Transcripción automática
0:00:00 Hoy hablaremos de verdugos, de la pena capital, de cómo se la aplicaba en algunas culturas
0:00:09 y de alguna una historia de verdugos.
0:00:12 Hablaremos de verdugos porque, de menos se, desde el día del verdugo viene bien probablemente
0:00:18 el día internacional del verdugo Pedro Rocha.
0:00:25 Bueno, vamos a empezar con el antiguo Egipto.
0:00:31 Eso es lo que se ve como yo.
0:00:37 ¿Cómo es como yo?
0:00:39 Pero, yo me acuerdo ahora, pero veo que la gente que recuerda es madurez, son los que recuerdan ahora.
0:00:44 Sí, por eso, sus ganas se acuerdan más.
0:00:47 Empecemos por el antiguo Egipto.
0:00:52 Las ejecuciones, la mayoría de las cuales tenían que ver con los asesinatos,
0:00:58 se verificaban por medio del piscinam, piscinam, en que el condenado era directamente despedazado por el verdugo.
0:01:08 El verdugo ni se cortaba la cabeza ni se orcaba, despedazaba el verdugo.
0:01:15 También había, para los culpables, el suprisio del sangat.
0:01:19 Yo hablo negicio del norte, del delta, negicio más de Alejcandría,
0:01:29 que de mentira y de hablar de cebas donde casi no me entienden.
0:01:38 Bueno, el suprisio del sangat, concesiendo siguientes.
0:01:45 Y cenaba un gran recipiente de barrocozido, no muy hondo, con estopa empapada en pez y brea, al quitranejo ahí.
0:01:53 Después se vestía a la víctima con ropas empapadas también en resina y se lo sentaba arriba del recipiente.
0:02:02 Y lo acaban también, ¿no?
0:02:04 H hecho esto se colocaban varias meschas resinosas encendidas y lo iban consumiendo de forma extremadamente lenta.
0:02:11 Este horrible espectáculo era paseado por las calles, mercados y plazas públicas.
0:02:17 Otro castigo terrible se aplicaba muy frecuentemente a las mujeres en el Egipto.
0:02:23 A las mujeres indiscretas.
0:02:27 Se sabe que la ley exigía que aún la mujer condenada se la retirara, de las miradas de los curiosos.
0:02:37 Entonces, cuando una mujer era castigada por aquí un pecado, totalmente de indiscretión generalmente,
0:02:43 se la enterraba en una bolsa y se la arrojaba en agua con una gran piedra, sin la idea de eso.
0:02:51 Los hebreos también eran bastante seguros en la publicización.
0:02:59 El castigo más ordinario era la lapidación, como sabemos todos, ¿no?
0:03:03 La ejecución se verificaba fuera de las murallas de la ciudad, según el levítico y el deuteronomio.
0:03:11 El denunciante debía ser el ejecutor del castigo que había hecho caer sobre el pecador.
0:03:19 Esto es una cosa bastante común en ciertas culturas antiguas, es si la presencia activa del que denuncia.
0:03:27 Que denuncia no solamente bate la canavera, sino que además participa de las penas impuestas al que ha denunciado.
0:03:37 El levítico ordena además que cada vez recondentado debe enterrarse el mismo día de la ejecución.
0:03:43 Debe obviarse toda exposición posible, particularmente por cierto error, a los muertos que tenían que la provebían entre los hebreos.
0:03:51 En la cena, la legislación prodigaba la pena de muerte contraviamente a lo que se cree como sal de frecuencia,
0:03:59 sobre todo para lo delito contra la cosa pública o contra los agrados.
0:04:05 Antes de la ejecución sin embargo, se arrasaba la casa del culpable y hasta hasta el punto no debían quedar rastro de y criminal,
0:04:13 que también antes de llevar la víctima al lugar de la exciación, y particularmente cuando era ciudadano, se borraba su nombre del cuadro de la ciudad.
0:04:24 Este paso previo constituía mucho serpugio en realidad, para no matar a un ciudadano,
0:04:32 y para que la infamia no cayera sobre una calificación considerada gloriosa como la de ciudadano,
0:04:38 que primero dejaba de ser ciudadano y recién después de matar a uno.
0:04:44 Lo cual a uno a esa altura ya mucho no le importaba.
0:04:48 Las penas principales en la cena eran la decapitación por medio de la espada, la lapidación,
0:04:55 nuestro querido esquilo estuvo a punto de sufrir la lapidación porque había escrito un drama ofensivo a las divinidades.
0:05:03 Según las leyes, los magistrados que habían dictado la sentencia estaban obligados a derrojar la primera piedra como prueba de la sinceridad de su padre.
0:05:13 Ahí también me lo origen de esa frase que tanto populistó alguien después,
0:05:23 es decir, no fue una ocurrencia del Cristo.
0:05:26 Era usual que la primera piedra fuera arrojada por alguien que se consideraba libre de pecado o que estaba legalmente habilitado para ser.
0:05:37 También figuraban, naturalmente, en la Grecia Antiguo como algunos ya están toplando el veneno como castigo de aquellos a quienes se acusaba particularmente a ver el trajado a la paz y a Huaculto.
0:05:49 Famosamente Sócrates tuvo que beber siculta.
0:05:55 Es decir, también es el bastón que consistía en la paleara y culpable hasta que moría, sino el aduismo, obaratro, una fosta profundísima donde se tiraban un pollo y se morían.
0:06:12 La manera de pronunciarse los fallos en materia penal, varios en una época de Grecia,
0:06:18 en un principio cada juez tomaba una pequeña piedra y la ha depositado silenciosamente en una de dos turnas puestas en un lugar retirado de la Asamblea, así como en votos secretos.
0:06:29 Estas eran las turnas de la muerte o de la vida o de la misericordia, por mejor decir.
0:06:36 Este sistema de tomar los votos ofrecía toda la garantía de seguridad, pero los 30 tiranos, que nos hemos hablado alguna vez, deseosos de conocer la opinión de los magistrados y de hacer presión policial por algo eran tiranos,
0:06:52 decidieron que en los sucesivos los puestos depositarían a la vista del público sus votos, es decir, las tierras.
0:07:00 En dos mesas llamadas Mesa de la Vida y Mesa de la Muerte, entonces yo mismo, mis amigas, culano, aquí en voto, y ahí tenía que votar al chijería en el yolo.
0:07:10 Estas piedras en realidad eran unas fichas de nascar, como las de los casinos, que se entregaban a los miembros del tribunal en el momento de entrar en sesión.
0:07:21 Después, cuando me empieza de metal, llamadas espondilos, bueno, había unas negras, unas plazas vaciladas.
0:07:27 Un detalle curioso. Antes de proceder al voto, se dirigía al juzgado una pregunta, al juzgado.
0:07:34 Se lo invitaba a declarar... no, al juzgado, al tipo que juzgaba.
0:07:40 Sí, al acusado.
0:07:41 Al acusado, esa es la palabra.
0:07:42 Perdón, disculpe.
0:07:43 Al acusado.
0:07:44 Una pregunta.
0:07:45 El juzgado en realidad para nosotros es el ámbito.
0:07:48 Me voy a estar juzgado.
0:07:50 Es un lugar, es juzgado, no un tipo.
0:07:52 Juzgado de fan número 3.
0:07:54 El jurado es otra cosa.
0:07:56 Y en este caso estamos hablando del acusado.
0:07:59 Se lo convidió que le hacían una pregunta al tipo, ¿no?
0:08:02 Se lo invitaba a declarar...
0:08:04 ¿qué castigo opinaba merecer?
0:08:06 Bueno, votado también es otro al acusado.
0:08:09 Y reconocía que había cometido una gran falta, el tribunal generalmente se mostraba sin vulgarse.
0:08:16 El acusado de leprosado, qué pena que le había merecido y le dijo un subsidio.
0:08:20 Sí pasaba el tiempo medieval.
0:08:28 Vamos a avanzar un poco.
0:08:30 Bueno, en París, por ejemplo, donde hemos asistido nosotros,
0:08:33 es que a través de distintos historias, a varias ejecuciones.
0:08:37 Las ejecuciones en París se verificaban en un lugar llamado Mont-Polzón.
0:08:44 Y los reos se dirigían al lugar del suplicio a pie,
0:08:50 como si fuera una gran molestia comparada con lo que venía después, no era nada.
0:08:57 ¿Cuánto más salgaban de coja?
0:08:59 Deja que voy a mirar.
0:09:01 Y se detenían ahí en el patio de un convento, el convento de los hijos de Dios.
0:09:06 Ahí tenía preparado el pipo, una mesa con pan y vino.
0:09:10 En Mont-Polzón había un tablado con 60 borcas y un al lado de la bosa.
0:09:15 Parece una creación mía.
0:09:17 Desde los tiempos de San Luis y hasta la Revolución Francesa,
0:09:21 los verdugos de París trabajaban en la famosa picota de los mercados
0:09:26 que estaban en la puerta de lo que hoy es el hotel de Dios.
0:09:30 Al día eran expuestos los comerciantes de sonestos
0:09:34 y hubieran hecho uso de un peso falso,
0:09:36 o tenido la manteca con flores de caléndula para hacer la masa amarilla.
0:09:41 Mira las caléndulas, todos conocimos las caléndulas,
0:09:44 tienen un nombre mucho más divertido.
0:09:46 Sí, más popular también.
0:09:48 Y tenía la manteca con estas flores por querida.
0:09:52 Y bueno, los mataban por eso.
0:09:55 Bien, alrededor de la picota la multitud se burlaba de los condenados.
0:10:00 ¿La multitud iba a escorobar?
0:10:04 Y los agregaban inmundicias y me imagino los recogerían del suelo.
0:10:09 Bien, las condenas a la picota de las veces están largas,
0:10:13 que los atrapados allí morían por inalición, os lo digo que fue.
0:10:18 En la picota de los mercados sucedió una vez algo extraño.
0:10:22 El pensador Bobán había propuesto a París XIV
0:10:25 que la creación de un impuesto proporcional a la fuerza de cada uno,
0:10:29 es decir, aplicando la carga impositiva a la tierra
0:10:32 y la relación con su rendimiento y al azar de su oficio en relación con su ganancia.
0:10:37 Bueno, era un impuesto a la red, más nimena.
0:10:41 El rey tomó muy mal a que el proyecto de igualdad
0:10:44 y el libro de Bobán fue condenado a la exposición de la picota de los mercados.
0:10:49 Y este mismo año el pobre Bobán murió de venta.
0:10:56 Había, bajo el antiguo régimen, un ejecutor por cabecera de disparito.
0:11:01 La provincia de Léz, conseguía incluso un verdugo por pueblo.
0:11:07 Un día de junio de 1793, la convención ordenó a todos los verdugos
0:11:13 que fueran distribuidos en el territorio de la República
0:11:16 y se aprendieron a usar una máquina nueva que era la guillotina.
0:11:20 El decreto producto entre los verdugos, un verdadero pánico,
0:11:24 existen los archivos nacionales francés, es una ficha llena de cartas de verdugos
0:11:29 que jamás habían tenido que secucar a nadie
0:11:32 y que se excusaban por causa de una experiencia e incapacidad.
0:11:37 Y pronto no quedó en la entrancia más que un grupo de verdugos.
0:11:41 La familia Sansón, una familia en realidad.
0:11:45 La familia había entrado en la historia de los ejecutores el 24 de septiembre de 1668.
0:11:51 Pero vamos a contar cómo empezó aquí la familia, la única que quedó finalmente,
0:11:56 a ejercer este oficio.
0:11:59 Bajo el reinado Luis Catorce, en 1668,
0:12:05 Sansón era un oficiado.
0:12:09 Tuve un grave accidente, se cazó de caballo,
0:12:11 no sé qué, fue trasladado por un desconocido a una casa vecina para que lo atenderan.
0:12:16 Y así lo cuidó la hija del tipo que lo había rescatado.
0:12:21 Una muchacha que estaba más margarita y que era hermosísima.
0:12:25 Muy bien, Sansón ahí curándose de las heridas,
0:12:29 atendido por esta chica margarita y imagínate se enamoró de la mina.
0:12:33 Se enamoró de margarita y se hicieron amantes.
0:12:36 Imagínate el tiempo tirado en la cama y se ha caído del caballo,
0:12:39 me duele aquí, ahí no, poco más abajo, más arriba.
0:12:43 Y la cosa otra vez, la chistena se hacía amante de una mina en esa dificultancia.
0:12:47 Resculece.
0:12:50 Bueno, una vez curado, Sansón, Sal Sansón,
0:12:53 continuó viendo a margarita sin que lo sufiere el padre de la muchacha,
0:12:58 que siempre estaba haciendo el enviado, el tipo que lo había hicido, que se ha corroído.
0:13:03 Era un hombre medio misterio, Sal Sansón,
0:13:06 siempre le gustaba dar su nombre y precisar cuáles eran sus ocupaciones.
0:13:11 Un día, mientras Sal Sansón ha atravesado una plaza,
0:13:15 ya el repuesto de su seguida,
0:13:17 dio al padre de margarita realizando la salida de cortarle la cabeza a uno.
0:13:23 El tipo era verdugo.
0:13:25 Era verdugo.
0:13:27 Se llamaba Pedro Juande.
0:13:31 Entonces imagínate, Sal Sansón,
0:13:33 ellos se desesperó, estaba profundamente enamorado de la hija del verdugo
0:13:38 y quiso romper la relación,
0:13:40 porque la hija tenía ese dolor que era inmenso.
0:13:45 Y al final se entreguó, se quedó, se quedó con margarita,
0:13:49 pero los oficiales, compañeros, se enteraron,
0:13:53 de que andaba con la hija de un verdugo
0:13:55 y entonces tuvo que dejar su rango militar a causa de amores inmundos,
0:13:59 los verdugos eran despreciados.
0:14:03 Una noche, Sal Sansón le propuso margarita,
0:14:06 y al escarte, le decía a aquel padre que tenía el siniestro físico,
0:14:13 pero no pudieron porque el verdugo ya se había enterado de estos amores,
0:14:18 e incluso para que los pescó un día que estaban juntos en la pesa,
0:14:23 y le exigió a Sal Sansón una reparación.
0:14:27 Macho, vas a tener que casarte conmigo.
0:14:31 Pero dijo, ningún hombre se poseará a mi hija si no el verdugo es tan bien.
0:14:37 Posa vez, el sonrado a margarita dijo, hola, desposáis,
0:14:41 y los convertirse en mi ayudante y sucesor,
0:14:44 o bien, yo mataré a mi hija.
0:14:47 Dijo, el Pedro.
0:14:52 Siguiendo a la vergüenza de la virginidad,
0:14:55 es el único bien que la hija de un verdugo puede aportar a su esposo,
0:14:58 todo el tiempo mientras pilado el hacha.
0:15:07 Imagínense, ¿no?
0:15:09 Todo esto después de haberlo encontrado al tipo con las manos en la masa.
0:15:14 Así que toda esta cosa lo decía mientras el bueno de Sal Sansón se levantaba un pantalón.
0:15:19 Pobre tipo.
0:15:21 Se levantaba los riesgos mientras el tipo le decía que se yo y que lo hacía solo lo que había.
0:15:27 Y Sal Sansón aceptó.
0:15:29 Bueno, en ese circuitación aceptan conmigo.
0:15:32 Y quedó como ayudante de su sueño.
0:15:35 La primera vez que tuvo que ayudarlo a aplicar la rueda que era un tormento, cayó desmayado.
0:15:40 Después ya acostumbró, ¿no?
0:15:42 Y entonces los sancon, los hijos que tuvo con margarita,
0:15:49 sus miedos y toda la familia se dedicaron a aplicar los serridos,
0:15:54 los serridos castigos y ahí en adelante.
0:15:57 Y fue la única familia que se hizo cargo de aquella redistribución
0:16:04 que había hecho la convención de los verdugos de Francia.
0:16:08 Poco a poco la línea de aquella familia,
0:16:11 dice todo así, propagó por toda Francia,
0:16:16 a veces parece que se reunían una vez por el día,
0:16:21 y en todos los sancon, los verdugos,
0:16:24 hacían una gran mesa y se hacían llamar por los criados,
0:16:27 con el nombre de la ciudad donde ejercían, ¿no?
0:16:30 El señor de París, el señor de Lyon, el señor de Toulouse.
0:16:35 El más célebre señor de París fue Carlos Enrique,
0:16:39 de San Zón.
0:16:41 En 1768 estaba a punto de matar a uno en la rueda,
0:16:45 pero vino una sublevación e infirió el castigo y la rueda fue quemada.
0:16:49 Y así fue como Luis 16 asustado, ordenó que se sufriera el suplijo de la rueda.
0:16:55 Un condenado tenía derecho a reclamar la muerte por medio de la espada del asco,
0:17:02 o sea, no hay que no te mataban, te mataban con otra cosa, pero no con la rueda.
0:17:06 Y de eso debieron cargarse Carlos Enrique San Zón.
0:17:09 Y fue curiosamente él, Carlos Enrique San Zón, el señor de París,
0:17:13 que en años más tarde debió ejecutar,
0:17:15 ya habiendo aprendido el uso de la guitocina, nada menos que a Luis.
0:17:21 ¿Me gustó esta historia?
0:17:25 Sí, me parece que sí.
0:17:27 Es una historia de la familia, ¿no?
0:17:29 ¿Cómo nace un estirpe de verdugos?
0:17:31 El pobre tipo se asamante una mina, el padre de verdugos lo agarra justo, lo obliga,
0:17:38 y él mismo forma una estirpe de verdugos la última, personal.
0:17:45 Miren que termina, digo, con la fuerza del amor que había empezado, ¿no?
0:17:49 El tipo de impuesto para los turrangos militar, por estar con él, y así.
0:17:52 Y si, miren que es normal, ahora logramos para que les guste, ¿no?
0:17:57 Bueno, no hay mucho agente de cara aquí, pero...
0:18:01 Amargadita la hija de verdugos, pobrecita, que...
0:18:04 ¿Qué sé yo?
0:18:09 Ella por ahí, como daba la toga al padre, ¿no qué sé?
0:18:14 Jugaba con la toga, ¿no?
0:18:16 Saldaba con la misma toga.
0:18:17 No, le caer y chequé.
0:18:19 ¿Qué hubo ahí?
0:18:20 Entraba ahora ahí.
0:18:26 ¿Qué va, hermano?
0:18:28 Bueno, bueno, algúnos inocentes se me ocurren, Alejandro, que por estos errores,
0:18:32 que a veces tienen los juicios ampadecidos o castigos, ¿no?
0:18:35 Sí, que lo tuvieron.
0:18:37 Al pulo que, como todas las épocas de errores, se podían cometer y estos eran insalvables.
0:18:41 Claro, bueno, la primera, la primera, la principal objeción contra la pena de muerte es...
0:18:49 Es más desgracia, ¿no?
0:18:53 Los principales objetos de la pena de muerte, en otros fueron ferozísimos.
0:18:58 Por ejemplo, en asunto futbolístico.
0:19:02 Hoy estaba viendo un partido a las naves, dos minutos ove.
0:19:05 Y este de muchacho Gallardo, juega para el Mónaco.
0:19:10 Entonces, le quedaron un penal, pero no era.
0:19:13 Pegaron, tiraron a los maestros.
0:19:15 Penal clásico, tipo de entrar y agarra, no cruzan penal.
0:19:19 Se cayó el suelo penal.
0:19:21 Y referí, creo que no era penal, no cobró el penal, lo amonestó Gallardo, porque ahora hay esto.
0:19:29 Te amonestó, ¿no? Si te caes.
0:19:32 Si te hacen penal y el tipo le parece que no, lo amonestó a la víctima porque pareció que estuvo...
0:19:40 Pero que fingieron.
0:19:41 Ya estaba amonestado Gallardo, Gallardo ya...
0:19:44 Mira que lindo lo estaba viendo.
0:19:46 Yo puedo pasar, mira, un penal, va, un penal, muy penal.
0:19:49 Pero entonces, lo que decíamos hace tiempo aquí, ¿no?
0:19:52 Es tan fuerte la posibilidad de equivocarse.
0:19:58 No corresponde darle tanta capacidad de canción.
0:20:03 Aunque es que tiene tanta posibilidad de equivocarse,
0:20:07 hay que darles la mínima posibilidad de canción, no la máxima.
0:20:10 Imagínate si, por ejemplo, a los tipos que fingen y quieren terminar, lo colgaran en la rueda.
0:20:16 Me puedo regallar, ¿no le hacen penales?
0:20:19 Lo que lo coge en la rueda.
0:20:21 O sea que ahora se hiciste una nueva fuente de errores.
0:20:25 No cobre el pelo de encima a los tipos que ya tenía bastante,
0:20:29 porque no lo habían cobrado el pelo, pero algo amonesta.
0:20:31 Se murió hace muy poco, Stanis Macius,
0:20:35 que tenía un extraordinario récord más allá de su longevidad deportiva.
0:20:40 Era que no lo habían amonestado nunca.
0:20:45 Él dejó de jugar en los 54 años.
0:20:49 Y no lo amonestaron nunca.
0:20:52 En más de 30 años de competición de Alfix y Moniver.
0:20:56 Pero era en otros tiempos, me pareció.
0:20:58 Aquí no podría evitar que lo amonestaron.
0:21:01 No podría evitar que lo hagan ese tipo de fallos.
0:21:06 No hay manera en el mismo, no puede decidir.
0:21:09 Una conducta tan solo libre de la amonestación.
0:21:12 Más tarde o más enprano la amonestación que atropella como un caballo ciego,
0:21:17 como el destino y que está en manos de hombres que se evoca muchísimo,
0:21:22 se cale.
0:21:23 Pero bueno, disculpenme, estamos hablando de otra clase de verdugos.
0:21:27 Yo buscando alguien aquí en el Ricardo,
0:21:28 y de que me olea Margarita,
0:21:30 que tenía la virtud de la virginidad para su padre.
0:21:35 Y entonces aprovechemos ya que aquel verdugo, aquel pedro,
0:21:40 que no era tan solo, sino que era el suegro,
0:21:45 y va a ser pedro y a sus fichos,
0:21:48 de la importancia de la virginidad,
0:21:50 vamos a aprovecharlo si quiera para elegir un tema,
0:21:53 para elegir un vasocito.
0:21:55 Y ya que lo perdonó finalmente, ya sabes,
0:21:59 no te amas la virgen del perdón.
0:22:02 La virgen del perdón es un lindo vasocito de tema,
0:22:06 con un tema que trata de un asunto del tiempo de Rosas,
0:22:13 y quien mejor, Ignacio Corsini, va a cantarlo.
0:22:16 Adelante, don Ignacio,
0:22:17 que ha dedicado a la familia Socon,
0:22:20 que me corto todavía a la pobre Margarita,
0:22:22 la virgen del perdón.
0:22:36 Mi niña Manuelita es una salsa,
0:22:44 de la doras de Palermo, Monzarrás,
0:22:47 que es tan linda que Alberto a mi mezclasa,
0:22:51 cuándo del brazo del patizador,
0:22:55 es una cinta de la guarda, Manuelita,
0:22:59 y la de Inor, Residia, tu bordo,
0:23:02 para los pobres de tu madrecita,
0:23:06 que ya para serán supercuras,
0:23:10 por eso un pericón,
0:23:12 un diva por siempre,
0:23:14 por eso a los cantos de la generación,
0:23:17 estremos en su infinito,
0:23:19 y me llevo a enterizar,
0:23:21 porque de la estrella del cielo general.
0:23:32 Su conce de y casas de cinta,
0:23:44 el lunes por favor en el país,
0:23:47 y en el centro parece cuán corresa,
0:23:52 la misma disemplica del perdón,
0:23:56 un conrecio, mi niña, yo con la cinta,
0:23:59 Manuelita, y la de Inor,
0:24:02 el conci de mi cinta,
0:24:06 la más cura caricia de amor,
0:24:10 por eso un pericón,
0:24:12 un diva por siempre,
0:24:14 por eso a los cantos de la generación,
0:24:18 estremos en su infinito,
0:24:20 y me llevo a enterizar,
0:24:22 porque de la estrella del cielo general.
0:24:30 Al cantado Ignacio Corostini,
0:24:34 la Virgen del Perdón.
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