Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de caminantes, de caminantes famosos. Evidentemente el más famoso, como
0:00:15 sabemos, fue Álvar Núñez, cabella de vaca. En sus crónicas, aquel libro que se llama
0:00:22 Naufragios, cabella de vaca, dio cuenta de la caminata que emprendió con los tres compañeros
0:00:29 que quedaron a su lado luego de un naufragio que lo dejó en la Florida. Me parece recordar
0:00:34 que aquel naufragio es el de Pánfilo de Narváez.
0:00:39 Sí, señor. Sí, señor, muy bien. Hablando de personas así.
0:00:44 Sí, todo un poco.
0:00:45 Y también tenía como fin esto de la fuente de la juventud que circulaba como fantasía
0:00:49 en muchos navegantes.
0:00:50 Así es. Pues bien. Cabella de vaca caminó entonces desde la Florida y dejó Constanza.
0:00:58 De su caminata. De un modo muy excueto y ciertamente modesto. La relación comienza
0:01:07 diciendo, cuento esto así brevemente porque no hay necesidad de contar las miserias y
0:01:14 los trabajos en que nos vimos. Bueno, si todos optaran por ese protocolo, la literatura no
0:01:20 existiría. Pero hay que decir que lo que contó fue de todas maneras terrible. Álvar
0:01:26 caminó hacia el oeste, que era la única posibilidad.
0:01:30 Y claro, porque por otro lado yo.
0:01:32 Y llegó hasta el Golfo de California. Así incluso todo el continente. Tómense un mapa
0:01:39 de Estados Unidos que cualquiera debe tener en su cincetera.
0:01:41 Mire si la ruta 66.
0:01:42 A través de los actuales Estados de la Florida, George, Alabama, Mississippi, Louisiana, Texas,
0:01:49 Nuevo México, Arizona y llegó hasta California. Ahora iba descalzo y desarmado. Comió arañas,
0:01:59 culebras y estiércol de venado. De postres. Y llegó finalmente a Colonia, a Española,
0:02:07 en 1536. Y llegó hasta donde hoy está la ciudad de Los Ángeles. Bueno, anduvo ocho
0:02:14 años. Tardó ocho años.
0:02:16 En Aserias a Caminata. Pero más tarde, saben ustedes, fue a Sudamérica pensando llegar
0:02:24 a esta solución. Pero se le rompió el barco en la isla de Santa Catalina. Y entonces se
0:02:33 fue caminando. Y se cruzó todo el Brasil y llegó hasta lo que hoy es asunción.
0:02:41 Y escuchó ruido de agua.
0:02:43 Alguien abrió a lo que hoy es asunción y entonces también. En ese trayecto, él y sus hombres
0:02:49 tuvieron el privilegio de ser los primeros europeos que vieron los saltos del Iguazú.
0:02:55 Pero en realidad que el encuentro fue horroroso para este hombre, porque tenía que cruzar.
0:03:01 No hay peor cosa para cruzar un río que hacerlo por los saltos del Iguazú. De manera que
0:03:06 tuvo que desandar un montón de kilómetros para lograr un buen cruce. La ausencia de
0:03:12 hoteles en aquel momento era probable.
0:03:14 Era probable.
0:03:15 Sin embargo, dicen que hubo un caminante más osado que al Barnuñes. Se llamaba Andrés
0:03:21 Do Campo y no muchos se acuerdan de él. Cabeza de vaca anduvo más de 10.000 millas. Do
0:03:29 Campo pasó de 20.000. Su andar duró 9 años. Do Campo escapaba de los indios allá por
0:03:38 1.540. Pertenecía a un grupo de misioneros cristianos. Su recorrido duró mucho principalmente
0:03:48 porque estaba perdido.
0:03:49 Y claro, es lo que le pasa uno.
0:03:50 Que es la mejor manera de alargar un trayecto. Uy yo de Kansas, donde lo tenían prisionero,
0:03:57 llegó hasta el extremo sur de México, dio mil vueltas por los desiertos hasta que llegó
0:04:02 a una colonia y lo recibieron como a un resucitado.
0:04:07 Y prepáreme un vaso de agua o de alguna cosa, porque estoy a punto de abandonar esta profesión.
0:04:15 Diga algo interesante.
0:04:16 Bueno, algo interesante. En principio escucho música, pero esto es otro.
0:04:20 Sí, de dónde viene, de otra rara.
0:04:21 Viene del cielo, viene del cielo. Todo caminante en algún momento empieza a escuchar un sonido.
0:04:25 Y realmente algunos de los oyentes o de los presentes ha traído una radio y está escuchando
0:04:31 otra misora.
0:04:32 Sí, está escuchando la competencia.
0:04:33 Y el caso es que lo recibieron como un resucitado. Todo este trayecto no le sirvió de mucho,
0:04:42 porque después de algún tiempo de descanso, Andrés Do Campo abandonó la ciudad de Tampico
0:04:47 donde había llegado y se perdió otra vez. Y esta vez nadie supo más de él. Así que
0:04:53 quizá caminó mucho más, pero no alcanzó a llegar a otro lugar como para referenciar.
0:04:57 Tampico es en Illinois. Es el guarno de nación, un presidente.
0:05:01 Como dijimos al comienzo, Álvaro y Do Campo fueron caminantes involuntarios.
0:05:09 Es decir, no tenían otra alternativa que caminar para salvar el pellejo.
0:05:14 Hubo, no hace mucho, un famoso caminante profesional. Se llamaba Edward Weston.
0:05:22 Y era norteamericano. Se hizo célebre como resultado de una apuesta sobre una elección
0:05:29 presidencial que le hizo a un amigo. Los términos de la apuesta eran que el perdedor debía caminar
0:05:35 desde Weston a Washington en diez días consecutivos para llegar a tiempo para ver la toma de posesión
0:05:44 del mando de nuevo presidente. Esta ceremonia debía realizarse el 4 de marzo de 1861.
0:05:51 Y el recorrido era de 770 kilómetros. El presidente era Lincoln. Weston había apostado en contra
0:05:59 del Lincoln y perdió. 4 de marzo de 1865.
0:06:04 No, 61, dice acá.
0:06:07 El primer período.
0:06:08 Sí, que era el período más difícil. Usted sabe que en muchos estados del sur hay...
0:06:15 En la historia de los Estados Unidos, tan interesante que ha escrito nuestro prolífico
0:06:23 amigo Isaac Asimov.
0:06:25 Están, por ejemplo, los resultados de estas elecciones. Estado por Estado. Y le puedo decir
0:06:32 que Tennessee, Alabama, Georgia, Ruiziana, que es yo, ¿sabes cuántos votos sacó Lincoln?
0:06:45 Es difícil de lidiar con el después también. Y así todo, la enmienda 13, ¿no?
0:06:50 Bueno, Weston había apostado en contra del Lincoln, perdió y comenzó su caminata el
0:06:55 22 de febrero. Un cortejo de curiosos, desde luego la acompañaba. Los primeros 8 kilómetros
0:07:03 los hizo en 47 minutos. Y después redujo la velocidad a unos 5 kilómetros por hora
0:07:09 en forma constante.
0:07:11 En cada ciudad lo esperaba una multitud. Las muchachas lo besaban y le pedían que
0:07:17 entregar a esos besos a Lincoln.
0:07:21 Cosa que él no hizo.
0:07:23 No hizo.
0:07:25 Porque era alta.
0:07:27 Weston siguió a un plan establecido. Descansaba al costado del camino y su sueño más largo,
0:07:33 durosa y zorra. Comía mientras caminaba.
0:07:36 ¿Se acuerda que el día que yo caminaba y usted comía?
0:07:40 Bueno, comía lo que le daban los aldeanos.
0:07:43 Que vivo.
0:07:44 En Filadelfia lo quiso recibir el gobernador. Weston rehusó subir a un piso superior del
0:07:51 hotel continental en un asesor a vapor, que había.
0:07:56 Porque lo consideraba contrario a las reglas establecidas. Sólo podía detenerse para
0:08:01 hacer su necesidad de disculpeme y descansar.
0:08:05 Llegó al Capitolio el 4 de marzo a las 5 de la tarde, pero se había pasado y no pudo ver el
0:08:12 juramento de Lincoln, pero sí pudo asistir al baile oficial al que tuvo ánimos para asistir
0:08:18 aquella noche.
0:08:20 En aquel primer viaje Weston caminó por nada, pero más tarde decidió caminar para ganar
0:08:25 dinero. La gente apostaba para verlo cumplir sus recorridos.
0:08:30 En distancias de mil millas podía conservar un ritmo en su paso tan sostenido que ni los
0:08:36 caballos de los árbitros podían seguirlo.
0:08:40 Era necesario proveer de relevos a los caballos de los encargados de controlar los tiempos.
0:08:46 Andaba con pantalones ajustados, zapatos de cuero, un sombrero hongo, guantes de seda.
0:08:54 Siempre llevaba un bastón liviano para espantar perros.
0:08:59 Los perros y marrones que dicen hacer los perros de acá.
0:09:04 En algunas ocasiones cuando se adelantaba al horario establecido, Weston se ponía a hablar con los vecinos
0:09:15 de los pueblos que atravesaba, visitaba admiradoras y asistía a servicios religiosos.
0:09:22 Bueno, Weston continuó mejor dicho caminando hasta los 74 años.
0:09:29 Su última prueba fue New York Minneapolis, que son 2.474 kilómetros, los hizo en 51 días.
0:09:37 Fue su última caminata y había ganado una fortuna en apuestas.
0:09:41 Un destino curioso vino a detenerlo.
0:09:45 Un día de 1927, mientras caminaba en una calle de Brooklyn, lo pisó un auto.
0:09:52 Era justo, ¿no?
0:09:55 ¿De qué otra cosa va a morir?
0:09:58 Y Edward Weston sufrió heridas tan graves que debió pasar el resto de sus días,
0:10:03 que no fueron muchos, en una silla de ruedas.
0:10:06 Murió poco después, en 1929 ya tenía 90 años.
0:10:11 Esto es todo lo que tengo que decir acerca de estos tres caminantes exagerados.
0:10:22 ¿Sabes que uno no suele pensar habitualmente cuando lee el libro de ese afecto a la lectura de la historia,
0:10:28 que en general esto de usar las dos patas que la naturaleza le ha dado a uno,
0:10:32 es la forma natural que se explica a la gente durante muchos años.
0:10:35 ¿Crees que fue Alejandro de Macedonia hasta la Rivera de Lindo desde Grecia?
0:10:40 A pie.
0:10:42 Por ahí él en algún momento iría al homo de caballo.
0:10:47 Pero los caballos tampoco resisten mucho.
0:10:50 La mayoría del ejército iba a Gambardela.
0:10:53 Y esto además lo suelen contar incluso esos giletes que han hecho,
0:10:56 bueno, como el de Gato y Mancha, que se iban a caballar,
0:10:59 bueno, pero no es todo el tiempo tan fácil, tan sencillo.
0:11:02 Estaba pensando en un amigo, este programa, que alguna vez le dio el nombre a un auto,
0:11:06 que también cruzó de costa a costa a los Estados Unidos.
0:11:09 Hernando de Soto.
0:11:11 Y que también fue a pata.
0:11:13 Y que además en algún momento empezaron las armaduras y decía,
0:11:16 los signos son peligrosos, pero alcanzan sus pescadores.
0:11:18 No mataron de un flechazo, sí.
0:11:20 Bucaba la fuente en la joventa, él también.
0:11:22 Estaba pensando en los peregrinos,
0:11:24 para los cuales está terminantemente prohibido el uso de cualquier otro medio de transporte,
0:11:28 incluso ir a Cococho de un cuñado o pasar un...
0:11:31 Los saben bien los que van a lujar.
0:11:33 Los que van a lujar, pero también los que hacían el Camino de Santiago y tantos otros.
0:11:37 Qué lindo el Camino de Santiago y Compostela.
0:11:39 Muy bonito, muy bonito.
0:11:41 Pensaba que además cuando uno camina, y tiene que cumplir un trayecto largo, naturalmente,
0:11:45 es ahí donde le suceden algunas cosas, digo, quizás la providencia lo premia a uno por ese esfuerzo,
0:11:51 como el bueno de Saulo, Pablo, que tuvo camino en el camino, le daba más revelación que algunos confunden con un ataque de epilepsia.
0:11:58 Y pensaba también, bueno, aparte de esos filósofos, los peripatéticos que andaban caminando y podían pensar,
0:12:05 pero pensaba especialmente en dos muchachos, que, acerca de los veintipocos años, eran discípulos,
0:12:11 nada menos que nuestro amigo Thomas Jefferson.
0:12:14 Él los había rescatado de sus familias, él les había dado educación,
0:12:17 y en algún momento, ante la orden de Go West, le dijo a los jóvenes,
0:12:21 Luis y Clark, vayan para el oeste, hasta donde el oeste se acabe, hasta donde hace otro mar.
0:12:26 Y, al final, el Luis y Clark, a los veintipocos años, cruzaron todos los Estados Unidos,
0:12:30 efectivamente a pie, porque la instrucción era que registraran todo cuanto vieran.
0:12:34 Y, además, bueno, en ese trayecto conocieron tribus de aborígenes,
0:12:38 que no habían sido registradas, especies de plantas y de animales que no se conocían,
0:12:43 y, además, dijeron que todo lo que había y estaba ocupado era posible de ser conquistado.
0:12:49 Estaban los españoles de mucho tiempo antes que llegaran los descendientes de británicos.
0:12:53 El destino del Luis y Clark fue triste.
0:12:56 Uno de ellos, el Chewagó Bernardo de Florida, intentó suicidarse primero contra José Filis,
0:13:00 ante la humillación y el dolor, trató de matarse cinco veces, y no lo logró ninguna de ellas.
0:13:05 Y algunos decían que justamente alguien que había podido cruzar todo el continente
0:13:10 difícilmente pudiera encontrar la muerte, que de otra forma que no fuera caminando,
0:13:15 porque el camino es una metáfora, no solo de la vida, sino también de la muerte.
0:13:19 A que el que sabe caminar por la vida sabe elegir el camino que lo conduce hacia el otro lado.
0:13:24 Y el asunto es, en algún momento detenerse, todos dicen,
0:13:28 conocemos aquello caminante y no hay camino, se hace camino a la andar.
0:13:31 El asunto es que lo que le da sentido al camino, dicen algunos, son las pausas.
0:13:35 Y en las pausas, en esos momentos, dejar asentada alguna forma de testimonio
0:13:40 acerca de lo que uno está haciendo, pero no el testimonio así en el lugar.
0:13:44 Aquí pasó fulano, sino algo que le permita a él, a las personas con las que hablen,
0:13:48 en algún momento recordar que en algún momento ese camino tuvo un instante de calma,
0:13:54 un instante justamente de detención, que le permitió reflexionar sobre eso.
0:13:59 Y eso puede ser desde escupir, por ejemplo, una piedra y después llevarse la...
0:14:05 hasta componer, por ejemplo, en alguna noche abierta, en alguna madrugada,
0:14:09 digamos, una vitalita del camino.
0:14:12 Vidalita del camino es la canción que vamos a escuchar ahora por Mercedes Sosa
0:14:17 con una involuntaria participación de este que está hablando.
0:14:42 Los días que vienen y los transcurridos,
0:15:03 viven en un libro, vitalita, que no es sucesivo.
0:15:16 Donde aún es pasado, vitalita, y el futuro ha sido.
0:15:29 Aquí no hay aciertos, vitalita, y equivocaciones.
0:15:42 Malas compañías son tus ilusiones.
0:15:55 Alguien ya tomado, vitalita, nuestras decisiones.
0:16:25 Aquí no hay consuelo, para el peregrino.
0:16:48 Puentes de neblina, vitalita, son los del destino.
0:17:02 Pues no hay caminante, vitalita, tan solo hay camino.
0:17:14 Pero hay una senta que no está trazada.
0:17:27 La acuesta escondida, vitalita, y que el amor se guiara.
0:17:41 Son tus esperanzas, vitalita, trampas de la nada.
0:17:54 Nadie pierde el rumbo, que nunca ha tenido.
0:18:07 Todo caminante, vitalita, tan solo hay camino.
0:18:24 Era Mercedes Osa y Alejandro Dolina, la veganza será terrible, vitalita del camino.
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