Transcripción automática
0:00:00 El banquete de San Marcanda, el legendario banquete de San Marcanda, de que participó Alejandro Marno.
0:00:07 Así que vamos al otoño del 326. Alejandro estaba en San Marcanda, una antigua provincia persa en un descanso de la guerra.
0:00:18 Ahora se llama, me parece, es una de esas repúblicas ex repúblicas soviéticas.
0:00:28 Por que que está alguna cosa de San Marcanda.
0:00:31 Bueno, Alejandro Marno, ignorante de toda la futura unión soviética que se programara, estaba en San Marcanda, en un descanso de la guerra.
0:00:43 Cuentan que armó una gran cachería durante la cual enfrentó a un león y le dio muerte.
0:00:50 Otra, esto es muy meritorio. Casi todas las personas que enfrentan a un león obtienen el resultado inverso. Les dan muerte.
0:01:04 Otra diversión, si usted le puede llamar diversión, enfrentarse con leones.
0:01:10 Esta es más razonable. Un banquete al cual Alejandro invito a sus Macedonios más queridos.
0:01:17 Era una buena ocasión para que el rey y sus amigos conversaran y bebieran vino. Se festecaban dos cosas.
0:01:27 Era el día Macedónico consagrado al dios Dioniso.
0:01:31 Y además Alejandro quería compartir la llegada de un envío de manzanas de Yricania, que eran de primera calda.
0:01:39 La noticia de un envío de manzanas y el considerar que eso ha meditado la realización de un banquete en forma de festejo,
0:01:50 no es de la idea de la humildad de la vida que aparece en aquellos lugares.
0:01:55 El caso es que hicieron un banquete sin mujeres, como sucedían casi todos los banquetes en la inspiración elénica, como sucedían los imposi.
0:02:08 Las mujeres quedaban fuera.
0:02:10 Uno de los invitados más distinguidos era Cleito, un general que una vez había salvado la vida de Alejandro en una vacacia.
0:02:19 La amistad entre los dos era antigua.
0:02:23 La hermana de Cleito, y ocultame la expresión, cuando uno empieza diciendo la hermana de Cleito,
0:02:29 y ya estamos esperando que la siguiente revelación se ve un poco picaresca,
0:02:36 pero podría hacerlo, depende de cómo se interpretar.
0:02:40 La hermana de Cleito había servido como nodrisa de Alejandro.
0:02:46 El banquete empezó mal.
0:02:48 Por razones que se ignoran, Alejandro consagró el festín a castoripólux, los diósculos.
0:02:56 En lugar de hacer las elevaciones pertinentes a Dioniso, se equivocó de Dios.
0:03:01 Cleito había iniciado en su casa un sacrificio privado a Dioniso,
0:03:07 pero oyó el trompetazo que anunciaba la comida.
0:03:15 Bueno, y entonces se interrumpió la ceremonia y marzó al banquete de Alejandro.
0:03:23 Y las dos ovejas que estaba a punto de sacrificar a la salud de Dioniso, los siguieron al trote.
0:03:32 Y todo apareció en el banquete y con dos ovejas atrás.
0:03:37 Y Alejandro consideró que esa escolta de animales para el sacrificio era mal agurio,
0:03:42 sino a los sacerdotes que pidieron a los dioses por la seguridad de Cleito,
0:03:46 de la cual ya empezaba a dudar.
0:03:49 El banquete empezó entonces con Alejandro dedicando sus livasiones a dioses equivocados
0:03:54 y con Cleito habiendo interrumpido las huellas.
0:03:57 Por si fuera poco, y esto era lo más grave, todos los asistentes le dieron vino puro.
0:04:03 Habrá de recordarse que esto estaba absolutamente prohibido históricamente en la élade,
0:04:11 donde solo se tomaba vino muy rebajado.
0:04:15 El vino griego era un vino muy fuerte, que hacía un efecto bastante poderoso,
0:04:21 y únicamente se permitía beberlo reducido por lo menos a la mitad, o más todo.
0:04:29 La pena por tomar vino puro era la muerte.
0:04:33 Repito, la pena por tomar vino puro era la muerte.
0:04:37 Bueno, todos los asistentes de aquel banquete habían tomado vino puro.
0:04:41 En determinado momento alguien entonó una canción sartírica sobre los comandantes
0:04:47 que no habían podido liberar la ciudad en otros tiempos.
0:04:53 A la ciudad en otros tiempos
0:04:59 A la ciudad en otros tiempos no pudieron liberar la ciudad.
0:05:03 Pero era una broma, pero de más gusto, ya que aqué sus comandantes que no habían podido liberar la ciudad habían muerto.
0:05:11 Sin embargo, esa broma fue apoyada por Alejandro, que había triunfado donde otros habían caído.
0:05:19 Entonces, cada uno más se encuñamaba...
0:05:23 Bueno, donde otros han caído...
0:05:27 donde otros han caído...
0:05:31 te quiero duerme la fiesta...
0:05:36 El caso es que los sentimientos se desbordaron, dice la crónica,
0:05:40 y como todos estaban borrachos, borrachos de aquel vino terrible,
0:05:44 el debate o la discusión se volvió pendenciero o pendenciera,
0:05:50 según se trata del debate o la discusión, y agresivo o agresiva.
0:05:55 Alejandro alentó a que el cantante continuara con sus chances a los viejos generales.
0:06:02 A los viejos generales...
0:06:07 Entonces surgió una disputa entre...
0:06:11 Cuando surge una disputa...
0:06:25 Surgió una disputa entre los hombres de más edad
0:06:28 que juzgaban más importante los logros de los generales antiguos,
0:06:32 e incluso de que tipo de Macedonia, que era el papá y Alejandro,
0:06:36 y los más jóvenes que alabaron Alejandro lo pusieron al mismo nivel del Divino de Ráfeles.
0:06:43 Cleito, que era más grande que Alejandro, era de más edad,
0:06:47 y que estaba de más tremendamente borracho, se burló de Alejandro,
0:06:51 y de su pretensión decía el hijo de Amán.
0:06:54 Alejandro, y ni siquiera por el vino, andaba diciendo que él era el hijo de Amán.
0:07:00 Entonces Alejandro, al té sagurla,
0:07:04 respondió arrojando que una de estas gratuitas manzanas que habían llegado
0:07:08 y cuyos barribos se festejaban.
0:07:11 Y le encajó en el marote un manzanazo que casi lo duerme.
0:07:17 Como los insultos de Cleito continuaban, Alejandro entonces trató de tomar un arma,
0:07:22 pero sus amigos lo retumbieron por la fuerza,
0:07:25 mientras Alejandro de Macedonia proseguaba e insultaba.
0:07:31 Un tanto lo medio, se llevó al borracho Cleito, que se guía también,
0:07:35 a los insultos, fuera del bailón.
0:07:40 Un corneta hizo sonar el toque de alarma,
0:07:43 y entre varios echaron a Cleito el banquete y lo sacaron a la casa.
0:07:47 Cuando se quedó solo Cleito apenas podía sostenerse, anotamente, ¿no?
0:07:51 Pero volvió, como hacen los borrachos, volvió,
0:07:54 ¡Venga, vamos a echar, compadrito, que se piensa!
0:07:58 Y enfrentó a su amigo Alejandro con nuevos insultos.
0:08:03 Alejandro, que también le había dado al hino, como para cuatro,
0:08:07 perdonamente se lanzó hasta vez sobre Cleito y lo atravesó con su espada,
0:08:12 y Cleito casi muerto.
0:08:15 No hubo un fijo más severo que el del propio Alejandro.
0:08:19 Además de haberse un amigo, Alejandro había matado a un invitado
0:08:22 que era una circunstancia tremenda e insperonable en aquella significación.
0:08:27 Durant unos días, Alejandro se consideró indigno,
0:08:30 frutar con cuenta que varios tuvieron que sujetarlo
0:08:34 para impedir que se matara con la misma lanza que había quitado el cuerpo de Cleito.
0:08:39 Por tres días no probó bebida ni bocado hasta que se temió por su vida y por su cordura.
0:08:44 Diversas personas entran en los aposentos de Alejandro,
0:08:49 solo para observarlo y para cuidarlo y para impedir que se fisiara.
0:08:54 Por entonces, cuando varios personajes cercanos, Alejandro,
0:08:58 desplegaron distintos recursos para sacarlo de su indignidad.
0:09:02 Alarmados por la desesperación de su rey,
0:09:05 los soldados maceroños convocaron a una asamblea
0:09:08 y les acondinaron a Cleito por traidor y mandaron decir a Alejandro
0:09:11 que su acto ya estaba legalizado.
0:09:13 Pero por muy tranquilizador que fuera el perdón de los soldados, Alejandro no se perdonó
0:09:18 y recibió aquel consuelo legal con gritos de remordimiento y rechazo.
0:09:23 Otros condenaron al vino
0:09:26 y le hicieron saber a Alejandro que su crimen era hijo natural de la ingesta de esa bebida.
0:09:32 Pero Alejandro no encontró en esa excusa tranquilidad
0:09:36 y echó a los consejeros que trataban de alivianar su culpa de ese modo.
0:09:41 Silló lamentándose y debilitándose sin comer
0:09:44 y decidió a perder la vida e incluso al imperio para pagar su crimen.
0:09:50 Finalmente se presentó ese aferrote de Dioniso, llamado Aristandro,
0:09:55 que le prestó los auxilios más eficaces.
0:09:58 Le explicó que cada dios tenía su arma de castigo.
0:10:01 Zeus, deciría, rayos, posidón, olas y terremotos, afrodita, pasiones, trágicas
0:10:09 y el arma de Dioniso era la locura.
0:10:12 Aristandro le explicó entonces al Rey que había olvidado a Dioniso en su día
0:10:17 y había hecho sacrificios en favor de otras leidades por lo que Dioniso se había ofendido.
0:10:22 Por eso ofensa Alejandro había tenido su castigo, que era precisamente la locura.
0:10:29 Aristandro, con toda astucia, le dijo que había cometido el asesinato en un momento
0:10:35 en el que no estaba en su sanoficio.
0:10:38 Hoy no admitiríamos eso en un juicio,
0:10:44 ya que la heredad más que dispensar la culpa la graban.
0:10:50 Pero estas palabras decidieron de Bálzamo a Alejandro,
0:10:54 que fácilmente sustituyó la heredad por locura y esta última la aceptó.
0:10:58 Pero la aceptó porque había detrás de él toda una cultura que aceptaba
0:11:03 que los hombres no eran sino instrumentos de los dioses.
0:11:07 Cuando artistas como fibias o praxíteles realizaban sus infamigables obras,
0:11:20 la admiración que el pueblo tenía por estos artistas era más bien mediocre.
0:11:27 Al contrario, hasta tenían por los que trabajaban con las manos
0:11:31 una suerte de depresión, entiendan, depresión por todo vanásico.
0:11:35 Pero lo que había de artístico en las figuras que hacían estos escultores
0:11:41 consideraban que era en virtud de una visita de los dioses,
0:11:45 que los dioses tomaban posesión de la artista,
0:11:48 y la artista solo como instrumento de ellos realizaba sus obras.
0:11:52 Pero algo de eso pensaban también acerca de los crímenes.
0:11:55 Recuerde la locura de Heracles, en cuyo transcurso,
0:12:00 nuestro héroe mayor, el héroe mayor de los mitos griegos, se cargó unos cuantos.
0:12:07 Y más claro, más sentándolo perdonaba.
0:12:11 Quiere decir que rápidamente Alejandro amició que había cometido el crímen
0:12:15 estando invadido por una locura que había sido insuflada por un dios enojado
0:12:23 y se consoló.
0:12:25 Y así, se arregló, premió al sabio baristandro por revelarle aquí la verdad
0:12:30 y comenzó a recuperarse poco a poco.
0:12:32 Y así vivió Alejandro unos años más en la certeza de que la perda de su amigo
0:12:37 había sido forjada por un plan de dios.
0:12:42 Todavía hoy muchos piensan que forman parte de un plan de dios.
0:12:47 En el caso de príncipes, especial en la comunidad.
0:12:51 Ni siquiera son tan propensos a castigarse en una vez.
0:13:00 Un príncipe que cree formar parte de un plan de dios es un príncipe que dice
0:13:05 que las ideas que se hubo ocurren han sido comunicadas por teléfono con dios.
0:13:09 Y entonces eso les parece inapelable aún cuando esas órdenes consistan.
0:13:16 Por ejemplo, en el ejército en el agosto de un agosto de uno.
0:13:18 Así que libros nos dios de aquellos príncipes con los que suele conversar.
0:13:29 Hemos estado caminando a algunos discos para ilustrar esta charola
0:13:36 y nos pareció bien una canción llamada Munecos, que escuchamos muy poco,
0:13:43 siguiendo con esta idea de que los hombres son, finalmente, muñecos en manos de los dios.
0:13:53 La razón principal para la elección de esta canción es esa,
0:13:58 sino más bien que se trata de una canción que nos gusta mucho.
0:14:01 Usaremos una versión que no corresponde a ningún disco,
0:14:05 sino a la grabación de un programa de televisión
0:14:11 que justamente fue Bar del Infiano.
0:14:14 En uno de esos programas rusa, Kaguile, acompañada por Fernando Marzán y su trío de cámara,
0:14:20 cantó esta canción que se llama Munecos pensando en la charla de aquel programa,
0:14:28 pero seguramente reviendo la que ilustra.
0:14:35 Así que oiremos y estoy muy orgulloso de haber gestado la posibilidad
0:14:42 de que estos artistas cantarán esto en la televisión.
0:14:45 Se llama Munecos adelante.
0:15:05 Mi amigo de ayer, mi hijo mi canción,
0:15:09 esta vez hay por mi abril y a veces un amor,
0:15:14 que a veces corazón se desastre tan colorado.
0:15:21 En tiempo hasta la fin, la niña se licó,
0:15:30 y los unidos han perdido el color,
0:15:37 pobreza al vida que no tiene edad, sigue inyazada.
0:15:47 La vida no juega como en un bingo, se afro de la inción,
0:16:00 los niños del alma los irán con más,
0:16:04 en el estilo jugar, de hino cantamos, lloramos de ajuntes,
0:16:11 y hace la felicidad, los hombres munecos,
0:16:17 quienes hacen la falda y dan.
0:16:22 En tiempo hasta la fin, la niña se licó,
0:16:29 los munecos están perdiendo el color,
0:16:36 pobreza al vida que no tiene edad, sigue encantado.
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