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4 de Junio de 2008

La decadencia del espíritu agonal

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de la decadencia del Espíritu Agonal. El Espíritu Agonal de los griegos implicaba la competencia sin encono.
0:00:11 Hemos hablado hace tiempo de las carreras de caballos en Grecia, que eran muy populares, y que estaban muy ligadas a este carácter agonal de los griegos.
0:00:20 Agón en realidad quiere decir lucha. Incluso la palabra agonía quiere decir lucha. Agonía proviene de ahí del agón.
0:00:29 No es el final de la vida, sino desde un punto de vista etimológico la lucha del moribundo por mantenerse vivo.
0:00:39 El libro de Don Miguel de Unamuno, La Agonía del Cristianismo, se refiere a la lucha del cristianismo más que a considerarlo como una religión moribunda.
0:00:52 El desarrollo completo del individuo en Grecia dependía muchísimo de esta competencia constante, de esta idea de medirse y compararse en cualquier tipo de foro y actividad.
0:01:06 Estas actividades se realizaban en foros intelectuales, pero también físicos o deportivos.
0:01:13 En el plano de los físicos lo más importante estaba en Olimpia, los Juegos Olímpicos.
0:01:19 Y en el plano intelectual, probablemente los Juegos Fúnebres o las Memorables Competencias entre los autores griegos para ver quién escribía la mejor tragedia, la mejor comedia, cada año.
0:01:34 Allí participaban, digo, en aquellas competencias teatrales, todos los autores macanudos que ahora hemos sacralizado, que los ófocles eurípides, y no siempre las obras que quedaron ganaban.
0:01:52 Las nubes, la cérebre comedia de Aristófanes entró tercera. Yo sabía quién había ganado.
0:02:01 Algo así, no me puedo acordar. Algo parecido a botella, pero no es eso.
0:02:10 Bien, nos hemos olvidado de la ganada obra y en cambio de las nubes, no se ha acordado.
0:02:16 Pero, toda esta introducción es para decir que allá por los siglos III, del día 4 y 3 antes de Cristo, la idea de Luagonal empezó.
0:02:30 A decaer. No tuvo que ver con una desaparición de la competencia, sino con la aparición de actividades competitivas pero menos nobles.
0:02:42 La gimnasia le empezó a aburrir a la gente. Algunas decían que la educación gimnástica estropeaba la belleza y la salud, y que el ejercicio prematuro iba en contra del desarrollo natural del cuerpo, etc.
0:02:54 Cuando el vencedor olímpico hacía su entrada en la ciudad natal, todavía las masas acudían a victoriarlo, pero menos, pero menos.
0:03:06 Las autoridades no estaban dispuestas a financiar homenajes líricos o coros en honor al vencedor, ni a estatuas, etc.
0:03:14 En la mayor parte de la ciudad de Griegas ya nadie tenía ganas ni medios para presentarse con la sumptuosidad de antes en los Juegos Olímpicos.
0:03:24 Platón, incluso en sus últimos años de vida, anotó algunas frases de desprecio a este respecto.
0:03:32 Cuentan que Anisario de Sirene se van a gloriaba de ser muy buenos en las carreras y para demostrar su arte conducía impecablemente su carro a través de la academia en la que estudiaba y en la que andaba siempre el Platón.
0:03:53 Y Platón dijo que quien tenía tanta dedicación para cosas tan indignas y pequeñas estaba seguramente imposibilitado para realizar cosas grandes alguna.
0:04:04 No está tan mal esto, pero desde el punto de vista estrictamente lógico no se sale una cosa de la otra.
0:04:16 Epa Minondas exigía que los hombres estuvieran instruidos militarmente antes que atléticamente. Los pensadores hedonistas tampoco tenían mucha estima por las competencias deportivas.
0:04:29 Y así se fue diluyendo, lo agonal, la competencia noble, la competencia sin hoyo y se fue transformando en otras cosas. ¿En qué? Bueno, vamos a ver.
0:04:40 Primero hay que decir que las competencias empezaron a ser un poco sospechosas. Un atleta tenia ense llamado Calipo sobornó en Olympia a su adversario para que se dejara ganar.
0:04:54 Hubo denuncias, quejas, multas. El caso es que de lo que en el siglo V a.C. había sido el agón principal, el ansia de destacarse, el ansia de ser famoso,
0:05:09 se había pasado a otros foros, que no eran el de la gimnasia ni el canto ni la discusión retórica, como hablo de la discusión retórica porque en la época de oro del vagonal estaban los imposios.
0:05:23 Los imposios eran reuniones en donde se bebía, se escabeaba y se discutía sobre un asunto.
0:05:29 Y había un ganador. Discutían por el gusto de comparar argumentos.
0:05:35 Pero en esta etapa que hablamos ahora de decadencia, aparecieron otras cuestiones.
0:05:41 Primero campo de competición decadente, el chiste.
0:05:46 Un sitio clásico en Atenas era el foro de Heracles, donde se reunían unos 60 contadores de chistes que competían entre sí.
0:05:58 Cuando un chiste era bueno, como por ejemplo el del señor que se va a confesar a un cura diciendo que decía muchas más las palabras,
0:06:08 digo cuando un chiste era bueno, circulaba por Atenas y sólo se decía para darle prestigio, lo han contado los 60.
0:06:17 Filippo de Macedoña, el papá de Alejandro, estaba interesado en los chistes.
0:06:23 Incluso tenía alcahuetes en Atenas que le anotaban los chistes y se los mandaban.
0:06:28 Otra competencia decadente eran los acertijos, las adivinanzas.
0:06:33 Adivine que tengo la mano, que es eso.
0:06:37 Que le dijo, un dedo al otro.
0:06:42 El sí por al vino.
0:06:46 Sí, esas cosas.
0:06:49 Yo en un tiempo pensaba que todas las adivinanzas tenían la misma respuesta, al menos las que yo formulaba.
0:06:57 Y había castigos para el que no acertaba.
0:07:01 Hubo quienes por acertar se hicieron famosos.
0:07:05 También había competencias que incluían.
0:07:08 El citar versos homéricos y completarlos con malas palabras, digo.
0:07:15 Por ejemplo, canta diosa la venganza fatal de Aquiles de Peleo.
0:07:22 Y después le decía, qué asquerosa y banal la hermana Galileo.
0:07:29 Los infantes de Carrion han robado vuestra espada.
0:07:36 Qué mancada, era prestada la puja que los tiró.
0:07:41 Fueron en aumento las personas famosas por su blotonería.
0:07:51 Había competencias a ver quién comía más.
0:07:54 También para ver quién se emborrachaba primero.
0:07:57 Dejó de cuidarse la noble perfección.
0:08:00 Y hasta se quitó a los intelectuales las ganas de querer ser primeros en algo.
0:08:05 Poco a poco, allá por el siglo III, el agón falciado se pobló de maledicencia.
0:08:12 Incluso había psicofantas que competían entre sí a ver quién delataba primero.
0:08:18 Los psicofantas son los delatores profesionales que cundieron en Grecia allá por el siglo III.
0:08:25 Su nombre viene del Ligo, psico. No psico, psico.
0:08:30 Ya que aparecieron como delatores profesionales,
0:08:33 en ocasión de haberse prohibido en Atenas la exportación de higües,
0:08:39 cuando alguien lo hacía, era de ver del buen ciudadano denunciable.
0:08:45 Incluso se pagaba a los delatores.
0:08:47 Mira, está fulano ese que exportó higos a persia.
0:08:53 Entonces se te pagaba.
0:08:55 Vino a descubrirse que algunos psicofantas eran en verdad falsos delatores,
0:09:02 que delataban falsos delitos, acusaban al que no había hecho nada.
0:09:06 Entonces resolvieron castigar a los falsos delatores,
0:09:09 para lo cual decidieron primear a los que delataban a los falsos delatores.
0:09:13 Pero sucedió que muchos delataban falsamente a los falsos delatores.
0:09:16 Y los funcionarios entonces se tipularon premios
0:09:19 para los que denunciaban a los que denunciaban falsamente a falsos delatores.
0:09:25 Eso es todo lo que tengo que decir acerca de la decadencia del espíritu agonal,
0:09:31 que fue motor de tantas actividades nobles,
0:09:35 y terminó sirviendo de pretexto para la realización de muchísimas payasadas.
0:09:42 Hay en esta sociedad espíritu agonal, posiblemente,
0:09:49 no sé si en el sentido original, pero lo que sí hay es la competencia de caliente,
0:09:59 los contadores de chistes, los que comen a ver quién...
0:10:07 ¿Cuánto huevos frente?
0:10:09 ...un cien de fiesta primera, todo eso.
0:10:12 Así que yo creo que este programa le está faltando el agón de cadente.
0:10:18 Debe quedar perdón, dejando esto en el amategurismo, quizás un poco.
0:10:25 Bueno, ya vieron donde está ahí, donde estuvo Bartonoy, con la discóbola.
0:10:31 Esta señorita Comba, ahí está el espíritu agonal.
0:10:36 La competencia sin enemistada.
0:10:39 Y, finalmente, el afán de medirse, el afán de...
0:10:47 Yo diría que es esto, se parece a lo que decía Ortega y Gasez sobre la nobleza.
0:10:54 Decía que el espíritu noble es el de aquel que se fija unas metas muy difíciles de alcanzar.
0:11:03 Y que si no las tiene, la vida le parece...
0:11:10 ...aburrir es preciable.
0:11:12 El hombre noble se propone siempre metas de difícil consecuencia,
0:11:18 mientras que el hombre más, dice el hombre más,
0:11:24 lo que hace es eludir la dificultad.
0:11:30 Eludir toda la dificultad y no remitirse jamás a una instancia superior.
0:11:35 Mientras que, por el contrario, la criatura de selección admite que hay instancia superior,
0:11:42 que somete a ellas y trata de superar las marcas establecidas por esas instancias superiores.
0:11:51 La criatura, el hombre más, por el contrario, nunca se somete a instancias superior,
0:11:59 se la pasa preguntando por qué debe hacer esto de aquello, cuando su deseo es no a salvo.
0:12:06 Bien, vamos a establecer un concurso aquí, por ejemplo, ¿quién escupe más lejos?
0:12:14 Me parece, en este lugar.
0:12:18 Bueno, ¿quién escupe más lejos?
0:12:22 Viento porque nosotros teníamos en Valle Gorrita un concurso, ¿quién escupe más lejos?
0:12:27 Me parece, más lejos. Había un muchacho, Dios Higgins, que venía siempre y tenía una escupida,
0:12:35 pero que era una bala, pero que era 17 metros con 65.
0:12:43 17,65. Me acuerdo como si fuera al dier.
0:12:51 Invertible.
0:12:53 No, no le ganaba nadie. Y las minas que tenía el tipo, porque imagina.
0:12:57 Tenían todas las minas todas, con el tipo. Entonces, despertaba mucha envidia, porque era un verdadero ganador,
0:13:03 y las minas, lo decía, y dice, elbio se llamaba.
0:13:08 Elbio dice, ¿por qué no escupe para mí, no?
0:13:12 Me la tengo que reservar la escupida porque todavía me falta cuarto de final, la semifinal y la final.
0:13:18 Me queda la lengua seca y qué hago.
0:13:21 Entonces, andaba a contar a mí, y por eso le tenían envidia.
0:13:27 Pero él me confesó una vez que el ante de escupir se comía cuatro o cinco caramelo bien empalagoso,
0:13:36 y tenía la saliva pesada.
0:13:39 Igual hay que propulsar todo eso, ¿no?
0:13:43 Tenía una posición que necesitó. Claro, que era no doblar la garganta, todo un caño, de del estómago,
0:13:52 todo hasta...
0:13:54 Todo el cuerpo.
0:13:56 Y el ángulo de la escupida.
0:13:59 Cuarenta y cinco grados, como sabe cualquier artillero.
0:14:02 Cuarenta y cinco grados.
0:14:05 Y con pasto.
0:14:07 Y si seis noventa y diecisiete sesenta y cinco, por ti ya.
0:14:12 No había viento.
0:14:14 O a lo mejor había viento, por favor.
0:14:16 Ya que...
0:14:18 ¿Y el resultado es compacto o se dispersa como para que no...
0:14:22 No, no, no, no, no, tiene que ser compacto.
0:14:26 Lo más compacto posible.
0:14:33 Este hombre no daba pie con bola.
0:14:36 Y dice, había riñas de gallo en la antigua Grecia.
0:14:41 Yo dije que no sabía, pero que sabía que había gallinas y gallos.
0:14:46 Tanto, así que Sócrates se murió debiendo uno.
0:14:50 Pero probablemente si había gallos, en la red que hubiera riñas.
0:14:55 Algún día se habrán peleado dos gallos, porque sí.
0:14:58 ¿De dónde sale la riña de gallos?
0:15:00 Si no, de ver cómo los gallos se prestan.
0:15:04 Por una gallina seguro.
0:15:06 Se prestan a la riña.
0:15:08 ¿Y por qué no hay, por ejemplo, riñas de sapos?
0:15:13 Pues el sapo es pacífico, casi estulto.
0:15:17 En cambio, el gallo está siempre ahí.
0:15:20 Así que vamos a escuchar.
0:15:22 Entonces, pobre gallo Batarás.
0:15:24 Si también la riña de gallos es una competencia agonal,
0:15:28 que rinde gloria al gallo y al propietario de gallos.
0:15:35 Pobre gallo Batarás es un estilo que habla sobre un gallo de riña en decadencia.
0:15:44 En decadencia.
0:15:46 Lo escucharemos no en la versión clásica y original de Don Carlos Gardel,
0:15:50 sino en la versión interesante de nuestro querido Alberto Merrio.
0:15:56 Adilante entonces.
0:16:26 En decadencia.
0:16:56 En decadencia.
0:17:26 Por acudo sintió terror por tu escuela.
0:17:32 Y en los días de domingo se había depositada.
0:17:40 Ya andaba de madrugada sobre el lomo de mis pingos.
0:17:46 Nadie ha que ver tu parada pocas plumas el domingo.
0:18:05 Y si escaseaba la plata, andaba medio chito.
0:18:14 En perebrinco y reculó, me picaba la alparganta.
0:18:21 Como diciendo patrón ya sabe si anda sin plata.
0:18:29 Pobre gallo Batarás nunca te echaré al olvido.
0:18:39 Pimentónima involido no te ha de faltar jamás.
0:18:47 Porque soy agradecido, pobre gallo Batarás.
0:18:59 Alberto Merlo y Argentino Luna en la venganza será terrible.
0:19:08 Pobre y Gallo Batarás.

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