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0:00:00 Hablaremos del Juramento en Grecia.
0:00:10 Los antiguos griegos atribuían al juramento una fuerza incomparable, capaz de obligar tanto a las divinidades como a los hombres a llevar a cabo su cumplimiento.
0:00:25 Como sabemos el Juramento estaba compuesto por dos elementos.
0:00:28 En primer término la invocación de la divinidad como garantía de la palabra.
0:00:33 Y en segundo lugar lo que llamaba la imprecación, es decir el consentimiento por parte del que juraba en hacerse a creedor, a castigos, si no decía la verdad o si faltaba a su promesa.
0:00:50 Hay que decir que en Grecia y particularmente en sus mitos los castigos eran terribles.
0:00:56 En la patria de Licurgo o de Solón nadie podía desempeñar un empleo, ni ser soldado, ni gozar de los derechos de ciudadanía sin someterse a la formalidad del juramento.
0:01:13 En los asuntos criminales por ejemplo, los sospechosos juraban con las manos extendidas sobre las entrañas de las víctimas y así se daban sus afirmaciones.
0:01:25 Cuando una teniente cumplía 20 años y no pertenecía a la categoría de los siervos debía jurar fidelidad al Estado.
0:01:35 El juramento de los ciudadanos de Atenas decía sí.
0:01:39 Tengo justamente un ejemplar.
0:01:41 Pero esto es impresionante que tenga el material acá.
0:01:44 El material acá, original, dice así.
0:01:47 No deshonraré la profesión de las armas y no me ampararé jamás en una fuga vergonzosa.
0:01:54 Convattería hasta exhalar el último aliento por los intereses del Estado unido a los demás y si es preciso, solo.
0:02:06 Me da miedo, ¿no?
0:02:08 Entre los juramentos extraños citemos el de Pitágoras, que lo hacía por el número 4, en el que veía el símbolo de la Divinidad.
0:02:19 Su discípulo juraban por su maestro y Sócrates, por ejemplo, lo hacía por el amor y la amistad.
0:02:28 En los poemas homéricos se involaban víctimas y se hacían libaciones para solemnizar los juramentos.
0:02:36 Mientras el sacerdote hundía el cuchillo en la garganta de las víctimas,
0:02:42 derramaba vino en el suelo y solía decir que vuestra sangre y también la sangre de su raza empapen la tierra si lo que juráis es falso.
0:02:55 Además, quien infringía su juramento, era considerado execrable y condenado a sufrir las venganzas de Zeus.
0:03:04 Las aguas del río infernal llamado Estige servía a los dioses para pronunciar sus juramentos.
0:03:12 Cuando un dios quería comprometerse, Zeus, que velaba por los juramentos,
0:03:18 volviaba a Iris, aquella que ilustraba el arco Iris, al arco el mismo nombre,
0:03:24 a llenar un jarro con agua del Estige y volvía al Olimpo para que fuese testigo de juramento.
0:03:31 Si luego el dios cometía perjurio, lo esperaba, como dijimos, un castigo terrible.
0:03:37 Hay que decir que no era un jarro cualquiera el que se llenaba con agua del Estige
0:03:43 el agua del Estige rompía todos los cacharros.
0:03:47 Aquí no dice eso.
0:03:50 Porque esa era una de sus propiedades.
0:03:53 Todo cacharro sumergido en agua del Estige o llenado con ellas, se rompía salvo,
0:04:00 los cascos de los caballos convertidos en vasos.
0:04:06 Y ahí era donde juntaban el agua, porque era el único lugar donde se podía juntar agua del Estige
0:04:12 sin que se rompiera su continente.
0:04:14 Ahora, si el dios cometía perjurio, como se ha dicho, los castigos eran terribles.
0:04:21 Por ejemplo, permanecía un año entero sin respirar.
0:04:25 Bueno, muere.
0:04:26 No, era inmortal en los dioses.
0:04:28 No se morían, pero no podía respirar.
0:04:31 Igual es molesto.
0:04:32 Sí, horrible.
0:04:36 Le prohibían beber nectar y comer ambrosía.
0:04:41 Durante nueve años quedaba al margen de los dioses sin participar de sus consejos y en sus festines.
0:04:49 Sólo al cabo de diez años recuperaba sus prerrogativas.
0:04:53 Un gran castigo, por mentir solo.
0:04:56 Veamos algunos episodios de los mitos que muestran la rigidez de estos juramentos
0:05:01 del indifactible castigo que sufría quien los olvidaba.
0:05:05 Nombremos a los pálicos unos dioses gemelos, oriundos de Sicilia, hijos de Zeus y Talía, la cantante.
0:05:16 La musaba.
0:05:18 Su culto se situaba cerca del lago de Nastia, que era un lago medio siniestro.
0:05:25 Se decía que las aves que volaban sobre él morían enseguida
0:05:29 y que las personas que se acercaban imprudentemente morían a los tres días.
0:05:34 Ante el sitio de culto de los pálicos ahí cerca, los sicilianos formulaban sus juramentos.
0:05:41 Sicilia era Grecia en aquel momento.
0:05:43 Estos eran escritos en unas tablitas que se tiraban al lago.
0:05:48 Si la tablita flotaba, el juramento era verdadero.
0:05:52 Si se sumergía, había prejuicio.
0:05:54 O sea, no importaba lo que hicieras después.
0:05:58 Aquellos que juraban en falso quedaban ciegos, quedaban...
0:06:02 Ah, qué terrible, ¿no?
0:06:04 Hablemos de Acontio, un muchacho de gran belleza que vivía en la isla de Zeus.
0:06:10 Un día, Acontio fue a las fiestas de Delos y vio a una doncella que, acompañada por una nodrisa,
0:06:18 también había ido a venerar a los dioses de Delos.
0:06:23 La muchacha era tan hermosa, ¿no?
0:06:27 Que Acontio se enamoró de ella inmediatamente.
0:06:31 Se llamaba Sídipe y la noble.
0:06:34 Acontio la siguió hasta el templo de Artemis y tomó un fruto.
0:06:40 Atención, un membrillo.
0:06:43 Con la punta de su cuchillo grabó la siguiente frase, escribió sobre el membrillo.
0:06:48 La frase era esta.
0:06:51 Juro por el templo de Artemis que me casaré con Acontio.
0:06:56 Luego le tiró el fruto a la mena, como para que lo atajara.
0:07:01 Y la muchacha lo atajó y lo leyó como se leía en aquel entonces.
0:07:06 En voz alta.
0:07:07 En serio?
0:07:08 Se leía en voz alta. No existía la lectura silencio.
0:07:11 Tomó el membrillo y leyó.
0:07:14 Juro por el templo de Artemis que me casaré con Acontio.
0:07:20 La muchacha sin quererlo había proferido un juramento.
0:07:25 Para peor, en el templo de una diosa desesperada,
0:07:29 tiró el membrillo lejos.
0:07:32 Muy buen truco hizo el tipo.
0:07:35 Muy buen truco, que se los dejo a nuestros amigos.
0:07:39 Poco después, Acontio regresó a su patria donde vivía,
0:07:43 consumido de amor por aquella a la que consideraba su prometida.
0:07:49 Sin embargo, el padre de Sídipe pensaba casarla con otro
0:07:55 y en ese momento intervino la divinidad.
0:07:58 Ya había jurado.
0:08:00 Cada vez que se iniciaban las fiestas en los esponsales de Sípide,
0:08:04 mejor dicho de Sídipe,
0:08:06 con otro que no fuera Acontio,
0:08:08 la muchacha se enfermaba de un misterioso mal.
0:08:12 Cuando todo se anulaba, Sídipe recuperaba la salud.
0:08:17 Y ahí andaba de novio a novio.
0:08:19 Cada vez que se quería casar le pasaba lo mismo.
0:08:22 Entonces el padre de la muchacha consultó al oráculo
0:08:25 y el dios le reveló que estaba atada a un juramento.
0:08:29 Entirado así de la verdad, el padre llamó a Acontio,
0:08:33 se resignó a unir su familia a otra que no era noble
0:08:37 y finalmente casó a su hija con quien había urdido
0:08:40 la estratagema del membrillo.
0:08:43 Extraordinario.
0:08:45 Con un membrillo y un cuchillo consiguió la mina que uno puede...
0:08:49 Una sociedad un poco rígida, ¿no?
0:08:52 En el dispensado del tormento.
0:08:54 Hay tipo que tiene que regalar un auto.
0:08:57 Un membrillo con un cuchillo.
0:08:59 Otro juramento, el de El Filo Octetes.
0:09:02 Tuvo que ver con la muerte de Heracles.
0:09:04 Recuerde, sé que mientras moría,
0:09:06 consumido por un vestido,
0:09:08 una camisa en realidad que su amada deñanira
0:09:12 había impregnado con la sangre
0:09:15 del centauro Neso, moribundo, ¿no?
0:09:20 En realidad, Neso le había engañado a deñanira.
0:09:23 Le había dicho que si quería que él amara siempre,
0:09:29 le pusiera en una camisa que le estaba por regalar,
0:09:32 un ungüento que él le regaló.
0:09:35 Y era hecho con sangre, que se yo, te morías.
0:09:39 Bueno, cuando se puso la camisa, el héroe
0:09:43 empezó a arder, arder,
0:09:47 y hasta que les dijo a sus amigos
0:09:50 que para evitar el sufrimiento lo quemaran en una pira.
0:09:53 Hizo hacer una pira y se tiró ahí.
0:09:56 Todos se negaron.
0:09:58 Menos Filo Octetes, que fue el único que se atrevió,
0:10:01 a tirarlo al fuego a Heracles para terminar con su vida.
0:10:05 Heracles le dio su arco y sus flechas como regalo.
0:10:09 Antes de morir, Heracles hizo jurar a Filo Octetes,
0:10:13 único testigo de su muerte,
0:10:16 que jamás revelaría a nadie el emplazamiento de la pira.
0:10:20 Al ser interrogado después, Filo Octetes se negó
0:10:23 a pronunciar palabra alguna,
0:10:26 pero se trasladó al lugar de la pira
0:10:29 y golpeó con el pie el suelo con gesto significativo.
0:10:32 Era un batidín cualquiera.
0:10:36 Pensó que así eludía sin mayores problemas
0:10:39 el castigo por infringir un juramento.
0:10:42 Sin embargo, al poco tiempo fue castigado
0:10:45 con una dolorosa herida en el pie,
0:10:48 que despedía un jedor insoportable
0:10:51 y que era muy difícil de ser curada.
0:10:54 Por tal motivo Filo Octetes,
0:10:57 que quería participar de la expiración a Troya,
0:11:00 no le aguantaba el olor.
0:11:03 Y bueno, lo abandonaba.
0:11:06 Y no solo por el olor, sino por los gritos.
0:11:09 Imagínate, un compañero que tiene mal olor
0:11:12 y grita, tomate la...
0:11:15 Finalmente, diez años más tarde,
0:11:18 Filo Octetes fue curado por haber cuidado
0:11:21 de los hijos de Asclepio,
0:11:24 que eran médicos de las tropas griegas.
0:11:27 Y se sumió en un sueño profundo, mientras Macaón
0:11:30 cortaba con un cuchillo la carne muerta.
0:11:33 Y la barb...
0:11:35 Si es impresionante, párate.
0:11:37 Lavaba con vino las llagas.
0:11:40 Más tarde, con una planta secreta
0:11:43 que Asclepio había recibido del Centauro Quirón,
0:11:46 le heridas a no. Dicen los mitógrafos
0:11:49 que se trató del primer ejemplo
0:11:52 de una intervención quirúrgica con anestesia.
0:11:55 Esto es todo lo que tengo que decir acerca de juramento.
0:12:01 Funcionan, entonces, los juramentos.
0:12:04 Funcionan.
0:12:07 Por ar, por la luz que me alumbra todo eso.
0:12:10 Estuvimos...
0:12:13 donde el discotecario, le hablé de juramento.
0:12:16 Ah, muy buena historia.
0:12:18 El dijo que nunca había faltado a su palabra.
0:12:23 Normalmente, jurar por la luz que le alumbraba.
0:12:27 Después, por su madre.
0:12:32 Pero, bueno, si cumple juramento...
0:12:34 No hay que jurar en vano, obvio.
0:12:36 Eso es lo que le dije yo.
0:12:38 Y él se enojo.
0:12:40 Le pedí un disco sobre juramento.
0:12:42 ¿Y qué le dio al final?
0:12:44 Me dio uno que es nada menos que te lo juro yo.
0:12:48 Ah, y bueno, sí.
0:12:50 Es una canción tan hermosa que cantaba Don Miguel de Molina.
0:12:53 Ahí tiene un fichero que decía,
0:12:55 juramento te lo juro yo.
0:12:57 No, no. Sin embargo, dijo que...
0:13:00 había sido una inspiración.
0:13:04 Durante un sueño, lo había visitado un ángel.
0:13:07 Y le había dicho que este era el disco que convenía a todos.
0:13:11 Y especialmente esta radio.
0:13:13 Yo creo que a veces...
0:13:19 Y me dijo que mandaban decir los directores de la radio
0:13:21 que mañana juraban que iban a arreglar los baños.
0:13:24 Y iban a poner agua para el mate para todos.
0:13:27 Hay que tirarles un membrillo con eso.
0:13:34 escucharemos, te lo juro yo, en la versión
0:13:39 ¿Cómo se llama? Manuel Banderas.
0:13:41 Manuel.
0:13:43 Y sin ese.
0:13:45 Sí. Manuel Banderas.
0:13:47 Y esta bellísima canción.
0:13:49 Te lo juro yo, adelante.
0:13:51 Yo no me di cuenta de que te tenías
0:14:02 Hasta el mismo día en que te perdí
0:14:10 Y vi claramente lo que había hecho
0:14:17 Y vi claramente lo que te quería
0:14:23 Cuando ya no había remedio por mí
0:14:30 Llévame por calle de hielo y amargura
0:14:37 Ponme ligadura y hasta escupeme
0:14:44 Este amén lo sojo un puñado de arena
0:14:49 Matarme de pena, pero quíreme
0:14:55 Mire que te llevo dentro de mi corazón
0:14:59 Por la saludcita de la marmilla
0:15:03 Te lo juro yo
0:15:06 Mira que pa' mí en el mundo no hay nada más que tú
0:15:10 Y que me sacáis, si digo mentira, sé que en sin luz
0:15:16 Por ti contaría la arena del mar
0:15:22 Por ti Dios sería capaz de matar
0:15:28 Y que si te mientas me castigues yo
0:15:34 Eso con la mano sobre el Evangelio
0:15:42 Te lo juro yo
0:15:51 Ya no eres la misma que yo conocía
0:15:58 La que no veía nada más que por mí
0:16:05 Y ahora vas con uno distinto cada día
0:16:11 Y en cambio yo muero de celos por ti
0:16:19 Claro que la culpa de que esto pasara
0:16:27 No la tuvo nadie, nadie más que yo
0:16:34 Yo que me reía de que esto acabara
0:16:40 Y luego he llorado porque se acabó
0:16:45 Mira que te llevo dentro de mi corazón
0:16:49 Por la saludcita de la marmilla
0:16:53 Te lo juro yo
0:17:00 Y que me sacáis, si digo mentira, sé que en sin luz
0:17:06 Por ti contaría la arena del mar
0:17:12 Por ti Dios sería capaz de matar
0:17:18 Y que si te mientas me castigues yo
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