Transcripción automática
0:00:00 Ayer hablamos de Catalina de Médici, del Escuadrón Volante, hablamos de Antonio de Borbón,
0:00:11 Rey de Navarra también él, o casado, por mejor decir, con la reina de Navarra, Juana de Albreth,
0:00:19 y cómo se convirtió al catolicismo enamorado de la bella Rue, que era integrante de este Escuadrón Volante
0:00:35 que tenía a Catalina de Médici. Y hablamos un ratito de que Antonio tenía un hijo, Enrique de Navarra,
0:00:45 que después fue Rey, pero que siguió perteneciendo, al menos por unos años más, al bando de los protestantes,
0:00:55 luchó como protestante, y este tipo era Enrique IV de Francia.
0:01:02 Como sabemos, para poder ejercer plenamente su condición de Rey, Enrique finalmente tuvo que convertirse.
0:01:11 Ganó muchas batallas, pero al final, para hacerse el cargo del trono de Francia, que había quedado vacante por la muerte
0:01:16 Enrique III, el último de la Dinastía Válvua, el tipo dijo, bueno, está bien, me convierto, oigo, misa, que es eso.
0:01:23 Pero cuando él entró en París, le costó entrar en París, por unas cosas vamos a explicar ahora,
0:01:31 hubo unos defiles, muchas fiestas, muchas fiestas, y ahí lo atacó un loco, Enrique IV, el famoso loco Yatel,
0:01:38 que estuvo a punto de matarlo a puñaladas. Enrique era Rey desde 1589, pero recién en 1594 pudo poner un pie en París.
0:01:48 Estuvo que derrotar primero a los hombres de la Santa Liga, que se oponían a su reinado,
0:01:54 pero antes de la entrada a París sucedió algo interesante.
0:01:59 El triunfo sobre las miembros de la Liga se produjo de un modo muy curioso y muy parecido a los procedimientos que señalamos ayer.
0:02:09 En la cercana localidad de Saint-Denis, ahí cerca de París, se encontraba Enrique deseoso de poder entrar en la capital.
0:02:18 Ya era Rey, pero todavía no podía entrar en la capital.
0:02:22 Sabiendo que más tarde o más temprano iba a entrar algunos ciudadanos de París iban a Saint-Denis para ver cómo era el Rey, de curiosos.
0:02:32 Estaban esperando que el Rey saliera a la calle y cuando el Rey salía ya era imposible pasear por las calles de Saint-Denis
0:02:41 y algunos aprovechaban esta circunstancia para palpar a las muchachas entusiastas que muchas veces regresaban a su casa deshonradas.
0:02:51 En aquellos años, y realmente hasta hace relativamente poco en la historia,
0:02:58 casi todos los amontonamientos, digo carnavales, desfiles y aún ejecuciones decriminales,
0:03:05 eran aprovechados por individuos poco escrupulosos para palpar, por lo menos, a las muchachas.
0:03:14 El caso es que de este mismo modo era aprovechado el paseo diario del Rey.
0:03:20 Una noche había una verdadera muchedumbre de personas apiñadas contra la puerta de la casa donde Enrique estaba cenando.
0:03:30 Todo el mundo se empujaba esperando a ver si podían espiarlo por una ventana que había
0:03:36 y en eso tanto empujaron que la puerta se dio y tras una pérdida general del equilibrio,
0:03:44 el grupo entero aterrizó adentro de la residencia y Enrique, que estaba morfando,
0:03:52 al ver a sus súditos tendidos en el suelo estalló en una carcajada y ayudó a las damas a incorporarse
0:03:59 y se quedó charlando con ellos.
0:04:02 En otra oportunidad, un grupo de mujeres de París viajó hasta donde el Rey jugaba un partido de pelota.
0:04:10 Los reyes jugaban muchos partidos de pelota y algunos de ellos se encontraban en la muerte de este modo.
0:04:16 ¿Areció el fútbol?
0:04:17 No, a la pelota paleta o a mano, pelota más.
0:04:20 Pero siempre se contaba la historia de un rey agitado que bebía agua fría y caía duro.
0:04:29 Me acuerdo de Luis X de Francia, me acuerdo del Juan Creo, el único hijo de los reyes cartólicos.
0:04:42 Que tenían cuatro mujeres, creo también. Partido de pelota, hoy se sospecha un poco de eso.
0:04:49 ¿No serían cuartadas para hablar de muertes?
0:04:52 En el caso de Luis X, parece que sí.
0:04:54 Todos dijeron que partió de pelota, partió de pelota.
0:04:57 Le habían convidado unas garrapineadas y algunos decían que las garrapineadas estaban fuleras, que le habían puesto andas a ver qué.
0:05:04 Pero no importa esto.
0:05:06 No divaguemos, Barton.
0:05:10 Hágame el favor.
0:05:11 Lo bien, Jisto de Channel.
0:05:13 Que había comidos un día con vino.
0:05:16 El caso es que lo fueron a mirar jugando a pelota al Rey.
0:05:20 Se quedaron lejos custodiados por los guardias.
0:05:23 Enrique los dio y ordenó a los guardias que se dieran sus asientos a las mujeres, a fin de que pudieran contemplarlo a gusto.
0:05:30 La verdad es que el tipo era un tipo muy galante, muy conocedor y además muy proclive a las actividades venerias, de modo que enseguida entraban en conversación con las venas.
0:05:44 Bueno, en esos paseos por Sendení, Enrique notó el fervor y el cariño de los ciudadanos de París.
0:05:51 Y eso lo alentó a entrar en la ciudad.
0:05:54 Pero había un problema.
0:05:55 París estaba custodiada por el duque de Malien, nombrado por el Consejo de la Liga, a quien Enrique había derrotado, como teniente general del Estado Real y Corona de Francia.
0:06:05 Y este título daba al duque una enorme autoridad.
0:06:08 Y hacía las veces como de rey en disidencia.
0:06:13 Y había hasta un sostén legal de aquella autoridad.
0:06:19 El duque estaba instalado en el Louvre, en el paráseo que usaban los reyes.
0:06:23 Y había nombrado como gobernador a Mecié Belén para que se encargara de la defensa de la ciudad.
0:06:29 Por esos tiempos, Enrique andaba con Gabriel de Estrés, un amante que él tuvo que usar la que más quería.
0:06:35 Y Gabriel, que lo amaba, soñaba con llegar junto con Enrique al Louvre, a instalarse allí.
0:06:42 Tenía Berretina de Reina, la mera.
0:06:44 Un buen día esta chica sugerió a Enrique que lo mejor que podía hacer era sobornar al gobernador para que traicionara la liga.
0:06:53 El rey solamente pensaba en campañas militares.
0:06:57 Pero Gabriel insistió y le dijo, no todo se consigue con cañones y soldados.
0:07:03 ¿Cómo no lo sabéis vos? Que tanto habéis vivido con las mujeres, le dijo la mina.
0:07:08 Y entonces Enrique envió a unos agentes secretos a vigilar al gobernador Belén con unas proposiciones muy atractivas.
0:07:16 Dinero, seguridad y favor simultáneo de unas amigas de Gabriel que poseían unos encantos tan descomunales que el rechazo no les era conocido.
0:07:34 Extraordinario. Lo voy a leer de nuevo.
0:07:39 Para imaginar, por lo menos.
0:07:42 Amigas de Gabriel que gozaban de unos encantos tan descomunales, se me hace agua la boca, que el rechazo no les era conocido.
0:07:52 Las negociaciones marcaban 1.35 la mesa.
0:07:57 Las negociaciones fueron rápidas.
0:07:59 El gobernador aceptó sin discutir la entrega de la ciudad.
0:08:04 Durante la noche haría abrir ciertas puertas a cambio de la apertura de otras.
0:08:12 Pero vino a suceder algo.
0:08:17 En finales de enero de 1594, cuando ya se preparaba la entrada, el duque de Mayen sustituyó por razones misteriosas al gobernador Belén.
0:08:28 Lo echó y puso otro gobernador, el Conde de Brizac.
0:08:33 Belén despechado, se presentó ante Enrique y reclamó los favores ofrecidos.
0:08:38 Dijo, ¿dónde están las menas?
0:08:44 El gobernador dijo, bueno, pero usted no me abrió la puerta, bueno, pero yo tenía la mejor onda, dice así que no.
0:08:49 Así que las amigas de Gabriel guardaron sus encantos y el gobernador despedido se quedó sin nada.
0:08:57 Enrique se puso en contacto con el otro, con el nuevo gobernador, pero Brizac era casto.
0:09:07 Entonces el rey lo tentó con un título, el título de mariscal de Francia y Brizac aceptó.
0:09:16 Todo fácil. Bueno, Enrique esperó un poco, se hizo consagrar legalmente en Chartres.
0:09:23 Esta noticia aterrorizó a los hombres de la Liga.
0:09:26 El duque de Mayen se trasladó fuera de París para reunir un ejército, entregó la custodia de la ciudad a Brizac.
0:09:35 Y, idealmente, como cualquier pretexto, Brizac mandó sus mejores regimientos fuera de la ciudad.
0:09:41 Enrique IV movilizó su tropa y entró a París tranquilamente.
0:09:46 Y, contrariamente a la leyenda que se hizo popular, según la cual el pueblo de París le abrió los brazos,
0:09:54 mostraron un estusiasmo moderado. Incluso algunos gritaban en su contra.
0:09:59 Posteriormente sí, Enrique fue un rey querido por su pueblo, muy querido por su pueblo.
0:10:04 Y ahí fue, cuando entró, que el rey fue a oír Misa en Notre Dame,
0:10:09 aquella Misa que bien valía a oírse a cambio de París.
0:10:14 Después se dirigió al Louvre y dos horas más tarde, su amante, Gabriel Léz-Destrés,
0:10:20 fue a reunirse con él, loca de alegría.
0:10:24 Brizac disfrutó de su nueva jerarquía.
0:10:28 El duque de mañana nunca volvió a París.
0:10:32 Pero dura poco la maravilla porque ahí es donde se produce aquello que hoy nos contaremos,
0:10:38 que es el mencionado ataque del loco Yatel.
0:10:42 Y empezó después de esto la dificultosa tarea de Enrique para hacer.
0:10:50 Gabriel permaneció a su lado, mucho tiempo nunca pudo ser su mujer.
0:10:57 Enrique se había casado con Margot de Valois,
0:11:02 una de las hermanas de aquellos reyes sucesivos,
0:11:06 que fueron Francisco, Carlos y Enrique de Valois.
0:11:11 Tenían una hermana que se llamaba Margot y que, si las amigas de Gabriel marcaban 1.35 la milla,
0:11:17 esta marcaban 1.3325.
0:11:23 Se casó con Enrique pero ya esta altura estaba separado.
0:11:28 Pongan que se casó de nuevo con María de Medici y ahí sí tuvo su sesión, etcétera.
0:11:34 Pero Gabriel Léz fue siempre su amante, aquel mascarilla, pero tenía muchas.
0:11:42 Ahora que estamos solos lo podemos confesar.
0:11:46 Allá andaba siempre disfrazada, de acá para allá, sin pasasada.
0:11:52 Va a ser mentira por una mina las cosas que hacen a alguien.
0:11:57 Hemos ido a la discoteca...
0:12:01 Qué mala suerte la del Duque, la del primer Duque que había agarrado.
0:12:07 Ah, ahí se le dedicamos el programa.
0:12:11 Dice, ¿cómo se llamaba el otro?
0:12:16 ¿Cómo se llamaba este primero?
0:12:19 Belén.
0:12:22 El tipo ya había arreglado todo, estaba pensando en las amiguitas de Gabriel y nada.
0:12:30 ¿Y qué habrá sido de las amiguitas?
0:12:33 Algún habrá disfrutado de aquellos manjares, pero no dicele, no ve que la historia está mal.
0:12:44 Bueno, eso fue lo que me preguntó también la discoteca.
0:12:47 Y si las minas, dice del punto, las amiguitas de Medio,
0:12:51 no tiene un sentido muy claro de la historia y cree que todo está ocurriendo,
0:12:57 como un profesor de inglés.
0:13:01 Entonces me joyeé esa amiga de esta chica y dice, ¿dónde está?
0:13:06 No, lo digo esto. Esto fue en el siglo XVI.
0:13:09 Oh, no, dice porque la verdad dice...
0:13:13 Entonces me dio un disco de Gardel que se llama Araca París,
0:13:17 que tiene cierta vinculación, cierta referencia,
0:13:22 a un saludo probablemente.
0:13:25 Es un academicismo que significa que tal, que tal, salud.
0:13:30 Y eso es lo que habrá dicho Enrique IV cuando entró a París.
0:13:36 Araca París.
0:13:38 Escuchamos entonces Araca París en la versión de Gardel,
0:13:42 que espero que sea la buena, pues tiene dos,
0:13:44 una que él hizo de nuevo porque salió fallada,
0:13:47 pero vio cómo es la cosa, cuando pasan los años...
0:13:51 Era mejor la otra.
0:13:53 Siempre mejor la buena.
0:13:56 Hay un... y sí, hay una de estas cosas.
0:13:59 Suele pasar que los escritores corrijen libros.
0:14:03 Y siempre la gente dice que cuando pasan los años,
0:14:07 que la primera versión era la Dan por buena.
0:14:12 En este caso, no sé si dieron por buena la primera versión,
0:14:17 pero la hicieron circular en la discografía general,
0:14:22 diciendo que era una versión rechazada, pues salió mal.
0:14:26 Y ojalá que esta sea la buena.
0:14:53 En la pinta creó ya para acomodarte
0:14:56 con la franchuta vieja que va al dancin'
0:15:00 que hace ese Buenos Aires, dos y asotario,
0:15:04 a Murais a Minogue, a Bertha a París,
0:15:07 con tres cortes de tangos, dos millonarios,
0:15:11 Morocho y Argentino, rey de París.
0:15:15 Araca París, salud de París,
0:15:18 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:15:22 Araca París, salud de París,
0:15:26 Moran y Uttah Kanchira, que vas a engolopir,
0:15:29 Vénite al barrio, viste en las bilongas,
0:15:33 milongas dijeras que saben amar,
0:15:37 Araca París, salud de París,
0:15:40 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:15:46 Agarra estren de lujo, lópoas contentos,
0:15:50 Pon su aspecto y esténme tu tiempo poco,
0:15:54 Con una gorda tuerta, con mucho vento,
0:15:57 Que no me dio ni medio, hoy me amuró,
0:16:00 Un tiro labrón, caí guapo, pá darme corte,
0:16:04 Un tortazo en su niata, se la incortó,
0:16:08 Con mis harías jueces y el pasaporte,
0:16:11 Y termino mi vida de diguelo.
0:16:19 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín,
0:16:26 Moran y Uttah Kanchira, que vas a engolopir,
0:16:30 Vénite al barrio, viste en las bilongas,
0:16:34 milongas dijeras que saben amar,
0:16:41 Raja de Monmar, tres piantas de Inferín.
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