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12 de Octubre de 2009

Consejos para organizar un picnic

Transcripción automática

0:00:00 Vamos a hablar de Rodolfo II de Asburgo, un emperador que era intimista, tenemos tiempo,
0:00:10 podemos colaborar un rato con este amigo Rodolfo II.
0:00:15 Ayer hablamos de él porque su historia está entrelazada con muchos personajes muy interesantes.
0:00:25 Lo primero que hay que decir es que a nosotros nos caen simpáticos los príncipes que hacen otra cosa.
0:00:32 Digo los príncipes en el sentido cabal de la palabra.
0:00:36 Los reyes, los presidentes, los primeros ministros, es decir los príncipes,
0:00:42 principal funcionario de una región, de una nación.
0:00:46 Y después, que tienen otras destrezas, que no son muchas, especialmente en la actualidad.
0:00:55 Los príncipes no hacen otra cosa que gobernar si tenemos mucha suerte.
0:01:02 Pero pensaba en mi terran, y pensaba en mi amiga Graciela, que me contó que mi terran,
0:01:14 anunció que él era el último de los presidentes humanistas.
0:01:20 Anunció que ya los próximos presidentes serían con suerte buenos presidentes.
0:01:28 Pero ya no lectores, ni políglotas, ni académicos, ni filólogos.
0:01:36 Y esto es verdad, esto es verdad.
0:01:41 Ni que hablar que nuestro país también sucede lo mismo con casi toda la raza política,
0:01:49 con algunas excepciones de personas que al menos denotan una amplia formación,
0:01:58 formación que a veces se revela, por ejemplo, en la construcción del discurso propio.
0:02:03 Que no siempre ha sido una virtud de nuestros príncipes.
0:02:13 Hasta pensaba en mi tre, con quien no se impatizó en absoluto, políticamente,
0:02:20 pero que él escritó historiador y traductor, el traductor de la divina comedia del vuelo.
0:02:28 Bueno, Rodolfo era alquimista.
0:02:34 Nació en Viena, como suele ocurrir con todos los asburgos, el 18 de julio del año 1552.
0:02:41 Su madre era María, hijo de Carlos V.
0:02:44 Carlos V, príncipe nuestro si se quiere, porque era Carlos V de Alemania, pero también Carlos I de España.
0:02:51 El papá de Rodolfo, Maximiliano II era hijo del emperador Fernando I.
0:02:57 La mamá de Rodolfo era, igual que su hermano, el rey Felipe II, de larga fama,
0:03:03 una católica muy fanática.
0:03:09 Pero esta madre se había casado con Maximiliano, como he dicho, que sí era un modelo de tolerancia.
0:03:19 Y en realidad se sentía muy poco ligado a la iglesia, incluso se negó a recibir los últimos sacramentos en su lecho de muerte.
0:03:26 Y Rodolfo, contra el deseo de su papá, fue enviado a la edad de 11 años a España,
0:03:33 para ser educado, nada menos que por Felipe II, porque la vieja quería convertir al heredero altrón en un auténtico soberano de la contrarreforma.
0:03:42 Así que se lo mandó al tío.
0:03:44 Muy bien, llegó a Madrid, este joven asburgo, ya aburrió muchísimo.
0:03:48 Felipe lo educó bajo los preceptos aristotélico-tomistas, le dio algunas lecciones acerca de las prácticas heresies y blasfemales,
0:03:57 que según parece ser combatidas.
0:03:59 Un día Rodolfo y su hermano Ernesto, que recién había llegado también, fueron llevados a presenciar un auto de fe.
0:04:06 Es decir, lo llevaron a ver cómo la inquisición quemaba un tipo, por supuesto, a cerejías o brujerías.
0:04:11 Parece que el tipo este en cuestión lo estaban quemando con madera verde para que el suplicio se prolongara.
0:04:17 Y Rodolfo esto no le gustó.
0:04:20 Y más tarde, siendo emperador, fue considerado el más tolerante de todos los gobernantes europeos hasta ese momento.
0:04:28 ¿Cómo era Rodolfo? Se preguntará usted, Barton.
0:04:31 ¿Cómo era Rodolfo?
0:04:32 Rodolfo era feo, medio gordo y estaba todo el tiempo colorado.
0:04:37 Sentía muy avergonzado de ese color, se maquillaba constantemente para disimular ese eterno sonrojo que padecía.
0:04:45 Su carácter era un poco inestable por no decir que estaba loco, ¿no?
0:04:50 Los médicos de la Corte de Viena dijeron, el diagnóstico era, ¡lo cura la tente! ¿Qué es lo cura igual?
0:04:57 Estaba loco.
0:05:04 En una época empezó a notarse esa locura y fue cuando quiso casarse con María de Medici.
0:05:15 Y resulta ser que no pudo porque el que se casó con María fue nuestro amigo, Enrique IV, el Rey de Francia.
0:05:21 Estrología y la alquimia.
0:05:24 Parece ser que había encontrado algunos objetos extraños en la Corte.
0:05:28 Entre ellos un barzo de ágata de 75 centímetros de altura que según la tradición había sido traído por los pesados a Europa en el año 1204.
0:05:41 Una leyenda de sí, incluso, que era el mismísimo calis en el que había bebido Jesús en la última cena, decir nada menos que el Santo.
0:05:50 También me gustaban las joyas.
0:05:52 Lo coronaron Rey en Hungría en 1565 porque primero fue Rey de Hungría y después de Bohemia le dieron unas coronas medio mestonga.
0:06:05 Entonces hizo hacer una corona tan llena de piedras preciosas y tan pesada que no lo dejaba estar parado de tan pesada que era.
0:06:18 Andaba de un lado para otro así como zapallo en carro que no soportaba el peso de la corona.
0:06:24 Cuando murió el padre Rodolfo fue declarado Rey de Roma y emperador alemán y en ese momento aparecieron algunos problemas.
0:06:32 Parece que en el testamento machimiliano el papá había dejado todo a Rodolfo y había un hermano llamado Matías, muy ambicioso,
0:06:40 que se enojó porque no había ligado absolutamente nada.
0:06:43 Se fue del país, buscó aliados entre los franceses, los holandeses y los españoles para combatir a su hermano con el pretexto que estaba loco.
0:06:53 Matías sostenía que a un loco había que destronarlo.
0:06:59 Emperador ya, Rodolfo se olvidó por completo de los asuntos de Estado.
0:07:04 Se estableció en un espeluznante castillo de Praga que metía miedo de solo mirarlo y empezó a llamar algunos personajes de travagantes a la corte.
0:07:15 Uno de ellos fue Tadeo Aguesius, un médico de Praga que se hacía pasar por matemático, astrólogo, astrónomo y alquimista y se hizo maestro del emperador en todas esas actividades.
0:07:27 Y el emperador estudiaba todo eso, invitó a su reino a los sabios, a los orfebres judíos, entre ellos un orfebre llamado David Gantt, autor de una historia del Talmud y traductor de las llamadas tablas alfoncinas.
0:07:42 Alfoncinas porque provenían del rey castellano Alfonso Désingue, el sabio.
0:07:47 Era una descripción de las estrellas por el Ptolomeo que después fueron traducidas al alemán y fueron utilizadas, incluso por Kepler, en la misma corte de Rodolfo.
0:07:58 También reunió una caterba de alquimistas. Todos los alquimistas que estaban sueltos por ahí iban a la corte de Rodolfo. Había como 200.
0:08:07 A Gesius es que le tomaba examen a los recién llegados, para ver si sabían.
0:08:13 Sí, esto, una tanor reciente. Que es, a Gesio, una alquitara y esto, el elixir.
0:08:21 Una vez se presentó un tal Augusto Agurelli, que tenía mucha pinta de charlatán y le dedicó a Rodolfo un amplio poema acerca de la obtención de oro.
0:08:32 Y a Augusto esperó una recompensa. Entonces, a Gesius le envió una bolsita muy coqueta, muy linda, totalmente vacía.
0:08:41 Que tenía una nota que intimaba a Agurelli a crear su propia recompensa.
0:08:49 Ya que creas oro, crea tanto como creas que mereces.
0:08:54 Y esa era la recompensa por hacer oro. Se las tomó a Agurelli, ¿no?
0:08:59 Según dice, los que aprobaban el examen este de a Gesius, se hospedaban en la llamada, todavía hoy, calle de los alquimistas.
0:09:10 Algunos ministros apoyaban al emperador en esta pasión, pero en realidad porque lo querían mantener ocupado, mientras ellos hacían de las uyas en los destinos del imperio.
0:09:20 Y llegaban entonces a la Corte de Praga, no solo alquimistas sino también magos, hechiceros, adivinos y cada tanto un verdadero científico.
0:09:28 Y Eronimos Cotus fue un personaje al servicio de Rodolfo y que había sido anteriormente consejero de Catalina de Medici, la mujer de Enrique II de Francia.
0:09:41 Otra de Medici, no María, Catalina. Catalina fue mujer de Enrique II mucho antes que María de Medici.
0:09:49 Bueno, la especialidad de este tipo eran los muñecos mágicos.
0:09:53 Eran reproducciones de los enemigos de la casa que la atravesaba con agujas para matar a una especie de hombre.
0:10:01 Bueno, este hombre, Eronimos Cotus, confeccionaba de más amuletos de la suerte y espejos proféticos.
0:10:10 Y se ganó el favor de Rodolfo al mostrarle un espejo muy famoso, gracias al cual Cotus se había ganado la confianza del arzobispo de Colonia,
0:10:20 mostrándole en el espejo a la mujer más hermosa del lugar, o sea de Colonia, el sacramento acá en el Uruguay.
0:10:28 De Colonia a la Alemán, argentino, etc.
0:10:33 Bueno, tenía, este muchacho, unos espejos en cuyas lunas te mostraba lo que vos querías, o lo que querías, va a saber, ¿no?
0:10:42 El caso es que Cotus fue nombrado por Rodolfo, exorcista imperial, y cuando vos se estabas poseído, el tipo, el te lo sacaba oficialmente al demonio.
0:10:54 Y le hacía de alcahuete también, porque le conseguía a chicas, Cotus le traía prostitutas, y él como mágulas las convertía en princesas para presentárselas al emperador.
0:11:10 Qué lindo, eh.
0:11:11 Reí una prostituta y se ahora la convertía en princesa.
0:11:16 Le presento a la princesa del tibidabo, a la duquesa de la enramada, y a la marquesa del droxy.
0:11:26 ¿Has conozco de algún lado de ese emperador?
0:11:30 Bueno, estuvo allí también John Dee, junto con Rodolfo, y su ayudante, Kaley, de igual hemos hablado.
0:11:42 Kaley le entregó al emperador un elixir que le hacía con, no sé qué, elixir de la eterna juventud.
0:11:51 Y parece que incluso llegó a cabo unas transmutaciones con la ayuda de un polvo dorado, siempre contra la voluntad del Partido Católico que se oponía a que alguien convirtiese algo en oro.
0:12:02 Ésta era Edu Arkell y ya hemos hablado del mucho, ¿no?
0:12:06 Pero, eh, este, lo, le, le, le, le regaló un elixir de la eterna juventud.
0:12:13 Todos los que rodeaban a Rodolfo se encargaban de asuntos extravagantes.
0:12:20 A cada uno que se les presentaba, aunque fuera músico, poeta o guardia, Rodolfo lo enviaba a España a buscar las famosas piedras de Besovar,
0:12:28 que le habían sido recomendadas contra la melancolía y la palpitación.
0:12:32 No, vendrían fenómenos.
0:12:35 Ya se sabe que aquel que se siente melancólico y que tiene un corazón demasiado palpitante debe tomar las famosas piedras de Besovar.
0:12:44 Durante 11 años, entre 1590 y 1601, Rodolfo no pudo atender a nadie.
0:12:51 El emperador no estuvo, no estoy para nadie, no estuvo para nadie durante 11 años.
0:12:56 En ese lapso intentó suicidarse tres veces.
0:12:59 El emperador no lo puede atender porque en este momento se está suicidando.
0:13:02 No está intentando, por lo menos.
0:13:04 Todos decían que estaba hechizado.
0:13:07 Un poco le levantó el ánimo la llegada del célebre astronomor Kiko Brager,
0:13:13 perseguido por la inquisición.
0:13:15 Rodolfo le regaló un castillo, el castillo de Benatec,
0:13:19 y le dijo que lo convirtiera en un observatorio.
0:13:22 Ya se sabe cómo murió Brager.
0:13:24 Justamente en la corte Rodolfo, lo hemos contado, tenía ganas de ir al baño,
0:13:29 no se atrevió a pedirle permiso al emperador y se le reventó la vejiga.
0:13:36 Un año más tarde, la llegada de Brager, apareció Johann Schäpper, a ayudarlo.
0:13:42 Que fue nombrado astrónomo y astrólogo del emperador.
0:13:45 La mamá de Kepler, ¿saben ustedes?
0:13:48 Había sido quemada por bruja, así que venía de familia.
0:13:51 Él, a duras penas, se había salvado Kepler.
0:13:54 Se salvó con el hilo de una pata porque sostenía algunos principios que no estaban muy demodanas en entonces.
0:14:00 En este castillo de Benatec pudieron vivir con tranquilidad,
0:14:04 y era el mejor observatorio europeo.
0:14:08 Rodolfo, siempre siguiendo el dictado de las estrellas,
0:14:13 nombraba a ministros, miraba las estrellas y nombraba a ministros después de una breve observación.
0:14:25 El hermano Matías se hizo al morir Rodolfo,
0:14:29 y hizo de baño, pero no importa.
0:14:31 Pero ya el morir Rodolfo, el hermano, ya le había arrebatado un montón de territorios
0:14:36 y Rodolfo no se había dado ni cuenta.
0:14:38 Parece que el último pedido de Rodolfo, cuando se sintió morir,
0:14:42 fue que le trajeran aquel vaso de Agatha,
0:14:45 cuya contemplación confería la inmortalidad.
0:14:50 Por las dudas lo llenó con un licor,
0:14:53 probablemente el licor de Edward Kelly,
0:14:55 que era tenido por misterioso y secreto.
0:14:59 Tomó un poco del licor de la inmortalidad en el vaso de la inmortalidad,
0:15:04 y al cabo de algunos minutos murió.
0:15:07 Quiero decir que fracasó aquello de la mezcla del elixir de la juventud y el santo grian.
0:15:14 Tenía 60 años el loco este, ¿no?
0:15:17 La alquimia y las ciencias ocultas han estado siempre en busca de la piedra filosofal,
0:15:24 que convertía cualquier cosa en oro,
0:15:27 y también del elixir que proporcionaba la inmortalidad.
0:15:30 Pero esto no debe ser seguido al pie de la letra, dicen los propios alquimistas.
0:15:34 Finalmente, la piedra de toque es la que produce una transformación superior,
0:15:39 que es la transformación del propio alquimista.
0:15:44 Suelo leer cuando cuento historias de alquimistas este beso poema de Borges,
0:15:49 que cuenta lo que suele suceder a quienes buscan el secreto del oro
0:15:55 y el secreto de la vida eterna.
0:16:00 Lento en el alba un joven que ha gastado la larga reflexión
0:16:07 y las avaras vigilias considera en sí mismo los insomnes braceros y alquitaras.
0:16:15 Sabe que el oro, ese proteo, asecha bajo cualquier azar como el destino.
0:16:22 Sabe que está en el polvo del camino, en el arco, en el brazo y en la flecha.
0:16:28 En su oscura visión de un ser secreto que se oculta en el astro y en el lodo,
0:16:34 late aquel otro sueño de que todo es agua que vio tales de Mileto.
0:16:40 Otra visión habrá la de un eterno Dios cuyo ubicua paz es cada cosa
0:16:46 que explicara el geométrico espinoza en un libro más árduo que la verlo.
0:16:53 En los bastos confines orientales de la azul palidecen los planetas.
0:17:00 Y la alquimista piensa en las secretas leyes que unen planetas y netales.
0:17:07 Y mientras cree tocar en ardecido el oro aquel que matará la muerte,
0:17:12 Dios que sabe de la alquimia lo convierte en polvo, en nadie, en nada y en olvido.
0:17:23 ¡Qué poema, Tupelo!
0:17:33 En la discoteca...
0:17:38 No me supieron.
0:17:40 De alquimia, claro.
0:17:42 ¿A más le tiene miedo a la alquimia?
0:17:44 No, me mostré un juego de química.
0:17:46 ¿Qué fue el juego de alquimia?
0:17:49 Un pequeño juego de alquimia que vos pones, no sé qué, y sale algo como oro.
0:17:54 Pero bien mirado resulta ser papel de cigarrita.
0:17:58 Claro, como presidentina.
0:18:01 Así que, finalmente, ya que el guarquilile había regalado a Rodolfo II,
0:18:10 el famoso licor de la eterna juventud,
0:18:14 me dio el disco, Sueño de Juventud, que siempre vimos por Gardel,
0:18:18 y hoy vamos a escuchar en la versión de Don Horacio Molina, un amigo de este ronro.
0:18:25 Así que, adelante Horacio.
0:18:28 Sufres porque me aleja la fe de un mañana
0:18:47 que busco a Zanoso tan solo por ti
0:18:53 y es un collar de estrellas que te dio de verano
0:18:58 tus ojos hermosos llorándome así
0:19:06 Sueño de juventud que muere en tu adiós
0:19:13 y me da remembranza que añoraré
0:19:19 canto de una esperanza que ambició en mí
0:19:24 paca riciando tu alma en mi soledad
0:19:30 mi pobre corazón no sabe pensar
0:19:36 y al ver que lo alejan de ti
0:19:42 solo sabe llorar, solo sabe gemir
0:19:48 sangrando al morir en tu adiós
0:19:58 lirico amor primer, caricia y tortura
0:20:04 castigo y dulzura de mi amanecer
0:20:10 vacunar en un canto a tu inmensa ternura
0:20:15 buscando en mi cielo tu imagen de ayer
0:20:23 sueño de juventud que muere en tu adiós
0:20:30 y me da remembranza que añoraré
0:20:35 canto de una esperanza que ambició en mí
0:20:40 paca riciando tu alma en mi soledad
0:20:46 mi pobre corazón no sabe pensar
0:20:52 y al ver que lo alejan de ti
0:20:58 solo sabe llorar, solo sabe gemir
0:21:05 sangrando al morir en tu adiós

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