Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible. Estamos aquí en el auditorio de Radio del Plata,
0:00:09 en vivo, en nuestro calponcito de la calle Gorriti 5963, la entrada es libre y gratuita,
0:00:15 este programa se hace con público presente y aquí estamos esperándolos.
0:00:20 Vamos a hablar esta noche acerca de la lucha contra el dolor en la medicina. Bueno, ¿qué
0:00:27 otra cosa es la medicina, sino una lucha contra el dolor?
0:00:32 Así que vamos a hacer un catálogo o una recorrida a través de las épocas y las culturas para
0:00:40 ver qué es lo que hizo el hombre para que le doliera menos. Vengo aquí un machete preparado
0:00:46 con letra muy chiquita, yo mandé uno desde mi casa también con letra más grande pero
0:00:53 no ha llegado. ¿Qué es la lucha contra los mensajes que no llegan? No, quiero decir,
0:01:04 la lucha de la medicina contra el dolor tiene lugar siempre en unas vidas dolorosas. Recuérdese
0:01:16 que en la historia bíblica el castigo divino contra Eva fue la condena a sufrir terribles
0:01:23 dolores en el parto. Pero la vida toda está llena de dolores. Se me dirá que esa es
0:01:29 una concepción poética del asunto y que un dolor de muela se salga bien distinto de
0:01:36 un padecimiento del alma. No estoy tan seguro. Cada sociedad ha utilizado distintos artificios
0:01:47 para suprimir el dolor. En el siglo primero después de Cristo por instalarnos en cualquier
0:01:54 lado. Cada vez que había un parto, aconsejaba distraer a la parturienta y entonces se armaban
0:02:02 algunas escenas. Nuestro amigo Apoloño de Tiana recomendaba introducir una liebre viva en
0:02:11 el local donde había de ocurrir el parto. Para que la liebre corriera y diera saltos
0:02:19 alrededor de la mujer, Plinio también hablaba de esta técnica que consistía básicamente
0:02:25 en entretener a la víctima del posible dolor como si el dolor fuera una cuestión de concentración
0:02:33 o de distracción como si no pensar en el dolor terminara con el dolor. Incluso en España
0:02:41 ponían una liebre viva entre los senos de la parturienta. A veces llamaban también
0:02:50 a cantores y músicos no ya para ponerlos entre los senos de la parturienta sino para
0:02:58 que cantaran canciones y la entretenieran. No se hacía ninguna aplicación física.
0:03:08 Eran todas terapéuticas casi psicológicas para tratar el dolor, tratar de distraer la
0:03:18 psique hacia otro foco de atención, por ejemplo los músicos, los cantares, los hactores
0:03:25 y las liebres entre los senos. Más tarde, pero mucho más tarde, San Alberto Magno, pensó
0:03:33 para aquellos dolores una receta bastante pintoresca. Se debían tomar partes iguales
0:03:39 de caracoles rojos y de romero. ¿Qué tal romero? ¿Cómo está? Luego desmenuzarlos,
0:03:47 después había que dejarlos en una caja de plomo cerrada, rodeada de estiércol de caballo
0:03:53 y durante el parto se disponía toda esa porquería en el cuerpo de la mujer. No te sé que en
0:04:00 aquella época el 30% de las mujeres fallecía de fiebres o infecciones a dar a luz. Cifra
0:04:09 que de ningún modo era disminuida por la aplicación de esta bosta en el cuerpo. Se
0:04:16 usaban también durante las operaciones, brasaletes mágicos, anillos, piedras, collares, todos
0:04:23 tipo de amuletos contra el dolor y tan generalizado estaba este uso que en el año 1600 el Concilio
0:04:31 de Burdeos prohibió aquellas prácticas por considerarlas supersticiosas.
0:04:41 Hablemos de las sustancias usadas para calmar el dolor. Ya los humerios, los chinos, los
0:04:48 hindúes y los exquipsios conocían las virtudes de la mandrágora, del opio, del velenio que
0:04:55 se utilizaron inclusivo en Europa para adormecer al paciente antes de alguna circunstancia
0:05:01 dolorosa. Shakespeare mismo se refirió a estos remedios en hotelos y Jagodice, ni
0:05:10 amapola ni mandrágora ni todas las pociones adormecedoras del mundo te procurarán nunca
0:05:18 dulces sueños. Pero era otro el dolor el que quería calmarse. Se recurría también
0:05:26 a las sangrías para producir agotamiento y poner así al paciente en condiciones de
0:05:32 que no sintiera el dolor que se les llegaba a causar, por ejemplo, en una operación.
0:05:39 Las sangrías se hacían con sangrijuelas, creían que si te sacaban sangre se producían una
0:05:47 especie de sopor y uno era insensible a los dolores. Pero tanto ese remedio como otros
0:05:55 muchos no producían mucha insensibilidad. Vamos, no servían para suprimir ni siquiera
0:06:04 los movimientos involuntarios de los músculos cuando uno le duele algo, cuando te están
0:06:09 haciendo una operación no solo se trata de que no te duela, sino de que no empieces
0:06:15 a moverte cuando un teipó te corta, por ejemplo, el pescueso.
0:06:23 Quien utilizó en proporciones enormes los específicos provenientes de la amapola para
0:06:29 evitar dolores fue nuestra amiga Josefina, la primera esposa de Napoleón, ya mucho más
0:06:35 cerca de nuestros tiempos. Josefina tenía la dentadura podrida y fue perdiendo sus dientes
0:06:43 de a poco. Para que la gente no se diera cuenta de las bajas producidas en sus ejércitos
0:06:51 dentales la mina empezó a usar pañuelos, abanicos, se hizo una persona más circunspecta,
0:07:00 es decir se rió mucho menos, pero como también le dolían mucho los dientes tomaba ospio
0:07:07 y tomaba tanto ospio que se dormía en el teatro, en las ceremonias, había que sacudirla.
0:07:14 A principios del siglo XIX había un dentista americano, Horace Wells, que empezó a estudiar
0:07:28 algunos caminos diferentes para suprimir el dolor de sus pacientes. Empecé a trabajar
0:07:33 con unos anestésicos producidos en laboratorio y ya existían aquel tiempo el óxido nitroso
0:07:42 que era un gas que había sido estudiado por Humphrey David en el año 1800. Se lo llamaba
0:07:48 gas hilarante porque inducía una curiosa alteración, la gente se regía y se regía
0:07:57 hasta el agotamiento. Por esa razón se lo usaba inclusive en las cremeses, en los parques
0:08:05 de diversiones, en las ferias, las fiestas. Siempre había algunas barracas donde el público,
0:08:10 por diversión, inhalaba aquel gas o si no se divertía mirando lo que les pasaba a quienes
0:08:17 lo inhalaban. Bueno, todos hacían toda clase de tonterías hasta que caían redondos. Un
0:08:27 día mientras el dentista Wells paseaba por una de esas ferias, se arrojó una pelea entre
0:08:34 dos hombres que habían inhalado el gas. Uno de ellos le pegó al otro un golpe en la cabeza
0:08:39 tremendo y el perjudicado continuó riendo así a carcajadas. O sea, no mostró sensación
0:08:46 alguna de dolor. Wells comprobó enseguida el efecto anestésico que tenía en este gas
0:08:54 y empezó a utilizarlo en su consultorio. Primero lo hizo sobre su propia persona, se sacó
0:09:00 una muela y no le dolió. Se presentó entonces en la facultad de Harvard para explicar el
0:09:08 hallazgo. Pero allí los dentistas eran tenidos en menos y les abotearon la prueba. Parece
0:09:14 que Wells llamó a un estudiante de medicina que sufrió como voluntario, pero después
0:09:20 ni bien lo tocó, empezó a los gritos y a hacerse el desmayado. En fin, al final, Wells
0:09:28 fue expulsado y terminó consolándose de sus aventuras tomando este gas, este oxidonitroso
0:09:36 todo el tiempo, y andaba así por las calles de New York hecho un sombre. En el año 1848,
0:09:44 en una riña callejera en Broadway, Wells le tiró ácido a unas prostitutas que agredían
0:09:51 un mendigo que él quiso defender y se lo llevaron preso. Y así, entre rejas de ese
0:09:58 esperado, escribió dos cartas trágicas. Uno para pedirle perdón a su mujer por lo
0:10:05 que se disponía a hacer y otra dirigida al país para exponer que la causa de todos
0:10:10 sus males era haber logrado vencer al dolor. A continuación, inhaló oxidonitroso de
0:10:17 un frasco que llevó a escondido, se tendió en el calaboso y se cortó la arteria femoral
0:10:23 para desangrarse sin padecer. Tenía 33 años.
0:10:30 Había un señor llamado James Young Simpson, un profesor de obstetricia de la Universidad
0:10:42 de Daimburgo. Simpson era un estudiante genial que, pese a las privaciones de todo tipo en
0:10:49 su vida personal, había obtenido su grado de cirujano en los 19 años y su título de
0:10:55 doctor en medicina antes de cumple 21. Según cuentan, parece que le impresionaba mucho
0:11:02 el sufrimiento ajeno y estuvo a punto de abandonar la carrera cuando lo llevaron a presenciar
0:11:09 las escenas del anfiteatro operatorio, con los gritos y los padecimientos de los pacientes.
0:11:17 Durante mucho tiempo estuvo haciendo experimentos sobre sí mismo, con varias sustancias en busca
0:11:23 de algo que pudiera producir un estado de insensibilidad suficientemente largo,
0:11:31 suficientemente inofensivo y completo, y en muchas ocasiones se arriesgó de tal manera
0:11:39 que no se murió de pura casualidad. Hasta que en noviembre de 1847 descubrió el cloroformo
0:11:46 como agente anestésico. El célebre químico francés Dubois había estado trabajando en
0:11:54 la síntesis del cloroformo y cuando se enteró de los experimentos de Simpson le mandó un
0:11:59 frasco. Simpson lo probó de manera curiosa, parece que invitó a cenar a dos colegas y
0:12:07 después de la cena decidieron hacer un ensayo aino más. Llenaron de cloroformo sus vasos
0:12:15 y empezaron a inhalar los vapores. Le empezaron a sumbar los oídos, empezaron a hablar macanas,
0:12:25 dejaron de coordinar los miembros y pronto se desplomaron. Por suerte estaba la señora
0:12:31 Simpson, ahí entró los en control a las 13 minencias en el piso y sin conocimiento.
0:12:40 Por suerte habían inhalado relativamente poco cloroformo porque en caso contrario hubiera
0:12:46 sido una tragedia más que un descubrimiento. Ya recuperado Simpson quedó encantado con
0:12:52 estos resultados y comenzó a utilizar el cloroformo con sus pacientes. Ninguno sufrió dolor y
0:12:59 los cirujanos pudieron desde ese momento llevar a cabo operaciones con cuidado y tranquilidad
0:13:06 y la humanidad fue feliz para siempre, como bien sabemos. Va, le siguió doliendo a la humanidad
0:13:16 pero menos. Algunas de las cosas que tomaban en el siglo pasado como el opio eran realmente
0:13:24 peligrosas. Quien tomaba mucho opio justamente a causa de sus dolores era el general San Martín.
0:13:32 Sus enemigos aprovechaban para indicarlo como piómano pero ciertamente él tenía unos
0:13:39 padecimientos en el estoma, unas úlceras o algo por el estilo. Los dolores no cesaban
0:13:45 y efectivamente tomaban opio. Fácil sería para un poeta decir hasta altura de la charla
0:13:52 hay ojalá alguien inventara un cloroformo para los dolores del alma. Primero que a lo
0:14:01 mejor ya existe eso y segundo que los poetas que trabajan de esa manera son poetas de 5
0:14:12 pesos. Así que evitemos pasar por allí. Evitemos pasar por allí. Podría yo contar,
0:14:22 que tengo dolores, que bla bla bla. Pero prefería contar otras cosas. Hay un pequeño
0:14:33 cuento que se llama algo así como el infierno de los infelices. Da palabra no me sale, no
0:14:43 es infelices. Y es así. Llegan unos tipos al infierno. Entonces lo que se llama es
0:14:52 los meten en una pieza y las dejan ahí solos. No los dejan ver a Dios por supuesto, no
0:15:00 los dejan. Pero los tienen ahí. Entonces los tipos empiezan a decir que en realidad el
0:15:08 peor de los sufrimientos es no poder ver a Dios y después empiezan a decir que el peor
0:15:15 infierno está en el interior de nosotros mismos y que la soledad y la angustia construyen
0:15:25 un infierno que es mil veces peor que la llama y que el sufrimiento moral es peor que el
0:15:31 físico. Y en ese momento aparecen unos demonios y lo meten en el verdadero infierno que son
0:15:37 unas llamas donde los tipos se queman y ahí comprenden cuál es el verdadero dolor.
0:15:44 Y digo para eso que sufren por amor y dicen, ah, estoy sufriendo tanto, nadie sabe lo que
0:15:52 sufre. Nada como mi sufrimiento. Nada como mi sufrimiento dice un pequeño burguesa
0:15:56 dinerado, aquel lo dejó la novia. Bueno, bueno, muchachos. Bien. Hablamos el otro día
0:16:03 así, eso sí, de la capacidad de perseverar en los dolores profundos aún en los momentos
0:16:14 de mayor diversión y risa, ¿no? Se acuerda ya en Madrid cuando hablábamos de esos tipos
0:16:21 que por ahí tocaban timbre y salían corriendo y andaban a las risas por ahí. Y eso es
0:16:28 lo que se miraba. Y había una estrellita en el ojo de los amigos que al mirarse muertos
0:16:44 de risa y viviendo esas pequeñas felicidades de la fiesta decían, ¿cómo nos estamos
0:16:52 riendo, hermano mío? Pero atención que no me olvide de nada.
0:17:02 Aquí hemos de dedicar este catálogo. A mí me gusta el pobre dentista Wells, el químico
0:17:10 de Guá, todos los que han luchado contra el dolor y a los que se han aguantado el dolor,
0:17:17 y a veces convirtiendo ese dolor empiezas de arte y de amor. Eso no está mal, eso
0:17:32 no está mal. Cuando se publicó la novela Las Desventuras del Joven Berter, que famosamente
0:17:39 escribió Gete y que es la historia de un muchacho que se suicida por amor, la novela se puso
0:17:47 tan de moda que algunos infelices empezaron a suicidarse. Y Gete se indignó porque decía
0:17:54 que el arte consistía en lo contrario, en evitar el suicidio y convertir el dolor en
0:18:00 una novela, y no al leer una novela para después suicidarse. Yo que no lo sé, yo que lo sé
0:18:09 creo que es una actitud enoblesa, convertir el dolor en algo que resulte en bien de los
0:18:21 demás. Hemos sido a la discoteca y me dijo el discotecario que todas las canciones que
0:18:28 hacía había eran hijas del dolor, ya que de la felicidad y especialmente de la banal
0:18:35 felicidad de los sentidos satisfechos poco puede sacarse. Entonces me dijo que todas
0:18:42 las canciones que él tenía eran canciones que eran hijas del dolor. Y me recomendó
0:18:49 este especialmente, que evidentemente sale del dolor más que nada por el título, ya
0:18:56 que se llama, Hay de mí. Hay de mí es una hermosa canción, una hermosa y breve canción
0:19:04 que incluso está en alguna película y que canta ahora mismo para nosotros, y que es
0:19:11 una canción que no es una canción, que es una canción que no es una canción, que
0:19:17 es una canción para nosotros con un dolor que es también felicidad para los demás,
0:19:25 para quien la recibe en forma de arte. Don Ignacio Corsini. Hay de mí por Ignacio Corsini
0:19:32 ahora mismo.
0:19:33 ¡Cruz en el cielo, brilla el dolor de un recuerdo! Corazón hay de mí, hay de mí corazón.
0:20:03 ¿Dónde está la que espero? Trenzas de sombra y un moño azul en el pelo. Corazón hay
0:20:20 de mí, hay de mí corazón. Se perdió y no la encuentro. Rueda entre nubes, la luz
0:20:33 luna, adentro de la laguna.
0:20:40 Sombra de plumas, niebla flotando en el río. Corazón hay de mí, hay de mí corazón.
0:21:10 Se razón de lo olvido. Luz en mi noche, poncho de amor en el frío. Corazón hay de
0:21:29 mí, hay de mi corazón. ¿Dónde está su camino? Rueda entre nubes, la luz luna,
0:21:40 adentro de la laguna.
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