Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible por la radio pública y desde la cama de
0:00:11 Dolina, en esta serie de programas esperando la recuperación.
0:00:15 Vamos a poner entrevistas probablemente a figuras del espectáculo que se van a acercar
0:00:21 como hacía Moria Casán en toda la televisión.
0:00:24 Pionera en esto.
0:00:26 Señores, hablaremos de impostores.
0:00:29 En realidad no hablaremos de impostores, sino contaremos dos historias cuyos protagonistas
0:00:35 han sido impostores.
0:00:37 La primera de ellas requiere que nos traslademos a Berlín y al año 1906.
0:00:45 Un zapatiro, atención, llamado Virgil Foyd, de 57 años, 57 años cuando tenía 57 años.
0:00:56 Por el Napoleón no era un señor de 39 años.
0:00:59 Bueno, pero este zapatiro vivía obsesionado por los uniformes militares.
0:01:06 Ah, igual que Sarmiento, mire, sí.
0:01:08 Era muy conocedor en la materia y durante 27 años, esto en otro orden, había estado
0:01:15 preso por varios delitos menores, entre los cuales no figuraba la admiración por los
0:01:20 uniformes militares.
0:01:22 Bueno, sin embargo, en la cárcel se había entretenido, imagínense, en 27 años, estudiando
0:01:31 uniformes militares de todos los países.
0:01:34 Cuando salió de la cana, vio en una vidriera un uniforme de capitán que colgaba en una
0:01:41 tienda de prendas de segunda mano y se lo compró.
0:01:46 Así que lo que deseaba Virgil después de todo era un poco de respeto y algún dinero.
0:01:54 Entonces, tramo algo.
0:01:56 Primero realizó un estudio minucioso de la milicia local y después decidió hacer
0:02:02 un ensayo, un ensayo del engaño que planeaba.
0:02:06 Había una fiesta de cerveceros en Berlín.
0:02:08 Siempre hay fiestas de cerveceros.
0:02:10 Ni siquiera es una fiesta de cerveceros.
0:02:14 Entonces, Virgil se puso el uniforme de capitán y fue.
0:02:18 Entró majestuosamente y en cada puesto, en cada stand, los comerciantes lo saludaban.
0:02:26 También lo alagó enormemente que las damas le dieran algunas señales, señales tímidas
0:02:34 pero aprobatorias.
0:02:35 Bueno, tanto es así que esa misma tarde se consiguió un amante.
0:02:41 Imagínense, después de 27 años presos.
0:02:44 Virgil, dijo entonces para su coleto lo siguiente, daré los últimos toques a mi plan.
0:02:56 Y este plan era una treta para aprovechar esa proverbial admiración prusiana por los
0:03:04 uniformes y por la autoridad también.
0:03:08 Y en esa treta pensaba también vengarse de los funcionarios gubernamentales del Kaiser
0:03:14 que se habían negado a darle sus documentos y pasaportes después de su periodo en la
0:03:19 cárcel.
0:03:20 Parece que cuando salió de la cana le habían negado documentos y pasaportes.
0:03:25 Bueno, un día Virgil se disfrazó con su uniforme de capitán y se dirigió a uno de los grandes
0:03:32 cuarteles de Berlín.
0:03:34 Para ahí antes de llegar se cruzó con un cabo y cinco soldados que venían caminando
0:03:39 y Virgil se dirigió al cabo y le dijo ¿a dónde lleva esos hombres?
0:03:43 Al cuartel dijo el cabo y Virgil dijo bueno que me acompañen a mí, que les voy a encomendar
0:03:48 una misión y los tipos fueron.
0:03:51 En el camino ordenó a otros cuatro soldados que se unían al grupo y ya con diez hombres
0:03:56 detrás de él, Virgil viajó a Copenhague, un distrito en las afueras de Berlín como
0:04:03 quien dice San Isidro.
0:04:04 Bueno, a llegar allí alineó a su tropa y se encaminó al ayuntamiento, a la municipalidad.
0:04:12 Habló entonces con el burgo maestre, el doctor Langerhaus y le dijo que estaba arrestado.
0:04:19 Señor Langerhaus, ¿está usted arrestado?
0:04:23 Le explicó a continuación que había sido enviado desde Berlín para investigar la desaparición
0:04:29 de fondos municipales.
0:04:31 Le dijo además que todos sospechaban de él.
0:04:35 Señor burgo maestre, le comunico que todos sospechan de usted.
0:04:39 Después fue a entrevistar al tesorero de Copernick, también lo arrestó y confiscó
0:04:46 de paso todos los fondos.
0:04:48 El tesorero abrió las cajas fuertes y le entregó al capitán cinco mil marcos.
0:04:54 Más tarde Virgil se puso en busca de un pasaporte y un carnet de identidad allí entre los cajones,
0:05:00 pero no encontró.
0:05:02 Después le ordenó al capitán de la policía local que requisiera por la fuerza algunos
0:05:06 carbajes que pasaban por ahí.
0:05:09 He hizo que mentieran a todos los funcionarios municipales del pueblo en esos carrajes y
0:05:14 mandó a que lo llevaran a Berlín y se los entregaran al general Mold que era un señor
0:05:24 general que existía.
0:05:27 A Berlín, de cuya existencia el tenían, no se ha dado que había estado estudiando
0:05:31 el terreno.
0:05:32 Bueno, así se hizo.
0:05:35 Llegaron a Berlín los carroajes con los presos o con los funcionarios de Copernick, se los
0:05:41 entregaron al general Mold que, que enseguida se dio cuenta de lo absurdo de la situación,
0:05:46 lo mandó de vuelta.
0:05:48 También tomó la precaución de enviar una partida armada para restar al capitán, pero
0:05:53 ya era tarde porque el tipo se la sabía tomar.
0:05:56 Bueno, el día siguiente todos los periódicos hablaban del misterioso hombre que había
0:06:01 burlado al ejército.
0:06:04 Virgil estaba encantado.
0:06:07 Había ofrecido una recompensa de 25 mil marcos por su cabeza, pero eso lo ponía muy contento
0:06:14 a este hombre.
0:06:16 Ahora, bueno, pasaban los días y nadie lo encontraba y entonces él mismo mandó una
0:06:20 foto para ayudar a la policía y a los 10 días lo arrestaron.
0:06:25 Le dieron cuatro años de prisión, pero no cumplió toda su condena porque el mismo
0:06:29 kaiser, al enterarse de las proesas de este hombre, lo perdonó.
0:06:34 Así que solo estuvo 20 meses en la cárcel.
0:06:38 Finalmente, Virgil Foy abandonó la cárcel convertido ya en una figura famosa y con
0:06:45 todas sus ambiciones satisfechas, menos al dinero, porque la guita se le hicieron devolver.
0:06:52 Emigró a los Estados Unidos, participó en comedias musicales como actor.
0:06:57 Una viuda vino a cambiar su vida porque, cautivada por la gracia de sus actos, le concedió una
0:07:03 pensión de por vida que le permitió retirarse cómodamente a Luxemburgo y allí se murió
0:07:11 de viejo.
0:07:12 Una vida estupenda.
0:07:13 Pero maravilloso.
0:07:14 Esa es la historia.
0:07:16 En 1921 se produjo un engaño en el edificio de la Real Marina Inglesa.
0:07:23 El fin de la impostura era una broma, realizar una broma.
0:07:28 Aquí no había ansia de riqueza ni de fama.
0:07:31 Un hombre, un filósofo miembro de la nobleza, William Devere Coul, se hizo pasar por Herbert
0:07:41 John Voldesli y dijo pertenecer al Ministerio de Asuntos Exteriores y mandó un telegrama
0:07:48 a la Marina para planificar la visita de un grupo de príncipes aviscinios.
0:07:54 Pero eso soy furanotal, estoy gestionando la visita de príncipes aviscinios.
0:07:59 O sea, Etiópes, digamos.
0:08:01 Bueno, claro, de la oye llamada Etiópes.
0:08:04 Capital, Avis Abreva.
0:08:06 Los miembros de la armada dijeron aceptar la llegada de estos extranjeros.
0:08:10 Entonces se dio paso todo el protocolo.
0:08:14 El 7 de febrero de 1923, cuatro personas, disfrazadas con barbas y túnicas, tomaron
0:08:21 el tren en la estación de Paddington, que es en las afueras del Londres.
0:08:26 Y un rato más tarde llegaron a Londres.
0:08:29 Los había vestido un experto en maquillaje teatral llamado William Claxton.
0:08:36 Con los disfraces, y ya camino al edificio de la armada, iban cuatro amigos de este William
0:08:43 Deberkowl.
0:08:44 Estos cuatro amigos eran el atleta Anthony Baxter, el artista Don Cangrand, la escritora
0:08:52 Virginia Woolf y el hermano de Virginia Adriano.
0:08:56 También iba Guy Ridley, que era el hijo de un juez, lo llevaban como intérprete.
0:09:03 Y el propio Coul los acompañaba bajo el nombre ya citado de John Baldeslie.
0:09:09 El nombre del ministerio de Asuntos Exteriores era él, después de todo.
0:09:17 Bueno, entraron al edificio y parece que la recepción fue mejor de la que los impostores jamás habían soñado.
0:09:27 Una alfombra roja se extendía desde el tren, hasta una plataforma, y desde allí hasta el vestíbulo abierto de la estación.
0:09:35 Más allá, los esperaba una guardia de honor, pasaron revistas, revistas no, revistas, absolutamente.
0:09:43 Después llevaron a los príncipes al edificio de la Real Marina, en un barco militar a través del Tames.
0:09:53 Mientras navegaban, bueno, iban repartiendo tarjetas de presentación, empresas en un idioma inexistente.
0:10:04 Cuando hablaban entre ellos, mezclaban el latín con un acento extraño y cada tanto decían, bingarringa.
0:10:13 Esto era cuando le mostraban algo importante.
0:10:17 El edificio de la Armada había sido adornado con banderas para esta visita.
0:10:22 En el salón central tocaba la Orquesta Militar de Londres.
0:10:25 Virginia Woolf dijo más tarde que sobreactuaban a tal punto que no podían creer que no se quebrara la verosimilitud de sus disfraces.
0:10:35 A las tardesitas solicitaron colchonetas para rezar durante el ocaso y conferieron distinciones a vicíneas a algunos de los oficiales de mayor rango,
0:10:46 oficiales que las llevaron puestas incluso durante largo tiempo.
0:10:50 Tres veces estuvieron a punto de ser descubiertos.
0:10:54 La primera vez cuando se les ofreció una cena princip pesca a bordo de la nave que los llevaba, tuvieron que negarse.
0:11:01 Dijeron que las costumbres religiosas de los príncipes se les impedían comer o beber sobre el agua.
0:11:08 Y la verdad era que el maquillador Claxton les había advertido que si trataban de comer cualquier cosa, se les iban a caer los labios.
0:11:18 Después los impostores se asustaron cuando les presentaron a un oficial que era pariente de Virginia Woolf.
0:11:24 Pero por suerte no la reconoció.
0:11:27 El tercer momento de pánico ocurrió cuando Baxter, el atleta, estornudó y la mitad de su bigote salió volando.
0:11:35 Por suerte pudo pegarse lo antes de que nadie se diera cuenta.
0:11:39 La visita terminó con fotografías para la prensa, saludos del rey Jorge V por Telegrama y un tratado de amistad que fue firmado entre el principado de Avisiña y Londres.
0:11:52 Los príncipes se despidieron, recibieron una invitación, no una invitación, una invitación de la corona británica, de la corona del rey, de la corona como objeto, como institución.
0:12:08 Una réplica de la corona.
0:12:09 Una réplica, otra impostura.
0:12:11 Carísima, carísima. Se la llevaron y también varios escudos de protocolo.
0:12:18 Tiene usted razón, era otra impostura, que no era la verdadera corona.
0:12:23 Bueno, luego de la despedida y ya sin sus disfrazes, los impostores redactaron un pedido de perdón a la más alta jerarquía de la Real Marina.
0:12:33 Y la vergüenza de los oficiales fue tal que se limitaron a cobrarles una multa de 4.000 libras por los gastos.
0:12:42 Y también les pidieron de vuelta los regalos.
0:12:45 Los impostores pagaron y así terminó la aventura.
0:12:48 Qué maravilla, pero es una cosa hermosa.
0:12:51 Ahora, siempre el riesgo del impostor es la sobreactuación.
0:12:55 Sí, pero es que si no hay sobreactuación en una broma como esta.
0:13:01 Sí, bien.
0:13:02 Lindos tiempos aquellos en los que se podían hacer estas bromas.
0:13:06 Absolutamente, porque estuviera terminado de manera espantosa hoy con un paredón de fusilamí.
0:13:14 La verdadera gracia está en burlarse de los poderosos.
0:13:20 Si no, no tiene gracia una broma.
0:13:22 Una broma realizada ante alguien que no tiene poder.
0:13:27 Como usted diría, como usted bien puede haber esto ya marcado,
0:13:31 las bromas que se hacen en la televisión con imposturas ante gente que no tiene ninguna capacidad de reaccionar.
0:13:39 Lo mismo en el colegio.
0:13:42 La broma es graciosa, pero no en el día de primavera o en el día que terminamos el curso, donde todo vale.
0:13:48 La broma buena es en el medio de la clase de matemática.
0:13:54 Ahí porque ahí te pueden reventar.
0:13:56 Está jugando algo.
0:13:58 La buena broma necesita un riesgo.
0:14:02 La impostura también necesita un riesgo también.
0:14:04 La impostura también.
0:14:06 Yo creo, Alejandro, anticipándome a su pedido de Dicatoria naturalmente,
0:14:11 que estaría muy bien dedicarlo.
0:14:14 Además de Virginia Gulf, que teniendo tiempo para hacer este tipo de cosas, escribió obras maravillosas.
0:14:19 Incluso bajo los bombardeos de la aviación nazi y de las bombas B1 y B2.
0:14:24 De este Fombrau, que después mandaría cuenta que es a la Luna,
0:14:26 que se ha disfrazado, impostando ser un patriota norteamericano.
0:14:30 Dio todo aquel que se burle de la Marina Británica, me parece que es un patriota, y yo estoy con él.
0:14:35 Yo estaba pensando en un viejo amigo de este programa, que seguramente tendrá bien volver aquí,
0:14:40 que es Jean Valjean.
0:14:41 Jean Valjean, el protagonista de los miserables.
0:14:43 El homicerable.
0:14:44 Un hombre obligado justamente por el ejercicio de los poderosos a la impostura,
0:14:48 a cambiar su personalidad, y que aún así, en cada nueva personalidad,
0:14:51 supo destacarse, llevando hasta el punto la impostura,
0:14:55 que fue notable incluso como impostor.
0:14:57 Claro. Alcansaba la excelencia en cada una de sus supuestas identidades.
0:15:02 Después, creo que también podríamos hacer la dedicatoria extensiva a aquellos actores que,
0:15:07 sin confundir el rol de actor con otra cosa, que le pasa a algunos,
0:15:12 que no pueden sino hacer de sí mismos todo el tiempo, y uno lo ve y dice,
0:15:16 otra vez, fulano, para no nombrarlo.
0:15:19 Digo, y que hacen de la impostura una tarea tal que miles de personas,
0:15:24 o los cientos que están en la sala o los que ven una película, pueden compartir esa mentira.
0:15:29 Y que otra cosa, digo, que una impostura no es aquello que uno hace en el discurso amoroso,
0:15:34 una impostura noble.
0:15:35 Claro. Tratando de ser mejor que lo que no es.
0:15:37 Pero uno finalmente está construyendo a los efectos de una seducción
0:15:41 una persona que tal vez no existe.
0:15:43 Pero intercambio es mutuo.
0:15:44 Exactamente, exactamente.
0:15:46 Amar es inventarse cada día, dijo alguien.
0:15:49 Y no está malo.
0:15:50 Y como Amar es nunca tener que pedir perdón, dijo, con menos fortuna, otro señor repues,
0:15:54 por el triunfo de esas imposturas, entonces.
0:15:57 Bien. Hemos elegido una canción cuyo título es una afirmación.
0:16:06 Y no, que no se le hayos dijo Tecario, porque había otro tipo de lugar.
0:16:09 No, no, no. Lo he traído yo.
0:16:11 Me parece que tiene que ver con la impostura.
0:16:14 Se llama Zoi, que es lo primero que dice un impostor.
0:16:18 Un impostor pretende ser.
0:16:20 No, no ser.
0:16:22 Escucharemos esta canción que canta Karina Biorlegi
0:16:26 con los primos gabinos.
0:16:28 Es una canción que he compuesto humildemente
0:16:32 yo como parte de una comedia que hemos escrito con Martín Dolina,
0:16:38 que se llama Smolensko 22.
0:16:41 Canta ahora Karina Biorlegi.
0:16:43 Soy.
0:16:56 Soy.
0:17:26 Deja canción que ya no cantará tu voz.
0:17:35 Ay, cuánto he caminado por llegar a este destino tan soñado.
0:17:45 Vine a buscarme a mí, pero ya me fui.
0:17:55 Ay, dónde habrá quedado las promesas de mis novios del pasado.
0:18:05 Soy, soy, que se ocultó en el ue de tu corazón.
0:18:16 Soy en tu álbum familiar, el trite colegial que nadie reconoce.
0:18:28 Soy, pidiéndote perdón como una explicación de mis antiguos voces.
0:18:39 Soy un miedo sin razón, soy la confirmación de un mal presentimiento.
0:18:51 Soy una vieja canción que ya no cantará tu voz.
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