Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos de otro Jesuita que anduvo en la China.
0:00:04 Este quizá es la mejor historia de Jesuitas en la China.
0:00:08 Es la que más me gusta y transcurre en Francia.
0:00:11 Es la historia del Jesuita Fuque y el letrado chino.
0:00:19 Como sabemos, allá por el siglo XVIII se produjeron muchos intentos de evangelización de la China a instancia de los Jesuitas.
0:00:27 Aquí hemos contado muchísimas historias de Jesuitas que iban a la China
0:00:32 y trataban de evangelizar a los chinos y después siempre sucedía algo que venía a estropear aquellos intentos.
0:00:42 En el año 1728, el Jesuita Juque, un Jesuita francés, regresó a Francia desde la China.
0:00:50 Había vivido allí 20 años.
0:00:54 20 años meta evangelizar a el chino.
0:00:58 Pero había discutido Fuque con sus colegas, misioneros que habían estado con él en el oriente, sus compañeros de fe y de tarea.
0:01:07 Y se volvía justamente en virtud de esas discusiones que había tenido.
0:01:12 Se peleó con los otros Jesuitas, con los otros misioneros que estaban allá en la China
0:01:19 porque todos ellos querían evangelizar con procedimientos que no eran los que habían intentado otros Jesuitas,
0:01:29 Richie, Benoit o Trigol, que eran Jesuitas que trataban de evangelizar por la inteligencia,
0:01:37 fabricaban relojes automatas, llevaban tecnologías que los chinos desconocían, etc.
0:01:45 En realidad, los misioneros que estaban allá también hacían esto.
0:01:51 Pero Fuque pertenecía a un grupo de nuevos misioneros que eran ortodoxos.
0:01:56 Fuque decía nada de automatas, de relojes, de tecnologías, de seducción del chino a través de la ciencia y de la inteligencia.
0:02:07 Fuque era ortodoxo. Regalaría estampita, calculó yo.
0:02:13 Y se peleó con los Jesuitas que estaban en la China de le construir automatas mientras que él recitaba.
0:02:26 Mercéria de este nojo regresó a Francia y lo hizo con algunos trabajos, algunas cosas escritas contra los compañeros que estaban en la China.
0:02:35 Incluso se trajo algunas denuncias, algunas acahueterías acerca de la conducta de los Jesuitas que estaban en China construyendo cerebros mágicos.
0:02:48 Y además trajo con él a dos letrados chinos, dos abogados chinos.
0:02:54 Supongo que para que dieran testimonio de sus decires acerca de lo que estaba ocurriendo así.
0:03:02 Uno de los dos letrados chinos se murió en el barco, como suele ocurrir cuando uno viene de la China y es letrado.
0:03:14 Uno de cada dos letrados chinos, empezó a decir en esa época, muere en las navegaciones.
0:03:22 El otro, Mercéria de esta ley que se acaba de denunciar, llegó a París con Fuque.
0:03:28 Fuque tenía el proyecto de llevar a este letrado chino hasta Roma, inclusive, para que le sirviera de testimonio, del proceder de los padres misioneros que le hacían la oposición en China.
0:03:38 Así que era un asunto grave y además secreto, porque Fuque lo trajo ahí al letrado chino para que lo ayudara en torno a una intriga que le iba a hacer contra los Jesuitas que habían quedado allá.
0:03:51 Por consiguiente no le dijo a nadie cuál era su plan.
0:03:55 Estaba solo en aquel plan. No tenía cómplices, ni amigos, ni nada.
0:04:00 Él estaba solo. Los Jesuitas de París en realidad defendían a los que estaban en la China.
0:04:06 Y de algún modo se enteraron, tal vez porque algunos de los que estaban en China le mandó decir por otro, qué sé yo, que Fuque tenía alguna intención rara.
0:04:17 Y en el momento en que Fuque salió en dirección a Roma con el letrado chino, que parece que iba con él a todas partes, los Jesuitas de París, junto con algunas guardias adictos, lo detuvieron, inclusive, a meter en cara.
0:04:34 Fuque fue apercibido y separado por un tiempo de la orden.
0:04:40 Y de la orden que suiste, que lo confinaron, no sé dónde, por allá, donde Judas perdió el poncho.
0:04:46 Y con el chino hicieron lo que les vamos a contar ahora.
0:04:51 En verdad este abogado chino, este letrado chino, era un muchacho que no sabía una palabra de francés, como suele ocurrir con los letrados chinos.
0:05:02 Entonces los Jesuitas detuvieron a este muchacho y fueron a ver al cardenal Ligua y le informaron, para terminar de destruir el plan de Fuque,
0:05:12 que tenían en su poder a un joven de rasgos orientales que se había vuelto loco y que debía ser encerrado.
0:05:20 En absoluto le dijeron al cardenal Ligua que se trataba de un letrado que llegaba a Europa para testimoniar en Roma en contra de la cúpula jesuita de aquellos tiempos.
0:05:31 No le dijeron nada. Dijeron, tenemos un chino que está loco.
0:05:36 Y el cardenal Ligua creyó lo que le decían los Jesuitas y disto una orden en virtud de la cual el superintendente de policía se presentó para capturar
0:05:47 o para apoderarse del supuesto loco.
0:05:51 Y el policía se encontró con un muchacho que hacía reverencias de un modo muy distinto que en Francia y que hablaba como si cantara.
0:05:59 Por supuesto el policía no sabía nada de las costumbres chinas y tampoco sabía que ese hombre había llegado pocos días antes al país.
0:06:08 Entonces mandó a que lo ataran y lo remitió directamente a Sharon Tong, al célebre en manicómio de Sharon Tong, de larga fama en virtud de las actividades teatrísticas de nuestro amigo el Marqués de Sávez.
0:06:26 Ahí en Sharon Tong lo azotaban dos veces por semana como tratamiento. Le daban dos viadas de postre todos los días.
0:06:36 Para ver si se curaba de la locura.
0:06:40 Cuenta el cronista que el letrado chino no podía comprender el extraño modo que tenían en Francia de recibir a los extranjeros.
0:06:49 Sólo había pasado unos pocos días en Francia y las costumbres les parecían un poco extrañas.
0:06:56 Bueno, este desventurado letrado pasó dos años a pan y agua entre los locos y con los padres correctores. Dice Voltaire.
0:07:07 Creó pues que la nación francesa se componía solo de dos crases de hombres.
0:07:11 De una que bailaba y de otra que daba azotes a la primera.
0:07:16 Pero al cabo de dos años cambió el ministerio y fue nombrado otro superintendente de policía.
0:07:25 Y un día el nuevo funcionario comenzó a recorrer las cárceles e hizo una visita a los locos de Sharon Tong.
0:07:33 Habló con casi todos y antes de irse preguntó si quedaba algún loco por visitar.
0:07:40 Y si ya está los visité a todos los locos que da alguno.
0:07:43 Y le dijeron que en realidad quedaba uno, un chino, acerca del que nadie sabía nada.
0:07:49 Pero un jesuita que acompañaba al funcionario temiendo que vinieran a sabérselos motivos del encierro del chino le dijo que la locura de este hombre era profunda.
0:07:59 Por lo que resultaba conveniente dejarlo en su celda porque era un loco medio peligroso, loco malo.
0:08:06 Pero el superintendente insiste.
0:08:09 Y ahí lo sacaron al letrado chino que inmediatamente corrió a abrazar al funcionario y le lloró.
0:08:17 El jefe de policía ordenó que le enviaran a Sharon Tong a los intérpretes del rey para que se interrogara a ese muchacho.
0:08:26 Vinieron los intérpretes y le hablaron en español, en latín, en griego, en inglés.
0:08:34 Y el letrado decía siempre, cantón, cantón.
0:08:38 Y el jesuita aseguraba que estaba posebido, naturalmente.
0:08:44 Ahora, el superintendente que había oído decir que había una provincia de la China que se llamaba Cantón,
0:08:49 sospechó que el loco era hijo de esa provincia y sospechó también que no estaba tan loco.
0:08:55 Y obligó a punta de espada a un intérprete de las misiones extranjeras,
0:09:01 que entendía algo del idioma chino, algo, que tradujera sus palabras sin ningún error.
0:09:07 Y ahí se descubrió la verdad.
0:09:10 El superintendente no sabía qué hacer, el jesuita no supo qué decir.
0:09:15 El asunto de satún escándalo que llegó hasta el rey Luís XV.
0:09:19 Muy preocupado, Luis mandó a que le entregaran al chino mucha ropa y una enorme suma de dinero.
0:09:26 Y más tarde lo devolvieron con honores a su patria.
0:09:30 Volter dice que eso fue un gran error.
0:09:33 Sito a Volter.
0:09:35 Hubiera sido más político retenerlo y tratarlo bien que enviarlo a la China
0:09:40 para que esa nación se formara una pésima opinión de los franceses.
0:09:44 Y eso fue lo que sucedió.
0:09:46 El tipo fue allá y contó lo que le había pasado y imagínese,
0:09:50 aquella intriga de los jesuitas para ocultar un testigo no terminó nada bien para Francia.
0:09:56 Los pocos jesuitas que quedaban en China fueron expulsados a patadas
0:10:01 y se prohibió por espacio de 20 años que los mercaderes franceses comerciales en aquel país.
0:10:08 Así que estropió el comercio de Francia con China durante 20 años, aquella historia del loco.
0:10:16 Además, aunque no fuese el motivo determinante, este episodio ayudó
0:10:20 a que pocos años más tarde, en 1762, la orden jesuitica fuera suprimida en Francia.
0:10:28 Era acusada por esos tiempos, como sucedió también en otros lugares, por ejemplo aquí mismo,
0:10:33 de acreditarse demasiado poder y demasiada intriga.
0:10:37 Le gustó, linda historia esta, el pobre chino del que ni siquiera se sabe el nombre.
0:10:44 No sabemos cómo se llamaba el letrado chino.
0:10:48 No lo reveló Fuque, no lo reveló el mismo, o en todo caso los intérpretes del superintendente
0:10:55 o de las misiones extranjeras no tuvieron esa proligidad.
0:11:00 Así que después de siglos lo seguimos llamando el letrado chino.
0:11:04 Cantón, cantón.
0:11:06 No sabemos, y algo que nos va a cantar.
0:11:12 No sabemos, su nombre es verdad, pero tuvo una importancia determinante en la Francia de aquellos años.
0:11:19 Es una hermosa historia, una terrible historia que produce, sin embargo,
0:11:24 un cierto goce a leerla.
0:11:26 Una historia no por ser triste, deja de ser gozosa.
0:11:36 Bueno, a quién dedicar esto?
0:11:39 Desde luego al propio letrado chino.
0:11:42 Que no sabemos qué habrá pasado con él, se perdió, entró en la China y ya fue un chino más.
0:11:47 No sabemos ni el nombre, a lo mejor fue un tipo muy famoso,
0:11:52 pero no sabemos, porque no sabemos quién era.
0:11:55 Qué cosa esta de no saber.
0:12:01 Una idea interesante para jóvenes cuentistas.
0:12:06 La imposible localización de una persona,
0:12:12 después de entrar en un círculo, en un foro,
0:12:18 en donde por ignorar su nombre, por ser todos parecidos,
0:12:22 por nuestra ignorancia de ese sistema, no podemos volver a localizarlo.
0:12:28 No se puede volver a localizar eso.
0:12:31 Entra en la China y ya no...
0:12:34 No, aquí que vamos a ir a Pequina, preguntéis letrado chino.
0:12:38 Muchos le van a preguntar.
0:12:40 ¿Qué quiere decir letrado chino?
0:12:42 Me van a preguntar.
0:12:46 Yo se lo dedico a él, usted no es lleno.
0:12:49 Bueno, yo se lo dedico a Alejandro, ya que 20 años tardó Fouquet en volver a Francia
0:12:57 y 20 años tardó en los mercaderes franceses en poder volver a la China,
0:13:01 después a un amigo que también tardó 20 años en volver a su casa,
0:13:05 que es el amigo Diceo.
0:13:07 Y voy a...
0:13:10 10 de guerra y 10 de vuelta.
0:13:13 Y sabe quién al actor, usted recordará lo mejor el nombre, yo no,
0:13:17 pero al actor que hace marques de sade en letras prohibidas, que es extraordinario.
0:13:21 Sí, muy bueno, ¿cómo se dice?
0:13:23 El mismo...
0:13:25 Rush.
0:13:27 Y el otro, como se llama...
0:13:28 No, Michael Cain, ¿no?
0:13:30 De médico Gaird.
0:13:32 De médico...
0:13:38 A los traductores también.
0:13:40 A los traductores, incluso, aquellos que le hablaban con toda inocencia en inglés, ¿no?
0:13:44 Se ve que en aquel entonces todavía no estaba incorporada la...
0:13:49 Imagina, se un poco dar la cara de un chino.
0:13:52 Eran tan pocos los que había que no resultaba tan evidente el vener un señor
0:13:57 con ciertos rasgos y decir, ¿eh? ¿Ahí un chino?
0:14:02 Y también a Volter, que ha dicho algunas cosas interesantes
0:14:06 sobre este episodio.
0:14:12 Bueno, estuvimos en la discoteca,
0:14:15 que es casualmente atendida por un letrado chino,
0:14:18 que no habla el idioma o al menos no habla el que hablamos nosotros.
0:14:23 Si no, no sería desde luego jefe de la discoteca.
0:14:29 Y trató, injustosamente, encajarnos toda clase de discos.
0:14:33 Y como no nos gustaron tuvimos que traer uno,
0:14:37 que tenemos nosotros.
0:14:40 ¿Qué es? Me parece una milonga compuesta
0:14:45 para el letrado chino, o por el letrado chino, quizá.
0:14:50 Se llama, nunca te dije nada.
0:14:55 Es lo que habrá estado pensando el letrado chino.
0:15:00 Si es que las operaciones mentales en la China
0:15:03 se denominan pensamiento, porque podría no ser así.
0:15:07 Ser más rigurosos los chinos
0:15:10 y no poseer esa liberalidad que tenemos nosotros
0:15:14 para llamar pensamiento a cualquier sombra
0:15:17 que se nos cruce por la cabeza.
0:15:22 Escucharemos entonces al Omar Moreno Palacios,
0:15:26 que es amigo de este programa, en Sumi Longa,
0:15:29 copiada seguramente de un letrado chino,
0:15:32 si es que no es el propio Omar Moreno Palacio,
0:15:35 aquel letrado chino, ya que para los franceses en 1728
0:15:41 un chino y un paisano en la provincia de Buenos Aires,
0:15:43 más o menos la misma cosa.
0:15:45 Y para nosotros muchas veces también,
0:15:48 dado la abundancia de chinos,
0:15:51 siquiera en el apodo que hay en los pueblos de la provincia de Buenos Aires.
0:15:56 Señores Omar Moreno Palacios, nunca te dije nada.
0:16:15 Con un rosa color cielo
0:16:18 la puesta de sol tu pollera
0:16:23 yo te vi hacia mi manera
0:16:27 y fue mi mayor canero
0:16:31 el perfume de tu piel
0:16:35 y tu carita aninada
0:16:38 el dulzor de tu mirada
0:16:41 la tristeza de tu yardo
0:16:43 pensarme que te quise tanto
0:16:53 No te digas nada.
0:17:03 Capaz de montar un trueno
0:17:06 por un porro de ciengura
0:17:10 o dormir con cien culebras
0:17:14 sin que me me lleve lejos
0:17:17 mi sangre no tiene fe
0:17:21 siquiera tropear
0:17:24 hago patancha suena
0:17:27 al diablo más enstrañudo
0:17:29 yo que cuida mi corazón
0:17:35 Estrella filosofía
0:17:40 hay en mis noches seré
0:17:45 hoy con una bosque con pena me dice
0:17:50 yo soy María
0:18:05 deliró en mi fantasía
0:18:08 por las braces tan deseadas
0:18:12 fui a gigantar una engordada
0:18:15 y un triste canto me llega
0:18:18 pude ser me usando vega
0:18:34 hemos escuchado nunca te dije nada
0:18:36 en la versión de Omar Moreno Palacios.
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