Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de Catalina Coronaro en Chipre. Atención.
0:00:04 Cuenta en el Ludwig que la isla de Chipre fue durante siglos
0:00:10 refugio de todos los fugitivos del Mediterráneo
0:00:13 y al mismo tiempo base para toda clase de piratas y comerciantes.
0:00:19 Eran muy atractivas las maderas de Chipre, los vinos de Chipre,
0:00:25 el cobre que era explotado allí de la más remota antigüedad.
0:00:29 En tiempos onericos se contaba que Afrodita visitaba frecuentemente la isla.
0:00:34 Bueno, no solo la visitaban, ha sido frente a Chipre.
0:00:37 Y se decía también que las cipriotas eran las mujeres más hermosas y más amorosas de la tierra.
0:00:46 La isla fue capturada por los felicios, los gregos, los árabes, los imperadores y santinos.
0:00:53 Cuando Ricardo Corazón de León pasó por Chipre en su cruzada en 1191,
0:00:58 en lugar de luchar contra el sultano infiel, envió a sus caballeros a tierra en una expedición de asalto
0:01:05 y le arrebató la isla al emperador filciano de Constantinopla
0:01:10 y se la vendió a los templarios, que inmediatamente la vendieron a un caballero francés
0:01:13 que andaba buscando un pequeño reino.
0:01:16 Era nada menos que Gilles de Lusinián, que llevaba el título del rey de Jerusalén
0:01:22 y que al fin encontró un pedazo de territorio para su corona.
0:01:25 Y estableció, Gilles de Lusinián, con una dinastía y los de su estirpe,
0:01:33 reinaron en sí, pero entre tres siglos, con todo ceremonial, con toda pompa, mucho gulegú,
0:01:42 mucho bailongo, mucho comamos a perder.
0:01:48 Cuentan que uno de estos reyes de la dinastía de Lusinián murió dejando una isla legítima
0:01:55 y un bastardo, que se llamaba Jaime, y se armó.
0:01:59 Porque Jaime, el hijo bastardo, quiso gobernar y se apoderó el trono sin ceremonia alguna.
0:02:05 La isla legítima y el marido, de la isla legítima,
0:02:09 ansiosos de heredar el poder y el dinero, buscaron siglos de pendiente.
0:02:14 Y encontraron el favor del papa y de género.
0:02:18 Entonces Gilles de Lusinián también buscó ayuda.
0:02:22 Y en tabló relación con una casa veneziana, la casa de los coronaros.
0:02:29 Enterado Jaime, que la hija de señor Andrea Coronaro estaba en condiciones de casarse,
0:02:34 pidió su mano y se vea que estoy y dice ¿qué le parece don Coronaro si me da la mano a su hija?
0:02:40 Y ciertamente el único modo de sostenerse en el poder era conseguir unirse familiarmente
0:02:47 a una dimestia que lo apoyaba.
0:02:49 Sólo un gran casamiento podía dar una cierta autenticidad que le dero falso.
0:02:57 El señor Andrea Coronaro habló con el Duc de Venecia,
0:03:00 el que cortaba el bacalao en la República Serenísima de Venecia, era el Duc.
0:03:06 Le demostró a este señor y al consejo cuán valiosa podía resultar la isla y siempre.
0:03:12 Entonces se aceptaron el caso, y se estaba viendo.
0:03:15 Y la hija de Coronaro, que se llamaba Cartalina y que era hermosa,
0:03:18 viajó para consagrarse reina de siempre como hija de la República Serenísima,
0:03:23 que así se llama, por eso se llama la Serenísima, la leche.
0:03:29 Decimos la Serenísima, estamos aludiendo a Venecia,
0:03:33 a la mujer del dueño de la leche y que es famosa por su templanza.
0:03:41 Son unos venecianos que vinieron y se compran una leche y el pusieron la cerevisia.
0:03:46 Si nosotros fuéramos a Venecia, nos compráramos una leche y el pusiéramos la reina del Plata.
0:03:53 Pero mejor, porque a nosotros nos seguía mal.
0:03:59 Las leche y la cerevisia funcionan mucho peor que la pampa húmeda por el asunto de las vascas.
0:04:06 ¿Dónde se va a comer?
0:04:08 El caso es que la casaron, no más.
0:04:13 Entonces Cartalina tenía solamente 14 años y estaba bajo el cuidado de unas monjas.
0:04:19 Así que va a darle tomando el peso.
0:04:21 Cartalina llegó al cipro y actualmente se conocía a su esposo, Reina de Lisiñán.
0:04:25 Se gustaron.
0:04:27 Él la hizo coronar inmediatamente.
0:04:29 Reina de Cipro, Jerusalén y Armeña.
0:04:32 ¿Armeña por qué es de Armeña?
0:04:34 Ya que estábamos.
0:04:38 En presencia de unos cuantos soldados, unos piratas, unos pastores, unas contrabandistas.
0:04:43 Era el año 1488.
0:04:45 La nueva reina de Cipre y Jaime de Lisiñán vivieron ahí con gran pompa y boato.
0:04:55 Un boato que para algunos conoció al mismísimo Shakespeare a través de unas crónicas que lo movilizaron a situar allí mismo a Othello,
0:05:04 ya en tiempos de dominación autománea.
0:05:08 En Jaime de Lisiñán creó tener su poder asegurado con Venecia como compañera y garante.
0:05:14 Y le hizo así era.
0:05:16 Pero sucedió algo que Jaime no supuso y fue la muerte.
0:05:20 Después de tantas intrigues en negociaciones, un año más tarde, en la llegada de una esposa hermosísima,
0:05:26 Jaime de Lisiñán tuvo la mala ocurrencia de morirse.
0:05:31 Para la causa de su legitimación como soberano era muy inconveniente.
0:05:39 Simplemente es un inconveniente morirse, a los segundos dinásticos.
0:05:43 Murió por unas fiebres.
0:05:45 En aquella región siempre uno muere por unas fiebres.
0:05:47 Unas calenturas dicen algunos.
0:05:49 Cada vez que lo vemos en la biobracía de Bairon nos sorprendemos sabiendo que murió por unas calenturas.
0:05:55 Las personas ignorantes como yo siempre hemos supuesto un enojo de Bairon o un enamoramiento.
0:06:02 Y no hay unas fiebres.
0:06:06 Bueno, de una fiebre murió Jaime de Lisiñán.
0:06:11 No piso saber que muchos personajes de aquella época morían por fiebres.
0:06:18 Porque como no se sabía de que morían,
0:06:21 se les atribuía siempre la muerte a algunas fiebres en este caso.
0:06:25 Catalina quedó sola en un sitio en donde después de la muerte entra ahí comenzaron nuevas revueltas para hacerse con el trono.
0:06:34 El caso es que Catalina fue esa prisionera por los que no hubiese.
0:06:38 En Benéfica el Duc y el consejo se enteraron, ya que ellos empezaron una invasión.
0:06:45 Los venezianos desembarcaron en Sifre, se apoderaron de la isla en nombre de la hija de la República.
0:06:50 Fue el mejor pretexto para conseguir hacerse de los dignos de las maderas y del cobre de Sifre.
0:06:55 Catalina fue rescatada y es lo que seguiría siendo Reina, pero los propios venezianos la obligaron a dedicar.
0:07:03 Y se hicieron cargo de la isla unos funcionarios cercanos al Duc de Benéfica.
0:07:09 Catalina, ya sin cortes y maridos y amor, se repatrió, vivió en un castillo que le cuidaron por la República de Benéfica.
0:07:17 Allí pesó algunos años como figura central de una corte de amor y poesía.
0:07:23 Y una tardía corte de amor y poesía, ya no eran las épocas del siglo XII y XIII, el amor cortés.
0:07:32 Recibía caballeros, damas de alcurnia y jóvenes que pagaban incluso por oír los relatos de la antigua Reina de una región tan lejana.
0:07:41 Salute.
0:07:44 Esa fue la época en que nada menos que el titiano se acercó hasta Catalina para pintar su retrato.
0:07:51 Allí en aquella corte de amor, mientras ella contaba sus historias de Sifre, le pintó el retrato.
0:07:58 En aquella existencia transitada con exclusividad por la Añorán, se había un reinado de Fímero,
0:08:03 vivió en Catalina hasta su muerte a los 55 años de edad.
0:08:07 Reino un año y se pasó 50 acordándose.
0:08:12 Hay mucha gente que vivía así, pero no se que esté mal, que ha tenido esto.
0:08:21 Vivió un gran amor que duró un año, bueno, ¿y qué hacemos?
0:08:25 Otros trabajaron en el correo durante una irrecuarda,
0:08:30 y ella, ah, no recuerdo, lo queda que correo.
0:08:41 Cada vez que toman dos copas de más, cuando toman dos copas de más, le sigan,
0:08:49 No sé si ya...
0:09:02 Cuentan historias del correo.
0:09:04 No sé lo que van a hacer, me acuerdo, una estampilla de San Martín.
0:09:09 Es así, sí, pues así.
0:09:11 Así me pasó, hasta Reina, bueno, al culecí.
0:09:14 Los empleados del correo recuerdan el año pasado en esa repartición,
0:09:18 lo que nos hubiera ahora sido Reina de Siempre.
0:09:22 Años después del retorno de Catalino, una guerra entre Venencia y los turcos por la isla de Siempre,
0:09:28 pero esa es otra historia que deberíamos contar.
0:09:31 De todos modos, Siempre fue una isla de cambiantes soberanos.
0:09:39 La población es cualquiera que se divide entre griegos y turcos,
0:09:46 y que está nadie Siempre, ¿no?
0:09:48 Siempre está nadie Siempre, momento, que me miras mal, o que...
0:09:57 Yo estaba primero, sí, pero en cualquier caso,
0:10:03 esta es la historia de una muerte prematúra.
0:10:10 Finalmente fue incluso involucrada a un Estado como Venencia, como la que te ayude,
0:10:17 y no tener la suerte de seguir viviendo fuera de ti.
0:10:23 Una desgracia para mi y sin niña.
0:10:25 Y una falta de seriedad, ¿no?
0:10:28 Una falta de seriedad que seguramente habrán receminado los venecianos, los coronados.
0:10:35 Y después de mucho tiempo, no se se metieron en una guerra y después se nos mueren.
0:10:41 ¿A quién quiere dedicar usted esa historia?
0:10:44 A la cipriota.
0:10:45 A la cipriota, que son las mujeres, seguramente dicen más hermosas las mujeres, ¿no?
0:10:49 A ellos son las mujeres.
0:10:50 Bueno, hemos ido a la discoteca y le contamos al discotecario esta historia,
0:11:01 particularmente la actividad central de la vida de Catalina Coronaro, que fue la recordación.
0:11:12 Entonces nos vio el tango que estaba recordándote, que es muchísimo,
0:11:17 y que te anta en este mismo alto, Don Carlos García.
0:11:47 Y una noche embadizado, ¿se jure que se quería?
0:11:51 Mucho más que la alma mía, y a mi madre también.
0:11:55 Te acoplaré hasta el corto, roderé vacía al abadero.
0:11:59 Y te juro hasta el cero, por tenerse ponido.
0:12:03 Se acabaron las gracias de mi papá de grino.
0:12:07 Quiero ver el papá de grino, que se acabe a ser un imperador.
0:12:17 A mis noches vení, por los fríes salvales,
0:12:25 primetiendo madridales, un criatulado de copés,
0:12:33 puse vida encarecciosa, el amor de hijas lecturas,
0:12:40 y la indecible perdura, roda tu alfador de mujeres.
0:12:48 Cuantas noches tenías antes, un instinto de cueca,
0:12:52 una lágrima ingresa, por privamente caló,
0:12:56 frente que fuera a ser más inceso de vida,
0:13:00 porque aún tan granería, de paciencia,
0:13:03 me causó la quesa de censo, el conogudo que sufrí,
0:13:08 y de inmersiencia, que se tomó en mente esa pasión.
0:13:12 Y del fondo de tu alma, tienes esa crua y crua,
0:13:16 un leyente de la crua que miras en la boca.
0:13:26 A mis noches vení, por los fríes salvales,
0:13:33 primetiendo madridales, un criatulado de copés,
0:13:41 puse vida encarecciosa, el amor de hijas lecturas,
0:13:49 y la indecible perdura, roda tu alfador de mujeres.
0:14:03 de The Grandes Ivarvieri, recordándote.
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