Transcripción automática
0:00:00 Instrucciones para buscar tesoros enterrados.
0:00:05 ¡Uuu, de bueno!
0:00:08 Vamos a ver. Probablemente sí.
0:00:12 En el siglo XVIII existía en Alemania un grupo de estafadores muy numerosos
0:00:18 que trabajaba de siguiente modo.
0:00:21 Aprovechaba la superstición de algunas personas
0:00:25 para enriquecerse por medio de fingidos rituales.
0:00:29 Ya vamos a ver cómo funcionaba esto.
0:00:32 Eran unos tipos que tenían alguna formación académica
0:00:37 y que ponían en escena unos actos que podían resultar impresionantes para los giles.
0:00:42 Allí recitaban fórmulas mágicas, en un lenguaje incomprensible de luego.
0:00:48 Una fórmula mágica siempre debe ser recitada en un lenguaje incomprensible,
0:00:55 ya que si fuera comprensible no sería una fórmula mágica, sino una fórmula científica.
0:01:01 La ciencia requiere un lenguaje comprensible y compresible.
0:01:10 Es decir, que se pueda comprimir.
0:01:13 ¿Y qué es la compresión de un lenguaje?
0:01:16 La compresión de una explicación, de una idea.
0:01:21 Es lo que se llama la fórmula.
0:01:24 Pero disculpenme, no vamos a hablar de eso.
0:01:27 Vamos a hablar de unos tipos que engrupían a la gente.
0:01:30 Pase que prendían unos fuegos con magnesio, recitaban unas fórmulas
0:01:37 y vendían cosas a las personas.
0:01:42 Le vendían elixires, medicamentos que curaban todas las enfermedades.
0:01:47 Ninguno servía para nada.
0:01:49 Así, hacían huellas cerca del pueblo y después le daban instrucciones a los aldeanos
0:01:57 para que buscaran esas huellas.
0:01:59 Y cuando encontraban esas huellas le decían que esas huellas eran señales de otras cosas.
0:02:03 En fin, después de todo esto vendían conjuros, talismanes, amuletos, muñecos de la suerte
0:02:11 y muñecos para asustar a los demonios que ellos mismos creaban.
0:02:15 Pero no eran esas las únicas actividades de estos embaucadores.
0:02:21 Estos tipos también se hacían pasar por descubridores de tesoros.
0:02:29 Miren, para ejercer la profesión de descubridor o de tesoros
0:02:35 tenías que convencer a la gente que estos tesoros existían,
0:02:39 que era difícil dar con ellos
0:02:41 y que vos tenías algún dato que nadie tenía.
0:02:45 Entonces inventaban historias de señores que habían abandonado sus castillos durante una guerra
0:02:51 y en su huida precipitada habían dejado riquezas o habían tenido incluso tiempo de enterrarla.
0:02:59 Y decían que ellos tenían datos para encontrar esos tesoros y vendían datos.
0:03:05 Más pas, por ejemplo, planos del tesoro.
0:03:08 Miren, se ve un tipo que usó precipitadamente de un castillo en colonia
0:03:15 y enterró allí un tesoro y aquí tengo el mapa.
0:03:19 Ahora usted me preguntará, si en vez de vender los datos por qué no encontraban ellos mismos el tesoro
0:03:26 y la respuesta es ¿qué es yo?
0:03:30 O mejor dicho, la respuesta es esta.
0:03:33 Si toda la gente fuera tan piola como ustedes, no habría ma-merdos en el mundo.
0:03:43 Bueno, los estafadores decían también que los tesoros se hallaban bajo la protección de espíritus malignos
0:03:50 y que necesitaban un anticipo de dinero para comprar elementos destinados a conjurar a tales espíritus.
0:03:58 Ya se sabe que los elementos destinados a conjurar los espíritus malignos son carísimos.
0:04:05 Bien, andaban estos tipos con todas clases de talismanes y también con la Biblia de Weimar de 1505.
0:04:15 Todos sabemos que la Biblia de Weimar de 1505 es una edición muy extraña y más poderosa que las otras ediciones.
0:04:24 Con esa Biblia se pueden incluso descubrir tesoros, Roland.
0:04:29 Sí, estas personas también convocaban a los demonios para hacerle preguntas.
0:04:36 Le preguntaban a los demonios, a veces delante mismo de las personas a quienes se enbauncaban,
0:04:42 le preguntaban, digo, a los demonios la ubicación de los tesoros, que esos mismos demonios custodiaban.
0:04:48 Después de tanta demostración, a usted no le costaba nada ponerse con 200 pesos para que le dieran el plano de un tesor.
0:04:57 Muy bien, después del pago, estos buscadores de tesoros indicaban a interesado, en este caso usted, Roland,
0:05:07 el lugar en el que se hallaba enterrado, en este caso el tesoro, y lo dejaban buscando al tipo.
0:05:17 Y entonces salían rajando para no estar presente cuando, después de un año de acabar,
0:05:22 hoyos, el interesado empezara a sospechar que los tesoros no iban a aparecer, máquina y se.
0:05:29 No, ché, aquí no hay nada, decían. Allá, al año, ya con más o menos 6 hectáreas llenas de hoyos.
0:05:39 Bien. Las crónicas dan cuenta de dos breves historias respecto de los clientes, pacientes, de aquellos embarcadores.
0:05:52 El primero es un campesino llamado Hans Strasse, que nunca se enteró de que era víctima de un engaño.
0:06:01 Aquel hombre, después de comprar el plano, acabó en el lugar indicado con gran entusiasmo,
0:06:07 pero acabó durante 15 años, hasta que murió.
0:06:12 No hasta que encontró algo, hasta que se murió y no encontró nada.
0:06:17 Pero, poco antes de morir, indicó a su esposa en dónde debía acabar para que la búsqueda continuase, aún después de su muerte.
0:06:28 Y los nietos de Hans Strasse también cavaron.
0:06:32 En total, los integrantes de la familia Strasse hicieron pozos durante 60 años, hasta que ya no había donde hacer un ojo.
0:06:42 Abandonaron porque entre ojo y ojo no rellugar.
0:06:49 Otro caso.
0:06:51 El sembrador Carl Heindl fue embaucado por uno de los grupos que citamos al comienzo y, en un momento, se supo estafado.
0:07:03 Dijo, estos me estafaron.
0:07:05 Pero, de todos modos, lleno de entusiasmo, continúo buscando tesoros, por cualquier parte, en realidad.
0:07:13 Y advirtió a los que se burlaban de su insistencia, que solamente un obstinado, un verdadero obstinado, buscaba tesoros.
0:07:22 Y que, la haber sido engañada una vez, no impedía la continuación de esa búsqueda.
0:07:27 Heindl nunca encontró nada, pero ese era para él un dato secundario.
0:07:34 Lo que importaba era buscar tesoros y no encontrarlos.
0:07:38 Fuera de Alemania existe un lugar que fue famoso por la multiplicidad de tesoros que podían ser encontrados.
0:07:46 Se trata de la... se trata no. Se trata porque es una localidad.
0:07:53 Si fuera un señor de seria, se trata.
0:07:57 En este caso, se trata de la pequeña localidad francesa de René Le Chatot.
0:08:05 Qué famosa. Por otras cosas, además. Tiene que ver con la leyenda del Cristo en Marsella, con el libro llamado Lénig más agrado.
0:08:13 Con el otro libro que es su continuación y que se llama El Código de Avinci, con el Plorato de Sion, con una serie de cuestiones,
0:08:21 aquella sociedad secreta que detentaba justamente el secreto de Santo Grial y que decía que la familia de Jesús había creado en Marsella
0:08:33 una dinastía que no era otra que la de los Merovins. Renle Chatot es famosa por eso.
0:08:40 Pero en este caso hablaremos de esta localidad como de un lugar donde se encontraron muchos tesoros.
0:08:46 Uno de ellos es el que encontró el señor Berenguer Soñet, que era párroco allá entre 1885 y 1917. Hace poco, relativamente.
0:08:58 Bueno, como otros muchos hijos de campesinos modestos, el señor Soñet había sido consagrado al sacerdosio más que por vocación,
0:09:08 por imposición paterna. Camine y haga secura, canejo. En realidad, Soñet era aficionado a la buena vida y a los placeres de la mesa.
0:09:21 Ven ese gracia a los placeres de la mesa, según lo que uno haga arriba de una mesa, y es placentero, se considera el placer de la mesa.
0:09:32 Por ejemplo, homenajear a una vecina arriba de la mesa es uno de los placeres de la mesa. Otros pueden ser las papas fritas, por ejemplo.
0:09:46 Bueno, parece que era un hombre muy aficionado, este cura, a los dados, al buen vino, y también al amor carnal.
0:09:56 A poco de llegar a Renle Yató, como párroco, tomó a su servicio a una hermosa mujer, Mari de Nardó.
0:10:07 ¿No es contradictorio que sea párroco y el amor carnal?
0:10:12 Podría parecer, pero justamente por eso lo estamos contando con un dejo de escándalo.
0:10:20 He tratado de poner un poco de escándalo en la voz para ahorrarme el trabajo de decir, mire un poco, este señor pacorro.
0:10:31 El caso es que tomó a su servicio, el párroco, a una mujer llamada Mari de Nardó, que se convirtió en amante de Sonía.
0:10:42 En 1891, Sonía decidió emprender las obras de restauración de la Iglesia Párroquial que se encontraba en un estado penoso.
0:10:52 Parecía la Iglesia de Vallorreta.
0:10:55 Por ahí levantó una loza que había frente al altar mayor y apareció una bolsa llena de monedas de oro.
0:11:02 Apareció el cubra.
0:11:05 La loza, en su cara oculta, estaba decorada con un bajo relieve bisigótico.
0:11:12 Se trataba, según se cree, de un antiguo tesoro godo de los tiempos del rey Alarico II.
0:11:19 Sonía lo primero que hizo fue despedir a los salvañeles.
0:11:24 Le dijo, tome en selán.
0:11:26 Y restó importancia al descubrimiento.
0:11:30 Habrá dicho, oh, qué poca importancia tiene esta bolsa de monedas que encontramos, señores albañiles.
0:11:39 A partir de entonces, el párroco observó una extraña conducta.
0:11:45 Comenzó por hacer extenuantes expediciones arqueológicas y un día decidió remover todo el cementerio párroquial.
0:11:53 Qué tanto, por vez encontrá otra cosa.
0:11:56 Y empezó a abrir una tumba atrás de la otra.
0:11:59 Y según parecía encontró más tesoros, porque la gente enterraba todos sus tesoros en el cementerio párroquial en alguna época.
0:12:07 Todas las piezas de oro que encontró fueron fundidas para no tener que arder dando explicación.
0:12:13 Y por afundir un ingote andá a saber qué.
0:12:15 Y lo secundió bajo la gama, lo secundió.
0:12:18 Y empezó el...
0:12:20 ¿Es contradictorio que un párroco sea tan ambicioso?
0:12:30 Por eso he tratado de infundirle a mi expresión un si es no es de escándalo.
0:12:38 Para no tener que ardenar diciendo, mire este.
0:12:46 Empezó después a edificar un palacio pa' él.
0:12:50 Una hermosa torre en la que instaló una surtida biblioteca cuyos volúmenes hizo encuadernar lujosamente a un artesano.
0:12:58 Marie vestía a la moda de París.
0:13:02 Bueno, por lo menos no se gastaba la guita empavada.
0:13:07 El párroco temeroso de alguna investigación dijo,
0:13:11 Acaba a venir alguno y va a decir de dónde la saca este.
0:13:16 Labando ropa la hizo, dijo el párroco.
0:13:20 Curioso, hice el lenguaje en un párroco.
0:13:25 Y iba a decir eso pero no me atreves.
0:13:29 Y yo dije esto para que usted no me lo dijiera de nuevo.
0:13:36 Entonces el párroco buscó otro modo de ganar dinero.
0:13:40 Como para la bar el que ya había ganado.
0:13:45 Es una tapadera para justificar sus gastos.
0:13:48 Ahora el modo que encontró también era poco escrupuloso porque vendía misas privadas a los ricos de la región.
0:13:55 Los ricos que no se quería levantar para ir a la iglesia.
0:13:58 Y iba y le vendía misas privadas ahí en la gaza.
0:14:01 Queridos hermanos que estaba el tipo solo ahí en la canta.
0:14:06 Mientras se estiraba.
0:14:14 Hasta que en 1901 el Obispo quiso conocer el origen de los recursos del párroco de este soñé.
0:14:23 Alertado incluso por sus picasias.
0:14:26 Los voy a llegar del cariño.
0:14:29 Y como soñé no quiso decir la verdad.
0:14:32 O sea que lo había encontrado en un tesoro.
0:14:35 Terminó confesando su tráfico de misas.
0:14:40 Dejó que lo apretara un poco y confesó que hacía misas privadas.
0:14:45 Listo menor.
0:14:46 Claro, era una fulería pero más chica.
0:14:49 Entonces fue.
0:14:50 Un párroco no lo mandaron en cana un añito.
0:14:53 Un añito.
0:14:55 Pero lamentablemente murió.
0:14:59 Le hizo muy mal la cana.
0:15:02 Y muy poco después de haber sido liberado murió el párroco soñé.
0:15:08 Y su amante la bella Marguer de Nardo continuó viviendo con lujo.
0:15:14 Utilizando la guita que provenía de una cantera inagotable.
0:15:19 Es decir que este sí había encontrado un tesoro.
0:15:26 Este sí lo encontró.
0:15:27 Pero no es que le había comprado el plano a nadie.
0:15:30 Lo encontró de casualidad.
0:15:31 Estaba con el salvangelio y ahí lo encontró.
0:15:36 Esto tiene una moral leja.
0:15:38 ¿Cuál es el lejano?
0:15:39 Ya ves que estén aluanyeles en la casa de uno.
0:15:41 Es un poco nojoso.
0:15:42 Pero por lo menos a lo mejor encontramos un tesoro enterrado.
0:15:47 A mí me parece que la historia del tesoro enterrado es una estructura interesante para explotar.
0:15:54 Como historia, como elemento de literatura.
0:15:58 Primero hay que sospechar que alguien tuvo que enterrar su riqueza.
0:16:06 Lo cual es raro.
0:16:08 En esta época más raro todavía.
0:16:11 Imagínate que en vago enterrar.
0:16:12 Lo segundo es que en algún punto todos se olvidaron de donde estaba enterrado el tesoro.
0:16:17 Y lo tercero es que alguien vino a encontrarlo por casualidad o a encontrar algún dato para llegar a ese tesoro.
0:16:25 Son cosas raras pero que configuran una estructura interesante.
0:16:31 Y el otro elemento de la estructura es la obstinación.
0:16:35 A mí me gusta la historia del tipo que empieza.
0:16:37 Desespero por encontrar un tesoro, empieza a ser pozos en cualquier lado.
0:16:42 Eso me gusta mucho.
0:16:45 Y la otra cosa que yo diría ahora es que en realidad en una época esto sucedía.
0:16:53 Que es en la época de los piratas.
0:16:55 Los piratas no podían ir al banco.
0:16:57 No podía ir barba negra al banco y decir, voy a hacer un depósito.
0:17:01 Seguro.
0:17:02 Y no lo podía dejar en su casa por una razón.
0:17:05 No tenían casa, los piratas.
0:17:08 No tenían casa.
0:17:09 ¿Dónde le van a poner?
0:17:10 No le iba a meter en el barco.
0:17:12 Se le dieron dios al barco.
0:17:13 Se le dieron dios al tesoro también.
0:17:14 Entonces buscaba una isla extraña y lejana.
0:17:18 Y allí enterraban el tesoro.
0:17:22 Sin embargo, si yo enterraron un tesoro, desde luego, que lo enteraría en mi casa.
0:17:28 Para no andar buscándolo y para que algún gil no se pusiera, por ejemplo, a construir.
0:17:33 Voy a saber qué supermercado encima de donde se enterra el tesoro.
0:17:37 Vuelvo 20 años después, una playa desierta.
0:17:42 Apartamento es la chiquita.
0:17:45 Y las palmeras no están más.
0:17:49 Como acá había 12 palmeras que yo tenía que contar 7.
0:17:54 ¿Qué había acá?
0:17:55 No, las sacamos hace 15 años más o menos.
0:17:59 Ah, no encontraron nada.
0:18:07 Bueno, así que cuando tengo algo que enterrar, lo entierro en mi casa.
0:18:12 Es más cómodo, ya se lo habrán dicho.
0:18:28 ¿A quién quiere dedicar esta historia de personas que enterraban tesoros
0:18:33 y personas que los desenterraban?
0:18:35 En primer lugar, me gustaría hacer una pregunta, dejándome de dedicar.
0:18:40 ¿No cree usted que el embaucado paga un cierto precio por haber querido hacerse el vivo?
0:18:48 Seguro, ese es el mejor misto.
0:18:50 Eso lo sabe cualquier estafador.
0:18:52 El punto perfecto del estafador es uno que te quiere estafar.
0:18:59 Claro, que la va de vivo.
0:19:00 La va de vivo, claro.
0:19:02 Si no, una persona de gente no te va a comprar un billete premiado por 2 pesos.
0:19:06 Solo el que ya tiene una cierta malevolencia acompañada de estupidez.
0:19:13 Eso es el tiempo perfecto.
0:19:16 ¿Me quiere que le cuente una pequeña historia cuando yo era chico
0:19:18 que no tiene que ver con la malevolencia?
0:19:20 Pero que me ha venido misteriosamente a la cabeza.
0:19:26 Y que pretende demostrar que lo que se entierra cambia de lugar misteriosamente.
0:19:32 A ver, que muchas veces uno entierra algo, lo va a desenterrar y ya no está.
0:19:36 Y no porque lo encontró alguien, sino porque es el destino de toda cosa enterrada
0:19:42 el no poder ser desenterrada tan fácilmente.
0:19:46 Entonces yo cuando era muy chico iba a veranear al balneario Retta
0:19:50 que queda donde Judas perdió el poncho.
0:19:55 Y un día ya pegado al hotel, al único hotel.
0:19:57 Artido de Copetonas.
0:19:59 Sí señor. Había como un medano.
0:20:02 Y yo jugaba en el medano con unos autitos.
0:20:05 Y enterré uno amarillo. No me pregunten para que enterré un autito.
0:20:09 ¿Porta? Está bien.
0:20:10 Probablemente había construido una especie de cueva y lo guardaba así,
0:20:13 a modo de garage y esta se desmoronó.
0:20:16 Y me directamente dije, bueno voy a desenterrar el autito.
0:20:20 Y no lo encontré.
0:20:22 Y dije, qué raro a ver porque esto estaba acá.
0:20:25 Y no puede estar muy lejos.
0:20:28 Voy a ser más cuidadoso.
0:20:30 Después de una palita,
0:20:34 hice como 40 ojos.
0:20:37 No pareció nunca más.
0:20:39 No pareció nunca más. Debe estar ahí todavía.
0:20:42 Cualquier cosa es amarillo.
0:20:54 Por eso va siempre este todavía al balneario Retta todos los años.
0:20:58 Y disimuladamente.
0:21:01 Va con alguna novia.
0:21:03 Y con el pie de escalzo le doy a la arena un poco.
0:21:14 Bueno, Alejandro, entonces le voy a dedicar esto al amigo Händel.
0:21:19 La importancia de buscar.
0:21:23 Acá lo que me interesa del pensamiento es que el día que yo no lo haya encontrado
0:21:28 no quiere decir que no existan.
0:21:30 En algún punto, digo, esto de este razonamiento de
0:21:34 ¿a cómo va a ser así si yo no lo vi o si no esto?
0:21:37 Yo no es que esté de acuerdo del todo con lo que es decir.
0:21:40 Pero que yo no lo haya encontrado no quiere decir que no exista
0:21:43 y que yo lo busque no quiere decir que exista.
0:21:47 Pero bueno, es el que me buscaba y es más simpático en esta historia.
0:21:50 Y bueno, si usted me permite ya que nos prestó la historia.
0:21:53 Bueno, al niño que usted fue, no al hombre este con cara de malo que es ahora.
0:21:57 Y nos dijeron recién una chica que no tenía cara de bueno.
0:22:00 Diga, ¿a qué el niño que perdió el cochecito amarillo?
0:22:03 Que se va a dar a grabar una linda rabieta, me imagino.
0:22:06 Sí, me dio mucha bronca porque...
0:22:09 Pensé que alguien había cometido un terrible descuido.
0:22:12 Sí, usted mismo.
0:22:16 Está en ustedes en condiciones de saber cuál es el tema que vamos a...
0:22:23 Rubí.
0:22:24 Y como si yo no lo he dicho.
0:22:27 ¿Cómo me adivinan, eh?
0:22:29 Bueno, escucharemos entonces, en atención a esta búsqueda de tesoros,
0:22:34 el tango que se llama Rubí.
0:22:36 Es uno de los pocos tangos de argumento joyeril.
0:22:43 Existe uno de título.
0:22:45 Sí, hay uno, pero no lo podríamos poner en este programa.
0:22:47 No, el propio del Trujo Llero, ¿no?
0:22:49 El tesoro mío, pero...
0:22:53 Hay pocos, ¿no?
0:22:54 Hay pocos que hablen de diamantes, de oro...
0:22:57 Y de cosas así. Rubí está bien.
0:22:59 Escucharemos una versión instrumental de Rubí
0:23:02 por el sorprendente bandoneonista, Roberto de Filipe.
0:23:10 Así que, vamos a ver.
0:23:11 Adelante con este tango, que también es un tesoro.
0:23:14 Rubí.
0:24:14 Rubí.
0:26:02 En la venganza será terrible...
0:26:03 hemos escuchado al Maestro Roberto de Filipe
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