Transcripción automática
0:00:00 Enrique Octavo hizo arrepentimiento después de muerto.
0:00:04 En 1917, un misionero británico que vivía en la China,
0:00:08 leyó una biografía acerca de Ana Bolena,
0:00:13 que había sido esposa de Enrique Octavo, la segunda esposa,
0:00:16 y que fue ejecutada por adulta.
0:00:20 Fue decapitada, acusada del adultelio y decapitada.
0:00:25 Este misionero se llamaba William Pakenham
0:00:30 y posteriormente fue canónico.
0:00:33 Al principio este Pakenham se interesó solamente por Ana Bolena,
0:00:38 pero luego fue estudiando con tanto fervor, el tema,
0:00:43 que terminó por convertirse en el asunto central de sus investigaciones
0:00:48 y en aquello que más le interesaba en la vida.
0:00:53 La decapitación de Ana Bolena en manos de su esposo
0:00:56 era justamente el episodio que más lo preocupaba.
0:01:00 Cuando volvió a Inglaterra desde la China,
0:01:03 se propuso rescatar la reputación de una reina
0:01:07 según él muy mal comprendida
0:01:11 y se propuso hacerlo a través del perdón de su esposo.
0:01:16 Bueno, cómo lograr que Enrique Octavo era perdonada a Ana Bolena?
0:01:22 Indagó históricamente en busca de frases de perdón
0:01:26 o de momentos de arrepentimiento que pudiera encontrar en las crónicas,
0:01:31 ¿no, señor To?
0:01:33 Y no encontró ninguno.
0:01:36 Después trató entonces de toparse con algún fantasma
0:01:40 que intercediera ante el fantasma del rey Enrique Octavo
0:01:45 para solicitarle un perdón para Ana Bolena.
0:01:51 Pakenham no tenía ninguna virtud como médium
0:01:55 de modo que consultó a otros.
0:01:58 Se sabe que los médiums estaban muy de moda en aquel tiempo.
0:02:02 No digo el momento culminante del espiritismo,
0:02:06 pero por ahí andaba el asunto.
0:02:09 Estábamos ahí a 1920 por allí, ¿no?
0:02:14 Entonces conoció por ahí a Miss Clegg,
0:02:18 un médium que lo ayudó mucho.
0:02:21 En la primera sesión de las muchísimas que se realizaron
0:02:25 ya sucedió algo que iba a marcar la pauta
0:02:29 de lo que iba a suceder más adelante.
0:02:32 Se acumularon hechos absurdos, experiencias dudosas,
0:02:37 apariciones equivocadas.
0:02:40 Suena una oportunidad, apareció Merced, al llamado de Miss Clegg,
0:02:45 con el fantasma de un viejo de pelo blanco.
0:02:49 Pakenham decidió que ese era el padre de Ana Bolena.
0:02:55 Era un poco cansadito de apariciones equivocadas.
0:02:59 ¡Mira! El padre de Ana Bolena, el viejo Bolena.
0:03:05 Entonces Pakenham empezó a conversar con el espíritu.
0:03:10 El espíritu empezó a describir a su hija,
0:03:14 una hija más bien regordeta y que entre otras cosas
0:03:17 tenía manos muy bellas.
0:03:20 Entonces el misionero se indignó y quiso echar al espíritu apatadas
0:03:26 porque la erudición de este hombre le indicaba que Ana Bolena
0:03:30 no podía tener manos muy bellas porque no la tenía seis dedos.
0:03:35 Así que comprendió que aquel espíritu mentía.
0:03:40 También es discutible si se puede o no tener manos bellas
0:03:44 con un dedo supernumerario.
0:03:47 Se puede tener manos bellas con un dedo de más.
0:03:50 Hablábamos hoy de pintores de mano.
0:03:52 Hay que tener dedos muy bellos.
0:03:54 Sí, el espíritu este mentiroso, antes de esfumarse,
0:03:58 hizo una disculpa que me parece la más extraordinaria
0:04:02 que he escuchado en las últimas 24 horas.
0:04:07 Dijo el espíritu que en vida se había dedicado a la impostura
0:04:12 y que en la muerte no podía evitar esa condición de impostor
0:04:18 y estaba condenado a presentarse por toda la eternidad como quien no era.
0:04:24 Un personaje extraordinario me parece extraordinario,
0:04:29 el tipo castigado por su impostura en vida con una impostura eterna.
0:04:34 Entonces se presentaba como quien no era.
0:04:37 Bien, la medium le explicó entonces a Pakenham
0:04:41 que no era su culpa la intromisión de aquel fantasma impostor.
0:04:46 Y al final el misionero comprobó que Miss Clegg era muy buena como medium
0:04:50 pero que solo convocaba espíritus equivocados.
0:04:53 Así que no fue más.
0:04:55 En diciembre de 1922 Pakenham recibió una carta.
0:05:00 Tres mediums muy importantes de Londres
0:05:03 que se llamaban Elinor Kelly, Frederick Blagg y Miss Hester Dowden
0:05:10 se habían enterado de este interés de Pakenham
0:05:16 y lo citaron para conversar.
0:05:19 Le dijeron que a través de ellos iba a poder contactar a los espíritus
0:05:24 según el método que los espíritistas llaman escritura automática
0:05:29 que alguna vez hemos explicado en este mismo programa
0:05:31 que tiene mucha versación en el espíritismo.
0:05:34 Según este método, el medium entrance,
0:05:38 se transformaba en una especie de amanuense del final.
0:05:42 Escribía lo que el muerto le dictaba.
0:05:45 Significó entonces una sesión en la casa de Hester Dowden en Chelsea
0:05:52 y parece que el lápiz de Miss Dowden
0:05:56 voló sobre una libreta de apuntes y quedó escrito en la libreta.
0:06:01 Estoy acá, firmado enrique.
0:06:05 Bueno, imagínense.
0:06:08 La señora continuó escribiendo mientras Kelly y Blagg continuaban
0:06:15 hablando con el espíritu, con el rey, preguntándole al supuesto ente
0:06:23 que dictaba los textos.
0:06:26 Le preguntaron si estaba muerto.
0:06:30 ¿Sabes que estás muerto, rey?
0:06:33 Sí, contestó al rey. Lo sé, es horrible.
0:06:36 Quiero saber si sabes lo que ha sucedido y por qué.
0:06:39 Estoy todavía en un lugar oscuro.
0:06:42 Eso dijo el rey.
0:06:44 Pakenham creía certificar a leer eso
0:06:48 que Enrique permanecía castigado por sus crímenes
0:06:51 y que era alguna región oscura del más allá como por ejemplo el infierno.
0:06:56 Pero el rey Enrique continuó.
0:06:58 Dijo que su hija Isabel, famosamente la hija de Anabolena,
0:07:02 que después fue reina de Inglaterra,
0:07:05 dijo que su hija Isabel, la hija de Anabolena,
0:07:08 no significaba nada para él.
0:07:11 Cuando se le advirtió que esa hija se había convertido en una reina extraordinaria,
0:07:15 contestó que no lo podía creer.
0:07:18 Y los espíritus, te sabe Barton Schulz,
0:07:21 suelen andar así como los personajes de los sueños atrasados de noticias.
0:07:26 Luego Pakenham hizo recordar a Enrique
0:07:31 que el derecho divino de los reyes no tendría peso el día del juicio final
0:07:36 por lo que era muy conveniente que se arrepintiera
0:07:39 de haber matado a Ana y dio otro pecado.
0:07:43 Entonces el rey Enrique se enojó su espíritu.
0:07:47 A los brazos muy gruesos escribió a través de la medium.
0:07:51 Yo no lo escucharé. Usted es un estúpido,
0:07:54 un bribón de taberna que se divierte a mis expensas porque estoy muerto.
0:07:59 Me gustaría mandarlo ejecutar.
0:08:02 Y eso dijo el espíritu del rey Enrique.
0:08:05 Se me pone la piel de gallina.
0:08:08 Esto lo digo yo.
0:08:10 Pakenham explicó entonces a sus compañeros, mediums,
0:08:14 que Ana Bolena había dicho en el cadalzo,
0:08:17 Dios salve al rey.
0:08:20 Y explicó que él como canónico que era,
0:08:23 aunque hubieran pasado 400 años,
0:08:25 estaba obligado a responder a esa súplica,
0:08:28 pero por ahora parecía que no tenían suerte.
0:08:31 Cada vez que hacían contacto con el rey, con Enrique,
0:08:34 el tipo aparecía insultante, no quería salir de la oscuridad,
0:08:38 ni rey vindicaba de ningún modo la figura de Ana Bolena, etcétera.
0:08:42 Pasaron algunos meses con gran esfuerzo en una sesión,
0:08:46 pudo reunirse a Enrique VIII, al espíritu de Enrique VIII,
0:08:51 con algunos espíritus de sus reinas, todas, las seis,
0:08:56 Uulci, que era el ministro,
0:08:58 Tomás Moro, que también fue víctima del rey, y así.
0:09:02 Entonces Pakenham cambió como los espiritistas copiaban
0:09:08 las voces desde el más allá.
0:09:10 A veces hablaban con voces extrañas,
0:09:13 o reproducían golpes que se traducían en frases.
0:09:17 Se le dijo finalmente a Pakenham que Enrique VIII
0:09:20 quería ser público su sarrepentimiento,
0:09:23 y hacerlo incluso frente a los espíritus de sus esposas,
0:09:27 todas ellas, y sus funcionarios.
0:09:32 Bueno, William, el hombre de Pakenham,
0:09:37 abrazó emocionado a los tres médiums,
0:09:41 y seguro entonces de haber cerrado un hecho decisivo de la historia,
0:09:47 los bendijo a todos, bendijo también a los espíritus presentes,
0:09:51 que no veía, pero los bendijo igual,
0:09:53 y otorgó Enrique el perdón.
0:09:55 Dijo, mire, Enrique VIII,
0:09:58 como canónico que soy le doy el perdón, así que listo,
0:10:01 terminó todo esto.
0:10:02 Más tarde le pagó muy contento a los médiums,
0:10:06 y le ayudó a que le habían brindado como espíritistas,
0:10:09 y pensó que aquel dinero era poca cosa,
0:10:12 al lado de la resolución póstuma de aquel problema histórico,
0:10:16 si había gastado bien la plata.
0:10:18 Después se fue a su casa,
0:10:20 y ahí empezó a escribir un libro acerca de este pisodio,
0:10:24 que venía a clausurar la historia de Enrique con sus esposas.
0:10:28 El libro de Pakenham se llamó La historia de los Tudor,
0:10:32 y aunque se publicó a mediados del siglo XX,
0:10:35 ya no lo recuerda a nadie.
0:10:37 Esa es la historia de este hombre, Pakenham,
0:10:40 y su intento por redimir a Anita Bolena,
0:10:43 y perdonar al rey Enrique.
0:10:47 Dedicamos esto a Svedenborg,
0:10:50 que fue el que trajo este día,
0:10:52 que los muertos, cuando mueren,
0:10:54 creen que están vivos.
0:10:58 El fantasma este que estaba condenado a ser un impostor,
0:11:02 también me gusta como objeto de la dedicatoria.
0:11:07 Fuimos a la discoteca,
0:11:10 encontramos algunos discos de aparecidos y de perdones,
0:11:14 pero trajimos el clásico Notte Perdón o Más,
0:11:17 que escucharemos por Agustín Irusta,
0:11:20 con el piano de Lucio de Mare,
0:11:22 y la ausencia, en este caso, en esta versión,
0:11:25 de Roberto Fugazzo, el tercer integrante del Tribu Argentino.
0:11:32 Letra
0:12:02 Tonto tributo de lágrimas pagadas
0:12:06 Vivir así con esa eterna desconfianza
0:12:09 Es vivir sin la esperanza
0:12:12 Con Dios ser feliz
0:12:15 No te perdono más
0:12:20 Te grita mi conciencia
0:12:23 No te perdono más
0:12:27 Es esta mi sentencia
0:12:31 No te perdono más
0:12:35 Seré mi corazón
0:12:38 Inútiles que llames
0:12:40 Inútiles que clames
0:12:42 De nuevo mi perdón
0:12:50 Por perdonar
0:12:52 Y perdonar tantas mentiras
0:12:55 Me he bien redado en la locura de tu vida
0:12:59 Buen milagroso apartarme de tu lado
0:13:02 Y de salir del camino equivocado
0:13:06 Vuelvo otra vez a retomar el buen camino
0:13:10 Que conciejo desatindo
0:13:13 Je por Dios
0:13:21 Te grita mi conciencia
0:13:30 Es esta mi sentencia
0:13:38 Seré mi corazón
0:13:42 Inútiles que llames
0:13:44 Inútiles que clames
0:13:57 Era el trío argentino en la venganza
0:14:01 Será terrible
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