Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de damas temerarias, de mujeres valientes, valientes para la lucha, valientes en un sentido físico del valor.
0:00:09 Damas guerreras, podríamos decir.
0:00:11 Dice Volter que en tiempos remotos, hubo mujeres atrevidas que peleaban con tanta intensidad como los hombres.
0:00:20 Y la historia las nombra.
0:00:22 Vamos a hacer hoy un pequeño catálogo siguiendo a Volter.
0:00:28 Cuando el caudillo Derar, un caudillo árabe, batasaba en Siria,
0:00:35 un general cristiano se apoderó de las muchachas que acompañaban a Derar y también de Baudin.
0:00:44 Así fue la cosa.
0:00:45 Parece que estaba este caudillo musulmán Derar luchando contra los generales del emperador Heraclius.
0:00:53 Supongo que sería emperador de Bizancio, el cristiano.
0:00:57 Un general cristiano se apoderó de las muchachas que acompañaban a Derar y de mucho dinero y oro.
0:01:04 Aquel general condujo a las mujeres que había raptado a la masco.
0:01:09 Entre las cautivas estaba la hermana de Derar, que se llamaba Canla, que era extraordinariamente hermosa.
0:01:18 A pesar de un hombre un poco inadecuado, Canla parece Carla en boca de un novio gangoso.
0:01:30 Está Canla.
0:01:31 Bueno, los cristianos hicieron acampar a las cautivas y las amenazaron con inminentes embates amorosos.
0:01:47 Se personaron ante las cautivas y le dijeron, a continuación haremos caer sobre vosotros nuestra lasivia.
0:02:00 Sobre vosotras.
0:02:02 Canla, que estaba allí, propuso a sus compañeras librarse de la cautividad.
0:02:08 Le dijo, ¿qué les parece, qué les parece, un compañeras si nos libramos de la cautividad?
0:02:14 Y las convenció de que era preferir morir en la lucha antes de ser víctimas de la lubricidad,
0:02:23 es decir, ricosidad de los cristianos.
0:02:29 Dice Volter que armadas con estacas de hierro que llevaban por suerte en su cinturón habían tenido esa precaución,
0:02:38 las cautivas de poner en cada cinturón estacas de hierro.
0:02:44 Bueno, formaron un círculo y se apretaron unas contra otras presentando sus armas a quienes las atacaban,
0:02:52 vamos a decirlo de algún modo.
0:02:54 El general cristiano, a ver cómo se, al ver que se habían formado ese món, empezó a reírse.
0:02:59 Y avanzó hacia las mujeres con el propósito de mostrarles su estimación.
0:03:06 Estas mujeres lo recibieron hasta casos.
0:03:08 Aquel círculo infranquable de Kandla aguantó hasta que apareció nada menos que su hermano, Derar,
0:03:16 y las liberó, o sea que aguantaron muchísimo porque parecía que Derar iba a tardar mucho en la pareza.
0:03:22 En algunos pueblos musulmanes se consideraba como una ley dictada por el amor y la bravura
0:03:28 que las esposas auxiliaran y vengaran a sus maridos en las batallas, incluso las madres a los hijos.
0:03:36 Cuentan que un tal Tomás, ¿qué Tomás?
0:03:41 Bueno, mozo, un campari, un Tomás Cintar.
0:03:47 Que un tal Tomás gobernador griego del Siria atacó al musulmán Sergio Abil.
0:03:55 Todas estas historias de Voltaire están a favor de los musulmanes porque Voltaire era Voltaire y odiaba el cristianismo.
0:04:01 Pero bueno, yo sigo... sigamos el relato delante.
0:04:06 Tomás, gobernador griego del Siria, atacó al musulmán Sergio Abil y una de las flechas que lanzó Tomás
0:04:17 mató al joven Abán. Enseguida, bueno, le dieron la noticia a su esposa, la esposa de Abán.
0:04:25 Y esta mujer sin llorar, sin lanzar gritos, se precipitó al campo de batalla
0:04:31 y con su primer flechazo mató al portestandarte de los cristianos.
0:04:36 La segunda flecha girió a griego Tomás.
0:04:39 ¿Qué Tomás?
0:04:41 Y que debió retirarse de la batalla y no se habla de un tercer flechazo en esta historia.
0:04:47 Bueno, el exterior de los musulmanes está lleno de sus hechos semejantes.
0:04:51 Nunca dice, como en el caso de los griegos, que las mujeres guerrieras se fajaban el busto para poder tirar mejor el arco
0:05:01 ni que viviesen sin hombres como el caso de las Amazonas.
0:05:06 Las Amazonas hasta decían que se privaban de uno de sus pechos para poder tirar mejor flechas.
0:05:14 Por el contrario, las mujeres musulmanas exponían el busto y la vida en los combates por sus maridos y amantes.
0:05:20 Esto tenía incluso un sentido de promesa.
0:05:23 Las mujeres se ponían en un sector mientras los jóvenes, muchachos, batallaban
0:05:29 y solían mostrarles sus encantos a los guerreros.
0:05:34 Primero como una monestra de fervor, pero segundo como una promesa.
0:05:38 Esto es lo que yo tengo para ti o a Lí si vences en esta Lí.
0:05:45 Gritaban las menas mientras peleaban, mientras reboleaban los ojos.
0:05:55 Asegúlado al otro.
0:05:58 Para ti a Lí.
0:06:00 Es cierto que también existieron mujeres cristianas que participaron, sobre todo en tiempo de la cruzada,
0:06:06 con sus maridos de las fatigas y los peligros de la guerra.
0:06:11 Las mujeres de Génova, por ejemplo, se alistaron en Palestina formando batallones femeninos,
0:06:17 también en historias de mujeres guerreras entre los Vikings.
0:06:21 Y hay un episodio interesante que me gustaría contarles a ustedes.
0:06:25 En medio del siglo IX, dos hermanas danesas llamadas Rusila y Stikla.
0:06:36 Se había enamorado del duque Hirvitt, que era un hombre de la corte,
0:06:41 que para mala suerte de las muchachas estaba casado y era muy feliz con su mujer.
0:06:46 Dice cronista sexo gramático que en verdad aunque hubiera estado célibia,
0:06:51 si hubiera guardado de dejar entrar en su casa aquellas dos muchachas, porque eran muy feas.
0:06:58 La Rusila y la Stikla eran muy feas.
0:07:03 Las hermanas confesaron a Hirvitt sus pretensiones, que eran las que ustedes ya supondrán.
0:07:10 Y fueron desdeñosamente rechazadas y sucedió algo inesperado.
0:07:18 Heridas y obstinadas, Rusila y Stikla.
0:07:23 Quizá Rusila quiere decir heridas y stikla obstinadas.
0:07:28 Pensarán ustedes.
0:07:31 Heridas y obstinadas, como estaban, Rusila y Stikla, que quiere decir cualquier otra cosa,
0:07:37 reclutaron algunos hombres de sus feudos y cayeron a sangre y fuego sobre las naves y las aldeas del duque de Hirvitt para que aprendiera.
0:07:47 El embate fue tan violento que a Hirvitt no le quedó otra solución que atacar las huestes de aquellas feroces doncellas.
0:07:56 Rusila y Stikla sostuvieron su beligerancia.
0:08:01 En medio de aquel combate absurdo le mandaban mensajes al duque le mandaban,
0:08:06 en los que prometían detener sus ataques si él las correspondía, por no decir otra cosa.
0:08:15 La respuesta de Hirvitt fue siempre negativa.
0:08:20 Minga.
0:08:22 Dice el cronesta, como aquellas damas no quisieron someterse a condiciones,
0:08:27 cuando el duque derrotó a sus huestes, hubo que acabar con ellas, quiero decir matarlas, a golpe de espada.
0:08:36 Era el año 817.
0:08:39 Me gustó esta historia.
0:08:40 Dos mujeres que le declaran a la guerra a un tipo porque el tipo no les dio bolicia.
0:08:44 Se suele pasar.
0:08:46 Se suele pasar todavía.
0:08:47 Espechada.
0:08:48 No vienen con un ejército porque por ahí no tienen un ejército.
0:08:54 Son más humildes las que han dado.
0:08:56 Bueno, pasemos a Francia.
0:09:00 En el año 1315 el varón de Glyzón, un noble de Nantes,
0:09:05 espinaba que en Inglaterra no vivían exclusivamente bárbaros, crápulas e incendiarios,
0:09:10 como se pensaba en Francia, sino también algunas gentes de Vian.
0:09:14 A la Corte de París, cuyo rey era entonces Luis X, no le gustaron en absoluto aquellas palabras.
0:09:22 Luis X, uno de los hijos de Felipe Lermoso, uno de los alcanzados por la maldición de Jacques de Molé.
0:09:28 Bueno, este rey se sintió molesto con el varón de Glyzón porque parecía que el varón simpatizaba con los ingleses,
0:09:34 entonces sí que había dicho que no todos ellos eran crápulas.
0:09:38 Entonces el varón fue llamado a la capital, donde le hicieron un juicio, lo condenaron y lo decapitaron.
0:09:44 Su cabeza, la de Glyzón, fue enviada de vuelta a Nantes, una prolegidad.
0:09:51 Y allí se la colgó sobre la puerta de la ciudad como advertencia para todos los que albergan simpatías a los ingleses.
0:10:01 La viuda del varón, la hermosa Juana de Belleville, juró que Francia pagaría caro el haber matado a su marido.
0:10:10 Vendió todo lo que tenía, armó tres barcos y reclutó una tripulación de mercenarios.
0:10:17 Cierpo Juana y llegaron a París noticias de terribles ataques por sorpresa, a puertos, almacenes, el hundimiento de seis naves del reino.
0:10:26 Todo lo había hecho Juanita de Belleville.
0:10:30 Cuentan que Juana surcó como una furia a la costa atlántica francesa matando a todo el que se le pone adelante.
0:10:40 No dice nada más.
0:10:45 Todas las aldeas de la orilla fueron saqueadas y reducidas a Aseniza.
0:10:50 Después de cada ataque las víctimas decían a las autoridades que aquella armada diabólica solo gritaba al unísono,
0:10:59 venganza venganza para el varón de Clisson.
0:11:04 Así que durante todo el año 1315 quedó paralizado el comercio marítimo en la costa atlántica francesa.
0:11:11 Las naves enviadas para apoderarse a aquella mujer nunca regresaron.
0:11:16 Las aldeas eran abandonadas, los astilleros se pararon, la economía de Francia amenazó con venirse abajo.
0:11:22 Y Luis X envió una flota enorme para que Juanita de Belleville dejara de molestarlo.
0:11:29 La varonesa, Juanita, la varonesa vengadora se hacía llamar, se retiró al mar para eludir a la flota del reino.
0:11:38 Ella, su arco y sus hombres no soportaron la primera tormenta que se produjo y el mar se los trago.
0:11:45 Tiene que ser otra mujer brava también.
0:11:48 La última que tengo es esta, dice Volter que Juana Hachet fue la heroína que defendió Bobet
0:11:57 y que a lo mejor era más valiente que la mismísima Juana de Arco, según dice Volter.
0:12:03 Parece que peleó mucho, casi con tanto valor como Juana, pero eso sí no se vanaglorió de ser doncella ni de estar inspirada.
0:12:12 Andaba siempre rodeada de soldados que la amaban redondamente.
0:12:17 Nada de eufemismos.
0:12:21 Parece que se pasaba todo el tiempo diciéndome las palabras.
0:12:25 En 1472, cuando el ejército borgoníes puso sitio a Bobet, Juanita Hachet, al frente de unas cuantas muchachas,
0:12:35 sostuvo un largo asalto, arrancó el estandarte de un oficial enemigo, arrojó un foso al porte estandarte
0:12:41 y dio tiempo para que llegaran a socorrer a la ciudad las tropas del reinaldo.
0:12:46 Dicen que sus descendientes se eximieron de pagar la contribución para el estado del rey.
0:12:51 Vergonzosa recompensa, se queja Volter.
0:12:55 Sin embargo, las esposas e hijas de Bobet están orgullosas de Juana.
0:13:00 En su recuerdo solía facultárselas, al menos hasta el siglo XVIII,
0:13:05 para marchar delante de los hombres en la procesión que se verificaba así todos los años del día del aniversario
0:13:11 de la gloriosa jornada.
0:13:14 Es decir, el catálogo que tenemos de mujeres bravas.
0:13:18 Bueno, como si fuera necesario enfatizar que el valor físico puede ser encarnado también en una mujer.
0:13:33 ¿A quién quiere ver?
0:13:35 En primer lugar, a la mía Jirbit Alejandro, que no se dejó patotear.
0:13:41 Cuando alguien, una persona no le gusta, no le gusta por más ejército que traiga.
0:13:46 Está bueno esto de saber.
0:13:49 Sí, por más que vea el catálogo primero.
0:13:53 Vamos a dedicarle a Artemis, que pocas veces tiene lugar a ser una dedicatoria en este programa,
0:13:59 porque como es una diosa que huía del amor, pero en esta oportunidad le cabe,
0:14:04 voy a dedicarle a Tita Merelo, que compuso en aquel personaje de Pasón Mi Barrio,
0:14:09 una mujer muy valiente y muy conmovedora.
0:14:12 Sí, sí, como yo afortuno.
0:14:14 Y permítame dedicar esto a Alejandro, a Eva Perón,
0:14:18 y a un montón de mujeres argentinas que le han puesto el pecho en las balas en momentos muy difíciles.
0:14:22 Como Juan Azurdú, por ejemplo, una mujer de Padilla,
0:14:26 que en esa página tan triste de nuestra historia,
0:14:30 que está en la perda del Alto Perú,
0:14:34 luchó,
0:14:37 vio morir en la lucha, sus cuatro pequeños hijos,
0:14:43 se gatió espada en mano,
0:14:45 una espada por otra parte que le había sido regalada por el general Belgrano,
0:14:50 tuvo al cansol grado de teniente Coronel,
0:14:53 en fin, intervieron aquella crudelísima guerra del Alto Perú,
0:15:02 y murió después, olvidada,
0:15:08 muchos años después, en 1862,
0:15:13 y no está mal que usemos la canción para recordar a Juan Azurdú.
0:15:23 Así que escuchemos a Mercedes Osa en la canción que conmemora esta señora,
0:15:33 Juan Azurdú y casada con Manuel Padilla,
0:15:39 que también murió.
0:16:12 Más valiente que tú, oigo tu voz, más allá de juzgú.
0:16:22 Si tú galopiaudás con las guanas, curdú.
0:16:27 Me enamora la paciencia, la grasa,
0:16:30 develaba el recorro tu voz.
0:16:34 El español no pasará,
0:16:39 con mujer tendrá que pelear.
0:16:45 Juan Azurdú y flor del Alto Perú,
0:16:52 no hay otro capitán más valiente que tú.
0:17:09 No hay otro capitán más valiente que tú.
0:17:19 No hay otro capitán más valiente que tú.
0:17:29 No hay otro capitán más valiente que tú.
0:17:59 Tuena el cañón, presa no es tu fusil,
0:18:07 que la revolución viene habiendo a Casmin.
0:18:13 Tierra, don Sol, el El Alto Perú,
0:18:19 el Econombraú, al Sucar, Amarú,
0:18:25 pierda en Arlo, que se hace mujer,
0:18:28 Amazonas de la Divertón.
0:18:32 Quiero formar en tu escuadrón
0:18:37 y al Glayin tu voz,
0:18:40 hasta caro.
0:18:43 Tuena el cañón, presa no es tu fusil,
0:18:50 que la revolución viene habiendo a Casmin.
0:18:58 En la venganza será terrible,
0:19:03 hemos escuchado a Mercedes Sosa interpretando
0:19:06 Juana Zurduy.
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