Transcripción automática
0:00:00 Bien, hablaremos esta noche de Henrik Ibsen, el tipo que hacía huesas de teatro. Nació Ibsen en 1828 en Eskien, que queda en Noruega.
0:00:10 Ibsen es el único noruego que uno conoce. Cada vez que uno le pregunta por un noruego, en seguida salta y dice Ibsen,
0:00:17 y pone cara de que ha estado en Noruega la mitad de su existencia.
0:00:21 Y el pueblo de Eskien estaba en la costa, lo cual en Noruega es casi inevitable.
0:00:26 Parece que se trata de una zona salvaje, en la que abundaban los lobos, la destrucción y la lepra,
0:00:35 sin que yo acierte a ver ninguna lógica en esta enumeración.
0:00:39 Se me dirá una enumeración no necesariamente lógica y diré quién sabe.
0:00:45 Aquel pueblo estaba en ruina, o sea que parece que unos años antes un incendio lo había destruido por completo
0:00:52 y el incendio había sido causado por el descuido de una sirvienta a la que luego decapitaron, para que aprendiese a no descuidarse.
0:01:01 De todos modos, hay que decir que Eskien estaba en un estado tan calamitoso como el resto del país.
0:01:07 Noruega no andaba bien en aquel entonces.
0:01:10 En realidad Noruega había sido poderosa en la temprana edad media, pero desde 1536 era una provincia de Dinamarca
0:01:20 y siguió siendo durante casi tres siglos.
0:01:23 Se había transformado en un país bastante mícero, oslo, que en aquel entonces se llamaba Cristianía.
0:01:32 Era una ciudad anesa y toda la cultura que ayer se veneraba era de origen anese.
0:01:39 Tanto es así que en el siglo XIX el noruego era más un dialecto provincial que una lengua nacional
0:01:45 y escribir el noruego era aislarse del resto de escandinavia para no decir del mundo.
0:01:52 Haga notar que la primera universidad noruega data de 1813, que es una cosa bastante curiosa en un país europeo,
0:02:02 bueno, Ibsen fue el mayor de cinco hijos y un comerciante que se llamaba Acnud Ibsen.
0:02:08 Los antepasados eran capitanes de barcos, pero hay que decir que en Noruega es imposible no tener un antepasado capitán de barco.
0:02:16 Cuando Henry tenía seis años el padre se arruinó, quebró y a partir de entonces se hizo un malhumorado, peleador y peguei-güeño.
0:02:26 Andaba siempre pidiendo por ahí y cuando no le daban se enojaba.
0:02:32 Bueno, esta enumeración a saber malhumorado, peleador y peguei-güeño sí tiene un sentido lógico y si me apuran cronológico también.
0:02:43 La madre había sido en su juventud una belleza, actriz frustrada.
0:02:50 Ante el desastre económico de su marido se deprimió y se pasaba todo el día encerrado en su cuarto jugando a las muñecas.
0:02:59 Toda la familia se alimentaba únicamente con papas, entonces son los datos que me gustan de las biografías.
0:03:05 Es una biografía execrable, propia de solapas de libros, pero me encanta.
0:03:11 Igual sabiendo, las papas como único alimento que son lo que sacan las papas de los otros, como a ninguna.
0:03:16 Papas para el desayuno, papas para el almuerzo, papas para la cena, siempre papas.
0:03:20 Ibsen y aquí la biografía empieza a mejorar, era petitso y fulero.
0:03:25 Parece escrita por Juan Ramón Jiménez.
0:03:31 En vez de flamendero era blando y peludo, Ibsen era petitso y fulero.
0:03:38 Tenía una cabeza enorme, Juan Ramón Jiménez, no, lateral, y unos ojos que aterraban.
0:03:43 Decían que, como Tolstoy, tenía una mirada que evocaba la de un juez que sentenciaba a pena de muerte,
0:03:47 como si los jueces que sentenciaban a la muerte tuvieran una cara especial.
0:03:51 Cosa que permitiría a los abogados, por ejemplo, recusar en la vida de los abogados,
0:03:57 que se les daban una mirada de la muerte, que se les daban una mirada de la muerte,
0:04:02 y una mirada de la muerte.
0:04:04 Cosa,) que permitiría a los abogados, por ejemplo, recusar a los jueces cuando advirtieran en estos que eran parecidos a Ibsen.
0:04:11 ¿Ojeción?
0:04:13 Después de una infancia humillante, me gusta escribir así.
0:04:19 Me encanta la vida, está muy bien.
0:04:21 El tipo está escribiendo, en determinados momentos, después de una infancia humillante,
0:04:26 se salta un límite como el suyo, se salta a la torera el límite entre infancia y adolescencia.
0:04:36 Y además hace más interesante la infancia humillante, de la cual deja de lado.
0:04:41 Claro. Lo enviaron a Greenstall, un puerto de mar, como asistente farmacéutico.
0:04:47 No va bien, rumbo al teatro. Allí trabajó, se pagó estudios de medicina, que pronto abandonó,
0:04:53 y en realidad estaba fascinado con las lecturas de Ravelet, de Shakespeare, de Voltaire.
0:04:59 Solo y muerto de hambre comenzó a escribir poesía y obras de teatro.
0:05:03 Sus primeras obras fueron Norma, La Noche de San Juan, El Féretro del Guerrero, no las publicó nadie, para ello.
0:05:10 Las consideraban triviales y nadie las representó.
0:05:14 En aquel lugar conoció a Susana Forenzen, era una muchacha estudiosa decidida y fea, otra enumeración.
0:05:22 Según Ibsen tenía lindo pelo, así que imagínense.
0:05:27 La conozco.
0:05:28 Cuando la vio se enamoró y le mandó una carta de declaración. Le dijo que iría a verla a las cinco de la tarde,
0:05:35 y que si ella no le correspondía, bastaba con que no estuviera en la casa.
0:05:40 Bastaba. Había que irse, ¿no? Si ella lo recibiera en la aceptación.
0:05:46 Está bien, ¿no? Le mando una carta.
0:05:48 Estoy a las cinco allí, si me recibís, me doy por aceptado, y si no estás, me doy por rechazado.
0:05:54 Ibsen fue recibido por la criada.
0:05:58 Y él entró igual. Pasó a un salón y allí se quedó esperando casi 24 horas.
0:06:04 Después de ese tiempo apareció la muchacha.
0:06:08 La mina le dijo, el amor es prueba y la vuestra fue la paciencia.
0:06:12 Y a los pocos minutos se estaban revolcándose en las alfombras y a los pocos meses se casaron.
0:06:18 Bueno, el matrimonio fue más o menos. Más funcional, que cálido.
0:06:23 Ibsen fracasaba con sus escritos y entonces maltrataba a la esposa.
0:06:27 ¿Qué hace uno cuando fracasas con sus escritos?
0:06:30 Dormían en camas separadas, pero ella lo sostenía como escritor.
0:06:35 Dicen que en cierto momento Ibsen se puso a pintar porque estaba desalentado con los resultados de su escritura.
0:06:43 Se ve que pintaba muy mal porque Susana le tiró todas las pinturas por la ventana y lo obligó a escribir bajo la mena a se abandonarlo.
0:06:51 Entonces Ibsen aterrá con su vida, funcionaba, estaba endeudado, bebía mucho.
0:06:58 Un día lo encontraron mamá o tiraba en una sanja y daba tanta lástima que se hizo una colecta comunal para enviar al poeta borracho al extranjero.
0:07:08 Bueno, mitad para que no jorobara.
0:07:10 Se fueron al extranjero, todo junto con la mujer, el hijo, a Roma.
0:07:16 Y allí las cosas cambiaron porque tuvo su primer éxito.
0:07:19 En 1864 escribió los pretendientes.
0:07:22 Y vendió 15.000 ejemplares.
0:07:24 Viajó después a Dresden, donde logró componer otras obras.
0:07:29 Y en 1867 ya las penurias económicas habían terminado.
0:07:34 Se hizo famoso.
0:07:36 Algunos ya consideraban que era el escritor más grande de la época.
0:07:40 Estuvo con su familia en Múnich, iba todos los días a tomar algo al café del gran hotel de Múnich.
0:07:48 Y era uno de los espectáculos de aquella ciudad.
0:07:51 Vera Ibsen se sentaba solo frente a un espejo para poder jubnar al resto del salón.
0:07:56 Bebía litros de cerveza.
0:07:59 Cuando entraba al boliche todo el salón se ponía de pie y se sacaba el sombrero.
0:08:06 Y nadie se atrevía a sentarse hasta que Ibsen lo hubiese hecho.
0:08:11 Y este hombre que en sus obras pisoteaba las convenciones y predicaba las libertades de la vida bohemia,
0:08:18 en la realidad presentaba una estampa severa y ortodoxa.
0:08:22 Era muy vanidoso.
0:08:24 Tenía un espejo pegado adentro del sombrero.
0:08:28 Entonces cada tanto, ese sombrero salta.
0:08:31 Cada tanto se sacaba el sombrero y se miraba en el espejo.
0:08:34 Llevaba guantes amarillos, anteojos de oro,
0:08:37 un bastón de nogal con contera de plata.
0:08:40 Siempre iba de impecable frac.
0:08:43 Le encantaba llevar con decoraciones.
0:08:46 Era muy petitero.
0:08:48 Se estilaba en la época. Acá saldiente hacia lo mismo para esa época.
0:08:51 Le gustaron tanto las con decoraciones que, por ejemplo, escribían a los gobiernos de los países de Europa
0:08:56 y reclamaban medallas y tensiones que creían merecer por ser buen escritor.
0:09:01 Pero las conseguía, no más.
0:09:03 Se las ponía y las llevaba a todas partes.
0:09:06 Incluso algunas campesinas creían que Ibsen era un sacerdote
0:09:09 a causa de las medallas que llevaban
0:09:11 y se arrodillaban para besarle la mano.
0:09:15 Era muy cuidadoso en todo.
0:09:18 Disponía sus medias y sus calzoncillos de una manera especial en el ropero.
0:09:23 Estarraba dos horas en vestirse cada mañana.
0:09:26 Si tenía que escribir solo lo hacía con una camisa blanca recién planchada,
0:09:30 ella está bien.
0:09:32 Y para él me la camisa blanca recién planchada,
0:09:35 que voy a escribir casa de muñecas.
0:09:38 No tenía amigos.
0:09:42 Lo mismo le pasaba a Rousseau,
0:09:45 que se peleaba con todos los escritores, con los que tenía alguna relación.
0:09:49 Pero era muy tacaño, a pesar de ser muy rico.
0:09:54 Vivían él y su familia en una habitación de porquería sin amueblar.
0:09:59 Le daba dos libretitas negras donde anotaba los gastos, ingresos.
0:10:03 Nunca volvió a visitar a su familia, los parientes de Noruega.
0:10:07 Eran todos pobres, él no le mandó guita.
0:10:10 Tenía miedo a las alturas, tenía miedo a los perros.
0:10:14 Las tormentas los desesperaba.
0:10:16 A los perros le tenía miedo y odio.
0:10:18 Porque cuando veía un perro detrás de una reja,
0:10:21 lo esperaba y metía el bastón y le daba palazos al perro.
0:10:26 En 1879 escribió Casa de Muñecas,
0:10:29 donde aparecía el tema de la opresión de las mujeres
0:10:33 y el rechazo de Nora, la protagonista,
0:10:36 a seguir siendo una muñecas sin elección ni libertad ante su marido.
0:10:41 Y ese fue el momento de mayor éxito del escritor,
0:10:44 pero ese éxito lo condujo a un desprecio por la humanidad
0:10:47 que no conoció el límite.
0:10:50 Andaba sol, lo decía que toda existencia humana era un nautragio,
0:10:55 odiaba las reuniones,
0:10:57 su idea del infierno era asistir a un banquete prolongado
0:11:01 y quedarse hablando con la gente,
0:11:03 creía que el Estado debía ser abolido en una especie de anarquista.
0:11:07 Y aquí lo único que lo salva, le gustaban las muchachas jovencitas.
0:11:13 Según dice, las necesitaba para poder escribir.
0:11:18 Las seducía y luego las largaba, pero caramba.
0:11:23 Y imponía a sí mismo el deber de no enamorarse
0:11:27 y esas chicas le servían de idea,
0:11:29 como ideas hechas carne para poder explotar en sus dramas.
0:11:34 Así conoció a Emilia de Verdag, de 17 años,
0:11:38 y luego de conocer su carácter diabólico durante un año,
0:11:43 escribió el maestro de obras donde la pobre Emilia
0:11:47 quedó identificada con Hildebrand en personaje secrable.
0:11:52 Durante toda su vida esta chica quedó bajo el estigma de ser una mala mujer.
0:11:57 O el caso de Laura Killer, una joven noruega,
0:12:00 que estaba bajo la influencia de su marido y para ayudarlo robaba.
0:12:04 Yvessen la sedujo, conoció esa tragedia
0:12:08 y la utilizó para el personaje de Nora, la de Casas de Muñeca.
0:12:11 Tanto Laura como Emilia,
0:12:13 querían que Yvessen declarara públicamente que los personajes no eran ellas.
0:12:17 No solo que no lo hizo, sino que declaró públicamente que sí eran ellas.
0:12:22 Bueno, durante los últimos años Yvessen escribía bajo la vigilancia de su esposa,
0:12:28 tuvo un ataque de apoplejía en 1900 y murió de mal humor, no sabemos más tarde.
0:12:33 ¿Había venido ese?
0:12:35 Sí, amenazaba con el bastón a todo el que se le acercaba.
0:12:38 Fue el 23 de mayo de 1906 a los 77 años.
0:12:43 La última vez que se dirigió a alguien fue para decirle que le iba a encajar un bastonazo.
0:12:49 Era un peruquero.
0:12:51 Yo diría que cualquiera muere de mal humor,
0:12:54 ya que la idea de la muerte no es algo que te ponga bien.
0:12:57 Ustedes conocen la mayoría de las obras,
0:12:59 el maestro contaratista, la dama del mal,
0:13:02 un enemigo del pueblo, Edda Graves, todas esas cosas.
0:13:07 Le perdonamos su mal humor,
0:13:10 porque además era un genio que el teatro cambió mucho con él.
0:13:13 Primero, en empezar con una exploración psicológica más profunda.
0:13:19 De aquellos personajes, recuerdo, sé que la época de, como se llamaba, las piezas bien hechas,
0:13:28 un teatro bastante burgué, bastante condensional.
0:13:33 ¿Con la siente, claro?
0:13:35 ¿A quién quiere dedicar esta historia del amigo Eves?
0:13:42 A uno lo tienta, querido Alejandro, pensar en nuestro Henryk,
0:13:46 sobre todo por esta idea de la humanidad, como algo execrable.
0:13:49 ¿Cosa que en esa época tampoco estaba todo establecido?
0:13:52 Pense que la moneda estaba dando bastantes pruebas para que se reconociera su condición de execrable.
0:13:56 Pero recuerdo también a alguna gente que estaba vuelta en algunos ámbitos cronológicos cercanos,
0:14:01 como este otro amigo, el ypsómano, el de Aran Pauw,
0:14:04 este engañado por su familia, llegado adoptado y maltratado.
0:14:07 Y el tipo se murió de una cirrosis prudentemente sin andar haciendo alarde.
0:14:11 Siempre dudaba de su propio talento.
0:14:13 Ahora, chicas bronté, que incluso disimulaban su condición femenina,
0:14:16 o la barbessa Blix, era un poco más tarde,
0:14:19 que también le permitió a su esposo, no al sucio, sino al de ella contagiarla.
0:14:24 Es sin feliz, y ella le interesaba la literatura, pensaba en su amigo Walsack.
0:14:28 Y en general pensaba también en gente como nuestro, nuestro Lucio B. Mansilla,
0:14:33 que también le tenía a los perros, pero un día, como iba con una mina al lado,
0:14:36 dijo, ¿sabes qué? Noblesse obliga, y ese día se enfrentó a los perros.
0:14:40 Digo, me gustan esos gestos en los cuales no hay otra certeza que la que impone un destino determinado.
0:14:45 Si uno es un genio, como Jandrick Ypsen sabía que era,
0:14:48 tiene que ejercerlo hasta las últimas consecuencias,
0:14:51 no haciendo ese barato alarde respecto de su superioridad,
0:14:55 que se evoca solo en el desprecio y menos aún siendo tacaño,
0:14:58 porque ese modo uno queda condenado a morir como habrá estado un rencor, Alejandro.
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