Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible, estamos en Mendoza, en el hermoso espacio del
0:00:09 park al aire libre, ¿sí?
0:00:12 O muchísima gente hoy también aquí.
0:00:14 Mañana estaremos en San Juan, será las 20 horas en el colígio número 1, colígio
0:00:20 superior número 1, ahí en Avenida Mendoza y doctor Ortega.
0:00:24 ¿Cómo le va el doctor?
0:00:25 ¿Qué tal doctor?
0:00:27 ¿Quieres pasar a la bárbara si le hagas malo?
0:00:30 Vamos a saludar a Alejandra Dahlio, que cumple años, y otros con las manos vacías.
0:00:38 Alejandrita Dahlio, cumpliendo años lo más fresca.
0:00:41 Este, yo le... podría regalar cosas en el Estam y Arcea Santos, quiero decirlo porque me compré un montón de libros ahí, así que gracias por tener buena literatura y buenas ofertas, muchachas.
0:00:49 También agradecemos a los chicos del Gastón Abdalatrío, cuyo titular tuvo palabras de cariño para nosotros.
0:01:00 Vamos a hablar esta noche, ya que estamos en la feria del libro, de coleccionistas de libros.
0:01:09 ¿De cómo el colección... buenas noches?
0:01:11 ¿Cómo coleccionar libros, qué tal, cómo le va?
0:01:15 Puede convertirse en una obsesión y algunos casos históricos muy, muy marcados de coleccionistas de libros especialísimos.
0:01:27 Empecemos por Lorenzo de Medici, que coleccionaba libros y enviaba a los heruditos de su corte a buscar manuscritos griegos allí donde los hubiera.
0:01:39 Su biblioteca era enorme y los humanistas florentinos tenían libre acceso a préstamos de su colección.
0:01:48 Pero había un hombre que envidia la biblioteca de Lorenzo.
0:01:53 Qué feo que te envidia en la biblioteca.
0:01:56 Y era el duque de urbino, Federico de Montefelto.
0:02:01 Había nacido en 1422.
0:02:05 Quiere decir que estamos ahí nomás, ahí nomás de la invención de la imprensa.
0:02:13 ¿La imprensa de tipo móviles?
0:02:14 Que fue en 1450.
0:02:17 Invención que iba a poner esta idea del coleccionista de libros, al menos en otro plano.
0:02:24 En esta época tener 100 libros era un verdadero tesoro.
0:02:31 Era digno solo de personas con mucho poder dinero.
0:02:35 Después viene.
0:02:36 El amigo Gutenberg inventa la imprensa y ya tener 100 libros, los tenías cualquiera.
0:02:39 A los libros que Gutenberg imprimió en el primer medio siglo, es decir, entre 1450 y 1500, sí les llama incunables.
0:02:52 Incunables.
0:02:53 Sin embargo, en muchos lugares, incluso en este, hay personas que llaman incunable a cualquier libro viejo.
0:03:01 Entonces dice, sí, en casa tengo un incunable.
0:03:04 Sí, casi como el mismo.
0:03:05 En 1924 me regaló mi abuelo.
0:03:09 Bueno, había un hombre que envidia a la biblioteca de Lorenzo y era como se ha dicho, el duque de urbino.
0:03:14 De urbino sería todavía mejor.
0:03:16 Era un coleccionista que había puesto a trabajar a 35 copistas,
0:03:21 pero no había la que no había impresio, o que sí la había el tipo de agujil.
0:03:26 Solo para lograr superar la cantidad de libros que tenían los Medici.
0:03:30 Como ese método parece que no le satisfacía del todo, Federico de Montefelto contrató además unos espías...
0:03:40 ¡Cucha!
0:03:42 Un perro que no...
0:03:44 Sí, sí, un parro ladrante.
0:03:46 Contrató unos espías que se encargaban de averiguar el recorrido de los envíos que le llegaban a Lorenzo,
0:03:53 y entonces pues contrataba unos mercenarios que atacaban a los que traían los libros y se los afanaban.
0:04:02 Cada tanto, Federico de Montefelto mandaba a sus espías a revisar los catálogos de la biblioteca Medici
0:04:10 para indignarse si descubría allí alguna obra que él no tenía.
0:04:16 Con todos aquellos trabajos afanes, Federico superó en cantidad y calidad a la colección de su rival.
0:04:26 Un librero llamado Vespasiano de Vistici, dijo que esa biblioteca contenía la mejor colección de libros antiguos y modernos,
0:04:37 y se hablaba de sagrados y profanos.
0:04:40 Cada libro estaba encuadernado en carmesí y decorado con plata.
0:04:45 ¿Cómo me gustan los libros encuadernados en carmesí y decorados con plata?
0:04:51 Federico de Montefelto leía sin embargo un solo libro.
0:04:56 La historia romana de Titolibio en latín.
0:04:59 Lo leía de la mañana a la noche, y cuando lo terminaba, lo empezaba de nuevo.
0:05:04 Dos siglos después de la muerte del Duque, Federico, en 1482, el Papa Alejandro Borja,
0:05:12 quiso adueñarse de los libros que los descendientes de Federico habían cuidado.
0:05:19 Pero hubo un problema.
0:05:21 Los vecinos de Urbino estaban tan orgullosos de aquella biblioteca
0:05:25 que se produjo una revuelta cuando Alejandro se quiso llevar los libros a Roma.
0:05:30 Rodearon el palacio e impidieron la entrada de los hombres del Vaticano.
0:05:35 El Papa pudo aplacar la resistencia de los ciudadanos de Urbino
0:05:40 y hacerse con aquella colección con la promesa de una exención de impuestos durante un año.
0:05:47 Dice, déjame llevar los libros y no te cobro impuestos durante un año, no te cobro.
0:05:52 Y desde el año 1658 la colección fue incorporada a la biblioteca del maniscano.
0:05:59 Algunos reyes franceses eran muy pocos escrupulosos en la adquisición de sus libros.
0:06:07 Carlos VIII tenía su colección particular y después del sitio de Nápoles
0:06:14 se llevó la mayor parte de la biblioteca real de esa ciudad.
0:06:18 Se llevó también la Sífilis o acaso la Trajo.
0:06:22 En aquella excursión del rey Carlos de Francia a Nápoles
0:06:31 se produce una epidemia de sífilis.
0:06:34 Los franceses le llamaron a la sífilis el mal de Nápoles
0:06:40 diciendo que eran las muchachas napolitanas las que habían contagiado a los soldados.
0:06:46 Pero los napolitanos le llamaron el mal francés acusando a los soldados de Carlos
0:06:52 y haber contagiado a sus muchachas.
0:06:54 Como quiera que sea, Carlos se llevó los libros para aparecer.
0:06:58 Hemos nombrado alguna vez a Jean de Berrey IV hijo de Juan el Bueno, que era un rey francés,
0:07:04 que también coleccionaba libros.
0:07:08 Bueno, lo mismo que eso.
0:07:13 Él era su hermano Carlos también, con el que se llamaba Libro.
0:07:16 Él era el que había puesto en su biblioteca, en todos los libros,
0:07:21 una inscripción que decía, este libro es medio, Carlos.
0:07:25 Un sello.
0:07:27 Bueno, en mi casa hay, le juro querido Dorio,
0:07:32 una gran cantidad de libros todavía,
0:07:34 que dicen biblioteca popular Juan Bautista al Berrey.
0:07:39 Al menos dos generaciones.
0:07:42 Un tic de dios me pregunto.
0:07:43 Mi madre, a mí, hemos armado una biblioteca como...
0:07:47 Bueno, Jean de Berrey pedía a prestados libros,
0:07:52 no lo devolvía y los incorporaba a su conexión,
0:07:55 es una vieja metodología.
0:07:57 El director de la biblioteca real le reclamó una biblia.
0:08:01 El secretario del Rey, otra.
0:08:04 Y el duque de Guyan, un previario, no muy importante.
0:08:09 Ante cada pedido de evolución,
0:08:11 Sandra Berrey les preguntaba a los dueños de los libros
0:08:14 si no se avergonzaban al ejercer el reclamo por tan poca cosa.
0:08:18 Y de esa forma se amó una biblioteca notable.
0:08:21 Pero, cuando estuvo a punto de morir,
0:08:25 Jean de Berrey preocupado por el futuro de su alma.
0:08:28 Mira vos, con tantos libros que teníamos.
0:08:34 Le ordenó a sus ayudas que devolvieran los libros que había pedido.
0:08:40 Cuando se le preguntó cómo podía reconocer a los dueños a cada libro,
0:08:45 les explicó que había un determinado sector de su biblioteca,
0:08:49 el más grande, que correspondía a los ejemplares prestados y robados.
0:08:54 Qué curioso, ¿eh?
0:08:56 Un tipo que empieza a devolver libros por miedo a irse al infierno.
0:09:01 Último coleccionista.
0:09:05 Y me parece que estos son los mejores.
0:09:08 A si afines del siglo XIII, en Japón,
0:09:11 bajo el régimen feudal de los Shogunes,
0:09:15 el poder estaba concentrado en la clase guerrera.
0:09:18 Bueno, no eran otros que los samurai.
0:09:21 Las familias samurai establecieron escuelas y bibliotecas
0:09:25 para preservar y transmitir la herencia literaria.
0:09:29 Los clásicos chinos, las escrituras budistas y los escritos propios del país.
0:09:35 Sus buquebunkó, que quiere decir bibliotecas de los guerreros.
0:09:40 El idioma japoneses es muy fácil.
0:09:42 Bibliotecas de los guerreros se dice buquebunkó y todo así por el estreno.
0:09:49 Bueno, las buquebunkó contenían también secretos de familia, celosamente guardados.
0:09:54 Una de esas bibliotecas, la canazagua Bunko,
0:09:59 está claro que Bunko quiere decir biblioteca.
0:10:03 El cambio buque no quiere decir buque.
0:10:06 Sino guerrero.
0:10:09 Bueno, esta biblioteca había sido fundada en 1275
0:10:14 por el general Ojo Sanetoki.
0:10:17 Cuidado, Sanetoki.
0:10:19 Ojo Sanetoki, pero qué curioso.
0:10:23 Ojo con H.
0:10:25 Que me parece que era el masculino de hoja.
0:10:29 Claro, no hay tal.
0:10:31 Les armaban ojo.
0:10:33 Porque les gustaban los libros.
0:10:34 Así como hay todos y todas, hay ojos y hojas.
0:10:43 Bueno, el general Ojo Sanetoki, en su villa de Canazagua,
0:10:48 cerca de donde está Ojo y Yokohama.
0:10:51 Si no sabe donde está Yokohama.
0:10:52 Cerca.
0:10:53 Cerca de donde está Ojo y Tokio.
0:10:54 O sea, Edo.
0:10:56 Bueno, Ojo Sanetoki pretendió ser que sea el más osado de los coleccionistas.
0:11:02 Intentó reunir todos los libros existentes
0:11:05 que habían sido escritos en japonés hasta el año 1270.
0:11:09 Que eran pocos.
0:11:10 No eran tantos, sí.
0:11:11 Y lo hizo a punta de espada.
0:11:14 El tipo agarraba la espada y se japanaba todos los libros.
0:11:17 Al comienzo la búsqueda fue fácil.
0:11:19 Porque no necesitaba más que entrar a la casa o a los templos,
0:11:23 sacar todos los libros y chavuz.
0:11:26 Pero el asunto se recomplicó cuando pidió a las otras familias de los guerreros,
0:11:31 Samurai, sus libros.
0:11:33 Y se los negaron.
0:11:35 Entonces, Ojo Sanetoki guerreó contra otros generales que tenían libros
0:11:40 para conseguir su propósito.
0:11:42 Lamentablemente, perdió la primera batalla.
0:11:46 De todos modos, apiló en su Kanazahuabunko
0:11:51 la más importante colección de textos del Japón.
0:11:56 Su sala de lectura se abrió a estudiosos, azardotes y miembros de la familia,
0:12:02 pero nunca se permitió que los libros salieran de allí.
0:12:06 Y la Kanazahuabunko todavía existe.
0:12:10 La prefectura gubernamental la conserva como biblioteca de libros extraños y antiguos.
0:12:18 Aquí quiere dedicar esta breve reseña de coleccionistas tramposos, obsesionados, etc.
0:12:29 Sabes que hace un poquito el cognitivo de nuestro viaje
0:12:32 que fui con mi joven hijo a ver la biblioteca, lo que me dice ahí en la batica.
0:12:36 Es muy curioso porque aquello por lo cual, un pequeño grupo de gente se desesperaba por mirar adentro.
0:12:42 Ahora un enorme cantidad de gente se desespera por mirarlos desde afuera y se ven en la estapa nada más.
0:12:47 Así que los libros han perdido un poco el sentido.
0:12:49 Digo que no es el camino por el cual se llegan los libros Platón, nuestro amigo Platón.
0:12:54 Por ejemplo, estaba en contra de que los pensamientos y las ideas de las personas
0:12:58 pasaran a formar parte de un libro o de un texto, porque de este modo se decían
0:13:02 los hombres iban a perder la memoria. La curiosa idea acerca de eso.
0:13:05 Pero es que Aristóteles también confiaba de los libros.
0:13:10 La antigüedad clásica nunca confiaba del todo en el libro.
0:13:15 Pensaba que era preferible el maestro.
0:13:18 Pensaba que el maestro no podía ser...
0:13:21 En principio pensaba que un libro era un reemplazo del maestro.
0:13:24 Y después pensaba que seguía siendo mejor el maestro.
0:13:29 Es decir, el pensamiento podría resumirse así.
0:13:32 Pero no hay un antes y después de la invención del libro.
0:13:36 Era mejor antes.
0:13:38 Está muy bien. Claro, el argumento era decir...
0:13:41 A ver, si uno tiene un maestro y está hablando una idea,
0:13:45 cuando uno duda algo le pregunte y el maestro le contesta.
0:13:48 El libro no responde preguntas.
0:13:50 Pero pensaba también que frente a esta escuela, en Toledo, hacia el año 1085,
0:13:55 una escuela maravillosa de hombres que eran judíos, musulmanes y cristianos,
0:13:59 que se dedicaban a copiar libros.
0:14:01 Y gracias a ellos hoy tenemos los clásicos.
0:14:03 Esos hombres demostraron que los libros tenían algún sentido incluso copiados.
0:14:07 Pero lo que pasa es que hay lecturas que nos marcan para siempre.
0:14:10 La historia de algunos de nosotros, que me consta, que comparto con usted este vicio,
0:14:16 se puede construir a partir de los libros que fuimos leyendo a lo largo de nuestra vida,
0:14:20 desde el comienzo hasta la noche de ayer.
0:14:23 Y también de alguna manera son equiparables a las historias de amor.
0:14:26 Porque hay libros que uno leó y lo que ya lo leó para siempre.
0:14:30 Yo probablemente no haya vuelto a leer Sando Khan, por ejemplo, o Robin Hood,
0:14:35 o cualquiera de la colección Robin Hood, mejor dicho.
0:14:38 Hay otros libros que en cambio se leen siempre.
0:14:41 Para siempre, el libro que uno no puede dejar de leer, digo, la comedia sería uno de ellos,
0:14:45 tantos otros.
0:14:47 El asunto lo que no se puede suplantar, y quizás es lo que a uno le da cierta envidia,
0:14:51 todavía, ¿cómo recuperar ese momento en que uno leó por primera vez Madad Bóvarí?
0:14:55 Y digo, esa emoción, esa especie de momento inaugural de amor,
0:14:59 inaugural que uno sólo puede repetir quizás con otros libros, pero nunca más con ese.
0:15:03 De ahí también viene este asunto de leer en voz alta o en voz baja.
0:15:07 Uno, a lo sumo, hoy en día puede leer en voz alta para un amante,
0:15:11 a lo sumo puede leer en voz alta para un padre, para algún maestro que ya haya perdido la vista.
0:15:17 Pero en general uno lee para sí, y quizás también escribe para sí,
0:15:21 aunque después hay objetos como libros que trata de compartirlo con otra gente.
0:15:25 ¿Y por qué nos está pensando, así como en la antigüedad clásica,
0:15:29 todos los lectores eran lectores en voz alta?
0:15:32 Si leí en voz alta, digamos que puede concebirse alguien que lea en voz alta,
0:15:36 pero no alguien que escriba en voz alta.
0:15:40 Es más raro, ¿no?
0:15:41 Es más raro.
0:15:42 Pero qué extraordinario, solamente en el cine hay escritores en voz alta.
0:15:46 Claro, entonces el tipo se pone a escribir,
0:15:48 y dice, era la mejor y la peor de todas las épocas.
0:15:52 Yo no ve cómo se escribe la escritura en un papel y la voz alta.
0:15:55 Incluso para los escritores que son reconocidos como tales por sus vecinos.
0:15:59 Tenían fantásticos, por ejemplo Felipe Pina.
0:16:02 Felipe Pina me han dicho que escribe en voz alta.
0:16:05 Entonces los vecinos dicen, sentí, sentí.
0:16:08 Está escribiendo Felipe.
0:16:12 Es paravisoso.
0:16:13 El fusilamiento del orrego marca un antes y después...
0:16:17 Si, es la mejor antes.
0:16:21 Especialmente para dos amigos.
0:16:25 Pero decía, volví en este asunto, querido Alicante.
0:16:29 Digo, uno viene a las ferias del libro porque de alguna manera,
0:16:32 también, y yo acabo de comprobar esto, recién circularlo por los stands,
0:16:36 es encontrarse con viejos amigos, con viejas novias, con la ventaja que están siempre iguales.
0:16:42 Esto es, Madame Bovary no cambia.
0:16:45 No quiero hacer nombre, pero ustedes se imaginaran como es esto.
0:16:48 Y los viejos amigos funcionan igual que funcionaban en el momento en que esa amistad florecía.
0:16:52 En el que esa amistad era palpable.
0:16:55 Los libros tienen la ventaja por sobre las personas de ser inmutables.
0:16:59 Siempre y cuando uno sepa que esa inmutabilidad no lo afecta a uno.
0:17:03 Uno siempre está cambiando, el libro siempre es igual.
0:17:06 Pero por eso el resultado de la lectura es distinto.
0:17:08 Es distinto, exactamente.
0:17:10 Y aquí el que no lo entienda, se podrá tener quizás como Lorenzo de Merch o el Duque de Urbino,
0:17:16 una enorme colección, pero lo único que habrá en esa colección, queridos amigos,
0:17:20 serán solamente las hojas muertas.
0:17:28 Y hojas muertas es el nombre de una canción
0:17:34 Que vamos a escuchar ahora por su más célebre intérprete, que es Ismonta.
0:17:40 ¡Alegato!
0:18:33 En la noche frio, te olvidas
0:18:40 Te veo, no te olvido
0:18:45 La canción que me has cantado
0:18:52 Es una canción
0:18:57 Que nos parece
0:19:01 Tú te amas
0:19:05 Y te amas
0:19:09 Nos vivimos todos
0:19:12 Los dos juntos
0:19:16 Tú que me amas
0:19:20 Yo que te amas
0:19:24 Pero la vida no es lo que se me
0:19:31 Lo que se me amas
0:19:35 Sin hacerle brus
0:19:42 Y la madre se siente
0:19:49 Y no se siente
0:19:54 No se siente
0:19:59 No se siente
0:20:04 No se siente
0:20:28 Pero la vida es aparte
0:21:08 Era ahí que se mostraban,
0:21:09 la venganza será terrible,
0:21:11 hojas muertas.
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