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22 de Mayo de 2009

estafadores

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de estafadores, hablando de bancos, de crisis mundial, de servicios deficitarios.
0:00:11 Es un catálogo de estafadores y vamos a empezar con el más flojo, con el señor Montlick Gregory,
0:00:20 Montlick Gregory, que hizo una fortuna vendiendo títulos de nobleza.
0:00:25 Había, todavía a principios del siglo XX, mucha gente en Inglaterra que deseaba comprar títulos,
0:00:33 títulos de nobleza, de Conde, de Marqués, etc.
0:00:38 Apenas terminada la Primera Guerra Mundial, después de 1918, por ahí,
0:00:44 el primer ministro, Lloyd George, vendía abiertamente honores en un intento por incrementar los fondos públicos.
0:00:54 El gobierno, entonces, empezaba a vender títulos.
0:00:58 Sin embargo, había algunos que se otorgaban sin venderse.
0:01:02 Gregory era dueño de un club bastante exclusivo, al que solían ir algunos funcionarios de gobierno
0:01:10 y entró en conocimiento de la lista de los hombres que iban a ser distinguidos con nombramientos nobiliarios por sus méritos.
0:01:20 Tuvo acceso a la siguiente lista.
0:01:24 Tipos a los que vamos a distinguir con el típulo de nobleza este año.
0:01:28 Nada, no me engano, esustano.
0:01:30 Y el tipo iba y se los vendía los títulos.
0:01:35 Enterado de la lista iba esos mismos tipos.
0:01:38 Y decía, miren, yo por 500 libras puedo hacer que a usted lo nombren con.
0:01:44 Él ya sabía que lo iban a nombrar, ¿eh? Gratis.
0:01:47 Y algunos entraban. Le daban las 500 libras y nadie tiraba la bronca porque efectivamente lo nombraban.
0:01:54 Y el nombrado pensaba que no era por sus méritos ni por una decisión del gobierno, sino por la influencia del amigo Gregory.
0:02:03 Muy bien, y así, como nadie se quejaba, el gobierno tampoco se enteraba de que esto ocurría.
0:02:09 Y muchas hombres siempre creyeron que habían sido distinguidos por Coimbra cuando en realidad habían sido distinguidos legítimamente.
0:02:17 Ahora bien, el negocio no duró mucho a Gregory porque en 1925 fue declarado ilegal todo comercio de honores, incluso el del propio estado inglés.
0:02:28 Y de todos modos ya se avesinaba una época en donde cada vez valía menos un marqués o un condé.
0:02:38 Hoy, por ejemplo, ¿está seguro si hoy vendían títulos? ¿Habría giles para comprarlo? Yo creo que sí.
0:02:47 Yo creo que sí. Si quiere, le hago una lista.
0:02:51 De tipo que están desesperados por ser marqueses de no sé qué.
0:02:56 Deme la lista antes y le vendo los títulos.
0:02:59 Y Lucas de York.
0:03:01 Bueno, este es el más liviano de los estafadores.
0:03:05 Segundo, está el señor Arthur Ferguson, que nació en 1870 en Escocia y desde chico estudió teatro allí donde con Cosili.
0:03:15 En la adolescencia trabajaba en una compañía teatral que recorría Escocia y el norte de Inglaterra haciendo obras teatrales.
0:03:24 Un día, Ferguson viajó a Londres y así comenzó a ejercer su profesión de actor, pero con otros fines que no fueron precisamente artísticos.
0:03:34 Ferguson separaba cerca de algún monumento y lo estudiaba con aire de profunda concentración.
0:03:42 Se quedaba así horas.
0:03:45 Muy bien. Cuando se acercaba a algún turista y le hacía alguna pregunta acerca del monumento, Ferguson empezaba su actuación.
0:03:53 En una ocasión, mientras caminaba alrededor de la plaza Trafalgar, se le acercó a un turista norteamericano de Iowa llamado Cooper.
0:04:02 Cooper le preguntó por el monumento que sería la columna del almirante Nelson, me imagino yo.
0:04:07 Ferguson dijo, ya está en la columna del almirante Nelson, le dijo con voz de Guilerpi.
0:04:14 Y agregó, lamentablemente no estará aquí por mucho tiempo, ya que Inglaterra necesitaba vender esta columna a fin de saldar una deuda.
0:04:23 Ferguson dijo que él justamente era el funcionario municipal que estaba encargado de realizar esa venta.
0:04:32 Y este turista que le preguntaba resultó ser un millonario norteamericano amante del arte monumental.
0:04:39 Y enseguida se mostró interesado por comprarla.
0:04:43 Dice, yo la quiero comprar si ustedes la venden.
0:04:46 Ferguson se hizo rogar.
0:04:48 No, ya la tengo prometida, imagínense.
0:04:53 Además ya se cumplió el plazo para la realización de ofertas, pero finalmente acerio.
0:04:59 Y tuvo un anticipo, un cheque por 6 mil libras, y a cambio le dio a Cooper un recibo.
0:05:05 Y la dirección de una compañía constructora que era la encargada de trasladar el monumento a la casa de Cooper.
0:05:11 Entonces muy contento, el Niato fue hasta la empresa, presentó el recibo.
0:05:15 Y se dio cuenta que había sido estafado, imagina, se diga, no mene.
0:05:20 Pero Ferguson siguió usando la misma estrategia y vendió el Big Ben que se haca en redó.
0:05:28 Y después el palacio entero de Buckingham.
0:05:32 Bueno, lleno de plata, huyó a Estados Unidos en 1925.
0:05:36 Una vez allí conoció a un ganadero de Texas que tenía un sueño.
0:05:41 Y este sueño era vivir en la Casa Blanca.
0:05:44 Ferguson, haciéndose pasar por una gente del gobierno, le contó que el presidente de los Estados Unidos,
0:05:49 estado interesado en reducir el costo estatal, y le alquiló la Casa Blanca por 100 mil dólares anuales.
0:05:56 Ni bien Cachole Aguita, huyó este hombre a New York.
0:06:00 Y allí fueron... y ahí terminaron las asañas, Ferguson.
0:06:04 Vendió el estatus de la libertad a un australiano, pero cometió un error.
0:06:10 El comprador quiso acercarse una foto con él, con Ferguson, al pie de la estatua, y el Niato accedió.
0:06:18 Cuando la foto llegó a manos de la policía, pudieron ya buscarlo, lo encontraron, lo arrastraron, lo arrastraron.
0:06:24 Los sentenciaron a cinco años de prisión, y cuando fue puesto en libertad se retiró del negocio,
0:06:31 y hasta su muerte vivió en California rodeado de hijos y de lujos.
0:06:37 Ni de lejita, es más que ni siquiera.
0:06:39 Esto tiene una moraleza, evidentemente.
0:06:43 No se la quiero decir, pero evitar que nuestros hijos salgan en este mismo momento a vender monumentos.
0:06:50 Último estafado, oro, ante último.
0:06:54 Viktor Ljusstig había nacido en 1890 en Praga, tenía 22 apodos, 22 alias, y 45 arrestos.
0:07:05 Un día leciendo diarios, se enteró de que el gobierno francés restauraría la Torre Eiffel.
0:07:10 Ljusstig, que no hacía otra cosa que estafara, pretendió hacer el negocio del siglo, vender la Torre Eiffel al mejor postor.
0:07:20 Primero, falsificó documentación que lo hacía responsable del mantenimiento de la Torre.
0:07:25 Después, hizo reservas en la mejor suerte de un hotel.
0:07:31 Y una vez allí invitó a cinco de los empresarios metaluérgicos más poderosos de Europa para presentarles un proyecto.
0:07:39 Le dijo que la Torre sería desmantelada y que se vendería como fierro viejo.
0:07:43 Y los empresarios se mostraron interesados.
0:07:47 Los tech tenían un par de secuaces. Un tipo llamado Robert Guilion, que era domador de leones.
0:07:53 Ya se sabe que los domadores de leones son siempre sospechosos.
0:07:56 Y Francois Latille, que era excrupie.
0:08:00 Si los domadores de leones son sospechosos, los crupiers son culpables.
0:08:08 Ambos socios se hacían pasar por empresarios interesados en la compra.
0:08:13 Y participaban como gruperos. Yo pongo más plata.
0:08:16 Bueno, todos hicieron ofertas bajo sobrecerrado.
0:08:20 Y uno de ellos, André Poazón, disculpeme,
0:08:23 ofreció el equivalente a lo que costaba 7.000 toneladas de guiar.
0:08:28 Ahora, la ganancia de el UFTIK no estaba en cobrar todo el dinero,
0:08:32 sino cobrar una importante comisión por adelantado para facilitar los trámites del comprador.
0:08:39 Entonces se hizo de 650.000 francos.
0:08:45 Y se fugaron todos.
0:08:47 Poazón, cuando, mejor dicho, los otros empresarios, cuando se enteraron, llamaron a la policía,
0:08:54 mejor dicho, que dice que no se amaron a la policía.
0:08:57 Porque estaban tan avergonzados a aquellos empresarios que no fueron a la policía.
0:09:03 Les daba vergüenza haber sido engañado.
0:09:06 Bueno, después de un tiempo, cuando el tipo vio que el asunto de la torre había caminado bien,
0:09:11 regresó para irse a UFTIK con sus secuaces y vendieron otra vez la torre,
0:09:17 igual, de mismo modo, como Fierro Viejo.
0:09:19 Pero esta vez sí fueron denunciados y debieron huir.
0:09:22 Se fueron a los Estados Unidos. Allí se quedaron sin guita.
0:09:26 Entonces, UFTIK inventó una falsa máquina de falsificar dinero.
0:09:33 ¡Torna!
0:09:34 Naturalmente, el cliente también debía ser una aspirante a pionas.
0:09:39 Habría que estafar a un estafador.
0:09:42 En realidad, digo, para todos nuestros amigos estafadores,
0:09:46 el mejor estafado es uno que tiene alma de estafador.
0:09:51 Uno que quiera ser un negocio de pionas, un negocio leonino.
0:09:57 ¿Cómo funciona la venta del bisete premiado?
0:10:00 El tipo, el otario, el que va a caer,
0:10:05 en realidad cree que el que le está ofreciendo un bisete premiado
0:10:09 por la mitad del valor del premio es un tonto.
0:10:12 O sea, que la mala fe del estafado es decisiva en cualquier estafa, hijo mío.
0:10:19 Gracias, papá.
0:10:22 El caso es que, bueno, encontraron falsificadores
0:10:27 que querían comprar una buena máquina de falsificar.
0:10:30 Se lo vendieron en realidad un empresario que deseaba duplicar su fortuna.
0:10:35 Se llamaba Everdlover.
0:10:37 La máquina, por supuesto, no funcionaba.
0:10:40 Los tics se fue con el dinero a Chicago y así, en 1927,
0:10:44 se hizo amigo de Al Capone, que lo llevó a trabajar con él
0:10:49 y entonces se transformó en el falsificador, ya verdadero.
0:10:53 No, un engañador de falsificadores, sino un legítimo y honrado falsificador,
0:10:58 el más importante de los Estados Unidos.
0:11:01 Lo arrestaron en 1934, se escapó por la ventana, colgado de una sábana,
0:11:07 se fue a Pittsburgh y cambió su identidad.
0:11:11 Se hizo pasar por Jubilado y eligió el nombre de Arthur Miller.
0:11:16 Qué curioso, ¿no?
0:11:18 Que no es nombre de Jubilado, sino más bien de Dramaturgo.
0:11:22 La libertad le duró poco, la policía lo encontró y fue preso por 10 años.
0:11:27 Después estuvo en Alcatraz y así murió en 1937.
0:11:31 Había falsificado en total 164 millones de dólares.
0:11:35 Ah, gracias.
0:11:37 Rodenarios, ¿no?
0:11:42 ¿Todavía estará circulando parte de ese dinero?
0:11:45 Seguramente, porque eran tan buenas las falsificaciones
0:11:49 que forman parte del dinero destinado a la circulación general.
0:11:54 Algunos estafadores son torpes.
0:11:57 Se dicen, entonces, que practican una falsificación descendente.
0:12:02 Los artículos que falsifican son peores.
0:12:09 Entonces, ésta sería una falsificación horizontal.
0:12:12 Mucho más rara es la falsificación ascendente,
0:12:17 donde el artículo falsificado es mejor que el verdadero.
0:12:21 ¿Hay?
0:12:23 Casi no.
0:12:25 Pero imagínese, billetes, por ejemplo, de unos 50.
0:12:33 Impecables, ¿no?
0:12:37 Y eso es lo mejor, de unos 50.
0:12:39 Ya que vamos a falsificar, hagámoslo mejor de lo que era.
0:12:43 Hemos sido a la discoteca,
0:12:47 o a los que nosotros nos parecía que era la discoteca,
0:12:50 que finalmente resultó una burda falsificación.
0:12:53 Ya lo sospechábamos.
0:12:55 Le pedimos al discotecario canciones de falsificadores.
0:13:00 Tenemos nosotros un balde que se llama Balde,
0:13:02 los falsificadores, pero no lo vamos a escuchar.
0:13:04 Y en cambio, ya que se trata de un catálogo de estafadores,
0:13:08 escucharemos el tango mala junta,
0:13:11 poniéndonos arbitrariamente en contra de todos estos estafadores,
0:13:15 pero en realidad poniéndonos con toda justicia en contra,
0:13:19 porque acabamos de decir que estamos hartos de piolas, de estafadores,
0:13:23 de tipo que te venden la Torre Eiffel,
0:13:26 y de tipo que te venden un servicio de televisión que no anda cuando sube.
0:13:33 Escucharemos el tango mala junta, la versión de su autor, Julio de Carles. Adelante.
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