Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de desertores por amor.
0:00:06 Y claro, porque otra cosa va a desertar uno.
0:00:09 Vamos a contar tres episodios de tres conquistadores españoles
0:00:13 que en su momento desertaron, es decir, abandonaron
0:00:17 la tropa a la que pertenecieron pues enamoraron de alguien.
0:00:24 Empecemos con algo que cuenta el Inca Garcilazo
0:00:28 y que ocurrió en una expedición comandada por Hernando de Soto,
0:00:32 uno de mis conquistadores predilectos.
0:00:36 Primero porque trabajó en América del Norte, mayormente, ¿no?
0:00:41 Y segundo porque andaba junto con Ponce de León,
0:00:47 no junto, pero igual que Ponce de León, buscaba la fuente de la juventud.
0:00:56 Es cierto, buscaba la fuente...
0:00:58 Por ahí, este lo buscaba en el Golfo de México,
0:01:01 donde hay una miría de ríos que se enbocan en el Golfo
0:01:05 y como él había oído, actualmente se llama Fuente,
0:01:08 sospechaba que era algo relacionado con el agua.
0:01:11 Cada pequeño río los llenaba de esperanzas,
0:01:16 y luego de decepción, al comprobar que la enjuagada pertinente
0:01:20 no producía el rejuvene cimiento anhelado.
0:01:25 Pero el caso es que esto sucedió en 1540.
0:01:28 Andaban los expedicionarios españoles por las zonas de Arcanzas,
0:01:32 en el sur de los Estados Unidos.
0:01:35 Entraron a un pueblo en la Lea India que había sido abandonada.
0:01:41 Hernando de Soto y sus soldados se quedaron allí unos 15 días.
0:01:46 Pero el casique de la región, casique indio,
0:01:51 vio a cuatro hombres principales y a 300 centímetros de servicio
0:01:55 para que guiaran a los españoles a otro lugar más rico.
0:01:59 Dijeron, miren, este lugar está abandonado, medio llome.
0:02:03 Le vamos a indicar a un lugar medio polentería
0:02:07 y que estaba fuera de la jurisdicción de aquellos signos
0:02:10 que no querían tener mucho trato con los españoles, pero esto no se lo decía.
0:02:14 Quería que se las tomara.
0:02:16 Y tuvo su hértricas, así que porque Hernando de Soto aceptó la propuesta.
0:02:20 Cuando salieron de aquel pueblo habían caminado ya dos leguas,
0:02:24 cuando de Soto notó que le faltaba uno, un tipo importante de su ejército,
0:02:29 que se llamaba Diego de Guzmán, un sevillano noble y rico
0:02:34 a quienes todos conocían porque era muy aficionado al escolazo.
0:02:38 Me gustaba jugar a las barajas o a los dados.
0:02:41 De Soto detuvo la marcha de su tropa
0:02:45 y primero interrogó a los indios principales
0:02:48 porque le pareció que por él lo había secuestrado, al que le faltaba.
0:02:51 Pero había sucedido otra cosa.
0:02:54 Descubrieron que el día anterior habían visto a Diego de Guzmán
0:02:57 escolaseando todo lo que había llevado al expedición
0:03:01 y parece que le había ido mal en la tisma.
0:03:04 Había perdido la ropa, las armas, los caballos
0:03:07 y también había perdido una india hermosa
0:03:10 que se había levantado en una expedición anterior.
0:03:13 Le había cautivado, en realidad, que es decir, la tenía prisionera.
0:03:17 Y perdió la india.
0:03:19 Por ahí que se yova la ropa, van las armas, van los caballos,
0:03:23 ah, se iba la india.
0:03:25 Y Guzmán había pagado su dedo de juego menos la india.
0:03:30 Le había dicho al ganador que lo esperara 4 o 5 días
0:03:33 para entregar a la muchacha.
0:03:35 Pero Diego de Guzmán jamás pagó la deuda
0:03:38 y cuando vio que el ejército estaba por partir
0:03:41 se hizo repelú y rajó para otro lado.
0:03:44 Finalmente, Guzmán y la Indiesita fueron aceptados
0:03:51 en otro pueblo y escribió el Inca Garcilazo.
0:03:56 La India era moza de 18 años y hermosa en extremo
0:04:00 hasta el punto de llegar al noble español
0:04:03 haciéndose negar a los suyos e irse a los extraños.
0:04:07 De soto que no podía creerlo sucedido
0:04:10 mandó a los indios principales a ver si lo encontraban.
0:04:14 Pero no lo encontraron, o sí lo encontraron,
0:04:20 pero volvieron diciendo que Guzmán no quería volver.
0:04:24 Hubo ruegos y hasta promesas de que Leire volvería
0:04:28 en sus armas o lo que había perdido en el juego
0:04:30 si regresaba pero el tipo no quería.
0:04:32 Después de gastar 10 días en esa diligencia
0:04:35 Hernando de Soto continuó adelante sin el desertor
0:04:38 y después liberó a todos los indios
0:04:40 que lo estaban acompañando a otro lugar más rico.
0:04:43 Tanto él como las crónicas se olvidaron de Diego de Guzmán
0:04:46 porque nadie supo qué sucedió después con él.
0:04:50 Esa es la primera historia.
0:04:52 Y a Hernando de Soto lo recupera el pensamiento norteamericano
0:05:03 o la vida de los Estados Unidos.
0:05:06 A cada rato se encuentra con Hernando de Soto
0:05:10 porque se convirtió en una marca de auto.
0:05:14 El de Soto es una de las marcas de la Chrysler.
0:05:18 La Chrysler tiene la marca Chrysler, la marca Dors,
0:05:26 la marca Fargo, la marca Plimoth y de Soto.
0:05:35 Y me parece que el de Soto tiene, no el Plimoth tiene un barco,
0:05:41 pero el de Soto también tiene algo náutico de conquistador en el escudito.
0:05:50 Hay muchos héroes... héroes no.
0:05:56 Hay muchos personajes que ya conquisten.
0:05:58 Español, la francesa, que después quedaron como marcas de auto.
0:06:05 Calilac, el más famoso de todos.
0:06:08 Se estableció finalmente en Nuevo Leance,
0:06:12 pero recorrió todo el municipio del norte, para Cuenca.
0:06:17 Fue un personaje famoso en Nuevo Leance y era francesca de la que.
0:06:25 Y era de una marca.
0:06:27 De Soto es otro.
0:06:29 Bueno, otra historia.
0:06:33 Parece que la pasión por el juego en aquellas expediciones era tal,
0:06:38 que en una oportunidad, cuando en una batalla se les quemaron los Nipe,
0:06:43 vengo como son las batallas, que vuelta a vuelta y de inigenio,
0:06:46 y entonces les quemaron...
0:06:47 Tiro va, tiro viene, cañonazo.
0:06:49 Los Nipe Vitoria.
0:06:51 Entonces hicieron uno de Pregamino.
0:06:56 Y como el mazo era uno, y los que querían jugar eran muchos,
0:07:00 las partidas eran rapidísimas, para que todos tuvieran su oportunidad,
0:07:04 poner el que jugaban al truco a cinco.
0:07:07 O si no jugaban a la carta más alta, cada vez más violento.
0:07:11 Y muy honesto, si no te pones a jugar,
0:07:14 imagínate esos partidos interminables de chinchón a 215 con enganche,
0:07:19 que no intermira, no.
0:07:23 El español Pedro del Barco, que era un hombre de las filas de Pizarro,
0:07:28 que ya venimos a América del Sur.
0:07:30 Se había unido, por decirlo así,
0:07:33 a una India que pertenecía a las vírgenes del Sol en el Cusco.
0:07:39 Las vírgenes del Sol eran un grupo de muchachas,
0:07:42 que estaban enclaustradas en un ámbito creado
0:07:46 para un encierro de larga duración.
0:07:49 Eran las Agla Wasi, o casas de las elegidas, algo así que llamaban.
0:07:57 Y ahí jamás entraban varones.
0:07:59 Las elegidas lo eran por su linaje o por su hermosura.
0:08:03 Debían ser vírgenes para asegurarse de ello,
0:08:06 las recluían cuando todavía no habían cumplido los ocho años.
0:08:10 Las chicas no podían comprender la dimensión del destino impuesto,
0:08:14 que era el ingreso en una especie de cárcel dorada,
0:08:18 que era también el cerralio personal de linka, era como un aren.
0:08:23 Así permanecían las chicas hasta el fin de sus días.
0:08:27 Pero todo cambió con la aparición de los conquistadores.
0:08:34 Tiraron las puertas abajo y se metieron en las Agla Wasi, al Galope y al obviarse todo tabú.
0:08:42 Pedro del Barco pudo enamorarse de una de estas muchachas.
0:08:48 Una noche la muchacha vio que los soldados estaban jugándose a los dados.
0:08:52 Un disco de oro que representaba al sol, un objeto sagrado para los quechos.
0:08:58 Desesperada le pidió a Pedro que se adueñara del disco y lo protegiera.
0:09:04 Y se anta Pedro, adueñate del disco y protegezmelo.
0:09:08 Era una empresa complicada porque aquel disco lo había ganado nada menos que Francisco Pizarro a los dados.
0:09:13 Pizarro, en un gesto intimidatorio, quiso que al otro día destruyeran ese disco en una plaza,
0:09:20 en presencia de todo el mundo para terminar con los fetiches.
0:09:24 Pedro del Barco, que era hombre de confianza de Pizarro, se afanó al disco y huyó con la India.
0:09:31 Poco después empezaron a ser perseguidos por los obras de Pizarro.
0:09:36 Y así, corre que te corre, llegaron hasta el Lago Titicaca.
0:09:41 Se adentraron en sus aguas en una embarcación de saquea y por ahí, de totora, supongo yo.
0:09:47 Y el asunto terminó cuando ya estaban a punto de capturarlos porque Pedro, con la anuencia de la muchacha,
0:09:54 tiró el disco al agua.
0:09:56 Y los que lo perseguían se tiraron al agua para ver si lo podían rescatar.
0:10:01 Imaginate un disco de oro muy valioso.
0:10:04 Y por culpa de esa codicia se llamó un lío ahí, varios murieron ahogados.
0:10:11 Y Pedro, con su amada, aprovechó el entrevero y huyó de los conquistadores y también de la historia, porque ya no sabemos más nada de él.
0:10:21 La última es esta.
0:10:23 Francisco Martín era veedor de la corona en la expedición que Inigo de Vascoña comandaba en Venezuela.
0:10:33 La tarea del veedor era encargarse de la distribución, en nombre de la corona, de Ilón Contrado.
0:10:39 El 30% le correspondía al Reinaldo.
0:10:42 El Reinaldo iba al 30%.
0:10:45 Aquella expedición fue un verdadero desastre.
0:10:48 Los soldados se arrastraban entre la maleza, muchos caían enfermos y había una ley no escrita en aquellas expediciones difíciles.
0:10:58 El que no puede caminar debe quedarse ahí donde está a esperar a muerte o un milagro o algo.
0:11:05 No podemos cargar a nadie.
0:11:08 Un día Francisco Martín amaneció con una espantosa infección en las piernas.
0:11:13 Y así quedó tirado cerca de un río.
0:11:16 Algunos lo despidieron, lo despidieron, otros no.
0:11:20 Todos continuaron la marcha.
0:11:22 Le dejaron un poco de oro, que era el que le correspondía, y se fueron.
0:11:30 Eran generosos con el oro porque ya les estaba empezando a molestar el peso.
0:11:34 El peso de las riquezas no lo dejaban avanzar y los tipos se lo pensaban ensalvarse.
0:11:41 Martín asunó varios días y con las últimas energías que le quedaban se arrastró hasta el orillo del río.
0:11:50 Agarró un tronco y se fue arriba abajo.
0:11:53 Y allí lo pescaron unos indios.
0:11:56 Y entre ellos Francisco se curó de sus males.
0:11:59 Y se quedó ahí.
0:12:01 Después se enamoró de una muchacha llamada Maracadí y tuvo con ella un hijo.
0:12:06 Ahora bien, la expedición de la que se había despedido Francisco terminó tan mal que no sobrevivió ninguno.
0:12:14 Se murieron todas.
0:12:16 Pasado un tiempo, los que habían financiado la expedición desde Europa quisieron saber que había sucedido
0:12:22 y mandaron una tropa para buscarlo.
0:12:25 En el curso de aquella búsqueda algunos indios le confesaron que cerca le lleve un cristiano y que...
0:12:34 Bueno, unas cosas así.
0:12:36 Y lo fueron a buscar.
0:12:38 Lo encontraron.
0:12:40 Leo, desnudo en carnes como nació.
0:12:45 Dice ¿eh?
0:12:46 Y con sus vergüenzas afuera.
0:12:49 Mira, qué feo.
0:12:50 Qué feo más.
0:12:51 Como usted en la foto esa de internet.
0:12:54 Y era Francisco Martín, que con todo lo sucedido a los españoles, empezó a pedir disculpas por algunas cosas que habían advertido
0:13:09 en su forma de vida.
0:13:11 Bueno, si no me hubiera dejado solo, imagínense, no hubiera aceptado ciertas costumbres.
0:13:19 Y, por lo menos, ya me dio que lo condenara a los españoles.
0:13:22 Exagiraba entonces su supuesta fidelidad del mundo cultural del que provenía, contó que había estado meses atado,
0:13:29 adujo que solo por no morir de hambre se había iniciado en la magia, etcétera.
0:13:34 El caso es que los soldados los separaron de su familia y lo obligaron a guiarlos en la búsqueda del oro abandonado.
0:13:42 Francisco Martín los hizo perder.
0:13:45 Cuando los vio debilitados, huyó y fue a buscar a Maracalí y a su hijo.
0:13:51 Pero cuatro expedicionarios sobrevivieron y llegaron a un fuerte español llamado Coro.
0:13:56 Y una vez más partió un contingente a buscar al renegado.
0:14:00 Lo encontraron y lo mandaron encadenado al Consejo de Indias de Sevilla.
0:14:05 El cruce fue terrible y la pena también, no lo mataron.
0:14:10 La pena fue que Francisco Martín debió vivir en España hasta el fin de sus días, alejado de Maracalí y de su hijo,
0:14:18 a quienes no volvió a ver jamás.
0:14:22 Estas historias dejan algunas sospechas.
0:14:25 La primera es que el amor tira más que la cultura de la que uno proviene.
0:14:32 En general, ¿no?
0:14:34 La otra es que el juego es hijo del aburrimiento.
0:14:38 Yo creo que nadie jugaría si tuviera una cosa mejor que hacer.
0:14:43 El juego es hijo del ocio, de la falta de estímulo.
0:14:48 O no, qué es eso.
0:14:50 Sin embargo, claro, y yo lo que mejor recuerdo de mis noches de juego,
0:14:55 no es juego en cesino, los amigos y personas interesantes que conocían aquellos lugares.
0:15:01 Eso es mejor.
0:15:04 No es bueno cuando va a jugar, porque tiene ganas de ver a Susame jugar con enemigos, no sé cómo es.
0:15:17 Me gustaron, ¿no?
0:15:18 Esto se lo dedicamos a Hernando de Soto, que buscaba la fuente de la juventud y que no lo encontró.
0:15:25 Hemos ido a la discoteca y vamos a escuchar el tango Montecrioso,
0:15:29 que desde luego se refiere a un juego muy elemental, muy sencillo.
0:15:34 Y vamos a dedicar este tanguito a Carlos Viturro y a su familia.
0:15:38 Ha muerto hoy nuestro amigo Viturro y se lo dedicamos a toda su familia.
0:15:47 ...derrendimos homenaje en este pequeño tango.
0:16:19 Se dieron en juego en cada ilusión
0:16:25 y así fue el romanto me pichas la carta negada de tu corazón.
0:16:34 Hagan fuego, Montecrioso, que ensuempo que tu ternura alquite.
0:16:42 Hagan fuego, me mandé mi recto en cope
0:16:46 y después de los tres toques con volvido me toqué.
0:16:53 Perdí los primeros combines pagando en carpetas de su muerte y verdad.
0:17:01 Y luego buscando decirte, si encontras seguidas, me dio tu maldad.
0:17:09 La espada me muestra a sus filos, rencores del bato, me quieren vencar.
0:17:17 Hoy juego mi trampa tranquilo y entre horos y blocas te aprevio olvidar.
0:17:25 Hagan fuego, Montecrioso, que ensuempo que tu ternura alquite.
0:17:34 Hagan fuego, me mandé mi recto en cope
0:17:38 y después de los tres toques con volvido me toqué.
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