Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

23 de Marzo de 2016

La lucha contra el dolor en la medicina

Transcripción automática

0:00:00 Continuamos, la veganza será terrible, estamos en nuestro galponcito de la calle Gorriti, 5.9.6.3.
0:00:06 Mañana ya estaremos en Paisandú, mañana y pasado, mañana en el Teatro Florencio Sánchez de Paisandú,
0:00:14 y el viernes retornaremos aquí al galponcito a la media noche,
0:00:19 nos esperamos ahí en el horario habitual del programa.
0:00:22 Muy bien, hablaremos esta noche de la lucha contra el dolor, que parece un invento de mis peores momentos de escritor.
0:00:33 Pero no, la lucha contra el dolor es la medicina, que otra cosa es la medicina, sino una lucha contra el dolor.
0:00:43 Así queremos un catálogo a través de las costumbres, de las culturas,
0:00:47 para ver qué es lo que hizo el hombre para que le doliera menos, o para que no le doliera.
0:00:55 Cualquier cosa, no importa qué.
0:00:57 Hay que decir que esta lucha tuvo lugar siempre en una vida marcada por el dolor.
0:01:03 Recuerde que en la tradición bíblica, el castigo divino contra Eva fue el de sufrir dolores en el parto.
0:01:10 Pero la vida toda está llena de dolores.
0:01:13 Se me dirá que esa es una concepción poética del asunto y que un dolor de muelas es una cosa bien distinta de un padecimiento del alma.
0:01:21 No estoy seguro de mi respuesta.
0:01:23 Cada sociedad ha utilizado diversos artificios para eludir el dolor.
0:01:30 Nos instalamos en el siglo primero después de Cristo,
0:01:34 y usted sabe que cada vez que había un parto, se aconsejaba distraer a la parturienta,
0:01:41 y entonces se armaban algunas escenas.
0:01:45 Nuestro amigo Apoloño de Tiana recomendaba introducir una liebre viva en el local donde había ocurrido el parto,
0:01:56 para que la liebre diera saltos y entreteniera a la mujer.
0:02:01 Consiste entonces en entretener a la víctima de posible dolor como si éste fuera a desaparecer por no pensar en él.
0:02:11 Bueno, lo que se dice ahora.
0:02:13 Es lo que hacemos ahora.
0:02:15 En España también ponían una liebre viva entre los senos de la parturienta.
0:02:19 Llamaban a cantores y músicos para ayudar a pasar el trans.
0:02:25 Sí, se dice Pascua.
0:02:28 Era tratar de distraer a la psique hacia otros focos de atención.
0:02:38 No sé qué haría una liebre entre los senos de la parturienta,
0:02:43 pero se trataría de una distracción general.
0:02:45 Es raro encontrar una liebre así.
0:02:49 Bueno, mucho más tarde, San Alberto Magno, no mucho más tarde,
0:02:54 pensó para aquellos dolores, lo departo, una receta bastante pintoresca.
0:03:00 Se debían tomar partes iguales de caracoles rojos y de romero.
0:03:06 ¿Qué tal romero?
0:03:07 Luego desmenuzarlos, luego dejarlos en una caja de plomo cerrada,
0:03:13 rodeada de estiércol de caballo.
0:03:16 Y después se ponía aquella pasta en el cuerpo de la mujer.
0:03:22 Note, sé que en aquella época el 30% de las mujeres fallecían de fiebres o infecciones al dar a luz.
0:03:31 Una cifra que de ningún modo era disminuida por la aplicación de semejante bosta en el cuerpo.
0:03:38 Se usaban también por esta época brasaletes mágicos, anillos, piedras, cosares,
0:03:45 todo tipo de amuletos contra el dolor.
0:03:48 Y tan generalizado estaba ese uso que en el año 1600 el Concilio de Burreos
0:03:55 prohibió aquellas prácticas por considerarlas supersticiosas.
0:03:59 Es decir, cuando algo se generalizaba lo condenaban por supersticios.
0:04:04 Hablemos de las sustancias usadas.
0:04:07 Ya los humerios, los chinos, los estruzcos y los egipcios
0:04:11 conocían las bondades de la mandrágora, el opio, el velenio.
0:04:18 Acá dice otra cosa, pero yo traduzco al mismo tiempo.
0:04:23 Estas sustancias se utilizaron principalmente en Europa para adormecer al paciente
0:04:32 antes de una operación.
0:04:34 Shakespeare mismo los cita en hotelos, el Xillago, dos puntos.
0:04:40 Ni a Amapola ni a Mandrágora ni todas las soluciones adormeceronas del mundo
0:04:46 te provocarán nunca el dulce sueño.
0:04:49 Pero claro, Shakespeare se refería a otro dolor, quería calmar otro dolor.
0:04:54 Las sangrías para producir agotamiento y poner al paciente en condiciones
0:05:00 de que no sintiera el dolor, hay que se lo iba a someter,
0:05:04 si hacían con sanguijuelas.
0:05:06 Bueno, hasta el primer año que yo sanguijuele, como pasangrias,
0:05:10 se creía que si te sacaban sangre se producía una especie de sopor
0:05:16 y uno se volvía insensible a los dolores.
0:05:19 Pero tanto este remedio como otros, en verdad no producía mucha insensibilidad
0:05:26 y no servían tampoco para su primer.
0:05:29 Sabe que los movimientos involuntarios de los músculos que el dolor provoca
0:05:34 y que son muy molestos para el médico que tiene que realizar una operación.
0:05:39 Lo principal para el médico es que el tipo se quede quieto.
0:05:43 Si yo le quiero extirpar a usted el apéndice, y usted se sigue moviendo este modo, señor,
0:05:50 le voy a extirpar cualquier cosa menos el apéndice.
0:05:54 Sí, y que no está ahí el apéndice.
0:05:56 No, quien utilizó exanciosamente los específicos derivados de la amapola
0:06:03 para extinguir dolores fue nuestra amiga Josefina, la primera esposa de Napoleón.
0:06:09 Josefina tenía la dentadura más bien podrida y fue perdiendo irremediablemente sus piezas dentarias,
0:06:19 una por una, si tenía suerte, porque a veces le caían de a dos o tres.
0:06:24 Para que la gente no se diera cuenta, comenzó a usar pañuelos, abanicos,
0:06:30 se hizo una persona más circunspecta, se reía menos,
0:06:34 como hacen los jugadores de fútbol cuando se confían en sus secretos.
0:06:42 Pero también le dolía y entonces tomaba obvio,
0:06:45 y tomaba tanto obvio que se apolillaba en todas partes, en el teatro, en la ceremonia,
0:06:51 y había que sacudirla, me refiero a Josefina.
0:06:55 El alcohol también ayudó a dormecer dolores y padecimientos.
0:07:01 Muchos cirujanos lo utilizaban en sus intervenciones.
0:07:05 Ahí había un médico inglés, Astley Cooper, que recomendaba a sus pacientes
0:07:12 que se presentaran ya borracho a la mesa de operaciones.
0:07:17 En tal estado operó nada menos que al rey Enrique IV de Inglaterra,
0:07:21 que tenía no sé qué en el marote.
0:07:23 Parece que tan curdo estaba el rey, que entró a la sala riendo, o sea carcajada,
0:07:28 y cuando vio los instrumentos del médico,
0:07:31 los bisturipis, astigueras, todo eso,
0:07:34 lo condenó al médico y a todos los presentes a muerte.
0:07:39 Actos seguidos se les malló.
0:07:42 Más tarde, siendo la operación exitosa, le dieron a Cooper el título de Barón.
0:07:48 Bueno, por supuesto le perdonaron la asistencia de muerte,
0:07:51 porque de qué sirvió un varón si está muerto.
0:07:54 Hay que decir que tanto en las guerras como en el mar,
0:07:58 el recurso de unos buenos tragos era la rutina
0:08:02 cuando alguien debía introducirse, que serán campos de batalla o alta mar.
0:08:09 A principio del siglo XIX había un dentista, un dentista americano,
0:08:15 Horas Wells, hemos hablado de él muchas veces,
0:08:18 que comenzó a probar caminos alternativos para adormecer a sus pacientes,
0:08:24 y empezó a trabajar con anestésicos hechos en laboratorios.
0:08:28 Ya existía el oxidonitroso,
0:08:31 que era un gas que ya había sido estudiado por Canfri-David, en el año 1800.
0:08:36 Se conocían ya ciertas propiedades turbadoras de la serenidad.
0:08:42 Se los llamaba gas hilarante porque la gente se reía,
0:08:46 y por esta razón se usaba en kermeses y ferias.
0:08:51 Siempre había algunas parrandas donde el público, por divertir,
0:08:54 dice nomás, inhalaba el gas o mejor se divertía mirando a quién lo inhalaba.
0:09:00 Y bueno, el tipo que lo inhalaba, ciertas clases de tonterías,
0:09:03 y reía hasta caer redondo.
0:09:06 Un día el dentista Wells paseaba por una feria
0:09:09 y se armó una pelea entre dos hombres que habían inhalado ese gas.
0:09:13 Uno de ellos le pegó un golpe tremendo en la cabeza al otro,
0:09:18 y el perjudicado continuó ríéndose y nísemos que no tenía, al parecer, sensación alguna de dolor.
0:09:27 Wells comprobó enseguida el efecto anestésico del gas
0:09:32 y comenzó a usarlo en su consultorio.
0:09:35 Primero lo hizo con su propia persona, se sacó una muela.
0:09:39 No se aclara aquí si realmente le dolía la muela
0:09:43 o si se la sacó en aras del progreso de la medicina.
0:09:47 Pero se sacó una muela, el tipo, y no le dolió.
0:09:51 Se presentó entonces en la universidad de Harvard para presentar el hallazgo,
0:09:57 pero las idocentistas eran tenidos como prácticos indignos de estar entre los médicos
0:10:04 y les abotearon la prueba, ya se sabe cómo son en Harvard.
0:10:08 Parece que Wells llamó a un estudiante de medicina, que se prestó para la prueba,
0:10:14 y aplicó el oxidonitroso, y por mal a fe el estudiante empezó a dar unos gritos impresionantes,
0:10:20 que es lo que hubiera hecho yo.
0:10:23 Yo le digo a tipo, sí, sí, a ver, por más que no me doriera, yo hubiera empezado...
0:10:29 Junto con todos los tiempos.
0:10:31 Amigos míos, que eran los que estaban ahí chiflando y gritar.
0:10:35 Pero, bueno, lo expulsaron a Wells.
0:10:39 Y en el año 1848 ya, convertido en una piltrafa humana,
0:10:46 Wells se peleó con unas prostitutas, se lo llevaron preso,
0:10:52 y allí, entre rejas y desesperados, escribió dos cartas trágicas.
0:10:57 Una para pedirle perdón a su mujer, de la que no hemos hablado.
0:11:03 No, no estaba en el...
0:11:05 La, a lo mejor por eso le pide perdón.
0:11:07 El caso es que no, no sé.
0:11:09 Ni hablaremos tampoco, ya que nada se dice de esta pobre mujer.
0:11:13 Principal víctima del oxidonitroso, te lo imaginás, al tipo ríéndose todo el día de nada,
0:11:19 y la mujer lavando ropa, ¿no?
0:11:25 Bueno, escribió dos cartas.
0:11:27 En una pedía perdona a su mujer, otra dirigida al país,
0:11:31 para exponer que la causa de todos sus males era haber logrado vencer al dolor,
0:11:35 y después inhaló el gas, que es un frajito que llevaba escondido,
0:11:40 se obtendió en el calaboso, y se cortó la arteria femoral
0:11:43 con un bisturí que también llevaba escondida.
0:11:46 O sea, llevaba muchas cosas escondidas,
0:11:48 todo para morir sin dolor, y se murió.
0:11:52 Después apareció otro señor James Young Simpson,
0:11:56 que era un jefe de obstetricia de la Universidad de Dínburg,
0:12:01 se había recibido de obstetra los 19 años.
0:12:05 Hay gente que a los 19 años ni siquiera hizo la primera materia de obstetricia.
0:12:12 Según cuenta, parece que le molestaba mucho el sufrimiento argentino.
0:12:18 Bueno, experimentaba sobre sí mismo con distintas sustancias,
0:12:25 hasta que en noviembre de 1847,
0:12:29 descubrió el cloroformo como agente anestético.
0:12:33 Ya alguien había trabajado, el tímico francés Limón había trabajado en esto,
0:12:38 y cuando se enteró de los experimentos de Simpson,
0:12:42 le mandó pedir un frasco.
0:12:47 Ahora, Simpson para probarlo,
0:12:53 invitó a cenar a dos colegas, a probar el cloroformo.
0:12:58 Después del banquete decidieron hacer un ensaldo ahí mismo.
0:13:01 Llenaron de cloroformo sus vasos, y empezaron a inhalar los vapores.
0:13:06 Y lo que siguió fue una escena digna de serrista,
0:13:10 porque empezaron a hablar pavadas, les sumaban los oídos,
0:13:14 dejaron de sentir las piernas y los brazos, y se cayeron al suelo.
0:13:19 Y ahí estaba la mujer de Simpson, desesperada,
0:13:22 que llegó y los encontró a los tres,
0:13:24 las tres seminencias en el suelo y sin conocimiento.
0:13:27 Dijo, ¿qué es esto ahora, dicho la mujer?
0:13:30 Pero por suerte parece que habían inhalado poco cloroformo,
0:13:34 sino hubiera sido una tragedia.
0:13:37 Simpson quedó encantado con los resultados,
0:13:40 y empezó a utilizar el cloroformo con sus pacientes.
0:13:43 Ninguno sufría dolor, los cirujanos pudieron empezar a operar con cuidado,
0:13:49 y la humanidad fue feliz para siempre.
0:13:53 Bueno, no.
0:13:56 Pero por lo menos le dolió menos.
0:13:59 Alguna de las cosas que tomaban en el siglo pasado como el opio,
0:14:04 eran muy peligrosas.
0:14:08 Vamos a hablar, quizá al viernes sobre el opio y sobre la morfina.
0:14:17 Así que ahora no hablaremos de esto.
0:14:21 Si alguna persona siente un poco de dolor,
0:14:24 tenemos aquí cloroformo para que se lo hagan administrar.
0:14:30 ¿A quién podemos dedicar esto?
0:14:36 Bueno, a mí me gusta Wells y el otro también, el de Simpson,
0:14:41 el dentista que se mandaba el cloroformo.
0:14:44 Y a todos los que han aguantado su dolor,
0:14:48 y lo han transformado en algo...
0:14:52 los que han transformado su dolor empiezan maravillosas de arte y de amor.
0:14:57 Eso está bien.
0:14:59 Eso es verdad.
0:15:03 ¿Con qué lo podemos ilustrar?
0:15:07 Es un título que bien puede haber salido del consultorio de un dentista,
0:15:13 también dedicado a los dentistas,
0:15:16 es este opusculo sobre el dolor al doctor Varagán.
0:15:21 Esta canción se llama, Hay de mí.
0:15:25 Hay le está haciendo efecto.
0:15:29 Y sirve para designar a una bellísima canción criolla
0:15:34 de Sebastián Piana y Homero Mansi,
0:15:37 que canta ahora mismo Ignacio Corsini,
0:15:42 dedicado a todos los que sienten dolor.
0:15:59 Cruce en el cielo, brilla el dolor de un recuerdo.
0:16:10 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:16:16 donde está la que espero.
0:16:23 Trenzas de sombra y un doño azul en el pelo.
0:16:32 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:16:38 te perdió y no la encuentro.
0:16:42 Rueda entre nubes la luna.
0:16:50 Adentro de la laguna.
0:17:06 Sombra de pluma, niebla flotando en el río.
0:17:16 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:17:22 ser razón de lo olvido.
0:17:29 Luz en mi noche, pon yo de amor en el frío.
0:17:44 donde está tu camino.
0:17:49 Rueda entre nubes la luna.
0:17:57 Adentro de la laguna.
0:18:06 Era Ignacio Corsini y la venganza será terrible, hay de mí.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown