Transcripción automática
0:00:00 La expulsión de Roger de Saint-Léry duque de Vélégade.
0:00:07 Vamos a ubicarnos en Francia en el año 1592.
0:00:11 Por esos tiempos, el Reganrique IV tenía como amante, como favorita, a Gabriel III, una rubia muy amosa.
0:00:22 Había conseguido amarla después de muchas dificultades, incluso cuando todavía luchaba por conseguir el reino.
0:00:29 O sea, se ha dicho que Enrique llegaba a la corona de Francia, en que tenía en realidad reyes de Navarra, después de una cruenta guerra así.
0:00:40 Para hacer su hija, Gabriel, Enrique elevó a sus parientes a cargos altísimos, se acercó a ella el impresor del campesino
0:00:49 y hasta conquistó ciudades que estaban en poder de los cartólicos, en el apropetante,
0:00:55 y que no tenían ningún valor estratégico, nada más que por capricho de ella.
0:00:59 Todo eso hizo para levantarse.
0:01:01 Pero vamos a retroceder algunos años para presentar a un personaje importante.
0:01:06 Una noche, hablando el rey con sus nobles de la belleza de las amas en la corte,
0:01:12 él dijo que la mujer más hermosa que había visto era Claude de Bobillieu, un amante que él tenía por entonces.
0:01:20 Tuvo muy bien al rey, en decir que la mujer más reisa que había conocido era una de sus amantes, no va a decir que era una de afuera.
0:01:28 Y saltó entonces el duque de Bregard, que se llamaba Roger de Saint-Lauret,
0:01:33 y que era caballerismo mayor del reino, y dijo que el rey cambiaría de línea si viese a la señorita de Estrée que era su pretendida.
0:01:44 Unos días más tarde, el duque pidió permiso al rey para marcharse a Cuba, cerca de Suafón, para ver a su mujer querida.
0:01:55 Y Enrique, entonces, amado, decidió acompañarla, se te acompaña, y el duque de Bregard se inquietó y tenía razón.
0:02:05 Es que al ver a la novia de su corte sano, Enrique se enamoró perdidamente.
0:02:10 Tanto fue así que, pocos días después, citó al duque y le dijo,
0:02:15 «Caballero, no me gusta compartir a mujeres como tampoco el reino, os riego que dejáis de pensar en la señorita de Estrée.
0:02:23 Bregard, estupefacto, fue a poner a la biel de la decisión real.
0:02:29 Ella se enojó y se rechazó al rey, pero las acciones que citamos al comienzo, terminaron por ser un cierta.
0:02:37 Bregard, que había quedado fuera del juego, quedó abatido.
0:02:43 Finalmente consiguió mantenerse cerca de su amada en secreto.
0:02:49 Aunque Gabrile ya andaba con el rey, recibía esporadicamente la visita del duque desplazado, y así fue por largo tiempo.
0:02:59 El rey Enrique aprendía muy bien a Gabrile, pero cada tanto, vele tarde, se daba una vuelta.
0:03:07 En el mes de agosto de 1592, Enrique IV sentido de que Gabrile continuaba viendo al duque.
0:03:17 La verdad que ella pensaba que el rey se iba a aburrir y pensaba a casarse en algún momento con el duque de Bregard.
0:03:27 El rey, enfurecido, buscó un medio de eliminar a que el novio ospinado, sin desatar un escándalo,
0:03:34 se puede pensar que uno se trata que más, creyó que lo más sencillo era casar a Gabrile con otro tipo, con un tipo complaciente.
0:03:43 Esto se usaba mucho en la corte de Francia.
0:03:46 Cuando el rey tenía una favorita, la casaba con un neato, a el cual la mina no le importase mucho,
0:03:53 que le daba un nombre, una seguridad, y más que nada la seguridad de que la mina no iba a empezar a hablar con el novio.
0:03:59 Y además tenía que tratarse de un hombre que accediera a que el rey le pusiera los cuernos con la mayor comodidad.
0:04:10 Finalmente encontraron al Nicolás Damerbal, noble de Liancud, que se casó.
0:04:17 Para que no sospecaran la maquinación del rey como realidad era, Enrique entregó al viejo de Gabrile.
0:04:27 50.000 escudos de oro quedan muchísimo.
0:04:29 Y por esa guita, el padre debía hacerse el otario y simular que la decisión del casamiento con Damerbal era sencela.
0:04:38 Escúcheme, señor Estré, me pio la pio, la dijo el rey.
0:04:45 Yo ando con su hija, usted sabe que es la favorita, y la quiero casar con algún sabor.
0:04:51 Tome 50.000 de lala y diga que fue usted que se le ocurrió casar con este tipo.
0:05:00 No, no se gaja.
0:05:02 Y lo dieron bien, así se dijo.
0:05:05 Gabrile se volvió loca cuando se enteró de que la echaban en brazo de un personaje espantoso como era Damerbal.
0:05:13 Protestó y se me ocurrió escribir al rey para pedirle ayuda.
0:05:17 Reciendo que el rey no tenía nada que ver, le escribió,
0:05:19 se, le dijo, me quieren casar con este, que te crees.
0:05:21 Enrique IV recontestó que no debía temer, puesto que él impediría la ceremonia.
0:05:27 Tranquilizada Gabrile esperó la intervención de Enrique a cabucinistantes.
0:05:31 Bueno, como era de esperar, llegó el día de la boda y el rey no se presentó.
0:05:35 Gabrile tuvo que marcar al altar, no más con el neato.
0:05:39 Igual ella confiaba en que el rey se presentaría antes que llegara la noche de boda.
0:05:45 Pero tuvo que rendirse, no, ante la evidencia.
0:05:48 El rey la había abandonado a quien matrimonio que finalmente impedía un casamiento con Velgar.
0:05:54 La noche de boda fue lo más buenizastrosa.
0:05:57 Gabrile, que parecía una muchachadosa, mostró toda su apatía y el novio clavudico.
0:06:05 Dice la crónica, tenemos la crónica que no se ha llegado aquí.
0:06:09 Abatido, Nicolás de Merbal se levantó y fue hacia una ventana con la esperanza de que la brija nocturna actuase denéficamente sobre su bombrilla.
0:06:21 Un tanto absurda.
0:06:25 Hay muchos estímulos entre los que no me parece que pueda aconcarse la brisa nocturna.
0:06:33 Sabe que uno se venga un poco de ese pedazo.
0:06:37 El caso que, al cabo de un rato de ventilarse, sintió un escalo frío y estornudó.
0:06:46 Y ese fue todo el efecto que la brisa produjo en él.
0:06:52 En octubre de 1592, la corte de Enrique se instaló en Sendemí.
0:06:58 Gabrile vivía resignada a su marido y a las visitas recurrentes del rey
0:07:04 y también a que su amado Velgar llegara cada tanto, por elegamente, a promigarle alguna alegría.
0:07:10 Un día que avisaron al rey que la estrofa del principio de Parma amenazaba la frontera.
0:07:16 Enrique marchó al frente de Bantasa.
0:07:20 Al día siguiente se presentó en Sendemí el duque de Velgar.
0:07:24 Y se había enterado que el rey estaba en la frontera y quiso aprovechar esa ausencia.
0:07:30 Gabrile se emocionó al verlo y por la noche se encontraron una cama para fechecar el encuentro.
0:07:36 Se encontraba un pape tecares de encuentro chamar.
0:07:40 Se encontraba en una cama para fechecar.
0:07:44 Apenas Enrique había iniciado su marcha hacia la frontera,
0:07:48 sentido que el duque de Parma se había muerto y que las tropas afectadas por este fallecimiento
0:07:54 de las tropas de la enidad se habían desparramado.
0:07:58 Esto se hizo más o menos, pero fue nada.
0:08:02 El rey Enrique se dirigió a los aposentos de Gabriel que estaba con Velgar.
0:08:08 El duque fue avisado al último momento y aterrado se escondió en una piecita anexa,
0:08:14 un gabinete que obligeaba modo de despensa y del cual sólo la dama de compañía de Gabrile tenía las llaves.
0:08:22 El caso es que la dama de compañía encerró a Velgar en la piecita y se fue.
0:08:29 El duque de Gabriel abrazó a su querida y quiso entrar al gabinete anexo de la despensa
0:08:35 para buscar unos salvajores, unos angullistas, unas confituras, decían los franceses.
0:08:43 De la confitió.
0:08:47 Que era lo que habitualmente se guardaba en ese armario, unas cosas ricas.
0:08:53 Pero Enrique encontró la fuerza a caba y pidió a la llave, ¿y dónde estaba la llave acá del armario?
0:08:59 Que me había comido un corribil.
0:09:03 Gabriel le dijo que la tenía a su dama de compañía, pero que ya se había ido.
0:09:07 Y Enrique sospechó y empezó a volcar a la fuerza para derribarla.
0:09:15 Gabriel le dijo que aquel ruido le provocaba un dolor de cabeza.
0:09:19 Enrique se fue afortunado y siguió.
0:09:21 Velgar, al ver que próximo iba a ser descubierto, abrió una ventana que daba a los jardines
0:09:27 y se dispuso a saltar.
0:09:29 Eran diez metros.
0:09:31 Pensó que era más peligroso enfrentar a Enrique y se tiró nomás.
0:09:35 Lo favoreció a la tierra mojada.
0:09:39 No se rompió nada y pudo disparar.
0:09:41 Enrique finalmente abrió la puerta y se sorprendió con no encontrar a nadie.
0:09:45 Se hizo dotario, agarró unas pastillas de mente y volvió a la cama.
0:09:51 Pero aquella aventura le dio confianza al duque de Pedro y Garda que continuó afectando
0:09:58 visitas a Gabriel.
0:10:00 Y una de ellas, la hemos contado varias veces, y es ésta.
0:10:06 Velgar estaba en la habitación cuando resonaron en el pasillo los pasos del rey.
0:10:12 Entonces se condio bajo la cama.
0:10:14 Enrique IV entró, se desnudó, se acostó junto a Gabriel, y tras haberle demostrado
0:10:20 su estimación pidió otra vez unas turrones, unas confituras.
0:10:26 Empezó a comer y estaba morfando así en un dulce, en un caramelo, en una colocina,
0:10:32 y ojo bajo la cama un chasquiro insólito.
0:10:35 Era el pobre Velgar medio en tu mesillo que intentaba cambiar de postura.
0:10:42 Enrique IV contempló a Gabriel y le dio la angustia en sus ojos.
0:10:49 Comprendiendo que su riba se hallaba allí debajo de la cama, llenó un plato con confituras
0:10:56 y lo puso debajo de la cama.
0:10:58 Y dijo, tener caramba, todo el mundo tiene derecho a la vida.
0:11:04 Luego, dejando a Gabriel y a Belgar, completamente tupefactos y lleno de vergüenza, se fue,
0:11:12 riendo a carcarla.
0:11:14 Muy bien, Velgar abandonó sendenía a distante y el rey creó haber celebrado de él.
0:11:20 Pero un tiempo más tarde, Enrique interceptó una carta que su amante escribió a Velgar
0:11:25 y comprobó que los sentimientos de la joven hacia su rival eran más intensos de lo que
0:11:30 había venido.
0:11:32 Enrique se encerró a sus aposentos y escribió una carta de amor que fue extraordinariamente
0:11:38 riba.
0:11:39 Carta que se conserva, carta que fue al dada, me parece por alén de Coe y revelada por
0:11:47 este al libro.
0:11:49 Esta carta que se leí, bueno, es una carta muy bien escrita pero muy clara, muy concisa,
0:11:56 muy operativa.
0:11:57 Y esa carta produjo tal impresión en Gabriel que rompió definitivamente con el duque de
0:12:02 Belgar y el duque no tuvo consuelo.
0:12:07 Las cómicas dicen que se rodeó de muchas mujeres demostrándole a Gabriel que necesitaba
0:12:15 de todas ellas para apenas conseguirlo entrasar.
0:12:20 Bueno, esta es la carta.
0:12:23 En la historia de los amores, el duque de Belgarle con Gabriel de estrés, de estrés
0:12:30 la favorita, la amante, Enrique Cuartona, después no pudieron casarse.
0:12:34 Debe haber sido la mujer que más amonde.
0:12:37 Bueno, murió Gabriel.
0:12:39 Sí, algunos dicen que era liquida.
0:12:43 ¿A quién quiere dedicar esto, por favor, Roland?
0:12:48 Disculpen, es que yo mientras usted dedica, me meto en el cuarto contigo, que va a buscar
0:12:53 un duque de Belgarle, que va a buscar un duque de Belgarle, que va a buscar un duque
0:12:58 de Belgarle, que va a buscar un duque de Belgarle, que va a buscar un duque de Belgarle,
0:13:04 que va a buscar un duque de Belgarle.
0:13:09 Que me meto en el cuarto contigo, que voy a buscar algunos dulces, algunas conflicturas,
0:13:15 algunos purrones, algunas garrapiñadas, algunos medallones de menta, algunos bombones dolcas,
0:13:22 algunos caramelos miski o caramelos semi cristals o los sabalos urbano.
0:13:27 Sabalos Urbano.
0:13:30 Bueno, yo mientras le dedico la charla entonces a Claude y a Gabriel, que son las dos mujeres, las dos hermosas, acá paré con él en esta relato.
0:13:39 Y por esos dos gestos, por el de perdonar la vida y el de escribir una carta tan bien que demuestra la puerta de las palabras, a ver si no que pudo con las palabras lo que nadie ha podido con otras cosas.
0:13:50 A veces se puede.
0:13:51 Por un razon, generalmente.
0:13:52 Por ese gesto, en esa parte sí, con el de más al Rey.
0:13:55 Bueno, hemos ido a la discoteca pero estamos cerradas.
0:14:01 Así que, creemos...
0:14:02 Estaba cerrada.
0:14:03 Estaba cerrada.
0:14:04 Estaba cerrada con llave.
0:14:07 Y faltaría así.
0:14:09 Pensamos en la carta, en la ficaz carta de Enrique, y en todas las cartas que pueden hacer algo por un amor.
0:14:19 Y decidimos la falta de risco de la discoteca, poner uno a nuestro, que es el hermoso Valls, que se llama Tarcheta Postal, que proviene de la película que se llama La Valera, que proviene de la obra de Samuel Ayer van, que se llama Untal Cervando Bon.
0:14:36 El Valls es Tarcheta Postal y, lamentablemente, lo voy a cantarlo, pero el acompañamiento de Fernando Marzán es, creo, de la mente súper.
0:14:46 Ahí la.
0:15:46 Mi amigo, me pagues, te duele nunca, te ves de la postal.
0:15:54 Por tanto, su harina en la calle, nos hace la luna, gobierna, te guiar.
0:16:04 La casa de patio, querido, la gente sencilla, y el día es colunal.
0:16:13 Me dejo el venalfario perecibido, como la mariza Tarcheta Postal.
0:16:25 Y lo que me pido, a tiempo se entreverró, son destinos charlando en un corazón, y lo que pido, coqueteó sus venceros,
0:16:51 los recuerdos que me cansan, los que me acorció.
0:16:55 Voy aquí con el uso que yo añoro, con el oro que querido de este Valls.
0:17:05 En la tinta promoca que no existe, tu porca que ya inseriste, te puede mirar a dos naves.
0:17:14 Tu lavaras los barrios de tarde, tu el sueño de luna, te ves de la postal.
0:17:24 Por tanto, su harina en la calle, nos hace la luna, gobierna, te guiar.
0:17:33 La casa de patio, querido, la gente sencilla, y el día es colunal.
0:17:43 Me dejo el venalfario perecibido, como una mariza Tarcheta Postal.
0:18:04 Hemos escuchado a Alejandro Dolina interpretando el piano y castillo Tarcheta Postal.
0:18:13 Ese tema está incluido en el disco Tangos del Barro del Incierto.
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