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6 de Agosto de 2007

El Paraíso

Transcripción automática

0:00:00 Vamos a hablar de personajes que vieron el paraíso, antes de haber muerto.
0:00:06 Así que se colaron, que entraron de contrabando.
0:00:10 Le gusta, es un lindo tema.
0:00:11 Vamos a ver de qué manera lo arruinamos.
0:00:17 Primero, ¿dónde estaba situado el paraíso?
0:00:20 Bueno, a modo de conjetura, los sabios han dicho muchas cosas.
0:00:28 En el monte Safón de Siria, después en Ebrón, se pensó también que en Jerusalén,
0:00:35 durante el cautiverio guabilónico, pensaron que en realidad el paraíso había estado
0:00:42 a la entrada del gorgopérsico entre el Tigris y el Eufrates.
0:00:46 Antes había una confluencia, o mejor dicho, se ha rellenado esa zona.
0:00:54 También se dijo que el paraíso estaba en Armenia o Arabia Central,
0:01:02 pero allí no hay ríos importantes, es necesario situar al paraíso que exista un río.
0:01:10 ¿Cómo se sabe el jardín del paraíso?
0:01:13 Era custodiado por un par de querubines que constituían una agrupación
0:01:18 conocida como la llama de las espadas vibrantes.
0:01:23 De todos modos, el tema de hoy no es la ubicación del paraíso en su descripción,
0:01:28 sino la intromisión en aquel sitio de algunos personajes de la historia hebrea.
0:01:34 Hablaremos de hombres que procuraron entrar para conocerlo
0:01:39 antes de pasar por allí, de modo definitivo, si es que sus vidas habían sido piadosas.
0:01:46 Primero, cierto rey de Judá se propuso descubrir el paraíso.
0:01:51 Entonces subió el monte Levia, desde cuya cima se podía oír el sonido
0:01:58 de las espadas vibrantes en la orilla de un río.
0:02:05 Después de ordenar a varios de sus cortes sanos que bajaran al valle, les dijo,
0:02:12 seguir el sonido.
0:02:17 Pero ninguno de los cortes sanos regresó con noticias ni con vida.
0:02:23 Dicen que él le dente en siete puertas.
0:02:27 A la última se llega desde la cueva de Macpela, en Ebrón,
0:02:32 de la cual hemos hablado algunas veces.
0:02:35 Adán descubrió aquella cueva cuando ya había sido expulsado del paraíso
0:02:40 y estaba justamente haciendo un pozo para enterrar el cuerpo de la pobre Eva.
0:02:46 Cuerpo que después enterrarían en esa misma cueva de Macpela.
0:02:52 Adán también lo enterraron en la cueva de Macpela.
0:02:57 Y si no me falla la memoria, está enterrado allí a Abran, junto a su esposa Sara,
0:03:02 y también a Isaac y Rebecca, y también a Jacob,
0:03:07 pero no con Raquel, si era Raquel quería, sino con Lía.
0:03:12 Adán descubrió esta cueva de Macpela y parece que mientras cababa,
0:03:19 recibió una fragancia divina.
0:03:25 Una fragancia. Habrá dicho, qué fragancia divina.
0:03:29 Y siguió cabando con la esperanza de localizar el origen de aquel Jedor
0:03:36 y de golpe encontró la cueva de Macpela,
0:03:40 que es una cueva perdida durante mucho tiempo
0:03:45 y que a mí me gustaría localizar ahora, a ver dónde demonios está.
0:03:50 El caso es que el primer hombre que entró vivo en el paraíso después de Adán fue Enoch.
0:03:55 Ahí conoció el árbol de la vida y parece que lo vio descansar a Dios.
0:04:01 Estaba a Dios, ahí abajo el árbol descansando naturalmente.
0:04:05 Isaac, que también pudo visitar el paraíso, estudió allí tres años.
0:04:10 Nueva visión está del paraíso como casa de estudios.
0:04:16 Lo mandaron a estudiar ¿a dónde? Al paraíso.
0:04:20 Más tarde, su hijo, Jacob, tuvo el derecho de entrar.
0:04:24 Lamentablemente, ninguno de ellos, ni Enoch, ni Jacob, ni Isaac, dejó constancia de lo que vio.
0:04:35 Como si lo hizo el profeta Mahoma.
0:04:38 El profeta Mahoma estuvo en el paraíso.
0:04:42 No se sabe cuánto tiempo, porque la historia de aquel viaje registra dos cronologías.
0:04:49 Se dice que estaba él junto con su burra, la mula Burac.
0:04:58 La mula parece que tocó una jarra de agua.
0:05:02 En ese momento, Mahoma fue convocado a los cielos y así estuvo por los siete cielos.
0:05:10 Y ya hemos descrito su visión durante no menos de 45 minutos alguna vez.
0:05:16 Vio de todo. Conversó con la gente, negoció con la divinidad.
0:05:20 Se lo encontró a Abraham, a todos estos que hemos nombrado, a Jesucristo.
0:05:26 Estuvo ahí y conoció todo el cielo.
0:05:31 Regresó y el agua de la jarra, que había tocado sin querer la mula, todavía no había llegado al suelo.
0:05:43 Bien, pero estos que hemos citado no dejaron constancia ninguna de lo que habían visto.
0:05:52 Moisés también, adobo por el paraíso, lo llevó de visita el ángel Jahamsiel.
0:05:59 Entre otras maravillas le mostró 70 tronos adornados con joyas, que se alzaban en patas de oro puro
0:06:06 y refurgían con zafiros y diamantes.
0:06:10 En el más grande de estos tronos se sentaba como quien no quiere la cosa, precisamente el padre Abraham.
0:06:16 Pero ya muerto, ya estaba legalmente en el paraíso.
0:06:19 Qué feo debe ser verlo sentado ahí, ¿no?
0:06:21 Sí, muerto.
0:06:23 Muerto, pero en el paraíso uno resucita o vive.
0:06:26 Después de Moisés no se encontró ningún mortal que fuera digno del paraíso salvo
0:06:30 y Jehochua Ben Levy, un maestro de excepcional piedad.
0:06:35 Jehochua fue director de la escuela rabínica de Lida durante los comienzos del siglo III
0:06:40 y protagonista de numerosas anécdotas edificantes.
0:06:44 Cada vez que había una anécdota edificante, la protagonizaba Jehochua Ben Levy.
0:06:50 Por ejemplo, decía, Jehochua dio limósena a un pobre.
0:06:54 ¿Quién ayudó a cruzar a una anciana Jehochua?
0:06:58 ¿Quién dio de beber al sediento Jehochua?
0:07:05 Y así. ¿Quién dio de escanso al peregrino fatigado?
0:07:09 Jehochua.
0:07:13 Contemos de qué forma este piadoso maestro pudo entrar al paraíso.
0:07:19 Dice la crónica que cuando Jehochua era muy viejo,
0:07:23 Dios le ordenó al ángel de la muerte que concediera al maestro un último deseo.
0:07:30 Y cuando era el maestro viejo, Jehochua, y concederle un deseo, dice.
0:07:35 Bueno, fue el ángel de la muerte, y dice, Jehochua, dice, último deseo porque dentro de poco...
0:07:42 Y el maestro pidió ver cómo era el paraíso, si es que así le tocaba ir.
0:07:48 Y se aceptó el pedido.
0:07:50 Un pedido bastante modesto, si se quiere, pues si el tipo estaba a punto de morir.
0:07:55 Y si le iba a conocer después...
0:07:57 Le iba a conocer enseguida, a los diez minutos.
0:07:59 Bueno, antes de partir, Jehochua exigió al ángel de la muerte que le entregaba la espada.
0:08:06 El ángel de la muerte anda calzado.
0:08:11 Si no, no sería el ángel de la muerte.
0:08:13 Sería un bombero voluntario de la boca.
0:08:18 Dice, mire, para no tener miedo, como a mí las armas me asustan.
0:08:21 ¿Por qué no me deje la espada?
0:08:22 Bueno, dijo el ángel de la muerte.
0:08:25 Si me va a acompañar el paraíso, la espada se la tengo yo, dijo Jehochua.
0:08:30 El ángel le dio la espada y viajaron ambos al paraíso.
0:08:35 Cuando llegaron, el ángel dice, te voy a dejar que vea, dice.
0:08:39 Se subiste arriba de mi hombro y espía a través del muro.
0:08:44 Tapial que rodea el paraíso, parece.
0:08:47 Y el ángel, dice, bueno, mira, echale una mirada.
0:08:50 Debe haber humor para evitar que entre cualquiera.
0:08:55 Más o menos así como la casa de Sandro.
0:09:01 Será como el de algún hospital, una cosa así.
0:09:04 Y el ángel de la muerte dijo, bueno, mirá un poco para adentro,
0:09:07 ya que de eso se trata el cumplimiento de tu deseo.
0:09:10 Y Jehochua hizo algo que el ángel no esperaba.
0:09:13 Saltó el muro y se mandó para dentro el paraíso.
0:09:17 El ángel intentó agarrarlo de los canzoncillos, pero no pudo.
0:09:23 Y ya desde el paraíso, y sabiendo que el ángel de la muerte no podía entrar,
0:09:29 Jehochua le gritó que se iba a quedar allí, incluso le hizo algunos gestos y algunos visajes,
0:09:34 y ya todos ustedes podrán conjeturar.
0:09:38 Bueno, los ángeles ayudantes se quejaron ante Dios.
0:09:46 Escúcheme, mire lo que está pasando acá.
0:09:48 Dijeron que aquel hombre había tomado por asalto el paraíso.
0:09:51 Y Dios, preocupado, pidió que se averiguara si Jehochua había roto alguna promesa alguna vez
0:09:58 mientras estaba en el mundo.
0:10:00 Y si había sido bueno, si se descubría que no había roto ninguna,
0:10:04 Dios se dio a dejarlo no más ahí.
0:10:08 Bueno, los ángeles ponen averiguada.
0:10:10 E informaron que Jehochua había mantenido todas sus promesas.
0:10:15 Entonces pudo quedarse.
0:10:17 Sólo debió cumplir con una queja del ángel de la muerte que pidió que, por lo menos, le devolvieran la espada.
0:10:23 Se la había guardado, el viejo Jehochua.
0:10:26 Imagínense un ángel de la muerte.
0:10:28 Si una espada tiene mucha dificultad.
0:10:31 Por ahí te va a terminar con la vida de algún pezado y el tipo le dice, no me muero nada.
0:10:36 A la piña lo tiene que guardar.
0:10:38 No tiene que matar a piña.
0:10:40 Tiene que ser guapo.
0:10:41 Acá dice que el maestro Jehochua le devolvió la espada, pero no se explica cómo.
0:10:45 Probablemente la habrá tirado por arriba del muro.
0:10:48 Jehochua anduvo por el paraíso y dejó alguna información al respecto.
0:10:53 Atención, lápiz y papel.
0:10:56 El paraíso tiene siete puertas, como hemos hecho.
0:10:59 Cada una de las cuales conduce a la siguiente.
0:11:02 La primera casa frente a la entrada.
0:11:05 En tras, la primera casa.
0:11:08 Ahí están los conversos que llegaron a Dios por su propia voluntad.
0:11:12 Sus paredes son de cristal y tiene vigas de cedro.
0:11:16 Probablemente cedros del lío, a no calcular.
0:11:19 Abdías, el profeta Justo gobierna esa región.
0:11:23 Esa es el pavesón.
0:11:25 La segunda casa está construida de manera semejante y recibe a los penitentes de Israel.
0:11:31 La gobierna Manasés ven Isiririachu.
0:11:37 No, es Iskiyachu.
0:11:39 Esa es la manera que dice.
0:11:40 Iskiyachu es.
0:11:42 La tercera casa es de plata y oro.
0:11:45 Y allí crece nada menos que el árbol de la vida.
0:11:47 A cuya sombra se sienta.
0:11:49 Abraham, Isaac y Jacob, que son los patriarcas.
0:11:53 De todos los israelitas que salieron de Quito y toda la generación de despierro.
0:11:59 En todo eso están ahí.
0:12:01 Mateando a la sombra del árbol de la vida.
0:12:04 También está el rey David, su hijo, el pibe, el salomón.
0:12:08 Y todos los reyes de Judá, excepto Manasés, que según le informaron a viejo suba,
0:12:13 está en el infierno, el tipo.
0:12:15 Él preguntó a viejo suba, ¿cómo dice Manasés?
0:12:18 Nada dice interrumpiendo la matea de ese.
0:12:22 Está en el infierno, le dice.
0:12:24 Y siguieron mateando.
0:12:27 Bueno, Moisés y Aarón guardan esa tercera casa.
0:12:32 Que por otra parte está llena de piedras preciosas.
0:12:34 La cuarta casa está hecha de oro y sus figas son de madera de olivo
0:12:38 y alberga a los justos cuya vida fue amarga.
0:12:41 O sea, a todos los justos.
0:12:46 La quinta casa, por la que fluye el río Guijón,
0:12:49 un lugar raro para que fluye un río junto a una casa.
0:12:52 Está hecha de plata, cristal de roca, oro y vidrio.
0:12:55 La fragancia del líbano impregna toda la sala.
0:13:00 Y Ejo suba vio paños de púrpura tejidos por Eva.
0:13:05 Madejas de hilo escarlata y pilo de cabra trenzado por ángeles.
0:13:11 Menotable, ¿eh?
0:13:13 Allí vive un Mesías que le preguntó a Ejo suba lo siguiente.
0:13:17 Y se cómo pasa en el tiempo los hijos de Israel en el mundo del que vienes,
0:13:22 dijo el Mesías.
0:13:23 Y Ejo suba le contestó, esperando tu advenimiento.
0:13:27 Al oír esto, el Mesías el Zoro.
0:13:31 La sexta casa alberga a quienes murieron mientras cumplían su deber con Dios.
0:13:36 Y la séptima, a quienes han muerto de pena.
0:13:39 Algunos dicen que los habitantes del paraíso están cabeza abajo
0:13:44 y caminan con las manos como lo hacen todos los muertos.
0:13:48 Si un hechicero evoca el espíritu de un muerto,
0:13:51 el muerto siempre se presenta invertido,
0:13:55 a menos que se lo invoque por parte de un rey.
0:13:58 Si es un rey el que llama un muerto aparecerá de pie para mostrar su respeto a la realeza.
0:14:04 Pero si lo convoca usted, el muerto aparece caminando con las manos.
0:14:08 Para indicarle que...
0:14:10 Que no le respete.
0:14:11 Que no le respete.
0:14:13 Vio cómo se lo muerde.
0:14:14 Mira, muerto me respetan.
0:14:16 Ni a los muertos ni a los vivos se respetan.
0:14:19 Cuando las ganas de...
0:14:20 Las respetan.
0:14:21 Sí, nos las respetan.
0:14:24 Estas son las noticias que Yehoshua envió desde el paraíso
0:14:29 y fue el último de los hombres vivos que pudo ingresar a ese territorio.
0:14:33 Estas son las noticias que tengo.
0:14:36 Pero entre los hebreos, después el paraíso cristiano
0:14:39 ha admitido muchos otros testimonios, ¿no?
0:14:46 Hubo algunos resucitados también
0:14:49 que entraron, el resucitado por ahí entra el paraíso, pero resucita.
0:14:53 Y vuelve y cuenta cosas, ¿no?
0:14:55 Estas también, Emanuel Svedenbor.
0:15:00 Claro, lo que pasa es que el testimonio de Svedenbor es el del mismo.
0:15:05 Que andaba por Londres, allá en siglo XVIII.
0:15:10 No era un místico, Svedenbor, sino que era un ingeniero sueco,
0:15:15 un hombre de ciencia, y un día era para un desconocido en Londres
0:15:20 que resultó ser Dios mismo.
0:15:23 Le dijo, mira, disculpe, me, eh, Svedenbor, y dice, tengo que hablar con usted.
0:15:28 ¿Y quién es usted? Dio.
0:15:31 Ante, imagínese, sí, yo voy.
0:15:35 Y le convidó a visitar el paraíso y el infierno, Dios, a Svedenbor.
0:15:41 Y el tipo fue, vio algunas cosas que contó,
0:15:46 y escribió libros contando,
0:15:51 con una prosa muy precisa, según dice Borges,
0:15:55 más cercana a la cartografía que al misticismo,
0:15:59 y contó, por ejemplo, que los estúpidos no pueden entrar al paraíso.
0:16:05 Ojalá sea como él dice, ¿no?
0:16:09 Ojalá no.
0:16:18 No, solo hay que ser bueno, ya.
0:16:21 Porque decía que el paraíso era un paraíso de ideas,
0:16:25 ¿se acuerda, Alejandro?
0:16:27 Entonces decía que aquellos que no podían verse las ideas más elevadas,
0:16:31 se quedaban afuera del paraíso.
0:16:33 Se quedaban afuera, sí.
0:16:35 Ante, desde Svedenbor, no sé si usted comparte conmigo,
0:16:38 es esta idea que él plantea de que el paraíso fue infierno,
0:16:43 no son merecimientos, no es el infierno un castigo,
0:16:46 sino que el que va al infierno es porque allí están las personas
0:16:49 con las que él se siente bien.
0:16:51 Claro, no, pero no va como recompensa.
0:16:53 No, no, ni recompensa.
0:16:55 Son el infierno es donde vos mismo te pones.
0:17:00 Entonces los imbéciles van con los imbéciles,
0:17:03 y los pioras con los pioras.
0:17:05 El problema es que los imbéciles creen que son pioras.
0:17:08 O sea que si a cualquiera le preguntáramos dónde está...
0:17:11 Claro, es muy difícil, los carteles indicadores son engañosos.
0:17:20 Bueno, a quién quiere dedicar esta charla,
0:17:23 que me ha gustado mucho, porque uno a veces dice,
0:17:26 bueno, voy al paraíso y voy a estar como un perro en canchebocha preguntando,
0:17:31 y a mí si hay una cosa que no me gusta es preguntar.
0:17:34 Porque nunca falta uno de eso que te indica mal.
0:17:38 Usted me diría, eso no va al cielo.
0:17:44 Son eso lo que va al cielo.
0:17:46 Yo si fuera Dios irían eso al cielo.
0:17:48 Claro, no los otros.
0:17:49 Los que se ponen en una gine,
0:17:50 cuando uno le pregunta por lo general Paz,
0:17:52 te mandan para otro lado.
0:17:56 Bueno, yo le voy a dedicar esto al amigo Borges Alejandro,
0:17:59 que es quien ha transmitido también las ideas de Svedenburg.
0:18:02 Mejor que yo, porque yo de mi mismo.
0:18:04 Y ya que hablamos de Adán,
0:18:08 pero de Adán Buenos Aires,
0:18:10 que también reciben ese último momento de su vida,
0:18:13 una visita que semeja la visita de Dios o del Cristo,
0:18:17 como le ha pasado a Svedenburg, no?
0:18:19 Antes del cuaderno de Las Ojas y Azules.
0:18:21 Recuerden, este es el Tapa Azules.
0:18:23 Sí, enseguida voy.
0:18:25 Uno se mató acá para ir al paraíso.
0:18:29 Bueno, el profeta no está mal también, para dedicar.
0:18:32 También, que hizo una crónica perfecta.
0:18:36 El paraíso que algún día le iremos aquí otra vez.
0:18:40 Bueno, ya que el paraíso era para Adán,
0:18:46 fíjese, esta hizo una idea interesante.
0:18:48 Todos los demás querían ver el paraíso,
0:18:50 mitad por curiosidad, mitad porque querían colarse,
0:18:53 no querían perderse la ocasión de entrar en ese territorio de goces.
0:18:57 Pero Adán quería volver al paraíso porque era su casa.
0:19:01 Era su casa.
0:19:03 Se había criado allí, aunque dicen que estuvo un día.
0:19:09 Así que está bien también dedicarse lo Adán,
0:19:14 que tiene que ver con el tango, porque Adán fue hecho de tierra.
0:19:19 Fue hecho de tierra.
0:19:21 Adán era colorado.
0:19:25 Quizá fue hecho de tierra colorada.
0:19:28 Es muy probable que la más abundante en casi todas partes menos aquí.
0:19:34 No todo el mundo tiene hummus.
0:19:37 Bien, y tenemos entonces el tango, tierra querida.
0:19:43 Tierra querida.
0:19:45 ¿Habla de esto?
0:19:46 Habla de esto.
0:19:47 No tiene letra, pero uno adivina,
0:19:50 que es una letra que está construida con el mismo material
0:19:54 y los mensajes borrados de nuestros celulares.
0:19:59 Con un material que alguien ha conocido alguna vez, pero que ya se ha olvidado.
0:20:04 Ese es la forma de construir la letra de tierra querida.
0:20:09 La escucharemos por la orquesta de Horacio Saigán en este mismo momento,
0:20:15 cuando yo diga uno, uno.
0:20:54 La orquesta de Horacio Saigán
0:20:59 es una de las más importantes en el mundo.
0:21:04 La orquesta de Horacio Saigán
0:21:09 es una de las más importantes en el mundo.
0:21:14 La orquesta de Horacio Saigán
0:21:19 es una de las más importantes en el mundo.

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