Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de Jacobina Menz, que era una dama que anduvo por el Brasil, allá mediados del siglo XIX, y que era anabaptista.
0:00:10 Los anabaptistas eran miembros de una secta alemana cuyo fundamento era la creencia de que el autismo sólo podía ser recibido por los adultos, como Jesús.
0:00:22 De modo que cuando un nuevo integrante entraba al grupo, se procedía a una segunda ceremonia bautismal,
0:00:31 segunda y verdadera, ya que ellos daban la primera como no existen.
0:00:35 Algunos jefes anabaptistas, ya al principio del siglo XIX, incluso antes, viajaron a América y incluso a América del Sur.
0:00:47 Ayer por el año 1824 unos cuantos alemanes emigraron al Brasil.
0:00:52 El gobierno los recibió, pero los mandó al Río Grande de Ossul.
0:00:57 Como consecuencia de esa colonización, los alemanes confinados a zonas muy poco transitadas casi no se mezclaron con los brasileños.
0:01:09 Entre los inmigrantes alemanes había un contingente de anabaptistas.
0:01:14 Uno de ellos se llamaba Liborio Mensch.
0:01:17 Mi bien llegó y se puso a construir una capilla evangélica.
0:01:21 Liborio desarrolló tímidamente el credo anabaptista, tuvo su familia, etc.
0:01:29 Pero su nieta, la atención, Jacobina iba a reconstruir una experiencia formidable.
0:01:38 Jacobina se casó con un tal Joao Moher.
0:01:42 Un buen día, Joao o yo, una voz divina que le ordenaba abandonar el trabajo de los campos y convertirse en un sanador.
0:01:52 En general se oyen esas voces divinas, que lo instan a abandonar el trabajo de los campos y convertirse en un sanador.
0:02:00 Pero rara vez se oyen voces divinas que le ordenan a uno abandonar la sanación y dedicarse al trabajo de los campos.
0:02:12 Salvo ahora.
0:02:18 A partir de entonces comenzó a hacer milagros este señor Joao todos los días.
0:02:23 Todos los días se mandaba con un milagro.
0:02:25 La vía de Joao y su mujer Jacobina cambió.
0:02:31 Los enfermos acudían en masa hasta la casa de la localidad de San Leopoldo y llovían los regalos de agradecimiento.
0:02:41 Mientras el marido recibía a los pacientes y los curaba, Jacobina comentaba la Biblia.
0:02:48 Poco a poco se estableció una especie de ritual y se formó una comunidad religiosa,
0:02:55 que en un principio formaban 34 familias.
0:02:58 Jacobina era la gran sacerdotiza de esa comunidad.
0:03:03 Parece que se vestía con velo blancos, usaba una corona, pronunciaba discursos incendiarios y cada tanto tenía algún ataque de felicidad mística.
0:03:17 Bueno, por esos tiempos ella ya dominaba a su esposo.
0:03:22 Y había conseguido ser atendida con mayor fervor que el que le dispensaban a las curas de Joao.
0:03:29 Y eso que no curaba nada.
0:03:31 Jacobina se creía refundadora del anabaptismo, pero más bien parecía una caricatura de sus antepasados.
0:03:39 Había impuesto unas prohibiciones tremendas.
0:03:43 Los discípulos no podían beber ni bailar ni jugar.
0:03:48 El 18 de mayo de 1872, Jacobina se declaró la reencarnación de Cristo.
0:03:56 Ni un poco menos.
0:03:59 El marido le preguntó con envidia quizá, si no hubiera sido preferible ser la reencarnación de Magdalena.
0:04:09 Pero ella insistió que no.
0:04:10 Eso quería él.
0:04:13 Él le insistió que no.
0:04:14 Eligió entonces Jacobina a 12 apóstoles, entre ellos su propio marido Joao.
0:04:19 Ahí estuvo bien.
0:04:21 Pero anuló todos los matrimonios existentes entre sus discípulos y entonces volvió a casarlos a su capricho.
0:04:29 Lo cual le pasó le permitió a ella misma volverse a casar con Rudolf Sen,
0:04:34 que era mucho más bonito que Joao.
0:04:37 Esto no quiere decir que se hubiera instalado algún tipo de libertad sexual.
0:04:42 En verdad la comunidad era sometida a una severa obediencia militar.
0:04:48 La desconfianza hacia los libros fue un rasgo permanente de los anabaptistas.
0:04:56 Se prohibió a los niños aprender a leer.
0:04:59 Se prohibió a los niños aprender a leer.
0:05:02 Algunos de los seguidores, que eran unos 300, empezaron a cansarse.
0:05:07 Yo como es.
0:05:08 Se negaron a obedecer.
0:05:10 Otros presentaron incluso una demanda contra la secta.
0:05:14 Jacobina Ments continuó con su prédica.
0:05:17 Un día tuvo incluso la ocurrencia de predicar el fin del mundo.
0:05:22 Con multitud de detalles sangrientos y con una fecha determinada desde luego.
0:05:29 Pero lamentablemente llegada esa fecha el mundo no terminó.
0:05:35 Y Jacobina perdió mucho crédito, imagínense.
0:05:38 Muchos de sus seguidores atacaron a los que demandaban a la secta.
0:05:44 Y entonces hubo enfrentamiento.
0:05:46 Los que estaban a favor de Jacobina con los que estaban en contra finalmente apareció la cana.
0:05:53 En medio de la garufa se hizo presente la asuta.
0:05:57 Entera de Jacobina de una posible represión construyó junto con sus fieles un templo fortificado.
0:06:05 Acá parece que lo hubiera construido de un momento para otro.
0:06:08 Llevo que venía la cana y se apresuraron a construir un templo fortificado en el cual se atrincheraron.
0:06:15 No parece extraordinaria esta parte del relato.
0:06:18 Ahí viene la cana, dejó uno.
0:06:20 Muy bien, construyamos inmediatamente un templo fortificado en el cual nos atrincheraremos.
0:06:29 Allí dentro, dentro de la trinchera, fundó una especie de foro sagrado.
0:06:36 Incluso la cana rodeándola.
0:06:39 Pidió a un artista que había allí.
0:06:41 Hay aquí algún artista preguntó.
0:06:43 Sí, yo de Cobras.
0:06:45 Que pintara una última cena con ella en el lugar central, imagínense.
0:06:51 La obra, que prometía ser un espanto, ¿no?
0:06:57 No pudo terminarse porque cuando estaba por empezar incluso,
0:07:02 hasta cuero ejército que destruyó el templo fortificado.
0:07:08 Ya que pinten una última cena, es melancólico.
0:07:12 Ahora que ni siquiera esa cena tengas.
0:07:16 Y que en realidad la última pase a ser la penúltima.
0:07:21 De la cual no es registro.
0:07:23 Eso ya es patético.
0:07:27 Bueno, entonces el caso es que en el entrevero del ataque del ejército,
0:07:33 murieron unos cuantos.
0:07:34 Murieron la propia Jacobina Menz y en verdad casi todos los discípulos.
0:07:39 Algunos de los que sobrevivieron esperaron a que sucediera lo que el nuevo testamento
0:07:46 explica tras la crucificción de Cristo, a saber que Jacobina Menz resucitara.
0:07:52 Pero al menos hasta el momento ella no resucito de modo haymundo.
0:07:59 Y así termina esta historia con la no resurrección de Jacobina Menz.
0:08:05 Qué trebrinario.
0:08:06 Eso le dedicaría esta charla al Joao, al marido,
0:08:11 ya que es enojozó tener una mujer dominante que además se crea la reencarnación de Cristo
0:08:16 y que se case con otro.
0:08:20 Eso para los que se quejan de la mujer que tiene.
0:08:30 Fui por si buscar tangos de Jacobina Menz o de historias de mujeres anabaptistas.
0:08:39 No hay ninguno.
0:08:41 Pero estaba Misa de Onze, ella en tango que alude a las Misas de Onze.
0:08:48 Y lo escucharemos en la versión de Agustín Irusta,
0:08:52 acompañado por Lucio de Márez, ambos integrantes del Trio Argentino.
0:08:57 Ese día descansó Roberto Fugazzo.
0:09:00 Entonces tú tenías 18 primaveras, no veinte y el tesoro preciado de cantar.
0:09:20 En un colegio adulto vivía prisionera y solo los domingos sabías a pasar.
0:09:27 Del brazo de las vuelas y grabas a la Misa,
0:09:31 hay los seis lumbrantes de Gracia Covenil.
0:09:36 Y yo te saludaba con mi mejor sonrisa que tú correspondías con la de Manjentí.
0:09:47 Vos eres de bronce, y yo amando a Misa de Onze.
0:09:59 Cuántas promesas ganas cantaron graves tampadas.
0:10:08 En la zurda linda mañana de mi dorada inusión.
0:10:18 Dice a robar para el mundo mi afán de joya si beso
0:10:27 que solo traigo al regreso.
0:10:32 Calzance en el corazón.
0:10:46 No sé si era pecado decirte ni dar nuras.
0:10:49 Allí frente a la imagen salió de la negrasus.
0:10:53 Lo cierto es que es el mundo a sendero de aventuras.
0:10:56 Y por aquel sendero tu amor era la luz.
0:11:01 Hoy te dirá otros labios de la cálida y pensada.
0:11:06 Palabra emocionada que jura y pide amor.
0:11:10 En tanto que mi alma enferma y desahuciada.
0:11:15 Sol dos en la ventana del sueño evocador.
0:11:22 Misa de Onze, yo ya no soy al dente.
0:11:37 Cuántas promesas ganas cantaron graves tampadas.
0:11:46 En la zurda linda mañana de mi dorada inusión.
0:11:57 Dice a robar para el mundo mi afán de gloria si beso
0:12:07 que solo traigo al regreso.
0:12:13 Calzance en el corazón.
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