Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible, estamos aquí en nuestro galponcito, en el
0:00:09 auditorio de Radio del Plata, estamos hablando de Gorriti 5963, este programa se hace con
0:00:15 público presente y la entrada es libre y gratuita. ¿Se supo algo de piedraíta?
0:00:20 De piedraíta no, no, no, ha preguntado hombre, tuvimos una tanda muy breve, no sé este,
0:00:25 ¿Qué pasa con unas tandas que son cada vez más breves y con nuestros noticieros?
0:00:30 Nos vamos a acomodar con la tanda. ¿Te brisan por su ausencia?
0:00:33 No, después de... ¿Sigue fusionando la radio?
0:00:35 Sí, sí, no, después de la refla hay un noticiero y una tanda más larga, perdona, no.
0:00:41 Entonces vamos a hablar acerca de eruditos creadores de vida. ¿Qué quiere decir esto?
0:00:50 A vosotros preguntarán a usted inmediatamente. Bueno, algunos pensadores antiguos aseguraban
0:00:58 que de las cenizas de una entidad viva podía resurgir la entidad primigenia. Por ejemplo,
0:01:12 de las cenizas de una flor se podía crear otra flor. ¿Cómo? Todos se estarán recordando
0:01:20 inmediatamente la rosa de paracelso, el cuento ese de Borges, ¿no?
0:01:27 Pero nosotros vamos a empezar hablando de Athanasius Kircher, que decía que si una rosa
0:01:33 era reducida a polvo mediante un proceso adecuado en las cenizas resultantes, aún se hallarían
0:01:42 las sales propias de la flor viva. Pensaba Kircher que cada grano de esa sal contenía,
0:01:51 sobreviviendo todos los elementos constitutivos de la planta, exactamente como ocurren las
0:01:58 semillas. Por lo tanto, si estas sales se depositaban en un alambí que mediante un
0:02:06 proceso adecuado y luego eran puestas al fuego, bajo la influencia del calor y la humedad,
0:02:14 la planta crecería, echaría brotes y finalmente aparecería en toda su belleza, completamente
0:02:23 desarrollada. Bien, esto era la teoría de Kircher. El señor Kenel Dickby, que era un
0:02:34 comandante navali diplomático que había servido sucesivamente a Carlos I de Inglaterra,
0:02:43 ¿no? a Cranwell y a Carlos II. Había ido más lejos todavía que Kircher. Dickby había
0:02:54 trabajado junto al quimista polaco en la resurrección de doce flores con el mismo procedimiento
0:03:02 que el de Kircher. Pero cuando digo que fue más lejos, es porque parece que Dickby también
0:03:11 podía recrear animales a partir de esas cenizas, no simples vegetales. Por le daba las cenizas
0:03:18 de un burro y Dickby te reconstituía el burro. Bien, Dickby eligió, por ejemplo, una magnífica
0:03:30 langosta viva y, utilizando su propio método secreto, la cocinó, la hirvió, la remojó
0:03:37 y la cuidó hasta que quedó la langosta reducida a cenizas. Así que mucho no la debe haber
0:03:44 cuidado. Pero de esas cenizas el astuto Dickby realizó mediante trabajos y procedimientos
0:03:53 que no puedo revelar, imagínase ustedes, una langosta nueva, un poco más pequeña, un
0:04:02 poco más chica, siempre algo se pierde por aquello del segundo principio de termodinámica.
0:04:09 Y es cierto que la langosta nueva no es como la vieja, hay una dirección del universo
0:04:15 contra la que no se puede luchar, ni siquiera si uno es Dickby. Pero sin embargo, el caso
0:04:20 más notorio de creación de vida fuera de los procedimientos tradicionales que todo
0:04:25 el mundo conoce. Sí señor. Acabo de hacer un chiste. Bien. Fuera de esos procedimientos
0:04:38 lo más parecido a una creación de seres humanos fue la creación de los omúnculos
0:04:47 de Kufstein. Para Celso, ya citado recién, había indicado las primeras instrucciones
0:04:56 detalladas sobre el método a seguir para construir hombres, para fabricar hombres,
0:05:02 fuera de las consecuencias de una unión sexual. En su obra para Celso, la obra se llama De
0:05:08 Natura Rerum, decía que era una empresa perfectamente posible. Le había a colocarse, atención
0:05:16 amigos, buena cantidad de cimiente humana en un alambique. Ya está, amigas. Muy bien.
0:05:26 Una vez sellado el alambique, el alambique me imagino, debía mantenerse durante 40 días
0:05:33 a una temperatura igual a la temperatura interior del caballo. Bueno, parece más sencillo
0:05:40 poner, por ejemplo, 39 grados, que debe ser yo calculo. No he estado mucho adentro de
0:05:46 caballos, pero calculo que el caballo por dentro andará por los 39 grados. Según,
0:05:54 porque siempre hay caballos más fríos que otros, y hay caballos calentitos. Bueno,
0:05:59 luego de los 40 días el omúnculo empezaba a animarse. En ese punto ya debía tener
0:06:06 forma humana, pero todavía era transparente e insustancial. Bueno, durante 40 semanas,
0:06:16 que es mucho, el omúnculo debía ser alimentado con sangre humana. Al cabo de este período,
0:06:25 se obtenía un hombre, pero mucho más pequeño, es decir, un omúnculo. Los biógrafos de
0:06:31 el paracelso no señalan la presencia de ninguno omúnculo entre sus creaciones. Es decir,
0:06:36 que todo esto es teórico. Los alquimistas que lo siguieron tampoco han aludido a la
0:06:43 realización de ese tipo de experimentos. Pero sí se ha hablado de un caso en el que
0:06:49 no uno sino diez omúnculos fueron creados en el taller de un alquimista. Parece que
0:06:57 un hombre llamado Francisco Kammerer, secretario del Conde Francisco von Kustin, ofreció,
0:07:06 allá por el final del siglo XVIII, 1780, ofreció una detallada reseña de los gastos, los ingrestos
0:07:17 y los actos cotidianos de su amo. Es decir, el tipo Kammerer era el secretario de von
0:07:21 Kustin. Presentó toda una serie de datos sobre los actos cotidianos de su amo y de
0:07:30 este informe se infiere que Kustin fue un rico propietario y alto funcionario de la corte
0:07:35 de Viena. El diario de su ayudante Kammerer relata con el mismo estilo seco, asuntos
0:07:43 tan diversos como el costo de las posadas, el polvo de arroz utilizado en las pelucas
0:07:50 y también el método de creación de diez omúnculos. De acuerdo con esta crónica,
0:07:58 durante sus viajes a Italia, el Conde Kustin conoció a la Vatti Geloni que era un aficionado
0:08:08 asuntos alquímicos y fanáticos seguidores de Paracels. Los dos hombres encerraron en
0:08:14 el taller de Geloni y se pusieron a trabajar en la creación de omúnculos. Vamos a hacer
0:08:21 unos cuantos omúnculos, dijeron. Y parece que tuvieron éxito. Este secretario Kammerer
0:08:28 anotó haber visto diez seres en sus respectivos alambíques. Cosa curiosa, cada uno de estos
0:08:36 seres tenía rasgos bien señalados. Había un rey, una reina, un arquitecto, un monje,
0:08:44 un minero, una monja, un serafín, un caballero, un espíritu azul y un rojo. Bueno, estos
0:08:51 no son a mi modesto juicio rasgos señalados. Si el arquitecto no es un rasgo, en todo
0:09:00 caso es una profesión. ¿Cómo reconocía el secretario Kammerer que el tercer omúnculo
0:09:06 era un arquitecto?
0:09:08 No es sencillo reconocer un arquitecto si es que el propio arquitecto no se presenta
0:09:16 como tal.
0:09:17 ¿Cosas que hacen siempre los arquitectos?
0:09:20 Puede ser, pero no es que usted ve entre una persona y dice qué cara de arquitecto.
0:09:24 Bueno, algunas profesiones hay que sí. Por ejemplo, usted puede decir, ese tipo para
0:09:31 mí que es domador. Bueno, a estos diez omúnculos era necesario alimentarlos cada tres días
0:09:39 de acuerdo con ciertas recetas que tampoco puedo revelar. En cada ocasión había que
0:09:45 sellar los recipientes donde los tenían guardados porque los cautivos mostraban una
0:09:50 creciente inclinación a escapar. Bueno, como cualquier cautivo, otra parte.
0:09:57 ¿El cautivo no se queda porque quiere?
0:10:00 No, justamente un cautivo es alguien que generalmente siente una gran inclinación a escapar. Bueno,
0:10:10 hay una forma de encarar los asuntos que tenía Rollong y que era el famoso, a usted le gustaría.
0:10:17 Por ejemplo, a usted le gustaría que lo encerraran en una lambique. Bueno, no. A usted le gustaría
0:10:26 que le sacaran el cuero e hicieran con ellos pelotas. Conteste. No. No, claro. A verdad que no.
0:10:34 Digo, es lo que solía ser Rollong para cuestionar la industria del cuero, por ejemplo.
0:10:41 Cuestionaba la industria del cuero y decía, ¿a usted le gustaría que lo despellejaran para hacer
0:10:47 con su cuero pelotas? No. Bueno, entonces la industria del cuero, y hablaba a media hora mal de la industria del cuero.
0:10:54 Pero al margen de este asunto, parece que los omúnculos tenían mal carácter, como suele ocurrir con quienes están
0:11:02 confinados en una lambique. Parece que en cierta ocasión, mientras recibía su alimento, el monje, el cuarto de estos
0:11:11 omúnculos, mordió a su creador a la bate geloni. Y el caso es que el Cústán mostró en Viena a sus criaturas.
0:11:24 Hizo una exposición de sus criaturas. Creo que hizo una reunión y dijo, bueno, les voy a mostrar a mis 10 omúnculos.
0:11:32 Algunos de los presentes dijeron que aquellos omúnculos, más bien se parecían a escuerzos.
0:11:39 Pero allí estaba el Conde Thum, por ejemplo, que certificó lo expuesto por Cústán y colaboró incluso en los experimentos.
0:11:48 El Conde Thum era bien conocido por sus dotes de médico milagroso. Parece que curaba a los pacientes con solo tocarlos.
0:11:57 Su carrera de todos modos terminó en Leipzig en 1794, cuando se reunió en su sala un enorme número de pacientes
0:12:07 que venían a hacerse tocar. Y como le resultaba imposible tocarlos a todos para resolver el problema,
0:12:16 les vendó los ojos a los pacientes y ordenó a sus ayudantes que ejecutaran sus maniobras habituales, que fueran a tocarlos ellos.
0:12:25 No vale, señor.
0:12:27 Así que, bueno, o te tocaba con cierto aparato, no sé cómo era, pero...
0:12:37 o con cierta solemnidad.
0:12:40 Sí, alguna espamento así.
0:12:43 El caso es que uno, parece de los invitados, se sacó la venda y vio que no estaba el Conde, que había unos ayudantes,
0:12:52 y entonces ahí terminó la carrera del Conde.
0:12:56 Y eso pasó algo parecido.
0:12:58 Hace como 20 años.
0:13:00 Y lo he contado acá también, me parece.
0:13:04 Me dijeron que venía desde la Filipina un tipo que curaba por imposición de mano.
0:13:12 Me lo dijo, creo, algún intelectual amigo.
0:13:15 Y esto me lo avisó como con cinco meses de anticipación, me dijo que yo no debía dejar de faltar.
0:13:26 Y me dijo que el tipo te tocaba y te curaba la enfermedad que tuviera.
0:13:30 Pero cinco meses antes tenías que estar enfermo de algo, porque si no...
0:13:33 Eso fue lo que pasó. El tiempo me preguntó si yo tenía alguna enfermedad.
0:13:37 Y yo le dije que en realidad no, pero que...
0:13:40 Por las venideras.
0:13:41 Como faltaban cinco meses, por ahí era casi seguro que iba a encontrar algo de lo que enfermarlo.
0:13:46 Sí, déjeme lo pensar.
0:13:48 Y me pidió plata.
0:13:51 No a este amigo, sino los tipos cobraban un dinero.
0:13:54 Un dinero que podrían ser 1500 pesos.
0:13:57 Era otra plata en el que le enteró.
0:13:59 Pero era una plata más o menos dolorosa.
0:14:04 1500 pesos.
0:14:08 Bueno, le pagué.
0:14:10 Y fui.
0:14:14 Una cola vía.
0:14:16 Toda una cola de personas notables del ambiente artístico,
0:14:22 del ambiente del pensamiento.
0:14:29 Y estaban todos ahí en un salón, a media luz, que se yo esperando.
0:14:33 Había que esperar mucho.
0:14:35 Sibman formando una cola.
0:14:37 Y entonces paseaban la música, así supuestamente milagrera.
0:14:43 Encontré...
0:14:45 No le puedo nombrar a quién es él.
0:14:47 Yo estaba.
0:14:50 Y en una vez dice, bueno, ahora viene este grupo.
0:14:56 Y bueno, tapése los ojos, qué sé yo.
0:15:00 Y yo... todos los tipos que salían, me decían qué maravilla.
0:15:04 Y se me tocó acá o acá en el cuello, no sé dónde le tocaba.
0:15:08 Ahora me marcaba.
0:15:10 O en el brazo, qué sé yo.
0:15:12 Y miraba, me dejó una marca.
0:15:14 Y miraba, efectivamente, tenía con una marca roja.
0:15:18 Qué maravilla, qué cosa.
0:15:21 Y yo espié.
0:15:26 Yo espié, re me levanté un poco en la venta y espié.
0:15:29 Había un tipo cualquiera ahí,
0:15:31 y entraba y te tocaba con un pedacito de caña que tenía.
0:15:35 Me acuerdo si era en el brazo.
0:15:37 Creo que tenías que levantarte un poco el brazo como si fuera una vacuna.
0:15:41 Y claro, te marcaba un cacho.
0:15:44 Y te iba.
0:15:49 ¿Se curó?
0:15:51 No, no me curí, ni me pasó nada, ni malo, ni bueno, no me pasó nada.
0:15:55 Me pasó lo que te puede pasar si un señor llegado de la Filipina te toca con un pedacito de caña.
0:16:01 Pasó nada.
0:16:03 Después me querían vender una foto de mi aura.
0:16:09 No la quise.
0:16:11 Ahora dije, tanto no.
0:16:13 Hasta acá llegó.
0:16:15 Lo que me costó el amor del aura.
0:16:23 Es una de las experiencias más rindas que he tenido con los artistas argentinos.
0:16:32 Pero estos son múnculos que tenían aspecto de escuerzos, eran escuerzos.
0:16:37 Ahora me dieron preguntas.
0:16:39 Todos dicen que no.
0:16:41 Escuerzos, pero escuerzos arquitectos sería este.
0:16:45 Yo no sé por qué uno es tan patologicamente exéptico, ¿no?
0:16:51 Yo tenía muchas ganas de creer.
0:16:54 Yo creo que sí.
0:16:55 Y más después de haber esperado como cuatro horas.
0:16:57 Por lo menos que salga.
0:16:59 Pero se pagó los 1500 pesos, fue hasta el lugar.
0:17:01 Tenía ganas.
0:17:03 Tenía ganas que ocurriera algo, no.
0:17:05 Tenía ganas.
0:17:06 Nada, nada, ni un milagro de porquería.
0:17:08 Bueno, este tipo era lo mismo, el conde Zoom.
0:17:11 Y era el que certificó la existencia de los homúnculos aquellos de Fondkustan.
0:17:17 Dicen que a medida que los homúnculos crecían, porque crecían un poco, ¿no?
0:17:23 Pero un poco, nada más.
0:17:24 Medían unos 15 centímetros más.
0:17:26 Se volvían cada vez más rebeldes, los tipos.
0:17:32 Molestaban al conde Kustan y al conde Zoom, con declaraciones burlonas.
0:17:39 El homúnculo es de por sí burlón, ¿no?
0:17:43 Me parece a mí.
0:17:45 Y lo molestaban con burlas y también con pedidos de liberación.
0:17:49 Que estaban totalmente justificados,
0:17:51 ya que lo tenían encerrados ahí en un frajo.
0:17:54 ¿Cuánto tiempo me vas a tener aquí?
0:17:56 O conde Kustan, ¿grediría?
0:17:58 O varón Kustan, no me acuerdo.
0:18:01 Bueno, me parece a mí en una campana sanguchera.
0:18:06 Qué fea.
0:18:07 ¿Dónde tiene? ¿Dónde pone los homúnculos?
0:18:10 Separados, cada uno en su campana sanguchera, para que no se perena entre...
0:18:14 Y lo pone en un lugar muy cómodo para tener el...
0:18:18 Pero la empuja, el homúnculo rebelde la empuja, la campana sanguchera.
0:18:21 No la puede empujares muy pesadas.
0:18:24 Y ahí tenía el conde o el varón, no me acuerdo.
0:18:28 10 campanas sangucheras como las piserías de caseros.
0:18:31 Y abajo estaba el homúnculo, ahí apoyaba en el vidrio,
0:18:35 con la nariz achatada.
0:18:37 Me imagino yo haciendo gestos obscenos a los amigos del conde, ¿no?
0:18:43 Bueno, y eso es todo.
0:18:46 La verdad es que no se sabe cómo terminó
0:18:49 aquella cría artificial de pequeños seres humanos.
0:18:53 No se sabe dónde fueron a parar.
0:18:55 Nos habrá tirado.
0:18:56 ¿Cómo lo habrá tirado?
0:18:57 ¿Y qué va a hacer con 10 homúnculos?
0:18:59 Un día se canse y los tira, como los simónquitos.
0:19:02 Sí, los simónquitos, es feliz.
0:19:05 Algunos dicen que el conde disolvió a los homúnculos, no sé cómo, los disolvió,
0:19:10 los destruyó, accediendo a ruegos de la esposa, ¿no?
0:19:15 Que estaba con movida por lo que ella consideraba un sacrilegio.
0:19:19 La creación de vida está reservada a la divinidad, le decía la tipa todos los días.
0:19:25 No le molestaba el sufrimiento de aquellos seres, sino el sacrilegio que constituía haber creado vida.
0:19:32 Y entonces todas las noches lo fatidiava, cuftan, darle cuftan, destruí esas creaciones, etcétera, etcétera.
0:19:40 Y el tipo no podía dormir, y una noche me imagino ya podrido escuchar a la mujer y llamarse,
0:19:46 fue donde estaban los homúnculos, levantó las 10 campanas angucheras y le obtiró la basura, no sé qué.
0:19:52 Otra posibilidad es que todo esto sea mentira.
0:19:56 Es una posibilidad, ¿eh?
0:19:58 Y que en realidad los homúnculos hayan sido, como decían los escépticos, sapitos disfrazados,
0:20:04 monitos contrajes de rey, o como hemos dicho recién, como simónquise.
0:20:10 Y eso es todo lo que tengo yo que contar sobre la creación de homúnculos.
0:20:15 Lamentablemente no creo tampoco en esto, ¿no?
0:20:20 Y además, qué poca utilidad le daba el con de cuftan a estos homúnculos.
0:20:28 Personas más industriosas hubieran utilizado los homúnculos para cultivar la tierra, o higienizar las cañerías,
0:20:37 pequeñas comisiones, digamos, etcétera, ¿no?
0:20:42 Incluso, fíjese la época, estamos en las puertas de la revolución industrial,
0:20:49 que exigía mano de obra barata.
0:20:52 Así que imagínense, no hay mano de obra más barata que un homúnculo.
0:20:57 Usted lo alimenta cada tres días, me va a decir, claro, un hombre de 15 centímetros no tiene mucha fuerza.
0:21:05 Bueno, la revolución industrial necesitaba tirar carbono a la locomotora.
0:21:09 Por eso no se habrán seguido utilizando, porque no tenía mucha fuerza.
0:21:13 No eran redituables, ¿no?
0:21:15 Costaba más hacerlo que lo que dejaban de ganancia, porque tampoco era soplar y hacer homúnculos.
0:21:21 No, no, es un trabajo.
0:21:22 Había que estar...
0:21:23 También tenía 40 semanas parecida a la gestación humana.
0:21:26 Sí, por eso, estaba muy...
0:21:27 En cuanto a construir una rosa, ¿no?
0:21:31 De las cenillas de la propia rosa, eso no es más que un embelejo.
0:21:38 La perra termodinámica se opone a todos esos sueños de resurrección, ¿no?
0:21:47 Pero, sin embargo, hay en el desorden un orden...
0:21:51 Algún día hablaremos de esto, ¿no?
0:21:53 Ese carácter fatalmente poético de todo lo que sucede.
0:22:01 A veces creo que estamos condenados a la rima.
0:22:05 Algo parece desordenado, y entonces damos dos pasos hacia atrás,
0:22:11 y ya lo que vemos parece tener un orden.
0:22:16 Descubrimos en esa distancia un patrón que antes no aparecía claro.
0:22:21 Pero, entonces, retrocedemos otros dos pasos y nos encontramos ante un nuevo desorden.
0:22:29 Y así, de orden en desorden y de desorden en orden,
0:22:34 vamos encontrando distintas visiones del universo, ¿no?
0:22:42 Y estamos condenados a la rima, me parece una buena idea.
0:22:48 Pero lo que pasa es que a veces no conocemos el verso anterior.
0:22:51 No sabemos con quién rimamos, ¿no?
0:22:55 Nuestra vida es tan corta que no sabemos qué decía el endecasílabo
0:23:01 que alguien escribió dos líneas más arriba,
0:23:04 y que es el que nosotros venimos a justificar.
0:23:08 Y tal vez esto que estamos diciendo no es más
0:23:14 que el cierre de algo que empezó a escribirse hace tres o cuatro siglos,
0:23:19 pero nosotros no conocemos los versos anteriores.
0:23:24 Esa es una idea interesante.
0:23:27 O tal vez no es más que una ocurrencia casual de un ser casual,
0:23:33 hijo de un universo casual.
0:23:39 Hemos ido a la discoteja y le hemos contado la historia de la rosa de Paracelso.
0:23:54 Y de aquel que construía flores con las cenizas de flores.
0:24:02 Y me entregó un tango que tiene mucho que ver con este programa,
0:24:05 era un tango que le gustaba mucho a mi amigo Negro Caloy,
0:24:08 y que lo escuchamos muchas veces, ahora es el tiempo que no lo hacemos,
0:24:13 y escucharemos la versión de nuestro guitarrista oficial, que es Juanjo Dominguez.
0:24:18 Y el tango se llama, en homenaje a la rosa de Paracelso, Flores Negras.
0:24:23 Adela.
0:24:53 La rosa de Paracelso.
0:25:23 La rosa de Paracelso.
0:25:53 La rosa de Paracelso.
0:26:48 Era Juanjo Dominguez, en la venganza será terrible, Flores Negras.
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