Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

13 de Febrero de 2009

Entrada de Enrique IV en París en 1584. Fanatismo de los subditos

Transcripción automática

0:00:00 Ayer hablamos de Catalina de Médici, del Escuadrón Volante, hablamos de Antonio de Borbón,
0:00:11 Rey de Navarra también él, o casado, por mejor decir, con la reina de Navarra, Juana de Albreth,
0:00:19 y cómo se convirtió al catolicismo enamorado de la bella Rue, que era integrante de este Escuadrón Volante
0:00:35 que tenía a Catalina de Médici. Y hablamos un ratito de que Antonio tenía un hijo, Enrique de Navarra,
0:00:45 que después fue Rey, pero que siguió perteneciendo, al menos por unos años más, al bando de los protestantes,
0:00:55 luchó como protestante, y este tipo era Enrique IV de Francia.
0:01:02 Como sabemos, para poder ejercer plenamente su condición de Rey, Enrique finalmente tuvo que convertirse.
0:01:11 Ganó muchas batallas, pero al final, para hacerse el cargo del trono de Francia, que había quedado vacante por la muerte
0:01:16 Enrique III, el último de la Dinastía Válvua, el tipo dijo, bueno, está bien, me convierto, oigo, misa, que es eso.
0:01:23 Pero cuando él entró en París, le costó entrar en París, por unas cosas vamos a explicar ahora,
0:01:31 hubo unos defiles, muchas fiestas, muchas fiestas, y ahí lo atacó un loco, Enrique IV, el famoso loco Yatel,
0:01:38 que estuvo a punto de matarlo a puñaladas. Enrique era Rey desde 1589, pero recién en 1594 pudo poner un pie en París.
0:01:48 Estuvo que derrotar primero a los hombres de la Santa Liga, que se oponían a su reinado,
0:01:54 pero antes de la entrada a París sucedió algo interesante.
0:01:59 El triunfo sobre las miembros de la Liga se produjo de un modo muy curioso y muy parecido a los procedimientos que señalamos ayer.
0:02:09 En la cercana localidad de Saint-Denis, ahí cerca de París, se encontraba Enrique deseoso de poder entrar en la capital.
0:02:18 Ya era Rey, pero todavía no podía entrar en la capital.
0:02:22 Sabiendo que más tarde o más temprano iba a entrar algunos ciudadanos de París iban a Saint-Denis para ver cómo era el Rey, de curiosos.
0:02:32 Estaban esperando que el Rey saliera a la calle y cuando el Rey salía ya era imposible pasear por las calles de Saint-Denis
0:02:41 y algunos aprovechaban esta circunstancia para palpar a las muchachas entusiastas que muchas veces regresaban a su casa deshonradas.
0:02:51 En aquellos años, y realmente hasta hace relativamente poco en la historia,
0:02:58 casi todos los amontonamientos, digo carnavales, desfiles y aún ejecuciones decriminales,
0:03:05 eran aprovechados por individuos poco escrupulosos para palpar, por lo menos, a las muchachas.
0:03:14 El caso es que de este mismo modo era aprovechado el paseo diario del Rey.
0:03:20 Una noche había una verdadera muchedumbre de personas apiñadas contra la puerta de la casa donde Enrique estaba cenando.
0:03:30 Todo el mundo se empujaba esperando a ver si podían espiarlo por una ventana que había
0:03:36 y en eso tanto empujaron que la puerta se dio y tras una pérdida general del equilibrio,
0:03:44 el grupo entero aterrizó adentro de la residencia y Enrique, que estaba morfando,
0:03:52 al ver a sus súditos tendidos en el suelo estalló en una carcajada y ayudó a las damas a incorporarse
0:03:59 y se quedó charlando con ellos.
0:04:02 En otra oportunidad, un grupo de mujeres de París viajó hasta donde el Rey jugaba un partido de pelota.
0:04:10 Los reyes jugaban muchos partidos de pelota y algunos de ellos se encontraban en la muerte de este modo.
0:04:16 ¿Areció el fútbol?
0:04:17 No, a la pelota paleta o a mano, pelota más.
0:04:20 Pero siempre se contaba la historia de un rey agitado que bebía agua fría y caía duro.
0:04:29 Me acuerdo de Luis X de Francia, me acuerdo del Juan Creo, el único hijo de los reyes cartólicos.
0:04:42 Que tenían cuatro mujeres, creo también. Partido de pelota, hoy se sospecha un poco de eso.
0:04:49 ¿No serían cuartadas para hablar de muertes?
0:04:52 En el caso de Luis X, parece que sí.
0:04:54 Todos dijeron que partió de pelota, partió de pelota.
0:04:57 Le habían convidado unas garrapineadas y algunos decían que las garrapineadas estaban fuleras, que le habían puesto andas a ver qué.
0:05:04 Pero no importa esto.
0:05:06 No divaguemos, Barton.
0:05:10 Hágame el favor.
0:05:11 Lo bien, Jisto de Channel.
0:05:13 Que había comidos un día con vino.
0:05:16 El caso es que lo fueron a mirar jugando a pelota al Rey.
0:05:20 Se quedaron lejos custodiados por los guardias.
0:05:23 Enrique los dio y ordenó a los guardias que se dieran sus asientos a las mujeres, a fin de que pudieran contemplarlo a gusto.
0:05:30 La verdad es que el tipo era un tipo muy galante, muy conocedor y además muy proclive a las actividades venerias, de modo que enseguida entraban en conversación con las venas.
0:05:44 Bueno, en esos paseos por Sendení, Enrique notó el fervor y el cariño de los ciudadanos de París.
0:05:51 Y eso lo alentó a entrar en la ciudad.
0:05:54 Pero había un problema.
0:05:55 París estaba custodiada por el duque de Malien, nombrado por el Consejo de la Liga, a quien Enrique había derrotado, como teniente general del Estado Real y Corona de Francia.
0:06:05 Y este título daba al duque una enorme autoridad.
0:06:08 Y hacía las veces como de rey en disidencia.
0:06:13 Y había hasta un sostén legal de aquella autoridad.
0:06:19 El duque estaba instalado en el Louvre, en el paráseo que usaban los reyes.
0:06:23 Y había nombrado como gobernador a Mecié Belén para que se encargara de la defensa de la ciudad.
0:06:29 Por esos tiempos, Enrique andaba con Gabriel de Estrés, un amante que él tuvo que usar la que más quería.
0:06:35 Y Gabriel, que lo amaba, soñaba con llegar junto con Enrique al Louvre, a instalarse allí.
0:06:42 Tenía Berretina de Reina, la mera.
0:06:44 Un buen día esta chica sugerió a Enrique que lo mejor que podía hacer era sobornar al gobernador para que traicionara la liga.
0:06:53 El rey solamente pensaba en campañas militares.
0:06:57 Pero Gabriel insistió y le dijo, no todo se consigue con cañones y soldados.
0:07:03 ¿Cómo no lo sabéis vos? Que tanto habéis vivido con las mujeres, le dijo la mina.
0:07:08 Y entonces Enrique envió a unos agentes secretos a vigilar al gobernador Belén con unas proposiciones muy atractivas.
0:07:16 Dinero, seguridad y favor simultáneo de unas amigas de Gabriel que poseían unos encantos tan descomunales que el rechazo no les era conocido.
0:07:34 Extraordinario. Lo voy a leer de nuevo.
0:07:39 Para imaginar, por lo menos.
0:07:42 Amigas de Gabriel que gozaban de unos encantos tan descomunales, se me hace agua la boca, que el rechazo no les era conocido.
0:07:52 Las negociaciones marcaban 1.35 la mesa.
0:07:57 Las negociaciones fueron rápidas.
0:07:59 El gobernador aceptó sin discutir la entrega de la ciudad.
0:08:04 Durante la noche haría abrir ciertas puertas a cambio de la apertura de otras.
0:08:12 Pero vino a suceder algo.
0:08:17 En finales de enero de 1594, cuando ya se preparaba la entrada, el duque de Mayen sustituyó por razones misteriosas al gobernador Belén.
0:08:28 Lo echó y puso otro gobernador, el Conde de Brizac.
0:08:33 Belén despechado, se presentó ante Enrique y reclamó los favores ofrecidos.
0:08:38 Dijo, ¿dónde están las menas?
0:08:44 El gobernador dijo, bueno, pero usted no me abrió la puerta, bueno, pero yo tenía la mejor onda, dice así que no.
0:08:49 Así que las amigas de Gabriel guardaron sus encantos y el gobernador despedido se quedó sin nada.
0:08:57 Enrique se puso en contacto con el otro, con el nuevo gobernador, pero Brizac era casto.
0:09:07 Entonces el rey lo tentó con un título, el título de mariscal de Francia y Brizac aceptó.
0:09:16 Todo fácil. Bueno, Enrique esperó un poco, se hizo consagrar legalmente en Chartres.
0:09:23 Esta noticia aterrorizó a los hombres de la Liga.
0:09:26 El duque de Mayen se trasladó fuera de París para reunir un ejército, entregó la custodia de la ciudad a Brizac.
0:09:35 Y, idealmente, como cualquier pretexto, Brizac mandó sus mejores regimientos fuera de la ciudad.
0:09:41 Enrique IV movilizó su tropa y entró a París tranquilamente.
0:09:46 Y, contrariamente a la leyenda que se hizo popular, según la cual el pueblo de París le abrió los brazos,
0:09:54 mostraron un estusiasmo moderado. Incluso algunos gritaban en su contra.
0:09:59 Posteriormente sí, Enrique fue un rey querido por su pueblo, muy querido por su pueblo.
0:10:04 Y ahí fue, cuando entró, que el rey fue a oír Misa en Notre Dame,
0:10:09 aquella Misa que bien valía a oírse a cambio de París.
0:10:14 Después se dirigió al Louvre y dos horas más tarde, su amante, Gabriel Léz-Destrés,
0:10:20 fue a reunirse con él, loca de alegría.
0:10:24 Brizac disfrutó de su nueva jerarquía.
0:10:28 El duque de mañana nunca volvió a París.
0:10:32 Pero dura poco la maravilla porque ahí es donde se produce aquello que hoy nos contaremos,
0:10:38 que es el mencionado ataque del loco Yatel.
0:10:42 Y empezó después de esto la dificultosa tarea de Enrique para hacer.
0:10:50 Gabriel permaneció a su lado, mucho tiempo nunca pudo ser su mujer.
0:10:57 Enrique se había casado con Margot de Valois,
0:11:02 una de las hermanas de aquellos reyes sucesivos,
0:11:06 que fueron Francisco, Carlos y Enrique de Valois.
0:11:11 Tenían una hermana que se llamaba Margot y que, si las amigas de Gabriel marcaban 1.35 la milla,
0:11:17 esta marcaban 1.3325.
0:11:23 Se casó con Enrique pero ya esta altura estaba separado.
0:11:28 Pongan que se casó de nuevo con María de Medici y ahí sí tuvo su sesión, etcétera.
0:11:34 Pero Gabriel Léz fue siempre su amante, aquel mascarilla, pero tenía muchas.
0:11:42 Ahora que estamos solos lo podemos confesar.
0:11:46 Allá andaba siempre disfrazada, de acá para allá, sin pasasada.
0:11:52 Va a ser mentira por una mina las cosas que hacen a alguien.
0:11:57 Hemos ido a la discoteca...
0:12:01 Qué mala suerte la del Duque, la del primer Duque que había agarrado.
0:12:07 Ah, ahí se le dedicamos el programa.
0:12:11 Dice, ¿cómo se llamaba el otro?
0:12:16 ¿Cómo se llamaba este primero?
0:12:19 Belén.
0:12:22 El tipo ya había arreglado todo, estaba pensando en las amiguitas de Gabriel y nada.
0:12:30 ¿Y qué habrá sido de las amiguitas?
0:12:33 Algún habrá disfrutado de aquellos manjares, pero no dicele, no ve que la historia está mal.
0:12:44 Bueno, eso fue lo que me preguntó también la discoteca.
0:12:47 Y si las minas, dice del punto, las amiguitas de Medio,
0:12:51 no tiene un sentido muy claro de la historia y cree que todo está ocurriendo,
0:12:57 como un profesor de inglés.
0:13:01 Entonces me joyeé esa amiga de esta chica y dice, ¿dónde está?
0:13:06 No, lo digo esto. Esto fue en el siglo XVI.
0:13:09 Oh, no, dice porque la verdad dice...
0:13:13 Entonces me dio un disco de Gardel que se llama Araca París,
0:13:17 que tiene cierta vinculación, cierta referencia,
0:13:22 a un saludo probablemente.
0:13:25 Es un academicismo que significa que tal, que tal, salud.
0:13:30 Y eso es lo que habrá dicho Enrique IV cuando entró a París.
0:13:36 Araca París.
0:13:38 Escuchamos entonces Araca París en la versión de Gardel,
0:13:42 que espero que sea la buena, pues tiene dos,
0:13:44 una que él hizo de nuevo porque salió fallada,
0:13:47 pero vio cómo es la cosa, cuando pasan los años...
0:13:51 Era mejor la otra.
0:13:53 Siempre mejor la buena.
0:13:56 Hay un... y sí, hay una de estas cosas.
0:13:59 Suele pasar que los escritores corrijen libros.
0:14:03 Y siempre la gente dice que cuando pasan los años,
0:14:07 que la primera versión era la Dan por buena.
0:14:12 En este caso, no sé si dieron por buena la primera versión,
0:14:17 pero la hicieron circular en la discografía general,
0:14:22 diciendo que era una versión rechazada, pues salió mal.
0:14:26 Y ojalá que esta sea la buena.
0:14:53 En la pinta creó ya para acomodarte
0:14:56 con la franchuta vieja que va al dancin'
0:15:00 que hace ese Buenos Aires, dos y asotario,
0:15:04 a Murais a Minogue, a Bertha a París,
0:15:07 con tres cortes de tangos, dos millonarios,
0:15:11 Morocho y Argentino, rey de París.
0:15:15 Araca París, salud de París,
0:15:18 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:15:22 Araca París, salud de París,
0:15:26 Moran y Uttah Kanchira, que vas a engolopir,
0:15:29 Vénite al barrio, viste en las bilongas,
0:15:33 milongas dijeras que saben amar,
0:15:37 Araca París, salud de París,
0:15:40 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:15:46 Agarra estren de lujo, lópoas contentos,
0:15:50 Pon su aspecto y esténme tu tiempo poco,
0:15:54 Con una gorda tuerta, con mucho vento,
0:15:57 Que no me dio ni medio, hoy me amuró,
0:16:00 Un tiro labrón, caí guapo, pá darme corte,
0:16:04 Un tortazo en su niata, se la incortó,
0:16:08 Con mis harías jueces y el pasaporte,
0:16:11 Y termino mi vida de diguelo.
0:16:19 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:16:26 Moran y Uttah Kanchira, que vas a engolopir,
0:16:30 Vénite al barrio, viste en las bilongas,
0:16:34 milongas dijeras que saben amar,
0:16:41 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown