Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos del misterio del S.A.R. Alejandro Pavlovich.
0:00:04 Es una historia que inspiró a muchos escritores, Pushkin, por ejemplo, contó esto, también Tolstoy,
0:00:14 y cómo vio en su momento al pueblo ruso.
0:00:17 Y es esta, sabemos que el S.A.R. Alejandro I. era un hombre muy supersticioso.
0:00:23 Algunos llegaron a dudar de su cordura.
0:00:27 Y pensaba que había heredado la locura de su padre, el S.A.R. Pablo I.
0:00:32 Entre los que pensaban eso, estaba...
0:00:37 Bueno, nada menos que el amigo Metternich, el canciller del imperio, el propio Napoleón, pensaba eso.
0:00:49 Alejandro parece que prestaba mucha atención a los profetas.
0:00:53 El príncipe Goletsin, ministro de los Santos Religiosos,
0:00:57 promovía cualquier secta religiosa que se ponía de moda.
0:01:02 Alguna vez hemos contado que se reunía con los du covores o con los escopitsi o castrados.
0:01:11 Lo había impresionado, particularmente en algún momento de su vida,
0:01:15 la de la
0:01:26 camisa transparente.
0:01:29 Y después lanzaba a gritos profecías al S.A.R.
0:01:34 Camisa transparente, la mamuelta, y gritaba profecía.
0:01:38 Un gran imperio caerá, que soy yo.
0:01:42 Alejandro le gustaba eso, que también me gustaría ver a una muchacha con camisa transparente dar vueltas y profetizar.
0:01:53 Leía siempre la Biblia, me refiero a alzar Alejandro,
0:01:59 y le pedía muchas veces a Caterina, a la bailarina,
0:02:02 que le explicara el significado esotérico de algunos pasajes.
0:02:07 Uno que lo impresionó al leer el Apocalipsis fue este versículo.
0:02:13 Y entonces apareció una gran mujer maravilla del cielo,
0:02:18 una mujer revestida de sol.
0:02:22 Para suerte del S.A.R., esa enviada de que hablaba el Apocalipsis,
0:02:29 se presentó en su cuarté general en 1815.
0:02:33 Y era Madan Crudener, que se había vuelto mística,
0:02:37 cuando en una oportunidad rezó para que un seductor dejara de molestarla,
0:02:43 y obtuvo extraordinarios resultados.
0:02:46 Mientras rezaba, sucedió que el hombre, que se había inclinado ante ella en la calle,
0:02:53 cayó al suelo repentinamente muerto.
0:02:56 Lo que puede un rezo.
0:02:58 Una viene caminando tranquila, viene un tipo y le hace proposiciones deshonestas,
0:03:03 una reza, hay que rezar con mucha fe, y el tipo cae muerto.
0:03:08 Es el poder de la oración increíble.
0:03:13 Bueno, Madan Crudener también profetizaba.
0:03:18 Decía que Alejandro era el elegido de Dios,
0:03:21 y naturalmente él recibía esta profecía encantada.
0:03:26 Cuando viajó a París, ella lo siguió,
0:03:28 y se instaló en una casa vecina a la residencia de Alejandro.
0:03:33 Y el sar hizo un agujero en la pared,
0:03:36 la pared que separaba ambos departamentos,
0:03:39 y así los dos realizaban sesiones nocturnas de oración,
0:03:44 se escuchaban uno al otro por el agujero.
0:03:49 Sí, sí, avancemos algunos años.
0:03:54 Ubiquemos en octubre del año 1825, el último en que gobernó Alejandro.
0:04:00 Por esos días el sar estaba en Sebastopol,
0:04:03 y una noche, particularmente fría, salió a dar un paseo.
0:04:08 Marchó hasta el monasterio de San Jorge para efectuar un rezo.
0:04:14 Salió con su uniforme de verano y se pescó unas fiebres que lo postraron.
0:04:19 Durante su enfermedad tuvo algunas conversaciones con los íntimos.
0:04:24 A su esposa, la farina Elizabeth, le dijo que odiaba la corte.
0:04:29 A su hermano, el Duque Nicolás, le dijo que tenía intenciones de abdicar.
0:04:34 Aseguraba que no estaba satisfecho con su posición,
0:04:37 que era inconveniente para su carácter.
0:04:41 Algunos dicen que durante esa reunión se diseñó un plan secreto
0:04:45 entre el sar y su hermano.
0:04:48 El 17 de noviembre de 1825 el sar estaba tan mal
0:04:52 que algunos consideraron que era tiempo de que le administraran los óleos sagrados, la extrema unción.
0:05:01 Volkonsky, príncipe amigo de Alejandro,
0:05:04 y también este es el mismo apellido y el mismo rango nobiliario
0:05:09 del príncipe Andrei Volkonsky de la guerra y la paz, el príncipe Andrei.
0:05:15 Pero este era uno de verdad.
0:05:18 El príncipe Volkonsky exigió a los médicos que se fueran de la habitación.
0:05:26 El sar estaba al faro. Volkonsky le dice, tomesela a los médicos.
0:05:30 Algumentó que la amistad era un remedio superior a cualquier medicina.
0:05:35 Tomesela que la amistad cura más que eso que le dan a usted.
0:05:39 El caso que a los dos días el sar murió.
0:05:42 El sar tenía 48 años y comenzó un asunto que conmovió a muchos.
0:05:47 Para algunos, Alejandro no había muerto, sino que lo había previsto todo para poder abandonar el poder,
0:05:54 para terminar sus días de incógnito, llevando una vida de eremita y de acecha.
0:06:01 Eso supuestamente debían saberlo.
0:06:04 Su hermano Nicolás y el príncipe Volkonsky,
0:06:08 que se ha dejado de su esposo al momento de la supuesta muerte.
0:06:15 Según el rito ortodoxo, el sarcófago del Zar, debería quedar abierto siempre.
0:06:20 El de Alejandro en la catedral de Taganrod lo estuvo durante más de un mes,
0:06:26 hasta su traslado al Kremlin, pero alguien se había tomado el trabajo,
0:06:30 contrariando a la tradición, de cubrir con un velo el rostro del muerto.
0:06:36 A la emperatriz, que le suplicó a Volkonsky, que le permitiera ver por última vez a su esposo,
0:06:43 el príncipe le respondió que no era conveniente, que podía horrorizarse.
0:06:49 Dicen que el cuerpo era de otro neato.
0:06:52 El 28 de diciembre, en día como hoy, pero de 1825, un cortejo fúnebre marchó hacia el Kremlin.
0:07:02 Dice el cronista que en las ciudades que atravesó el cortejo,
0:07:06 la gente se asombraba de no poder ver el cuerpo del Zar, porque estaba siempre oculto.
0:07:11 El sarcófago estuvo algún tiempo en la capiza palatina del Kremlin,
0:07:15 y recién el 3 de marzo de 1826, el supuesto cuerpo del Zar Alejandro fue enterrado.
0:07:23 Bueno, con Alejandro oficialmente enterrado y sin heredero,
0:07:28 el trono debía pasar a su hermano Konstantin, que era virrey en Polonia.
0:07:32 Konstantin no quiso ese honor, y entonces le tocó al tercer hijo de Pablo I, que fue Nicolás I.
0:07:39 10 años más tarde, en los alrededores de la pequeña ciudad de Krasnovfinsk,
0:07:47 un hombre con aspecto de starage, de monje, detenido por vagabundero,
0:07:56 cabalegaba en un caballo de raza, como no había otro igual en cientos de kilómetros alrededor de Onda.
0:08:05 Se le preguntó de dónde lo había robado, y el hombre que dijo llamarse Fedor Kusmich, no respondió.
0:08:14 Le dieron algunos latigazo y lo mandaron al caraboso.
0:08:18 Curiosamente, desde altísimas esferas, se envió una esquela en la que se ordenaba las autoridades del lugar
0:08:26 que no maltrataran a Fedor, y que lo enviaran a donde él quisiera.
0:08:31 Fedor Kusmich, que solo dijo querer mortificarse, pidió ser enviado junto con otros presos a Siberia.
0:08:39 Allí lo obligaron a trabajar en una destilería donde, vaya, uno sabe por qué, se lo eximió de las faenas demasiado pesadas,
0:08:49 como si las órdenes hubieran venido de arriba.
0:08:52 Fue en Siberia en donde comenzó a gestarse el mito o a saberse la verdad.
0:08:57 Muchos presidiarios veneraron a Fedor, lo creían un patriarca.
0:09:03 Algunos que habían tenido la suerte de ver alzar festejaban su parecido notable con Alejandro I.
0:09:09 Fedor negaba cualquier vínculo.
0:09:12 Cuando salió de Siberia, Fedor pasó a vivir en un pueblo llamado Kassnoreshenk,
0:09:23 en un tuburio infame de aquel pueblo.
0:09:28 Los agujeros de su cabaña estaban tapados con íconos de la Virgen y de San Alejandro Nerski.
0:09:34 Tenía dos sillas, enfrentó una mesa, y en ella una comida siempre servida en vano.
0:09:40 Fedor decía que esperaba que se le presentara a Jesucristo para comer con él.
0:09:45 Algunos decían que aquel starage obraba milagros.
0:09:50 Constantemente llegaban visitantes, muchos de ellos ilustres.
0:09:54 Uno, que lo visitó en 1850, fue el joven conde Leon Tolstoy.
0:10:01 Fue entre los vecinos, ni siquiera a instancia del propio Fedor, que se supuso que en realidad era Alejandro I.
0:10:08 Hicieron algunos cálculos y señalaron algunos parecidos.
0:10:14 El star escuchaba bastante mal con su veido izquierdo.
0:10:18 Decía que un disparo de cañón lo había dejado medio sordo.
0:10:21 El Fedor Kuzmetsch padecía la misma sordera.
0:10:24 Cuando Alejandro hablaba de pie, tenía la costumbre de aposar la palma de su mano derecha en el Fajín o en el borde de su túnica.
0:10:32 Gesto idéntico en el starage.
0:10:34 Bueno, si todos los que apoyan su mano derecha en el Fajín fueran en sal de Rusia, bien, la revolución no hubiera triunfado.
0:10:44 El 20 de enero de 1864, 39 años después de la muerte del star Alejandro, cuando Fedor agonizaba, varios adeptos a la creencia de que se trataba de ensar le preguntaban al final.
0:11:00 ¿Cuál era su verdadero nombre?
0:11:02 Y dijo, ¿a quién me puede importar?
0:11:08 Y se murió.
0:11:11 Algunos historiadores han asegurado que en el momento en que se colocó el cuerpo de Fedor en el Atahud, se descubrió entre sus ropas el acta original de casamiento de Alejandro I con Elizabeth.
0:11:24 ¿Pero cómo iba a guardar eso ahí?
0:11:26 Bueno, para que la historia quede un poco mejor.
0:11:29 ¿Qué hace uno si es el star de Rusia?
0:11:32 Evidentemente lleva el acta de matrimonio colgada del pecho.
0:11:36 Y pone la mano derecha en el Fajín.
0:11:38 Sí, sus retos fueron ilumados en el monasterio de San Alexis en Thoms.
0:11:44 Toltoid, a la muerte de este hombre, escribió, aunque se demuestra históricamente la imposibilidad de una identidad entre Alejandro y Kusmitz, la leyenda permanecerá con toda su belleza y toda su verdad.
0:11:57 Tenía cierta razón, el amigo Toltoid, después de todo una leyenda siempre verdadera.
0:12:04 Verdadera es lo que tiene de artístico, porque el arte nunca es antiguo.
0:12:11 Muy buena historia.
0:12:13 Eso es lo que me dijo.
0:12:15 El discotecario tiene que ver.
0:12:16 El discotecario dijo, eso no es nada.
0:12:21 A un cunhado mío.
0:12:23 Bueno, ya pise con.
0:12:25 Un cunhado mío y se parecía a Macri.
0:12:30 ¿Y qué tiene el espectacular?
0:12:32 Conía la mano derecha en el faquín también.
0:12:35 Y bueno, nada, que si éste se parecía al sarre de Rusia y cunhado éste se parecía a Macri.
0:12:40 Pero esta es una historia de Sárez, señor.
0:12:42 Un poeta, pero a éste muchacho me dijo, se parece, incluso me mostré una foto.
0:12:45 Se parecía.
0:12:46 No sé porque la que mostró era la de Macri.
0:12:49 Entonces, me dio un disco, el final de Malagana, que contiene las últimas palabras de Fredor Kusmech,
0:13:00 que es, ¿a quién le puede importar?
0:13:02 Todo muy apropiado.
0:13:04 Y pues yo tango de Mariano Mores, que he cantado yo hace algún tiempo y que está grabado.
0:13:10 Y vamos a escucharlo.
0:13:19 Y me boando yo, pero a ver resombo, es la nocturna verbena.
0:13:34 En mi corazón, lo ganguososó, hace más onda mi pena.
0:13:43 Con tu biruta sentimenta, vas enredando mi viejo mal.
0:13:53 Un viejo mal que me ha tendrado enamorado, arringonado, ni olvidado para siempre.
0:14:03 Sin una sola caricia que mi tirita y sanvitine, su risa mala me persigue y me persigue mientras sigue tu responso cuanto neó.
0:14:21 ¿A quién le puede importar?
0:14:25 Sepa, Antonio, si he sido bueno.
0:14:31 ¿A quién le puede importar?
0:14:35 El novedor del paladismo.
0:14:41 Si a esa que fue mi luz que yo, no le importó mi abatimiento.
0:14:51 ¿A quién le puede importar?
0:14:55 Chebando neó mi sufrimiento.
0:15:01 Suelta veloj de iris, algo para mí.
0:15:14 Si es que capaz, ahora encuentro.
0:15:19 Es al día de irar para distrazar el drama que llevo adentro.
0:15:28 En otros brazos me engañaré, en otras bocas me atún y dejo.
0:15:37 Aunque sus ojos y su risa me persigan y me sigan y me digan que la quiero.
0:15:46 Iré a borrar el fantasma, de aquí el amor siempre de adentro.
0:15:56 Así termina el lamento, el tormento, este cruento, su frimiento, bando neó.
0:16:09 Chebando neó si he sido bueno.
0:16:19 El noveno del malajero.
0:16:25 Si a esa que fue mi luz que yo, no le importó mi abatimiento.
0:16:39 Chebando neó mi sufrimiento.
0:16:49 Era Alejandro Dolina en la venganza.
0:16:59 ¿Será terrible? ¿A quién le puede importar?
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