Transcripción automática
0:00:00 La indignación de Viterico.
0:00:03 Vamos a contar la historia de un rey disiguardo, ese era el tal Viterico.
0:00:07 Ese rey gobernó a comienzo del siglo VI, después de Cristo, en lo que más tarde se constituyó como España.
0:00:14 Los nombres de los personajes que citaremos aquí no suenan ni latinos ni castellanos,
0:00:21 primero porque los disiguodos eran hermanos y entraron en la península,
0:00:27 a comienzo de siglo IV y segundo porque nuestra pronunciación es execrable.
0:00:31 Hay que decir que los disiguodos eran los jugos de los Ústrogodos,
0:00:36 en comparación con los óstrogodos que eran los jugos del Ústrogodin.
0:00:41 Así como seguramente ya habrán supuesto los más pícaros de nuestros Ústrogodos.
0:00:48 En el año 603 reignaba, entre los disiguodos, el señor Luba, Luba II.
0:00:58 Al año y medio de su reignado se tramó contra Luba una conspiración.
0:01:04 El noble Viterico, que estaba al mando del ejército, era el instigador.
0:01:10 La conjura triunfó y Viterico apresó a Luba.
0:01:15 Inicialmente se limitó a cortarle la mano derecha, corte que más allá de los obvios inconvenientes,
0:01:22 imposibilitaba a Luba para cercer el poder, porque la corte disiguoda no podía reinar un hombre
0:01:28 sin su mano derecha y ni siquiera uno del que les fuera cortado el pelo completamente.
0:01:33 Habrá dicho, Luba, ¿por qué no me pelaron?
0:01:37 Lo siempre es preferible.
0:01:39 En cualquier caso, poco después Viterico juzgó más seguro matar a Luba y así lo hizo.
0:01:45 Desde entonces Viterico fue el bueno absoluto del pueblo y siguió.
0:01:49 Su corte estaba en Toledo.
0:01:51 El rey tenía una hija hermosa a la que cuidaba mucho, que se llamaba Hermendorga.
0:01:58 En el año 607 se presentó en Toledo una embajada del rey que obrico II de Borgonia
0:02:04 que era un muchacho de 20 años.
0:02:06 Los embajadores francos, francos en su nacionalidad, no en su sinceridad,
0:02:14 habían llegado hasta allí para pedirle a Viterico que aceptara una petición de matrimonio.
0:02:22 Pretendían llevarse a Hermendorga para que Tiodorico se casara con ella.
0:02:27 El rey Viterico alagado estaba dispuesto a chever, pero primero quiso tomarle el peso a los enviados.
0:02:34 Prefiere la crónica que Viterico dijo.
0:02:37 Han contado que vuestro rey Tiodorico mantiene en su palacio buen número de concubinas
0:02:42 que ya le han dado varios hijos, como diciendo, no hay que creer que mi hija se va a entregar a cualquier divertismo.
0:02:49 Los embajadores respondieron que eran tropiezos de juventud de su rey,
0:02:55 juventud que estaba plenamente vigente de cualquier modo,
0:02:58 pero que cuando tuviera en su corte una mujer como la gente se convertiría en un digno esposo.
0:03:04 No se dijeron los embajadores.
0:03:06 Viterico, el padre de la cica, dijo que no estaba dispuesto a dejar partir a la princesa sin ciertas garantías.
0:03:13 Los enviados borgoníes discutieron unos días y se presentaron al rey Vísigodo con un juramento.
0:03:20 Le juraron a Viterico en nombre del rey Tiodorico que la princesa jamás iba a ser ni destrolada ni ofendida ni repubilada.
0:03:31 Viterico quedó a la princesa.
0:03:33 Sin tardanza entregó a su hija a los embajadores y añadió como ya por unos esplendios regalos para su llarno.
0:03:42 Tiodorico de Borgonia celebró con grandes fiestas la llegada de la princesa a su corte
0:03:48 y la crónica que ella esperaba anhelante el momento de consumar su unión.
0:03:55 Pero la boda vino a complicarla.
0:03:58 La que verdaderamente mandaron a la corte de Tiodorico era su abuela, la abuela Tiodorico, que se llamaba Bruna Kilda.
0:04:06 Y esta señora temía que la princesa, el memberga, viniera a quitarle poder.
0:04:13 Tiodorico era un señor muy bocín y la presencia de una mujer joven, atractiva y el ocuente, podía ser peligrosa para la vieja.
0:04:24 Eran precisamente los enemigos políticos de la abuela Bruna Kilda los que habían convencido al Tiodorico de que se casara.
0:04:33 Y entonces la vieja hizo de todo para que el casamiento no se realizara.
0:04:38 Primero llamó a su nieto y le dijo que la princesa extranjera no le convenía, que habían sido bochornosos de los juramentos que sus embajadores habían lanzado en toledo.
0:04:45 La vieja agregó que jamás ningún monarca franco había sido tratado con tanto escarnio al que hacía yo.
0:04:51 Tiodorico un poco asustado, dijo que bueno, pero que él le había comprometido su palabra de rey y que ahora no podía suspender el caso.
0:05:00 Bruna Kilda notó que la sanidad estaba un poco difícil.
0:05:04 Entonces, en vez de tratar de convencerlo con sermones, tentó a su nieto con otro procedimiento.
0:05:13 Ordenó a unos muchachones licenciosos que vivirían a Tiodorico con francachelas interminables y que le presentaran cada día a las mejores damas de la región.
0:05:25 Y eso pareció de resultado.
0:05:29 Aunque la princesa Hermenberga ya estaba en la corte, Tiodorico parecía no pensar en la bora y seguía ahí con todo el ardor de la juventud entregado a las divorciones y los holborios que los amigos te le preparaban.
0:05:44 Cada una de estas damas con las que Tiodorico se encontraba le sugería, en mitad de los combates amorosos, que no se casara o si no le pedían a ellas mismas casamientos, pero te lo hagan a los.
0:05:59 Tiodorico ya maravillado por la sucesión de aquellas jornadas, terminó por confesarle a su abuela Bruna Kilda lo que la vieja quería oír, que no se casaba nada.
0:06:11 Contento y también omnubilado, Tiodorico devolvió a Hermenberga a la corte de Viterico después de haberla despojado de sus tesoros, y se quedó con los regalos.
0:06:22 Ah, mira, le puso en la estampilla en la nuca y la mandó a su casa de un señor.
0:06:29 Por su parte, la previsora abuela Bruna Kilda se preocupó de que no le faltara a Tiodorico la adecuada compañía para que no le sobreviniera la responimiento.
0:06:40 Y se siguieron las fiestas y las muchachas.
0:06:44 Bueno, imagínense cuando Hermenberga llega a su casa y se encuentra con Viterico, con Viterico, Viterico se enojó de tal modo que declaró la guerra.
0:06:58 Sólo vivió para vengar a su hija, mandó mensajeros a todos los reyes y amigos de Tiodorico para incitarlos a una guerra.
0:07:06 Y se armó una liga que luchó contra la Gorgonia durante un par de años.
0:07:11 Dentro de la corte de Tiodorico, el monje irlandés columbano reprobó la altitud del rey ante la princesa expulsada.
0:07:21 Tiodorico, para ablandar al monje columbano, le juró alegremente que se alejaría para siempre de sus favoritas.
0:07:29 Pero al día siguiente columbano fue conducido con una fuerte esconda hasta la frontera más próxima y ahí le pusieron otra estampilla en la noche.
0:07:37 El caso que después de varios enfrentamientos, la coalición contra Tiodorico que había armado Viterico, se hizo al diablo.
0:07:43 De todos modos, la boda fracasada sirvió de escarmiento a los sucesivos monarcas visibodos.
0:07:51 No se conoce ningún otro intento posterior de matrimonio dinástico con los francos.
0:07:57 En el año 610, falleció otro Tiodorico, según la crónica, estenuadas una naturaleza por una vida de desenfreno y licencia.
0:08:08 Tenía 23 años de edad.
0:08:10 ¡Va!
0:08:13 Doctor, usted como como médico, piensa que alguien se puede estenuar por desenfreno y licencia.
0:08:27 ¿A los 23 años o cualquier edad?
0:08:32 Eso más bien contribuye a mantener la salud.
0:08:36 Sí, claro, más fortalece.
0:08:38 Es hijo de aquella vieja creencia, Alejandro.
0:08:41 Sí, sí, por ejemplo, quería tanto eso que se moría.
0:08:44 Es psicológico eso.
0:08:47 ¿Se cree que se muere como una magia, no?
0:08:50 No, no es magia.
0:08:53 En ese mismo año, en 610, también murió viperico, fue víctima de una confinación y lo asesinaron en un banquete.
0:09:01 Y no tenía mucha suerte, que lo asesinan a uno en un banquete.
0:09:05 Es muy desagradable.
0:09:08 El caso es que con la muerte del rey, la princesa repudiada, Hermenberga, desapareció de la historia y no hay cronista que tuente nada más a cerca de ella.
0:09:21 ¿Qué habrá sido esta música?
0:09:24 ¿Con quién se habrá pasado?
0:09:26 ¿H habrá sobrevivido, cataena, conspiraciones y de banquetes legales a los que eran sometidos los reyes de la que le entonces?
0:09:39 Es lo que nos gusta decir cuando no sabemos.
0:09:41 Atribuir al género humano la ignorancia que suene canmentenuera.
0:09:46 ¿Qué es la historia de la indignación de viperico, de la expulsión de Hermenberga y de la tradición de Ciororico?
0:09:55 Porque escuchar la tradición no.
0:09:58 Él lo prometió casamiento y nunca la iba a repudiar y la repudió y se le quedó con los regalos y se le quedó, sí, se lo peor.
0:10:07 Por lo menos me hubiera devuelto los regalos.
0:10:11 Es el libro que escribió.
0:10:14 ¿Viperico?
0:10:15 No, Jorge Duvati.
0:10:18 Contando como un quimielero no le pagó cuando le jugó al ventisino.
0:10:27 ¿A quién quiere dedicar este libro?
0:10:30 Obviamente la princesa Hermenberga, Alejandro Mita, porque la garruna abrió contra la vieja.
0:10:35 Ah, la abuela Brunequilda.
0:10:40 Sí, lo arrendía.
0:10:42 Mira que esto vieja es mala, pero ella es la peor.
0:10:45 O la segunda.
0:10:47 ¡Ahí es!
0:10:59 Puesto a elegir un tema musical, nos quedamos con una bellísima canción de un guitarrista oriental, de un guitarrista oriental.
0:11:14 Que, si lo damos justamente, no la quiero más, que es lo que dijo, que honoricó, cuando los amigos le presentaban ninas mejores que su madre.
0:11:25 Así que, no la quiero más, es una canción de Don Alberto Mastra, que va a cantar acompañándose el mismo, y veis ya, mente, con la guitarra, don El Mundo de Viera.
0:11:36 Y la vida, la vida de los reos.
0:12:01 Y la vida, la vida de los reos. La oportunidad, que volve a vivir donde ha hecho, no la quiero más.
0:12:22 Son tan malos, todos los recuerdos que ya me dieron.
0:12:29 Que si me lo volver a vivir, ya le digo que no.
0:12:39 Cada vez me les supe pedir algo, me dijo.
0:12:50 Siendo que para hacerme feliz, o cuán sí aballó.
0:13:00 Si hoy la vida, me diera de nuevo otra vida y la oportunidad de volver a vivirla otra vez, no la quiero más.
0:13:20 Son tan malos, todos los recuerdos que ya me dijo.
0:13:38 Que si me lo volver a vivir, ya le digo que no.
0:13:48 Cada vez que les supe pedir algo, me dijo.
0:13:58 Siendo que para hacerme feliz, o cuán sí aballó.
0:14:08 Si hoy la vida, me diera de nuevo otra vida y la oportunidad de volver a vivirla otra vez, no la quiero más.
0:14:33 No la quiero más.
0:14:51 Ha cantado el mundo rivero de Mastra, no la quiero más.
No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!