Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de exintricidades de los reyes, yo siempre hablamos de esto, pero tenemos como dos mil catálogos, esto es uno más de los tantos que tenemos.
0:00:09 Hemos hablado aquí hace mucho y encontré esa charna hace poquito y la leí con mucho gusto otra vez.
0:00:18 Que era acerca de Gustavo de Suecia, Gustavo II era de Suecia, que era un rey que tenía conocimientos de náutica y que estaba apasionado por la construcción de barcos.
0:00:31 Y un día construyó un barco, se construyó un gran barco de guerra con planos de Gustavo II de Suecia.
0:00:42 Sí, sí, lo diseñó él, barco espectacular, estuvieron trabajando ahí no sé cuántos años, lo terminaron y lo votaron, lo mandan ahí al agua.
0:00:56 10 minutos tuvo aflote, no, se hundió, tenía las troneras de los caniones muy bajas.
0:01:04 Y cuando se inclinó a bavor o estribor, empezó a entrar agua por la tronera.
0:01:11 Y no estaba calculado eso?
0:01:13 No, se hundió.
0:01:16 Jodí demasiado pesado mi maquino también.
0:01:18 Estaba mal hecho.
0:01:20 Esa es una exintricidad costosa, porque el tipo que se lo juega al dinete con semillas de nabo no le hace daño a nadie, pero que...
0:01:29 Ni probó con una maqueta antes, nada, es así, fue él y me aburro ahí.
0:01:34 Probablemente haya probado con una maqueta, pero bueno, no sé.
0:01:38 Hoy vamos a tener algunos reyes tan locos como Gustavo.
0:01:43 El primero es Gustavo III de Suecia, aquel que fue asesinado en 1792, cuando estaba en el Teatro de la Ópera de Subcapital y fue aquel rey en que se inspiró Giuseppe Berri para escribir un Valuim Másqueda.
0:02:02 Gustavo III era escritor.
0:02:04 En 1786 había escrito la letra de la ópera Gustavo Vasa para enaltecer a su antepasado, la Dinastía de los Vasa.
0:02:12 Unos años antes había dedicado otra obra teatral a otro predecesor en el trono Gustavo Adolfo.
0:02:19 Pero su afición extraña era ésta.
0:02:24 Sentía mucho interés por los peligros que ocasionaba tomar café.
0:02:31 E investigó largos años sobre eso.
0:02:34 Se le había ocurrido que tomar café hacía mal y empezó a gastar plata para demostrarlo.
0:02:41 Para apoyar en base científica su aversión al café obligó por ejemplo a dos criminales condenados a prisión perpetua a que tomar a café el primero y té el otro.
0:02:53 Y dispuso que dos médicos los controlaran durante todo el desarrollo de sus vidas.
0:03:00 Y nada, no sacó ninguna conclusión.
0:03:03 Antes de sacar conclusión alguna Gustavo III por la duda prohibió el café en todo su reino mientras se tuvo en el poder.
0:03:12 El rey esperaba que se muriera enseguida el bebedor de café.
0:03:18 Pero la cosa que no ocurrió, primero murió uno de los médicos, luego el otro y después se murió el bebedor de té y después se enfermó Gustavo III.
0:03:30 Entonces en su lecho de muerte el rey convocó al preso obligado a tomar café durante todos los días de su vida y le dio la libertad.
0:03:45 Otro rey, como primero de Inglaterra, fue el rey al comienzo del siglo XVII, tenía una gran afición por las telas suntuosas.
0:03:54 Le gustaban las ropas o las telas caras.
0:03:58 Entonces les esperaba por la seda, por conseguir cortes orientales.
0:04:06 Entonces esperaba la llegada de los viajantes que venían por las rutas de la seda.
0:04:12 Era carísima, por otra parte difícil de conseguir en aquellos años.
0:04:17 Entonces se le ocurrió, como a tantos, montar en su propio reino una gran factoría cedera, para lo cual compró en 1609 10.000 moreras, 10.000 árboles de mora y las plantó en un terreno donde años después iba a edificar el palacio de Buchengan.
0:04:37 El cacobo, al frente de las acciones, pobló las moreras con los gusanos pertinentes.
0:04:45 Compró unos gusanos ese y los puso ahí en la morera. Había oído decir que los gusanos prosperaban en las moreras.
0:04:51 Y esperó que puso a operar.
0:04:54 Desgraciadamente el rey no sabía que había dos clases de morera, la blanca y la negra.
0:04:59 La blanca es la que da las hojas que comen los gusanos.
0:05:03 Y la negra es la que da las moras, las peticidas como frutas.
0:05:08 Y que los gusanos desdeñan como cosa totalmente ajena.
0:05:12 Bueno, el rey cacobo plantó los árboles equivocados.
0:05:16 Y los gusanos no colaboraron en su proyecto.
0:05:19 El cacobo había esperado seis años, hasta que se enteró.
0:05:24 La finca se convirtió en un jardín de paseo del duque de Buchengan y luego en un palacio real, como ahora.
0:05:33 En un rinconcito de jardín del palacio todavía hay una morera de las que plantó equivocadamente el cacobo.
0:05:41 Algunos poderosos tuvieron una gran afición por el vino y emprendieron acciones notables para conseguir vinos buenos.
0:05:51 El sultan turco Selim I allá, a mediados del siglo XVI, estaba permanentemente borracho.
0:06:00 Aun así se mostraba exigente y exquisito en los licores que demandaba.
0:06:07 Principalmente pedía vino de Chipre.
0:06:11 En cierto momento se dio cuenta de que sus bodegas mostraban escaseje aquel vino.
0:06:16 Y se desespiró porque Chipre estaba en manos de los venecianos.
0:06:20 Y era difícil traer vino desde allí.
0:06:24 Entonces decidió apoderarse de esa isla, para lo cual tuvo que emprender una difícil y sanguinaria campaña.
0:06:32 En el curso de esta campaña se registró por ejemplo la matanza de 30.000 habitantes de Nicosia y el laborioso Aserio de la Plaza de Fama Gusta defendida heroicamente durante dos años.
0:06:45 Selim resolvió sus carencias de vino por aquel sistema tan violento, pero no pudo beberlo en paz porque venecia, España y el Vaticano se unieron para hacerle frente.
0:06:58 Y entonces se encontraron en una batalla.
0:07:02 ¿En qué batalla? En la Batalla de Lepanto.
0:07:08 Y aun así, aun con todos estos problemas, Selim no paró de beber.
0:07:13 Una tarde en el Palacio Top Capi, en Estambul, Selim primero disfrutaba en el baño una de sus botellas de vino Chipriotta.
0:07:24 Resbaló, dio con la cabeza en el piso y se murió.
0:07:28 Es mala suerte.
0:07:31 Cristian IV de Dinamarca que gobernó hasta 1648, tomaba una vez por mes 30 o 40 vasos de vino en una noche.
0:07:40 Y decía que no había nada tan bueno para un hombre como emborracharse totalmente una vez por mes.
0:07:46 Él decía que con esa práctica purgaba los humores mal dignos.
0:07:51 El rey Cristian estaba tan orgulloso de su firmeza en tales rutinas que las apuntaba en su diario.
0:07:58 Ahí constaba con una cruz el día en que tenía que ser llevado entre varios a la cama y con dos cruces cuando podía volver solo.
0:08:05 ¿Le envocava con las cruces?
0:08:09 Y último caso, el príncipe Cristian de Holstein era el gerno de la reina Victoria.
0:08:20 Había quedado tuerto en una casería.
0:08:25 El duque de Connaug, una vez de...
0:08:29 Estaban casando un pájaro que se yo, la apuntó con el rifle.
0:08:36 No sé qué, en vez de pegarle al pájaro le sacó un ojo a su pariente.
0:08:40 Cristian no se limitó a ponerse un ojo de cristal, sino que tuvo el siguiente berretin.
0:08:46 Encargó un repertorio de ojos de distintos colores y modalidades.
0:08:52 Usaba, por ejemplo, un ojo enrojecido cuando estaba refriado para que la irritación resultara simétrica.
0:09:01 Bueno, Cristian de Holstein llevaba la serie siempre consigo una cajita especial.
0:09:07 Me imagino haría un ruido así crudo.
0:09:11 Me estaba muy orgulloso de su caja de ojos, tanto es así que cada tanto la sacaba y la mostraba la concurrencia en las cenas de palacio.
0:09:21 Me refiero a la caja de ojos.
0:09:25 Y no era raro que en algún momento, en medio de una comida, de un banquete, el príncipe se cambiara un ojo por otro delante de la gente.
0:09:36 En ese momento me iba a cambiar el ojo y se ponía el otro.
0:09:40 Esto me gustó, me pareció extraordinario.
0:09:43 Esta es la última de las excentricidades de las que daremos cuenta hoy.
0:09:49 Fuimos a la discoteca.
0:09:52 Las historias son breves y muy interesantes todas, así que mi marido discotecario le gustaron.
0:09:57 Él me dijo que un cuñado de él tenía un ojo de vidrio, pero que ahora usaba una bolita japonesa.
0:10:05 Qué ordinario.
0:10:10 ¿Y qué tiene que ver con esto?
0:10:13 No, me estuvo hablando de ese cuñado, me dijo que le debía plata, me contó una historia, de una vez que fueron juntos a Paraná en auto.
0:10:21 Pero qué tiene que ver con eso?
0:10:23 No, que no hay que ver con eso, pero sabe cómo es el discotecario.
0:10:26 Y después ya el tipo te va recopado con el asunto de los ojos y dice, aquí hay un balz de ojo de vidrio.
0:10:36 ¿Un balz?
0:10:38 Ah, no lo conozco.
0:10:39 ¿Y los ojos de vidrio?
0:10:40 Sí, yo no sé qué me han hecho tus ojos.
0:10:43 ¿Y el vidrio dónde está?
0:10:45 Él dice que se repire a ojos de vidrio.
0:10:48 ¿Y la letra figura ojo de vidrio?
0:10:53 por delicadeza dice que no lo menciona.
0:10:57 Es posible que no tenga nada que ver.
0:10:59 Bueno, vamos a escuchar entonces este balz.
0:11:02 Yo no sé qué me han hecho tus ojos en la versión de Carlos Jardel.
0:11:23 Y todo, ¿no? Es más o menos así.
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!