Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de algo muy poco conocido. Hablaremos de señor Kamstock.
0:00:08 ¿Y quién era Kamstock? Ya vamos a ver.
0:00:12 Volter escribió en un panfleto satírico titulado
0:00:17 «Del terrible peligro de la lectura, que los libros disipan la ignorancia
0:00:23 que es custodia y salvaguarda de los estados bien gobernados».
0:00:29 Y muchos poderosos, atentos a la existencia de libros peligrosos para su expirpe,
0:00:35 condenan esos libros.
0:00:38 Para esas condenas siempre han tenido ayudantes.
0:00:41 En Grecia estaban los psicopantas, que eran alcahuetes profesionales
0:00:46 que denunciaban al gobierno cuando alguien se excedía en la crítica.
0:00:52 Los psicopantas comenzaron, y ahí su nombre, denunciando el siguiente hecho.
0:00:59 Había establecido una prohibición en Grecia, en Atenas, exactamente,
0:01:05 de exportar higos prohibidos por tarigos.
0:01:11 Y la gente lo exportaba igual, que eran productores de higos.
0:01:19 Y pues decían a la gente que les iban a dar un premio al que denunciara
0:01:25 a los exportadores ilegales de higos. Higo es hico.
0:01:30 Y estos denunciantes que hicieron desde una profesión se llamaron psicopantas.
0:01:35 Y después, por extensión, se llamó psicopantas a todo batidor,
0:01:41 a todo alcahuete, asuelto, etc.
0:01:45 Bueno, los psicopantas denunciaban cuando alguien, por ejemplo, se excedía en la crítica.
0:01:50 Puede decirse también que en Roma nació el puerto oficial de censor.
0:01:57 Fue instituido ya en la República.
0:02:01 Y durante cuatro siglos los censores fueron magistrados que vigilaban la conducta de los romanos.
0:02:07 Incluso llegaban a supervisar las obras artísticas.
0:02:13 Y también hasta intervenía, saben qué caso el censor, en casos privados de adultelio.
0:02:18 Van daba con otra y estabas casado y el censor te mandaban cara.
0:02:25 Cada tanto en otros reinos también había formas de censura.
0:02:31 Muchas veces se quemaban libros que eran considerados nocivos para la población.
0:02:36 Los escritos de protágoras, protágoras de Ardera,
0:02:40 se quemaron en Atenas en el año 411 a.C.
0:02:44 En el 213 el emperador chino Xiguantí, amigo de este programa,
0:02:50 el que mandó a crear la muralla, trató también de acabar con la lectura y con el pasado.
0:02:59 Declaró que la historia comenzaba en día tal y tal y que lo anterior no servía para nada.
0:03:06 Y para asegurarse de eso quemó todos los libros.
0:03:11 En el 168 a.C. la biblioteca de Jerusalén fue destruida durante la revuelta de los macabeos.
0:03:19 Augusto, en el siglo I, envió al exilio a los poetas Cornelio Galio y Ovidio,
0:03:25 Ovidio, amigo de este programa, le afanamos como 1000 metamorfosis.
0:03:31 En el año 303 de Ocleciano condenó al fuego a todos los libros cristianos, que no eran muchos.
0:03:38 En 1559 el Tribunal del Santo oficio de Roma publicó el primer índice de libros prohibidos para toda la cristianidad,
0:03:46 el famoso Índex, donde figuraban libros censurados, incluso figuraban ante publicarse.
0:03:53 No se siente de escribirse, pero probablemente.
0:03:56 El primer índice de prohibición duró hasta 1966.
0:04:00 En el índex aparecieron estandar, Víctor Hugo, Pinoza, Balsacro, Ver Voltaire, Descar, Sartre, Rousseau, entre muchos otros.
0:04:10 Seguramente Víctor Heredia también.
0:04:14 Cuenta que este índex contribuyó a la costumbre de firmar libros con pseudónimo.
0:04:20 En ese hábito se destacaba Voltaire, a quien se han atribuido algo así como 137 nombres falsos,
0:04:28 el más conocido de los cuales es justamente Voltaire, ya que se llamaba Arué, el hijo del notario Arué.
0:04:37 Hubo quienes se encargaban, no ya de quemar sino de depurar obras literarias, quitando todo lo que se creía inmoral en ellas.
0:04:47 Había un señor, un inglés, Thomas Baudler, que vivió allá por el siglo XVIII,
0:04:52 que pasó a la historia por sus reescrituras.
0:04:55 Editó en 1818 un libro que se llamaba Family Shakespeare, que en realidad reducía los textos de Shakespeare,
0:05:03 haciendo los actos para la lectura de niños y adolescentes.
0:05:08 Desde entonces figura en la historia iglesia como el más grande de los sensores.
0:05:17 Y se le dice, como se llama el tipo, Baudler.
0:05:23 Se le dice Baudler a cualquier que haga ese intento de limpiar de procasidad, uerotismo, cualquier obra literaria.
0:05:32 Acá se ha hecho mucho también, se hacía mucho en la televisión, es que cortar películas,
0:05:37 todas las escenas de películas que tuvieran algún desnudo o algo así, en una época se cortaban automáticamente en la tele.
0:05:43 Todo esto que se ha dicho es para ingresar al tema de hoy, que es la figura del temible sensor Anthony Kamstock.
0:05:53 Nació en 1844 en Connecticut.
0:05:56 Cuentan que era un hombre fornido y que en muchas ocasiones utilizaba su tamaño y su fuerza para imponer sus ideas.
0:06:05 Kamstock era pelado y dicen que tenía cuello de toro, una espalda tremenda, las piernas muy gruesas, algo así como un pato vica.
0:06:18 A los 20 años llegó a New York sin un centavo.
0:06:23 Trabajó como vendedor en una mercería, así conoció a la hija de un ministro presbiteriano y se casó con ella.
0:06:32 El meloneo que le hizo el suegro y alguna que otra instrucción previa, convirtieron a Kamstock en un personaje nefasto.
0:06:41 Comenzó a ver en New York muchas cosas que le parecían censurables.
0:06:45 En 1868, después de que un amigo le contara cómo había sido apartado del camino y corrompido por cierto libro,
0:06:54 Kamstock compró un ejemplar de ese libro y luego acompañado por un vigilante al que convenció, hizo detener al librero que lo vendía
0:07:04 y también logró que se confiscaran todas las copias del libro.
0:07:08 Después de ese primer éxito quiso continuar, que en general lograba la detención de pequeños editores.
0:07:19 Con la ayuda de quienes vieron en Kamstock un líder, fundó La Sociedad para la Erradicación del Vicio.
0:07:26 Repito, Sociedad para la Erradicación del Vicio. Buenas tardes.
0:07:33 El lema era el siguiente, nuestro padre, Adam, no leía en el paraíso.
0:07:39 O sea que el vicio era la lectura evidentemente.
0:07:43 Cuentan que Kamstock ojeaba los libros antes de destruirlos y mostraba ante sus secuaces espasmos de dolor.
0:07:52 Leía, por ejemplo, memoria de una princesa rusa y decía, ay, qué se yo.
0:07:57 Y decía a sus compañeros que era el vicio que comenzaba a roer su cuerpo lo que le lo liía.
0:08:05 A partir de 1873, una ley que lo respaldó le dio funciones casi policiales.
0:08:12 El ardor de Kamstock fue responsable de al menos 16 suicidios.
0:08:19 William Hines era un cirujano irlandés a quien Kamstock mandó a la cárcel por publicar 165 clases de literatura libidinoza.
0:08:29 Hines se mató. Poco después de esa muerte, Kamstock se dirigía a tomar el ferry.
0:08:36 Cuando llegó a él mismo, dijo, una voz le sugirió que se dirigiera a casa de Hines.
0:08:43 Y llegó en el momento en que la viuda estaba descargando de un carro de reparto las planchas para imprimir las clases prohibidas del marido muerto.
0:08:54 Kamstock se jactó de que con gran habilidad saltó hasta el asiento de conductor y a toda velocidad llegó hasta la sede de los erradicadores del vicio para destruir junto a sus secuaces las planchas.
0:09:10 Los otros suicidios se cometieron por asuntos que comenzaron a exceder las lecturas prohibidas, ya que Kamstock empezó a perseguir a los adultos.
0:09:18 Dice la crónica.
0:09:21 Se atribuye a Kamstock el reiterado orgullo sobre los hombres que habían cancelado y sobre las mujeres cuyo suicidio provocó tras la amenaza de ventilar públicamente ciertos incidentes de adulterio que sólo él y suficilantes podían conocer.
0:09:41 En el diccionario inglés Wester, que incluye algunos neologismos, la palabra Kamstock ahí está denominada como preocupación mojigata por combatir la inmoralidad, especialmente en libros, periódicos y fotografías.
0:09:59 Kamstock murió en 1915 y alguien tacho el nombre de su lápida.
0:10:07 Bueno, a quien dedicaba esta espantosa biografía de Kamstock a todos los que han padecido esta clase de intolerancia, de locura, de estupidez.
0:10:26 Algún día hablaremos de la censura que no es exactamente esto.
0:10:37 Finalmente, lo que no es posible es la libertad de absoluta pulgar.
0:10:47 El Diario de la Nación podría tener 500 páginas.
0:10:51 Tiene 30, 40.
0:10:54 ¿Por qué? Porque hay alguien elige lo que se va a publicar y lo que no.
0:10:57 Con qué criterio? Con qué criterio que le dará ganas porque para eso es el dueño del diario o ha sido investido con la responsabilidad de hacer esto.
0:11:08 En este programa podríamos leer todos los mensajes y algunos no los leemos.
0:11:14 Porque de pirulos saludo a Pancho y no lo leemos.
0:11:22 Y porque nos parece que es más conveniente para nuestras carreras, para nuestra felicidad, no leer ese mensaje.
0:11:28 Porque calculamos que si lo leeramos, restaríamos tiempo para otras cosas que a nosotros nos parecen mejores.
0:11:34 ¿Qué es eso? Censura.
0:11:37 Pero ¿qué diferencia hay entre esto que acabo de decir y Cams Talk?
0:11:43 Pensemos que hoy en día hablémoslo.
0:11:47 Mientras tanto, escuchemos el disco que nos dio el discotecario, aludiendo a este hombre y a sus quemas del libro.
0:11:58 Escucharemos a fuego lento por Horacio Salgan.
0:12:02 ¿Qué más libros a fuego lento es difícil?
0:12:05 Porque el libro tiende a apresurar su inició.
0:12:12 Impaciente el libro en Arder.
0:12:15 Hay libros impacientes por Arder.
0:12:18 Cirmado Cams Talk.
0:12:21 Horacio Salgan a fuego lento.
0:12:33 Si tengo el llamado, yo te perdón, no me parezco.
0:12:44 Bueno, ando con Cams Talk por aquí, Severi.
0:12:47 Yo sabía.
0:12:48 Al arroz del disco.
0:12:51 Pero vamos a hacer una experiencia.
0:12:53 Hasta que lo encontremos.
0:12:55 No debe estar.
0:12:59 Ponelo.
0:13:00 Yo creo que eso ni siquiera era salgado.
0:13:04 ¿Qué escuché?
0:13:10 Aquí está el disco.
0:15:28 Rompió el sireño y suelbordomea armió una guitarra.
0:15:32 Y por eso fuerdas el dolor, paso llorando.
0:15:36 Y una voz de la pena dejar, andó de este modo, sopruendo.
0:15:43 No, señor, te ven vivo, que ese aldario te me aseto.
0:15:48 Aunque los brazos te acaricien y te amarazen.
0:15:52 Pues el rencor no ha caído en el pecho,
0:15:56 que un día se nace de luz y de amor.
0:16:32 Como un ladrón.
0:16:54 La voz de Esmundo Rivero con Sote Perdón.
0:16:58 Acompañado por la orquesta.
0:17:00 Por eso se salgan.
0:17:02 Al último momento el discotecario cambió el disco.
0:17:05 Porque perdonó a Kampstock.
0:17:09 La mejor manera de luchar contra esa gente
0:17:13 no es combatirla con sus propias armas,
0:17:16 sino con las armas más detectadas.
0:17:20 Y el perdón...
0:17:22 La tolerancia.
0:17:23 Qué mejor que el perdón para combatir a un intolerante.
0:17:27 Por eso, cuando...
0:17:31 eran tiempos de la visita de Bush en Argentina.
0:17:36 ¿Cómo combatir a Bush?
0:17:38 Es que íbamos a alguna poesía.
0:17:40 Pero no se entiera.
0:17:42 No se entiera.
0:17:45 Que escribimos poesía.
0:17:47 Bueno, porque no se entiera.
0:17:49 Es que escribí poesía en el sentido de...
0:17:51 que decía esta chica, ¿no?
0:17:53 A mares.
0:17:54 Una escela, sí.
0:17:55 Yo creo que el pensamiento poético
0:17:58 es el refugio más adecuado
0:18:02 para el hombre que padece la desgracia de vivir en la sociedad industrial.
0:18:07 El pensamiento poético es lo que está en las antípodas
0:18:11 del discurso del poder en el mundo en este momento.
0:18:17 Así que como refugio,
0:18:20 está bien ahí.
0:18:22 Así que, si usted quiere combatir al poder con las armas del poder,
0:18:25 juega el mismo juego.
0:18:27 Juega el mismo juego.
0:18:28 No quiero jugar ese juego.
0:18:29 Si usted no le gusta ese juego, juegue otro.
0:18:31 Porque además, en ese juego le van a ganar.
0:18:33 Seguro.
0:18:35 Bueno, seguí.
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