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14 de Febrero de 2008

Napoleón, un conde y una mujer

Transcripción automática

0:00:00 Leñores hablaremos hoy de el Conde de Orsay, ¿no? ¿Cómo se llama la estación?
0:00:09 Orsay.
0:00:10 Sí, y hay un museo ahora, ¿no?
0:00:13 Está el Museo de los Impresiones, que antes estaba en otro lugar.
0:00:16 Ya hay un museo ahí donde se estrelló una locomotora en un momento en esa estación,
0:00:22 pasó y quedó saliendo un poquito para la calle, hay unas fotos demoradas.
0:00:27 Sí, sí, y bueno, ahora es un bellísimo museo.
0:00:30 Un bebé museo, ese Orsay.
0:00:31 Y hoy hablaremos del Conde de Orsay, y no exactamente aquel que dio nombre a la estación, que era el papá de este señor,
0:00:38 pero este es un hombre interesante, así que ubiquémonos en 1846, recordando un episodio del príncipe,
0:00:50 entonces príncipe Luis Napoleón, que era sobrino de Napoleón I, que luego llegó a ser emperador también.
0:00:56 Se había escapado Luis Napoleón del fuerte Ham en Inglaterra,
0:01:00 en el que había estado encerrado seis años por haber intentado destronar al rey Luis Felipe,
0:01:06 Luis Felipe de Francia, de luego, ¿no?
0:01:11 Pero usted ahora lo había mandado a una prisión inglesa.
0:01:13 Se escapó, se escapó disfrazado de Albañil con la colaboración precisamente de un Albañil,
0:01:21 que había venido a hacer unos trabajos y le había prestado la indumentaria y también la verosimilitud de la salida de un Albañil.
0:01:29 La salida de un Albañil necesita inevitablemente la entrada de un Albañil para hacer verosimil.
0:01:34 Un Albañil que sale allí donde nunca entró uno resulta sospechoso, especialmente si una guardia de una cárcel.
0:01:40 Este Albañil después escribió un libro donde magnificó su colaboración en el lecho, me imagino, ha dicho todo lo planeé yo.
0:01:50 Bueno, una vez fugado del fuerte, Luis Napoleón se fue al hondres para olvidar los seis años de penitencia.
0:01:58 Era muy aficionado a las mujeres, ya lo hemos dicho, y en la cárcel, aunque no permaneció casto, tenía algunos inconvenientes para levantarse en mina,
0:02:07 como sabe cualquiera que haya estado preso.
0:02:11 El caso es que venía un poco atrasado a los premios y para ponerse al día se lanzó a una vida de libertinaje y exceso que nadie podía detener.
0:02:21 Y en el viaje, en Londres, se encontró con el más famoso dandy de la época, el con de dolce.
0:02:28 Este encuentro iba a tener una importancia capital en la vida del futuro emperador y también en el futuro de Francia.
0:02:36 A lo mejor si no hubiera existido el segundo imperio.
0:02:44 Alfred Orsay había llegado al hondres en el año 1821. Venía 20 años, venía de París, ya algunos copiaban sus peinados, sus corbatas, sus chalecos, sus bastones,
0:02:59 incluso su forma de sonreír, ya tenía su fama de elegante.
0:03:04 Lo copiaban sin darse cuenta de que al copiar uno ya deja de ser elegante, pues elegante elige, elegante es el que elige, el que copia no.
0:03:14 El papá de Alfred quería que ingresara en el ejército, pero Alfredito prefería inventar trajes, trajes que al otro día ya usaba todo el mundo.
0:03:28 Las mujeres más hermosas de París estaban enamoradas de este piegue de Alfred.
0:03:34 Su estrategia consistía en no conquistarla demasiado rápidamente.
0:03:40 Las hacían de la anguideceria, las hacían y las muchachas ya estaban estenuadas y anhelantes cuando llegaban a su casa.
0:03:48 Y dicen que se instalaba sobre unos almohadones, el neato, y obligaba a sus invitadas a observarlo un rato, mientras él con una sonrisa burlona hacía muestras afectadas de su figura.
0:04:05 Yo en Mina me doy media vuelta y me las tomo, a buscar uno menos elegante.
0:04:11 El caso es que la reputación de ser octor de este hombre había llegado desde Francia hasta Inglaterra.
0:04:17 Y cuando llegó, todas las menas del salón se lo disputaban.
0:04:21 Lo había invitado Lady Holland a su casa, junto con toda la aristocracia ingles.
0:04:27 Lady Holland se lo sentaba al lado para eso.
0:04:32 Un día estaban en un almuerzo y la mena empezó a dejar caer cosas.
0:04:38 Se le cayó primero la servilleta, después el abanico, el tenedor, la cuchara, y en cada ocasión Alfred, muy cortés, se agachaba para agarrar el objeto caído.
0:04:49 Finalmente, la nerviosa Lady tiró un vaso al suelo y en ese momento el cóndiz llamó al camarero y le dijo,
0:04:56 por favor, póngame cubierto en el piso, voy a terminar de cenar allí, pues eso será más cómodo para mi Lady.
0:05:04 Y Lady Holland no le invitó nunca más.
0:05:09 Más tarde le invitaron a un salón más paquete de la ciudad, el de Lord y Lady Bresenton.
0:05:15 Y Alfred, con su cabezela risada, estatura de atleta y elegancia exquisita, causó una gran impresión entre las damas presentes.
0:05:25 Y la más impresionada fue la dueña de casa, Lady Bresenton.
0:05:31 Se llamaba Margaret, tenía 30 años, pocholo, 30 años pocholo, y estaba en todo el esplendor de su belleza,
0:05:39 como suele ocurrir cuando una está en todo el esplendor de su belleza.
0:05:44 Iba a decir cuando una viene 30 años.
0:05:47 Pero algunas lo alcanzan más tarde y otras antes.
0:05:52 Algunas pasan muy rápidamente a la carrera por el momento cumbre, el esplendor de su belleza.
0:06:01 Yo incluso lo saltan, porque hay mujeres que jamás han tenido un momento cumbre.
0:06:07 Y cuando quieren preguntar cuánto falta, ya pasó.
0:06:14 Es como encontrar el paseo a la plaza, ya pasó.
0:06:16 Y ya pasó.
0:06:18 Dice, no, pero yo, usted pregunta allá por Chacarita.
0:06:23 Y se dice, no, pasó de largo, mi amigo.
0:06:28 Entre otras cosas, a esta dama, el marido la aburría.
0:06:32 Antes de casarse con Bresenton había sido esposa del capitán, Sien Lleguer, un borracho.
0:06:38 Y finalmente huyó del capitán y cayó en razo de otro oficial.
0:06:43 Y al cabo de unos años, ese oficial se la vendió por unos mangos a Lord Bresenton.
0:06:49 Alfredo la vio esta mina y se enamoró por primera vez en su vida.
0:06:53 Sin embargo, no se convirtió inmediatamente en amante de Lady Bresenton,
0:06:57 pues tenía miedo de que un adulterio, imagínense, la mina era casada, viniera a arruinar su imagen.
0:07:04 Además había llegado a Londres para competir con el rey de los Dandis.
0:07:08 Nada menos que George Brommel, que era el hermoso Brommel también.
0:07:12 ¿Cómo se llamaba el actor que hizo Brommel? Se llamaba Parate.
0:07:17 No voy a poder seguir adelante ahora.
0:07:22 ¿Qué tenías? ¿Qué tenías? ¿Un mechocito blanco?
0:07:24 ¡Un mechocito blanco, exactamente!
0:07:26 Un medio asqueroso.
0:07:27 Sí, un medio asqueroso.
0:07:28 Ahora, ahora, ahora me voy a salir.
0:07:30 Un tipo muy antipártico.
0:07:32 ¿Rueble puente?
0:07:33 No, el roble puente es infatisimo.
0:07:35 ¡Ah, sí, sí!
0:07:40 Y para demostrar que era más lindo y más elegante que Brommel, hizo algunas cosas.
0:07:46 Por ejemplo, le pasaba a los trajes nuevos papel de lija para mejorar la textura.
0:07:52 Yo le pasaba a Bella a los... a los Jin.
0:07:56 Bella.
0:07:57 Bella.
0:07:58 Pasaba a Bella.
0:07:59 Y compraros un Jin para que no pareciera nuevo, le pasaba a Bella.
0:08:02 Sin embargo, nadie decía de mí que era un Dandy.
0:08:06 Llevaba, este, Alfredo, dolce, guante finos y estrechos, que le quedaban ajustados como si fuese una muselina húmeda,
0:08:18 tanto que se notaba el contorno de las uñas.
0:08:21 Quedaba bueno, ¿no?
0:08:22 Examinaba 14 corbatas antes de ponerse una.
0:08:26 Formó una colección de bastones.
0:08:28 Saludaba a las damas con simple enclinar de cabeza para no estropear la perfecta inclinación del sombrero.
0:08:35 Alfredo siguió visitando a Lady Pleasanton, y mientras tanto impuso su estilo, tal como lo había hecho en París.
0:08:43 Todas sus acciones, cualquier cosa que le sucedía, creaba una moda.
0:08:50 Un día de lluvia compró para volver a su casa, un pálta, una capa muy grosera que usaban los marinos,
0:08:57 y ese tipo de capa fue adoptado inmediatamente por todo tipo elegante, y así se inventó el paleto.
0:09:04 Alfredo estaba a punto ya de sucumbir frente a los encantos de Lady Pleasanton,
0:09:09 cuando una carta de Francia le advirtió que su papá le había conseguido un puesto de oficial en el ejército.
0:09:16 Muy bien, se despidió entonces de los Pleasanton, y allí se fue a Curisupuesto.
0:09:21 A los tres meses, Margaret apareció en Francia con su marido, con el marido acuesta con los Pleasanton.
0:09:28 Ella no soportó la distancia e invitó Alfredo, para invitar a Alfredo, que los acompañara en un viaje,
0:09:38 y Alfredo dejó el ejército y se fue con ella, y el marido, los tres juntitos, a Italia,
0:09:43 llegaron a Genova, y ahí sí, después mucho Traginar, mucho Almohadón, mucho Aneldo,
0:09:51 se convirtió en el amante de Lady Pleasanton.
0:09:55 El marido ni se enteró, incluso solía decirle a su esposa,
0:10:00 el cambio de aire os va muy bien, nunca había ahí estado tan hermosa,
0:10:06 en realidad no era el aire lo que le había cambiado.
0:10:10 Parece que en Genova el trío se encontró con otro celebre Dandy, nuestro amigo, el poeta, los Byron.
0:10:17 Y parece que a Byron le gustó Margaret, pero después, cuando ve como eran las cosas,
0:10:24 imagínense una mina con el marido y el amante, no había lugar para él, y se retiró.
0:10:31 Un día Pleasanton lo llamó al conde 12 y le hizo una propuesta, le dijo, mire,
0:10:36 tengo una hija de mi primer matrimonio, Harriet, le pienso legar la mitad de mi fortuna,
0:10:42 ¿por qué no se casa con ella?
0:10:47 Repito, tengo una hija de mi primer matrimonio, Harriet, se llama,
0:10:53 le pienso legar la mitad de mi fortuna, ¿por qué no se casa con ella?
0:10:58 Alfredo le pidió un tiempo para pensar, y al rato apareció Lady Pleasanton,
0:11:04 y Alfredo le contó la propuesta, yo le vino a tu marido, le dije que tiene una hija y otro matrimonio,
0:11:09 quiero que me case con ella, quiere.
0:11:12 Y ella le contestó, fui sola de la idea, porque si vos te casas con la hija de este niato,
0:11:19 yo te voy a tener siempre cerca, y además le podemos sacar la fortuna.
0:11:24 Entonces él se acasó nomás con la hija extra de su amante.
0:11:28 La boda se celebró en Nápoles, diciembre de 1817,
0:11:32 cada noche Alfred repartía sus horas entre la suegra y la esposa.
0:11:41 En 1829 llegaron a París, se instalaron en un hotel de la obrisa izquierda,
0:11:45 yo hacía casi siete años que Lady Pleasanton era la querida del conde Alfred,
0:11:51 y el viejo Lord Pleasanton seguía sin saber nada.
0:11:56 Un día Alfredo decidió confesarle que andaba con su mujer.
0:12:03 Le dijo, Lord Pleasanton, ando con su mujer.
0:12:12 El viejo, no que casi se muere, se murió.
0:12:16 Se murió en el sentido directo, tuvo un ataque de apoplejía y casó redondo.
0:12:28 Muy bien, la chiquita esta, la hija del viejo,
0:12:34 David, tampoco sabía que su marido andaba con su madrastra.
0:12:39 Una noche, David se sentía un poco mareada, se levantó de la catrera,
0:12:45 y fue pedirle ayuda a su madrastra, y la encontró a la madrastra,
0:12:50 muy apolillada, abrazando a su propio esposo,
0:12:54 loca de rabia, imagínense, por suerte no se murió,
0:12:58 pero se la tomó, que llegó su ropa, sus joyas,
0:13:02 pero además los títulos de propiedad que había heredado,
0:13:06 y así Alfredo Orsay y Lady Pleasanton quedaron en la villa.
0:13:11 Visto esto, decidieron los dos de una buena vez por no se alabora.
0:13:15 Lady Pleasanton escribió dos libros de belleza,
0:13:18 y él esculpió, pintó y dibujó.
0:13:20 Sus obras eran una porquería, pero todos los snorfs se las disputaban.
0:13:26 Todavía copiaban sus trajes, sus gestos también.
0:13:31 Un día se encontró con un comerciante de pelas,
0:13:34 y como estaba reunado le pidió ayuda y le dijo,
0:13:36 bueno, no me pongo cualquier porquería que usted haga,
0:13:39 y a los que insería todo el mundo va a querer una igualidad.
0:13:42 Y así fue, el hombre se enriqueció.
0:13:44 Alfredo se divertía con la invesilidad de sus admiradores,
0:13:47 pero también se servía de ella.
0:13:50 Una noche durante una cena, tuvo un problema, había tomado unos vinos,
0:13:54 y pasó un tipo, por ahí, que tenía orejas grandes,
0:13:59 y Alfredo, que estaba mamá, le dijo,
0:14:02 semejantes orejas solo pueden servir para recibir un pistoletazo.
0:14:07 Y el tipo contestó, mañana le mandaría a mi padre, ¿no?
0:14:11 Y al día siguiente Alfredo se levantó, me dio curda con la boca pastosa,
0:14:15 y se acordó el duelo, y le dijeron que borracho había provocado al mejor tirador de Londres,
0:14:22 que era el orejón.
0:14:25 Pero tuvo una idea genial.
0:14:27 Le mandó una esquela al famoso tirador,
0:14:31 y le dijo, yo estoy decidido a enfrentarme con usted,
0:14:37 y se dice, pero usted se pone una muerte segura,
0:14:40 porque después del duelo todo el mundo lo va a provocar,
0:14:45 creyendo que está de moda.
0:14:47 Y al final, más tarde o más temprano, lo van a liquidar.
0:14:52 Y el mejor tirador de Londres dijo, está bien, no hay duelo.
0:14:58 En el año 1840, Dorcesse encontró con Luis Napoleón,
0:15:03 cuya evasión del fuerte jam lo había divertido mucho.
0:15:07 Sabía que estaba medio perdido en Londres, le ofreció su ayuda.
0:15:10 El príncipe le dijo que tenía poco dinero, pocas relaciones,
0:15:13 pero muchas ganas de divertirse,
0:15:15 antes de preparar otro golpe de Estado contra Luis Felipe.
0:15:19 Y fue Alfredo el que le organizó algunas veladas con muchachas de moral distraída.
0:15:27 Durante varios meses el cóndale le consiguió minas al príncipe,
0:15:30 y luego, como vio que ya se estaba gastando mucha grita,
0:15:33 tuvo que volver a su trabajo de pintorio escultor,
0:15:35 que era el que se permitía vivir.
0:15:37 Y un día entre dibujo y dibujo le hizo a Luis Napoleón un último favor.
0:15:41 Le presentó a una señorita Elizabeth muy conocida como Miss Howard,
0:15:48 de la que hemos hablado aquí muchas veces, ¿no?
0:15:51 Fue ella la que posibilitó que Luis Napoleón llegara al poder,
0:15:55 porque ya conocen la historia de Luis Felipe Callo en 1848.
0:16:00 Ella organizó la propaganda, vendió todas sus joyas para poder bancarla,
0:16:06 ayudó en todo lo que pudo, ganaron las elecciones,
0:16:09 y finalmente en 1852 tuvo lugar el golpe que transformó a Luis en emperador.
0:16:13 Ella, Miss Howard, no tuvo suerte porque cuando ya esperaba que Luis se casara con ella,
0:16:19 y al final se casó con el jueñar en Montijo, mirá si será.
0:16:22 Ella murió sola y enferma, vio como termina todo.
0:16:25 Y también murió, pues ya me cansé, murió la pobre Margaret Blesington,
0:16:30 allá por 1852, un 4 de agosto,
0:16:34 y pocos días después murió Alfred, mitad para que terminemos la cosa acá.
0:16:39 Se puso de muda a morir, claro.
0:16:42 Después de él empezó a morir gente a rabiar.
0:16:46 Nunca pudo consolarse la desaparición de aquella mujer, la única que amó.
0:16:50 Tenía a 51 años el Dandy Alfred.
0:16:54 Creo que era un hombre más enamorado de su propio aspecto que de las mujeres.
0:17:01 No sé a quien dedicar esto.
0:17:03 Los Dandys a mí no me gustan mucho, ¿no?
0:17:06 Esa clase de Dandys, aunque hay un dandismo moral y espiritual del que se podría hablar también.
0:17:19 Yo creo que el aspecto de una persona,
0:17:24 contrariamente a lo que se dice por ahí, sí, revela cosas.
0:17:28 El aspecto de una persona, ciertamente que revela algo.
0:17:32 Incluso la ropa.
0:17:36 Y cuento muchas veces la historia de aquel juez de la nación,
0:17:40 que es un hombre humitire, que encontró en la estación Retiro un tipo.
0:17:50 Y el tipo vino y le quiso hacer el cuento, un cuento de filomicio,
0:17:56 del visite premiado, del cuento del tío, o alguna de esas cosas,
0:18:00 que son clásicas en la delincuencia.
0:18:04 Tocomocho.
0:18:05 Y este que era juez de la nación lo conocía todo el tiempo.
0:18:08 Empezó así, le miré, le vende este visite premiado,
0:18:11 pero yo tengo que viajar, yo lo detuvo.
0:18:14 Sonaste, me alegro.
0:18:16 Soy juez de la nación, me quisiste hacer un nuevo cuento, te tengo.
0:18:20 Pero te voy a largar únicamente si me decís por qué me elegiste a mí.
0:18:25 Y este juez tenía un sobretodo amarillo.
0:18:29 Y el Niato le dijo por el vredito, señor.
0:18:32 Por el sobretodo.
0:18:34 Conjeturó el delincuente, que era capaz de compresar un sobretodo
0:18:41 de aquella naturaleza, podía ser timado con la mayor facilidad.
0:18:46 Quiere decir que de algunos de nosotros dice mucho la ropa que usábamos,
0:18:55 en algún caso.
0:18:57 Entonces para no desnudarnos conviene,
0:19:01 por ahí vestiendo de un modo no demasiado evidente.
0:19:05 ¿Qué es ese saco verde que te gusta como de la ropa?
0:19:07 Es justamente discreto para evitar que me reconozcan como ella soy.
0:19:13 Esa saco verde con lentejuelas.
0:19:16 Lentejuelas de lado y de adentro en el forro.
0:19:19 Ya, y se me metiste.
0:19:21 Yo uso para rascarme.
0:19:23 Me acomodo el saco y en de mi entra me rasco la espalda.
0:19:35 Pregunte al tipo que tiene algún disco sobre Dandis.
0:19:38 Sí, él te ango y me llama Dandis.
0:19:40 Me dijo, lo más fresco y lo más o rondo, por una vez encontramos rápidamente.
0:19:45 Así que vamos a escuchar en solo de piano, la versión que hace el autor,
0:19:51 Lucio de Mares, una versión muy breve.
0:19:55 Te recomiendo que estén atentos tanto los operadores,
0:20:00 cuanto los locutores, gente de la radio,
0:20:03 incluso el directorio de la radio,
0:20:06 y todos aquellos que estamos alrededor de la producción de este programa,
0:20:10 tenemos que estar atentos porque termina antes de lo que uno quiere.
0:20:13 ¿Cuánto antes?
0:20:15 Un rato antes.
0:20:17 Es una versión breve.
0:20:19 En general, algunas duraciones, especialmente las obras de música popular,
0:20:26 están sobredimensionadas.
0:20:28 ¿Estás standardizado 3-4 minutos?
0:20:31 Sí, pero ya 4 minutos es mucho.
0:20:34 No es mucho si estás escuchando una obra que tiene varias partes,
0:20:40 que no solo es compleja, sino que se extensa en el tiempo.
0:20:45 Pero si la extensión está dada por una repetición y énfasis interminable...
0:20:51 ¿Se hay un fin de sentido?
0:21:03 Es más, cuéles duran media hora.
0:21:06 Estás tocando siempre con mí.
0:21:09 A lo mejor la versión que hizo Lucio de Mares para registrar lanzaba ahí.
0:21:13 ¿Qué es posible?
0:21:15 Es una versión breve.
0:21:17 Escucharemos entonces dedicado al hermoso Brommel, dedicado al Uweirón,
0:21:23 y dedicado a este conde Alfredito Dorsé, que era Andis,
0:21:28 y dedicado también al protagonista del tango Sujeta,
0:21:33 que era el toque de Andis, el tango de Lucio de Mares,
0:21:41 y Dandi, enserzo de piano por su doctor.
0:23:11 Y en la venganza será terrible la Lucio de Mares con Dandi.

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