Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de estigmas. Atención.
0:00:05 Digamos que entre los aspirantes a la santidad
0:00:09 estaban los visionarios, los aceptas y también los estigmatizados.
0:00:16 Los que padecían estigmas, como bien se sabe, eran unas personas que presentaban lesiones orgánicas
0:00:23 que aparecían espontáneamente, de manera permanente o periódica
0:00:28 y que por la forma y lugar en que surgían, recordaban a las heridas recibidas por Cristo.
0:00:37 El primer estigmatizado fue, famosamente, San Francisco y Aziz.
0:00:44 Cuando Francisco murió el 3 de octubre de 1926, sus hermanos de religión anunciaron que el pobrelo
0:00:52 llevaba las marcas de la pasión de diecia tiempo.
0:00:57 En los retratos que le hicieron antes de su fallecimiento no se ve nada de eso,
0:01:03 pero pues en la exigencia de los pintores.
0:01:05 En los inmediatamente posteriores, tampoco se ve mucho, no parecen heridas
0:01:11 sino unas manchas rosadas en las manos y pies, pero, insisto, no son fotografías.
0:01:16 Pasaron unos 40 años hasta que el fenómeno se volvió a producir esta vez en unas mujeres de colno en Alemania.
0:01:25 Una de ellas, llamada Cristina de Stomen, tenía unas marcas que iban a acompañar de una furia
0:01:33 que parecía diabólica, pero si la demás de las marcas andaban medio curiosas.
0:01:38 Esa chica.
0:01:41 Fue expulsada en su convento por poseza.
0:01:45 Curiosamente, una de las primeras exigmatizadas, o sea, esta muchacha Cristina,
0:01:51 tuvo una muy mala imagen en la iglesia.
0:01:53 Otra fue la sista niense Lucadis de Overweimar.
0:01:58 Permanecía puras con los brazos en cruz e interpretaba teatralmente el personaje de Cristo en las escenas de la pasión
0:02:07 e incluso interpretaba a quienes lo maltrataban en las distintas etaciones.
0:02:12 Esto lo hacía todos los días.
0:02:14 A veces se descargaba un violento golpe en la mandíbula, de manera que todo su cuerpo vacilaba bajo el impacto.
0:02:22 Se molía a su celda, pasaba de un personaje a otro, como a veces hacemos nosotros.
0:02:28 Parece que se hacía arrastrar por su propia mano, como si fuera ajena, y con la otra mano, que le pertenecía,
0:02:38 y la otra, que se descargaba de una manera que todo su cuerpo vacilaba bajo el impacto.
0:02:44 Se molía a palos y danas.
0:02:47 Los estigmas que tenía Lucadis eran evidentemente obra de ella misma.
0:02:53 Su celo por imitar a Cristo la llevó incluso al extremo de morir a los 33 años.
0:02:59 El problema de los estigmas se volvió complejo para la iglesia,
0:03:03 porque se adelantaba un carácter muy personal.
0:03:05 Eran diferentes de un estigmatizado a otro, lo cual hacía pensar en origen distintos.
0:03:11 Los primeros estigmatizados solo mostraron las cinco señales clásicas.
0:03:15 Todos los quiero en las manos de la del costado, que me haría de la lanza.
0:03:20 Pero después se agregaron otras.
0:03:22 El Isabel de Spalbeck, una monja del siglo XIII, tenía, por ejemplo, agujeros en la frente,
0:03:31 nuevamente producidos por la corona de espinas.
0:03:34 Una tal verónica Suriani presentaba bajo la piel unas protuberancias indicadas
0:03:40 en que los clavos de la crucifixión se vían en su sitio.
0:03:44 Otras tenían huellas de latigazos en la espalda y algunas llegaron hasta a exhibir en la,
0:03:50 así mismo, la señal de haber cargado con las cruces.
0:03:55 La operación se habló de estigmas invisibles, lo cual es ciertamente una,
0:04:02 no sé si es una contradición, en cualquier caso, algo superfluo.
0:04:06 Si el estigma es una marca milagrosa y la marca no aparece, nos quedamos con bien pocos.
0:04:14 Pero lo que se hizo se diga es que algunas personas se quejaban de dolores allí donde
0:04:20 uno esperaba que estuvieran los estigmas.
0:04:24 Un ejemplo fue el de Catalina de Siena, que envió también a los 33 años,
0:04:32 cuentan que sus estigmas aparecieron en el transcurso de una visión bajo el efecto de rasgos
0:04:37 que el cielo le enviaba como flecha sobre su cuerpo, pero nunca se hicieron evidentes.
0:04:44 Catalina solo manifestaba tener grandes dolores.
0:04:47 Fue una gran paradoja para los herubicos de la iglesia que la más célebre de las estigmatizadas
0:04:52 se quejaban en el acto de canonización de 1461.
0:05:03 Este asunto abrió paso a la llamada Querella de los Estigmas.
0:05:09 Los franciscanos, que, en cierto modo, se tenían por depositarios de la novedad de San Francisco de Asis,
0:05:15 rechazaron las marcas invisibles de Catalina de Siena, que era Dominica,
0:05:20 y incluso las de algunas religiosas, por más visibles que fueran.
0:05:25 Durante muchos siglos la iglesia consideró que la aparición de estigmatizados,
0:05:30 más que una rebración milagrosa, era un énfasis imprudente.
0:05:35 Y, extrañamente, la mayoría de ellos fue a parar a la cárcel.
0:05:41 Mediante sus marcas, los estigmatizados decían que era posible explorar la propia fe,
0:05:48 comunicarse directamente con el cielo, etc.
0:05:51 Pero la iglesia no les daba mucha beligiancia.
0:05:55 Y esos decían que la ortodoxia consistía en seguir las enseñanzas con humildad
0:06:03 y sin monjas exaltadas, y frailes que abrían por dentro.
0:06:11 Así que, más bien, miraban con antipatía los estigmatizados.
0:06:16 Carlos Bembo, era un franciscano que vivía en la ciudad de Pisa, a mediados de siglo XVI.
0:06:23 Su fervor religioso y su intención de tener un lugar de reliebre en mundo cristiano,
0:06:28 lo llevaron a ser una locura.
0:06:31 Bembo, en éxtasis, o postulándose a éxtasis,
0:06:36 causó las heridas clásicas de la estigmatización.
0:06:42 Pero, como le dolía, apenas llegó a hacerse unos raspones en los principios de la mano, porque se detenía.
0:06:52 Entonces, los hombres de su orden se mofaron de aquellas muestras
0:06:58 y deseniaron las estimaduras de Bembo.
0:07:01 El franciscano obtuvo entonces por demostrar con más fervor la aparición de Cristo en él
0:07:08 y, como no pudo hacerlo solo, por falta de valor, le pagó a un curtidor,
0:07:14 disculpen ustedes, para que le atravesara diez imanos del modo más científico.
0:07:24 Entonces, Carlos Bembo se apareció ahí en el patio del monasterio sangrante y sonriente,
0:07:30 mostrando sus heridas de sus compañeros que sintieron horror más que piedad.
0:07:35 Carlos Bembo se desplomó en el patio y a las pocas horas murió de sangrado,
0:07:41 dice el cronista, y ya en el otro mundo, el fraudulento Carlos Bembo
0:07:47 esté penando por no poder forjar su resurrección.
0:07:53 Estos son los datos que tenemos acerca de estigmatizados.
0:07:58 Es uniforme un poco exéptimo, parece a mí.
0:08:03 Nuestro cronista de hoy no está muy a favor de los estigmatizados.
0:08:09 ¿A quién dedica esto? Ah, Francisco.
0:08:11 Ah, Francisco, están locos así.
0:08:13 Al hermano Pancito.
0:08:14 No te acerques mucho, hermano Francisco.
0:08:18 Los motivos de lo...
0:08:20 Entonces, luego al hermano Francisco vamos a dedicarse.
0:08:25 Y aquí es el único que he tratado con respecto.
0:08:28 Pero, además, especialmente los franciscanos piensen que los demás
0:08:31 son menos imitadores del santo y así.
0:08:36 Bueno, y así sí.
0:08:40 Hemos sido, piadosamente,
0:08:47 para el discoteque y le explicamos al discotequeque como era el asunto,
0:08:52 que se despia esto de los estigmas.
0:08:56 Era parecer lo mismo que el Cristo o algo así.
0:09:03 Y nos consiguió el discotecario, o gran astucia,
0:09:07 un tango de Astor Piazola.
0:09:13 Por Aquiles de Lerín,
0:09:16 y el tango se llama la misma pena.
0:09:20 Seguramente, esta identidad de la pena tiene que ver con los estigmas.
0:09:29 Y tal vez los pianistas, al tocarlo,
0:09:35 sientan aparecer en sus manos las mismas marcas
0:09:40 que en ella tenía a Astor Piazola.
0:09:45 Escucharemos que te ve el tango de Astor, la misma pena.
0:10:21 vamos a ver el tango de Astor.
0:10:27 vamos a ver el tango de Astor.
0:10:33 vamos a ver el tango de Astor.
0:12:40 ¡Vłam!
0:12:41 ¡No lo� al tango!
0:12:49 ¡no lodingo al tango!
0:12:52 No lo realmas,
0:12:54 no lo realmas,
0:12:56 no lo realmas.
0:12:58 ¡No la sky!
0:13:00 No lo gosta...
0:13:02 Estás gebruyando lo mismo BÜNDNISB Hit.
0:13:05 sola por actires de divine.
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