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24 de Noviembre de 2008

Decadencia del espíritu agonal de los griegos

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de la decadencia del espíritu agonal. El espíritu agonal de los griegos implicaba la competencia sin encono.
0:00:11 Hemos hablado hace tiempo de las carreras de caballos en Grecia, que eran muy populares, y que estaban muy ligadas a este carácter agonal de los griegos.
0:00:20 Agón, en realidad, quiere decir lucha. Incluso la palabra agonía quiere decir lucha. Agonía proviene de ahí del agón.
0:00:29 No es el final de la vida, sino desde un punto de vista etimológico la lucha del moribundo por mantenerse vivo.
0:00:39 El libro de Don Miguel de Unamuno, La Agonía del Cristianismo, se refiere a la lucha del cristianismo más que a considerarlo como una religión moribunda.
0:00:52 El desarrollo completo del individuo en Grecia dependía muchísimo de esta competencia constante, de esta idea de medirse y compararse en cualquier tipo de foro y actividad.
0:01:06 Estas actividades se realizaban en foros intelectuales, pero también físicos o deportivos.
0:01:13 En el plano de los físicos lo más importante estaba en Olimpia, los Juegos Olímpicos.
0:01:19 Y en el plano intelectual, probablemente los Juegos Fúnebres o las Memorables Competencias entre los autores griegos para ver quién escribía la mejor tragedia, la mejor comedia, cada año.
0:01:34 Allí participaban, digo, en aquellas competencias teatrales, todos los autores macanudos que ahora hemos sacralizado, los ófocles eurípides, y no siempre las obras que quedaron ganaban.
0:01:52 Las nubes, la célebre comedia de Aristófanes, entró tercera. Yo sabía quién había ganado.
0:02:01 Algo parecido a Botecha, pero no es eso. Mi culpa es.
0:02:11 Nos hemos olvidado de la ganada de Oragia en cambio de las nubes, no se ha acordado.
0:02:16 Pero, toda esta introducción es para decir que allá por los siglos III, yo diría IV y III antes de Cristo, la idea de Luagonal empezó.
0:02:30 A decaer. No tuvo que ver con una desaparición de la competencia, sino con la aparición de actividades competitivas pero menos nobles.
0:02:42 La gimnasia le empezó a aburrir a la gente. Algunas decían que la educación gimnástica estropeaba la belleza y la salud, y que el ejercicio prematuro iba en contra del desarrollo natural del cuerpo, etc.
0:02:54 Cuando el vencedor olímpico hacía su entrada en la ciudad natal, todavía las masas acudían a victoriarlo, pero menos, pero menos.
0:03:06 Las autoridades no estaban dispuestas a financiar homenajes líricos o coros en honor al vencedor, ni estátua, etc.
0:03:14 En la mayor parte de la ciudad de Griega ya nadie tenía ganas, ni medios, para presentarse con la sumtuosidad de antes en los Juegos Olímpicos.
0:03:24 Platón, incluso en sus últimos años de vida, anotó algunas frases de desprecio a este respecto.
0:03:32 Cuentan que Aniserio de Sirene se van a gloriaba de ser muy buenos en las carreras y para demostrar su arte conducía impecablemente su carro a través de la academia en la que estudiaba y en la que andaba siempre Platón.
0:03:53 Platón dijo que quien tenía tanta dedicación para cosas tan indignas y pequeñas estaba seguramente imposibilitado para realizar cosas grandes alguna.
0:04:04 No está tan mal esto, pero desde el punto de vista estrictamente lógico no se sale una cosa de la otra.
0:04:16 Epaminondas exigía que los hombres estuvieran instruidos militarmente antes que atléticamente. Los pensadores hedonistas tampoco tenían mucha estima por las competencias deportivas.
0:04:29 Y así se fue diluyendo lo agonal, la competencia noble, la competencia sinodio y se fue transformando en otra cosa. ¿En qué? Bueno, vamos a ver.
0:04:40 Primero hay que decir que las competencias empezaron a ser un poco sospechosas.
0:04:44 Un atleta a teniense llamado Calipo sobornó en Olimpia a su adversario para que se dejara ganar.
0:04:54 Hubo anuncias, quejas, multas.
0:04:57 El caso es que de lo que en el siglo V a.C. había sido el agón principal, el ansia de destacarse, el ansia de ser famoso,
0:05:09 si había pasado a otros foros que no eran el de la gimnasia ni el canto ni la discusión retórica,
0:05:16 porque en la época de oro del vagonal estaban los imposios.
0:05:22 Los imposios eran reuniones en donde se bebía, se escabiaba y se discutía sobre un asunto.
0:05:28 Y había un ganador. Discutían por el gusto de comparar argumentos.
0:05:34 Pero en esta etapa que hablamos ahora de decadencia aparecieron otras cuestiones.
0:05:41 Primer campo de competición decadente, el chiste.
0:05:47 Un sitio clásico en Atenas era el foro de Heracles, donde se reunían unos 60 contadores del chiste que competían entre sí.
0:05:57 Cuando un chiste era bueno, como por ejemplo el del señor que se va a confesar a un cura diciendo que decía muchas más para las palabras,
0:06:08 digo que cuando un chiste era bueno, circulaba por Atenas y sólo se decía para darle prestigio, lo han contado los 60.
0:06:17 Filippo de Macedoña, el papá de Alejandro, estaba interesado en los chistes.
0:06:23 Incluso tenía alcahuetes en Atenas que le anotaban los chistes y se los mandaban.
0:06:28 Otra competencia decadente eran los acertijos, las adivinanzas.
0:06:34 Adivine que tengo la mano, que es yo.
0:06:39 El loro.
0:06:40 Un dedo al otro.
0:06:45 El si fuera vino.
0:06:46 Sí, esas cosas.
0:06:50 Yo en un tiempo pensaba que todas las adivinanzas tenían la misma respuesta, al menos las que yo formulaba.
0:06:57 Y había castigos para el que no acertaba.
0:07:01 Hubo quienes por acertar se hicieron famosos.
0:07:04 También había competencias que incluían.
0:07:07 El citar versos homéricos y completarlos con malas palabras, digo.
0:07:14 Por ejemplo, canta diosa la venganza fatal de Aquiles de Peleo.
0:07:22 Y después le decían, qué asquerosa y banal la hermana Galileo.
0:07:32 Los infantes de Carrion han robado vuestra espada.
0:07:36 Qué mancada era prestada la puja que los tiró.
0:07:46 Fueron en aumento las personas famosas por su glotonería.
0:07:50 Había competencias a ver quién comía más.
0:07:53 También para ver quién se emborrachaba primero.
0:07:56 Dejó de cuidarse la noble perfección.
0:07:59 Y hasta se quitó a los intelectuales las ganas de querer ser primeros en algo.
0:08:05 Poco a poco, allá por el siglo III a.C., el agón falseado se pobló de maledicencia.
0:08:12 Incluso había psicofantas que competían entre sí a ver quién delataba primero.
0:08:18 Los psicofantas son los delatores profesionales que cundieron en Grecia, por el siglo III.
0:08:25 Su nombre viene del igo, psico, no psico.
0:08:29 Ya que aparecieron como delatores profesionales,
0:08:33 en ocasión de haberse prohibido en Atenas la exportación de igos.
0:08:38 Cuando alguien lo hacía, era deber del buen ciudadano denunciarlo.
0:08:45 Incluso se pagaba a los delatores.
0:08:48 Mira, ahí está, fulano, que exportó igos a Persia.
0:08:53 Entonces se te pagaba.
0:08:56 Vino a descubrirse que algunos psicofantas eran en verdad falsos delatores,
0:09:02 que delataban falsos delitos, acusaban al que no había hecho nada.
0:09:06 Entonces resolvieron castigar a los falsos delatores,
0:09:09 para lo cual decidieron premiar a los que delataban a los falsos delatores.
0:09:13 Yo digo que muchos delataban falsamente a los falsos delatores.
0:09:16 Y los funcionarios entonces se tipularon premios
0:09:19 para los que denunciaran a los que denunciaban falsamente a falsos delatores.
0:09:25 Eso es todo lo que tengo que decir acerca de la decadencia del espíritu agonal,
0:09:31 que fue motor de tantas actividades nobles,
0:09:35 y terminó sirviendo de pretexto para la realización de muchísimas payasadas.
0:09:42 Hay en esta sociedad espíritu agonal, posiblemente,
0:09:48 no sé si en el sentido original, pero lo que sí hay es la competencia decadente,
0:09:59 los contadores de chisques, los que comen a ver quién...
0:10:07 ¿Cuánto huevos freíes?
0:10:09 Un chiste primero, todo eso.
0:10:11 Así que yo creo que este programa le está faltando el agón de cadente.
0:10:18 Debe quedar, perdón, dejando esto en el amategurismo, quizás un poco, ¿no?
0:10:24 Bueno, ya vieron dónde está ahí, donde estuvo Bartonoy, con la discóbola.
0:10:31 Esta señorita Comba, ahí está el espíritu agonal.
0:10:36 La competencia sin una amistad.
0:10:39 Y realmente, el afán de medirse, el afán de...
0:10:47 Yo diría que sé esto, se parece a lo que decía Ortega y Gasez sobre la nobleza.
0:10:54 Decía que el espíritu noble es el de aquel que se fija unas metas muy difíciles de alcanzar.
0:11:03 Y que si no las tiene, la vida le parece...
0:11:10 ...aburrir y despreciable.
0:11:12 El hombre noble se propone siempre metas de difícil consecución,
0:11:18 mientras que el hombre masa, dice él, la de Ortega y Andrés Masa,
0:11:24 pues lo que hace es eludir la dificultad.
0:11:30 Y eludir toda la dificultad.
0:11:32 Y no remitirse jamás a una instancia superior.
0:11:35 Mientras que, por el contrario, la criatura de selección admite que hay instancia superior,
0:11:42 se somete a ellas y trata de superar las marcas establecidas por esas instancias superiores.
0:11:52 La criatura, el hombre masa, por el contrario, nunca se somete a instancia superior.
0:11:59 Se la pasa preguntando por qué debe hacer esto y aquello.
0:12:03 Cuando su deseo es no hacerlo.
0:12:06 Bien, vamos a establecer un concurso aquí.
0:12:11 Por ejemplo, ¿quién escupe más lejos?
0:12:15 Me parece, en este lugar.
0:12:19 Esto es bueno, ¿quién escupe más lejos?
0:12:22 Pues otro, teníamos en Valle Gorrita un concurso que nos cupe más lejos.
0:12:27 Había un muchacho, Dios Higgins, que venía siempre y tenía una escupida, pero que era una bala.
0:12:37 Creo que era 17 metros con 65.
0:12:42 Binda.
0:12:43 17,65.
0:12:45 Me acuerdo como si fuera el ser.
0:12:51 Invertible.
0:12:52 Invertible, no, no le ganaba nadie.
0:12:54 Y las minas que tenía el tipo, porque imagínate.
0:12:56 Tenían todas las minas todas, con el tipo.
0:12:59 Entonces despertaba mucha envidia, porque era un verdadero ganador.
0:13:03 Y las minas, lo decía, y dice, Elvio se llamaba.
0:13:08 Elvio dice, ¿por qué no escupe para mí?
0:13:11 Me la tengo que reservar la escupida porque todavía me falta mañana con cuarto de final, la semifinal y la final.
0:13:18 Me queda la lengua seca y que algo.
0:13:21 Entonces andaba a contar las minas.
0:13:25 Y por eso le tenían envidia.
0:13:27 Pero él me confesó una vez que el antes de escupir se comía cuatro o cinco caramelo bien empalagoso y tenía la saliva pesada.
0:13:38 Igual hay que propulsar todo eso.
0:13:42 Y después sacando.
0:13:44 Tenía una posición que venía.
0:13:47 Claro, que era no doblar la garganta, todo un caño, de del estómago, todo hasta...
0:13:54 Y hay fraula, de todo el cuerpo.
0:13:57 El ángulo de la escupida.
0:13:59 Cuarenta y cinco grados, como sabe cualquier artillero.
0:14:01 Cuarenta y cinco grados.
0:14:03 Cuarenta y cinco grados.
0:14:05 Y con paso.
0:14:07 17, 16, 90 y 165, pues, tía.
0:14:12 No había viento.
0:14:14 O a lo mejor había viento, por favor.
0:14:16 Y el resultado es compacto o se dispersa como perdonero?
0:14:21 No, no, no, no, no, tiene que ser compacto.
0:14:24 Disculpe menos.
0:14:26 Lo más compacto posible.
0:14:30 Vamos a escuchar.
0:14:33 Este hombre no daba pie con bola.
0:14:36 Y dice, había riñas de gallo en la antigua Grecia.
0:14:41 Yo dije que no sabía, pero sabía que había gallinas y gallos.
0:14:45 Tanto, es así que Sócrates se murió debiendo uno.
0:14:49 Pero probablemente si había gallos, en el río le tuviera riñas.
0:14:55 Algún día se habrán peleado dos gallos, porque sí.
0:14:57 ¿Y dónde sale la riña de gallos?
0:14:59 Si no, de ver cómo los gallos se prestan.
0:15:03 Por una gallina seguro, ¿no?
0:15:05 Claro, se prestan a la riña.
0:15:07 ¿Y por qué no hay, por ejemplo, riñas de sapos?
0:15:13 Por ejemplo, sapos pacíficos, casi estultos.
0:15:17 En cambio, el gallo está siempre ahí.
0:15:20 Así que vamos a escuchar, entonces, pobre gallo Bataras,
0:15:24 que también es una, la riña de gallos es una competencia agonal,
0:15:28 que rinde gloria al gallo y al propietario del gallo.
0:15:36 La riña de gallo Bataras es un estilo que habla sobre un gallo de riña en decadencia.
0:15:45 Lo escucharemos no en la versión clásica y original de Don Carlos Bardell,
0:15:50 sino en la versión interesante de nuestro querido Alberto Merlo.
0:16:06 Pobre gallo Bataras, se te está viendo el pellejo.
0:16:20 Ya ni va a dar un consejo, como dicen te encontrarás,
0:16:28 porque estás en clenque y viejo pobre gallo Bataras.
0:16:36 Pero en tus tiempos cuidado con hacer bulla en la siesta,
0:16:44 se te paraba la cresta y había el arena un final,
0:16:51 y sígano más las fiestas cuando en tus tiempos cuidás.
0:17:10 Pera de larga cuescuela como cola de peludo,
0:17:17 que a más de andar entra en yudo, era guapo sin abuela,
0:17:24 porque hasta el más corajudo sintió terror por tu escuela.
0:17:31 Y en los días de domingo, si había depositadas,
0:17:39 ya andaba de madrugada sobre el lomo de mis pingos,
0:17:46 había que ver tu parada pocas plumas el domingo.
0:18:05 Y si escaseaba la plata cuando andaba medio tristón,
0:18:13 entre brinco y reculó, me picaba la alparganta,
0:18:21 como diciendo patrón ya sabe si anda sin plata.
0:18:29 Pobre gallo Bataras, nunca te echaré al olvido,
0:18:39 pimentón y maimo olido, no te ha de faltar jamás,
0:18:47 porque soy agradecido, pobre gallo Bataras.

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