Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos del anillo de Polícrates, así que ubiquémonos rápidamente en la isla de
0:00:04 Samos, nunca debimos salir, que quede en el maregeo.
0:00:10 Retrocedamos hasta los siglos VI o V antes de Cristo y allí en Samos gobernaba Polícrates.
0:00:17 El poeta Schiller escribió sobre él y puso énfasis en la historia de un misterioso anillo.
0:00:24 Dicen que Polícrates fue un saqueador terrible que conquistó con una crueldad inusual lesbos
0:00:32 y delos.
0:00:34 Generalmente se ha citado a Polícrates solo con el mote de Tirano de Samos.
0:00:39 Usted va al diccionario, lee Polícrates y dice Tirano de Samos.
0:00:45 Delos era una isla sagrada en donde se practicaba el culto a Apolo.
0:00:53 Como bien sabemos había sido allí donde leto, Roberto leto, la mamá de Apolo había
0:01:01 encontrado asilo y había dado a luz al dios Apolo y a su hermana, no a la suya Dório,
0:01:07 sino a la hermana de Apolo, la diosa Artemis.
0:01:11 Polícrates anduvo de rapiña por delos y allí vino a enterarse de la existencia de una
0:01:18 estatua de Apolo en el santuario de Dínima junto a Mileto, allí donde vivía el final
0:01:24 tales.
0:01:25 Los sacerdotes de esa estatua custodiaban un precioso anillo que debía corresponder
0:01:32 al hombre que dominase los mares.
0:01:34 Quien tuviera ese anillo podía considerarse invencible, mitad por su perdición y la
0:01:41 otra mitad también.
0:01:44 Sin modestes que alguna, Polícrates exigió el anillo para él y decidió viajar hasta
0:01:50 Mileto para obtenerlo.
0:01:52 Dice, me voy hasta acá hasta Mileto a buscar el anillo que ha de asegurarme el dominio
0:01:56 de los mares.
0:01:58 Los sacerdotes de Apolo enterados de la llegada de Polícrates intentaron esconder el anillo,
0:02:03 cosa que parece relativamente fácil, pero no pudieron.
0:02:08 Polícrates llegó al santuario, se apoderó del estato y también del anillo.
0:02:12 Y ya que le quedaba a mano se apoderó también de la ciudad de Mileto.
0:02:16 La verdad es que de algún modo el anillo le correspondía porque el tirano Polícrates
0:02:21 ya dominaba todo el sudeste del ejeo y no había barco que pasase por aquellas aguas
0:02:26 que no le pagara algún tributo.
0:02:29 Así que con anillo o sin él el dueño de aquellos mares era Polícrates.
0:02:35 Bueno, una vez que se hizo con el anillo de Apolo ya no hubo nadie que se atrevera a
0:02:40 poner límites a este hombre.
0:02:42 Parecía ser, ciertamente ya no el dueño de los mares sino del mundo mismo porque el
0:02:48 tirano echaba a mano a cuanto barco avistaba, a veces devolvía intactas las presas cobradas
0:02:56 a sus propietarios con notas en las que explicaba que no necesitaba más.
0:03:01 Afanaba por puro alarde.
0:03:03 Afanaba un barco y después te lo devolvía y te decía, mire, estoy hecho.
0:03:08 ¿Qué desee? Con el barco porque con lo que he choreado estos últimos días me doy por contento.
0:03:14 Hay que decir que en su corte de Samos Polícrates comía y bebía desmesuradamente.
0:03:22 Daba conciertos con su siringa.
0:03:31 La flauta, la flauta que usaba pan y de los afiladores.
0:03:38 Hacía también pléndidos regalos a los escultores y protegía con todo lujo al poeta Ana Creonte.
0:03:49 Además tenía el mejor médico de Atenas.
0:03:53 Todo ese aguita no tenía un buen médico que quiera.
0:03:56 Era el médico de Mócedes al que había raptado para tenerlo cerca.
0:04:01 Cuentan que Polícrates fue el más rico de todos los hombres y que vivió con felicidad durante largos años.
0:04:07 También tocaba la lira.
0:04:09 La lira que ya especie instrumento hecho con una torta.
0:04:14 Según se dice inventado por el mismísimo Hermes que vació una tortuga antes de su sonido de charango.
0:04:20 Con este hombre también tocaba la lira.
0:04:28 Bueno, no tocaría eso.
0:04:33 Muy bien, en alguno de sus alardes Polícrates hizo algunos regalos al rey Amasis de Egipto y se ganó su amistad.
0:04:45 Este Amasis, que a su vez mirabas al oriente lleno de preocupaciones,
0:04:49 digo por el crecimiento del Imperio Persa al que al rey temía por la seguridad de Egipto y temía con toda razón.
0:04:56 El rey Amasis recibió con alegría los regalos de Polícrates y estableció una alianza con él.
0:05:03 Después de todo lo mejor que podía ser uno era aliarse con el dueño del anillo de Apolo.
0:05:09 De este modo las naves de Amasis adquirían el derecho a viajar libremente.
0:05:14 El rey Egipto visitó a Polícrates en Sammos y durante esa visita tuvo lugar una famosa escena.
0:05:21 Amasis, impresionado por el fasto de la corte de Sammos,
0:05:26 advirtió a Polícrates que debía temerle a la envidia de los dioses.
0:05:31 Guarda dice, Araca con la envidia de los dioses.
0:05:34 Es un consejo extraño, siendo que provenía de un egipcio
0:05:37 y los griegos eran los que continuamente estaban preocupados por la envidia de los dioses.
0:05:42 No así los egipcios, cuyos dioses eran más bien distantes y menos pasionales en ese sentido.
0:05:48 Pero Amasis le dijo que para conjurar la envidia divina, lo mejor era devolver el anillo y se devolvía el anillo.
0:05:55 Bueno, Polícrates se asustó.
0:05:58 La cuestión es que Amasis de Egipto convenció a Polícrates
0:06:01 de que sacrificara el anillo de Apolo en honor de los dioses arrojándolo al mar.
0:06:06 Dice, devolvílo, tiró al mar, claro, no era de él.
0:06:11 Polícrates aceptó la sugerencia y tiró al mar la joya, pero vino a suceder algo inesperado.
0:06:18 Parece que los dioses no aceptaron aquel sacrificio y al día siguiente el anillo regresó.
0:06:24 El mar lo devolvió, un pescador se lo devolvió a Polícrates.
0:06:29 Polícrates se alegró, supuso que los dioses no se habían ofendido
0:06:34 y que lo que había sucedido era signo inequívoco de que el anillo y el poder le pertenecían.
0:06:42 Los sabios de la corte pensaban otra cosa
0:06:44 y le advirtieron que un tributo devuelto invertía los poderes de los sacrificados.
0:06:49 Y cuando se te devuelve un tributo, el poder de lo que vos sacrificás se te vuelve en contra, se te vuelve.
0:06:56 Así que la perdición sería ineludible.
0:06:58 El anillo de Apolo que aseguraba la suerte era ahora el anillo de la adversidad.
0:07:03 Pero Polícrates no le creyaba, dijo, ah, no.
0:07:07 Escribió Schiller lo que dijo Amasis cuando se retiró de Samus.
0:07:11 Dijo Amasis, los dioses quieren tu perdición.
0:07:16 Me voy apresurado para no morir contigo.
0:07:20 Y salió rajando a paso gimnástico el bueno de Amasis.
0:07:26 Los presentimientos de los sabios y del propio Amasis no tardaron en realizarse del modo más contundente.
0:07:35 Enojado con Amasis por haberle indicado que se desprendiera de su anillo,
0:07:39 Polícrates hizo llegar al gran rey de los persas unos cuantos secretos militares de los egipcios.
0:07:46 Secretos de los que se había enterado un día del avión del propio Amasis.
0:07:51 Que parecen cuando se tomaba un par de cañas, empezaba a batir todos los secretos del Delta y de la primera catarata.
0:07:59 El tirano de Samus, Polícrates, no imaginó ningún peligro
0:08:04 cuando el sátrapa persa le dijo que en agradecimiento a aquella batida
0:08:10 lo iban a esperar en Lidia varias cajas de oro que podía pasar a buscar cuando quisiera.
0:08:17 El sátrapa le escribió también que lo esperaría con un agasajo.
0:08:21 Y Polícrates fue.
0:08:24 Una hija de Polícrates asustada le dijo, mirada tengo un sueño y creo que es profético.
0:08:32 Papá le dice, te he visto desnudo y pobre lavado por la lluvia y quemado por el sol.
0:08:37 Polícrates no hizo caso de aquel sueño, hizo tuvo su ambición.
0:08:41 Dijo que el anillo de Apolo lo protegea, que lo ayudaría a extender su poderío,
0:08:45 también en el continente asiático, qué tanto ni qué tanto.
0:08:49 Así que confiando en su buena suerte, Polícrates llegó a Lidia
0:08:53 y allí fue apresado enseguida por el general Persa Orontés, y no Torgues,
0:08:59 un militar de confianza, el gran Darío Darayagua, rey de res.
0:09:04 Y lo crocificaron.
0:09:06 Y lo murió nomás, como lo había indicado el sueño profético de su hija, desnudo y pobre.
0:09:12 Era el año 515 a.C.
0:09:15 Esta es la historia de Polícrates, que parece tener alguna moralega
0:09:20 del orden de que los tiranos terminan siempre mal.
0:09:24 O hay que hacer caso de los sueños de nuestra hija.
0:09:28 O hay que hacer caso de los consejos de los Reyes Egipcios que nos visitan.
0:09:33 O hay que desconfiar de los atras para que quieren pagar con oro nuestras infidencias.
0:09:37 Un infidente es peor que un ingrato.
0:09:41 No, yo creo que un ingrato es peor que un infidente.
0:09:43 Un ingrato es peor que un ingrato, pero está bien para la leja del bueno de Polícrates.
0:09:48 Fíjese, además, que Amasis, que Chile lo llama Amosis, en realidad.
0:09:53 Por ahí para que le arriban todos los egipcios son un fan palesíos.
0:09:56 Y llamar a Amosis, porque confió más en Chile que nuestros informados.
0:10:01 Amosis va a palmar también el mano de un persa.
0:10:05 El muchacho cambia y ese es hijo de ciro.
0:10:08 Y por esa fecha, me acuerdo muy bien, pues 521, 516 o algo por el estilo.
0:10:13 Pero creo que en todo caso hay una pequeña maldad errónea en todo este asunto.
0:10:18 Porque si hay algo milagroso, no es que un anillo le dé suerte,
0:10:21 sino que uno tira un anillo, un pescáoselo, coma,
0:10:24 pesquen al pescado, encuentran, y se lo devuelvan.
0:10:26 Ese es un milagro.
0:10:27 Y además otra cosa, si esto funciona para los objetos que antes eran beneficiosos para uno,
0:10:33 debería funcionar para los objetos que son maléficos.
0:10:37 Y todo el mundo sabe que los objetos maléficos que uno tira, le vuelven en forma de novia, en forma de cuñado.
0:10:42 Sí, yo tenía una figurita maléfica y la quería perder y no podía.
0:10:48 Claro. Es tremendo, porque eso vuelve y regresa.
0:10:51 Las noias que vuelven también son como...
0:10:53 Son maléficos.
0:10:54 Uno a veces ha sido objeto maléfico de alguna novia,
0:10:58 que ha tratado de echarlo y uno vuelve y vuelve.
0:11:03 Vuelve comido por el pescado y transformado en ella.
0:11:07 Pero en cualquier caso me parece que Hipólico, y además después de haber rellenado a esta altura había rellenado 30 picos de años.
0:11:14 O sea, un hombre que se le había pasado bomba,
0:11:16 se va a Lidia, donde hay otro crezo, otro tipo lleno de pláticos,
0:11:20 y lo bien podía haberse evitado el gesto de la ambición.
0:11:23 Porque finalmente si uno no sabe aprovechar lo que la vida le dio y pretende más
0:11:27 y creen cualquier estupidez que le dicen, es como tomar la música de los cielos como una melodía, la melodía de la guitarrita.
0:11:34 La melodía de una lira, por ejemplo, que era la que tocaba el Polícrata y escucharemos en homenaje ese carácter músico de este hombre.
0:11:43 Es un único lado bueno.
0:11:44 Y el tango, la guitarrita, en la versión no en liga, pero sí en guitarra de Juanjo Dominguez.
0:12:14 La melodía de la guitarra de Juanjo Dominguez.
0:12:44 La melodía de Juanjo Dominguez.
0:13:14 La guitarra de Juanjo Dominguez.
0:13:19 La guitarra de Juanjo Dominguez.
0:13:24 La guitarra de Juanjo Dominguez.
0:13:39 Era Juanjo Dominguez en la venganza. coleccionara.com
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