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11 de Diciembre de 2007

Henrik Ibsen, dramaturgo noruego

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos del amigo Ibsen, el tipo este de las obras de teatro, de que estamos esta noche en un teatro.
0:00:07 Como todos sabemos, Ibsen nació en 1828 en Skien, en Noruega, y es el único Noruego que uno conoce.
0:00:20 Cada vez que uno le pregunta sobre un noruego, uno salte y dice Ibsen,
0:00:26 y pone cara de haber vivido Noruega toda la vida.
0:00:30 El pueblo de Skien, de Eskien, no sé cómo se dice realmente, estaba en la costa, lo cual en Noruega es casi inevitable.
0:00:43 Era una zona salvaje en donde abundaban los lobos, la destrucción y la lepra, sin que yo hacía de apercibir ninguna lógica en esta enumeración.
0:00:53 Me dirá una enumeración, no es necesariamente lógica, y respondere, ¿quién sabe?
0:00:59 El pueblo estaba en ruinas por un reciente incendio provocado por el despido de una sirvienta.
0:01:06 Ya se sabe cómo es la cosa, cada vez que despiden una sirvienta, algo se incendia.
0:01:11 El caso es que esta sirvienta después la decapitaron.
0:01:14 Qué curioso que primero hayan dicho que la habían despedido, cuando lo groso era que la habían decapitado.
0:01:21 Por ahí el incendio fue por lo segundo, no por lo primero.
0:01:24 Es que primero la despidieron para mí, salvo que justamente primero la decapitaran y después la despidieran por la proverbial inutilidad de la sirvienta sin cabeza.
0:01:35 Qué frío.
0:01:44 Bien, de todos modos hay que decir que no desentonaba con el resto del país.
0:01:51 Ustedes saben que Noruega había sido poderosa en la Edad Media, hemos hablado aquí de Snorrius Turlus,
0:01:58 donde toda esa gente, algunos reyes de Noruega, pero desde 1536 era una provincia de Vina Marca
0:02:05 y siguió síndolo durante casi tres siglos.
0:02:08 Se había transformado en un país mísero y deprimido.
0:02:12 Oslo, que se llamaba Cristianía en aquel entonces, era una ciudad danesa
0:02:18 y toda la cultura que allí se generaba tenía un origen danés.
0:02:22 Tantos así que en el siglo XIX el noruego fue más un dialecto provincial que un lenguaje oficial
0:02:29 y escribir el noruego era aislarse de escandinavia para no decir del mundo
0:02:35 y hago notar que la primera universidad noruega, Arata de 1813,
0:02:39 cosa bastante curiosa en un país europeo.
0:02:42 Bueno, Ibsen fue el mayor de cinco hijos. Ibsen Henrik, ¿no?
0:02:48 Eran hijos de un comerciante que se llamaba Knud. Repito, Knud.
0:02:54 Sus antepasados eran capitanes de barcos, cosa casi imposible de evitar en Noruega.
0:03:01 Cuando Henrik tenía seis años, el padre se arruinó, quebró
0:03:07 y a partir de entonces se hizo malhumorado, peleador y pedigüenio.
0:03:14 Andaba siempre jeteando por ahí y cuando no le daban se ponía malhumor y peleaba.
0:03:20 Así que esta enumeración pedigüenio, malhumorado y peleador, sí tiene un sentido lógico.
0:03:26 En este caso no solo lógico, sino también cronológico.
0:03:30 La madre había sido en su juventud una belleza, lo cual también es inevitable.
0:03:37 No lo es. Había sido actriz frustrada, casi inevitable también.
0:03:43 Ante el desastre económico, su marido se deprimió
0:03:47 y pasaba toda su vida encerrada jugando a las muñecas.
0:03:52 Todas las familias se alimentaban solamente de papas.
0:03:56 Papas para el desayuno, papas para la cena, etcétera.
0:04:03 Siempre papas. Ibsen era petitso y fulero.
0:04:09 Es un buen comienzo para una biografía de Ibsen.
0:04:13 Platero es blando y peludo.
0:04:16 Bueno, Ibsen era pequeño y feo.
0:04:21 Juan Ramón Jiménez hubiera empezado su biografía de Ibsen diciendo eso.
0:04:27 Ibsen era blando y peludo.
0:04:30 Era petitso y fulero.
0:04:33 Parece que tenía una cabeza enorme y unos ojos que aterraban.
0:04:39 Decían que como torstoy tenía una mirada que evocaba la imagen de un juez que sentenciaba a muerte.
0:04:47 Ay, qué fea. Mirada.
0:04:49 Como si los jueces que fueran a condenar a muerte tuvieran una cara especial.
0:04:53 Imagínese, esto permitiría a los defensores, a los abogados defensores,
0:04:57 a los abogados defensores, a los abogados defensores, a los abogados defensores.
0:05:01 Recusar a los jueces que fueran parecidos a Ibsen.
0:05:09 Estaba posando para un ajo.
0:05:13 Sin plazo.
0:05:14 Después de una infancia humillante.
0:05:17 Qué horrible de una infancia humillante.
0:05:19 No lo quiere mucho, me parece el biogáfo.
0:05:22 Enviaron al pobre Henry a Greenstad, un puerto de mar.
0:05:26 Sin saber que era el más grande dramaturgo del siglo XIX.
0:05:29 Tal vez porque no lo era todavía.
0:05:31 Allí trabajó y se pagó estudios de medicina que pronto abandonó.
0:05:36 Ya se sabe que lo mejor para ser un gran dramaturgo es abandonar estudios de medicina.
0:05:42 En realidad estaba fascinados con las lecturas de Voltaire y Shakespeare.
0:05:47 Sólo hubo y muerto de hambre Ibsen empezó a escribir poesía y obras de este acto.
0:05:52 Sus primeras obras fueron Norma, La Noche de San Juan, El Féretro del Guerrero, Nadie La Público.
0:06:00 Nadie La Público no se llamaba una obra, sino que a las otras tres Nadie La Público.
0:06:06 Las consideraron triviales y por supuesto Nadie lo representó.
0:06:11 En aquel lugar, la referencia tan lejana, Greenstad, como diez parras fosantes.
0:06:25 En aquel lugar conoció a Susana Forenzen, una muchacha estudiosa decidida y fea.
0:06:38 Según Ibsen tenía bonito pelo.
0:06:42 Así que imagínense, ¿qué tal está la mina?
0:06:47 Bonito pelo.
0:06:49 Deja, que gros, se bate la voz.
0:06:53 Cuando la vio el escritor se enamoró y le escribió una carta, decía Nessa que iría a verlo a las cinco de la tarde
0:07:02 y que si ella no le correspondía bastaba con que no estuviera en la casa.
0:07:06 Si ella lo recibía, se daba por aceptar.
0:07:10 Es fácil que la hizo.
0:07:12 Ybsen llegó a la casa y lo atendió a la criada y él entró igual.
0:07:19 Pasó un sanón y se sentó a esperar. Allí estuvo sentado un día entero.
0:07:27 Un día entero.
0:07:29 Un desubicado.
0:07:30 Bueno, se le hizo tarde.
0:07:32 Como visita un desubicado.
0:07:34 Pero luego de ese tiempo apareció la muchacha.
0:07:38 Ibsen quedó sorprendido y la mina le dijo, el amor es prueba y la vuestra fue la paciencia.
0:07:45 Discrepo absolutamente.
0:07:47 Qué prueba es el amor, qué exacto.
0:07:52 Hacemos el abarismo con cinco pelotitas y te acepto.
0:07:57 ¿Qué fue lo que estaba dejando?
0:07:59 ¿Se acuerda que esa mujer que había pedido un hombre para aceptarlo, que pasara cien noches frente a su puerta?
0:08:06 Y él la esperó 99.
0:08:08 Para demostrarle que era capaz.
0:08:10 Y en las noches en número 100 se fue.
0:08:13 A los pocos meses se casaron.
0:08:15 No, eso. No lo recuento Rolón.
0:08:18 Ibsen y Susana Forensen.
0:08:21 Fue un matrimonio más o menos.
0:08:24 No era el que cálido.
0:08:28 Es una estufa que anda mal.
0:08:30 Ibsen fracasaba en sus escritos y entonces trataba mal a la mujer.
0:08:36 Dormían en camas separadas, pero ella lo sostenía como escritor.
0:08:42 Ibsen en algún punto decidió pintar.
0:08:46 Se puso pintar porque estaba desalentado con los resultados de la escritura.
0:08:52 Parece que pintaba muy mal.
0:08:55 Y un día Susana le tiró todas las pinturas por la ventana y lo obligó a escribir todos los días bajo la amenaza de abandonarlo.
0:09:04 Entonces Ibsen continuó escribiendo.
0:09:07 Las cosas seguían sin funcionarlo.
0:09:10 Ibsen estaba endeudado, acosado por acreedores, bebía mucho.
0:09:15 Un día lo encontraron mamá o en una sanja.
0:09:18 ¡Qué vida!
0:09:20 A los vecinos le dio tanta lástima que hicieron una colecta para ahorrar plata para enviarlo al extranjero.
0:09:27 ¡José, que no jodovara más!
0:09:31 Y fue, Ibsen se fue al extranjero con la mujer y con un hijo que habían tenido.
0:09:36 Imagino el hijo de lo que debía ser.
0:09:38 Hubieron un hijo más o menos cuando lleva por la mitad de lo de interpinchos al hijo.
0:09:44 El pelo, una barbaridad.
0:09:46 ¡Lindo pelo!
0:09:54 Se fueron a Roma y allí las cosas cambiaron.
0:09:57 Ya tuvo su primer éxito en 1864.
0:10:01 Escribió los pretendientes, vendió 15.000 ejemplares.
0:10:05 Viajó a Dresde, ahí logró componer sus primeras obras en verso.
0:10:13 Y en 1867 ya cualquier penuria económica ya había desaparecido.
0:10:19 Se hizo famoso, hizo guita.
0:10:22 Algunos consideraban que era el escritor más grande de la época.
0:10:25 Se fueron a Múnich.
0:10:27 El Múnich iba todos los días a tomar algo, un café que había por ahí, el café del gran hotel.
0:10:31 Era uno de los espectáculos de la ciudad, ir a verlo a Ibsen.
0:10:35 Se sentaba solo frente a un espejo para poder ver el resto del salón.
0:10:40 Y se sentaba en el boliche, había litros de cerveza.
0:10:44 Cuando entraba en el boliche, todos se ponían de pie y se sacaban el sombrero.
0:10:51 Y nadie se prevía asentarse hasta que Ibsen lo hubiese hecho.
0:10:58 Este hombre, que en sus obras pisoteaba las convenciones y predicaba las libertades de la vida bohemia,
0:11:05 era realmente una estampa severa y ortodoxa.
0:11:07 Era muy vanidoso.
0:11:10 Tenía un espejo pegado adentro la copa del sombrero para mirarse tanto en tanto para que no va a tener.
0:11:18 Llevaba guantes amarillos, lentes de oro, bastón de nogal con contera de plata.
0:11:25 Siempre iba de impecable frac y llevaba todas las condecoraciones.
0:11:31 Un petitero.
0:11:34 Llegó a extremos vergonzosos con tal de conseguir condecoraciones.
0:11:39 Le gustaban las condecoraciones.
0:11:41 Llamaba a los distintos países de Europa y reclamaba medallas o distinciones que él creía merecer por ser buen escritor.
0:11:48 Y las conseguía.
0:11:50 Y se las ponía y las llevaba a todas partes.
0:11:53 Incluso a veces pasaba por el campo y las muchachas creían que eran cura de tanta medalla que tenía colgando.
0:11:59 Y se arrodillaban para besarle la mano.
0:12:02 Era muy cuidadoso en su aseo, hasta la manía.
0:12:06 Disponía sus medias y calzoncillos de un modo especial, arreglaba el mismo sus prendas.
0:12:13 Sólo permitía un sirviente que le enhebrara la aguja.
0:12:17 Dos horas tardaba en vestirse cada mañana.
0:12:20 Si tenía que escribir, sólo lo hacía con una camisa blanca recién planchar.
0:12:27 Y la camisa blanca recién planchaba que voy a escribir Casa de Muñecas.
0:12:32 No tenía amigos. Y se encontraba difícil la reciprocidad.
0:12:37 Decía, cuando uno mantiene una relación tan intensa con la hora de su vida, no se puede tener amigos.
0:12:45 Cuando uno invierte su capital en una vocación, no se puede dar ese lujo.
0:12:50 Decía, escribía con esta voz.
0:12:54 Y lo mismo le pasaba a Rousseau, que se peleaba con todos los escritores con los cuales tenía trato.
0:12:59 Y Rousseau, cuando le hacían una mala crítica, respondía con una carta con insultos.
0:13:06 Unas postales muy breves.
0:13:09 Señor Pulano de Taz.
0:13:13 Ibsen era muy tacaño, a pesar de ser muy rico.
0:13:19 Vivía en una sabitación de porquería sin amueblar.
0:13:23 Llevaba unas libreta negras para ganar los gastos.
0:13:26 Jamás volvió a visitar a su familia en Noruega, ni les brindó nunca ayuda.
0:13:31 Todos sus parientes murieron en la miseria, en aquel pueblito escandinavo de...
0:13:36 Era miedoso.
0:13:39 Tuve una relación con una muchachita que había conocido.
0:13:43 Y esta relación se cortó para siempre, cuando el padre de ella los encontró acostados juntos.
0:13:48 ¡Oh, qué feo!
0:13:50 El peor escenario.
0:13:52 Para un padre el peor escenario.
0:13:55 Y para uno también.
0:13:58 Me quedé disculpe, señor, que sé yo.
0:14:01 Fue de onda.
0:14:04 ¿Cómo le va y lo llama por el apelido?
0:14:09 En esa situación, en el costado con una mina, viene el padre.
0:14:15 Ni siquiera se había nada de sus relaciones.
0:14:18 Además, la mina es una jovencita, usted es un señor.
0:14:21 Todas las circunstancias se agravantes todas.
0:14:24 ¿Usted qué le dice al tipo?
0:14:26 Estoy drogado.
0:14:39 Yo me siento mal.
0:14:43 ¿Qué le dice al tipo?
0:14:47 No, a usted como le dice, le dice por el apelido.
0:14:50 Usted sabe que la mina le llama, por ejemplo, papi.
0:14:54 ¿Cómo le va a decir la mina?
0:14:56 La mina suiza le dice a papi.
0:14:58 No, no, usted como le dice al tipo.
0:15:00 No puede ser que se llama distéfano de apelido.
0:15:04 Y entre el tipo, ¿cómo le va a dar a distéfano?
0:15:08 No, es horrible.
0:15:10 Bueno, vamos a ver qué hizo Ibsen.
0:15:13 Ah, bueno, eso es lo que yo hubiera hecho.
0:15:16 Se salió rajando.
0:15:18 Le tenía miedo a las alturas.
0:15:22 Cuando caminaba por la calle se ponía una mano en la cabeza,
0:15:26 porque tenía miedo que le cayera una teja encima.
0:15:30 Las tormentas lo desesperaban, el graníso lo obsesionaba
0:15:35 y llegó a medir el tamaño de las piedras de hielo
0:15:38 para averiguar si podían matar a un tipo.
0:15:41 Pero su mayor terror era los perros.
0:15:44 Un día le ladró uno y el salió corriendo y el perro lo mordió.
0:15:49 Obvio.
0:15:50 Y a partir de ese día no solo le tuvo miedo a los perros, sino también odio.
0:15:54 Separaba frente a los perros en la vereda del otro lado de la reja
0:15:59 y cuando el perro le ladraba le encajaba un bastonazo.
0:16:03 En 1879 escribió Casa de Muñecas,
0:16:07 en donde aparecía la represión de las mujeres,
0:16:10 el rechazo de Nora, la protagonista a seguir siendo una muñeca
0:16:14 ante su marido, y ese fue el momento de mayor éxito del escritor.
0:16:19 Pero ese éxito le llevó a tener un desprecio por la humanidad
0:16:22 que no conoció a Límites.
0:16:24 Andaba solo, decía que toda existencia humana era un naufragio,
0:16:29 que la única actitud razonable era la de salvarse uno mismo,
0:16:32 odiaba las reuniones, su idea del infierno era la de asistir a un banquete concurrido,
0:16:38 odiaba a los conservadores, a los libertarios y a la democracia.
0:16:42 Pensaba que el Estado debía ser abolido, era una especie de anarquista.
0:16:46 Le gustaban las muchachas jovencitas y las necesitaba para escribir.
0:16:52 Las seducía y luego las abandonaba.
0:16:56 Se imponía a sí mismo el deber de no enamorarse.
0:17:00 Y esas chicas les servían de ideas.
0:17:02 Eran como ideas hechas carne para explotar en sus dramas.
0:17:07 Así conoció a Emilia Bardach de 17 años,
0:17:11 y luego de conocer el carácter diabólico de esta chica durante un año,
0:17:15 escribió el Maestro de Obras, donde la pobre Emilia quedó identificada con Hilde durante toda su vida.
0:17:22 Emilia quedó bajo la estigma de ser una mala mujer.
0:17:26 El caso de Laura Kieler, que era una joven noruega, que estaba bajo la influencia de su marido,
0:17:31 y que para ayudarlo rojaba.
0:17:34 Ibsen, la sedujo, se interiorizó estos sucesos y la usó para crear justamente anora, la de Casa de Muñecas.
0:17:42 Tanto Laura como Emilia pidieron a Ibsen que declarara públicamente que los personajes no eran ellas,
0:17:48 pero él no hizo eso, sino que hizo todo lo contrario.
0:17:51 Dijo que sí, que eran ellas.
0:17:55 Durante los últimos años Ibsen escribía bajo la vigilancia de su mujer,
0:17:59 tuvo un ataque que le apoplejían en el 19...
0:18:02 Y sí, porque cada vez que venía decía, tenía una idea nueva, la mujer le decía,
0:18:06 ¿dónde estuviste?
0:18:08 ...donde tuviste.
0:18:09 Murió de mal humor.
0:18:14 Estaba amenazando con su bastón a todo el que se acercara el 29 de mayo de 1906 a los 77 años.
0:18:22 La última vez que se dirigió a alguien fue para decirle que le iba a encajar un bastonazo.
0:18:27 ¡Qué mala onda!
0:18:29 Era el peluquero de él que estaba ahí por ejemplo.
0:18:32 Bueno, cualquiera moriría de mal humor.
0:18:35 La idea de la muerte no es algo que te ponga bien, no es si estás normal.
0:18:40 Bueno, ustedes conocen la mayoría de las obras que ha escrito Ibsen.
0:18:47 Según mi amigo Peletieri, que ha escrito un libro que se llama...
0:18:52 No es Cristo ha editado él y ha escrito el prólogo de este libro de ensayos Ibsen
0:18:59 y la modernidad hispanomaricana.
0:19:02 En siglo XIX no produjo dramaturgia importante hasta Ibsen, dice Peletieri.
0:19:09 Un poco entonces amado, tal vez.
0:19:11 Pero eso es lo que dice Peletieri.
0:19:14 Y es verdad, esto mostraba no gente que se comunicaba,
0:19:20 mostraba gente que no se comunicaba,
0:19:22 la intimidad de gente que no se comunicaba.
0:19:26 Y ese es el nacimiento del drama moderno.
0:19:32 Y otra cosa había, ¿no?
0:19:35 Por ejemplo, la gente no sabía lo que le había pasado a los personajes antes de empezar la historia.
0:19:42 Y la historia de esos personajes no ocurría durante la obra, sino antes.
0:19:49 Lo que había entre las obras de Ibsen era una paulatina revelación
0:19:57 en que una especie de bienestar inicial se iba revelando como una monstruosidad.
0:20:04 Eso es lo que ocurría.
0:20:06 Por cosas que ya habían ocurrido
0:20:11 antes de que llegara el público al teatro, habían ocurrido en el pasado.
0:20:17 Es una técnica extraordinaria.
0:20:21 Y la pregunta también de Ibsen,
0:20:26 que es una pregunta profundamente artística,
0:20:29 ¿por qué la vida es trágica?
0:20:32 Y esa es una pregunta que todo artista debe hacer.
0:20:36 Si quieren recordamos algunas de las obras,
0:20:39 Bran, Perguin, La Comedia del Amor,
0:20:42 Los Pilares y la Sociedad Casa de Moniecas,
0:20:46 Petros, ¿no?
0:20:48 Un enemigo del pueblo,
0:20:51 una amiga nuestra que escribió un ensayo,
0:20:54 sirvina a día justamente sobre
0:20:56 cómo se representó la obra en San Martín,
0:21:01 cómo fue la apuesta de un enemigo del pueblo.
0:21:03 Y es interesante por qué el gobierno era entonces una dictadora.
0:21:10 J. Gabbler,
0:21:13 El Pato Salvaje, era genial, Ibsen era genial.
0:21:18 Entonces, lo recordamos porque fue un autor genial,
0:21:23 no porque fue malhumorado,
0:21:25 sino de malhumorados que le pegan bastonazos al peluquero.
0:21:29 O sea, para terminar, digamos, el genio que era.
0:21:33 Así que recordemoslo por eso.
0:21:38 ¿A quién quieren dedicar esta recordación?
0:21:43 Al principio un poco tendenciosa y malintencionada,
0:21:49 pero después justicia.
0:21:52 Voy a dedicar esto a tres mujeres, Alejandro.
0:22:00 A la serviente de Capitada.
0:22:02 En virtud de cuya decapitación se produjo un incendio,
0:22:06 o en virtud de cuyo despido se produjo un incendio.
0:22:10 Es extraordinaria la historia.
0:22:12 Yo escribiría una obra de teatro sobre una
0:22:15 sirvienta despedida,
0:22:21 un incendio y luego la decapitación de la sirvienta.
0:22:26 Ahora, ¿qué pienso no es un argumento?
0:22:32 Bueno, también a Emilia Barré y a Laura.
0:22:37 Sí, a Emilia y Laura que fueron públicamente expuestas
0:22:43 y estigmatizadas.
0:22:45 Digamos, con rago que seguramente no les eran propias,
0:22:48 porque todo artista, más un artista tan brillante,
0:22:50 puede tomar una arceja.
0:22:52 Una pieza con una y después cuando va por la mitad del libro
0:22:55 ya es cualquiera.
0:22:56 Ya es cualquiera, exactamente.
0:22:58 Así que, bueno, estas chicas también.
0:23:00 Señores, vamos a ilustrar esta charla sobre Elsen,
0:23:05 que levantaba menos de 17 para estudiarlas,
0:23:08 sus ratos libres y luego escribir.
0:23:11 Como las besaba y las abandonaba,
0:23:14 no está mal este vals,
0:23:17 cuya letra habla de mujeres que seducen a jovencitos
0:23:22 y después se van,
0:23:23 que es más o menos el mismo procedimiento.
0:23:26 Sí, pero más habitual.
0:23:28 El procedimiento único del amor es ese.
0:23:31 La seducción y la partida.
0:23:35 A veces sucede más tarde, otras veces más temprano.
0:23:40 Lamento decirse.
0:23:43 Me besó y se fue, me besó y se fue,
0:23:46 es un bellísimo vals que cantaron Hugo del Carril,
0:23:50 en homenaje a Hendrik Ibsen.
0:24:43 Venga, venga, venga.
0:24:45 Senta con el banco, recorde las tardes,
0:24:49 el que es muy juntito que jivo los dos,
0:24:53 el romanciar bien, te di un cariosa,
0:24:57 el ojo fue rovincial, que soñó un amor.
0:25:01 Esa era una diosa,
0:25:04 que llegó a mi pueblo,
0:25:06 a olvidar su astillo, vencida tal vez,
0:25:10 Se arrudo en mi caldo y vine y tirada
0:25:14 Y una gris ballada me besó y se fue
0:25:23 Y he quedado solo con mis pensamientos
0:25:28 En la vieja plaza que me dio crecer
0:25:32 Que escucho en silencio tanto por amendos
0:25:36 Ventiras piados hacia aquella mujer
0:25:41 Cuantos sueños loco por comiendeles
0:25:45 Cuando en su regazo subo mi arroz
0:25:49 A de pasajera que haciosa de besos
0:25:53 Se posó en mi boca bebesó para ti
0:26:01 Sentado en el banco recorde las paredes
0:26:05 El que muy cumpito te hicimos los dos
0:26:09 El Roma es el bien que dio un cariño sano
0:26:13 Y los cofero viciando que soya un amor
0:26:17 Esa era una diosa que se guó mi pueblo
0:26:21 Al pegar su atillo versi la paredes
0:26:25 Se arrudo en mi caldo y vine y tirada
0:26:30 Y una gris ballada me besó y se fue

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