Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos una vez más de aceitas, hermitáneos y anacoretas.
0:00:04 Tenemos nuevos capítulos para nuestra colección de escravarancias.
0:00:08 Ya hablamos de los estigritas, que recuerda, aquí lo que vivían en una columna,
0:00:14 parados 37 años arriba de una columna, de los ramoneadores que morpaban hojas,
0:00:19 de aquella aceita que vivían en los árboles, un costumbre que se llamaba de endripismo.
0:00:25 Y hoy tenemos una nueva serie de prácticas extráneas,
0:00:29 de quienes iban a buscar la salvación o lo que fuere en los desiertos egipcios y también en los desiertos de Siria,
0:00:38 que era lo que se llevaban a aqueles entonces.
0:00:41 Eran siglas modas.
0:00:43 Entre los aceitas estaba de moda ir al desierto de Siria o al desierto de Siria a buscar una señal de vida.
0:00:52 Ya se sabe que la principal virtud de estos hombres, estas personas, era la anulación del deseo,
0:01:02 una cosa bastante orientada, si ves en el vídeo.
0:01:05 Cuenta voltear que un auténtico aceita llegaba al estado de exiquidad,
0:01:12 que es una palabra que quiere decir justamente esto,
0:01:17 una sensación de todo sentimiento, de todo pensamiento, no solo de todo ese.
0:01:24 Un verdadero aceita entonces que llegaba a la exiquidad,
0:01:28 no podía ni siquiera disfrutar de la visión de Dios,
0:01:31 porque renunciaba no solo a sus apetitos mundanos,
0:01:38 sino a los apetitos celestiales, renunciaba incluso al voce de la visión divina.
0:01:45 Una cosa, aquellos que renunciaron a los placeres mundanos para obtener alguna señal,
0:01:49 hubo uno que también renunció como hemos dicho recién,
0:01:52 a la visión de los ángeles y a la visión de Cristo, renunció a todo el tiempo.
0:01:59 Se trata de San Salaman, se llamaba el Tico,
0:02:04 una certa de Siria de la Siria.
0:02:07 Cuéntate, o te dore esto, que los ángeles se le acercaban con gran insistencia,
0:02:12 y lo va tranquilo, y llevaban los ángeles a molestarlo, a agatarlo, etc.
0:02:18 Y San Salaman se comportaba con la mayor indiferencia.
0:02:22 En alguna oportunidad llegó a ausentarlos a pedradas,
0:02:27 ya que se sabe que es proverrían la costumbre de los ángeles de unir volando,
0:02:33 y no doblando a la primera esquina como un segundo.
0:02:37 Y entonces lo mejor es tirarles pieas para viajar.
0:02:41 Según dicen los fieles de San Salaman,
0:02:45 en varias oportunidades se le presentó el mismísimo Cristo a la entrada de su gruta,
0:02:50 y San Salaman no lo atendió jamás.
0:02:53 ¿Quién es? preguntaba a la verdad, el otro.
0:02:56 Cristo decía, el Cristo, no es tome, decía San Salaman.
0:03:02 Había adquirido, después de desemecantes de Zaire,
0:03:06 una gran reputación de esa entidad,
0:03:09 que todavía en vida los habitantes de los pueblos cercanos a su refugio se lo disputaban.
0:03:15 Un día varios hombres entraron a su gruta y se lo llevaron,
0:03:19 sin que el santo mostraro oposición, pero tampoco con sentimiento.
0:03:23 Lo condujeron a un pueblo,
0:03:27 le construyeron a viviendas y lo encerraron en ella,
0:03:30 para que con su presencia ayudara a la prosperidad general.
0:03:34 Y si el santo lo recibió en nuestra comunidad,
0:03:37 probablemente yo verá la benevolencia divina sobre este pueblo.
0:03:43 Y estuvo así en ese pueblo, hasta que hubieran los y otros pueblos y se lo afanaron.
0:03:48 Y ahí también, en ese sitio andaba el pueblo en pueblo,
0:03:53 cada tanto lo asaltaban, se lo robaban y lo instalaban en una casa
0:03:58 para que trajera prosperidad a cada pueblo.
0:04:01 Entonces, en este informe no consta el grado de prosperidad
0:04:05 que consiguió contagiar santo Salamán a sus captores.
0:04:10 La mayoría de los aceptas, como se han dicho al principio,
0:04:15 se sometían a malectares para ganarse el cielo.
0:04:19 La verdad es que en estos casos la posibilidad de lograr la presencia de Dios
0:04:23 me será enormemente gratificante.
0:04:27 Entonces, preferían un mal en el presencia en un ser
0:04:32 para disfrutar la presencia divina en el futuro.
0:04:35 Esta idea de sacrificar el presencia en un ser
0:04:42 para conseguir un futuro venturo,
0:04:45 no es solamente religiosa ni acéptica,
0:04:48 sino que figura para desgracia de los que les toca,
0:04:53 que les toca bien en el presente, que son todos,
0:04:57 en muchísimas doctrinas económicas y políticas
0:05:02 que consisten en el sacrificio de la generación presente
0:05:07 en alas de la generación futura.
0:05:12 Sin embargo, suele suceder que el momento de cosechar los beneficios
0:05:17 viene dilatándose de generación en generación
0:05:20 y así decir un amor hasta que una castatra
0:05:22 por cualquiera también es con el género humano,
0:05:24 que será cualquier cosa pero seguramente transitoria.
0:05:28 Así que, como no tenemos otra cosa que el presente
0:05:33 y lo que es esta locura de los aceptas es compartida
0:05:37 por mucha gente muy cuerda de hoy en día,
0:05:41 que ocupa el uso de soluciones públicas y que nos incondida
0:05:45 a sacrificarnos para que las generaciones futuras
0:05:48 gocen de un país virturoso,
0:05:51 que era lo mismo que le decían a mi abuelo.
0:05:53 Y aquí me ven...
0:06:00 Pues bien, el caso es que estos tipos se sometían a maristales.
0:06:05 Vamos a ver qué cosa se hacía.
0:06:07 Arceño era un señor romano que se condenaba
0:06:13 sin mismo aparecimientos olfativos,
0:06:16 como perdió de la mesa puesta.
0:06:19 A la inversa de otros anacoretas, que solían ser campesinos coptos,
0:06:24 Arceño era un romano de gran fortuna,
0:06:27 culto de origen noble,
0:06:30 que fue incluso preceptor de teodócio de grande
0:06:34 y un día le agarró la locura, le agarró la viaraza
0:06:39 y se las tomó a vivir en una gruta en total soledad.
0:06:43 Pues bien, Arceño se rodeaba de agua podrida,
0:06:46 que Dios amiguió.
0:06:47 Coabricaba unos recipientes en los que sumergía
0:06:51 cualquier poderumbre y esperaba a que fructificara la pestilencia
0:06:56 y vivía así en medio de un soportable quedor.
0:07:01 Cuando se le preguntó por qué lo hacía,
0:07:04 porque es muy interesante,
0:07:06 Arceño dijo que era para que en el día de juicio
0:07:09 Dios lo liberara de la pestilencia del infierno,
0:07:12 en decirlo, de una pestilencia futura.
0:07:15 Para evitar aquella pestilencia futura,
0:07:17 no vacilaba Arceño en condenarse a una pestilencia presente.
0:07:23 Y así vivió Gedeondo hasta su muerte a los 62 años de edad,
0:07:30 lo cual podría conducirnos a la moral leja,
0:07:33 de que una larga vida tiene como precio un olor desagradable.
0:07:40 Pero no es así, hay mucha gente que vive rodeada de olor a poder
0:07:45 y sin embargo, fenece mucho antes en los 62 años.
0:07:49 Y hay gente que aún supera la edad y el 62 años
0:07:52 sin necesidad de esta cosa manoliente.
0:07:57 Otra costumbre muy usual,
0:07:59 consistía en llevar cadenas de hierro a veces muy pesadas,
0:08:04 que hacían muy penoso el mantenerse en pie.
0:08:09 Hoy está San Arceximo,
0:08:11 que iba a cargar de tantos hierros que se veía obligado a andar en cuatro patas.
0:08:17 Y lo hizo toda su vida, me refiero a andar en cuatro patas.
0:08:21 El uso de cadenas tenía un inconveniente para los anacoretas,
0:08:24 eran ruidosas y llamaban la atención.
0:08:27 Y el anacoretas prefería no hacer alarme.
0:08:32 San Policrono, por ejemplo, no deseaba ser honrado por nadie.
0:08:40 Consideraba que las cadenas eran demasiado espectaculares.
0:08:45 Entonces San Policrono sustituyó esta cadena
0:08:48 por un enorme tronco de roble que cargaba la espalda.
0:08:52 Todo el tiempo andaba con un tronco de roble.
0:08:55 Y este modo nos llamaba tanto la atención.
0:08:58 Otra costumbre curiosa era la stasis.
0:09:01 Consistía en prometerse iludir la mirada hacia determinadas cosas.
0:09:09 Para decirlo mejor,
0:09:10 prometerse no mirar determinados sectores del mundo.
0:09:15 San Elpidio, que vivía cerca de Jericón, en la montaña de Lucca,
0:09:20 había elegido no mirar jamás hacia occidente.
0:09:24 Esto se miraba para cualquier lado, menos allá.
0:09:32 Y también, ya que le pareció poco, le pareció poca reenunciad,
0:09:37 no mirar jamás las estrellas después de lo caso.
0:09:40 Esto no lo hizo durante 20 años.
0:09:44 Lo que pasa es que a veces uno se distraía
0:09:48 y sin querer miraba las estrellas o miraba hacia el occidente.
0:09:54 Bueno, cuando eso les pasaba, se castigaban a sí mismos.
0:09:57 San Elpidio estaba sentado un día sobre un peñón
0:10:04 leyendo y comentando el Evangelio
0:10:07 y se distrajo en instancia
0:10:12 en mirar a unos campesinos que estaban labrando la tierra
0:10:15 y no pudo responder a una pregunta de uno de sus discípulos.
0:10:20 Repito discípulos.
0:10:23 Y desde aquel día, para condenarse a sí mismo por esa distracción,
0:10:26 se prohibió mirar jamás aquí desde la mugra
0:10:29 que había sobre la culpable de su distracción.
0:10:32 Y también, como castigo superlumerario,
0:10:37 se prometió no mirar al cielo jamás.
0:10:40 Y para estar seguro de lo mirar al suelo, al suelo no al cielo,
0:10:44 se dio su cintura con un cinturón de hierro,
0:10:47 se puso a través de un collar
0:10:50 y juntó ambos aros con unas cadenas que le creaban el marote
0:10:54 así para abajo y así ya no miró al cielo
0:10:59 no por decisión sino por imposibilidad.
0:11:02 Y de esa manera vivió San Elpidio durante más de 40 años.
0:11:07 Esta es la colección de aceitas del día de hoy.
0:11:13 Y el que llevaba el tronco en los hombros.
0:11:18 El del tronco en los hombros.
0:11:20 Sí, que buscaba un poco de distracción.
0:11:22 Sí, a mí el que a mí no me gustó pues al Salamá,
0:11:24 que no atendía a Cristo ni a los ángeles.
0:11:27 Le golpearon a la puerta y el tipo grababa bien, ¿verdad?
0:11:31 Conozco mucho que no son santos que hacen eso.
0:11:34 Que no le adreen a Cristo.
0:11:38 Pero no son muy santos que dicen.
0:11:42 Claro, bueno.
0:11:44 Algún lo más que gusta.
0:11:48 El otro, el del oro rapodrido también.
0:11:51 Pero lo que pasa con el del oro rapodrido
0:11:56 es que el olor es una cosa que no es personal.
0:11:59 El del tronco lo llevaba en el tronco.
0:12:02 Pero nadie le ayudaba a cargarlo.
0:12:04 En cambio, el eledor debe ser también soportado
0:12:09 por los vecinos, por los parientes, los ángeles que están visitando,
0:12:14 y se te ataporben motriz, por si le ha olvidado.
0:12:18 Así que no está bien involucrar a otros en las propias penitencias.
0:12:26 Yo creo que hay cosas en las que es ilícito involucrar a otra.
0:12:30 Una es la penitencia.
0:12:32 Otra podría ser la culpa, pero no estoy seguro.
0:12:35 Pero de lo que sí estoy seguro es que no hay que involucrar a otra en nuestra poética.
0:12:42 No puede meter de cabeza y agarrándolo del brazo a uno dentro de tu metáforo.
0:12:47 No. Es un camino que no tiene que realizar solo.
0:12:51 No le parece que una estrella es comun diamante.
0:12:58 No es una cosa que sobre sometida discusión.
0:13:02 Una metáfora es una aproximación que es eficaz o no lo es.
0:13:08 Pero yo no puedo pedir confirmación.
0:13:11 Confermación por el principio de autoridad.
0:13:14 Si, yo la acuerdo.
0:13:16 De una metáfora.
0:13:17 ¿Qué es eso? ¿Cómo se diría por qué?
0:13:19 ¿Cómo se estrella una metáfora?
0:13:23 Pero si no me vengas a poner de este estilo de tus ocurrencias poéticas.
0:13:28 No le parece a usted que hay un argumento que es un poema.
0:13:32 No es un argumento.
0:13:33 No le puede parecer por ejemplo...
0:13:40 ¿Qué es imposible saber de qué es estar hecha a las estrellas?
0:13:45 Y estar como estaba con usted en un error o a sentar.
0:13:50 No le puede parecer si a la tarde o a cierta hora le aparecen ojeras.
0:13:57 No, no, no. Me puedo emocionar o no me puedo emocionarme.
0:14:00 Pero no puedo avalar una metáfora.
0:14:02 Si esta metáfora ha sido avalada por el Consejo Registrador de Metáforas de la Ciudad de Buenos Aires.
0:14:10 Depende de la biblioteca nacional.
0:14:13 Entonces todos los poetes habrían que sacar la que se llama cimbre de metáfora.
0:14:18 Si esta metáfora te vende una campilla que la certifica y la da por buena.
0:14:23 Tus ojos son dos luceras, dos pesos.
0:14:31 Tu hijo es una docking, dos pesos.
0:14:35 Bueno, aquí me llamaban aquí las metáforas aceptadas, alejando las Keninga.
0:14:41 Como eran las Keninga.
0:14:43 Y esto es un caso de registro de metáforas.
0:14:46 Las Keninga eran unas metáforas de las literaturas nórdicas que se habían hechas.
0:14:51 Y que se utilizaban así por costumbre.
0:14:55 Por ejemplo, el festín del cuervo era la guerra.
0:14:59 Un césculo extra decía,
0:15:02 al nuestro regreso del festín del cuervo, ya sabía que el tiempo venía de la guerra.
0:15:09 Como estaban oficializadas ya no eran metáforas, ya eran la guerra.
0:15:13 Era una sustitución, una manera.
0:15:15 Sí, no era una guerra.
0:15:16 Bueno, hemos ido a la discoteca y no nos han atendido.
0:15:23 Porque el discotecario es también una cesta, una anacorreta y un hermitáneo.
0:15:28 Y se ha rodeado, si no de agua podrida, de discos podridos.
0:15:35 ¿Este está escuchando cosas?
0:15:37 O sea, que no larga, no olora insoportable, sino un sonido insoportable.
0:15:42 Así que salimos sucediendo y ahí nos conseguimos nosotros mismos en el disco.
0:15:48 Un disco de Roberto de Filipe que nos regaló su esposa hoy mismo.
0:15:55 Cus artículo es un beso y brevísimo tango de Alfin Valdies.
0:16:01 En una curiosa versión de el randonionista Roberto de Filipe
0:16:07 que, como saben lo que es, integra nuestra programación muy frecuentemente.
0:16:15 El tango, evidentemente, está compuesto pensando en estos seres, en estos hermitáneos
0:16:20 que se quedaban solos. Se llama el boy solo.
0:16:25 Algunos piensan que había una segunda parte del tango, el sin Valdies,
0:16:30 que probablemente fue prohibida por las autoridades, por su nombre.
0:16:40 Por ahora vamos a pasar solamente el tango, el boy solo.
0:16:43 Esta segunda parte es a conversar.
0:16:47 Escuchemos entonces en solo de Valdoleón, y al estupendo de Roberto de Filipe,
0:16:53 en el boy solo de Agustín Valdies.
0:17:16 El sonido de la cancha de la cancha de Valdies.
0:17:21 La cancha de Valdies es una cancha de cancha de Valdies.
0:17:26 La cancha de Valdies es una cancha de cancha de Valdies.
0:17:31 La cancha de Valdies es una cancha de cancha de Valdies.
0:18:31 Hemos acusado a Roberto Di Filippo interpretando de Augustin Barbie el Boy Solo.
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