Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy aprovechando que estamos en Itusengo de Judith y Olofernes.
0:00:06 ¿De acá de Itusengo?
0:00:08 No, ah no. Uno era de Babylonia y la otra era de Vertulia.
0:00:15 ¿No está tan cerca de acá? No.
0:00:18 De acuerdo con algunos textos bíblicos...
0:00:23 Hoy estaremos bíblicos, si alguno se quiere retirar...
0:00:28 Esperábanme de hacerlo.
0:00:31 Es que han llegado los mormones.
0:00:33 Estamos aquí, tocaron el timbre y eran los mormones y nos convertimos a último momento.
0:00:38 Así que hemos llegado de Septicos a Itusengo y estamos aquí llenos de fe con la fe de los perversos.
0:00:46 No, de los conversos.
0:00:49 Está muy lindo.
0:00:51 Bien, Judith era una joven viuda que vivió durante el reinado de Nabucodonosor.
0:00:59 Es decir, Judith era hebrea, era judía, pero Nabucodonosor era el rey de Babylonia y Babylonia dominaba casi todos los reinos hallacentes.
0:01:12 Estábamos en el año algo así como 588 a.C.
0:01:19 Este relato podría ubicarse según algunos eruditos un poco antes, luego del exilio abilónico, cuando los judíos ya habían regresado a su tierra.
0:01:29 Bien, no sé.
0:01:31 El caso es que Judith vivía en Vertulia.
0:01:35 Vertulia era un lindo pueblo.
0:01:39 Un pueblo muy lleno de fe, muy lleno de religiosidad,
0:01:46 pero también lleno de comerciantes de telas, se vendían telas muy coloridas.
0:01:53 Y las muchachas de la campiña de Jacente solían pedir a sus padres que las llevaran en los días de mercado a comprar telas a Vertulia.
0:02:05 Era un paseo como ahora puede ser ir a mirar vidrieras en la calle Guarnes.
0:02:11 Casi Guarnes.
0:02:13 ¿Qué se llama?
0:02:15 ¡Mira qué amor!
0:02:17 A ese tiempo era ir a comprar telas a Vertulia.
0:02:19 Judith vivía así.
0:02:21 Su esposo, que como se ha dicho ya había muerto, se llamaba Menaces.
0:02:28 Había sido un rico mercader muerto por insolación mientras vigilaba a los cegadores que recogían su cosecha deshebada.
0:02:38 Los cegadores no se insolaron, pero él sí.
0:02:42 Así es la vida.
0:02:44 Uno se queja por no ser el propietario de la tierra que ciega, pero el dueño viene a insolarse y uno no.
0:02:52 ¿Se me dirá justicia divina?
0:02:56 No parece.
0:02:59 Judith, cuando se murió al marido en finado Menaces, se vistió de luto y no contrajo un nuevo matrimonio.
0:03:07 Seguro parece que era muy hermosa.
0:03:09 En Nínive, el rey Nabucodonosor, curioso que mencionen a Nabucodonosor en Nínive, porque Nínive era Siria.
0:03:17 Y Nabucodonosor estaba en Babilonia, pero como se ha dicho que era un rey conquistador, estaba ocasionalmente en Nínive.
0:03:24 Bueno, vencedor de muchas guerras.
0:03:26 El tipo empezó a pensar que la causa de sus victorias en la guerra se debía a su origen divino.
0:03:37 Es decir, otro gran analista de la realidad, como tantos.
0:03:43 Él pensaba, solamente un hijo de los dioses podía ser invencible.
0:03:48 Y él decía mientras que si se hacía un gir con aceite de hígado de bacanao.
0:03:57 Así que convencido de ello, dijo, bueno, está bien.
0:04:00 Lo discutió con sus ministros y le dieron toda la razón.
0:04:02 Y decía, la verdad, dice, tiene razón.
0:04:04 Usted gana todas las batallas porque debe ser hijo de los dioses.
0:04:07 Usted es como un dios, le decían todo.
0:04:10 Y entonces envió a su general más terrible, llamado Olofernes, para que recorriera los reinos vecinos.
0:04:17 Y ordenara a todos los reyes esos juzgados que abandonaran el culto a sus respectivos dioses.
0:04:24 Y adoraran solamente a Nabucodonosor.
0:04:29 Ah, mira que humina.
0:04:30 Es una tarea para un general, verdaderamente.
0:04:34 Usted le dice, vaya, vaya con un ejército.
0:04:37 Pues si alguno no me quiere adorar, lo hace adorarme del preco.
0:04:41 Le dice a los príncipes, a los estados vecinos, que dejen ya de adorar a sus dioses.
0:04:46 Y me adoren a mí, me dice, porque soy el que está aquí.
0:04:50 Los otros dioses, vio como son, están medio lejano, no te amenazan, te castigan raro.
0:04:57 En cambio yo estoy aquí, estoy armado con un ejército de 100.000 hombres.
0:05:01 Así que te mató a Cuetazo.
0:05:03 Y a Cuetazo de negativa, los reinos serían arrasados, sus varones muertos y sus mujeres y niños esclavizados.
0:05:10 Y el botín sería para quién?
0:05:12 Para Olofernes y su soldado.
0:05:15 Con esta digna misión, una misión que se repite después de todo a través de la historia.
0:05:22 Y, culpeme, eh.
0:05:24 Olofernes partió al frente de 120.000 hombres y 12.000 carros de guerra.
0:05:31 Lo que hace es suponer que muchos iban a pie.
0:05:35 Respecto de los 12.000 carros de guerra, Volter dice que es una cantidad enorme para un país en donde no había ni un solo camino.
0:05:45 Interesan de votación.
0:05:48 El caso es que imagínense, consiguió que algunos reyes se convirtieran en adoradores de Nabucodonos,
0:05:55 así como nosotros nos hemos convertido a la femormona hace un rato.
0:06:01 Hasta que llegó cerca de las poblaciones hebreas, Olofernes, siguiendo el Consejo de Sus Generales,
0:06:07 resolvió asediar al pueblo de Betulia, que era donde las chicas iban a comprar telas.
0:06:14 Entonces, la orden era rodear las murallas al grito de el único Dios que conozco es Nabucodonosor.
0:06:24 Como grito de batalla es al menos un poco confuso y produce una falta de aire allá por la mitad del inciso.
0:06:35 Bueno, el caso es que el único Dios que conozco es Nabucodonosor destrosó el acueducto que alimentaba la ciudad.
0:06:44 Probablemente con otro grito más práctico hubiera destrosado el acueducto mucho mejor.
0:06:49 En cualquier caso, la abolición de este acueducto provocó serios problemas al pueblo de Betulia,
0:06:55 que de todos modos resolvió resistir el sitio.
0:06:59 Dice, no, no nos vamos a rendir nada.
0:07:01 Al poco tiempo desde luego, ante la ausencia de acueducto, la gente empezó a morir de ser.
0:07:07 Los ancianos de Betulia pedían a los habitantes que asunaran,
0:07:12 cosa que no era necesario pedirle, porque ya se había terminado el morfe,
0:07:16 y rogaban a Jehová por su protección.
0:07:19 Pero seguía muriendo gente.
0:07:21 Finalmente los ancianos resolvieron que si dentro de los siguientes cinco días Dios no enviaba una señal de salvación,
0:07:27 se rendirían.
0:07:28 Y una especie de ultimátum. Adiós.
0:07:32 En ese momento pareció Judete.
0:07:35 Aquella muchacha hermosa, ¿no?
0:07:37 Y ella pensó que podía intentar la salvación de Betulia.
0:07:41 Le pidió a los ancianos que concedieran a ella misma ese plazo de cinco días
0:07:46 para llevar a cabo una misión que mantendría en secreto.
0:07:50 No les dijo, ¿no?
0:07:51 Los ancianos aprobaron su misión.
0:07:54 Todo esto cuesta creerlo, ¿no?
0:07:55 No sabían qué iba a hacer, pero la aprobaron.
0:07:58 Y Judete entonces se quitó sus vestiduras de luto,
0:08:02 se vistió con sus mejores ropas,
0:08:04 se calzó sus mejores aldalias,
0:08:07 y se adornó con collares, brazaletes y anillos.
0:08:11 Llenó una bolsa con harina deshebada,
0:08:14 tortas de higo.
0:08:16 ¿Me entenderon lo que te digo?
0:08:18 Y un cántaro de aceite y una vejiga de cuero llena de vino.
0:08:22 Eso me empezó a confundir.
0:08:25 Bueno, así salió de la ciudad.
0:08:28 Inmediatamente fue vista por los soldados enemigos.
0:08:31 La capturaron y la llevaron ante o los fernes.
0:08:36 Y aquí capturamos esta muchacha,
0:08:39 que trajo una bolsa con harina deshebada y tortas de higo.
0:08:45 No sé qué te digo.
0:08:47 No sé si me interpreta lo que le quiero significar.
0:08:50 Bueno, astutamente Judete aseguró a los fernes,
0:08:55 además en seductores,
0:08:58 que son aquellos que ustedes están pensando en este mismo momento,
0:09:02 que he estado dispuesto a transicionar a sus gente.
0:09:06 ¿Cómo es el gesto?
0:09:07 Estoy dispuesto a transicionar a mis gente.
0:09:13 Y también a revelar algunos secretos
0:09:16 que facilitarían el triunfo del ejército invasor.
0:09:20 Ahora bien, según los decires de Judete, a los fernes,
0:09:24 el pueblo de Betulia se mantenía protegido
0:09:27 porque tenían todavía alimentos purificados,
0:09:30 con sagrados a Jehová, los únicos que se pueden comer realmente.
0:09:34 Pero esos alimentos,
0:09:36 y yo diciendo esos alimentos, digo, Judete,
0:09:40 se iban a terminar.
0:09:42 Así que vencer al pueblo de Betulia, le dijo Judete,
0:09:46 y Judete a los fernes sería muy fácil.
0:09:48 Y cosa que los fernes ya sabían,
0:09:50 no le estaba diciendo nada más.
0:09:52 Y a sí mismo le confesó que toda Judea
0:09:55 caería del mismo modo
0:09:57 ante la falta de alimentos purificados.
0:10:00 Y le dijo, mire, los fernes, le dijo Judete,
0:10:04 espere cinco días hasta que se agoten las provisiones
0:10:08 y luego ataque.
0:10:10 No parece una buena estrategia.
0:10:13 Si tenés que esperar a que se acaben las provisiones
0:10:15 y atacas en el mismo momento que se acaban,
0:10:18 los vas a agarrar a todos.
0:10:20 ¿Los hay en comido?
0:10:22 Esperar diez días.
0:10:24 Pero no importa, estas son consideraciones
0:10:27 de un supuesto vivicio.
0:10:30 El caso es que le contó todo aquello
0:10:33 y Judete le pidió permiso a los fernes
0:10:36 para orar en el base de todas las noches
0:10:39 a fin de mantener pura su alma.
0:10:42 Parece que todas las noches Judete
0:10:44 tenían por costumbre salir al campo,
0:10:46 verse un baño y orar.
0:10:49 Es una costumbre que se ha perdido.
0:10:51 ¿Cuántos de los presentes tienen por costumbre
0:10:54 salir todas las noches al campo, darse un baño
0:10:57 y orar, levanten la mano?
0:11:00 Ni uno solo.
0:11:02 Gente de poca fe aprendan de Judete.
0:11:09 Oles fernes en realidad tenía pensado seducir a Judete,
0:11:12 incluso el principio de la charla,
0:11:15 y llevarla a su lecho.
0:11:19 De modo que aprobó aquel pedido de salir cada noche,
0:11:22 e incluso prohibió a sus soldados que la siguieran
0:11:25 para evitar que la espiaran cuando se lavaba.
0:11:33 ¿Por qué es mucho peor la lavaba que bañaba?
0:11:40 Bueno, de ese modo le permitieron salir del campamento
0:11:43 para orar y acearse
0:11:45 en un arroyo cercano que había instalado.
0:11:49 Esto lo hacía todas las medias noches.
0:11:52 Muy bien, la instalaron en una tienda
0:11:54 y Judete se presentaba diariamente ante Oles fernes
0:11:57 que ardía de deseo.
0:11:59 ¿Ahí? Ardía.
0:12:03 Al cuarto día, Oles fernes le ofreció un banquete.
0:12:06 Era medio lentejo, Oles fernes.
0:12:08 Soy más rápido, yo combina que...
0:12:11 Y eso que usted...
0:12:13 Pero la tengo instalada en el campamento.
0:12:15 Yo que soy muy lardo y muy tonto.
0:12:19 Esperé cuatro días para invitarle un banquete
0:12:21 y la men ahí en la tienda.
0:12:25 Ese banquete era con el doble objeto
0:12:27 de agradecerle la información
0:12:29 y de paso invitarla a pasar la noche con él
0:12:32 por no decir otra cosa.
0:12:35 Casi hago el gesto de
0:12:37 hay pocos soldados en Betulia.
0:12:42 Bueno, entonces organizó un lindo festín
0:12:44 en la tienda de Oles fernes.
0:12:46 Y la tienda, digo, la carpa, no, no.
0:12:48 Digo, el local donde vendría elástico por meter.
0:12:54 Bien, asistieron todos los jefes militares,
0:12:57 todos los macanudos ahí del ejército de los fernes
0:13:00 y como sabían que
0:13:03 la razón del banquete era dar oportunidad a los fernes
0:13:06 de seducir a Judit, se iban llenos,
0:13:08 se iban rajando.
0:13:10 Y así fue, dice...
0:13:12 Este cuerpito se va a dormir.
0:13:17 El último en salir fue el sirviente de Olo fernes
0:13:20 que cerró la carpa del lado de afuera
0:13:22 para que la pareja disfrutara de su intimidad.
0:13:25 Incluso estaba avisado el tipo
0:13:27 de que llegado el caso debía permitir
0:13:29 a Judit su salida nocturna
0:13:31 para orar y purificarse.
0:13:35 Ahora bien, Olo fernes, anticipándose al disfrute
0:13:38 que le esperaba, siguió bebiendo hasta emborracharse
0:13:41 y por ahí cayó en su lecho desmayado por el escabio.
0:13:47 ¡Vio joven!
0:13:49 Me dio pavo, ¿no?
0:13:52 En ese momento, Judit se acercó a la cabecera de la cama
0:13:55 donde justamente colgaba la espada
0:13:58 de Olo fernes.
0:14:00 La desembañó, dice el prolijo cronista, ¿no?
0:14:03 Tomó a los fernes de sus cabellos,
0:14:06 pero el fernes estaba dormido, fallado.
0:14:08 Y le cortó la cabecera, le cortó.
0:14:12 Yo también hubiera dicho...
0:14:15 Quiero decir, aquí hubo, le comento a los oyentes,
0:14:18 un murmullo de horror.
0:14:21 No se escuchó bien por radio,
0:14:23 vamos a hacer el mismo murmullo de horror
0:14:25 cuando yo diga y le cortó la cabeza.
0:14:27 Y le cortó la cabeza.
0:14:33 Quedó un poco asombrado, ¿no?
0:14:40 Un poco irónico, me pareció.
0:14:42 No, no lo carguen.
0:14:44 Para burlarse.
0:14:46 Bueno, después envolvió el marote entre el asado
0:14:50 y lo metió dentro de una bolsa.
0:14:52 La misma bolsa donde traía las tortas de higo,
0:14:55 que no se supo que las hiciera.
0:14:57 Se la habrá regalado a los fernes,
0:14:59 porque en todo lo que sigue,
0:15:01 y del cuento este,
0:15:03 no se vuelve a hablar de tortas de higo,
0:15:05 porque las llevó.
0:15:07 Yo que estaba pendiente de las tortas de higo,
0:15:09 porque me dio hambre cuando lo di.
0:15:11 Deben ser horribles las tortas de higo.
0:15:13 Sí, no, por eso le puede dar hambre eso.
0:15:15 Bien, el caso es que metió el marote en una bolsa
0:15:19 y salió ahí lo más horonda
0:15:21 de la tienda de Bolo Fernes,
0:15:23 tal como acostumbraba todas las noches.
0:15:28 Ahí era el arroyo a bañarse y lo guarde a nada.
0:15:31 Pero en realidad judí se llove de largo
0:15:33 y en vez de lavarse, regreció a Betulia.
0:15:36 Y ahí convocó a los ancianos,
0:15:38 a quienes mostró para ver crédito a sus palabras,
0:15:40 la cabeza de Bolo Fernes.
0:15:42 Miren lo que tengo aquí.
0:15:45 La cabeza de Bolo Fernes.
0:15:47 Sí, bien frappé.
0:15:48 La cabeza frappé
0:15:50 del italiano que un tiro se pegó en el almacen.
0:15:53 Bueno, el sacerdote del templo
0:15:55 dio por buena la cabeza de Bolo Fernes,
0:15:57 que después de todo para el sacerdote
0:15:58 pudo haber sido cualquiera.
0:15:59 Cómo lo conocían a Bolo Fernes.
0:16:02 Pero el sacerdote agradeció y dijo a Judith
0:16:05 que Dios te bendiga más que a todas las mujeres.
0:16:08 Y esa fue la fórmula que después usó Lucas
0:16:11 para bendecir a la Virgen María.
0:16:13 ¿Vieres?
0:16:14 Bueno, la cabeza de Bolo Fernes
0:16:16 fue colgada en las murallas
0:16:18 y a la manasera los soldados judíos salieron de Betulia
0:16:20 y se dejaron ver.
0:16:22 Los centineras de Bolo Fernes
0:16:24 avisaron a los jefes.
0:16:25 Miren, dice, ahí salieron los soldados de Betulia.
0:16:28 Bueno, vamos a despertar a Bolo Fernes
0:16:30 para avisarle esto.
0:16:31 Bagoas, el guardia personal de Bolo Fernes,
0:16:34 entró a la tienda y vio...
0:16:38 bueno, no vio nada.
0:16:40 ¿Cómo vio a Bolo Fernes de Capitado?
0:16:43 Vio un cuerpo de Capitado.
0:16:46 Habrá dicho, para mí, que eso es Bolo Fernes.
0:16:49 Pero fue necesaria una conjetura.
0:16:52 Seguro estaría el tipo con las pilchas de Bolo Fernes
0:16:55 en la cama de Bolo Fernes.
0:16:57 Bueno, debe ser Bolo Fernes, pero...
0:16:59 las personas sin cabeza son un poco difíciles de reconocer.
0:17:03 O sea, es lo que tiene.
0:17:12 Ese es un inciso de una gran sabiduría.
0:17:17 El caso es que los soldados,
0:17:19 cuando se enteraron de que su jefe había encontrado la muerte
0:17:22 de este modo tan terrible,
0:17:24 se asustaron.
0:17:25 Se asustaron los 120.000.
0:17:28 Y salieron rajando, despavoridos.
0:17:33 Cuesta a creerlo.
0:17:35 Parece que atribuyeron su muerte,
0:17:37 incluso en un caso de conjetura colectiva instantánea,
0:17:42 al poder del Dios de Israel,
0:17:44 que por mano de la mujer había vencido
0:17:46 al más terrible de los generales de la Bucodonosor.
0:17:49 Así que salieron corriendo los 120.000.
0:17:54 Y hubo botín de guerra,
0:17:56 porque estos soldados tuvieron la precaución de olvidarse
0:17:59 de todas las clases de riquezas inmobiliarios.
0:18:02 Cuentan que después de este triunfo,
0:18:05 muchos quisieron casarse con Judí.
0:18:07 Imagínense quién no va a querer casarse
0:18:09 con la mujer que le cortó la cabeza a los fernes.
0:18:12 Yo.
0:18:16 Una mujer cuya antecedente
0:18:18 más inmediato era la decapitación
0:18:20 del último que quiso llevarla a la cama.
0:18:24 ¿Cómo la pasaste el último a ver el radio?
0:18:26 Pero el último que le invitó a cenar.
0:18:31 Pero Judí no aceptó a ningún hombre
0:18:33 y murió a los 105 años,
0:18:36 lo cual deja para todos una gran enseñanza.
0:18:39 ¿Y cuál es?
0:18:41 Si querés vivir hasta los 105 años,
0:18:43 conviene que no aceptes a ningún hombre
0:18:45 y que incluso a uno de ellos le cortes la cabeza.
0:18:48 La enterraron
0:18:51 en el sepulcro de su marido,
0:18:54 el finado manás que estaba muerto
0:18:56 incluso antes del comienzo del programa.
0:19:05 Robert Graves escribió en la diosa blanca
0:19:08 que esta historia que acabamos de contar
0:19:12 parece inspirada en los mitos babilónicos de Ishtar.
0:19:16 Los judíos tenían la costumbre
0:19:21 de tomar leyendas existentes
0:19:25 para adaptarlas
0:19:28 y creían que no era conveniente
0:19:31 confeccionar sistemas mitológicos
0:19:33 que no tuvieran una fuente segura y consistente.
0:19:36 Me parece muy bien.
0:19:38 El mito es descubierto,
0:19:42 misteriosamente admitido,
0:19:46 pero nunca registra un acto de creación.
0:19:49 Si fuera así ya sería arte romántico.
0:19:53 Acabo de inventar un mito.
0:19:57 No, hay que descubrirlo.
0:19:59 Solo de dato anexo
0:20:02 que la escena en la que Judith huye con la cabeza de los fernes
0:20:06 ha inspirado a varios pintores.
0:20:09 De luego, se lo diría yo,
0:20:11 pintar a una chica
0:20:13 que con el pretexto de que va a lavarse el arroyo
0:20:16 y se vuelva en una cobijá la cabeza de un tipo.
0:20:21 Incluso el buen pintor le saca la cobijá.
0:20:26 Si va un bulto abajo el brazo puede ser una sandía.
0:20:29 No, la cabeza de los fernes.
0:20:31 A todos le sale bien la cabeza de los fernes
0:20:35 en vuelta en un nuble.
0:20:38 Pero no, los pintores pintan a Judith
0:20:42 tomando a los fernes de los pelos
0:20:44 y mostrando incluso la cara por el lado de la cámara, digamos.
0:20:47 Por el lado del pintor.
0:20:49 Y a los fernes, mira así.
0:20:53 Como diciendo, eso me pasa en cien.
0:20:58 Estos son los pintores que quieren ser edificantes.
0:21:02 Bien, hay algunos grandes,
0:21:05 porque a Judith y el propio Miguel Ángel
0:21:08 han pintado a Judith.
0:21:10 Esta es una historia que además ha tenido en la música, en el teatro,
0:21:13 numerosísimas direcciones que han tirado a muchísimos artistas.
0:21:17 Y cada vez que nombro a Judith,
0:21:20 le violeta a Antíez que lo hizo junto al fredo Aicon hace mucho tiempo.
0:21:24 Cada vez que pienso en los fernes,
0:21:27 pienso en Alfredo Aicon caracterizado como estaba en aquella representación.
0:21:34 ¿A quién dedicar esto, Rolo?
0:21:38 Bueno, ¿quién fue Gusecic, el descubridor de las huellas artiguales?
0:21:43 ¿Qué permite?
0:21:45 Bueno, que gracias a eso...
0:21:47 El resto del mundo jamás ya no iba a hablar de tal cosa.
0:21:49 Supongamos que así hubiera sido,
0:21:52 que ha permitido que uno puede identificar a alguien aunque no tenga cabeza.
0:21:55 Es verdad, que es seguramente lo que hizo este soldado
0:22:00 al entrar en la tienda de los fernes.
0:22:02 Lo primero fue mirar las huellas dactilares de los fernes
0:22:07 y cotejarlas con las de todos los 120.000 soldados
0:22:15 para ver si era alguno de ellos.
0:22:21 Nos parece una mala pasadera.
0:22:23 Pero se le comparó con las susas propias.
0:22:25 Dijo, suerte que no soy yo.
0:22:27 Menos mal.
0:22:28 Nadie me hubiera gustado menos que ya ser decapitado en esa cama.
0:22:32 Pero como hizo, tendrían documento de identidad,
0:22:36 los soldados babilonios.
0:22:38 No creo.
0:22:39 ¿Algún se eso debía haber igual?
0:22:41 Sí, pero no con huellas.
0:22:43 Bueno, si me permite a las chicas que iban a comprar tela,
0:22:48 que seguramente les gustaría mucho ir allá a Betalia,
0:22:51 a comprar algunas pelas y a pasear un poco.
0:22:54 Y eso es su hermosura.
0:22:55 A las chicas que ya le han a pasear por Betulia.
0:22:58 Y vamos a convocar hablando de chicas que ya le han a pasear
0:23:02 a Karina Björlegi y a Federico Mislage,
0:23:05 cantante de nuestra predilección La Una,
0:23:09 que aquí está.
0:23:15 Y legendario pianista y amigo el otro.
0:23:19 Y justamente en homenaje a esas chicas de las adhesencias de Betulia,
0:23:26 que iban los días de mercado a comprar tela,
0:23:29 y otras chicas de Itusa Ingo, de Castelar, de Mabua,
0:23:35 que acostumbran a ir al centro,
0:23:38 este bellísimo tango compuesto pensando a las niñas de Betulia,
0:23:42 que se llama Tata, si váame para el centro.
0:23:45 Adelado.
0:23:46 Tata, si váame para el centro, que aquí estoy muy aburrida.
0:24:05 Le tengo bronca la vida, siempre sugar y sugar.
0:24:14 Todo lo dila lo mismo, de la cocina de la feña.
0:24:22 Mucha bilbo, que miseria, que haces que no me llevas.
0:24:31 Comprame un apartamento como tienen los bacanes,
0:24:37 con chuchis y con divanes a poder la polisar.
0:24:44 Un región cuarto de baño con el líquido caliente,
0:24:50 porque si cambio de ambiente, yo me tengo de bañar.
0:24:59 Comprame una chaiselongue,
0:25:04 con cierto pelo granate,
0:25:08 pa' sentarme a tomar mate a la hora del faicloque.
0:25:16 Y en esos días subiosos, entre torta y torta frina,
0:25:24 sonia de quemfifí con guita, me raca en un bordurez.
0:25:37 En la venganza será terrible, hemos escuchado a Karina Biorlei,
0:25:41 acompañada por Federico Miroj y en piano, interpretando Tata,
0:25:45 ¡Llevame para el centro!
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