Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza Serata Arriba, estamos en el auditorio de Radio del Plata,
0:00:07 en la calle Gorriti 5963, mañana insistiremos aquí a la medianoche, les recordamos que
0:00:12 este programa se hace con público presente y que la entrada es libre y gratuita.
0:00:17 Sí, no se dejen sorprender por personas inesclúpulosas.
0:00:23 Sí señor.
0:00:27 Hablaremos hoy de encuentros entre pintores y poderosos, una breve colección de anécdotas
0:00:39 que involucran a pintores de gran talento y a príncipes o personas de mucho poder.
0:00:48 Así que empecemos con estas historias.
0:00:53 Claro, siempre se daba una relación rara entre los reyes, los príncipes y los tipos
0:00:58 que los pintaban.
0:01:00 Imagínense, ¿no?
0:01:04 El poderoso tenía derechos sobre el pintor y si no le gustaba el retrato, la cabeza del
0:01:13 artista peligraba.
0:01:18 Vamos a la primera historia.
0:01:21 Los ejércitos napoleónicos tuvieron que retirarse de España por las derrotas sufridas ante
0:01:27 un ejército regular formado por soldados británicos, portugueses y españoles.
0:01:35 Ese ejército estaba capitaneado por Arthur Westling, más conocido como el duque de Wellington,
0:01:43 para retirarse de España de las tropas francesas que hicieron llevarse unos cuantos recuerdo.
0:01:52 Entre ellos las colecciones pictóricas que se conservaban en los palacios reales.
0:01:58 El ejército del duque de Wellington recuperó muchas de esas obras y en agradecimiento,
0:02:04 Fernando VII, el rey de España, le regaló al general inglés una selección de los cuadros
0:02:11 que él había recobrado.
0:02:13 Figuraban más de 80 obras que hoy están justamente en el museo Wellington en Londres.
0:02:21 Además de los cuadros, Wellington recibió el título de duque de ciudad Rodrigo.
0:02:30 Fue grande de España y se le entregó un latifundio en Andalusia.
0:02:37 También se le otorgó la posibilidad de ser retratado nada menos que por Francisco de Goya.
0:02:44 Wellington, que era muy aficionado a la pintura, sabía que Goya era un genio.
0:02:49 Entonces muy entusiasmado se presentó en lo de Goya, acompañado de su ayudante, el general Ábala.
0:02:59 Parece que Goya no estaba muy contento con el encargo.
0:03:04 Sus ideas estaban lejos de Fernando VII y de Wellington.
0:03:10 Y encima este Wellington le caía un poco grueso, le caía mal.
0:03:15 El caso de que Goya hizo un retrato de Wellington y al general no le gustó.
0:03:20 Dijo que era un mamarracho.
0:03:22 Y entonces empezó una discusión.
0:03:25 El inglés argumentaba los gritos en su idioma y Goya naturalmente insultaba en castellano.
0:03:33 Y nadie podía tranquilizarlos.
0:03:37 En un momento Wellington tomó esa espada y Goya le contestó agarrando un par de pistolas que siempre tenían en el estudio.
0:03:46 Bueno, y el general inglés fue sacado de la casa del pintor por el general Ábala,
0:03:53 mientras Goya tiraba unos cuantos tiró al aire.
0:03:56 Y así terminó aquel encuentro en el que Francisco de Goya trató de aniquilar
0:04:03 al que después iba a ser el vencedor de Báterlo.
0:04:08 Otro encuentro extraño tuvo lugar entre el rey Luis II de Baviera
0:04:12 y una escultora que se llamaba Elizabeth Ney, que era la sobrina nieta del mariscal Ney,
0:04:19 uno de los maricales preferidos en Napoleón.
0:04:25 Luis II de Baviera era un rey bastante extravagante,
0:04:32 que gastaba buena parte del herario público en construir castillos.
0:04:37 Construyó los castillos más hermosos que se conocen y se conservan, además.
0:04:42 Estaba bastante loco el neato.
0:04:46 Bien, y hemos contado aquí muchísimas historias sobre él.
0:04:54 El caso es que esta chica, Elizabeth, era escultora y en 1867,
0:05:02 presentó en una exposición internacional de París unos gustos de Bismarck y de Garibaldi,
0:05:13 que fueron muy elogiados.
0:05:16 Y como muchas otras mujeres, Elizabeth estaba fascinada por la belleza del rey Luis II,
0:05:22 que era muy lindo, era lindo, y decidió conocerlo.
0:05:28 Cuentan que Luis ya estaba acostumbrado a este tipo de asedios, de sus admiradoras,
0:05:35 de modo que no le llamó mucho la atención, la escultora.
0:05:40 Hay que decir, ante continuar adelante, que a Luis no le gustaban las damas.
0:05:47 Después de muchos ruegos, Luis le dio a Elizabeth la posibilidad de trabajar en una escultura de él,
0:05:59 pero no quería recibirla.
0:06:02 Bueno, dijo la tipa, y sí, no te puedo ver cómo creí que haga la escultura.
0:06:07 La tipa volvió a insistir, bueno, lo hizo con tanta intensidad que Luis aceptó,
0:06:12 pero puso dos condiciones.
0:06:14 Y ya no debía hablarle mientras trabajaba, y tampoco debía tocarlo ni medirlo.
0:06:23 Se juntaron, Elizabeth vio al rey, y se concentró en su trabajo porque adivinó que no iba a poder
0:06:31 conseguir ninguna clase de interés de parte de él.
0:06:34 Y los encuentros se aburrían muchísimo al rey, permanecía sentado con una mirada perdida,
0:06:41 y Elizabeth, que sabía que en esas condiciones no iba a poder sacar nada,
0:06:46 se arriesgó, y en uno de los encuentros tomó un libro de Gete,
0:06:51 y como pudo empezó a leerle al rey en voz alta,
0:06:56 y el humor de Luis II empezó a cambiar.
0:06:59 El resultado de aquellas sesiones fue la única estatua de tamaño natural de Luis II que sobrevivió.
0:07:07 O sea que gracias a la lectura de Gete pudo conseguir alguna colaboración de Luis II.
0:07:13 Otro historio.
0:07:15 Vicente de Gonzaga, que gobernaba en Mántoba,
0:07:19 los Gonzaga en Mántoa, los Foros en Milán, los Deste en Ferrara,
0:07:27 los Médici en Florencia,
0:07:29 recuerda todas esas ciudades de cuando los italianos no eran los italianos de Uniti,
0:07:37 y que eran familias que dominaban en cada ciudad.
0:07:42 Bueno, los Gonzaga estaban en Mántoa,
0:07:44 y Vicente tenía como pintor de corte nada menos que Rubens.
0:07:48 El duque de Gonzaga estaba casado con una prima de María de Médici,
0:07:53 por lo que tuvo la suerte de ser invitado a la boda de María de Médici con Enrique IV de Francia.
0:08:03 La segunda esposa de Enrique IV de Francia,
0:08:09 la primera, I, I, Margo de Valois.
0:08:12 Bueno, el caso es que lo invitaron a Rubens,
0:08:19 lo invitaron a la boda,
0:08:21 y estaba muy emocionado Rubens,
0:08:25 porque le habían encargado pintar el retrato de los novios en el momento especial del encuentro.
0:08:33 No se conocían los novios.
0:08:36 Entonces Enrique vino de Francia,
0:08:39 María de Florencia,
0:08:41 y bueno, lo invitaron a Rubens,
0:08:43 y decía ahora voy a pintar esto.
0:08:45 Una foto, perdón.
0:08:47 Como la foto oficial.
0:08:51 Giga era cometido italiana,
0:08:55 y Enrique IV no estaba,
0:08:59 se había ido con una mera.
0:09:03 Su amante, fue a dar una vuelta, dijo.
0:09:07 Apareció ocho días más tarde.
0:09:11 Así que el cuadro del encuentro no se hizo,
0:09:16 el que más sufrió fue el pobre Rubens.
0:09:19 Y otro que fue también el retrato fue Tiziano,
0:09:24 pintó a Carlos V y a la emperatriz Isabel de Portugal,
0:09:27 pero sufría mucho cuando recibían encargo de algún poderoso.
0:09:31 Dicen que antes de comenzar a retratar a un rey,
0:09:33 rezaba y hacía testamentos.
0:09:36 Y cuando le preguntaba el motivo de esta escena,
0:09:40 él respondía que en cada retrato
0:09:42 se jugaba la reputación, pero también la vida.
0:09:44 Tiziano decía que la ejecución de un retrato
0:09:47 suponía conseguir la satisfacción de un tirano
0:09:51 sobre su figura,
0:09:54 y no siempre era posible.
0:09:58 Contemos para terminar que la reina Victoria de Inglaterra
0:10:02 tuvo sus retratistas en la corte.
0:10:05 Dice el cronista que Victoria sabía muy bien
0:10:07 que por su belleza no tenía muchas chances
0:10:11 de que alguien perdiera la cabeza.
0:10:13 A fin de siglo XIX, algunos fotógrafos
0:10:16 andaban por Buckingham,
0:10:18 ella se ofrecía en disconformidad
0:10:22 ante esos primeros fotógrafos.
0:10:24 Aparecía siempre con cara denojada.
0:10:27 Es que prefería los pintores,
0:10:29 porque el pintor tenía como ventaja
0:10:32 la posibilidad de mejorar lo que veía.
0:10:34 Había un escultor de Osborn,
0:10:37 que se llamaba Joseph Durkheim,
0:10:41 y que hizo un busto de la reina Victoria.
0:10:45 Cuando la obra apareció terminada,
0:10:47 se la mostraron a la reina,
0:10:49 y la reina se acercó hasta el taller,
0:10:52 y sacó de la espalda y de los cachetes del boceto
0:10:56 una considerable cantidad de arcilla.
0:10:59 Parece que era medio robusta la reina,
0:11:02 y cachetona,
0:11:04 y sacó un buen medio kilo de arcilla.
0:11:07 Le hizo un cetro, poniendo.
0:11:09 Sí, trodenada.
0:11:11 ¿A quién quiere dedicar esta colección de historias?
0:11:15 Bueno, al amigo Goza,
0:11:19 que era muy malhumorado.
0:11:22 Hemos ido al discotecario,
0:11:27 y él me mostró un cuadro
0:11:30 que el mismo había pintado.
0:11:33 Ah, también pinta.
0:11:35 Era un paisaje...
0:11:37 No me salen, pero no hago retratos,
0:11:39 porque no me salen,
0:11:41 pero mire este paisaje,
0:11:43 un rancho con un árbol.
0:11:45 Yo le hice notar...
0:11:47 Me dio sí, el rancho con el árbol.
0:11:49 Claro, le digo que el árbol era muy grande.
0:11:52 Incluso había un paisano,
0:11:54 y en el fondo también era más grande que el rancho.
0:12:00 Y cuando yo dije eso,
0:12:03 dijo que eso no tenían a caber,
0:12:05 y que él lo sentía así,
0:12:07 me dice,
0:12:09 yo lo siento así,
0:12:11 siento que el paisano no podría meterse en ese rancho.
0:12:13 Lo siento así porque es así.
0:12:15 Esa era la verdadera pintura, me dice.
0:12:17 No, Miguel Ángel, todo eso.
0:12:21 Y le digo que la llevo acá en el corazón.
0:12:23 Lo importante...
0:12:25 Me dijo mientras se golpeaba.
0:12:27 Lo importante es que yo lo haga con sentimiento,
0:12:29 que se parezca.
0:12:31 No, medio simplicado.
0:12:33 Lo importante es lo que yo tengo adentro, que es la inspiración.
0:12:37 Se agarró y sacó un disco de tango,
0:12:39 y dice, ¿cómo se llama este disco?
0:12:41 Le digo, inspiración.
0:12:43 Bueno, ahí tiene y se fue.
0:12:45 Bueno, señor, un poco lateral.
0:12:47 Pero por suerte, me dejó...
0:12:49 Usted sabe que el tango de inspiración
0:12:51 son tangos un poco grandes y lo cuenten.
0:12:53 Que quizá no está bien visto.
0:12:59 Pero es que en los reglos...
0:13:01 Ah, bien, bien.
0:13:03 Un poco tonal.
0:13:05 O sea, algunos fuegos artificiales.
0:13:09 Ahora la gente para la edad negro no le gusta.
0:13:11 Sin embargo, ahora lo va a tocar
0:13:13 el mejor bandonionista que ha existido.
0:13:17 Que es nada menos que Roberto de Filippo.
0:15:03 ...como la venganza...
0:15:05 ...será terrible inspiración.
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