Transcripción automática
0:00:00 Bien, hablaremos de las historias de tesoros, de las que comenzamos a hablar en el comienzo de nuestro viaje, de nuestra gira, aquí en Madreplata.
0:00:11 Atención a los que están buscando tesoros.
0:00:14 Allá por el siglo XVIII había en Alemania un grupo de estafadores que se aprovechaban de la superstición de algunas personas para enriquecerse.
0:00:25 Se enriquecían con unos fingidos rituales, eran unos tipos de rudimentos de formación académica, y significaban para otros unos actos impresionantes en los que recitaban fórmulas mágicas, en un lenguaje incomprensible.
0:00:46 Y para despertar mayor temor en sus víctimas y mejor engrupirlas, se ocupaban por ejemplo de hacer marcas, movimientos, toda clase de actos que luego atribuían a causas sobrenaturales.
0:01:03 Por ejemplo, sin que los vieran, hacían huellas raras cerca de las casas de los incautos, pasaban cerca de ahí a la noche y se mandaban unos gritos espeluznantes, prendían fuego y sabían corriendo, después decían que habían sido los demonios.
0:01:20 Después de estos falsos indicios, aparecían ellos y vendían conjuros, talismanes, amuletos y municos de la suerte para ausentar a los demonios que ellos mismos creaban.
0:01:34 Pero no eran esas las únicas actividades para embaucar. Estos hombres también se hacían pasar por descubridores de tesoros.
0:01:43 Lo único que parecía hacer falta para ejercer aquella profesión, la de falso descubridor de tesoro, era la habilidad para convencer a la gente de la existencia de tesoros y de la dificultad de dar con ellos.
0:01:57 Entonces inventaban historias de señores que habían abandonado sus cartillos durante una guerra y en su huida enterraban sus riquezas, etc.
0:02:07 Y decían que ellos tenían datos para encontrar esos tesoros y vendían los datos.
0:02:14 Se me dirá, ¿por qué mejor no buscaban ellos mismos los tesoros de los que hablaban?
0:02:25 Bueno, no lo sé. La respuesta es por qué no había tal esencia.
0:02:31 Se me ocurrió una respuesta.
0:02:34 Los estafazores no decían nada.
0:02:38 Pero en cambio los estafadores decían que los tesoros se hallaban bajo la protección de espíritus malignos,
0:02:44 que necesitaban un anticipo del dinero para comprar elementos destinados a consultar, a conjurar y a convocar a tales espíritus.
0:02:57 Ya se sabe que los elementos destinados a la convocatoria de espíritus malignos son carísimos.
0:03:04 Ya andaban ellos con talismanes. Por ejemplo, solían usar la Biblia de Weimar de 1505.
0:03:11 Bien sabemos que esa Biblia de Weimar es una edición muy extraña y más poderosa que cualquier otra edición.
0:03:19 También decían o fingían convocar a demonios y les preguntaban la ubicación de los tesoros que ellos que los demonios custodiaban.
0:03:30 Ya se sabe que un demonio en general custodia mal que mal algún tesoro.
0:03:36 Después de llevar algunas prácticas extrañas y declarar que habían estado en contacto con los guardianos infernares de los tesoros, etcétera,
0:03:44 le indicaban al interesado en este caso usted el lugar en que se hayaba enterrado el tesoro.
0:03:54 Me pedían un dinero, mire dame tantas gritas, pero no.
0:03:57 Bueno, sepa que el tesoro está enterrado en este lugar.
0:04:01 Y ahí lo dejaban buscando a usted.
0:04:04 Desde luego salían rajando para no estar presentes cuando allá después de un año de cavar hoyos,
0:04:09 el interesado empezara a sospechar que los tesoros no aparecerían camados.
0:04:15 Ya había peces salidas ahí abajo.
0:04:17 Para mí que no hay nada, dice un señor todo sudado.
0:04:22 Las crónicas dan cuenta de dos breves historias a este respecto.
0:04:26 Historias de clientes de estos embarcadores.
0:04:30 Un campesino llamado Hans Trasse
0:04:33 nunca supo que era víctima del siguiente engaño.
0:04:37 Aquel hombre cavó con gran entusiasmo alrededor de un lugar que le habían indicado sus victimarios
0:04:44 y lo hizo durante 15 años hasta que murió.
0:04:48 O sea, no cavó hasta que encontró algo, sino hasta que murió y no encontró nada.
0:04:54 Poco antes de morir indicó a su esposa en donde se encontró el hombre.
0:05:00 Poco antes de morir indicó a su esposa en donde debía cavar para que la búsqueda continuase aún después de su muerte.
0:05:09 Los nietos de Hans Trasse también cavaron.
0:05:13 Y en total los integrantes de la familia Trasse hicieron pozos en vano durante 60 años.
0:05:22 Hasta que ya no había donde hacer un ojo.
0:05:24 Disculpe que se lo diga de esta manera.
0:05:30 Otro caso.
0:05:32 El sembrador Karl Heindl fue embaucado por uno de los grupos presitados
0:05:38 y se supo estafado, un día dijo.
0:05:41 Esto me está estafando.
0:05:43 Pero de todos modos llenos de entusiasmo continúa buscando.
0:05:47 Advertió a los que se burlaban de su insistencia
0:05:49 que un obstinado, un verdadero obstinado, buscaba siempre tesoros
0:05:54 y que la haber sido engañada una vez no impedía la continuación de esa búsqueda.
0:05:58 Bueno, Heindl nunca encontró nada, pero este es un dato absolutamente secundario.
0:06:03 Fuera de Alemania existe un lugar que fue famoso por la multiplicidad de tesoros que podían ser encontrados.
0:06:10 Él trata de la pequeña localidad francesa del renele Chateau.
0:06:13 Qué famosa por otras cosas además tiene que ver esta localidad con la leyenda del Cristo Marsella,
0:06:22 con la piores de Sion, con una sociedad secreta de un gran maestro,
0:06:28 de una sociedad que detentaba el secreto justamente de la familia que Jesús había creado en Marsella,
0:06:35 que no era otra que la de los merovinjios, etcétera.
0:06:38 En este caso hablaremos de esta localidad como un lugar donde se encontraron muchos tesoros.
0:06:44 Un señor llamado Berenguer soñé que era párroco,
0:06:50 allá fue párroco de aquella iglesia entre 1885 y 1917, mucho tiempo.
0:06:59 Como tantos otros hijos de campesinos modestos había sido consagrado al sacerdosio
0:07:05 más que por vocación, por imposición patar.
0:07:09 Vaya y haga secura, canejo.
0:07:12 En realidad, soñé, era aficionado a la buena vida, a los placeres de la mesa.
0:07:18 Qué gracia me causa los placeres de la mesa.
0:07:21 No estoy seguro de que sea gastronómico.
0:07:24 Que sea el vino o los dados.
0:07:28 Acá me confirman, dicen, no fue indiferente a los impulsos del amor carnal,
0:07:33 incluso sobre la mesa.
0:07:38 A poco de llegar ahí a Relesható, como párroco,
0:07:43 tomó a su servicio a una hermosa mujer, Marie de Nardó,
0:07:47 que se convirtió en amante del párroco.
0:07:50 De haber sido de Nardí, otro gallo le hubiera cantado.
0:07:54 Sin embargo era Marie de Nardó y fue amante del párroco.
0:08:00 En 1891, Soñé decidió emprender las obras de restauración
0:08:05 de la Iglesia Parroquial, que se encontraba en un estado penoso.
0:08:10 Por ahí levantó una loza que había frente al altar mayor
0:08:14 y apareció una bolsa llena de cunidad.
0:08:20 Parece que en la cara oculta de la loza
0:08:24 había un bajo relieve bisigótico.
0:08:28 Se trataba, según se cree, de un antiguo tesoro
0:08:31 de los tiempos del rey Alarico.
0:08:34 Soñé despidió inmediatamente a los albañones.
0:08:37 Lo primero que hizo fue despedir a los albañones.
0:08:41 Tómensela.
0:08:43 Y restó importancia al descubrimiento.
0:08:46 Dijo, ¿qué poca importancia tiene esta bolsa de monedas
0:08:50 que acabamos de encontrar señores albañones?
0:08:55 A partir de entonces el párroco observó una extraña conducta.
0:08:59 Comenzó por hacer extenuantes expediciones arqueológicas.
0:09:04 Imagínense con tantas X.
0:09:08 Un día decidió remover todo el cementerio parroquial.
0:09:12 Qué tanto.
0:09:14 Ah, y se me canse.
0:09:16 A ver si encontraba alguna otra cosa.
0:09:17 Y, según parece, encontró más tesoros.
0:09:22 La gente de aquel lugar, me imagino yo,
0:09:25 enterraba todos sus tesoros en el cementerio parroquial.
0:09:29 Todas las piezas de oro que encontró el párroco
0:09:33 fueron fundidas para no tener que andar dando explicación.
0:09:37 Esta quiera y la buena.
0:09:39 Empezó a edificar, entonces, un palacio,
0:09:41 una hermosa torre en la que instaló una surtida biblioteca
0:09:44 cuyos volúmenes hizo encuadernar lujosamente un artesano
0:09:49 traído al pueblo exclusivamente para eso.
0:09:52 Mavi vestía a la moda de París.
0:09:55 Bueno, por lo menos no se gastaba la guita en Pabaz.
0:09:57 Pabaz, está bien.
0:09:59 Pero sucedió algo.
0:10:01 Y el párroco temeroso de alguna investigación dijo,
0:10:06 acaba de venir alguno y va a decir,
0:10:08 ¿de dónde la saca este?
0:10:10 Lavando ropa la hizo.
0:10:11 Buscó otro modo de ganar dinero
0:10:16 y justificar de este modo sus gastos.
0:10:18 Pero lo hizo con tal torpeza que el modo que encontró
0:10:22 también era poco escrupuloso e ilegal.
0:10:25 Vamos, vendía misas privadas a los ricos de la región.
0:10:31 Entonces, en 1901, el obispo quiso conocer el origen
0:10:36 de los recursos del párroco de Sonía.
0:10:37 Y como Sonía no quiso decir la verdad,
0:10:40 a saber que había encontrado un tesoro,
0:10:43 terminó confesando su tráfico de misas
0:10:46 y lo mandaron en Canelos como vulgaron.
0:10:50 Y Sonía no toleró el año que pasó en la cárcel.
0:10:53 Un año en la cárcel le dieron nomás,
0:10:55 pero para él fue demasiado y murió poco después de ser liberado.
0:10:59 La bella Marie-Denardot continuó viviendo con lujo,
0:11:03 utilizando la guita que provenía de una cantera inagotable.
0:11:09 Es decir, este sí que es uno que encontró un tesoro.
0:11:16 Qué suerte, ¿no?
0:11:20 Le detuvo un rato porque casi nadie lo encontró.
0:11:22 Alguna vez tuve la idea, Jorge,
0:11:24 de escribir, no sé si un ensayo o algo,
0:11:27 acerca del procedimiento del tesoro.
0:11:30 El tesoro enterrado, la duda,
0:11:33 acerca del regreso de que enteró el tesoro.
0:11:36 Me pareció que había una estructura interesante para examinar.
0:11:40 Un conocimiento que se pierde,
0:11:43 otro que trata de encontrarlo,
0:11:45 alguien que encuentra una revelación de un modo casual.
0:11:48 A, entierra un tesoro y muere.
0:11:51 El lugar del tesoro queda desconocido,
0:11:54 pero B, lo encuentra.
0:11:57 O hay otros que buscan un lasso entre A y B.
0:12:00 Bueno, qué sé yo.
0:12:01 Me he ciego de enterrar.
0:12:03 La pulsión inexplicable, de enterrarlo todo.
0:12:08 Me cansé.
0:12:11 Me cansé enseguida.
0:12:13 La segunda página ya había empezado
0:12:15 con descripciones de mis estados de alma.
0:12:23 No está mal, pero no lo veo en el aire, claro.
0:12:26 Estaba pensando, Alejandro,
0:12:28 que cuando uno piensa en tesoros,
0:12:29 habitualmente tiende a pensar en islas y en entierros.
0:12:33 Es cierto que esto no siempre se cumple.
0:12:35 De hecho, aquí en los años más oscuros,
0:12:37 lo que se enterraban eran libros,
0:12:39 que de algún modo son tesoros, por cierto,
0:12:41 pero los que los encontraban no iban a saber aprovecharlos.
0:12:43 Pero las islas, en cambio, son en sí mismas
0:12:46 una especie de formulación esperanzada
0:12:48 de algo que le va a pertenecer sólo a uno,
0:12:50 igual que un tesoro.
0:12:52 Nuestro amigo Isaac Asimov dice que todas son islas,
0:12:54 con lo cual cada uno tiene un destino garantizado.
0:12:56 Pero otro día hablábamos del Conde de Montecristó
0:12:57 y estaba pensando en el escarabajo de oro
0:13:00 de Carlampou, la isla del tesoro
0:13:02 de su amigo Robert Louis Stevenson.
0:13:04 Hay una forma ingeniosa,
0:13:06 aunque a mí me pareció ingeniosa,
0:13:08 seguramente si la leyera de nuevo
0:13:10 no me parecía tan.
0:13:12 Es como empieza a descifrar el personaje,
0:13:15 el código secreto,
0:13:17 el escarabajo de oro.
0:13:19 La letra más frecuente, la vocal más frecuente,
0:13:22 la E.
0:13:24 La E en el inglés, es más.
0:13:25 Cuando yo era chico,
0:13:27 no supo aprovechar aquel consejo
0:13:29 y lo puse en tela de juicio,
0:13:31 empecé a contar las letras
0:13:33 para ver si era cierto.
0:13:35 Si el tipo jamás se encuentra en tesoro.
0:13:37 Y finalmente digo a ella también
0:13:39 otra cuestión lateral,
0:13:41 y es si los tesoros son construidos por demonios,
0:13:43 mala cosa anda por ahí,
0:13:45 una debería estar prevenido a eso.
0:13:47 Pero además para encontrar un tesoro
0:13:49 hace falta un mapa y referencias externas,
0:13:51 que es una de las cosas que se puede ver
0:13:53 en la escarabaja.
0:13:55 Y ahí sabemos Alejandro,
0:13:57 que el mundo no es igual para todos.
0:13:59 Devolve cuando uno ve, por ejemplo,
0:14:01 dice, al lado de una vellísima casa
0:14:03 donde habita una muchacha hermosa,
0:14:05 vas a hacer un pose y encontrarás el tesoro.
0:14:07 Resulta que uno ve una tapera y una vía.
0:14:11 Y lo que es peor, Alejandro, todavía,
0:14:13 aquello que puede ser un tesoro para uno,
0:14:15 también como decíamos el tesoro.
0:14:17 Es una bagateila para el otro.
0:14:19 Imagínense, termina la guerra civil norteamericana.
0:14:21 El que encuentra el tesoro en los confederados,
0:14:23 para qué quiere ese montón de billetes
0:14:25 que no valen nada.
0:14:27 Incluso, si uno está tan afortunado
0:14:29 como para tener guítega, estar en un tesoro,
0:14:31 cree que va a encontrar esa especie de piedra preciosa
0:14:33 que va a ser la felicidad de uno.
0:14:35 Y cuando uno empieza a ver un resplandor,
0:14:37 el resplandor es verdoso.
0:14:39 Y en realidad uno está buscando una esmeralda.
0:14:42 Pero al final ese color verde
0:14:44 se torna de un color rojizo
0:14:46 y lo que encuentra apenas es un rubí.
0:14:50 No hay peor cosa que encontrar una esmeralda.
0:14:52 Una esmeralda, encontrar una esmeralda
0:14:53 siempre es bueno,
0:14:55 salvo que uno esté buscando un rubí,
0:14:57 en cuyos casos son las de graves.
0:15:00 Escucharemos ahora el tango rubí
0:15:03 en la versión de Horacio Molina.
0:15:06 Rubí, ayá.
0:15:08 No te va.
0:15:11 Te juro en salir.
0:15:15 Pa' que el ambiente estive y afuera está lloviendo.
0:15:20 Ya te he devuelto a tus cartas,
0:15:21 tus retratos.
0:15:23 Charlemoso, to' rato,
0:15:25 to' tal después.
0:15:27 Que vas.
0:15:30 Ya nada tú,
0:15:32 yo me quedo al separarnos.
0:15:34 Es cruel la despedida
0:15:36 y triste el distanciarnos hoy.
0:15:38 Ven, no,
0:15:40 lloremos
0:15:42 que las lágrimas conmueven
0:15:45 y nada debe detener
0:15:47 tu decisión.
0:15:48 Rubí,
0:15:51 acuérdate de mí.
0:15:54 No imploro tu perdón más de tu corazón.
0:15:57 No me arrojes, Rubí.
0:15:59 ¿A dónde irás sin mí?
0:16:01 Cuando no estés conmigo,
0:16:03 quién podrá quererte así.
0:16:06 Rubí en este instante gris.
0:16:08 No te vas.
0:16:10 No te vas.
0:16:12 No te vas.
0:16:18 Un último dolor
0:16:21 me calzará tu adiós.
0:16:23 Después la noche con su frío
0:16:26 y con su lluvia
0:16:28 pondrá su broche
0:16:30 sobre mi corazón.
0:16:34 Vas a dejarme
0:16:36 sin duda sufriremos
0:16:39 con nuestros insabores
0:16:41 por senda parte iremos.
0:16:44 No has de olvidarme
0:16:46 por más que no te veas.
0:16:48 Yo viviré en tu idea
0:16:51 y tú en mi corazón
0:16:56 en que la lluvia
0:17:00 afuera no ha cesado.
0:17:03 La noche es cruel y es fría.
0:17:06 No salgas de mi lado, amor.
0:17:08 Borremos todo
0:17:11 amada a mí a esta escena.
0:17:15 Ha sido sólo un episodio
0:17:18 de un valor.
0:17:21 Rubí.
0:17:24 Acuérdate de mí.
0:17:28 No imploro tu perdón
0:17:30 más de tu corazón.
0:17:32 No me arrojes, Rubí.
0:17:34 ¿A dónde irás sin mí?
0:17:38 Cuando lo estés conmigo
0:17:41 quién podrá quererte así.
0:17:43 Rubí en este instante gris.
0:17:48 Un último dolor
0:17:50 me causará tu adiós.
0:17:52 Después la noche con su frío
0:17:55 y con su lluvia
0:17:57 pondrá su broche
0:17:59 sobre mi corazón.
0:18:02 Era Horacio Molina en la venganza.
0:18:04 Será terrible.
0:18:06 Rubí.
0:18:08 Rubí.
0:18:11 Era terrible.
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