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9 de Mayo de 2013

Thomas Dover y el polvo de Dover

Transcripción automática

0:00:00 Continuamos.
0:00:02 ¿Qué tal amigos, cómo están?
0:00:03 Vamos a haber regalado unos chocolates.
0:00:05 Sí, y tenemos que ir para dar pegado al mandíbulo inferior.
0:00:13 Pero ahí ahí se va a llegar el agua también.
0:00:15 Bueno, estamos en el auditorio de Radio del Plata,
0:00:19 aquí en la calle Gorrite, 5.963.
0:00:21 Mañana también estaremos aquí, pero lunes, no.
0:00:25 Porque el lunes haremos el programa en Venado Tuerto,
0:00:29 en el marco del Festival Nacional del Teatro.
0:00:32 Es una movida muy importante que se acercí toda la semana próxima.
0:00:37 Van a aceptar todos los actores de teatro de la Argentina van a estar en Venado Tuerto.
0:00:41 Sí, muchos elencos de todo el país, además de las provincias.
0:00:44 ¿Y del mundo?
0:00:45 No, no, del mundo, no, señor, el Festival Nacional.
0:00:47 Sí, acá me dicen que sí.
0:00:49 Del mundo, por ejemplo...
0:00:51 James Cowan, el actor del flim peligro supremo.
0:00:55 El flim peligro supremo.
0:00:57 Sí, señor, muy bien, James Cowan.
0:00:59 Que en un momento el corte de pelo se lo hizo un peluquero argentino,
0:01:03 que después a todo el mundo le cortaba el corte de peluquero.
0:01:06 Después no, cambió porque se hizo un tornillo.
0:01:08 Le puso muy blanco el pelo y hacía otras clases de papel, de pantalón.
0:01:13 Un poco exageradas.
0:01:15 El recuerdo para James Cowan, que va a estar...
0:01:18 Flim peligro supremo, no va a estar en Venado Tuerto.
0:01:21 Va a estar en Venado Tuerto, sí, sí.
0:01:23 A veces de James Bond, ¿no?
0:01:26 Señores, vamos a hablar de algo.
0:01:32 Esto empieza, no sé, porque le falta el principio a esto.
0:01:36 Supongo que empieza con Robinson Crusoe.
0:01:39 Y hubo alguien que inspiró a The Fault.
0:01:48 Y fue un señor llamado Alexandre Selkirk
0:01:54 que se quedó solo en la isla Juan Fernández.
0:01:59 El verdadero Robinson.
0:02:02 Y el hombre que lo rescató de esa isla se llamaba Thomas Dover.
0:02:08 Lo rescató en 1709.
0:02:11 Iba capitaneando un barco con patente de corso, Luke.
0:02:17 En verdad, parece que Alexandre Selkirk
0:02:21 había sido castigado por sus compañeros de embarcación
0:02:25 que lo habían dejado en la isla.
0:02:27 En esta historia, como acabo de decir,
0:02:29 se basó Daniel The Fault para escribir el Robinson.
0:02:32 En 1710, Selkirk y Dover llegaron a Londres
0:02:37 con un cuantioso botín.
0:02:39 Parece que anduvieron afanando por ahí.
0:02:42 Después se dice que Selkirk vendió su historia a The Fault.
0:02:46 Y en cuanto al otro, el capitán Dover,
0:02:50 pretendió ser médico, pero más bien era un sanador,
0:02:53 hay uno de todos estudios,
0:02:56 y empezó a fabricar un medicamento nuevo.
0:02:59 De eso hablaremos hoy.
0:03:01 Este medicamento era una mezcla de opio y pepacuana
0:03:05 que se vendió durante muchos años en frascos
0:03:08 con el nombre de polvo de Dover.
0:03:11 En pequeñas dosis, aquellos polvos,
0:03:15 curaban todas clases de dolores.
0:03:18 Y Dover, entusiasmado,
0:03:21 empezó a resentar contra la budacia dosis mayores.
0:03:27 Los boticarios advertían a su cliente
0:03:31 que hiciera un testamento antes de tomar aquella medicina.
0:03:36 Cuando aparecieron las prescripciones homicidas,
0:03:41 digo estas, ya hacía en verdad unos 60 siglos
0:03:45 que se usaba el opio, el jugo seco de amapola.
0:03:50 De los humedios había pasado a los egipcios
0:03:54 y de estos a los árabes, de así lo tomaron los portugueses,
0:03:58 los ingleses, y estos últimos lo impusieron a los chinos.
0:04:03 Los chinos fueron entonces los últimos en recibir
0:04:06 o en producir masivamente el opio.
0:04:09 Durante los 60 siglos, el opio hizo posible y tolerable
0:04:14 la práctica de la medicina, porque era la única droga
0:04:18 capaz de suprimir el dolor y producir sueño
0:04:22 con relativa facilidad.
0:04:24 Pero este hombre, capitán Dover, puso fin a esto,
0:04:27 al menos en Inglaterra.
0:04:30 Las dosis que empleaba eran excesivas
0:04:33 y los resultados terribles.
0:04:35 Por otra parte, a veces el opio estaba adulterado
0:04:40 y se volvía inocuo.
0:04:42 Pero lo mejor que le podía pasar a los pacientes
0:04:45 era que el opio que le vendieran fuera pulero.
0:04:49 Como consecuencia de esto, medio siglo después
0:04:52 de la aparición de capitán Dover, surgió una generación de médicos
0:04:56 que había aprendido de sus maestros
0:04:59 que era mejor olvidarse del opio.
0:05:02 Por un tiempo fue preferible que los pacientes gritaran
0:05:05 antes de someterlos a un sueño
0:05:08 del que quizá no iban a regresar.
0:05:11 Desde la antigüedad las dosis de opio no podían precisarse.
0:05:15 A veces era puro y virulento, a veces inoperante.
0:05:20 La ingesta del opio era a suerte y verdad.
0:05:24 A fin de siglo XVIII, un muchacho llamado Friedrich Sertürner
0:05:30 empezó a estudiar en la Real Farmacia de Paderborn,
0:05:35 una pequeña ciudad alemana.
0:05:38 Entró como ayudante de un tal Kramer.
0:05:41 Sertürner aprendió rápidamente a separar fármacos,
0:05:46 a preparar recetas y a tipificar los artículos de la bótica
0:05:50 en largas listas con nombres latinos.
0:05:54 Aquel sitio entregaban para el dolor un opio nada puro
0:06:01 que no ayudaba mucho a los doloridos.
0:06:03 Kramer y su discípulo recibían quejas por los nulos resultados.
0:06:08 Sertürner se puso a indagar y consigió dar precisión a las dosis,
0:06:16 aislando del opio puro un derivado.
0:06:20 Entonces tenía Sertürner 20 años.
0:06:24 Lo que consiguió en verdad fue aislar del opio unos cristales
0:06:28 contenidos dentro de la planta que provocaban un profundo sueño.
0:06:34 Según todos los textos, las plantas y sus derivados
0:06:38 no contenían, dicho Alcalis, pero en realidad estaban equivocados.
0:06:43 Sertürner intentó precisar los efectos de aquel derivado
0:06:48 con unos experimentos bastante torpes.
0:06:51 Obligó el primer perro que encontró en la calle
0:06:54 a tragarse aquella sustancia.
0:06:57 El perro murió después de dos días.
0:07:00 Redujó la dosis a la mitad.
0:07:03 Otro perro murió en coma.
0:07:06 Después de varios perros, dio con la cantidad adecuada.
0:07:10 Escribió entonces eludito Tronsdorf lo siguiente.
0:07:14 Tengo la carta.
0:07:15 Es original esta carta.
0:07:17 Este bárbaro.
0:07:19 Señor Tronfort, he tenido la suerte de encontrar en el opio
0:07:23 una nueva sustancia.
0:07:25 El señor elemento narcótico específico del opio,
0:07:29 el principio un somnífero.
0:07:32 El profesor Tronsdorf lo humilló.
0:07:36 Publicó en la universidad el informe de Sertürner,
0:07:42 pero agregó al final.
0:07:44 Estos experimentos mantienen sus gestiones muy interesantes,
0:07:47 pero de ningún modo podemos considerar
0:07:49 que la investigación sobre el opio está terminada.
0:07:53 En 1806, Sertürner se instaló en la ciudad de Heimbeck,
0:07:58 al sur de Hannover.
0:08:00 Por un tiempo se dedicó a la construcción de caniones,
0:08:03 dejando de lado el opio.
0:08:05 Nada que ver.
0:08:07 Tiempo más tarde continuó con sus estudios.
0:08:10 Hizo entonces algo muy audaz.
0:08:12 Reunió a tres mendigos del pueblo.
0:08:15 Pasó de los perros a los mendigos.
0:08:17 Ya los liquidó a todos los perros.
0:08:19 Esto, un encuentro nocturno en su laboratorio,
0:08:21 ofreció una porción de su preparado.
0:08:27 Y para tranquilidad de los visitantes,
0:08:30 advirtió que él también la tomaría.
0:08:33 Todos, todos.
0:08:35 ¿Lo vamos del otro lado o no?
0:08:37 Sertürner vio que los niatos se volvían pálidos y sudorosos.
0:08:43 Dos se quejaron de creciente torpesa.
0:08:48 El propio Sertürner se sentía mareado,
0:08:51 pero asentía con la cabreza y sonreía para darle confianza al resto.
0:08:56 Ah, medio boleado.
0:08:58 Poco después uno cayó al suelo y comenzó a roncar.
0:09:02 Otro intentó levantarse, pero se desplomó la silla y se durmió.
0:09:06 El último quiso huir,
0:09:08 pero a mitad de camino se sentó estúpidamente en el suelo
0:09:11 y se echó a dormir.
0:09:13 Sertürner tomaba nota hasta que él mismo
0:09:17 cayó dormido.
0:09:19 Unas horas más tarde,
0:09:22 Sertürner recobró la conciencia
0:09:26 y vio confusamente que los tres hombres aún dormían.
0:09:30 Vio también que tenían la piel un poco verde.
0:09:35 Se asustó y para revivirlos les hizo absorber vinagre.
0:09:41 Tuvo suerte, aunque débiles y nauseosos,
0:09:45 los muchachos regresaron a sus casas.
0:09:48 Luego del experimento, Sertürner redactó un nuevo informe.
0:09:52 Dio entonces nombre a este derivado.
0:09:55 Recordando a Morfeo, el Dios del sueño,
0:09:59 lo llamó Morfina.
0:10:02 El informe recorrió varias academias
0:10:05 que más felicitó a Sertürner
0:10:07 fue el físico químico de la Sorbonna,
0:10:09 el famoso Joseph Gailusak.
0:10:14 Gailusak es un científico francés
0:10:18 a quien se le cayó una silla de un lobo
0:10:21 y la silla cayó cerca de una parroqueta
0:10:24 y crean que era un milagre.
0:10:26 Hay una calle en París muy importante
0:10:28 que va desde el Boulevard Saint-Michel
0:10:31 hasta el Pantéon y en la esquina de Saint-Michel
0:10:35 y Gailusak, yo comía sanguche de mortadella.
0:10:41 La primera vez que fui a París.
0:10:44 Y después volví a París
0:10:46 pero ya con mis hijos, esos que usted conoce,
0:10:49 la quena.
0:10:51 Y fuimos y comimos sanguche de mortadella.
0:10:54 ¿En el sigo están los mismos lugares?
0:10:56 Sí, y después fuimos una tercera vez
0:10:59 y ya no estaban.
0:11:01 Entonces nos miramos...
0:11:04 ¿Qué diría Don Cosme?
0:11:06 Y París me lo mismo.
0:11:09 Había, no sé si un Macdonald...
0:11:16 Recomendó Gailusak
0:11:19 a todos los científicos conocidos
0:11:21 que les dieran el informe
0:11:23 que pronto se hizo famoso.
0:11:25 Aparecieron disputas por la patente del descubrimiento
0:11:28 y estas disputas arruinaron la vida de Sir Turner.
0:11:33 Los hombres más rápidos que él
0:11:38 le ganaron de mano
0:11:41 y después de una terrible batalla por la precedencia
0:11:45 Sir Turner no fue capaz de soportar aquella competencia.
0:11:49 Uyó a Hamelin, vivió 20 años amargado.
0:11:52 Nadie lo reconocía.
0:11:54 La morfina que se había empezado a usar de modo muy efectivo
0:11:57 parecía haber existido siempre.
0:12:00 Él decía, yo inventé la morfina y tú dije, no, no.
0:12:03 A los 57 años Sir Turner comenzó a sufrir terribles dolores,
0:12:08 pero no pudo usar su propia medicina.
0:12:12 Estaba tan débil que no podía tomarla
0:12:14 y todavía no existía la aguja hipodérmica.
0:12:17 Sir Turner murió sin amigos ni opio en 1741.
0:12:22 Mucho después, en 1832, el doctor Alexandre Gould
0:12:27 inventó la aguja hipodérmica y comenzó a usarse la morfina inyectable.
0:12:32 Pero el pobre doctor Gould pagó caro su descubrimiento.
0:12:36 La esposa se enfermó de un extraño mal, que no era tan extraño.
0:12:41 Fue la primera morfinómana que adquirió la vico inyectable
0:12:44 y murió por eso.
0:12:47 Así que dedicamos esto a Sir Turner, a Gould,
0:12:51 a un coche de la calle Guy Luzak, a Robinson Crusoe,
0:12:58 a Wicky Collins, que escribió la Piedra Lunar, una extensa novela.
0:13:03 En realidad, le escribió entre otras cosas para aburrarse del autor del Robinson Crusoe,
0:13:09 Daniel DeFoe, porque había un personaje en aquella novela,
0:13:12 la Piedra Lunar, considera también como la primera novela policial, quizá.
0:13:17 Y el personaje se llamaba Betrex, y creía que el Robinson Crusoe era la Biblia,
0:13:23 y que todos los problemas de la humanidad se resolvían leyendo y consultando el Robinson.
0:13:28 En realidad, lo que sucediera, que Collins detestaba a DeFoe.
0:13:34 Cuando leí eso, también me lo creí.
0:13:39 Digo, cuando leí la Piedra Lunar,
0:13:42 pensé que el Robinson...
0:13:46 Pero bueno, pensé.
0:13:49 Volvieron a comer un sándwich de mortadela, acompañado de quienes no habían nacido,
0:13:54 cuando uno los comió la primera vez, es una experiencia fuerte.
0:13:57 Y después, comprobar que esos sándwiches han desaparecido es una insanidad.
0:14:02 No sé de qué...
0:14:04 No sé quién.
0:14:06 Eigo la discutí.
0:14:09 Sí, la morfina.
0:14:14 Nada menos.
0:14:17 El sándwichero no, el discotecario.
0:14:23 Me dijo que en realidad se surtía con sangajol.
0:14:28 Y que no le viniera con morfina ni con cosas raras.
0:14:33 Pero le tiene que dar un disco y se terminó, señor.
0:14:36 Que me ha llevado.
0:14:38 Y se cayó dormido.
0:14:41 ¿Y qué disco le dio?
0:14:42 Me dio un disco que se llama Sueño.
0:14:45 Sueño, sueño querido en realidad.
0:14:47 Que es un bellísimo tango, que habla el sueño provocado por el opio.
0:14:53 En realidad lo disimula totalmente.
0:14:55 Imagínense, son temas delicados, no vamos a empezar a hablar de estas cosas.
0:14:59 La búsica y la gana.
0:15:01 Sueño querido, canta con todo disimulo.
0:15:04 Y no lo perder.
0:16:04 Por eso cuando llega mi arma lúgua, me doblaré.
0:16:08 De las campanas me dan ganas de rezar.
0:16:12 Sueño querido, ha pasado tu carrosa.
0:16:18 Para siempre ya te ha sido y no borbarás.
0:16:35 Quise ser bueno y solo fui romántico, quijote para el mundo.
0:16:40 Que se río de mí.
0:16:43 En la mitad y en el amor fui terallionado.
0:16:46 Y en la mitad del techo, me dejé la buena dolor.
0:16:50 Todo ilusión tan solo fue.
0:16:53 No es el fumo con la primera tarea de la pared.
0:16:58 Casi me pierdo en esa noche oscura.
0:17:02 Soñando en la altura pero desperté.
0:17:06 Sueño querido, debitierna y deja cubierto.
0:17:10 Fuiste espaldado por la debra y gratitud.
0:17:14 Todo me tenga de tu máquico e peletón.
0:17:18 El gel borroto da un triste soñador.
0:17:22 Por eso cuando llega mi alma lúgua, me doblaré.
0:17:26 De las campanas me dan ganas de rezar.
0:17:30 Sueño querido, ha pasado tu carroza.
0:17:37 Para siempre ya te ha sido y no borbarás.

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