Transcripción automática
0:00:00 Curiaciones de la vida en los conventos en la Edad Media.
0:00:13 Nos daba mucha gente que quiere saber cómo se vivían los conventos de la Edad Media.
0:00:17 Así que contaremos algunas reglas, algunos aspectos de la burocracia que tenían que cumplir
0:00:23 las mojadas de los conventos ingleses y franceses allá por el año por los siglos XIII y XIV.
0:00:32 Muy bien, cuenta nuestro pronista que hubo un momento en que los historiadores comenzaron
0:00:37 a engagar en los archivos de Episcopales y que allí encontraron un material muy considerable
0:00:44 para relatar algunos aspectos de la vida cotidiana de los obcientos.
0:00:48 En verdad, así lo hicieron, yo la mayoría estudiaba papeles de palacio, papeles jurídicos, parlamentarios
0:00:54 y después empezaron a mirar en los papeles de los conventos.
0:00:59 Y hoy se encontraron, sí, con liticios matrimoniales, sexamentos, excomuniones,
0:01:06 indulgencias, tratado de brujería, milagros, informes sobre milagros.
0:01:12 Nosotros hoy habíamos unos que mandó un milagro de ese tiempo.
0:01:16 Bueno, hay, por ejemplo, en uno de esos archivos aparece una minuciosa descripción de Felipe
0:01:25 de Inglaterra en tiempos en que la visitó el obispo de Exeter.
0:01:30 Aquí el obispo le habían encargado la misión de comprobar si era lo bastante bella como
0:01:36 para casarse con Eduardo III.
0:01:37 El obispo escribió que tenía algunos dientes más oscuros que otros y que su nariz, aunque
0:01:49 ansia, no era chata.
0:01:50 Pero es una buena descripción.
0:01:53 ¿Cómo es tu hermana?
0:01:56 Dirá, tiene algunos dientes más oscuros que otros y su nariz, aunque ansia, no es chata.
0:02:03 No me caso.
0:02:07 Pero más allá de estas cuestiones, los historiadores descubrieron una multitud de documentos vinculados
0:02:15 a las prácticas de los conventos.
0:02:16 Así que contemos algunas cosas.
0:02:18 Todos los días las monjas tenían que rezar ciertos oficios monásicos, ni uno menos.
0:02:24 Alrededor de las dos de la mañana se rezaba el oficio nocturno.
0:02:29 Entonces las deliciosas interrumpían el sueño y después de las campanadas de esa hora,
0:02:34 iba hasta el Código de la Iglesia a rezar, volvían a acostarse y se levantaban a las
0:02:40 seis.
0:02:41 Después rezaban a la semana.
0:02:44 Ahora prima y luego repartidas durante la tarde en las oraciones restantes.
0:02:48 El último oficio se rezaba las ocho de la noche, tras lo cual debían ir indefectivamente
0:02:54 a polizar.
0:02:55 Al respecto, una de las reglas monacales de Sina.
0:02:59 Atención, Leo.
0:03:00 En el tránsito al lecho, ninguna debe reempojar a otra con premeditación ni escupir en las
0:03:08 escaleras al subir o bajar, a menos que pisoteen después el exploto inmediatamente.
0:03:15 O sea que se podía escupir, pero había que pisotear la escupida, naturalmente como
0:03:21 hace cualquier persona educada.
0:03:25 Si una escupe, pongamos por caso en el casino de Maderl Blatta, es de buen tono, le puse
0:03:34 pisar la escupeida, es de buen tono.
0:03:41 Se suponía que me conventó de bien observarse un estricto silencio durante gran parte del
0:03:47 día.
0:03:48 Si alguna monja deseaba comunicarse con una de con otras, se veía obligado a hacerlo
0:03:53 por medio de señas.
0:03:54 Y aquí tenemos algunos ejemplos de cuáles eran las señas que estaban perfectamente
0:04:00 establecidas.
0:04:01 Por ejemplo, durante la hora de la comida la monja que quería leche tenía que mutar
0:04:07 un ordeño.
0:04:09 Ordeño, señor.
0:04:10 Para pedir mostaza, había que refregar la nariz sobre la parte superior del puño derecho.
0:04:20 Para pedir sal, había que golpear el pulgar izquierdo con el pulgar e índice de la mano
0:04:28 derecha.
0:04:29 La monja que deseaba vino tenía que hacer girar el índice alrededor del pulgar, al tiempo
0:04:36 que colocaba ambos dedos a la altura de los ojos.
0:04:39 Muy curioso la señal vino.
0:04:42 Y así, para pedir incienso, tenía que meter los dedos en la nariz.
0:04:50 Y así había 106 señas.
0:04:55 Estaba la del mate y venga.
0:05:00 A la chata que viene en los indios.
0:05:08 En fin.
0:05:10 Qué gracioso.
0:05:16 En la tempia no era un monaquísimo.
0:05:18 En los conventos solo me lesaban hombres y mujeres con vocación religiosa.
0:05:23 Pero ya en la baja edad media empezaron a llegar aquí a las instituciones personas
0:05:28 que en realidad eran muy poco aptas para la vida monástica.
0:05:32 Muchas mujeres terminaban allí porque los padres no habían querido tomarse la molestia
0:05:36 de gastar lo necesario para encontrarle marido.
0:05:40 Y por si el estado monacal era la única carrera adecuada para una dama de alcurnia
0:05:45 que no contrajera matrimonio.
0:05:47 Así que no es que tuviera vocación religiosa, digo yo, mientras tengo algunas dificultades.
0:05:56 Por ese motivo, con toda esa gente que iba no por vocación religiosa,
0:06:00 ha casi nada que porque la casa se le afectaba de encima,
0:06:04 calcula que los oficios se volvieron en algunos conventos fórmulas vacías
0:06:12 que se cumplían con escasa de voción, e incluso con cierto apuro.
0:06:17 La emergencia en el cumplimiento de las obras canónicas,
0:06:22 es muy común en la baja edad media, aunque en este sentido los monjes eran todavía peores que las monjas.
0:06:28 Cuenta el cronista que, allá por 1330 en éxito, era costumbre que, desde los sitiales superiores,
0:06:35 algunos monjes arrojaban, está bien, ser acaliente sobre las cabellas de los pelados, los monjes pelados.
0:06:45 Lo cual es natural.
0:06:47 Cuando se acancé al fútbol, uno cuando tiene una naranja y quiere encajarse en alguno,
0:06:52 que él le apunta un pelado.
0:06:56 Los mismos sucedían en los monasterios de la edad media.
0:07:01 Las hicas ingresadas sin vocación acostumbraban a llegar tarde a las oraciones de las dos de la mañana.
0:07:10 El prudente San Benito, que fue y que escribió las reglas, tuvo en cuenta ese problema
0:07:17 y prescribió que debía despertar de gencilmente a las que estaban apollando.
0:07:22 Pero la falta más común era farfujar los oficios divinos con la mayor velocidad posible para terminar rápido.
0:07:31 Suprimían sílabas, suprimían el comienzo y el final de las palabras,
0:07:37 de modo que había por ahí sectores del coro que terminaban mucho más rápido que otros.
0:07:45 En fin, todo lo que debía entonarse con gran vigor, se entonaba sin el menor entusiasmo.
0:07:54 Entonces introdujeron una superstición que asustó a los cantores poco fieles.
0:08:00 Se dijo que existían aquellos conventos, un demonio llamado Titibilius,
0:08:06 respito Titibilius, ese es el nombre del demonio,
0:08:10 cuya única tarea concescía en juntar las filas omitidas
0:08:15 y presentadas como prueba del triunfo del mal ante su amo, el mismísimo Diablo.
0:08:21 Titibilius juntaba las palabras que los cantó que no cantaba.
0:08:25 Supongo que si que te cantas llamas de San Lorenzo y la terminabas.
0:08:31 Todo lo que se no cantó se lo llevaba Titibilius
0:08:35 y el día lo llevaba un registro de las filas omitidas
0:08:39 y también un registro de los que las habían omitidos.
0:08:42 Omitido, salgo a la S.
0:08:45 En mi afán de no omitir nada agregó letras que no están.
0:08:52 Por ejemplo, esta es que también se va por el diablo.
0:08:56 El diablo lleva las palabras de menos, pero también y especialmente las demás.
0:09:02 Pues, este...
0:09:05 Y entonces podía llevarse el diablo al infierno a los malos religiosos que omitían palabras.
0:09:14 Y entonces, necesario cantar los almos enteros para que aquel demonio Titibilius
0:09:20 no pudiera llevarse nada para lagar a su jefe.
0:09:25 Titibilius se dejaba ver, pero solamente por los hombres murisantos.
0:09:31 Si no todo podía ver al demonio Titibilius, solamente los más santos entre nosotros los podíamos ver.
0:09:38 Se así sabe que los más santos tienen una vista muy aguda para recibir demonios.
0:09:45 En cambio, nosotros que somos los peores del barrio que arrojamos, que escupimos a los felados
0:09:52 o escupimos en escaleras y no pisamos en escuto, esos nunca vemos a Titibilius.
0:10:01 Hay que decir que los conventos eran también un lugar de asilo
0:10:06 y eso traía problemas.
0:10:08 Quiero decir, algunas damas cuyos maridos se encontraban en la guerra
0:10:13 solían ser recibidas en los conventos como huéstees, no es preespados, los maridos darpados.
0:10:20 Ahí le dijo a mi mujer para que pase una temporada mientras yo me voy a la guerra de los 100 años y vengo.
0:10:26 Nada conflacía más a los nobles que usar los conventos de monjas como posadas para sus mujeres.
0:10:36 Pero aquí esos ingresos alteraban muchísimo la paje a esos lugares.
0:10:43 Porque las pensionistas llegaban con ropas llamativas, traían perros regalones buenas noches,
0:10:52 recibían visitas a los obispos, les desagradaba mucho eso,
0:10:57 pero su esfuerzo para desalocar a aquellas mujeres nunca tuvieron éxito,
0:11:01 porque el dinero que estaban los señores era muy considerable y servía para la maldención de los conventos.
0:11:12 Las autoridades debieron soportar la llegada de mujeres e incluso
0:11:19 la visita de los amantes de esas mujeres.
0:11:23 Imagínense, usted se iba a la guerra, dejaba a su mujer el convento y el amante de su mujer,
0:11:31 de visitarla en su casa como un asigno lógico, no tenía más remedio que visitarla en el convento.
0:11:36 Venía con cualquier pretexto, si soy el joyero.
0:11:45 La señora tiene un collar y yo le tengo que ensartar las cuentas del collar una detrás de la otra.
0:11:53 Pero además de traer amantes, traían adornos para los aposentos.
0:11:59 A veces eran meroscuagos, pero a otras veces eran animales como monos, ardillas, perros, conejos y pájaros.
0:12:06 Así que el convento se convertía en una verdadera casa de tolerancia, si me permitiste la expresión.
0:12:13 No puede ser, señor. Aquí vienen las pensionistas con estas mellas caladas.
0:12:21 Se traen al mono, al perro, al gato y a la mamse que vieron a visitarla y ciclan la compartida.
0:12:31 Mientras nosotros recitamos el oficio de las dos de la mañana.
0:12:36 Los desórdenes salían a interrumpirse cuando se advertía al convento a la llegada de alguno ovispoinfector, también llamado el chancho.
0:12:47 A lo vispoinfector se le conocía por el remoquete del chancho.
0:12:52 Y este chancho, igual que infector, comprobaba si los miembros de aquel lugar se comportaban medidamente.
0:13:01 Los amanuenses de los ovispos, los escribas, asentaban cismes y pecados en un libro.
0:13:09 A ver, dice así, apremente, señor escribano, los cismes de este lugar.
0:13:14 Bueno, aquí dice, el otro día se metió un pajarito en el patio del convento.
0:13:30 Un pajarito se metió en el patio del convento.
0:13:38 Bueno, entonces, sí, el tipo de convento y los pecados también.
0:13:45 Bueno, cuando terminaban las vistas y los interrogatorios determinaban lo que había pasado, indicaban las penitencias.
0:13:59 Mandase 200 padres nuestros, 46 de María, 18 credos.
0:14:07 Pero, bueno, cuando se iba el chancho seguía, la segunda, ¿no?
0:14:13 Se dió el que incluso había toda una conspiración para engañar a estos infectores
0:14:22 y evitar que descubrieran los pecados en los conventos.
0:14:26 Esto era porque se admitía mucha gente que no tenía la suficiente fe.
0:14:32 Si van ahí porque no sé a qué vienen al canto, si la dejó el marido.
0:14:38 ¿A qué marido hacían algunos?
0:14:40 ¿Veremos a salvar nuestra alma o a jorobar? ¿Veremos a estudiar o a qué?
0:14:46 Eso que se hizo en los colegios también se decía en los compañeros.
0:14:51 No sé a quién dedicarlo.
0:14:56 ¿Ya lo sabéis por si?
0:15:00 No, ahora me gustó, pero lo hizo.
0:15:04 Se lo ocurren aquellas personas, aquellas mujeres, Alejandro, que sin tenerse religiosas al punto de entrar en un convento
0:15:15 no les quedaba otra por tanta de medios porque los padres...
0:15:18 ¿Estaban como condenados a hacer algo todo su vida como era la obligaría?
0:15:22 Sí, por ejemplo, a pedirles en silencio.
0:15:26 ¿A la persona que inventó ese código? Habría que decir, porque es un código muy extraño.
0:15:31 Bueno, sí, debe ser seguramente venísto.
0:15:36 Sanvenísto.
0:15:39 ¿El prudente sanvenísto?
0:15:41 Sí, a quien que es colegado del cuello de las personas.
0:15:46 Me han colegado el sanvenísto.
0:15:49 Bueno, si no se lo ocurren nadie más.
0:15:55 A la pobre reina felizpa de Inglaterra, que tenía unos dientes más oscuros que otros,
0:16:03 y su nariz era...
0:16:07 ...anche pero no chata.
0:16:11 Hemos sido a la discoteca, entonces solo tenían esta.
0:16:15 Un pájaro se perdió en el patio de un convento.
0:16:27 Bueno, pero no nos lo quisieron dar, lo tenían prometido.
0:16:32 Entonces vamos a escuchar el bellísimo tango Misa de Once,
0:16:37 en la interpretación del teatro y de Ustafugazot de Párez.
0:16:44 Canta Lucio de Márez, el canta, el tínel de Ustafugazot,
0:16:48 que es Lucio de Márez, en este caso en Interviané, Roberto Fugazot.
0:16:53 El tango es de los más del mundo que hay.
0:16:57 Y ha sido escrito seguramente pensando en aquellas pobres mojas
0:17:03 que tenían que pedir todo con sendas.
0:17:07 Adelante el frío Asantino.
0:17:43 De verdad que pube y si no te saludaba,
0:17:47 volví mejor Sondrita que tu correspondía por no demanjar en ti.
0:18:01 Vos eres el hombre que, llamando a Misa de Once,
0:18:09 cuantas probezas ganaron, cantaron de la desampada,
0:18:17 en la zurarita mañana, de mi torada ilusión,
0:18:27 y te arrobaré para el mundo, mi afán que voy a ciber,
0:18:36 que solo traigo al revés, o, cantan de mi corazón.
0:18:55 Los que tira pecado desmigran que es mi randura,
0:18:59 algo frente a la imagen, tal vez la de Jesús,
0:19:02 lo cierto es que es el mundo, el mundo de aventuras,
0:19:06 y por aquel sendero tu amor era la luz.
0:19:10 Hoy te diré otros los, las alias y los saltes,
0:19:15 palabras emocionadas, feura y filia amor,
0:19:19 en tanto que mi alma enferma y desahuciaba,
0:19:24 los dos en la ventana de Jesús llevó a favor.
0:19:37 Mi chave hoy, mi gulano, el olor de mi voz,
0:19:46 cuantas probezas ganaron, cantaron de la desampada,
0:19:55 en la zurarita mañana, de mi torada ilusión,
0:20:07 y te arrobaré para el mundo, mi afán de gloria ciber,
0:20:16 que solo traigo al revés, o, cantan de mi corazón.
0:20:36 Hemos escuchado al trío argentino interpretando Nisa de Onze.
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