco en 1785, perdió con Federico II.
0:08:59 Las giras continuaron durante casi 20 años.
0:09:02 En 1804, von Kampelen se enfermó y se murió.
0:09:06 Uno de los hijos heredó a la automata y se lo vendió por unos pecos pesos de un tipo llamado Leónar Nepomuk Maelsel.
0:09:15 Este Maelsel era músico, daba clases de violín en Viena.
0:09:20 Pero como este trabajo no alcanzaba a satisfacerlo enteramente, pasaba sus horas libres construyendo unos etrafalarios aparatos musicales.
0:09:30 El más elaborado de estos aparatos era el Panamónicón, un conjunto de instrumentos de vientos interconectados que se hacían sonar con un fuelle.
0:09:40 Las notas se controlaban por medio de un cilindro giratorio, como las cajitas de música, y podían formarse acordes.
0:09:46 Sonaba como la armonización de una gran banda de vientos, pero peor.
0:09:52 Años después, el inventor Maelsel conoció a Beethoven y le habló de escribir una composición musical especial para aquella especie de orquesta mecánica.
0:10:03 También le propuso que recorrieran juntos el continente poniendo en juego la máquina en las salas más importantes de Europa.
0:10:10 A Beethoven le gustó la idea y compuso la victoria de Wellington o la batalla sinfónica, que era una obra destinada a ser interpretada por esta máquina.
0:10:21 Después de unas pocas presentaciones, el compositor acusó a Maelsel de tramposo y retiró la obra.
0:10:28 En realidad, cuando Beethoven escuchó la máquina, le pareció una porquería.
0:10:33 Lo que no me extraña.
0:10:35 Un detalle. Antes de esa pelea con Beethoven, Maelsel había agregado una cajita de música al turco, que ya estaba en su poder.
0:10:44 Y esta cajita interpretaba unas pequeñas piezas que Beethoven había compuesto especialmente para que sonaran durante las partidas de Hebreyes.
0:10:53 Así que mientras jugaba el turco, sonaban unas piecitas que había compuesto a nuestro amigo Ludwig.
0:10:59 En 1805 Maelsel salió de gira con el turco.
0:11:04 Entonces se había puesto a otro ajelezista, Jean Agallier.
0:11:10 El primer contrincante del aparato fue nada menos que Napoleón Bonaparte, que perdió en 24 movimientos.
0:11:17 Parece que incluso quiso hacer trampa, pero la máquina protestó, como saben ustedes, golpeando el brazo izquierdo contra la mesa.
0:11:25 El hijastro de Napoleón, o sea el hijo de Josefina Boarnet, Eugenio de Boarnet, estaba muy intrigado con el aparato.
0:11:33 Y le ofreció a Maelsel 30 mil francos para comprárselo.
0:11:36 Y Maelsel aceptó la oferta.
0:11:39 Pero con la idea de volverlo a comprar después.
0:11:42 Y así fue.
0:11:43 Se lo vendió, después juntó suficiente dinero como para rescatar al turco.
0:11:47 En realidad lo que hizo fue prometerle a Eugenio de Boarnet, pagarle en varias cuotas.
0:11:52 Le pagó la primera cuota y salió rajando para América, con turco y todo.
0:11:58 Y así empezó a organizar presentaciones.
0:12:01 La primera de ellas fue en 1825 en el Hotel Nacional de New York.
0:12:05 Comenzó haciendo dos apariciones diarias.
0:12:09 Maelsel no tenía un guita.
0:12:12 Había contratado una muchacha llamada Mary Harfield, para que moviera las piezas desde abajo.
0:12:18 Pero Mary no tenía ni idea de la Jerez.
0:12:21 Tenía un juego muy elemental.
0:12:23 Había hecho un curso muy rápido con el propio Maelsel.
0:12:27 En realidad, Maelsel esperaba ganar algún dinero para enviárselo a un tal Schumbergen,
0:12:35 para que Schumbergen era un gran jugador de ajedrez que había conocido en París,
0:12:40 y este ajedrez sí te va a reemplazar a Mary.
0:12:43 Como el riesgo de perder era muy grande,
0:12:45 Maelsel anunció que el turco no jugaría más partidos completos,
0:12:49 sino que se prestaría para jugar finales.
0:12:52 Y le había enseñado un repertorio de finales a la pobre Mary.
0:12:56 Por fin llegó Schumbergen, pero había un problema.
0:13:00 Lo que tenía de buen jugador lo tenía también de gordo.
0:13:04 Y una tardecer de 1827 de Gira en Baltimore,
0:13:09 el turco finalizó su exhibición y fue trasladado a un sitio discreto
0:13:14 para que Schumbergen pudiera salir de la caja.
0:13:18 Bueno, el jugador quiso salir, pero no pudo.
0:13:22 Se quedó atascado adentro del turco.
0:13:24 Y empezó a gritar como un chancho, ¿no?
0:13:27 En demanda de auxilio.
0:13:29 Para Colmo de Mael es, desde un árbol cercano,
0:13:32 porque estaban subidos una rama, vieron todo por la ventana
0:13:35 y fueron a pedir ayuda.
0:13:37 Cuando la ayuda llegó se descubrió el secreto del turco.
0:13:41 No sólo la gente dejó de asistir a la pelada de ajedrez mecánico,
0:13:45 sino que aparecieron gritos hostiles.
0:13:48 La gente desengañada atacó a piedrasos, a Maelsel,
0:13:55 incluso al propio automata, al propio turco.
0:14:00 Apareció un primer plan del Baltimore Gasset como un estafador
0:14:05 y hasta el propio de Garalan Pau, escribió un artículo llamado
0:14:08 El jugador de ajedrez de Maelsel,
0:14:10 que terminó con toda la credibilidad que tenía el turco.
0:14:13 De todos modos, Pau desea que aquella máquina
0:14:16 era una superchería, pero una superchería maravillosa.
0:14:21 Desesperado, Maelsel marchó con su espectáculo a otra parte.
0:14:26 Se fue a la Habana y así tuvo algún éxito,
0:14:29 pero no pudo seguir porque el pobre sombergueir
0:14:32 contrajo la fiebre amarilla y se murió.
0:14:36 Y lo difícil que es hacer negocios.
0:14:39 Bueno, muy deprimido y sin dinero, Maelsel,
0:14:43 quiso viajar a Filadelfia en julio de 1838,
0:14:47 se embarcó en un buque llamado Otis,
0:14:50 y así bebía continuamente botellas de clarete barato.
0:14:54 Clarete de la famada marca Barato.
0:14:58 Y un día le encontraron muertos tirados en la literar.
0:15:02 El turco fue vendido por 400 dólares a un tal Winston Pell,
0:15:06 que lo dejó en el Museo Chino de Filadelfia.
0:15:10 El Museo Chino da tanto para un turco como por el...
0:15:15 En 1857 ocurrió lo que suceden todos los museos.
0:15:20 Se prendió fuego.
0:15:24 Y el incendio destruyó al museo y del turco no quedó nada.
0:15:29 Y esta es la curiosa historia
0:15:32 del automata agedresista, el turco,
0:15:36 de sus sucesivos propietarios
0:15:39 y de los jugadores que contribuyeron a este especie de engaño.
0:15:44 Y ahí están varios candidatos para la dedicatoria,
0:15:49 de luego a los propietarios, el constructor von Kempelheim
0:15:54 y también los agredecistas que penaron dentro de la máquina
0:15:58 a todos los que creyeron, están...
0:16:01 Me gusta que la gente crea en estas cosas.
0:16:07 Porque tiene que ver con la misma ingenuidad
0:16:14 con que uno cree en el cine, en el arte,
0:16:18 esa interrupción de la incredulidad de que hablaba Coleridge.
0:16:25 Pero no estoy tan seguro.
0:16:30 Recuerda la historia del mago risuto.
0:16:33 Aunque claro que no sabía trucos.
0:16:38 ¿Quiere que la magia existía verdaderamente?
0:16:42 No sabía que iba a ocurrir algo mágico.
0:16:44 Entonces agarraba una galera, golpeaba con una barita mágica
0:16:47 y salía algo.
0:16:50 Nunca salía nada.
0:16:52 Y una tarde en un festival de magia salió una paloma.
0:16:58 Un milagro extraordinario.
0:17:00 ¿Para qué nunca había puesto?
0:17:02 No tenía ni doble fondo ni cosas en la máquina.
0:17:06 Y voló y la gente...
0:17:09 Me pidió aplauso.
0:17:11 Porque la gente prefería los engaños espectaculares
0:17:16 de los otros que sí tenían trucos al mero y simple milagro.
0:17:24 Y es así en el arte sigue ocurriendo eso.
0:17:28 A veces preferimos engaños...
0:17:32 Ampulosos.
0:17:33 Ampulosos antes que milagros sencillos.
0:17:38 Lo mejor son los milagros ampulosos.
0:17:46 ¿Quién quiere dedicar esto?
0:17:49 En primer lugar al turco de Alencio.
0:17:52 Un gran jugador de fútbol.
0:17:54 Sobre todo que compartió canchas con nosotros Alejandro.
0:17:57 Después ya que hemos andado por Salburgo, por Viena
0:18:00 y déjenme dedicarle a Mosa, al amigo Simón Freud
0:18:05 que ha caminado por esos bosques bienes
0:18:07 y también ha hecho por lo menos por mí.
0:18:10 Y al amigo Festo ven también.
0:18:12 Bueno, y ahí...
0:18:16 Yo le dedico a los tipos que se esconden dentro de las cosas.
0:18:21 Las personas que hay escondidas...
0:18:24 En este momento tal vez, incluso.
0:18:26 Sí, sí, dentro de...
0:18:28 En este momento debe ver a alguien metido dentro de una barropa.
0:18:31 A un placar.
0:18:32 En un ropero.
0:18:34 Adentro de una caja.
0:18:36 Adentro de una estapa.
0:18:40 Y un muñeco, sí.
0:18:42 Eso me gusta mucho.
0:18:47 No me gusta esconderme adentro de los lugares
0:18:49 pero más me gusta que al pensar que dentro de cada aparato
0:18:54 que vemos, por ejemplo la balanza del subterráneo
0:18:56 hay un tipo.
0:18:59 ¿Cústense que cuando usted se pesa y sale ese papelito...
0:19:02 Sí, es un tipo que agarra un al.
0:19:04 Es un tipo que le da...
0:19:05 Se lo escriben ahí.
0:19:07 Por ejemplo los cajeros automáticos.
0:19:09 Claro, es un tipo.
0:19:12 Que cuesta la plata y se la da así.
0:19:16 Como el inés del subterráneo.
0:19:18 Sí, hay un tipo abajo que mira.
0:19:21 Cuando pusiste la moneda te lo aflojo.
0:19:24 Después te lo trabajé en el medio.
0:19:28 Usted quiere que todo sea tracción a sangre.
0:19:31 En las puertas giratorias debe haber...
0:19:36 Eso es mecánica.
0:19:38 Las puertas giratorias no hay absolutamente nada.
0:19:40 No, no está cargando.
0:19:42 No trate de ponerme en ridícula.
0:19:44 No, tampoco le tomes el pelo.
0:19:46 Las puertas giratorias no hay nada.
0:19:48 No soy supersticioso.
0:19:52 He dentro de los confesionarios suelo ver un cura.
0:20:03 Ahí hay dos que se esconden.
0:20:05 Uno para escuchar y otro para confesar.
0:20:09 No, no, pero el que se confesa no está escondido.
0:20:11 Y se pone en medio de un cotelito o no?
0:20:13 Está dentro se cura.
0:20:15 La otra va de afuera.
0:20:17 No se ve que hace mucho que no se confiese.
0:20:19 Yo no me confece nunca.
0:20:21 Es psicólogo.
0:20:23 Tenés que síso psicóanalista para que se me confesa.
0:20:25 Sí me confieso.
0:20:27 Una cosa a la otra.
0:20:29 Pero me confieso por taza dentro igual.
0:20:31 O psicóanálisis o confesión.
0:20:33 Póngase de acuerdo.
0:20:37 Bueno, a usted dónde le gustaría escondarse?
0:20:39 Un buzón, un cajero automático.
0:20:41 Un buzón está bien.
0:20:45 A que usted mira por la rana.
0:20:55 Estoy pensando qué cosa.
0:20:57 No, la de las personas.
0:20:59 Y haciendo el turco como fue en ese ámbito tan famoso.
0:21:01 Los que en realidad jugaban o pensaban por el turco.
0:21:03 Siendo que era una fama de la cual no podrían disfrutar.
0:21:05 Pero eso me gusta mucho.
0:21:09 Pero no se que se puede hacer.
0:21:11 Pero el artista es escondido.
0:21:15 Que renuncia
0:21:17 a la cáscara de la fama
0:21:19 para obtener una mayor eficacia.
0:21:23 Por los tipos sabían jugar.
0:21:27 Pero que como yo como era gente,
0:21:29 si juega un muñeco lo aplaude.
0:21:31 Si juega uno no.
0:21:33 Y tienen toda la razón del mundo.
0:21:37 Pero no se puede hacer.
0:21:39 Por lo que es el pez donde el mundo.
0:21:43 Pensando.
0:21:45 En una especie de
0:21:47 de anagnorísimo mundial.
0:21:49 En donde.
0:21:51 De golpe salieran.
0:21:53 Todos los que están escondidos.
0:21:55 Y revelarán su verdadera condición de farzantes.
0:21:57 Vamos a escuchar.
0:21:59 Ya te he endocido.
0:22:01 La canción que lleva por título.
0:22:03 Yo soy aquel muchacho.
0:22:05 Es algo que bien se puede decir.
0:22:07 es algo que bien se puede decir en un anágnor y un reconocimiento.
0:22:11 Si se cree que su padre soy yo, el tipo que estaba dentro del...
0:22:15 El turco.
0:22:16 El turco soy yo, yo soy aquel muchacho, aquel que le tocó la mano una noche escondido dentro
0:22:23 de un joven que ya hoy ha desaparecido para dar paso al que estaba dentro que era yo.
0:22:32 Yo soy aquel muchacho, canta Hugo de Caribe.
0:22:37 La primavera con sus flores, volondrinas mensajeras de mis sueños.
0:22:55 Hoy te alejas y te te vas mis amores y los siglos tu viaje con el perio.
0:23:03 Vuelve pronto que los tuyos para el islanero me sepultan la tristeza de sus vidas.
0:23:14 Quiero ser a tu regreso el cancionero que deje de un te quiero rendir un corazón.
0:23:22 Yo soy aquel muchacho que puso sin las veradillas en tus pintados labios de la gloria de un vivir.
0:23:31 Aquel que entre cariz y a toren nada se sumiso y que el destino quiso unirlo en el sufrir.
0:23:41 Yo soy aquel que tuvo constencias de sinceras.
0:23:46 Yo aculaba y pa' ver ahí cruel o toño cruel que ha vuelto colondrina.
0:23:55 En lo que si huelde o asio, que fue como un palacio para vivir tu ener.
0:24:11 Si en el viaje que soltara la tormenta vi un engaño y con su frío embalquerada.
0:24:22 No le pongas carapiera esta contenta, le con risas al dolor se besuarán.
0:24:30 Y yo también cuando te cueste colondrina a mi santo lo mezclé con la degrilla.
0:24:40 Y tiré como nerviosa cervecentina, el ave en de nosa espina que ha muerto mi dusión.
0:24:50 Yo soy aquel muchacho que puso sin agrario en tus pintados labios de la gloria de un vivir.
0:25:00 Aquel que entre cariz y a toren nada se sumiso y que el destino quiso unirlo en el sufrir.
0:25:10 Yo soy aquel que tuvo constancia y vesincelas.
0:25:16 Yo fui a primavera y tu el o toño cruel que ha vuelto colondrina.
0:25:25 El doque se huelve espacio, que fue como un palacio para vivir tu ener.
0:25:55 Y yo soy aquel que tuvo constancia y vesincelas.
0:26:05 Y yo soy aquel que tuvo constancia y vesincelas.

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