Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza Serata Rible, estamos esta noche en el Galponsito, pero mañana no, mañana estaremos en La Rioja, en la feria del libro de La Rioja, así en el espacio cultural Castro Barros de la capital riojana.
0:00:17 El viernes vamos a estar en Tigre, en el teatro Ninima Rial, las entradas ahí están en Tiqueteque, y el sábado, si el sábado, no es que me esté equivocando, el día de la independencia, el bicentenario de la independencia estaremos en Ramos Mejía, en el teatro Don Bosco, ahí las entradas están en la boletería del citado teatro.
0:00:42 Y bueno muy pronto vamos a ir a Corrientes y así, y a otros lugares.
0:00:46 ¿Y qué más? ¿Qué otras noticias te dede?
0:00:48 Que estaremos en Córdoba también el 25 de agosto, eso allá bastante más adelante, estaremos en San Martín, provincia Buenos Aires, ¿de qué otro lugar me estoy olvidando? Desmontómos.
0:01:02 Pero Montevideo creo que es cerca de fin de año, pero vamos a ir a Montevideo nuevamente, ya tuvimos en Montevideo.
0:01:09 Sí, ya volvimos en Montevideo.
0:01:11 Bueno, sí, pero bueno, pregunta, no es para ponerse así, ya preguntamos.
0:01:16 ¡Qué barbaridad!
0:01:18 Hablaremos de el Suti, una extraña costumbre de la India, y es aquel sacrificio que hacían las mujeres luego de la muerte de su esposo.
0:01:34 Las viudas se arrojaban a la pira funeraria en donde se consumía el tipo y morían abrazadas por el fuego.
0:01:44 Eso sucedía solo en las castas superiores, pricisas o esposas de hombres ricos.
0:01:51 Después, las mujeres de castas inferiores se entregaban aquella práctica solo por excepción, incluso con la esperanza de conquistar una gloria póstuma o de merecer un monumento suntuoso en el lugar mismo de sacrificio.
0:02:09 Pero en general las viudas pobres no se sometían al Suti.
0:02:15 Pero, aún las que no se sometían no podían volver a casarse.
0:02:22 Bueno, las que se sometían al Suti tampoco podían volver a casarse.
0:02:28 Si lo hacían, me refiero a las que no se inmolaban, caían en el desprecio público y perdían todas las promesas que la religión reservaba para el mundo futuro.
0:02:42 Lo aconsejable, o joven borrega que escuchas este programa, era que se retiraran a una vida austera las viudas, en la que debían alimentarse de vegetales y no volver jamás a pronunciar un nombre de varón, como por ejemplo este.
0:03:03 ¿Cuál?
0:03:05 Ramón.
0:03:07 Sí, cualquier otro.
0:03:09 O cualquier otro. Digo Ramón disculpe y se levanta un señor con el Ramón y me pregunta qué me está pasando o qué tengo con él o lo que sé.
0:03:20 Antes de hablar de este sacrificio, vale la pena contar la negación de las mujeres hacia sus maridos en aquella sociedad.
0:03:34 Había que ser, deberías que ser bullar negado. A los hombres de la India les gustaban las arnegadas.
0:03:41 ¿A usted qué clase de mena le gustan?
0:03:43 Las arnegadas.
0:03:45 El padre estaba obligado a casar a sus hijas sin esperar incluso la noobilidad, a cualquier edad.
0:03:54 Las leyes de Manu, de Manu Moreira, enumeraban toda una serie de matrimonios.
0:04:02 Desde el más augusto que era el de los brazamanes hasta el llamado matrimonio de los músicos celestes, calificación dada a los matrimonios gestados por amor,
0:04:14 que era lo que menos jerarquía tenía. Aquellas leyes declaraban también que la mujer estaba sometida a todos los instintos de la naturaleza y que carecía de las fuerzas necesarias para vencer.
0:04:29 Contra las muchachas ser... claro.
0:04:38 Imagínense una muchacha que era establecida como símbolo de la debilidad y contra esa debilidad se adoptaban medidas de precaución e incluso de represamia.
0:04:51 En la antigua legislación de Manu, la culpable edad ulterio, atención señora, moría devorada por los perros.
0:05:00 Y el cómplice se lo colocaba en una cama de hierro al rojo vivo.
0:05:07 Bueno, yo prefiero que me coma un perro que en una de esas quedas haciado antes de terminar su cometido, que no que me acuesten en una cama de hierro al rojo vivo, que me acuesten.
0:05:20 Igual después también se lo come el perro.
0:05:23 Las muchachas no podían recibir ninguna ocasión. Dependían siempre de alguien y debían mostrarse en eterna pasividad.
0:05:33 Eran mandadas, corregidas y todo lo que pedían a sus amos era que no las golpearan demasiado fuerte.
0:05:42 Si el amo lo hacía, pedían que dijera las partes más redondas de sus cuerpos.
0:05:48 Hablamos de matrimonios en las cuales las esposas eran muchas.
0:05:54 Un detalle, las mujeres del brahamán debían seguir las descripciones de las leyes de Manu, que son estas.
0:06:03 Dice la mujer de un brahamán ha de tener el cuerpo bien proporcionado, ha de pisar y andar como un cisne o como un elefante joven.
0:06:16 Ni los cisnes ni los elefantes jóvenes caminan bien, eran medio cayorra como quien dice.
0:06:27 El busto, disculpe, se debe hacer con amplitud y decoro.
0:06:34 Una de las dos cosas.
0:06:36 La demasiada amplitud casi no permite el decoro.
0:06:44 Es que viene de la metáfora del elefante.
0:06:47 Los brazos tienen que ser bien contorneados, como son los brazos mal contorneados.
0:06:53 Y los que quedan rectos como las patas de una mesa.
0:06:56 Y han de ser irreprochables.
0:06:59 Lo único que le falta es que le reprochen los brazos.
0:07:04 Vos que tenés brazos mal contorneados.
0:07:07 Es lo único que no hayan reprochado.
0:07:09 Ahora bien, los brahamanes, antes de morir, sugerían a sus esposas una abnegación que llegaba a tal punto de instarlas a que no los sobreviviera.
0:07:22 El tipo estaba a punto de morir y dice, por favor no me sobrevivas.
0:07:26 Los brahamanes decían que aquellas mujeres que se sacrificaban,
0:07:31 las conseguían habitar en el cielo durante algo así como 35 millones de años.
0:07:41 Ah, pues un buen negocio.
0:07:43 Un poco cansador.
0:07:45 Dice, este número de años, miren qué prolijo este dato,
0:07:48 es igual al número de poros que según los brahamanes hay en el cuerpo humano.
0:07:53 35 millones.
0:07:54 Si, 35 millones de poros, según el brahamanismo, no según el textil.
0:08:00 Sí.
0:08:01 Bien, creían los brahamanes que este sacrificio purificaba a tres generaciones sucesivas.
0:08:09 Aunque el esposo hubiera cometido los peores delitos.
0:08:13 El hombre era perdonado en el cielo por la inmunización de la viuda.
0:08:17 Ah, mira bueno.
0:08:19 Mira.
0:08:20 Y si usted fue muy malo señor, pero como se sacrificó su mujer,
0:08:27 a instancia suya por atraparse, lo cual hacía doblemente malo.
0:08:32 Está todo pago por tres generaciones.
0:08:34 Sí, está todo pago.
0:08:35 Los hombres somos los peores.
0:08:38 El suti se practicó en todo el Hindostán de una manera regular hasta el año 1824.
0:08:46 Se creía que las esposas y dubes se arrojaban voluntariamente a las llamas,
0:08:51 pero en realidad no estaba a su alcance evitar aquel suplicio.
0:08:57 La costumbre arraigada, el pundonor, el temor a ser blipendiada,
0:09:05 bueno, hacían de esta resignación una especie de deber.
0:09:09 Si alguna intentaba sustraerse a esta muerte,
0:09:13 sus propios padres la obligaban a morir a fin de conservar la dignidad de la familia.
0:09:20 Cuando se veía que una estaba a punto de no someterse al suti,
0:09:25 se le administraba un brebaje embriagador denominado Hang,
0:09:32 una infusión hecha a base de lino y ópio.
0:09:39 Sus propiedades narcóticas eran capaces de disipar todo temor.
0:09:45 Un ejemplo.
0:09:47 En 1710, cuando murió el príncipe de Maraba, que tenía más de 80 años,
0:09:54 sus 47 mujeres se tiraron a la hoguera,
0:09:59 esto es una crónica que está perfectamente documentada,
0:10:02 se tiraron a la hoguera que consumía los retos mortales del neato,
0:10:07 lo hicieron adornadas con pedrerías y coronas de flor.
0:10:11 Dieron varias vueltas alrededor de la pira, dice el informe,
0:10:15 me imagino que antes, antes de tirarse,
0:10:21 la principal de ellas, de las esposas,
0:10:25 llevaba la espada del difunto, e incluso le dijo unas palabras al heredero a su hijo,
0:10:31 y antes de arrojarse al fuego, invocó a los dioses y dijo,
0:10:35 nada debe retenerme en este mundo,
0:10:38 yo solo me quedo a seguirte, le dijo al marido, y se mandó.
0:10:43 Después le siguieron las otras, pero una asustada,
0:10:47 esto es 1710, le imploró a un soldado cristiano, inglés,
0:10:52 para que la salvara, dice la crónica.
0:10:55 El soldado se estorbó de tal manera que sin querer empujó a la suplicante
0:11:01 y le hizo caer en el puro.
0:11:05 Cuando los cuerpos se consumieron,
0:11:07 los asistentes tomaron algunas cenillas que servían de tal y mal.
0:11:12 Más tarde se levantó un templo en el lugar
0:11:16 y se déificó, de si se convirtió a esas mujeres, en dioses.
0:11:22 A lo largo de todos los ríos de la India, tanto el Indo como el Ganges,
0:11:28 como el Brahmaputra, hay cientos de templos dedicados a las viudas que se sacrificaban.
0:11:37 Por espacio de muchos años, los ingleses asistieron impasibles,
0:11:43 e incluso oficialmente, a estos suicidios.
0:11:47 Los funcionarios de la colonia explicaron su actitud
0:11:52 por el compromiso contraído de no intervenir en los ritos religiosos de los pueblos
0:11:59 puestos bajo su protectorado.
0:12:02 Es decir, cuidaban los derechos humanos.
0:12:09 Una forma de definir los derechos humanos es
0:12:13 que son aquellos cuyo incomplimiento justifica la intervención en el derecho internacional.
0:12:23 Sin embargo, la administración de Lord William Bendick prohibió el suntifinalmente.
0:12:32 Y contemos para terminar un extraño suceso.
0:12:36 En 1829, el cononel Sliman, jefe del Districtor Jubulpore,
0:12:43 recibió una petición firmada por unos brahamandes del lugar,
0:12:48 solicitaban permiso para que la viuda, de uno de sus parientes,
0:12:53 pudiera ocupar un sitio en la hoguera destinada a quemar el cuerpo de su marido.
0:12:58 Ya se había...
0:13:01 No te sé que el 1824 fue la última vez que se hizo oficialmente.
0:13:05 Esto es 1829.
0:13:07 Sliman negó la autorización y entonces la viuda amenazó con dejarse morir de hambre.
0:13:13 Sliman la recibió e intentó convencerla de no sacrificarse.
0:13:18 La muchacha no aceptó el consejo y dijo,
0:13:22 no hay en mí, todos tienen la misma voz.
0:13:25 No hay en mí más que un poco de tierra que deseo mezclar con la celiza de mi marido,
0:13:32 puesto que mi alma me ha abandonado.
0:13:35 El fuego no producirá ningún dolor a mi cuerpo.
0:13:39 Si dudáis acerca de un brasero y veréis cómo se consume mi brazo
0:13:45 sin que mis labios exhalen la más mínima queja.
0:13:50 El coronel, viendo que no había forma de tenerla, se dio.
0:13:56 Pero exigió al jefe de la familia que se comprometiera por escrito
0:14:01 a no permitir en lo sucesivo aquella costumbre.
0:14:06 La viuda, cuando supo que la autoridad le permitía realizar sus deseos,
0:14:12 mostró gran alegría.
0:14:14 Y cuando llegó a la hoguera, donde llegó marcando una hoja de vétel,
0:14:23 arrojó las flores y el collar que llevaban,
0:14:29 recitó en voz bajo una invocación, se tiró a las llamas,
0:14:35 sin lanzar ni siquiera un grito.
0:14:41 No tengo más nada que verse.
0:14:44 No, no está bien.
0:14:48 ¿Pasó por la discoteca o algo?
0:14:50 He ido a la discoteca y cada vez que hablamos de fuego
0:14:56 me dan una versión de A Fuego Lento.
0:15:00 Pero también recuerdo haber escuchado la danza del fuego
0:15:04 y ninguna otra cosa más.
0:15:07 Vamos a escuchar la versión de Juanjo Dominguez
0:15:11 que es un tango que ustedes saben.
0:15:13 Es que Horacio Salgan fue compuesto cuando el maestro Salgan
0:15:17 síntiró de la existencia del sulti,
0:15:20 el sirviza de costumbre de las mujeres de la India,
0:15:23 de involarse en la pira funeraria de su parís.
0:15:26 ¿No parece que no?
0:15:27 La impresión que recibió el maestro Salgan
0:15:31 y la recricada en este tango que todos conocen.
0:15:38 Pero no con acordeón.
0:15:41 No, no.
0:15:50 Dígame si eso no es el sulti.
0:15:52 No, no me resuena eso, no lo sé.
0:15:55 Me parece que Salgan está noticiado de este tema de la India,
0:15:59 no lo sé.
0:16:00 No.
0:16:02 Creo que no, no sé quién le contó eso.
0:16:06 A mí me lo contó...
0:16:08 Me lo contaron acá en la discoteca.
0:16:11 ¿Le están tomando el pe?
0:16:12 ¿Le parecen que ustedes queden en la radio al aire
0:16:14 y digan cualquier papá?
0:16:15 Vamos a escuchar entonces a Juanjo Dominguez,
0:16:19 nuestro guitarrista de cabecera,
0:16:22 tocar este tango de Horacio Salgan a fuego lento.
0:16:26 Allá.
0:19:38 Alá.
0:19:46 Alá.
0:19:51 Era Juanjo Dominguez, en la velcansa será terrible,
0:19:55 a fuego lento.
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