Transcripción automática
0:00:00 Algueremos hoy de algunas cuestiones raras. Atención, si sale esta charla.
0:00:07 En muchos pueblos, querido Vilespi, se creía, pueblos de la antigüedad,
0:00:12 se creía que el alma podía ausentarse temporalmente del cuerpo sin causar por eso la muerte.
0:00:21 Primero se creía que había el alma, que ya es mucho crea,
0:00:25 pero después también creían que por ahí se te salía el alma del cuerpo y vos no te morías,
0:00:33 sino que esperabas que el alma volviera.
0:00:35 Hay algunas creencias de, por ejemplo, lecturas orientales o cosas así que hablan de viajes astrales.
0:00:49 El viaje astral, es donde el alma se separa del cuerpo.
0:00:52 Sí, sí, sí, lleva arriba al ropero ponen.
0:00:54 Y me mira el cuerpo.
0:00:56 Y lo mira desde afuera, mira, dice, está el cuerpo.
0:00:59 Y arriba al ropero es un buen lugar para subirse el alma, mirar el cuerpo.
0:01:05 En todo caso, algunos creían que esto era riesgoso, esta ausencia temporal del alma era riesgosa porque
0:01:16 podías caer en manos enemigas.
0:01:18 Sin embargo, también se pensaba que si el alma se guardaba en algún lugar seguro, podía sacarse alguna ventaja.
0:01:30 La ventaja de sacarse el alma y ponerla en otro lugar es que el cuerpo del hombre mientras el alma permanece guardada,
0:01:37 no se le puede hacer nada.
0:01:39 Es invulnerable.
0:01:41 Nadie puede matarlo, pues aquello que rige su vida no está en él.
0:01:45 Es una creencia como cualquier otra.
0:01:47 Y si usted sacaba el alma y lo escondía bien, una caja fuerte del Banco de Londres, entonces no podía matar.
0:01:57 Ahora tampoco podía vivir, es medio raro eso.
0:02:01 No, pero podía ir a la guerra, por ejemplo, podía acometer aventuras muy peligrosas sin riesgo de muerte.
0:02:07 Algunas historias de la mitología indú parecen dar cuenta de estas costumbres.
0:02:11 En la historia de Ravana, que graciosa, pero es un héroe muy popular en la India,
0:02:18 Ravana, el rey de Zeilán, parece que un día se sacó el alma y la guardaba cada vez que se la sacaba en una cajita
0:02:26 que dejaba en su palacio cada vez que iba a las batallas.
0:02:29 Y llegó, me veo en una batalla para que no me maten guardo el alma en esta cajita.
0:02:33 Así era invulnerable en los combates.
0:02:36 Pero una vez Ravana debió luchar contra Rama, el bueno.
0:02:40 Antes de presentarse en la batalla, Ravana dejó su alma a un anacoreta amigo.
0:02:46 Siempre uno tiene algún anacoreta amigo.
0:02:49 Se dejó para que se la guardara en un sitio seguro.
0:02:52 Cuando empezó el combate, Rama notó que sus flechas no lograban herir a su oponente.
0:02:59 Pero sucedió que un aliado de Rama conocía el secreto de Ravana
0:03:04 y que además el tipo este conocido tenía poderes mágicos.
0:03:09 Entonces tomó la forma de Ravana, se presentó ante la anacoreta y le pidió que le diera el alma.
0:03:17 La anacoreta lo vio venir y se tomaba.
0:03:20 Y volvió hasta donde estaba Rama y juntos estrujaron el alma de Ravana, que murió inmediatamente.
0:03:29 Así murió Ravana porque una persona se hizo pasar por él
0:03:34 y le pidió a una anacoreta el alma que Ravana había dejado en custoria.
0:03:39 Algún día le voy a contar la historia de uno de los ocho inmortales de la China
0:03:47 que también dejó no el alma, pero sí el cuerpo al cuidado de un negligente.
0:03:56 Pero esto se lo voy a contar otro día.
0:03:59 En las mil y una noches un genio le cuenta a su cautiva, que es la hija de un rey de la India,
0:04:06 que cuando él había nacido los astrólogos habían declarado que la destrucción de su alma
0:04:11 iba a ser llevada a cabo a manos de uno de los reyes de los hombres.
0:04:18 Y le dice el genio a esta chica.
0:04:20 Por eso tomé mi alma y la puse dentro del buche de un gorrión y lo encerré en una caja pequeña.
0:04:27 Puse la caja dentro de siete arcas sucesivas y las siete arcas en un cofre de mármol
0:04:34 y el cofre de mármol en este océano que nos circunda.
0:04:38 De este modo, con el alma resguardada soy invulnerable.
0:04:43 Pero todas las precauciones no sirvieron de nada.
0:04:47 Un hombre llamado Saith Demuluk consiguió apoderarse del gorrión, lo estranguló
0:04:53 y el genio cayó al suelo convertido en un montón de ceniza negra.
0:04:59 En los bitos griegos la invulnerabilidad no estaba garantizada por el cuidado del alma,
0:05:06 sino creían en esto en absoluto.
0:05:09 Era que, en cambio, para serse invulnerable, vistió las pieles del león de Nemea,
0:05:13 al que había matado previamente.
0:05:15 Esa fue la primera de sus asañas, creo yo.
0:05:18 Desde entonces vistió con las pieles de ese animal.
0:05:21 Aquiles, bañado por su madre, como se sabe, la madre Tethys lo bañó en las aguas del estige,
0:05:27 había logrado una invulnerabilidad casi completa.
0:05:32 Casi completa, digo, porque Tethys lo había tomado famosamente por el talón, Aquiles,
0:05:37 para sumergirlo en las aguas del estige.
0:05:40 Y así fue invulnerable menos el talón, donde cree que fueron a dar las flechas de pares.
0:05:47 En el talón.
0:05:48 En el talón. Cada vez que en una historia mítica hay una excepción a la invulnerabilidad,
0:05:56 esta excepción se verifica.
0:06:00 Si Frido solo es vulnerable en una marca con forma de hoja que tiene en la espalda,
0:06:09 tenga por seguro que le van a acertar el piedrazo allí donde esa marca en forma de hoja.
0:06:18 Si lo único que te puede matar es una hoja de muérdago,
0:06:22 ya que todas las cosas del universo han declarado y han jurado que no te van a hacer daño,
0:06:27 poner la firma que te van a matar con una hoja de muérdago,
0:06:31 por más inofensivo que el muérdago te pudiera parecer.
0:06:36 Así que ser invulnerable menos una pequeña región es ser muy vulnerable,
0:06:44 porque enseguida esa región se hace evidente y se hace una tentación.
0:06:50 Si a mí me dicen, Guilherp, es invulnerable menos atrás de la rodilla,
0:06:56 y yo le clavo una lanza atrás de la rodilla.
0:06:59 Yo me acuerdo, te dices en el ring que le pegaban a la mome a la espalda
0:07:04 y me ha hecho un golpe de esta altura.
0:07:07 El único que le pegaron de la rodilla.
0:07:09 Claro, se volvía loca, perdía control.
0:07:12 Todos los tuchos le pegaban ahí.
0:07:15 Bien, más parecida a las otras historias de la alma,
0:07:22 fue lo que le ocurrió a Meleagro.
0:07:25 Meleagro era hijo de Hades, el príncipe del infierno y de Artea.
0:07:29 A los siete días de vida, un niño, las moiras, las tres chicas del destino,
0:07:36 se presentaron a la mamá y le vaticinaron que la suerte del niño
0:07:41 estaba ligada a la de un madero que ardía en ese momento en la casa.
0:07:46 ¿Este madero que está ardiendo?
0:07:49 Es paralelo a la historia de su hijo.
0:07:52 Si ese madero no se consume, su hijo no morirá nunca.
0:07:58 Pero en cuanto el madero venga a consumirse, Meleagro morirá.
0:08:03 Entonces, la madre rescató de las amas el leño, lo apagó
0:08:08 y lo guardó en un cofre escondido con todo cuidado.
0:08:11 Meleagro llegó a la Edad Viril sin novedades
0:08:15 y un día se dispuso a librar a su país de un monstruoso jabaldí
0:08:20 enviado por Artea, la diosa de la casta.
0:08:23 Meleagro para matar al monstruo reunió a un gran número de héroes, amigos.
0:08:28 De la casería participaron incluso unos tíos de Meleagro
0:08:32 y una cazadora llamada Atalanta de quien Meleagro se había enamorado.
0:08:37 Después de la persecución, consiguieron matar al jabalí.
0:08:41 Meleagro lo entregó a Atalanta.
0:08:43 Los tíos se enfurecieron por ese gesto y Meleagro los mató.
0:08:47 Esto era más compleja, pero Meleagro mató a su tío.
0:08:50 Y la mamá se indignó.
0:08:52 Imagínate como se indignan las madres cuando uno mata a los tíos.
0:08:57 Especialmente si los tíos son, por ejemplo, sus hermanos.
0:09:00 Y entonces, justo que estaba con toda la bronca, andaba con los pájaros volados,
0:09:06 se acordó del madero que tenía a guardar en un cofre.
0:09:09 Lo agarró y lo tiró al fuego.
0:09:11 Meleagro murió, apenas se consumió el leño.
0:09:16 Mirá vos.
0:09:19 Fuera de los mitos en Europa, nobles y soldados,
0:09:23 solían buscar bálsamos y licores que los hicieran invulnerables.
0:09:27 Un autor llamado Johann Starikius publicó en 1615
0:09:33 un libro llamado El misterioso tesoro de los héroes
0:09:36 y allí daba a los luchadores consejos sobre cómo evitar las heridas en la guerra.
0:09:42 Debió buscarse, por ejemplo, un cráneo de un orcado sobre el cual hubiera abrotado moso.
0:09:48 Es muy fácil.
0:09:51 Se consigue el cráneo de un orcado, cualquiera incrucijada.
0:09:57 Eso sí, tiene que ser un cráneo del cual ha abrotado moso.
0:10:01 Tiene que estar un poquito pasado el cráneo.
0:10:06 Después corta el moso a usted y cosea a la chaqueta ese moso.
0:10:11 Mientras usted usa esa chaqueta estará salvo de balas, estocadas y palazos.
0:10:19 Ocurría que solo el hombre que había muerto en buena salud poseía las cualidades indispensables para generar ese moso.
0:10:28 Por eso debía ser un orcado o un ejecutado, no una persona muerta de vejez o de enfermedades,
0:10:35 sino alguien que hubiera sido muerto en un estado de salud impecable.
0:10:42 En Europa Central algunos comerciantes empezaron a vender cabezas, cabezas embasadas de personas que habían muerto en perfectas salud.
0:10:51 Las crónicas dan cuenta de ello.
0:10:53 Por ejemplo, luego de una batalla a las puertas de Viena, la batalla entre los ejércitos turcos y los cristianos,
0:11:01 los soldados rodeaban desesperados a los vendedores y pagaban fortunas por alguna cabeza enmoecida.
0:11:08 Los vendedores vendiendo estas cabezas de orcado, estas cabezas de muertos en la guerra y también cabezas de orcado,
0:11:17 hicieron fortunas realmente.
0:11:19 En 1611 ya había en cerca de nosotros un verdugo de Austria, ofrecía a los soldados
0:11:26 algunos trozos de pergaminos cubiertos de oscuras escrituras
0:11:31 y convencía a los guerreros de que si colgaban eso en su cuello o si mejor todavía se los tragaban,
0:11:39 serían inmunes al acero del enemigo.
0:11:43 La verdad es que los pergaminos infundían al menos extraordinaria bravura a los soldados.
0:11:51 Una bravura hija de la certeza de no ser heridos.
0:11:55 Pero el este verdugo terminó mal porque un hombre mal herido con los pergaminos colgando del cuello
0:12:03 llegó, alcanzó a llegar sangrando hasta el puesto del vendedor y lo atravesó redondamente con su espada
0:12:09 delante de algunos compradores que se negaron a efectuar la operación.
0:12:16 Me está por muerte del vendedor, me está por desconfianza del producto que te volvía invulnerable.
0:12:25 Yo recuerdo otros artilugios.
0:12:29 Uno muy bueno es el gelmo de la invisibilidad, que fue una de las armas que Atenea regaló a Perseo
0:12:37 cuando este marchó en busca de la gorgona Medusa para matarla.
0:12:43 Es un gelmo que lo hacía invisible y ese gelmo aparece otra vez en el Quijote.
0:12:54 En el Quijote le llaman el gelmo de Mambrinos y vos te lo pones y no es que ya no te duelen los golpes en la cabeza,
0:13:06 sino que no te ven y lo mejor para que no te maten es que no te veas.
0:13:12 Incluso tanto no te ven, ya vienen otros problemas, porque dicen, este rajó.
0:13:19 Te están en la batalla y no lo ven, ¿qué dicen?
0:13:23 Sí, se fue.
0:13:25 Bueno, pero si te van a buscar, no te van a contratar tampoco.
0:13:29 Ser invisible es bueno por un rato.
0:13:34 Sí, la batalla está bien, pero por ahí la vida personal se hace un poco pesado.
0:13:40 A mí nunca me han convencido las historias del hombre invisible.
0:13:45 Aquí donde usted me ve yo soy el hombre invisible, no solo por el carque paradójico que implica ser un tipo imposible de ser visto.
0:13:57 Sino porque enseguida termina la sorpresa, no tiene desarrollo.
0:14:04 No lo vemos a Pula.
0:14:08 Terminó.
0:14:09 Si quieres seguir un rato, pues dice, qué grande, el tipo se mete en la casa de una mía y las pilla mientras se baña, igual.
0:14:16 Dura un rato más, pero no me gustó.
0:14:21 Yo no leí el hombre invisible de Wells, la novela.
0:14:24 A mí también hay una película inspirada en eso.
0:14:26 Sí, las películas son todavía peores.
0:14:28 Un hombre que estaba todo con la cabeza ventada.
0:14:30 Siempre, claro, son una venda para que uno lo pueda ver.
0:14:35 Aquí donde usted me ve yo soy el hombre invisible.
0:14:38 Ahora, un sielmo que a uno lo hace invisible también tendría que ser un sielmo inaudible, porque hace ruido también.
0:14:45 Uno no pasa desapercibido, un sielmo caminando por ahí.
0:14:51 Por el ruido, por el ruido te pueden liquidar.
0:14:54 Estaba pensando que con Caloy habíamos hecho un episodio de Clemente, pero no me acuerdo.
0:14:59 Había una canción que empezaba así.
0:15:02 Aquí, a ver si me acuerdo.
0:15:05 Puede ser que me acuerdo.
0:15:07 Aquí donde usted me ve yo soy el hombre invisible.
0:15:17 La criatura imposible de la novela de Wells.
0:15:25 Ahora vivo en este barrio.
0:15:31 Gente...
0:15:34 Espera, espera.
0:15:36 Gente muy buena y honrada, pero no me importa nada.
0:15:45 Me fui que se deba ser.
0:15:51 Algo así.
0:15:56 ¿Qué aparecía el hombre invisible en Clemente?
0:15:59 Aparecía el hombre invisible en Clemente.
0:16:01 ¿Y cómo lo dibujaba?
0:16:02 Sí, también con los santiobos, con las cosas y no se veía del todo.
0:16:08 Ah, sí, sí, me acuerdo con las marionetas.
0:16:12 No, no con los títeres, señor.
0:16:16 Hemos ido a la discoteca.
0:16:19 Sí, este es un tema complicado.
0:16:21 Yo creo que no hay ninguna canción que refiere a este tipo de género.
0:16:27 Hay una canción de invulnerabilidad, le dije al tipo.
0:16:31 ¿Le explicó lo que era?
0:16:32 Le expliqué lo que era y el tipo me dijo inmediatamente que no, pero igual tiene mala onda.
0:16:37 Sí, ni pensó lo que era.
0:16:39 Igual le expliqué que era una cosa de la guerra, de los tipos, mano brava.
0:16:44 La guerra, mano brava.
0:16:46 Un poco rápida la decisión.
0:16:48 Guerra, mano brava.
0:16:49 Después de que no es una mano válvara, la guerra me dijo tipo.
0:16:52 Con ese razonamiento de las peluquerías.
0:16:59 Está bien, bueno.
0:17:00 Vamos a escuchar esto.
0:17:01 Vamos a escuchar entonces.
0:17:03 Manobrava por Horacio Salgan y su gran orquesta con Húbaldo de Lío.
0:19:44 Horacio Salgan y Húbaldo de Lío en la venganza será terrible.
0:19:51 Manobrava.
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