Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos del exotismo y de Mary Kinsley, y hablaremos también de muchas otras cosas, la mayoría de infartinaltes.
0:00:09 Allá en el canto 13 de la Iliada, Humero evoca a los aviói que en su época eran la nación más alejada de los griegos.
0:00:19 El poeta contaba que los aviói eran los más justos entre los hombres.
0:00:24 En el canto cuarto de la Godisea, Humero supone que en los confines de la tierra, la vida para los mortales no era más que dulzura.
0:00:36 En otras palabras, como después lo señaló el Trabón en el siglo I, después de Cristo, el país más alejado era el mejor.
0:00:46 Se apreciaba lo lejano por ser lejano.
0:00:50 Al Nadio se le ocurría idealizar a los vecinos bien conocidos.
0:00:55 Siempre se buscaban virtudes inusuales en las personas que estaban lejos, tal lejos como para que el desengaño no viniera a sentar una controversia.
0:01:09 Nuestro amigo, Todorov, un amigo al que citamos cada momento, escribió un ensayo acerca de lo que llamó exotismo.
0:01:26 Todorov se refería en este ensayo a la admiración ciega de lo lejano.
0:01:32 La idea es, más o menos así, la voy a poner, desde luego, con la torpeza que conviene a mi naturaleza.
0:01:44 El conocimiento es incompatible con el exotismo, con la lejana.
0:01:51 Pero el desconocimiento es, a su vez, irreconciliable con el elogio a los otros.
0:01:56 Sin embargo, esto es precisamente lo que el exotismo quiere ser.
0:02:01 Un elogio en el desconocimiento. Repito, un elogio en el desconocimiento.
0:02:07 El elogio de lo que uno no conoce o conoce poco.
0:02:11 En muchos foros, no solo en el antropológico, procedemos conforme a esa ecuación.
0:02:19 Lo ajeno, aunque desconocido, es lo mejor.
0:02:23 Y escribe Todorov, que no se trata de la descripción de una realidad lejana, sino más bien de la formulación de un ideal, de un emblema.
0:02:36 El exotismo, sigue siendo Todorov, a los gritos incluso, no hace más que homogeneizar a los otros.
0:02:45 Y el exotismo construye sentido común.
0:02:49 Pensar, por ejemplo, que todos los hindúes son seres pacíficos, dotados de extraordinarias cualidades para la meditación,
0:02:58 o que los negros antillanos están notablemente dotados para el amor, es exactamente eso.
0:03:07 Pensamiento exótico que construye sentido común.
0:03:11 Hubo un paradigma durante el siglo XVIII, en el que el exotismo tuvo su punto cúlmine.
0:03:18 Fueron los tiempos del buen salvaje.
0:03:21 Los pueblos primitivos, decían los cronestas de viaje, de aquel entonces, sostenían una humanidad despojada de los defectos burgueses.
0:03:30 Eran buenos, eran seres puros.
0:03:33 Por lo tanto, el buen salvaje no era solamente el pasado amado de los europeos.
0:03:38 No era lo que los europeos habían sido alguna vez, sino también algo que podía postularse como un deseo de futuro.
0:03:45 La humanidad debía volver a encontrarse con la tierra, con sus frutos y con una supuesta paz que muchos cronistas veían en esos pueblos.
0:03:56 La vida inocente no era más que la conversión simétrica de la corrupción europea.
0:04:04 Este era el pensamiento de aquellos cronistas del siglo XVIII, cronistas de viaje, acerca del buen salvaje.
0:04:12 Allá por el siglo XIX se retomó la idea del buen salvaje, o por lo menos la idea de que lejos de la ciudad de Europa se podía vivir mejor.
0:04:21 Muchos aventureros se lanzaban al África o América del Sur para intentar encontrarse con supuestos paraíces.
0:04:30 Para quienes soñaban con cambiar sus vidas, el viaje era un medio aparentemente simple.
0:04:35 Un terredor exótico, por consecuencia mejor, debía necesariamente prodigar beneficios automáticos.
0:04:43 Uno de tantos ejemplos de aventureros que en el siglo XIX profesaban el exotismo fue el de Mary Kingsley.
0:04:55 No se trata justamente de desmerecer a los pueblos que Mary visitó, sino de dar cuenta de una idea, de un emblema que la movilizó para vivir.
0:05:05 Mary era hija bastarda de un médico, George Kingsley, con su cocina.
0:05:13 Nació Mary en Londres en 1862. Parece que era una muchacha tímida dedicada a las tareas domésticas como tantas de nosotras.
0:05:23 Vivió casi oculta, metá por la vergüenza que sentía en esos tiempos victorianos por las características de la unión de sus padres.
0:05:35 La única escapatoria que encontraba su vida infeliz era la lectura en la Biblioteca de su padre, el médico.
0:05:43 Parece que había en esa biblioteca muchas crónicas de viajes, y el propio Dr. Kingsley había acompañado algunos aristócratas americanos al Pacífico Sur o al norte africano.
0:05:59 Pero además de esas crónicas, había en esa biblioteca muchos escritos de utopistas que daban por constituir a su utopía en reinos africanos que ni siquiera conocía.
0:06:13 Cuando Mary tenía 30 años, se murió el padre, el viejo, el médico, y después se murió la madre.
0:06:21 Y entonces no encontró razones para quedarse en su casa, y decidió viajar a aquellos paraísos que según ella podían garantizarle felicidad en cualquier lugar que no fuera Londres.
0:06:33 En 1892, acompañada por algunos hombres, amigos de ella que acudió, llegó a Sierra Leona y se internó en el río Níger, y por allí anduvo hasta el sur en la región más baja del río Congo.
0:06:49 Ese primer paso, y qué paso, la desorientó un poco. Digamos que empezó a desdibujarse el exotismo que ella buscaba.
0:06:59 Soñaba con salvajes, se encontró con puertos, incluso algunas ciudades que eran muy parecidas a la europea, como que las habían construido los franceses.
0:07:10 En 1894, consiguió un poco más de lo que quería, recorrió cientos de kilómetros en la célula, cruzó río Sanado, remontó algunos rápidos manejando ella misma en una primitiva pilagua,
0:07:24 escaló las alturas del monte Camerún, que tiene más de 4.000 metros.
0:07:30 En algunos pueblos realizó trabajos etnográficos. En realidad todo lo que se proponía era refutar la jactancia de la superioridad victoriana.
0:07:42 Mary afirmaba que en el África existían culturas en pleno ejercicio y con una coherencia sorprendente.
0:07:51 Mary decía que esas culturas africanas eran mejores para el despliegue de la vida.
0:07:59 Escribió artículos y su obra tuvo repercusiones en la ordres.
0:08:03 Rudiard Kipling se interesó en ella, el ministerio de Chamberlain las llamó como consejera, pero Mary rechazó al puerto.
0:08:13 Y en 1899 cuando planeaba una tercera incursión por regiones inexploradas, fue invitada a África del Sur
0:08:22 y estaba allí cuando, o mala suerte, viene a desaptarse la guerra de los Boers.
0:08:30 Mary llegó a Ciudad del Cabo y en lugar de paraísos exóticos y perfecciones salvajes,
0:08:38 encontró un horror en donde se enfrentaban Boers ingleses, gente del lugar, una complicada guerra múltiple, como ustedes saben.
0:08:49 Mary ayudó a los heridos de esa guerra, remontó del río Orange y se instaló en un campamento de prisioneros.
0:08:57 Y allí le agarró la fiebre tipo idea, que formaba parte también de ese exotismo,
0:09:04 y murió a la edad de 38 años en el año 1900.
0:09:09 Se le dispensaron exequias oficiales, se respetó su última voluntad, que era que el cuerpo fuera arrojado al mar.
0:09:20 Pocadulsura encontró Mary Kinsley en la lejanía.
0:09:25 Con la muerte vino a comprobar que casi todos paraísos, acaso todos, como decía, pues son ficcionales.
0:09:34 Y vino también a enterarse de los peligros que esconden de alguna forma el desempeño común.
0:09:41 Y esta es la historia de Mary Kinsley, pero también es una brevísima e inecta recordación de lo que es el exotismo de algunas cosas que he escrito sobre él, nuestro querido amigo Todorov.
0:09:57 ¿A quién dedicar esta charla? Me acordaba de Todorov, y me iba a ver que era sobre los estados de equilibrio y los procesos de mejoramiento o procesos de decadencia.
0:10:10 Yo utilicí una vez para aplicarlos al cuento de Pascual Angulo.
0:10:16 Para ver si funcionaba solamente, funcionaba perfectamente. Bien. ¿A quién dedicar esta charla, Roland?
0:10:23 Bueno, no sabía hoy que parece ser que eran las mejores personas del mundo, según los dichos de Homero.
0:10:29 Y si me permite usted al Nazareno, que ya sé casi dos mil años denunció, es que es cierto exotismo al decir que nadie profeta en su tierra.
0:10:37 Sí. Casi podíamos dedicar esto a Pablo Coelho, que también...
0:10:44 Un libro donde unos tipos buscan el paradiso al lejo y estaban en el fondo de la gaza.
0:10:49 Y si los estaba en un libro anterior, pues...
0:10:51 Sí, sí, los... Gracias, Martin, ni al Cardin, estaba la biblioteca.
0:10:55 Bien. ¿Con qué podemos ilustrar esta charla?
0:11:00 Bueno, ayer tratamos de escuchar el tango dicen que dicen, y aparecieron intrusos que lo desmerecieron.
0:11:09 Y... bueno, también el tango dicen que dicen es muy adecuado para lo que acabamos de decir.
0:11:19 Si bien se mira, toda vez que nosotros saqueamos pensamientos ajenos y decirles de otros,
0:11:26 este es un programa que debería llamarse, dicen que dicen, y cada una de estas charlas es un dicen que dicen.
0:11:34 Dicen que Martin Isley decía que, y dice todo lo que... se lo digo yo, que lo está escuchando ya de quinta mano.
0:11:47 Sí, y dicen que dicen, es también un buen modo de aludir a lo que está lejos, ¿no?
0:11:52 Claro. A lo exótico.
0:11:53 También, lo exótico.
0:11:54 Sí, muchas veces a nosotros de esa manera, por un dicen que dicen.
0:11:59 Dicen que dicen, se llama este tango que tratamos de escuchar ayer, y que hoy vamos a escuchar en la versión original de Carlos Gardel.
0:13:59 letra, si, si, se interfaces entre tenim una y tierra, algo escenario un rejoso yummy
0:14:22 Carlos Gardello, dicen que dicen.
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