Transcripción automática
0:00:00 Continuamos, la veganza será terrible, estamos en nuestro galponcito de la calle Gorriti, 5.9.6.3.
0:00:06 Mañana ya estaremos en Paisandú, mañana y pasado, mañana en el Teatro Florencio Sánchez de Paisandú,
0:00:14 y el viernes retornaremos aquí al galponcito a la media noche,
0:00:19 nos esperamos ahí en el horario habitual del programa.
0:00:22 Muy bien, hablaremos esta noche de la lucha contra el dolor, que parece un invento de mis peores momentos de escritor.
0:00:33 Pero no, la lucha contra el dolor es la medicina, que otra cosa es la medicina, sino una lucha contra el dolor.
0:00:43 Así queremos un catálogo a través de las costumbres, de las culturas,
0:00:47 para ver qué es lo que hizo el hombre para que le doliera menos, o para que no le doliera.
0:00:55 Cualquier cosa, no importa qué.
0:00:57 Hay que decir que esta lucha tuvo lugar siempre en una vida marcada por el dolor.
0:01:03 Recuerde que en la tradición bíblica, el castigo divino contra Eva fue el de sufrir dolores en el parto.
0:01:10 Pero la vida toda está llena de dolores.
0:01:13 Se me dirá que esa es una concepción poética del asunto y que un dolor de muelas es una cosa bien distinta de un padecimiento del alma.
0:01:21 No estoy seguro de mi respuesta.
0:01:23 Cada sociedad ha utilizado diversos artificios para eludir el dolor.
0:01:30 Nos instalamos en el siglo primero después de Cristo,
0:01:34 y usted sabe que cada vez que había un parto, se aconsejaba distraer a la parturienta,
0:01:41 y entonces se armaban algunas escenas.
0:01:45 Nuestro amigo Apoloño de Tiana recomendaba introducir una liebre viva en el local donde había ocurrido el parto,
0:01:56 para que la liebre diera saltos y entreteniera a la mujer.
0:02:01 Consiste entonces en entretener a la víctima de posible dolor como si éste fuera a desaparecer por no pensar en él.
0:02:11 Bueno, lo que se dice ahora.
0:02:13 Es lo que hacemos ahora.
0:02:15 En España también ponían una liebre viva entre los senos de la parturienta.
0:02:19 Llamaban a cantores y músicos para ayudar a pasar el trans.
0:02:25 Sí, se dice Pascua.
0:02:28 Era tratar de distraer a la psique hacia otros focos de atención.
0:02:38 No sé qué haría una liebre entre los senos de la parturienta,
0:02:43 pero se trataría de una distracción general.
0:02:45 Es raro encontrar una liebre así.
0:02:49 Bueno, mucho más tarde, San Alberto Magno, no mucho más tarde,
0:02:54 pensó para aquellos dolores, lo departo, una receta bastante pintoresca.
0:03:00 Se debían tomar partes iguales de caracoles rojos y de romero.
0:03:06 ¿Qué tal romero?
0:03:07 Luego desmenuzarlos, luego dejarlos en una caja de plomo cerrada,
0:03:13 rodeada de estiércol de caballo.
0:03:16 Y después se ponía aquella pasta en el cuerpo de la mujer.
0:03:22 Note, sé que en aquella época el 30% de las mujeres fallecían de fiebres o infecciones al dar a luz.
0:03:31 Una cifra que de ningún modo era disminuida por la aplicación de semejante bosta en el cuerpo.
0:03:38 Se usaban también por esta época brasaletes mágicos, anillos, piedras, cosares,
0:03:45 todo tipo de amuletos contra el dolor.
0:03:48 Y tan generalizado estaba ese uso que en el año 1600 el Concilio de Burreos
0:03:55 prohibió aquellas prácticas por considerarlas supersticiosas.
0:03:59 Es decir, cuando algo se generalizaba lo condenaban por supersticios.
0:04:04 Hablemos de las sustancias usadas.
0:04:07 Ya los humerios, los chinos, los estruzcos y los egipcios
0:04:11 conocían las bondades de la mandrágora, el opio, el velenio.
0:04:18 Acá dice otra cosa, pero yo traduzco al mismo tiempo.
0:04:23 Estas sustancias se utilizaron principalmente en Europa para adormecer al paciente
0:04:32 antes de una operación.
0:04:34 Shakespeare mismo los cita en hotelos, el Xillago, dos puntos.
0:04:40 Ni a Amapola ni a Mandrágora ni todas las soluciones adormeceronas del mundo
0:04:46 te provocarán nunca el dulce sueño.
0:04:49 Pero claro, Shakespeare se refería a otro dolor, quería calmar otro dolor.
0:04:54 Las sangrías para producir agotamiento y poner al paciente en condiciones
0:05:00 de que no sintiera el dolor, hay que se lo iba a someter,
0:05:04 si hacían con sanguijuelas.
0:05:06 Bueno, hasta el primer año que yo sanguijuele, como pasangrias,
0:05:10 se creía que si te sacaban sangre se producía una especie de sopor
0:05:16 y uno se volvía insensible a los dolores.
0:05:19 Pero tanto este remedio como otros, en verdad no producía mucha insensibilidad
0:05:26 y no servían tampoco para su primer.
0:05:29 Sabe que los movimientos involuntarios de los músculos que el dolor provoca
0:05:34 y que son muy molestos para el médico que tiene que realizar una operación.
0:05:39 Lo principal para el médico es que el tipo se quede quieto.
0:05:43 Si yo le quiero extirpar a usted el apéndice, y usted se sigue moviendo este modo, señor,
0:05:50 le voy a extirpar cualquier cosa menos el apéndice.
0:05:54 Sí, y que no está ahí el apéndice.
0:05:56 No, quien utilizó exanciosamente los específicos derivados de la amapola
0:06:03 para extinguir dolores fue nuestra amiga Josefina, la primera esposa de Napoleón.
0:06:09 Josefina tenía la dentadura más bien podrida y fue perdiendo irremediablemente sus piezas dentarias,
0:06:19 una por una, si tenía suerte, porque a veces le caían de a dos o tres.
0:06:24 Para que la gente no se diera cuenta, comenzó a usar pañuelos, abanicos,
0:06:30 se hizo una persona más circunspecta, se reía menos,
0:06:34 como hacen los jugadores de fútbol cuando se confían en sus secretos.
0:06:42 Pero también le dolía y entonces tomaba obvio,
0:06:45 y tomaba tanto obvio que se apolillaba en todas partes, en el teatro, en la ceremonia,
0:06:51 y había que sacudirla, me refiero a Josefina.
0:06:55 El alcohol también ayudó a dormecer dolores y padecimientos.
0:07:01 Muchos cirujanos lo utilizaban en sus intervenciones.
0:07:05 Ahí había un médico inglés, Astley Cooper, que recomendaba a sus pacientes
0:07:12 que se presentaran ya borracho a la mesa de operaciones.
0:07:17 En tal estado operó nada menos que al rey Enrique IV de Inglaterra,
0:07:21 que tenía no sé qué en el marote.
0:07:23 Parece que tan curdo estaba el rey, que entró a la sala riendo, o sea carcajada,
0:07:28 y cuando vio los instrumentos del médico,
0:07:31 los bisturipis, astigueras, todo eso,
0:07:34 lo condenó al médico y a todos los presentes a muerte.
0:07:39 Actos seguidos se les malló.
0:07:42 Más tarde, siendo la operación exitosa, le dieron a Cooper el título de Barón.
0:07:48 Bueno, por supuesto le perdonaron la asistencia de muerte,
0:07:51 porque de qué sirvió un varón si está muerto.
0:07:54 Hay que decir que tanto en las guerras como en el mar,
0:07:58 el recurso de unos buenos tragos era la rutina
0:08:02 cuando alguien debía introducirse, que serán campos de batalla o alta mar.
0:08:09 A principio del siglo XIX había un dentista, un dentista americano,
0:08:15 Horas Wells, hemos hablado de él muchas veces,
0:08:18 que comenzó a probar caminos alternativos para adormecer a sus pacientes,
0:08:24 y empezó a trabajar con anestésicos hechos en laboratorios.
0:08:28 Ya existía el oxidonitroso,
0:08:31 que era un gas que ya había sido estudiado por Canfri-David, en el año 1800.
0:08:36 Se conocían ya ciertas propiedades turbadoras de la serenidad.
0:08:42 Se los llamaba gas hilarante porque la gente se reía,
0:08:46 y por esta razón se usaba en kermeses y ferias.
0:08:51 Siempre había algunas parrandas donde el público, por divertir,
0:08:54 dice nomás, inhalaba el gas o mejor se divertía mirando a quién lo inhalaba.
0:09:00 Y bueno, el tipo que lo inhalaba, ciertas clases de tonterías,
0:09:03 y reía hasta caer redondo.
0:09:06 Un día el dentista Wells paseaba por una feria
0:09:09 y se armó una pelea entre dos hombres que habían inhalado ese gas.
0:09:13 Uno de ellos le pegó un golpe tremendo en la cabeza al otro,
0:09:18 y el perjudicado continuó ríéndose y nísemos que no tenía, al parecer, sensación alguna de dolor.
0:09:27 Wells comprobó enseguida el efecto anestésico del gas
0:09:32 y comenzó a usarlo en su consultorio.
0:09:35 Primero lo hizo con su propia persona, se sacó una muela.
0:09:39 No se aclara aquí si realmente le dolía la muela
0:09:43 o si se la sacó en aras del progreso de la medicina.
0:09:47 Pero se sacó una muela, el tipo, y no le dolió.
0:09:51 Se presentó entonces en la universidad de Harvard para presentar el hallazgo,
0:09:57 pero las idocentistas eran tenidos como prácticos indignos de estar entre los médicos
0:10:04 y les abotearon la prueba, ya se sabe cómo son en Harvard.
0:10:08 Parece que Wells llamó a un estudiante de medicina, que se prestó para la prueba,
0:10:14 y aplicó el oxidonitroso, y por mal a fe el estudiante empezó a dar unos gritos impresionantes,
0:10:20 que es lo que hubiera hecho yo.
0:10:23 Yo le digo a tipo, sí, sí, a ver, por más que no me doriera, yo hubiera empezado...
0:10:29 Junto con todos los tiempos.
0:10:31 Amigos míos, que eran los que estaban ahí chiflando y gritar.
0:10:35 Pero, bueno, lo expulsaron a Wells.
0:10:39 Y en el año 1848 ya, convertido en una piltrafa humana,
0:10:46 Wells se peleó con unas prostitutas, se lo llevaron preso,
0:10:52 y allí, entre rejas y desesperados, escribió dos cartas trágicas.
0:10:57 Una para pedirle perdón a su mujer, de la que no hemos hablado.
0:11:03 No, no estaba en el...
0:11:05 La, a lo mejor por eso le pide perdón.
0:11:07 El caso es que no, no sé.
0:11:09 Ni hablaremos tampoco, ya que nada se dice de esta pobre mujer.
0:11:13 Principal víctima del oxidonitroso, te lo imaginás, al tipo ríéndose todo el día de nada,
0:11:19 y la mujer lavando ropa, ¿no?
0:11:25 Bueno, escribió dos cartas.
0:11:27 En una pedía perdona a su mujer, otra dirigida al país,
0:11:31 para exponer que la causa de todos sus males era haber logrado vencer al dolor,
0:11:35 y después inhaló el gas, que es un frajito que llevaba escondido,
0:11:40 se obtendió en el calaboso, y se cortó la arteria femoral
0:11:43 con un bisturí que también llevaba escondida.
0:11:46 O sea, llevaba muchas cosas escondidas,
0:11:48 todo para morir sin dolor, y se murió.
0:11:52 Después apareció otro señor James Young Simpson,
0:11:56 que era un jefe de obstetricia de la Universidad de Dínburg,
0:12:01 se había recibido de obstetra los 19 años.
0:12:05 Hay gente que a los 19 años ni siquiera hizo la primera materia de obstetricia.
0:12:12 Según cuenta, parece que le molestaba mucho el sufrimiento argentino.
0:12:18 Bueno, experimentaba sobre sí mismo con distintas sustancias,
0:12:25 hasta que en noviembre de 1847,
0:12:29 descubrió el cloroformo como agente anestético.
0:12:33 Ya alguien había trabajado, el tímico francés Limón había trabajado en esto,
0:12:38 y cuando se enteró de los experimentos de Simpson,
0:12:42 le mandó pedir un frasco.
0:12:47 Ahora, Simpson para probarlo,
0:12:53 invitó a cenar a dos colegas, a probar el cloroformo.
0:12:58 Después del banquete decidieron hacer un ensaldo ahí mismo.
0:13:01 Llenaron de cloroformo sus vasos, y empezaron a inhalar los vapores.
0:13:06 Y lo que siguió fue una escena digna de serrista,
0:13:10 porque empezaron a hablar pavadas, les sumaban los oídos,
0:13:14 dejaron de sentir las piernas y los brazos, y se cayeron al suelo.
0:13:19 Y ahí estaba la mujer de Simpson, desesperada,
0:13:22 que llegó y los encontró a los tres,
0:13:24 las tres seminencias en el suelo y sin conocimiento.
0:13:27 Dijo, ¿qué es esto ahora, dicho la mujer?
0:13:30 Pero por suerte parece que habían inhalado poco cloroformo,
0:13:34 sino hubiera sido una tragedia.
0:13:37 Simpson quedó encantado con los resultados,
0:13:40 y empezó a utilizar el cloroformo con sus pacientes.
0:13:43 Ninguno sufría dolor, los cirujanos pudieron empezar a operar con cuidado,
0:13:49 y la humanidad fue feliz para siempre.
0:13:53 Bueno, no.
0:13:56 Pero por lo menos le dolió menos.
0:13:59 Alguna de las cosas que tomaban en el siglo pasado como el opio,
0:14:04 eran muy peligrosas.
0:14:08 Vamos a hablar, quizá al viernes sobre el opio y sobre la morfina.
0:14:17 Así que ahora no hablaremos de esto.
0:14:21 Si alguna persona siente un poco de dolor,
0:14:24 tenemos aquí cloroformo para que se lo hagan administrar.
0:14:30 ¿A quién podemos dedicar esto?
0:14:36 Bueno, a mí me gusta Wells y el otro también, el de Simpson,
0:14:41 el dentista que se mandaba el cloroformo.
0:14:44 Y a todos los que han aguantado su dolor,
0:14:48 y lo han transformado en algo...
0:14:52 los que han transformado su dolor empiezan maravillosas de arte y de amor.
0:14:57 Eso está bien.
0:14:59 Eso es verdad.
0:15:03 ¿Con qué lo podemos ilustrar?
0:15:07 Es un título que bien puede haber salido del consultorio de un dentista,
0:15:13 también dedicado a los dentistas,
0:15:16 es este opusculo sobre el dolor al doctor Varagán.
0:15:21 Esta canción se llama, Hay de mí.
0:15:25 Hay le está haciendo efecto.
0:15:29 Y sirve para designar a una bellísima canción criolla
0:15:34 de Sebastián Piana y Homero Mansi,
0:15:37 que canta ahora mismo Ignacio Corsini,
0:15:42 dedicado a todos los que sienten dolor.
0:15:59 Cruce en el cielo, brilla el dolor de un recuerdo.
0:16:10 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:16:16 donde está la que espero.
0:16:23 Trenzas de sombra y un doño azul en el pelo.
0:16:32 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:16:38 te perdió y no la encuentro.
0:16:42 Rueda entre nubes la luna.
0:16:50 Adentro de la laguna.
0:17:06 Sombra de pluma, niebla flotando en el río.
0:17:16 Corazón hay de mí, hay de mi corazón,
0:17:22 ser razón de lo olvido.
0:17:29 Luz en mi noche, pon yo de amor en el frío.
0:17:44 donde está tu camino.
0:17:49 Rueda entre nubes la luna.
0:17:57 Adentro de la laguna.
0:18:06 Era Ignacio Corsini y la venganza será terrible, hay de mí.
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