Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible en esta matine de los viernes estamos haciendo
0:00:08 el programa más temprano pero usted lo está escuchando a la hora de siempre por lo tanto
0:00:12 para que doy oye.
0:00:13 Para que está hablando de gusto.
0:00:14 Para que doy información, es totalmente absurda.
0:00:17 Así que continue usted.
0:00:19 Vamos a hablar hoy de dos rejejodos que gobernaron consecutivamente lo que hoy es España o
0:00:30 aquella región.
0:00:32 Ha mediado el siglo VI, es decir, ya se habían ido los romanos todavía no habían llegado
0:00:39 los árabes.
0:00:40 Teudis y Teudicelo se llamaban.
0:00:47 No son lindos nombres.
0:00:48 Teudis era un hombre culto distinguido romanizante, era un apasionado de las instituciones romanas
0:00:59 y también de los jolgorios del circo y de la gastronomía o mejor de la gastronomía.
0:01:05 Bueno se instaló en Sevilla, antes se había estado en Narbona y en Barcelona pero un día
0:01:12 dijo bueno me voy a instalar en Sevilla.
0:01:15 Se pareció que aquella ciudad estaba más a salvo del ataque de los francos que era
0:01:20 el peligro en aquel entonces.
0:01:21 Bueno por lo pronto estaba más al sur Sevilla.
0:01:25 En realidad Teudis buscaba allí un contacto más estrecho con la población vética.
0:01:31 Vética en el sentido del vétis, ese tipo de fútbol.
0:01:35 ¿Por qué se llama así?
0:01:36 Porque el vétis era el nombre antiguo del río.
0:01:39 El goda y quimir en tiempos de los romanos se llamaba vétis.
0:01:46 Bien de este modo, digo trasladándose a esta ciudad, Teudis se proponía gozar de todas
0:01:54 las delicias de aquellas tierras y de aquella gente.
0:01:58 De aquella gente.
0:02:00 No bien llegó a Sevilla, Teudis empezó a disfrutar del vino, de la gracia arrebatadora
0:02:06 de las bailarinas, porque parece que eran muy hermosas las sevillanas ya en aquel entonces.
0:02:14 Y todas las muchachas eran perseguidas por Teudis y también por los compañeros de
0:02:21 Teudis.
0:02:23 Pero los problemas empezaron cuando los ojos del rey se posaron en los cuerpos de las esposas
0:02:29 e hijas de los macanudos del hogar.
0:02:32 De lo que ya vivían allí, hacía mucho tiempo.
0:02:36 Parece que los cortesanos visigodos siguiendo el ejemplo de su rey no tardaron también
0:02:42 en hacer lo mismo, es decir, posar sus ojos cononos humanos sobre los cuerpos de las muchachas.
0:02:48 Teudicelo, había otro muchacho llamado Teudicelo, un noble godo muy asegado al rey, incluso
0:02:56 lo superaba en asañas amorosas.
0:02:59 Hay un dato curioso, los encuentros alegres del rey, discus, amiguetes, eran contabilizados
0:03:09 para una especie de competencia.
0:03:11 El rey Teudis, parece que en una jornada, ponele, si había unido a seis bailarinas, iba a decir
0:03:21 una tras de otra, pero no estoy seguro de que haya sido así.
0:03:24 El rey Teudis se lo dije seis, pero otro niato, el noble Vítiges, consiguió amar a cinco,
0:03:34 casi, ¿no?
0:03:37 Pero apareció Teudicelo y sedujo y amó a once sevillanas.
0:03:46 El triunfo en esas competencias amorosas se premiaba con la ocupación del sitio del rey
0:03:54 en los banquetes nocturnos.
0:03:56 Te dejaban el sitio de la punta del rey que se lo dejaba.
0:04:00 Que un banquete primero no quiera y después un banquete.
0:04:03 Y sí, le dio al rey.
0:04:04 No quiero ir, ya quiero ir y me a dormir, señor.
0:04:07 Bien, es como un concurso a ver quién come más manzanas cuyo premio es una manzada.
0:04:13 En determinado momento el rey Teudis tuve la siguiente idea.
0:04:16 Dijo, voy a hacer una expedición al África.
0:04:22 Un preso fenómeno.
0:04:23 Ceuta cayó en manos de los vicigodos y fue sacada, pero luego vino la catástrofe.
0:04:31 Hubo quien acusó a Teudis y a sus amigos de llevar la campaña demasiado a la origena.
0:04:37 Dice la crónica que desde el campamento donde aporillaban los soldados se podía conquistar
0:04:43 más fácilmente mujeres que tierras.
0:04:46 Es que en cada lugar del norte africano donde se instalaban los vicigodos había una
0:04:51 tienda del amor dedicada a orgías superpobladas por damas de la corte servizada.
0:04:59 Bueno, una orgía superpoblada es una cosa notable.
0:05:03 Es una orgía donde sobra gente.
0:05:05 Ahora, ¿por qué puedes sobrar gente en una orgía?
0:05:11 Porque en lugar...
0:05:13 No hay ningún otro motivo, ningún otro motivo.
0:05:16 Y más si tiene lugar en una tienda, en una carpa, me imagino a los orgíásticos supernumerarios
0:05:23 saliendo por debajo, por debajo de la carpa, piernas que aparecen, manos, rajaduras de la
0:05:29 carpa por las cuales emerge un orgíástico expulsado que trata luego de volver a entrar.
0:05:36 Así era el asunto.
0:05:38 Bueno, en una oportunidad los vicigodos fueron atacados precisamente en el momento en que
0:05:43 se desarrollaba uno de estos encuentros plurales.
0:05:47 Y la desbandada vicigótica fue escandalosa, dice el cronista Leo.
0:05:55 Se apraron con estampila de desnudeces aterradas hacia el norte.
0:06:00 La salida fue tan apurada que los hombres y las mujeres llegaron a las naves sin sus
0:06:05 armas y sin sus vestidos.
0:06:08 Sí, sin nada.
0:06:10 El descontento cundió.
0:06:12 La alegre conducta de Teudis caía muy mal, sobre todo entre la aristocracia goda que
0:06:19 seguía asentada en la austera meseta castellana, no lo que estaba en Sevilla.
0:06:25 Lo que estaba más allá, que eran más chapados al antiguo, y se miraba lo que está haciendo
0:06:30 este tipo.
0:06:31 Teudis no hizo demasiado caso y en la primavera del 548 celebró en su palacio con sus íntimos
0:06:39 nuevos bailongos de los más lucuriosos.
0:06:42 Una noche un desconocido logró burlar la vigilancia de la Guardia Regale.
0:06:50 Entró en la sala del banquete, que desde luego había derivado en otra reunión amorosa.
0:06:58 ¿Cómo puede ser un arrojón?
0:07:10 Eso puede ser.
0:07:11 Y podría haber sido.
0:07:12 Pero bien tocado, ya toca con los marmillas.
0:07:13 Está bien que se oye así una orgía desde él.
0:07:37 Entonces mucha orgía entró el tipo.
0:07:48 Entró el desconocido, sin tentarse con algunos manjares, se acercó a Teudis.
0:07:55 Nadie advirtió su presencia.
0:07:58 Nadie está teniendo.
0:08:00 De pronto el rey Teudis gritó y cayó de bruces.
0:08:11 Tampoco pienso que iba a ser.
0:08:12 Había varios que estaban...
0:08:13 ¿Tan que estar en la misma situación?
0:08:21 Pero el rey tenía un...
0:08:25 Un puñal cravado en la espalda.
0:08:27 Ah, eso sí.
0:08:28 Y en seguida todos recuperaron la lucidez.
0:08:33 Lo me echaron con sirüe.
0:08:34 Se lanzaron sobre el asesino.
0:08:36 Iban a matarlo cuando el rey moribundo levantó la cabeza y habló.
0:08:42 Dijo, amigos, no lo matéis.
0:08:45 Continuad con el banquete y se murió.
0:08:55 No sabemos qué sucedió con el asesino, que evidentemente era mandado por la aristocracia
0:09:01 aguda que hemos mencionado algunas frases atrás.
0:09:04 Era un lugar ideal para el crimen, un momento ideal para cualquier crimen.
0:09:08 Bueno, los cortesanos se ocuparon de buscar a un sucesor de Teudis y erivinan a quien
0:09:14 elijeron.
0:09:15 A Teudicelo, aquí el amigo del rey, que también era un gran...
0:09:20 El de las 18.
0:09:22 El de las 18, guau, es de más o más cuáles.
0:09:25 Y con Teudicelo las juegas continuaron.
0:09:28 ¿Qué Teudicelo decía?
0:09:34 Su fogoso temperamento transformó esa amable galantería que hasta entonces lo había caracterizado
0:09:43 en una agresividad rayana en la violencia.
0:09:45 Es decir, se volvió violento al tipo...
0:09:48 Ah, guau.
0:09:49 Se arruinó todo.
0:09:50 Se arruinó todo.
0:09:51 Parece que el tono de sus conquistas amorosas era demasiado beligerante.
0:09:57 Y Sidoro de Sevilla, Dios Libre y Guarde, lo llamó raptor de las hijas de los nobles
0:10:04 y público prostituidor de las esposas de los magnates.
0:10:10 Mi nombre es Teudicelo, raptor de las hijas de los nobles y público prostituidor de
0:10:16 las esposas de los magnates.
0:10:19 No sabemos hasta qué punto estas damas nobles, a quien Teudicelo robó su honra, estaban deseosas
0:10:25 de que se la robaran, porque en aquellos tiempos, amigos, las mujeres carecían de toda voz
0:10:30 en disconformidad y máxima en ese terreno.
0:10:34 La verdad que a Teudicelo debía entregarse cualquier dama que él señalara con el dedo.
0:10:41 Así de cruel era su tiranía.
0:10:44 Si no lo hacía, si la mina se negaba, el tipo le mandaba a los exbirros para castigar
0:10:50 aquella audacia.
0:10:53 Lo que es indudable es que los guardianes y legítimos destinatarios de dicha honra,
0:10:58 ¿qué cosa es la honra?, me pregunto yo.
0:11:00 Bueno, quiero decir, los padres, los hermanos y los prometidos de las menas decidieron vengarse,
0:11:06 no tanto por las menas, sino por ellos.
0:11:09 Recuerden que en aquel tiempo se pensaba que una dama formaba parte de los derechos reales
0:11:14 de un señor, no como ahora.
0:11:17 Y la ocasión para la venganza fue uno de los banquetes del rey, justamente.
0:11:21 Parece que cada vez que había un banquete, venía uno a vengarse.
0:11:26 Bueno, corría el mes de octubre de 549 y hacía más de un año que Teudicelo había
0:11:33 señido la corona visiguada, lo que sigue lo cuenta Gregorio de Turz.
0:11:40 Una noche en lo mejor del festín, cuando el rey estaba muy alegre, se apagaron repentinamente
0:11:48 todas las lámparas.
0:11:49 De golpe, se usó un ruido de espadas y un grito ahogado, uj.
0:12:08 Teudicelo había muerto, dice Gregorio de Turz, sin mucha habilidad novelística desde
0:12:12 luego.
0:12:13 Y no se sabe de nadie que lo lloraba, nadie lo lloró.
0:12:18 Y así terminó la historia.
0:12:19 Es decir, que esta es la historia de dos reyes jueguistas, pero uno simpático y el otro
0:12:23 violento.
0:12:24 La juega está bien si no es obligatoria.
0:12:29 Si es obligatoria, ya me gusta menos su majestad.
0:12:32 Si usted me invita, a lo mejor lo voy.
0:12:35 Si usted me obliga, me escapo.
0:12:37 Así que a quién dedicar esta reseña de dos reinados vísicó?
0:12:42 Bueno, a la Sevillana.
0:12:45 O también a los tipos que se quedaban fuera de la orgía por falta de lugar.
0:12:52 Y son expulsables, pues tratan de meterse de nuevo.
0:12:57 Qué cosa, eh, que te echen de una orgía.
0:13:01 Que hacen una orgía, viene un tipo y te dice, el señor lamentablemente va a tener que acompañarme.
0:13:07 Es el último lugar donde pueden rajarte.
0:13:11 Acompáñeme que le voy a señalar la puerta.
0:13:15 No hace falta.
0:13:18 Bueno, hemos ido a la discoteca a buscar discos sobre sevillanas.
0:13:24 Y hemos encontrado una sevillana.
0:13:27 Las sevillanas del espartero en la versión de Miguel de Molina.
0:13:31 Adelante.
0:13:32 Las mujeres de Sevilla me nesten que se compongan.
0:13:39 Me nesten que se compongan las mujeres de Sevilla.
0:13:46 Adelante.
0:13:47 Las mujeres de Sevilla me nesten que se compongan.
0:13:49 Me nesten que se compongan que se ha muerto el espartero.
0:13:53 Ay, ay, ay, ay, ay.
0:13:56 Que se ha muerto el espartero para mí.
0:13:58 La siera es.
0:13:59 Vayan al venacadur, sonríde los coreros de luz, tu casa villan será isla, señor, soy uno de los regros de la sierra.
0:14:13 Y al hijo del escotero lo quieren, meterá a Freyley.
0:14:19 Lo quieren, meterá a Freyley, al hijo del escotero, oye, oye, a mi hijo del escotero lo quieren, meterá.
0:14:29 Lo quieren, meterá a Freyley y la tuavilla lo dice, oye, oye, oye, oye, y la tuavilla lo dice, tome lo como su madre.
0:14:39 La maestranca ya fue, soludo su balcón y la pantera media, taz, taz, taz, mandó pone que pones en los chiqueros de la plaza.
0:14:53 Los toritos en mi una ya no tienen miedo a nada.
0:14:59 Ya no tienen miedo a nada los toritos de mi una, oye, oye, oye, tole los toritos de mi una, ya no tienen miedo a nada.
0:15:09 Ya no tienen miedo a nada que se muercan los toritos de los parteros, ay, ay, ay, ay, que se muercan los toritos de los parteros, ya te jodan, que los mataran.
0:15:19 Y hasta abajo hasta ahí que te metiden las cocinas y que te llenate el aranjo y que le pusin una bombina que no lo están con mexicanas.
0:15:29 ¡Muera!
0:15:38 Era Miguel de Molina, en la venganza será terrible la sevillana del espartero.
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