Transcripción automática
0:00:00 Atención, el olvido de las penas de amor.
0:00:07 Tenemos algunos remedios históricos o mitológicos para olvidar el pesar amoroso.
0:00:16 Atención a aquellas personas que, padeciendo una pena de amor, quieren olvidarla.
0:00:22 Hace algunos siglos se ofrecían para editar el dolor amoroso
0:00:28 los mismos remedios que comúnmente se aplicaban para las piebres o para la locura.
0:00:34 Esos remedios eran purgas y sangrías.
0:00:39 En el caso del enamorado, las sangrías debían ser muy repetidas
0:00:44 y de miedo a cuarse la mitad de la sangre.
0:00:48 Se creía que en la sangre estaba radicado el mal y no te seguía el mal.
0:00:54 Es que ahí viene el asunto.
0:00:58 Cuando decimos pasión, estamos nos...
0:01:01 Nos estamos preferiendo al pasto, decir a lo que es un mal, a lo que es enfermo.
0:01:09 Al padecimiento, ¿no?
0:01:10 Al padecimiento.
0:01:11 Al padecimiento.
0:01:13 Como padecimiento y como enfermedad.
0:01:15 Y el amor era considerado hasta que se cambió de idea al respecto como un verdadero mal.
0:01:23 Y en ese sentido es que trataban de curarlo.
0:01:30 Al creer que el mal estaba en la sangre se pensaba que si usted iba sacando toda la sangre
0:01:36 y promovía la generación de sangre nueva, esa sangre nueva llegaba a estar exenta de esta patología amorosa.
0:01:47 Esta práctica se inauguró en Francia, a merced a los resultados que tuvo en un personaje famoso.
0:01:53 El príncipe Louis de Condé, aquel monote, aquel protestante que murió luchando contra Carlos IX,
0:02:02 estaba apasionadamente enamorado de Marmos el de Vizá.
0:02:06 El príncipe Louis de Condé era Gourgogne, que a pesillo.
0:02:11 El príncipe de Condé no se llamaba de condesino, es que ocupara una dignidad, una pedarquía.
0:02:17 Pero el apellido era Gourgogne, que era el hermano de Antonio de Gourgogne,
0:02:23 que era nada menos que el padre del rey que cuarto de Francia, el primer Gourgogne de Francia.
0:02:31 Bueno, este príncipe estaba apasionadamente enamorado de Marmos el de Vizá.
0:02:37 Y ella no le dio bolís, ya jamás.
0:02:40 Condé no podía olvidar ese amor.
0:02:43 En un momento, Condé tuvo una enfermedad, me parece otra enfermedad, y lo sangraron muchísimo.
0:02:52 Condé salió de la enfermedad y según él había recuperado la felicidad, y no se acordaba más y más
0:02:58 de Marmos el de Vizá, a los que le manifestaban admirados la ausencia de la pena.
0:03:06 Vide con Dígnes y Dígna que sin durar todo su amor estaba en la sangre,
0:03:10 y que a medida que se le iban quitando sentía que el amor que había sentido se desvanecía.
0:03:19 La cura entonces popularizó tanto que había sangradores especializados en vender olío con un coso arte.
0:03:30 Otros, menos dolorosos, menos cruentos, opreciaban purgantes.
0:03:37 Aseguraban que el amor recibía en las fles más melancólicas, por no decir otra cosa,
0:03:44 y recitaban entonces... no recitaban, sí, pero además recitaban.
0:03:49 Primero recitaban, y la vida fue,
0:03:55 versos de Rábel y después recitaban otro perso más.
0:04:04 Finalmente, al cabo de tantas gentes acababan por recetar catárticos y uréticos sudorísticos.
0:04:15 Pero el remedio más extraño para olvidar los pesares estaba en la Grecia Antigua.
0:04:21 Vamos a ubicarnos en Leuca, de una isla del Mar Jónico.
0:04:27 La isla tiene un promontorio con unas rocas muy, muy escarpadas,
0:04:35 y este promontorio avanza sobre el mar, de modo que uno puede asomarse de una gran altura al mar.
0:04:43 En ese sitio te encontraban trenelos los amantes que penaban por no ser correspondidas,
0:04:50 que es la única clase de tema de amor que puede existir.
0:04:55 El remedio, con si hacían arrocarse al agua, vería que el promontorio.
0:05:01 Finalmente, terminó por darse a la roca el nombre Salto de los Enamorados.
0:05:06 El salto es el hubo apelidosquísimo y podía costarte la vida,
0:05:11 pero el que salió en Demne olvidaba su pesar amoroso.
0:05:17 Para los que no morían por el golpe o por el salto rago,
0:05:23 había unas embarcaciones que recuperaban al que se había arrojado.
0:05:29 Por eso el rescate se pagaba un precio módico, y de eso vivían algunos pescadores de la isla.
0:05:37 Recojían sus botes a las personas, si padeciendo una pena de amor,
0:05:41 se tiraban desde el riesgo y sobrevivían.
0:05:44 Desde luego no juntaban a los que morían porque era imposible cobrarles el justi precio susomentado.
0:05:55 Había una razón mítica respecto de este promontorio.
0:06:01 Parece que, después de que afrodita, supo de la muerte su querido Adonis,
0:06:07 puso todo su tirado en buscar el cadáver.
0:06:10 Pensaba lograr un gran consuelo en el desagudo de bañarlo con sus lágrimas.
0:06:20 Encontró el cuerpo finalmente en un templo de la isla de Zipre,
0:06:25 pero la vista del cadáver, lejos de aliviar a la biosa, avigó más su amor y por doscientos
0:06:32 Aprodita consultó entonces a Apolo y el dios la condujo al promontorio del leuca de la isla.
0:06:41 Le aseguró que si se arrojaba las aguas, encontraría la cura a su amor.
0:06:49 La diosa pobre desvió, le tiró al agua y efectivamente olvidó a Adonis.
0:06:55 Admira por este efecto tan prodigioso, le preguntó a Apolo por qué sucedía eso así.
0:07:01 Y Apolo le respondió que el primero que había experimentado aquello había sido Senz,
0:07:06 y si no le contestó lo que le preguntaba.
0:07:09 Parece que fue cansado por la extrema pasión que sentía por una ninfa,
0:07:14 pasó larga jornada sentado en la cumbre de aquella roca, hasta que se olvidó de la ninfa.
0:07:20 La presencia del dios había dejado en la roca la eucalia la facultad descreta.
0:07:26 Fija eso una fijación.
0:07:28 Después se agregó al agurocracia el olvido un santo riesgoso, pero no se explica por qué.
0:07:38 Para colobar calculó yo.
0:07:41 Ya en tiempos históricos había en aquel promontorio un templo de Apolo.
0:07:47 Virgilio lo nombra en la enaida y a ese templo acudían,
0:07:51 primero los enamorados que iban a efectuar el salto.
0:07:57 Y después curiosos, los que iban a efectuar el salto sacrificaban al dios un animal
0:08:06 pidiéndole que la caída no fuese mortal, que es una caída muy difícil.
0:08:11 Se refieren varios casos de personajes, algunos míticos y otros históricos que fueron a buscar
0:08:16 el precipicio de un remedio.
0:08:18 Digamos que entre los hombres se dan de Eucalión el primero hombre o el primero del nuevo género,
0:08:24 no el marido de Pirra.
0:08:26 Fogo, el hijo de José, el poeta Nicóstrato, que era el amante o resultado amante de Epigidea,
0:08:34 otro poeta llamado Carino, abrazado por una pasión, en realidad por un unuco copero de antíoco Eupator,
0:08:42 Rey de Cilia.
0:08:45 El amorarse de un unuco copero de antíoco Eupator, Rey de Cilia, es una degracia,
0:08:54 ya que es una degracia.
0:08:58 Los unuco solen ser activos por lo menos, aunque no siempre.
0:09:05 También se habla de un cierto masfés, de quien se refiere que habiendo recaído muchas veces
0:09:11 en la dolencia amorosa, me encanta esta historia,
0:09:14 dio el calto de los enamorados siete veces.
0:09:18 Victoria César se dio con el olvido, pero poco después de cada salto volvía a enamorarse de otra,
0:09:26 y como a veces sucedió que no lo correspondían,
0:09:29 por lo que se ha estado viajaba más sent a la Eucadia para curar el nuevo dolor.
0:09:36 De las mujeres que cuentan dos famosísimas,
0:09:38 Sapo de Lisbos y Artemisa, Reyna de Caria, saltaron del promontorio.
0:09:45 Artemisa no le fue bien, el suceso que la llevó al promontorio fue el siguiente,
0:09:50 no lo cuenta el colomeo de Peftium, un escritor de tiempo del emperador Adriano,
0:09:55 ese es el siglo II.
0:09:58 Artemisa, que era viuda, se enamoró de un hermoso magüeo, el amado Dardano,
0:10:05 el muchacho la rechazó, y la reina irritada hizo que le arrancaran los ojos.
0:10:14 Dice la crónica que la satisfacción de su vida no fue la satisfacción de su amor,
0:10:21 desde luego, Artemisa se arrepintió, buscó en la consulta de un oráculo el remedio y se le sugirió
0:10:27 que se arrojara desde la roca de Léuca, de Artemisa se tiró,
0:10:32 y el olvido fue completo porque en aquel saldo encontró la muerte.
0:10:39 Me encantaron estas hipótesis.
0:10:47 Tiene también una cierta llamarga, enseñanza, la que
0:10:54 la mayoría de los enamorados no desea olvidar, en realidad, no desea olvidar.
0:11:04 Lo que desea es que el objeto, mejor dicho, su amor modifique sus preferencias y venga a favorecerlo.
0:11:15 Esto es lo que se desea.
0:11:18 Incluso que no se insisten que la pertinencia es un gesto de nobleza, etcétera.
0:11:27 Yo mismo insisto alguna vez, solo por cumplir con alguna perspectiva literaria,
0:11:34 no es la que es por razones personales.
0:11:37 Pero yo creo que saltar para lograr el olvido como un bien es un sujeto
0:11:44 muy pagado, muy propio de la antigüedad, muy estómico,
0:11:59 y considerar al amor enteramente como un pato también es muy pagado.
0:12:08 Bueno, ¿quién quiere dedicar esto?
0:12:14 A Maffet, al que se tiraba el 7B.
0:12:18 Se tiraba, pues se enamoraba, Fáxit, Pérez, Cramar,
0:12:22 Yo me olvidé de los olvidos que estoy deseando.
0:12:29 Tengo que olvidar tantas cosas que ya me olvidaron.
0:12:33 Y algunos otros alejandros que hayan saltado, porque como dice,
0:12:39 el olvido no era un quince y un medio de suprimir el dolor,
0:12:43 y al que no poder lograr el amor que era la tuya verdadera, porque el olvido buscaban el dolor.
0:12:49 Pero hay algo de esa viburía y de amargas a vivir en eso.
0:12:57 El amor no corresponde, no tiene remedio.
0:13:03 A veces el olvido también es una forma de homenajear a la persona amada,
0:13:11 dejándola de jorobar por fin.
0:13:19 Bien, hemos ido a la discoteca, hemos contado el discotecario,
0:13:23 y los dioses más trámites, el bellísimo tango de Luces Sanamadori,
0:13:30 y se llama Olvido en una de las versiones que ha remisado de él nuestro querido Charlo.
0:14:00 Pero yo creo que hay que olvidar mi herido sin protestar,
0:14:08 en la oscura caravana del olor, en los sombres perdidos de los mal.
0:14:16 Sin placer más, sin un rincón, me voy solo con mi concior.
0:14:25 Nadie pregunta lo que ha sido en el pasado, si fue rico, si fue honrado, si vos te das el ninguno.
0:14:33 A nadie importa si soy yo de lo que veo, y si algo no sería de verdad, no es pregunta cuánto tengo.
0:14:39 Miran los trajos que le das a mi pobreza de hoy, que besos trajos de la gente cuánto valgo y quién soy.
0:14:48 Pero no importa para mí qué lo dirijo, yo sé todo lo que he sido, lo que nunca más seré.
0:14:56 Es por eso que me voy a donir al secreto de un pasado de perdiz.
0:15:06 Pero el gran señor de buen un tío te abeje, me llega al par, y en los puros caravados de honor,
0:15:16 en los sombres que ha perdido el lugar.
0:15:20 Sin placer más, sin un rincón, soy solo con mi concior.
0:15:31 Nadie pregunta lo que ha sido en el pasado, si fue rico, si fue honrado, si vos te das el ninguno.
0:15:39 A nadie importa si soy yo de lo que veo, y si algo no sería de verdad, no es pregunta cuánto tengo.
0:15:47 Miran los trajos que le das a mi pobreza de hoy, que besos trajos de la gente cuánto valgo y quién soy.
0:15:57 Pero no importa para mí qué lo dirijo, yo sé todo lo que digo, lo que nunca más seré.
0:16:15 Agatado Charlo de Amadori, Polvido.
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