Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza a Serate Arriba, estamos en el auditorio de Radio Nacional, mañana también, pasado mañana también, Maipú 555.
0:00:13 Hablaremos hoy de onicio de Siracusa. Siracusa era la colonia griega más importante de Italia. Los griegos, aún antes de que Roma naciera, habían desembarcado en las costas italianas y allí fundaron varias ciudades.
0:00:30 Tal vez todas esas ciudades pudieron haber hecho griega toda la península italiana, pero hubo problemas entre cada una de ellas, no se pusieron de acuerdo,
0:00:41 tan famosa lucha ante Crotona y Sibaris, etcétera, y nunca se logró llegar a una colaboración entre aquellas polies.
0:00:49 Ni siquiera cuando fueran amenazadas por el enemigo común que era justamente el naciente pueblo romano.
0:00:55 Finalmente Roma destruyó y dominó a todas las ciudades griegas de Italia y después dominó también a Grecia.
0:01:03 Las colonias griegas más fuertes, antes de que apareciera el poderío romano, eran las de Sicilia.
0:01:10 Allí los griegos atraídos por las inmensas riquezas de la isla habían comenzado a desembarcar ya desde el siglo VIII a.C.
0:01:19 Digo las riquezas de la isla porque en la antigüedad clásica Sicilia era un paraíso de bosques, lo llamaban las tierras de Demeter,
0:01:28 pero si vense mira Europa era un paraíso de bosques en donde se decía que se podía ir de rama en rama desde punta a punta de España, por ejemplo,
0:01:38 y saltando de arbol en arbol. Bueno, hoy todo eso ha sido destruido, no solo en España, en todas partes.
0:01:47 En Sicilia también desde luego. Allá por el siglo IV a.C.
0:01:53 Siracusa era gobernada por Dionisio, un hombre muy instruido.
0:01:58 Desde su fortaleza dominaba la ciudad con métodos bastante extravagantes y más bien violentos.
0:02:06 Cuando las arcas del Estado estaban vacías acostumbraba a decir al pueblo que la diosa Demeter se le había aparecido en sueño,
0:02:18 probablemente, para decirle que todas las damas de Siracusa depositaron sus joyas en los templos correspondientes.
0:02:25 Entonces las mujeres se apresuraban a hacer este depósito y si alguna por falta de fe sentía la tentación de no obedecer la Orden Divina de Demeter,
0:02:36 ahí estaba la Guardia de Dionisio para disuadirla de todo intento de evasión.
0:02:43 Bueno, después de esta entrega masiva de riquezas, Dionisio se hacía prestar las joyas por la diosa.
0:02:51 O sea, las mismas joyas que la diosa había sugerido que la población depositará en el templo eran pedidas en préstamo por Dionisio.
0:03:02 ¿A quién? A la diosa. Dionisio, a veces digo Dionisio porque así se le llama al dios que los romanos llamaron Baco.
0:03:12 A Dionisio era un hombre que sabía de estrategia militar y también de poesía.
0:03:18 Para construir algo que le sirviera para echar a los invasores cartagineces de Sicilia, mandó contratar en todas las ciudades griegas a los mejores especialistas en mecánica.
0:03:30 Los que se negaban a ser contratados eran secuestrados.
0:03:35 El invento de la catapulta parece que lo había entusiasmado muchísimo a Dionisio.
0:03:40 Él llegó a creer que con aquella arma extraordinaria nadie podría oponersele.
0:03:46 Y en verdad lo que pasó es que construyó muchas catapultas, pero nunca pudo expulsar a los cartagineces.
0:03:54 Ellos insistieron en quedarse con la parte occidental de la Isla de Sicilia y no se fueron.
0:04:00 La catapulta siguió usándose pero no sirvió para nada.
0:04:04 A Dionisio conocido en la historia como el viejo, no por ser viejo, aunque quizá lo haya sido en su momento,
0:04:09 sino para distinguirlo de otro Dionisio que se conoce creativamente con el nombre del joven y que era el hijo.
0:04:16 Tenía un aspecto simpático en su vida, Dionisio, y es que era poeta, aunque no muy bueno.
0:04:24 Algunos directamente odiaban sus escritos.
0:04:28 En una oportunidad, Dionisio había condenado a trabajo forzado en unas minas,
0:04:34 mandaba las minas, al poeta Filoxeno de Siterea.
0:04:38 ¿Por qué? Bueno, porque se había burlado de los versos de Dionisio.
0:04:44 Filoxeno era escritor, escribía Diti Rambos, el ciclo, pegalatea.
0:04:50 Son Diti Rambos muy conocidos, son composiciones de logio, de lo que exageraba de Clus.
0:04:55 Filoxeno, que era famoso por su Diti Rambos, además de haberse burlado de Dionisio,
0:05:01 no había compuesto ninguna obra de logio de estas que el componía en honor al tirano.
0:05:08 Entonces el tirano lo condenó a trabajo forzados en las minas, pero un día se arrepintió.
0:05:14 Lo llamó a Filoxeno y ofreció en su bonor un gran banquete,
0:05:20 al final del cual el gobernante leyó otros versos nuevos que había compuesto.
0:05:26 E invitó a Filoxeno a juzgarlos. Le dije, voy a leer uno para él.
0:05:32 Blah, blah, blah.
0:05:33 Y le dije, bueno, te invito a juzgar estos versos que acabas de oír, o Filoxeno.
0:05:38 Filoxeno se levantó, le hizo una señal a la guardia y dijo, llevadme de nuevo a las minas.
0:05:46 Trudinario.
0:05:53 A la corte de Dionisio de Siracusa, como todos ustedes saben, había llegado nada menos que Platón.
0:06:00 Cuenta Russell que Dionisio lo había invitado para que educase a su hijo, que era, ya mencionado, Dionisio el joven.
0:06:07 Y Platón respondió a la invitación. Todos creían que no iba a asistir, pero fue.
0:06:13 No se sintió muy cómodo porque en aquella corte de Siracusa estaba todo lo que Platón aborrecía.
0:06:21 La vida disipada, el fasto, la adulación.
0:06:28 Estaba por empezar un filósofo que era rey.
0:06:32 Así que tan aborrecible para Platón no debe resultar.
0:06:35 Pero bueno, esto lo digo ya desde el malevolente.
0:06:39 Por esos días Platón había escrito la República.
0:06:42 Estaba interesado en desplegar en algún sitio ciertos comportamientos acéticos que se lo...
0:06:51 Al comienzo parece que la relación fue buena entre Dionisio y Platón.
0:06:56 Pero después el tirano comenzó a molestarse y quiso matar a Platón.
0:07:01 Algunos dicen que es porque Platón también se había aburlado de los versos de Dionisio, pero no se sabe.
0:07:08 Incluso Dionisio parece que no lo quiso matar y quiso que lo mataran, lo ejecutaran los espartanos, pero el plan no salió bien.
0:07:22 Después lo rescataron mediante el pago de una cifra insignificante.
0:07:30 Ahí Platón escribió.
0:07:32 Los antiplatónicos critican mucho esto.
0:07:36 Este viaje de Platón a Siracusa y critican todos los antiplatónicos.
0:07:43 ¿Cómo era aquella... el número ideal de ciudadanos que tenía que tener una...
0:07:49 La República, 5.040.
0:07:53 5.040.
0:07:55 ¿Por qué 5.040?
0:07:59 Porque 20 por 21 por 12.
0:08:04 5.040.
0:08:07 O 35 por 12 por 12.
0:08:09 Eso es 5.040.
0:08:11 O porque 5.040 tiene... es divisible por 59 divisores.
0:08:17 ¿Y por qué es divisible por cada uno de los números del 1 al 12 excepto el 11?
0:08:23 Bueno, es llevar los números demasiado lejos, no?
0:08:28 Piedad, es que pintar, verás el tipo.
0:08:30 Pero, luego de estas aventuras en Siracusa, Platón regresó a Tenas y no volvió a Sicilia hasta que murió Dionisio, el viejo.
0:08:40 Pero lo que le costó la vida a este tirano, me refiero a Dionisio, fue justamente la pasión por la poesía.
0:08:48 Dice el cronista que Dionisio había perdido el tacto para lo adecuado y lo ridículo
0:08:55 y que en sus últimos años escribía pésimas tragedias por docenas.
0:09:01 Saben que las tragedias, lo mismo que las comedias, eran escritas en la élade para concursos abiertos a todos los ciudadanos.
0:09:10 En el año 367 a.C. Dionisio se presentó y escribió una obra llamada La Liberación de Héctor y se sacó el primer premio.
0:09:21 Y fue tan feliz con aquel premio literario que lo festejó con un banquete como nunca se había visto.
0:09:27 Días enteros duró la comilona desaforada, la borrachera perpetua y la disipación.
0:09:36 Y en el medio de la garufa, Dionisio tuvo un ataque de apoplejía y cayó seco.
0:09:47 Arruinó la vida de este mañese.
0:09:49 Lo sucedió su hijo de 24 años, el ya mencionado Dionisio, el joven, pero esa es otra historia.
0:09:56 Así que si no hubiese ganado el premio, Dionisio, el viejo, todavía estaría vivo.
0:10:02 Y esto contiene una moral de japa para los oyentes, especialmente para aquellos que sean poetas
0:10:10 y que acostumben a notar sus obras en cuanto a carrera se les presente.
0:10:15 La moraleja podría ser si ganar ese premio festejarás con moderación.
0:10:22 O temorís.
0:10:24 Claro. Aquellos que no estén interesados en ser premiados, si no en trabajar, en hacer, en escribir y difundir sus obras,
0:10:31 pero que no están interesados en algo agonal y competitivo, también merecen nuestra dedicatoria y nuestro respeto.
0:10:42 Y hemos buscado una canción para estacharla. Hemos ido a la discoteca y nos han...
0:10:50 Hablando de Platón, es un hombre muy platónico, este hombre discotecario.
0:10:57 Es platónico.
0:10:58 Sí, muy platónico, ha leído mucho a Platón.
0:11:00 Y me contó que Platón vivió en una caverna.
0:11:03 Así me dijo él.
0:11:06 Él creó que el mito de la caverna era que Platón vivía en una caverna.
0:11:10 Y pienso que es mucho más interesante un filósofo que viva en una caverna que el mito de la caverna.
0:11:16 Y que de ahí estaba en sombras, eso es lo que él entendió.
0:11:20 Bueno, pero qué tiene que ver con el mito de la caverna, pero distinto.
0:11:25 Platón vivía en una caverna entre las sombras.
0:11:28 Por eso él intuyó que lo que vemos nosotros no son sino un pálido reflejo de la verdadera realidad.
0:11:36 ¿Y cómo lo intuyó viviendo en el fondo de una caverna?
0:11:41 No sé si el tipo se puso mal.
0:11:44 Y claro, porque lo le ocurrieron.
0:11:46 Y yo dije, no, pero era que estaban mirando para el fondo la pared.
0:11:50 No sé, señor, me dijo. Me dijo un disco que se llama En la Sombra.
0:11:53 Era todo para darle ese disco, el que tenía.
0:11:56 Bueno, me he puesto a llorar.
0:11:59 Disculpeme, pero a mí cuando llueve me da la tristeza.
0:12:04 En la Sombra es un bello tango que va a tocarse bastián junta en solo de piano.
0:12:25 No sé si el tipo se puso mal.
0:12:28 Pero no sé si el tipo se puso mal.
0:12:31 Pero no sé si el tipo se puso mal.
0:12:34 Pero no sé si el tipo se puso mal.
0:15:07 Era Sebastián Junta en la venganza, será terrible en las sombras.
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