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0:00:00 Hablaremos de algunos sucesos misteriosos. En 1623 fue fundado en Madrid el convento de San Plácio.
0:00:13 Fue ocupado por 30 monjas virtuosas que llegaron desde distintos lugares del Reino.
0:00:21 Pocas después de la fundación del convento empezaron a suceder cosas extrañas.
0:00:30 Era extraño.
0:00:40 Eran lentas pero extrañas.
0:00:45 Parcimoniosas.
0:00:47 Era lo de plácio.
0:00:51 y esta es una de las cosas.
0:00:53 25 monjas fueron atacadas por una especie de furor
0:00:57 que las obligaba a ejecutar las contorsiones más extraordinarias.
0:01:01 Era una especie de misterismo muy común por aquellos tiempos.
0:01:05 Es una cosa extraña.
0:01:07 El más famoso de aquello caso fue
0:01:11 que cita Aldous Huxley en una novela que se llama Los demonios de Ludum.
0:01:17 En un convento de Ludum en Francia
0:01:24 aparece un cura urbán se llamaba
0:01:30 y quizá grandiéria, pero no me atrevería a apostar.
0:01:35 Y el tipo la se enamora y las monjas empiezan
0:01:42 a bailar el rock and roll toda la noche.
0:01:46 En el convento de San Plácido los sucesos eran productos
0:01:51 de la acción de una secta que se llamaba de los alumbrados.
0:01:56 De los alumbrados.
0:01:58 Secta de los alumbrados.
0:02:00 Según los miembros de esta cofradía,
0:02:04 el que pertenecía a la secta,
0:02:07 fuera un fraile, un sacerdote,
0:02:10 se debía unirse a varias mujeres virtuosas
0:02:13 para engendrar con ellas profetas.
0:02:17 Repito, los que pertenecíamos a la secta de los alumbrados
0:02:22 teníamos que unirnos de arriba abajo
0:02:27 con varias mujeres virtuosas para ver si alguna
0:02:31 engendraba un profeta extraordinario.
0:02:34 Lo cual se era el comienzo de una profecía, ¿no?
0:02:37 En cierto modo sí.
0:02:39 Pero veremos, no muy detallista la profecía.
0:02:42 Lo que estamos seguros es que había que unirse.
0:02:45 Las religiosas de San Plácido eran víctimas
0:02:48 de un señor llamado Francisco García Calderón.
0:02:51 Así como las de Ludún eran víctimas de Urbén Grandi,
0:02:56 el que cortaba el vaca al lado por no decir otra cosa,
0:03:01 aquí en San Plácido era Francisco García Calderón.
0:03:04 Pero el nombre era prior, prior y confesor de las monjas.
0:03:12 Pertenecía a la secta de los alumbrados,
0:03:14 así que ayer le tomando el peso.
0:03:16 Las convenció a todas, una atrás de la otra.
0:03:25 Acerca de la pertinencia de la Unión General con él
0:03:29 para engendrar a un salvador.
0:03:32 Bueno, después de las uniones se detonó la histeria
0:03:35 de la que hablábamos al principio.
0:03:38 Había un médico que asistía corrientemente a la comunidad de monjas.
0:03:42 Se hizo presente, las revisó y diagnóstico.
0:03:47 Posición demoníaca.
0:03:50 Evidentemente era un médico de una prepaga un poco mística.
0:03:58 Como diagnóstico medicinal, en fin.
0:04:03 Cuando vieron que estaban endemoñadas,
0:04:07 las mujeres se prestaron a cualquier clase de conjuros y exorcismos.
0:04:13 Y esos procedimientos los hizo el mismo confesor
0:04:16 que con el cual se unían.
0:04:27 Entonces se enteró la inquisición.
0:04:32 Fue alguien y contó que a la noche unos gritos.
0:04:37 Un ruidaje como de pezugnia.
0:04:42 Y mandaron un inquisidor, el señor Antonio de Zapata y Mendoza.
0:04:48 Investigó el asunto y mandó arrestar al confesor
0:04:52 y algunas monjas también por herergía.
0:04:56 Fueron declarados sospechosos de haber caído en herergía
0:05:00 y se los condenó a diversas penitencias.
0:05:04 García Calderón, el confesor, y algunas monjas volvieron a la fe.
0:05:09 No insistieron en sus uniones.
0:05:14 Después de librarse de aquel escándalo,
0:05:17 la inquisición se dedicó a perseguir a otros alumbrados.
0:05:21 Es decir, a otros pertenecientes a la secta de los alumbrados.
0:05:24 Y por esos días, el rey Felipe IV de España se enteró de este episodio.
0:05:29 Se la pasaba discutiendo el asunto con su amigo, el Duque de Olivares.
0:05:36 Y también con el protonotario Jerónimo Villanueva
0:05:40 que había pasado a ser el nuevo patrón del convento de San Plasio.
0:05:45 En una conversación respecto de los hechos,
0:05:48 Villanueva, el protonotario, alagó la belleza inusitada
0:05:52 de una de las hermanas del convento de San Plasio,
0:05:55 llamada Margarita de la Cruz.
0:05:59 Algunos historiadores cuentan que esa charla no fue casual,
0:06:03 sino intencionalmente dirigida a captar el interés del rey Felipe,
0:06:07 que se sentía muy cautivado por los asuntos de mujeres.
0:06:13 Felipe prefería hablar de damas antes que del estado de sus tropas.
0:06:18 Olvidado del asunto del confesor, al umbrado y picado por la curiosidad,
0:06:23 Felipe IV quiso comprobar él mismo la hermosura de Margarita.
0:06:28 Se disfrazó de jardinero y se metió en el convento.
0:06:32 Llevaba una autorización firmada por él mismo.
0:06:38 Bueno, se puso a cortar una ligustrina y vio a Margarita
0:06:41 y se enamoró perdidamente el rey.
0:06:43 Tuve la idea entonces de encontrarse con ella
0:06:46 de un modo que no levantara sospechas ni escándalos.
0:06:50 Para eso habló con Villanueva,
0:06:53 que como patrón del convento vivía en una casa contigua del edificio.
0:06:57 El protonotario ayudó al rey.
0:07:00 Abrió una comunicación desde su casa,
0:07:03 quedaba al sótano que las religiosas tenían como depósito de carbón.
0:07:09 Nunca se supo cómo, ¿no?
0:07:12 Pero la abadeza del convento se enteró de las intenciones del rey.
0:07:16 Se enteró también de que habían hecho un escruche para pasar al sótano.
0:07:23 Las pobladoras de San Pláceo, harta ya,
0:07:26 de tantos galanes y alumbrados y perversos,
0:07:35 recibieron muy mal esta noticia de que el rey se aprestaba a colarse.
0:07:40 Entonces la superiora llevó adelante un recurso muy teatral pero muy eficaz.
0:07:45 Hizo que Margarita se acostara en su celda sobre un entarimado,
0:07:50 rodeada de velas, con un gran crucifico en la mano y fingiendo estar muerta.
0:07:55 Y las monjas la rodearon, la rodeñadas y simularon velar a la criatura.
0:08:01 Sin saber nada de esto, Villanueva, el rey y el duque de Olivares
0:08:05 se colaron por el agujero y entraron al convento.
0:08:08 Villanueva, aquí iba adelante, quedó aterrado cuando vio el velatorio.
0:08:12 Entonces retrocedió apresuradamente y le dijo al rey Rajemos.
0:08:17 El rey rajó, el otro duque también, pero no, el protonatario también, pero el duque no retrocedió.
0:08:27 Mientras el rey y el protonatario huían, se quedó en el velorio.
0:08:32 Se quedó en el velorio. Incluso movió el incensario,
0:08:36 y dejó los saludos del rey de España.
0:08:43 Se quedó un buen rato en el velorio.
0:08:46 Para que Margarita de la Cruz no padeciera castigos por hacerse la muerta,
0:08:51 la mudaron en secreto a otro convento, convento de Burgos.
0:08:58 Abrumado y triste por la que creía muerte de Margarita,
0:09:02 el rey Felipe IV regresó a su palacio y le regaló al convento
0:09:06 el famoso Cristo de la Cruz de Velazquez, un cuadro que cuesta millones.
0:09:11 Y ese cuadro estuvo allí hasta finales del siglo XVIII.
0:09:16 Esa es la historia de, no sé si aparecíos, pero en realidad no.
0:09:22 Sí, aparecíos, porque el rey se aparecía por un agujero
0:09:26 y el otro, el confesor, también se aparecía.
0:09:33 Dedicamos esto a Margarita, que era linda,
0:09:36 y al duque de olivares que se quedó un poco en el velorio, por lo menos.
0:09:40 ¿Y qué esfuerzo, tanto tiempo de hacer de muerta, Margarita?
0:09:43 Sí, sí, sí. Mire, de tanto hacerse el muerto, una final termina muriendo.
0:09:50 Se hace el vivo también.
0:09:52 También termina viviendo, el que se hace el médico termina curando.
0:09:57 Así que no está mal hacerse, ¿no?
0:10:00 Hay gente que no se sabe si es o se hace,
0:10:04 pero a lo mejor es porque ser es hacerse.
0:10:09 Bien, hemos sido...
0:10:12 A veces mejor lo que son, haciendo sé que lo que son, de verdad.
0:10:17 A veces sí, a veces son preferibles lo que se hacen.
0:10:21 Hemos sido a la descoteca y allí...
0:10:24 ¿Un muerto de velorio, hay algo de...?
0:10:27 No, ni de velorio. Ahí sí, hablamos...
0:10:30 ¿Vio cómo es el descotecario? Es el elemental imperentorio.
0:10:34 Lo que usted le dice primero, el tipo ya lo ocurre.
0:10:36 Sí, lo diera más.
0:10:37 Había un convento, misa de once.
0:10:39 Ah, me lo dejó ni avanzar en la historia.
0:10:42 Sí, ni avanzar en la historia.
0:10:44 Lo peor es que me dio la versión mala de misa de once,
0:10:50 que es la que cante yo.
0:10:52 Está por suerte acompañada por Fernando Marzano,
0:10:58 de quien hablábamos hace un rato,
0:11:00 y su trío de Cama Violin Cello.
0:11:03 Claro, ¿no?
0:11:04 Y es el tango misa de once.
0:11:07 Y yo que cante como pude...
0:11:11 Estoy orgulloso de lo cantado.
0:11:14 Entonces, aprovecho para dedicarse también a mi viejo,
0:11:17 que cantaba este tango y que me enseñó a cantarlo así.
0:13:11 No no me hagas nada.
0:13:27 No lo he c Regina De Jí.
0:13:29 No lo he c Regina De Jí.
0:13:31 Yo lo he c serves de Shittles 56
0:13:33 y la canina y pausa, para emocionar, repida y enamora.
0:13:40 En tanto que mi alma la enferma desahuciada,
0:13:45 suza en la ventana del sueño evocador.
0:13:52 Mis aves, 11, y yo ya no soy el de entonces,
0:14:04 cuanta promesa gran, cantaron graves campadas,
0:14:14 en la florigda maniara de mi dorada ilusión.
0:14:23 Y heche arrodare por el mundo, mi afán de glorias,
0:14:31 y beso y sol traigo al represo.
0:14:39 Con sancio en el corazón.
0:14:47 Alejandro Dolina y Fernando Marzán,
0:15:05 en la venganza será terrible, Misa de 11.
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