Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de espejos, amigos. Vamos a contar algunas historias que tienen que ver o con el espejo o con la posibilidad de verse uno mismo.
0:00:10 Con la posibilidad del doble, le aparezca otro que sea igual a nosotros. Se cuenta acerca de Lord Byron, que mientras vivía en Grecia, saben ustedes que Byron es un héroe en Grecia, héroe de la independencia griega.
0:00:29 Cuando Byron vivía en Grecia, fue visto en Londres. Alguien lo vio en Londres. Dijeron inmediatamente, es un doble.
0:00:38 Incluso firmó en el registro de visitantes del Palacio Real. Había un bailón en el Palacio Real, Byron estaba en Grecia.
0:00:48 El Palacio Real quedaba en Londres, por ejemplo. Alguien fue y firmó Byron. Hay un doble de Byron experimentando lo que se llama bilocación. Está en dos lugares.
0:01:04 Y fueron a contárselo a Byron, imagínense, que estaba en Grecia.
0:01:08 Y el tipo dijo, espero que mi doble se comporte como un verdadero caballero.
0:01:13 Pero también espero que su éxito con las damas no sea como el mío.
0:01:17 No podría soportar que un Byron cualquiera enamorara a las mujeres que yo mismo pude haber conquistado.
0:01:25 Es decir, él mismo se quicaba a las novias.
0:01:36 Bueno, muchas veces uno mismo se saca la novia de ensigma.
0:01:40 Pero que la novia lo amandone a uno para ponerse de novia también con uno es una redundancia insoportable.
0:01:48 Otro hecho notable, unos servidores de la sardina Isabel I de Rusia la vieron un día sentada en su trono en un momento en el cual quería la certeza de que la sardina estaba acostada.
0:02:03 Atemorizados los servidores, imagínense, con ese temor que uno tiene cuando ve que una persona está al mismo tiempo sentada en el trono y durmiendo.
0:02:13 Corrieron entonces a despertar a la que dormía en sus aposentos para avisarle que ella misma estaba sentada en el trono.
0:02:22 También es un instante de mucho temor que los despierten a uno, los acudan, la cama dice, ¿qué dice?
0:02:29 ¿Están regando las plantas en el patio?
0:02:32 Ahí se produce un gran temor.
0:02:35 ¿Por qué fueron a despertar a la que estaba dormiendo?
0:02:38 Lo más fácil era decirse y decirle a la que estaba sentada en el trono.
0:02:41 ¿Por qué no me muerto?
0:02:42 Porque el temor estaba despierta.
0:02:44 Dispubbieron porque había despertado a la.
0:02:47 Escúcheme, usted está durmiendo.
0:02:49 Bueno, pero esto, fueron a despertarla.
0:02:52 Entonces se levantó y fue, junto con sus servidores, hasta la sala del trono y se vio.
0:02:59 Se vio a sí misma.
0:03:02 Entonces llamó a la guardia e hizo fusilar a su propia imagen que desapareció al instante.
0:03:10 Y poco después murió esa misma.
0:03:15 Es una historia antes que nada difícil de creer.
0:03:20 Si yo pudiera creerla un poco me gustaría muchísimo.
0:03:23 Pero tiene algo en su construcción que la hace increíble.
0:03:28 ¿Qué no es lo que ocurrió? Debe estar mal.
0:03:31 Debe estar mal escrita.
0:03:33 O sea, mal contada. Debe estar mal contada.
0:03:36 Me voy a fijar, ¿por qué no me la creo?
0:03:38 Y en cambio me dice Ulises navegaba por el Egeo y pasó frente a la isla de las sirenas.
0:03:47 Yo tan fresco.
0:03:49 Me lo imagino al tipo incluso atado al pano mayor para escuchar el tanto de las sirenas.
0:03:54 No tengo ningún problema, pero aquí tengo todos.
0:03:57 Un día Gete paseaba con su amigo Clem.
0:04:02 De pronto Gete y Clem vieron aparecer al consejero Roglic, amigo de ambos.
0:04:08 Roglic estaba vestido con su bata de dormir, su gorro de noche y sus pantuflas.
0:04:14 Cuenta Gete que saludó a su amigo y poco después lo fue a visitar a su casa.
0:04:20 Y Roglic estaba durmiendo.
0:04:22 Gete lo despertó y Roglic le dijo que acababa de soñar con él con Gete.
0:04:27 Acabo de soñar con usted, Gete.
0:04:30 Y Gete le contestó que ya sabía. Ya lo sé.
0:04:35 Y, perturbado, se fue a su casa.
0:04:38 Que es lo que hace uno cuando vive una situación así.
0:04:47 La historia que voy a contar ahora es la que quería contar.
0:04:52 Sucedió en Amsterdam.
0:04:54 También en los Países Bajos, fíjese.
0:04:57 En el año 1651.
0:04:59 Es la historia del maestro vibriero Peter van Emen.
0:05:05 Un maestro vibriero.
0:05:08 El tazer de Van Emen era el más visitado de Amsterdam.
0:05:12 Allí se fabricaban los mejores espejos de la región.
0:05:18 Pero Van Emen encontraba pocos compradores.
0:05:22 Había muchos visitantes pero pocos compradores.
0:05:25 Era el vibriero más visitado y menos comprado de la región.
0:05:30 Y le compraba poco porque valía mucho.
0:05:33 Era espejo de alto precio.
0:05:35 Pero un día le llegó la fortuna.
0:05:37 Entró en el tazer un tipo, un tal Michner Bog.
0:05:42 Un hombre rico que le encargó un espejo carísimo.
0:05:46 Mírenme, háganme un espejo carísimo.
0:05:49 Bog volvió al tazer quien se diga más tarde.
0:05:53 Y ya ver dónde está el espejo.
0:05:56 Se miró, lo notó de perfecta calidad.
0:06:00 Y ordenó a Van Emen que le pusiera un marco, un marco lujoso también.
0:06:05 Y que después iba a pasar a retirarlo.
0:06:07 Y se mire, yo la semana que viene lo vengo a retirar, le dijo.
0:06:11 Era un poco ordinario.
0:06:13 Bog.
0:06:15 Durante el plazo que le había dado para poner el marco,
0:06:19 Bog tuvo la mala ocurrencia de morirse.
0:06:23 Parece que se cayó por la escalera de su casa tres días antes de la entrega.
0:06:27 Y de la entrega y del pago.
0:06:30 Pero no lo había ganado el tiempo.
0:06:33 Cuando se enteró Van Emen, se quiso morir él también.
0:06:37 Era una gran pérdida.
0:06:39 Había empleado en el espejo sustancias caras.
0:06:42 Y algunas de esas sustancias no las había utilizado nunca.
0:06:46 Las había utilizado ahora en forma experimental.
0:06:50 Y había recurrido para hacer aquel espejo a un viejo libro veneziano.
0:06:56 En el cual figuraba la receta para conseguir el espejo perfecto.
0:07:03 Bueno, tuve la idea de ir a visitar a los familiares de Bog.
0:07:07 Me dijo, me iría acá, su tío, el finado Bog.
0:07:12 Me encargaron un espejo y se murió.
0:07:14 Y si no me lo pago, ¿qué hago yo con el espejo?
0:07:18 ¿Por qué no se lo quedan y me lo garpan?
0:07:21 Los familiares dijeron, no.
0:07:23 No voy a pagar por ese espejo.
0:07:25 Entonces, pude ir con soldados Van Emen, abandonó el espejo en el taller.
0:07:29 Y lo dejó por ahí, hasta que sucedió algo muy curioso.
0:07:32 Un día Van Emen se enfrentó al espejo.
0:07:34 Y miraron el espejo y se espantó.
0:07:37 Porque no aparecía en él.
0:07:39 Si no el finado Meegner Bog, el cliente, ¿no?
0:07:43 El cliente es finado.
0:07:46 Asustado. Van Emen.
0:07:48 Estuvo a punto incluso de romper el espejo.
0:07:51 Porque qué asusté cuando habría un espejo en que no está usted,
0:07:54 sino el finado Meegner Bog.
0:07:56 Lo rompió antes de infartarme.
0:07:58 Pero se detuvo a tiempo y fue consultar a un amigo.
0:08:02 Klaus Stirlitz, un hombre versado en asuntos mágicos.
0:08:09 Stirlitz aseguró que la antigua fórmula veneziana que había utilizado Van Emen
0:08:17 permitía la fabricación de láminas que aprisionaban la imagen vívida
0:08:24 de quien se había reflejado en ella.
0:08:27 Y aún cuando el reflejado muriese, el espejo seguía conservando su imagen
0:08:33 hasta tanto no se rompiera el espejo.
0:08:36 Y Van Emen fue entonces hasta la casa de la familia Bog
0:08:39 y ofreció de nuevo vender el espejo
0:08:43 diciéndoles ahora que incluía la imagen perfecta,
0:08:46 la imagen viviente del difunto Bog.
0:08:50 Y los clientes lo vieron al finado Bog a ver, mirándose, peinándose
0:08:55 y se lo compró, el seguémelo.
0:08:58 Inmediatamente después Van Emen y su amigo, el experto en artes mágicas, Stirlitz
0:09:05 se pusieron de acuerdo con fabricar más de esos espejos.
0:09:09 Van Emen fabricaría los espejos y el otro buscaría entre los ciudadanos más ricos
0:09:15 aquellos dispuestos a pagar un espejo que les ofreció un poquitito, un pellizco de inmortalidad.
0:09:23 Van Emen cerró el taller y directamente se retiró a trabajar en una pequeña estancia.
0:09:29 Pero sucedieron nuevas maravillas.
0:09:31 Van Emen no tardó en advertir junto con Stirlitz
0:09:34 que cuanto más tiempo se miraban en el espejo, más clara se hacían las imágenes.
0:09:41 Y no solo eso, sino que aquellas imágenes empezaban a comportarse de un modo independiente.
0:09:50 Sus figuras en el cristal adoptaban una actitud diferente a la especularidad esperaba.
0:09:58 Pues te miraba, te peinaba, y por ahí la imagen tuya, rolón en el espejo, se rachaba, se sentaba,
0:10:05 miraba para otro lado, caminaba, descansaba, desde luego.
0:10:12 Mientras esto sucedía, Van Emen y Stirlitz, heraban a tonetosa, que es una maravilla.
0:10:19 Bueno, antes de proceder a la ampliación de su negocio, Van Emen y Stirlitz decidieron reforzar al máximo sus dobles, sus figuras.
0:10:29 Y entonces empezaron a permanecer mucho frente al espejo para que la figura fueran cada vez magnitias, horas y horas.
0:10:37 Una noche, polleron que las imágenes hablaban en voz baja.
0:10:42 Y miraban en el espejo, y ellos mismos hablaban en voz baja.
0:10:48 Impresionados, convocaron un testigo, a otro, a un tercer tipo, y dicen, miren, usted mire lo que pasa, pero no se ponga ante el espejo,
0:10:56 para no quedar atrapado aquí. Usted solo debe observar qué pasa con nuestras, con nosotros y con nuestras imágenes.
0:11:04 Y el testigo se llamaba Micael Dorf, y es el que contó este asunto.
0:11:10 Por esto lo estoy contando yo, gracias al testimonio de Micael Dorf, que se puso a un costado para no ser reflejado por el espejo, y que vio lo que pasó.
0:11:19 15 días después de escuchar los murmullos, el fan Emen del espejo, el del espejo, se dirigió al fan Emen real.
0:11:29 Y le dijo, mire, háganos vivir del todo, y usted vivirá eternamente en nosotros, del mismo modón que vive ahora.
0:11:41 Para conseguirlo, tiene que rociar el espejo con...
0:11:45 Y cuando iba a decir con qué tenía que rociar el espejo, el cristal se oscureció y la voz se apagó.
0:11:53 Al día siguiente, fan Emen y Stirlitz estuvieron todo el tiempo sentados frente al espejo.
0:11:59 Hay que haberla noche, volvió a oírse el susurro. Háganos vivir del todo, y ustedes vivirán realmente en nosotros, de la misma manera en que viven ahora.
0:12:11 Para eso hay que rociar el espejo con polvo de...
0:12:16 De nuevo oscuridad y silencio.
0:12:18 Fan Emen y Stirlitz repitieron el experimento al día siguiente, para ver si cachaban alguna palabra más y dar vida plena a esos dobles.
0:12:27 Sin embargo, nadie podrá decir nunca lo que ocurrió aquella noche.
0:12:32 Dorth, que se había ido al testigo, ¿no?
0:12:36 Para regresar al día siguiente, cuando volvió, se encontró con los cadáveres de fan Emen y de Stirlitz.
0:12:44 Junto a un espejo que ya no era tal.
0:12:46 La lámina estaba negra y muy caliente, como recién sacada del fuego.
0:12:51 Pero la cosa no terminó así. Un mes más tarde, fan Emen y Klaus Stirlitz, por sus dobles, fueron vistos en el puerto de Rotterdam.
0:13:01 De Rotterdam viajaron a Venecia, y allí, perdidos entre una multitud de vidrieros, continuaron fabricando espejos.
0:13:10 Pero ya no buscaron duplicarse. Estos dobles imágenes precisas de un momento de los verdaderos fan Emen y Stirlitz,
0:13:18 quedaron anclados en ese instante especular.
0:13:22 No envejecieron, no murieron.
0:13:25 Algunos saudaces dicen que la eficacia de algunos vidrieros venecianos no es tradición o saber que va de generación en generación.
0:13:35 No hay comunicación de viejos saberes. Muchos vidrieros, los mejores, son siempre los mismos.
0:13:42 Son los dobles inmortales de aquellos antiguos vidrieros dueños del secreto de espejos que estore de duplicaciones notables.
0:13:52 De hecho, quizá alguno pueda encontrarse un día con el doble de Peter van Emen, fan Emen.
0:14:00 Seguro que ahora se habrá puesto otro nombre.
0:14:04 Me gustó esta historia.
0:14:06 Pero mucho. A esta me la creí.
0:14:08 Esta me la creí.
0:14:22 ¿A quién quiere dedicar esta historia de espejos?
0:14:25 Estoy pensando, Alejandro, que si fan Emen hubiera escuchado cosas que tal vez ocurrió en esa noche en la cual el testigo no estuvo.
0:14:32 ¿Cuál era esa palabra, ese ingrediente que podía darle vida?
0:14:37 No hubiera sido otra cosa que Dios, que también nos hizo según creen algunos a su imagen y semejanza.
0:14:43 Y quiero dedicar esto a Jacques Lacan, que ha establecido esto del estadio El Espejo,
0:14:50 y que nos ha informado cómo no somos en nuestra personalidad, sino también un poco tejo de lo que nos han formado a nosotros, ya no es el nuestro padre, nuestra cultura.
0:15:00 Hace algunos años yo acostumbraba a utilizar una pequeña historia de espejos, a la que algunos llamaban la del espejo que no funcionaba.
0:15:12 Yo decía que algunos espejos estaban manipulados de tal forma que nos daban una imagen diferente a la verdadera.
0:15:20 Entonces uno se miraba y en vez de ver lo que realmente era veía alguna otra cosa.
0:15:25 Pero educados como hemos sido en la confianza al espejo, creíamos más al espejo que a la realidad.
0:15:37 Para saber quién era uno se miraba en el espejo y el espejo se lo decía.
0:15:45 Por ahí uno era rubio y se veía morocho, o más todavía uno era morocho, y se veía rubio en el espejo.
0:15:52 Por más que se le casieran a uno pelos morochos como el espejo decía que era rubio,
0:15:57 y como siempre nos habían dicho que los espejos no mentían, le creíamos al espejo.
0:16:03 Algunos, por ejemplo, vivían en el tercer mundo y se miraban en el espejo y creían que vivían en el primero.
0:16:20 Y esa pequeña fábula, por ahí es verdadera.
0:16:26 Por ahí es verdadera.
0:16:28 Por ahí todavía estamos tan convencidos de que los espejos no le antén,
0:16:33 que creemos lo que los espejos nos dicen de nosotros mismos.
0:16:38 Todas las tardes y todas las noches miramos unos espejos cuadrados que nos dicen cómo somos.
0:16:48 Y resulta que a lo mejor no somos.
0:16:51 Porque los fabricantes de esos espejos y tan interesados en que nosotros creamos que somos de otra manera,
0:16:57 de la forma en que ellos quisieran que fueran.
0:17:00 Así que yo los convido ahora a descreer de los espejos especialmente cuando se llama en televisión,
0:17:10 o cuando se daman medios de comunicación,
0:17:13 y mirarnos nosotros mismos para decidir lo que somos,
0:17:18 y recurrir a la observación y a la ciencia y al pensamiento,
0:17:23 y al testimonio de nuestros hermanos para saber quiénes somos.
0:17:27 Tal vez podríamos proceder a Alejandro como aquello que en épocas del reinado o del emperador amarillo,
0:17:34 decidieron desogrecer a los que querían que hicieran lo que imitaran sus movimientos.
0:17:39 Esa es otra fábula.
0:17:41 Pero hoy imitemos solamente a no hacer caso a los que espejos manipulados dicen de nosotros mismos.
0:17:53 ¿Y con qué me va a adornar esta charla, Alejandro?
0:18:03 Escucharemos la canción que se llama Yo Soy Aquel Muchacho,
0:18:07 que es lo que uno dice cuando se mira el espejo.
0:18:10 Y que es una canción de Cámara Muy Bella de Joaquín Mora,
0:18:16 que escucharemos en la versión de uno que no se miraba el espejo,
0:18:21 y es Don Hugo del Carriel. Adelante.
0:18:52 Me sepulta en la tristeza de sus vidas Quiero ser a tu regreso el cancionero
0:19:04 Debe que no te quiero rendir un corazón Yo Soy Aquel Muchacho,
0:19:12 que puso sin agrarios En tu pintado labio, en la gloria de un vivir
0:19:18 Adelante entre cariño, toren agua, se sumiso Y que el destino quiso unirla al subir
0:19:27 Yo Soy Aquel, que tuvo costes y pesiceras Lo tuya prima Bella y fue la toña Peruella
0:19:37 Que ha vuelto grondida En lo que si eres poasio
0:19:47 Que fue como un palacio para vivir tu ener
0:19:57 Si en el viaje te sotara la soledad de un engaño y con su frío que embalterada
0:20:09 No le pongas caractera esta contenta Que con risas al dolor se desbarana
0:20:18 Y yo también cuando te fuiste con vida A mi tanto no me creer con la leyra
0:20:28 Y si eres como nerviosa ser sentida Te la venden o se espina, se ha muerto mi lusión
0:20:37 Yo Soy Aquel Muchacho, que puso sin agrarios En tu pintado labio, en la gloria de un vivir
0:20:48 Adelante entre cariño, toren agua, se sumiso Y que el destino quiso unirla al subir
0:20:58 Yo Soy Aquel, que tuvo costes y pesiceras Lo tuya prima Bella y fue la toña Peruella
0:21:08 Que ha vuelto grondida En lo que si eres poasio
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