Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos hoy de una simpática envenenadora. La Marquesa de Reimbil era una señora que acostumbraba envenenar a las personas que se le crujaban en el camino.
0:00:19 A mediados del siglo XVII, el rey era Luis XIV, entonces, se produjeron en Francia unos crímenes misteriosos en el ambiente de la nobleza.
0:00:32 Surgieron sospechas muy escandalosas y, conforme a esas sospechas, daba la sensación de que la Marquesa de Reimbil era la actriz principal en la cadena de aquellos crímenes.
0:00:50 Y esta Marquesa ha quedado como una de las figuras más célebres en los anales judiciales franceses. Muchos historiadores, Michelet, Hofmann, Derkwendo, Alejandro Dumas, Alexandre Llimas, han escrito sobre la Marquesa de Reimbil.
0:01:09 Todos se ocuparon de esta chica, aunque en realidad ella no fue la única culpable de los crímenes que vamos a reclosar hoy.
0:01:19 ¿Quién era la Marquesa de Reimbil?
0:01:23 María Magdalena Dobre, más tarde Marquesa de Reimbil, nació el Ere Reimbilier.
0:01:33 ¿Por qué era el Ere Reimbilier? No, el Ere Reimbilier se escribió... bueno, no importa.
0:01:41 Es la Marquesa de Reimbilier, se llamaba Dobre de Apercidio.
0:01:46 Más tarde, como suele ocurrir, se volvió Marquesa, acaso por un casamiento.
0:01:53 Nació en 22 de julio de 1630, fue la mayor de cinco hermanos, hijo del viejo Antoine Dobre.
0:02:02 Este hombre era consejero de Estado, un gran personaje en la administración financiera de Francia, en la especie de ministro.
0:02:11 María era hermosísima, pequeña de estatura, de piel muy fina, blanca y delicada, ojos negros, cabello oscuro.
0:02:21 Observan las crónicas que no disimulaba un agraciado busto.
0:02:29 Como me gustan las personas que no disimulan un agraciado busto.
0:02:34 Ah, bustos.
0:02:35 Bustos, sí.
0:02:37 Y solía colorear su busto al carmín y exponerlo en su mica.
0:02:43 Cuando estaba nerviosa, tenía un tic que hacía que su boca pareciera hablar sin emitir sonido a alguno.
0:02:53 Hay mucho que tal.
0:02:55 Incluso hay algunos que hacen así cuando ocen a otro y repiten sin decir nada.
0:03:02 Mirando películas también.
0:03:06 Sí, también. En el colegio siempre hay uno que repite lo que dice la maestra.
0:03:12 Un detalle. Fue una muchacha bastante precoz.
0:03:17 Perdió la don Celíez a los 10 años.
0:03:21 Y esto no es nada o no va a ser nada cuando diga que le perdió con su hermano.
0:03:26 En 1651 a sus 21 años, María debió casarse con un joven maestro del campo del regimiento de Normandía.
0:03:36 Antonio Govelin de Brimvillier.
0:03:40 El muchacho descendía directamente de Govelin, creador de la célebre manufactura de tapices que nosotros conocemos como los Govelinos.
0:03:53 La regla entre los nobles de la Corte de Luis XIV era la galantería.
0:04:03 En aquel régimen, la mujer de la que el hombre elegante se preocupaba menos era la propia.
0:04:11 Era casi una norma galante acercarse a las mujeres ajenas y una groselía dedicarse solo a una.
0:04:19 En este sentido, el joven marido de esta chica era un perfecto hombre de aquel mundo.
0:04:26 Amaba los placeres tanto como su mujer.
0:04:30 Parece que en un bailongo de disfraz es el propio Govelin le presentó a un señor Sentecoá.
0:04:39 En un baile, en un bailón, que te presentó al señor Sentecoá.
0:04:45 Y parece que antes de terminar el baile ya eran amantes. Sentecoá y la mía María.
0:04:54 Cuando la marquese le contó a su marido que ese hombre le interesaba, Govelin se limitó a enumerarle unas cuantas mujeres de la Corte por las cuales él también sentía un gran importe.
0:05:08 Más tarde, la Brimby Lien le manifestó a su padre, las preferencias que su padre recordemos que era minico o algo así.
0:05:18 Te contó que ella estaba muy entusiasmada con Sentecoá.
0:05:24 Y el padre se enojo, se enojo muchísimo.
0:05:28 Y mandó a encerrar a Sentecoá en la Bastilla.
0:05:33 Y se lo iba a mandar en cana para evitar que siga solazándose con mi hija.
0:05:38 Arrastrando su nombre que es el mío por el piso.
0:05:43 Digo lo que dijo, que eso es el piso.
0:05:46 De todas maneras, es interesarte la libertad de plantear este tipo de situaciones.
0:05:53 Una libertad relativa porque el padre que andaba con vos lo mandaron en cana.
0:06:01 Pero digo, ella dijo me gusta fulano, el marido dijo me gusta mengano.
0:06:06 Bueno, era aquel mundo. Pero como este hombre, el papá de María, no formaba parte de aquel mundo, el doble.
0:06:18 Entonces se enojo y lo mando en cana a que andaba con la hija, a Sentecoá.
0:06:23 Y a partir de ese momento todo empezó a cambiar para mal.
0:06:30 Este hombre, el Sentecoá, fue a parar a la peor más morra de la Bastilla.
0:06:36 Y lo encerraron junto en la misma celda donde había un químico italiano llamado de la mota.
0:06:45 Y este era un químico que se especializaba en venenos. Le decían el virtuoso del arcelico.
0:06:54 Lindo para compartir la celda, ¿no?
0:06:58 Y le conocía la comida, decía la mota.
0:07:02 Parece que conocía todos los secretos de los fabulosos venenos italianos, que eran célebres desde el tiempo de los Borgias,
0:07:09 y cuyas célebres de los franceses conocían bien por haberla experimentado.
0:07:15 El caso es que en la Bastilla se pusieron a hablar y en poco tiempo, en el poco tiempo que Sentecoá pasó en prisión,
0:07:25 porque lo soltaron más o menos enseguida, pero le alcanzó para aprender del químico de la mota mucho acerca de venenos.
0:07:35 Cuando salió, lo primero que hizo fue ir a visitar a su amante, María,
0:07:41 y le enseñó el manejo de ciertos brevajes. No sabía las cosas que aprendí en la gallona.
0:07:48 Y decía, si mezclas esto, y se dio un veneno fatal.
0:07:53 Ahora muy bien, muy poco después de la mota también salió de la casa.
0:07:58 ¿Y a dónde creí que se fue al ojar?
0:08:01 A la casa de Sentecoá.
0:08:04 Y pronto comenzaron a ocurrir cosas, se espantó.
0:08:07 Siendo huépedes llevaron.
0:08:09 La marquera se empezó a practicar también con los venenos.
0:08:14 Y para ensayar, hacía visitas de caridad a los hospitales y le llevaban a los enfermos dulces y confituras.
0:08:26 Y los desgraciados que los comían morían al poco tiempo como mueren los que van a tener or libre.
0:08:38 Igual no es el mejor lugar para practicar un hospital, porque si le muere alguien no sabe si murió de eso.
0:08:43 Eso era un ensayo que estaba haciendo la marquesa.
0:08:47 Así, pronto, la muchacha se iba a manejar el arsénico con tanta maestría como de la mota
0:08:54 y empezó a poner en práctica un plan para envenerar a quien?
0:08:58 A su padre, al ministro.
0:09:03 A principios de 1666, el viejo ministro Antonio decidió retirarse a su castillo del campo, a su casa de campo.
0:09:14 Y le rogó a su hija que fuera a pasar con él algunas semanas.
0:09:19 No bien, según la hija, el funcionario se puso enfermo.
0:09:26 Parece que tenía bómitos.
0:09:29 Los bómitos se hicieron cada vez más violentos y los acompañaron hasta el sepulcro.
0:09:37 La chica había envenenado lentamente a su padre para simular el curso de una enfermedad natural progresiva y larga.
0:09:46 Una escritora de aquella época, Madame de Seville, opinó que los mayores crímenes eran una vagatela
0:09:52 comparados con haber pasado ocho meses matando al padre y alternando dosis de veneno con caricias de hija.
0:10:01 Los médicos certificaron muerte natural.
0:10:05 A partir de ese momento, la chica, la bimbilié, no puso límite a sus amantes ni a sus crímenes.
0:10:16 Además de tener un hijo con su marido y dos hijos con el siente croat, tuvo otro hijo con su primo hermano, Biancourt.
0:10:27 Y otro más, adivine con quién? Con el maestro del arsénico, el de la mota.
0:10:34 Señor, pero cómo?
0:10:37 Como muestra el terrible carácter de esta mujer, en cierta ocasión tuvo noticia de que uno de sus castillos iba a ser subastado para pagar a sus acreedores.
0:10:48 Como no pudo evitar la acción de la justicia, hizo que incendiaran el castillo justamente en el momento en que los fiscales lo estaban recorriendo de manera que ardieron junto con el castillo.
0:11:01 Para quedarse con la mayor parte de la herencia de su padre, que ya había envenenado, resolvió envenenar también a su hermano Antonio.
0:11:11 Tuvo que, en realidad, hizo varios intentos.
0:11:15 Primero le echó arsénico a una copa de vino, pero Antonio no lo tomó.
0:11:19 Entonces, se eno con veneno el vaso que levantaba el agua del pozo.
0:11:23 Los mandó al hermano a buscar un poco de agua.
0:11:26 Y el hermano tomó y entró en una agonía espantosa y se murió a los dos días.
0:11:31 Después envenenó también algunas sirvientas, ante las cuales había hecho confidencias demasiado comprometedoras.
0:11:40 A otras las mató, en cambio, por haberse negado a ayudarlas a matar al resto de sus hermanos.
0:11:47 Siempre tenía un motivo.
0:11:49 Antes tan extrañas muertes, el primo Biancourt, con quien ella tenía un hijo, tenía mucho miedo.
0:11:57 Empezó a tener mucho miedo.
0:11:59 Y después de cualquier comida tomaba antídotos.
0:12:02 Cualquier comida tomaba un bosque de agua, chav, antídotos.
0:12:07 Mientras tanto, el marido, el señor Govelen, ya trataba en forma galante, sólo para conservar el pellejo.
0:12:17 Tenía miedo que si le pegaba dos gritos, la mina lo envenenara.
0:12:21 Esta situación llegó a extremos insólitos, porque el Govelen, el marqués de Bruinbillier, la marquesita,
0:12:31 y el Sentecroix vivían bajo el mismo techo y comían en la misma mesa.
0:12:36 Sin embargo, no iba a durar mucho la buena salud del marqués de Bruinbillier.
0:12:42 Ella pronto empezó a envenenarlo.
0:12:44 Ella quería matar al marido para casarse de una vez con Sentecroix.
0:12:49 Pero Sentecroix estaba muy bien soltero y no quería casarse con ella.
0:12:54 Entonces le daba al marido antídotos y contrarrestaba al veneno.
0:12:59 La mina lo envenenaba y el amante le daba antídotos.
0:13:04 Todo terminó cuando al final el que se murió fue Sentecroix.
0:13:08 Estaba en su domicilio manejando sustancias químicas.
0:13:12 Parece que estaba manipulando sustancias venenosas con una máscara de vidrio.
0:13:17 Se le rompió la máscara y se murió envenenado.
0:13:21 A fin de sé.
0:13:22 Cuando la marqués se recibió la noticia de que ella muerte no lloró.
0:13:26 Más bien se preocupó porque pensó en las cartas que le había escrito a Sentecroix.
0:13:33 Cartas donde hablaba de los numerosos crímenes que había cometido.
0:13:38 Por ejemplo le escribía ja ja, ninguno sospecha que he cometido numerosos crímenes.
0:13:43 ¿Cómo lo va a escribir en una carta?
0:13:45 ¿Te acordás aquel día que cometimos aquel espantoso crímen?
0:13:51 También en esa carta le hablaba de los nuevos descubrimientos que hacían en materia de brevaje fatales, etc.
0:14:00 Había también varios documentos de un personaje de la corte, señor Penoitíe,
0:14:06 que era preceptor de rentas públicas, la mano derecha de su pinado papá,
0:14:12 que preguntaba a Sentecroix por un veneno infalible
0:14:20 que pudiera compararse con lo que otra envenenadora, la Boacin, le daba a Madame de Montespanc,
0:14:29 que era un amante de lujia XIV, que también fue una gran envenenadora.
0:14:33 María de Premier Vien huyó de Francia.
0:14:36 Llegó primero a Londres, pero también debió rajar de allí.
0:14:41 El rey, Luis XIV, que había tomado cartas en el asunto, estaba a punto de conseguir la extradición de María de Premier.
0:14:50 Después de una larga odisea por los Países Bajos, fue detenida en Líeja por un agente secreto de Luis XIV.
0:14:58 Parece que cuando detuvieron a la Marquesa, estaba mendigando en un parque.
0:15:04 Ahí me dio lástima.
0:15:09 Bueno, era el mes de marzo de 1676.
0:15:14 El rey Luis XIV paseaba, se usaba más triunfante por todo el continente,
0:15:19 y en París no se hablaba más que de esta envenenadora.
0:15:23 En la cárcel donde le habían metido la consensoría,
0:15:28 nadie quería encargarse, nadie quería ser su carcelero, nada.
0:15:32 Y yo tenía miedo de ser envenenado.
0:15:35 En sus primeras días de prisión trató de suicidarse, tragándose los vidrios de un vaso que había roto con los bienes.
0:15:44 Muerte segura.
0:15:47 En junio de 1676 finalmente fue decapitada la dama de los venenos.
0:15:53 Su cadáver fue cremado y sus cenizas esparcidas al viento.
0:15:59 Y era la terrible marquesa de Premier, la dama de los venenos.
0:16:04 Menos mal que en estos tiempos están tormentosos a las novedades por envenenar a sus novios.
0:16:14 No, y me imagino que en esa época no había los elementos para investigar las muertes y autopsias.
0:16:23 Es decir, que todas las servidúmeras que ella asesinó, etcétera,
0:16:28 murieron de causas supuestamente naturales.
0:16:32 Pero hemos ido a la discoteca y le hemos contado esta historia al discotecario.
0:16:43 Y él me dijo que había comido en una ocasión, se había querido suicidar.
0:16:50 He querido envenenar porque dice que lo dejó una mina y se comió un pedazo de sandia con vino.
0:16:58 Se sabe que si uno come sandia y toma vino se muere.
0:17:02 Y él se suicidó así.
0:17:03 Nadie se murió.
0:17:04 Una tarde me suicidé, dice.
0:17:06 Y al final le hicieron un lavaje de estómago.
0:17:11 Nadie se murió nunca con el estómago.
0:17:14 Nadie se murió nunca con el estómago.
0:17:15 Nadie se murió nunca con el estómago.
0:17:16 Y él dice que debe de fantástico de contigo.
0:17:21 Después me empezó a contar otra historia de cómo la mujer hacía...
0:17:25 Bueno, él siempre quiere llamar la atención.
0:17:27 La historia era fantástica y lo que el control del discotecario no tiene acuerdo.
0:17:34 Me digo, tiene un disco de crímenes, así de muertes, veneradores, criminales, sí,
0:17:40 tengo que llamarla Matala.
0:17:43 Sí, para esta mujer era la Matala.
0:17:47 Así que vamos a escuchar Matala en la versión de Carlos Verdel,
0:17:52 que tengo escrito, evidentemente, pensando en la Marquesa de Brieville
0:17:58 y en los consejos que le daba su madre, Siente Coa,
0:18:02 cuando ella mataba a sus sirviendas.
0:18:04 Era él que decía, Matala, Matala, Matala.
0:18:06 Y así nació este tango.
0:18:08 Una nueva audición en el firmamento estelar de Radio 10.
0:18:13 Así nació este tango.
0:18:15 La historia de cómo se escribieron los tangos con la conducción de...
0:18:20 Y un negodoy.
0:18:22 Muy bien, adelante.
0:18:39 Hace muchos años de brima del sueño
0:18:47 mil voces ayeraban de duda y rango
0:18:56 Matala, Matala, y despierto y viro
0:19:05 Cruzar por mis ojos manchado de rojo
0:19:10 Su carne de río, que es lo mío que dio
0:19:14 Pero no, só tengo la culpa, señor
0:19:19 Sin fuego, mi beso, obvio, ese amor
0:19:23 Tiempo suelto, su cuerpo la llamarás
0:19:27 Todo su deseo, lo que goja
0:19:31 Pero no, só tengo la culpa, señor
0:19:35 Su deseo, su cuerpo la hace del amor
0:19:39 Mi beso maldito la hicieron así
0:19:43 Por eso es que no lo podré, ya hay por en mí
0:19:49 Matala, Matala, si no nos temiéles
0:19:58 Oye las palabras, el del odio al pasar
0:20:05 Y al verla sorriente, el bueno de los brazos
0:20:13 Se luve la vibrante de siempre mi abrazo
0:20:17 Y entonces quisiera besarla y matar
0:20:26 Pero no, só tengo la culpa, señor
0:20:31 Sin fuego, mi beso, obvio, ese amor
0:20:35 Tiempo suelto, su cuerpo la llamarás
0:20:39 Todo su deseo, lo que goja
0:20:48 Su cuerpo la hace del amor
0:20:52 Mi beso maldito la hicieron así
0:20:56 Por eso es que no lo podré, ya hay por en mí
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